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Miles de millones, menudo título para un libro; ¿No?

Sobre todo en la actual sociedad en la cual lamentablemente el


hábito de la lectura se ha ido perdiendo y en la cual cualquier cosa que por lo mas mínimo aburrido que suene es
rechazado. Y en mi opinión, el título del libro no es muy atrayente que digamos, pero eso es justo lo que me encanto del
libro de Carl Sagan, no es lo que esperaba. Honestamente mientras escuchaba a principios de semestre que tendríamos
que leer este libro lo primero que pensé fue “Seguro aburridísimo libro hablando de cosas que nunca voy a necesitar”.
No podría haber estado más equivocado.

Este libro no se trata de aburridas formulas físicas y matemáticas, no se trate de imponer una idea o de tratar de explicar
un concepto. Se trata de mostrar la tierra, el universo y al ser tal cual es, se trata de dar a entender de una forma, en
falta de otra palabra “amable”, al ser humano y el poco conocimiento que tiene hasta el momento del universo que le
rodea.

Lo primero que me pienso al leer las primeras hojas del libro de Sagan es que no somos nada, no somos ni la punta del
iceberg que conforma el universo, no somos ni siquiera esa pérdida aguja en el pajar. Recuerdo algún día ver un video
del mismísimo Sagan en el cual compara la historia del cosmos con un calendario, siendo el 1° de Enero el día en que
inicio todo y el 31 de Diciembre el momento exacto en el que se encuentra el universo. El humano hubiera aparecido, en
esta representación, en el último segundo del último minuto del 31 de Diciembre. Es justo en el primer capítulo donde
me doy a entender que somos tan poco, somos alrededor de 6.000 millones de humanos habitando un planeta donde
demasiadas cosas se van a cifras exponenciales. Miles de millones de cosas cada una con sus miles de millones de
variables, un mundo en el cual nos rodeamos desde jóvenes con cifras inimaginables, desde las primeras enseñanzas de
matemáticas hasta las complejas notaciones científicas de un examen de cálculo integral. Cosas tan sencillas como los
miles de millones de granos de arena que se te pegan mientras recibes los miles de millones de fotones procedentes de
los miles de millones de núcleos atómicos del sol.

Tal vez damos esto por algo de la vida diaria, algo que simplemente está ahí, así se hizo y no es algo que nos debe
importar. Pero realmente pienso que Sagan describió todo esto para mostrar la ignorancia en la que vive la mayoría del
mundo, porque el mayor enemigo de la sabiduría es el falso conocimiento que muchos creen que tienen, aquellos
prepotentes que creen que todo lo saben y no abren sus mentes a la posibilidad de miles de millones de cosas más.

Es justo a través de este crecimiento exponencial como nos dio entrada a su segundo capítulo, el ajedrez persa,
representación ideal de cómo gran parte de la población da poca importancia al crecimiento que puede generar el
simple hecho de duplicar algo. El rey termina imposibilitado de pagar por el ajedrez debido a que por cada cuadro el
precio se duplicaba, algo similar a la forma en que las personas le dan poca importancia a la tasa de interés de las
tarjetas de crédito, realizan el pago mínimo y realmente terminan prácticamente sin pagar nada hasta que el adeudo va
creciendo tanto que la persona vale más muerta que viva. No toman en cuenta que el simple hecho de nuestra
existencia se basa en ser una porción de un exponente mayor, todos tenemos 2 padres, 4 abuelos, 8 bisabuelos etc.
Abandono este capítulo con un acertijo que me encanta. Supongamos que un día te doy 1 centavo, al día siguiente de
doy 2, al siguiente 4 y sigo duplicándolo hasta llegar a un mes. ¿Cuánto tendría al final del mes? Más de 100 millones de
pesos.

Millones de cosas que han cambiado desde la aparición del ser humano en la tierra, es hasta un punto escalofriante la
forma en la que hemos cambiado tan rápido, no hace más de 100 años aun habían lugares sin electricidad y no hace más
de 50 años empezaron a volar los primeros aviones en algunos de los países que más ha abandonado la consciencia
humana. Pero si hay algo que no ha cambiado y que nunca cambiara es nuestro instinto de competitividad, de victoria y
de liderazgo. Ese instinto que llevo al ser humano a sobrevivir las peores circunstancias en sus inicios es el mismo
instinto que nos lleva a sobrevivir en la sociedad actual, a querer competir y ganar en cualquier circunstancia desde
deportes hasta la vida misma.

¿Habrá sido el mismo instinto de competencia el que provoco el estado actual de nuestro vecino rojo, Marte? Pues si
algo es seguro es de que lo necesario para que en Marte hubiera vida existió, pruebas las hay. ¿Pero que fue lo que
sucedió? ¿Qué salió mal? Ni siquiera sabemos si era algún tipo de vida inteligente o si el destino la llevo a su extinción
antes de siquiera poder desarrollar una inteligencia lo suficientemente apta. Pero algo es seguro, y redundando en los
miles de millones. Hay TANTO y somos TAN POCO que hasta da risa pensar que somos los únicos, en un universo que se
mantiene en constante expansión, en un universo donde nuestro planeta es solo un grano de arena en el Sahara, no
podemos darnos el lujo de pensar que en todo el universo somos los únicos. Nada nos impide pensar que a lo mejor
hasta ellos sabrían de nosotros y nosotros aun somos ignorantes (o más bien cegados) de su existencia pero todo esto
solo nos llevaría a apreciar más el momento especial en el que vivimos, aprovecharlo y vivirlo al máximo porque como
ya vimos, para que esto se vuelva a repetir requerimos de miles de millones de eventos en el orden adecuado.

