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Universidad Autónoma de Yucatán

Facultad de Ciencias Antropológicas

Licenciatura en Literatura Latinoamericana

Literatura Mexicana del Siglo XX

¡Aquí manda la ley del más fuerte! : La violencia y la ausencia de la autoridad en cuentos
de Juan Rulfo

Beatriz Espinosa Granados

15 de Diciembre de 2009

Eran los días en que todo se ponía de otro modo aquí entre nosotros
JUAN RULFO

El Llano en Llamas, libro de cuentos de Juan Rulfo nos regala una serie de narraciones

inolvidables, las cuales habría que analizar sin ningún detenimiento. En el presente ensayo

compararemos dos cuentos: “La Cuesta de las Comadres” y “El Hombre”. He escogido estos

dos relatos ya que retratan muy bien cómo para Rulfo la vida está a pos de las circunstancias,

generando así más violencia, tomando como un hecho normal la muerte y muchas veces

pensando que la muerte es mas vida, que ésta misma. Existen varios puntos de encuentro en

estos dos cuentos, donde la violencia, la muerte, la brutalidad de la vida así como la falta de

orden en la autoridad y hacia con el pueblo marcan la vida campesina.

La “Cuesta de las Comadres” narra cómo unos matones llamados Los Torricos controlan la

cuesta y la población va huyendo, dejando desolado el lugar, solo un campesino se queda y es

testigo de la fuerte riña que lleva a la muerte Odilón Torrico ya que lo odiaban en Zapotlán, por

otro grupo de bandidos llamado Alcaceres; siendo advertido de no presentarse en la cantina

llega y es asesinado. Después del suceso el hermano de Odilón, Remigio, va en busca del

responsable pero borracho se encuentra con el campesino y lo acusa de haber matado a su

hermano. Es así que él también se encuentra con la muerte al ser asesinado por el humilde

campesino.

En “El Hombre” un hombre persigue a José Alcancía para matarlo. Alcancía es

perseguido por la masacre de la familia Urquidi, acto que ha cometido al asumir la

venganza del asesinato de su hermano. Es perseguido precisamente por el asesino de su

hermano, padre de la familia exterminada. José Alcancía cae, al final, víctima de su

perseguidor, en una emboscada frente a un río.

La violencia amiga de la muerte


La muerte por medio de la violencia forma parte de los dos cuentos, los asesinatos mueven a los

personajes y sus acciones. Remigio Torricos como el hombre que persigue a José Alcancía son

movidos por las ansias de violencia, de venganza. Igualmente en “La Cuesta de las Comadres”,

vemos al trabajador que va por el camino de noche y es asaltado por los Torricos que terminan

matándolo con un tronco. En la noche sin ver, el hombre asesina brutalmente a la familia

Urquidi.

Hemos dicho ya que la violencia funciona como principio estructurador de este

cuento. Todos los personajes –Alcancía, Urquidi y el borreguero– están enfrentados a la

violencia. Al inicio gravita la muerte en ambos personajes, ambos son víctimas y

victimarios, ambos se han enfrentado a la muerte de sus parientes y la han asumido

como venganza. El protagonista, por lo tanto, no es otro que “el hombre” que vive

inmerso en la violencia.

No los buscaba a ustedes, simplemente era yo el final de su viaje, la cara


que él soñaba ver muerta, restregada contra el lodo, pateada y pisoteada
hasta la desfiguración. Igual que lo que yo hice con su hermano; pero lo hice
cara a cara.1
Existe un desprecio por la vida, donde realmente ya no existe una esperanza, ya no hay nada

que perder, la vida se torna efímera y la violencia entra como el actor principal en los

pensamientos de los personajes

Y no sé por qué, pero de pronto comencé a tener una fe muy grande en aquella
aguja. Por eso, al pasar Remigio Torrico por mi lado, desensarté la aguja y sin
esperar otra cosa se la hundí a él cerquita del ombligo. Se la hundí hasta donde le
cupo. Y allí la dejé.
Luego luego se engarruñó como cuando da el cólico y comenzó a acalambrarse
hasta doblarse poco a poco sobre las corvas […] Por un momento pareció como
que se iba a enderezar para darme un machetazo con el guango2

