El Corredor Mediterráneo

Las ganas de encontrarse.

Río Cuarto / Río Tercero / San Francisco / Villa María Verano 2006 - Año V N° CLXI
S AN F RANCISCO

Pintura
El Aire y
Los Sueños.
Alejandra García Morano se Fontinos y Mónica Tonetti una

formó como Maestra en Artes muestra de pinturas que se tituló

Plásticas en la Escuela Provincial “La tierra, el hombre y el aire”. Su

de Bellas Artes “Dr. Raúl serie dentro del conjunto de la

Guillermo Villafañe”, hace poco muestra constaba de 15 obras que

tiempo terminó un Postítulo en la tenían como tema principal el aire.

Universidad Nacional de Córdoba “En la serie aparecen muchos

y desde hace varios años tiene su temas relacionados con el juego,

propio taller de pintura “El Mago como “Jugando con el viento”, apa-

Merlín” donde enseña de forma recen los caballitos de corcho que

particular. utilizábamos para hacer maque-

En el año 2003 expuso conjunta- tas, o los caballitos de madera, o

mente con los artistas Luis Pioli los juegos de mis hijos…”. Las

Para Consultar la versión digital del CORREDOR MEDITERRÁNEO: http://www.puntal.com.ar/corredormediterraneo/corredormediterraneo.html Cont. pág. 2

LA LEYENDA DE LA NOCHE CRONOCOPIOS.

MASANGANO DEL VAMPIRO
Una Cita Radial
Cuento Con La Cultura.

Juana Atencio Víctor O. Maldonado

Villa María Mario Trecek
Río Cuarto Río Tercero
Págs. 4 y 5. Págs. 6 y 7 Pág. 8.
 El Corredor Mediterráneo / Página 2
Viene de tapa

obras giran en torno a los suelos, los recuerdos,

la infancia, la imaginación, la femineidad y el

aire como el medio ideal por donde transitan

todas estas experiencias.

En 2004 participó de “10 artistas 10” con la

obra “El Linaje de Doña Magdalena” que siguió

la misma línea de los trabajos anteriores y en

2005 se presentó en la reciente exposición

“Nueva mirada artística hacia la nNavidad” con

un trabajo tridimensional.

En la actualidad se encuentra trabajando en

una nueva serie de pinturas cuyo punto de par-

tida es un cuadro titulado “Esperando a

Rosaura”. “Este año estoy trabajando con obras

que tienen que ver con la niñez, cuando éramos

chicos y jugábamos en la alcantarilla y poníamos

los barquitos para que se fueran… y además, con

la soledad de la persona que siempre está espe-

rando que suceda algo, pensando que a lo mejor

en la otra orilla se está mejor que en este lado,

que es donde nos toca vivir”. Esta nueva serie de

pinturas parece ser más oscura que los trabajos

anteriores y con una mirada nostálgica de temas

muy personales “Me interesa el tema del exilio,

pero no sólo el exilio de la persona que se va en

busca de trabajo, sino el exilio de la gente que

está sola en su casa o en su mundo y le cuesta

comunicarse o relacionarse, me interesa la sole-

dad. La situación del que está esperando que

 El Corredor Mediterráneo / Página 3

venga algo mejor, eso es lo que estoy tratando de

plasmar”.

En cuanto a lo técnico Alejandra marca un

cambió importante en su forma de trabajar: “En

un tiempo trabajé mucho el óleo, pero después

descubrí el acrílico que me gustó mucho. Fue un

cambio para probar, para experimentar, porque

en mi formación en la Escuela de Artes no se

trabajaba mucho el acrílico. Se trabajaba con

óleo, con témperas y tintas, pero no con acrílico.

Quería investigar y probar hasta dónde uno lo

puede llevar. Yo lo trabajo como si fuera óleo, no

trabajo tan plano como a veces el acrílico da.

También hago cargas de cosas, a veces trabajo

con tizas o con cera de velas. Siempre voy usan-

do cosas nuevas para ver qué pasa”.

