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Soneto a la irracionalidad

Se encapucho de negro resaltando su blanca piel, tomo mi mano y entramos recorriendo el cementerio. Orgasmos desdoblan almas, pero jalan de un cordel y estas regresan erotizadas del luctuoso imperio.

Entre las tinieblas aparece el mausoleo aquel, donde adentro la muerte me espera para el adulterio, se desnuda y luce una sexual silueta de burdel, tomo sus caderas, por su espalda vuelvo al cautiverio.

En el fretro, la eyaculacin degolla lo tcito, gozo de unos segundo vitales, manchados de semen, manchados de sangre, manchados del tritono final.

Braceo hacia el caos para convertirme en parsito de lo absurdo, irracional Direccin locura, remen! El peor castigo de este mundo, ser un dios inmortal.

plumaymente@hotmail.com

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