Después de la muerte de la familia, del hambre, de la pérdida de sus tierras, o de sólo poseer

unas tierras inservibles, el pueblo como la gente genera la violencia como un modo de

supervivencia y de relación, siendo este un ambiente que se respirará en la cuesta así como en

1 Rulfo, Juan. El llano en llamas,

2 Op.cit. pp. 9
el río, donde la muerte será algo transcendente pero al mismo tiempo cotidiano y aceptable ya

que el concepto que tenemos de muerte, no será el mismo para Rulfo, porque en su mundo y en

el de los personajes la muerte es vida.

La ausencia de la autoridad

El punto más importante que une grandes cuentos, es sin duda la ausencia de la autoridad en los

pueblos, en donde la ley del más fuerte es la que domina, Los Torricos dominan el pueblo y las

tierras, donde al inicio en la cuesta, las repartieron de igual manera para los habitantes; sin

embargo los dueños reales son los Torricos, que mediante la violencia y el miedo tiene todo el

poder y los bienes del pueblo, gente que ha sido envilecida por la dureza e injusticia de la vida

que a lo largo de El Llano en Llamas nos muestra Rulfo.

En la cuesta asesinan, hay riñas fuertes en la cantina, roban a los trabajadores y viajantes,

violan mujeres y ahí nadie se entera, la ley son los Torricos. En El hombre es aún más

interesante el papel de la autoridad, ya que a pesar de su presencia en el cuento, es como si no

existiera, solo muestra la injusticia e inutilidad del sistema judicial que existe en México, en

donde culpan al inocente o al ignorante, así como culpan al campesino, culpan al borreguero.

Pero uno es ignorante. Uno vive remontado en el cerro, sin más trato que los
borregos, y los borregos no saben de chismes […] ¿De modo que ahora que
vengo a decirle lo que sé, yo salgo encubridor? Pos ahora sí. ¿Y dice usted
que me va a meter a la cárcel por esconder a ese individuo? Ni que yo fuera
el que mató a la familia esa.3

La venganza es un factor primordial en las zonas pequeñas y una de las funciones del

poder judicial es alejar la amenaza de la venganza que aparece como ley natural. Sin

embargo, no la suprime; sólo la limita efectivamente a una represalia única, cuyo

ejercicio queda confiscado a una autoridad soberana y especializada en esta materia que,

en este caso, es el señor licenciado. Las decisiones de la autoridad judicial se afirman,

de esta manera, como la última palabra de la venganza. La autoridad será el monstruo

de la venganza, la violencia e injusticia.

3 Op.cit. pp. 19
La escritura de Rulfo –en estos cuentos– genera e instala un universo violento marcado

por la presencia constante de la muerte. Está lleno de ausencias que atraviesan las

historias de una u otra manera. Los personajes aparecen como individuos subyugados

por los grupos poderosos sean Los bandidos de la cuesta o los bandidos

institucionalizados, como el licenciado, que empujan la vida de los campesinos a la

soledad y el desamparo. Los personajes están solos, Alcancía y Urquidi han perdido a

sus familias o parte de ellas y el borreguero está declarando su relación ante el señor

licenciado que pareciera no escucharlo; está solo ante un poder que lo obliga, lo fuerza y

lo anula, el campesino está ante Remigio que lo extorsiona, lo acusa y lo agrede, sin

embargo, siguiendo la ley del más fuerte, éste triunfa asesinando con una simple aguja

al Torrico.

Como todo El llano en llamas estos cuentos serán la historia oculta y rechazada

contraponiéndose a la historia oficial que se ha dedicado al olvido a eliminar el dolor, a

desconocer el sufrimiento, a disolver y ocultar la sangre que hace que viva la escritura.

Al escribirse la historia de los personajes y de los acontecimientos sucedidos, el lector

podrá buscarse en ellos, podrá conocerlos y reconocerse no sólo individualmente, sino

como colectividad, como pueblo que sigue sufriendo y sobre el cual sigue cayendo la

fuerza de la injusticia y la violencia, solo que ahora la muerte no se entiende tan natural,

ni a sangre fría.

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