 El Corredor Mediterráneo / Página 4

LA LEYENDA
DE MASANGANO
El mito originario
Escribe

J UANA ATENCIO

misma, sino para acreditar su total extinción, que

se habría producido a principios del siglo XVII…”
La cita pertenece al texto “Historia de la ciudad
de Villa María” del historiador José María
Pedernera, libro editado en 1970 con prólogo de
Antonio Sobral y considerado uno de los textos
fundacionales de la historiografía local. En los
capítulos iniciales se hace referencia a los anti-
guos moradores de esta región cuya existencia se
registra en los pocos documentos que el historia-
dor Pedernera relevó.
Esta obra contiene un extenso catálogo de biblio-
grafía consultada, pero indudablemente se desta-
ca una fuente privilegiada: el Archivo del
Convento de la Merced, que como se sabe, acom-
pañó a las corrientes conquistadoras de estas tie-
rras.
Es en esta fuente donde resuena, débilmente, la
voz del padre mercedario Fray Luis de
Valderrama, testigo de la ocupación territorial de
“todas las tierras vacas del Río Tercero” por parte
de Lorenzo Suárez de Figueroa, quien narra,
desde las sombras del pasado, la extinción de este
pueblo a comienzos del Siglo XVII y que pertene-
ció a la nación Yana-Ona.

