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Babel

Por Ezequiel Malverde

—Tal vez no fue tan malo quedarnos en la cabina –dijo Gaffar, al asomarse por el cristal de la
escotilla. Afuera, una tormenta cubría todo de una gruesa capa de nieve.
Ramus se encontraba sentado frente a su compañero, recargado en la pared de metal, e
intentaba inútilmente prender su encendedor.
—¿No lo crees así, Ramus? Éste se limitó ha gruñir; mientras sentía el frío filtrarse por la
gruesa tela de su traje de piloto.
—¡Maldición! ¿No puedes callarte por un segundo, eh? –gritó molesto, girando repetidas
veces el perno del artefacto, sin resultados. —¡Trato de fumar mi último maldito cigarrillo
aquí, ¿entiendes?!
Un relámpago iluminó la cabina, dejando paso a la obscuridad, interrumpida débilmente
por las chispas que salían del encendedor. Gaffar se apartó de la escotilla, y contempló en
silencio el arrebato de su compañero humano.
—¡Todos ustedes son iguales! –se irguió y lanzó con fuerza el encendedor, despedazándose
de inmediato al chocar contra la pared. —¡Me lleva la ……! –al no escuchar la última
palabra, Gaffar ajustó la perilla de la Unidad de Traducción Simultánea de su traje. Cómo no
obtuvo ninguna respuesta, comprendió que esa expresión no existía en su planeta.
Ramus golpeó furioso la pared de la cabina, rompiendo con el impacto el cigarrillo que
llevaba en la mano. —¡Oh, ……! –fue lo único que Gaffar escuchó en su auricular.
—Calma, John. Te aseguro que pronto vendrán por nosotros –le respondió con completa
serenidad.
—¡¿Calma?! ¡¿Calma?! ¡¿Es lo único que sabes decir?! “Calma, John” –dijo alargando las
palabras e imitando con burla los movimiento de su compañero de vuelo.
—En verdad no lo entiendes, ¿eh, foráneo? –En su mirada se asomaba una furia contenida.
—¡Estoy exhausto de estar aquí, encerrado en esta maldita lata espacial! ¡Ya no soporto más
tu maldita conducta que todo lo encuentra favorable! ¡Si al menos tuviera una maldita arma,
ya te habría volado tu cabeza de foráneo! Pero esto terminó, ¿entiendes? ¡Ya no tendré que
oír tus malditos comentarios en mi cabeza, foráneo de …….!
Gaffar observó gritar a Ramus sin escuchar el final de su frase. Después lo vio arrancarse
del traje el pequeño rectángulo plomizo de la Unidad de Traducción Simultánea, y lanzarla
con fuerza sobre el piso de la cabina espacial de escape. Lo siguiente que percibió, fue la
figura del humano saltando encolerizado sobre los restos de la máquina, acompañado de una
seria de sonidos para él incomprensibles; mientras que en el cielo nocturno, varias
explosiones aparecían por momentos, cómo lejanos fuegos artificiales, indicando que la
guerra no concluía.

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