Ahora que nos sentimos tan orgullosos de pensar ciegamente que somos los únicos, lo mínimo que deberíamos hacer es
preservar el medio en el que se dio este milagro. Pero no es así, el mayor asesino del milagro que es la vida humana
nadie más que el mismo humano. Destrozando el ambiente sin consideración, explotando sus recursos sin importar las
consecuencias. No nos damos cuenta que todo alrededor de nosotros es un desastre, simplemente nuestro mayor
combustible (el petróleo) es lo que queda de restos de algo que estaba ahí y termino su existencia en lo que solo puede
ser concebido como un gran desastre. Pero lo que no podemos ver es que a pesar de todo esto, en vez de verlo como
algo horrible debemos verlo como la perspectiva de alguien que ama a otra persona. Amar a nuestro planeta y nuestra
existencia a pesar de sus defectos pues no es el punto de vivir en el lugar perfecto si no ver más allá hacia como este
lugar es tan perfecto para nosotros que a pesar de todo nos sigue manteniendo con vida. Es por eso que debemos de
escapar de este pozo sin fin en el que estamos cayendo, antes de terminar en el mayor suicidio colectivo en nuestra
corta historia, que así mismo marcaria su fin.

No hemos comprendido que somos uno mismo, la naturaleza y el hombre viviendo una relación coodependiente pues
así como nosotros necesitamos de la tierra, la tierra necesita de nosotros. Debemos de equilibrar el sistema para vivir en
armonía pues por muy extraño que suene Yoda tenía razón, está en la roca, en la nave, en el agua y en nosotros. Esa
energía que recorre la misma silla donde está leyendo esto es la misma energía que lo recorre a usted, la misma energía
que entra por su cuerpo y mantiene a todos entrelazados. Después de todo no somos más que materia, y en algún
momento puedo ser hasta parte del botón de la persona que leerá esto en un futuro, o alimento de la cabeza de ganado
que lo alimentara.

Pero es justo con la ignorancia de esta conexión entre todos nosotros y el planeta, con la cual nuestra tecnología ha
avanzado tanto y tan rápido que no podemos ni siquiera atrevernos a dar un respiro en el lugar equivocado por miedo
de lo que podría haber en el aire, nuestra capa de ozono. Ese superhéroe que nos salva día con día de morir de la formar
más terrible que nos podamos imaginar esta sufriendo las consecuencia. Lamentablemente, no nos culpo, es solo
humano querer más. Siempre queremos seguir avanzando por ese mismo instinto de ser mejor, siempre mejorando lo
que acabamos de mejorar. Claro ejemplo está en nuestras mismas manos, hace 10 años jamás imagine poder estar
procesando mis ideas en un archivo que perdurara tanto como la vida misma, jamás pensé que podría “subir” mis ideas
a un lugar en donde nada podría eliminarlas y de una forma o de otra vivir por siempre a través de cada una de las cosas
que subí pues son estas las que nos mostraron al mundo tal cual éramos. Pero que nos podría costar regular este
crecimiento en vez de acelerarlo. Llegará un punto en el que estemos tan avanzados que con el simple motivo de seguir
siendo los mejores tendremos que destruirnos entre nosotros para mantener el liderazgo, y porque no que nuestras
mismas creaciones se rebelen ante nosotros.

Porque sin querer entrar al tema del aborto, si tomo algo que nos quiso mostrar. ¿Qué es ser humano? ¿Qué significa? Y
para lo que nos hace humanos es la capacidad que tenemos de cuidarnos los unos a los otros, de mostrar cariño por
aquellos a los que amamos y de poder analizar las situaciones para encontrar una solución. No podemos seguir
avanzando hacia nuestro futuro con los actos inhumanos que estamos realizando. Asesinatos, abandono, destrucción,
genocidio, desigualdad y vale madrismo de lo que le suceda al prójimo o a nuestro planeta. No quiero generalizar, de
vez en cuando surge algún haz de luz que ilumina la obscuridad, no todos tenemos esa mentalidad tan jodida pero el
problema es que son tan pocos los que realmente tratan de hacer algo que seguramente si sales a la calle y preguntas a
100 personas cuales son los protocolos de Kioto, con suerte 10 te sabrán contestar. Como una experiencia propia, no es
posible que el equipo representativo de una institución de educación superior deba abandonar un partido y así perder la
temporada por el temor de que las condiciones del aire no eran propicias para llevar a cabo una semifinal.

Ni siquiera debería Sagan de darnos sus reglas del juego, eso es algo que cada uno de nosotros debería de llevar día a día
consigo mismo y no algo que tengamos que seguir como un reglamento sino más bien por convicción propia. Es hora de
educarnos y cambiar una vez más de mentalidad. Estamos en el infierno y tenemos que escalar y reencontrar la luz, el
éxito es y continuara siendo definido como levantarse una vez más de las que hemos caído, y hemos caído muchas. Pero
nuestra mente y nuestro corazón nos llevaran a donde nuestras piernas no puedan cargarnos más, y confió en que
podemos lograrlo porque aunque sea agnóstico creo que hablo en nombre de muchas personas cuando digo que hay
que tener fe. La fe y la creencia de que se puede han movido países y continentes, ganado guerras y ha puesto al
hombre en la luna pues es esa creencia de que se puede y es esa actitud de enfrentar a los problemas sin temor la que
debe de hacer que subamos el primer escalón incluso si no podemos ver toda la escalera. Es algo que DEBEMOS hacer
porque aquí triunfaremos como humanidad, o moriremos como individuos.

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