DÓNDE Y CUANDO

En primer lugar y antes de avanzar, debemos

situarnos: estamos en las coordenadas del parale-
lo S 32º 30' y del meridiano O 63º 30', o sea unos
treinta kilómetros hacia el suroeste de nuestra
Pero sólo la leyenda de la riqueza de la "Ciudad de los Césares" ciudad, en el corazón mismo de la Estancia de
despertó el interés de los expedicionarios por internarse en las
inmensas llanuras: Fueron los primeros pasos hacia la Yucat, pasando la Laguna Honda, como si remon-
"Conquista del Desierto". táramos el río desde el puente Andino hacia el
norte, es decir río arriba. En ese espacio físico y a
comienzos de los años 1500 un grupo humano
tenía allí su residencia.
“Eran aquellos aborígenes, parcialidades trans-
En noviembre de 2002 se editó la novela históri- UN PUEBLO EN LA MEMORIA
humantes que, casi de continuo, vagaban por las
ca “Primer Idilio Hispanoamericano en el Río
inmensas llanuras, de una parte a otra y apenas si
Tercero” del historiador José Antonio Pedernera; “Hasta hace solamente pocos años, la memoria estacionaban durante breves temporadas, en luga-
obra que fuera concluida dos meses antes del falle- del predicho aduar, asiento o poblado indígena, res donde abundaba el agua potable y con ella, la
cimiento de su autor en 1969. La misma recrea el estaba completamente olvidada. Se ignoraba su fauna autóctona.” Así describe Pedernera a esta
mito originario de la leyenda de Masangano, aquel existencia. Únicamente en remotísimos documen- comunidad nómade. Sus argumentos se basan en
soldado español que seducido por la princesa tos, olvidados en viejos y polvorientos archivos los trabajos arqueológicos realizados por el Padre
Quillo-Vit se afincó en estas tierras y hacia el final inexplorados, se encontraron ocasionales referen- Agustín Nimo, mercedario, realizados en 1944 y
de su vida se transformó en cacique. cias. No propiamente para testificar su existencia siguiendo las huellas de este pueblo en el rastreo
 El Corredor Mediterráneo / Página 5
bibliográfico encontrado en el Archivo del Convento.
Como lectura paralela, resulta interesante analizar
como los discursos arqueológicos presentan a las
naciones indígenas como una extensión de la natura-
leza, en esa operación de inventario se filtran las con-
cepciones ideológicas de cómo ese otro es percibido. Es
en esta comarca, la tierra del Yucat donde ocurrió
aquel primer idilio.
AMORES COMO FLECHAS, VAN
“Primer idilio hispanoamericano en el Río Tercero” es
la novela de José Pedernera escrita en junio del 69' y
editada póstumamente por su hijo, en noviembre del
2002.
La novela cuenta la historia del sobreviviente de la
expedición de Francisco César, llamado Maldonado, un
joven de diecinueve años. Dice el propio autor: “Fue así
que por noviembre de 1528 salió de Sancti Spiritu y al
mando de Francisco César un destacamento de solo 15
a 20 soldados, no mas, que tuvo a su cargo la empresa
homérica de explorar el Carcarañá y el Tercero hasta
sus muy remotos hontanares, situados en regiones
entonces absolutamente ignoradas por los pueblos
civilizados. Aquellos intrépidos expedicionarios fueron
sin lugar a dudas los primeros españoles que hollaron
estas comarcas antes que ningún otro explorador.”
El grupo remontó hasta el valle de Conlara, tras la
Sierra de los Comechingones, hoy Sierra Grande de
Córdoba. A su paso fueron cordialmente hospedados
por las tribus indígenas regresando luego al fuerte. El
acelerado ritmo de las marchas del regreso dispersó al
trajinado contingente. A lo largo del “extenso recorrido
fueron quedando varios rezagados”.
El primero en retornar fue el propio Capitán Don
Francisco César, pero justo a tiempo. En ese momento
Sebastián Gaboto daba la orden de zarpar hacia
España, acosado por el coraje y la resistencia de los
Timbúes, a punto de asaltar “Sancti Spíritu”. Los reza-
gados quedaron librados a su propia suerte, reunidos
uno a uno, sigilosamente en las inmediaciones del aso-
lado fuerte, decidieron entonces remontar nuevamen-
te el Carcarañá y abrirse camino hacia el Perú. Así lo
hicieron, y cuando llegaron tras varios años, aureola-
dos por una leyenda extraordinaria, la historia de
Mansagano comenzaba a nacer. De aquellos esforza-
dos caminantes, el Joven Francisco Maldonado, de tan
solo diecinueve años, al llegar al paraje de Laguna
Honda, extenuado física y espiritualmente, se echa a
morir, incapaz ya de dar un solo paso más y abando-
nado por el resto de los perdidos.
En ese instante, desfallecido y resignado a su desti-
no, apareció Quillot-Vit que en lengua indígena signi-
fica “Luna Nueva”. Nada sabemos de la muchacha,
pero si aquí comienza el mito originario que Pedernera
narró: “Entre tanto, Quillot-Vit preparó una especie de
desinfectante hirviendo en considerable porción de
agua muy limpia, algunas raíces de cepacaballo que
mondó con el mayor cuidado, y un abundante puñado
de hojas de cierta planta rastrera a lo cual, después los
hispanocriollos llamaron “sanalotodo”. Una vez bien
herbidas las yerbas, dejó sedimentar el preparado, y
luego trasegó la parte líquida. Preparó también cierto
ungüento compuesto de grasas de león, liebre, gama,
avestruz, comadreja y escamas de pescado derretidas
todas, junto con hojas de poleo, menta, peperina, sal-
via, tramontana, cola de caballo o asperuela y otras
yerbas. Caliente aún la fritura, pasóla por una especie
de criba para quitarle las hojas y parte dura de los
vegetales. Quedó así el ungüento suave y algo aroma-
tizado.”
La novela narra la historia de ese sobreviviente que
pertenecía a esos hombres que buscaban la “Ciudad de
los Césares”, “Los reinos de Trapalanda”, las tierras
del “Yúngolo” o “Linlín”, quimera “dorada” en sus inso-
lados bronces, quijotes delirados en la fiebre de los tró-
picos.
Quillot-Vit en cambio es una cacica comechingona,
cuya belleza solo se desliza en la pluma de Pedernera
en el arte cinegético: “ocurrió que, en una de las pri-
meras cacerías realizadas en compañía de Maldonado,
avistaron algunas esbeltas gamas, abrevando tranqui-
las en las cristalinas aguas del río. Quillot- Vit indicó
mediante oportuno ademán, que su acompañante se
detuviera. Ella se adelantó cautelosa por entre espesos
matorrales, hasta tener a tiro a las inadvertidas bes-
tias. Disparó con excelente puntería contra gamo
joven, corpulento, gordo. La flecha guarnecida con
aguda punta de piedra y afilada aristas, clavóse en el
corazón del robusto animal.”
Por supuesto, a esta altura el lector podrá sospechar
lo que luego ocurrió y como nada estimula más al amor
que la naturaleza, con el transcurrir de los años el
joven Maldonado devino en el cacique Masangano.
EL SIGNIFICADO DE LOS NOMBRES
Esta leyenda, construida a partir de las investigacio-
nes topográficas de Pedernera parten del dato carto-
gráfico de 1617 que figuran en los archivos merceda-
rios, y luego confirmados por los expedientes judiciales
de 1696 conservados en el Archivo Histórico de la
Provincia y que refieren al “Paso de Masangano”, pos-
teriormente conocido, desde 1867, como San Antonio a
consecuencia de haberse edificado en esa localidad una
Capilla en honor de San Antonio de Padua.
Estas voces toponímicas inscriben a esas sombras del
pasado en el mapa de la zona y en la historia del terri-
torio. A nuestro entender esta representación trata de
reconstruir el encuentro del conquistador con el indio
en esa frontera inexplorada. El gesto amoroso que ate-
sora “la leyenda de Masangano”, reproduce ese mito
originario e ilumina a la hora de fortalecer los argu-
mentos del propio historiador, sobre la “desaparición”
del pueblo de Yucat. Pedernera, en su obra “Historia
de Villa María” habla de “fusión”.
V ILLA M ARÍA
Historia
Desde un análisis en términos de materialismo his-
tórico, el conquistador dominó militar y sexualmente a
las comunidades conquistadas subordinándolas a un
esquema de producción y poder en algunos casos o eli-
minándolas en otros. Aclarando esta concepción,
entonces sí coincidimos con esta versión de mito origi-
nario, cuando se afirma que el criollo es el hijo de esta
unión (o violación), según el caso.
¿De qué manera se produjo la transformación de
Maldonado en Masangano? Nuestro cronista ensaya la
siguiente respuesta: “El genio travieso de los nativos
de Andalucía y su predisposición para imaginar
“maravillosas” aventuras le allanó el camino al teme-
rario explorador, no solo para salvar, en forma poco
menos que misteriosa, su vida; sino también para
alcanzar un “cacicazgo” mucho antes de la conquista
hispánica y cuando en esta parte de América del Sud,
era posiblemente el único ibérico que existía. Aunque
el cacicazgo aquel, era de la misma especie, o muy
similar a la gobernación de la Baratería con la cual
Don Quijote retribuyó servicios a su escudero.” En la
españolísima voz de Pedernera, en ese asombro que
alimentaba el deseo de vivir, de sobrevivir para contar
de los hombres conquistadores, nos recuerda la otra
leyenda, entre otras muchas que poblaron la conquis-
ta americana. La de Titanquín, el falso inca. Aquella
historia de Pedro Bohorquez que en los años 1656
comandó al frente de tropas indígenas un ataque con-
tra el ejército invasor español, y que bajo el título de
cacique “Titanquín” murió ejecutado el 3 de enero de
1667, a pesar de su origen andaluz.
HISTORIA Y LITERATURA
“Primer idilio hispanoamericano en el río tercero”
tiene la particularidad de documentar cómo el mito
asume el sentido originario para explicar la historia, y
es, en ese sentido, aunque suene paradójico como pode-
mos remontar el río de nuestra propia historia.
Sus méritos literarios son discutibles, por cierto, pero
sin embargo y nos menos cierto la historia de esta
maravillosa leyenda tiene méritos suficientes como
para imponer su propia narración, donde pugnan his-
toria y literatura.
Por un momento, estimado lector, imagínese a un
joven de diecinueve años despertando en una cultura
extraña, ese asombro casi primigenio para narrar el
encuentro de dos culturas: “Ignoraba quien le sostenía
la cabeza; pero sentía dulce, grato calor que lo recon-
fortaba mansamente….oyó también la armoniosa voz
de ella, hablando quedamente en idioma, para él,
incomprensible en absoluto.”
Finalmente cabe recordar que esta historia ocurre en
tierras del Yucat, que como todos sabemos proviene de
Yucay, voz quechua que significa “engañar” o “simu-
lar”. Hecha la aclaración, apelamos entonces a nuestra
mejor literatura.

LA NOCHE
Cuento
DEL VAMPIRO
Escribe
V ÍCTOR O. M ALDONADO
El suelo de piedra gris, interrumpido aquí y allá
por encastres erráticos y polvorientos, se extien-
de con indiferencia ante mí hasta perderse en las
sombras al final del corredor. Lo percibo frío y
rugoso mientras me arrastro sobre su superficie
con extrema dificultad, dejando una estela de
coágulos de sangre a mi paso; mis heridas son
graves, y sé que muy pronto el monstruo aprove-
chará mi indefensión para venir a rematarme.
Es curioso, pero mientras el fin se percibe lejos,
en ocasiones solemos imaginar cómo será ese
desenlace, dónde y cuándo se producirá, y en qué
lugar nos encontraremos entonces. Algunos pien-
san que morirán repentinamente, sin dolor, en
medio de una calle; otros, que la muerte los
encontrará tendidos plácidamente en una cama,
rodeados de sus seres queridos... En mi caso, la
situación no deja de tener cierta patética gracia.
Yo, que desde un principio he sido un guerrero,
siempre creí que la muerte me hallaría de pie en
el campo de batalla, impertérrito y con los mús-
culos tensos como cuerdas de arcos, rodeado por
las hordas de mis incansables enemigos mirándo-
me con pavoroso respeto. Y sin embargo aquí
estoy, arrastrándome como un gusano hacia nin-
guna parte, ultrajado y maltrecho, como una hoja
vapuleada por los indiferentes vientos del otoño.
A medida que repto y maldigo entre dientes, mi
cuerpo malherido por el rigor de la lucha se cons-
triñe de dolor. Las múltiples laceraciones que
desgarran mis carnes separan sus labios con
cada movimiento, como bocas independientes que
se abren paso a través de la piel, ávidas de vida.
El Corredor Mediterráneo / Página 6
Llego al final del corredor y me encuentro con
una puerta de dos hojas. Del otro lado hay un
piano y una biblioteca completa y una chimenea
sin leños sobre la cual descansa La danza de la
paganas, un lienzo prácticamente desconocido de
Pablo Rembrandt Harmensz Van Ryn. Me quedo
quieto un instante, acopio fuerzas y empujo la
base de las hojas de madera, pero éstas no ceden.
Elevo la mirada hacia la superficie de cedro pri-
morosamente labrado, y me digo que tal belleza
no deja de ser una obstrucción: la puerta está
cerrada y la llave –ahora lo recuerdo- se encuen-
tra en la amplia sala que dejé atrás. Ya no puedo
volver, porque en los postreros momentos no se
dispone de tiempo. Me lamento profundamente
de mi suerte, porque ahora deseaba –a falta de
un final honorable en el campo de batalla- morir
rodeado de expresiones del arte.
Sit transit gloria mundi... (1)
La luz de la Luna, que atraviesa los vidrios opa-
cos de un amplio ventanal situado arriba, a mi
izquierda, me permite ver largas hileras de flo-
res de Lis talladas en la madera.
La flor de Lis. Una flor imaginaria que muchos
creen real, porque la confunden con el lirio. No es
así; ella es un invento de los hombres y de la
heráldica. Un sofisma, como la propia existencia
y sus múltiples trabajos.
Más allá del ventanal, en el cielo, la Luna
asume la forma de un círculo perfecto, grandioso,
con manchitas azuladas que semejan picaduras
de viruelas en un rostro regordete; la Luna es el
símbolo sempiterno de la noche, la fiel amiga de
los demonios y de los amantes. Pocos saben que
al amparo de Selene se ha definido en más de
una ocasión el curso de la historia, que inconta-
bles batallas decisivas se han librado bajo su
escudo de plata, que muchos confabulaciones han
visto la luz en medio de la oscuridad noctámbula,
que la muerte viste sus mejores atavíos precisa-
mente cuando el sol se pone. Yo no he sido la
excepción a la regla: las batallas que libré contra
los seres malignos también ocurrieron por las
noches. Y si bien puse todo mi empeño en ellas,
al final he sido vencido. Entonces es justo que
esta luna que me ilumina y esta mortaja azaba-
che que me envuelve sean las últimas imágenes
que vea de este mundo.
Algo me substrae de mis pensamientos. Hay
señales en la naturaleza. Los búhos y los lobos
–los animales preferidos de la noche- han redo-
blado sus lamentos, las estrellas rielan como
luciérnagas asustadas y las arañas refuerzan sus
telas con frenesí en los rincones. Percibo que mi
enemigo se aproxima. Sí, de un momento a otro
él se plantará ante mí con su rostro pálido y su
cuerpo huesudo, como un fantasma maldito, y
clavará su mirada furiosa en la mía y pronto todo
terminará. Yo dejaré de ser y él será, y su espe-
cie –triunfante- será con él. Cuando yo desapa-
rezca, el último de los antagonistas dejará de
equilibrar la balanza; luego, su especie se con-
 El Corredor Mediterráneo / Página 7
R ÍO C UARTO

Cuento
Sobre el Autor
VÍCTOR O. MALDONADO

Riocuartense, de 37 años de edad.

Ingresó a las Fuerzas de la Policía de la Pcia. de
Córdoba en 1989.
Actualmente se desempeña como Secretario de
Actuaciones en la División Investigaciones de la
Unidad Departamental Río Cuarto, con el grado
de Sargento Primero.
Es escritor y dibujante. Fue co-autor, con el vete-
rano de guerra riocuartense Jorge Benítez, del
logo oficial de las Olimpíadas Nacionales para
Veteranos de Guerra de Malvinas, realizadas en
Salta en 2004.
Autor del libro “Rubicón”, con narraciones de
terror y de ciencia ficción, en etapa de publica-
ción. También es autor de una novela y de nume-
rosos cuentos y poemas inéditos. Actualmente
participa del Taller Literario dirigido por el pro-
fesor José Di Marco.

vertirá en una máquina de destrucción impara-
ble, y el destino del mundo quedará sellado para
siempre. El planeta entero será arrasado sin pie-
dad, y los rayos de la Luna –de este mismo astro
que me espía- se reflejarán en la superficie de
aguas envenenadas y silenciosas, en las ramas
desnudas de árboles sin hojas y en las osamentas
resecas de los exterminados... Sin eufemismos,
significa la derrota completa.
Sé que fui un valiente todos estos años, pero un
valiente vencido es simplemente un perdedor...
Hoy he bebido la hiel del fracaso, ¡Ay de mí!
del honor un culto. Sabemos qué esperar el uno
del otro. Y si bien nos profesamos mutua admira-
ción, entendemos que el sentido de la guerra va
por otros senderos: no hay lugar para la piedad
en el campo de batalla.
Un buen guerrero lucha hasta el fin, mas, en el
mismísimo final, ya no contiende, acepta su
matrimonio con la muerte y se desposa con ella.
peregrinar y por ello se permite un momento de
descanso.
Con pesadez, con resignación, giro en el suelo y
miro hacia las sombras en las que mi enemigo se
oculta. Sólo el brillo de dos ojos rojos como bra-
sas delatan su presencia.
¿Acaso se atreverá a beber la sangre de su viejo
contendiente? Si lo hace, sería natural. En la
antigüedad, los vencedores acostumbraban a
beber la sangre de los vencidos para asimilar su
fuerza. La sangre es la fuerza vital, y ésta es el
poder del guerrero.

Hace unas pocas horas el monstruo y tres de los
suyos me tendieron una emboscada. Peleé con
gallardía, con objetividad, sin fumarolas de odio
azufrando mi corazón. Estacas, cruces y agua
bendita refulgieron en la noche. Sus tres acólitos
fueron aniquilados; no obstante, el precio que
pagué fue grande, mi cuerpo destrozado es la
prueba. Mi enemigo, sin embargo, nuevamente
sobrevivió y ahora se ve en la obligación de ter-
minar aquello que una vez fue empezado.
Escucho sus pasos dirigiéndose desde la sala en
dirección al corredor
Me conoce muy bien después de todo... ¡Sabe que
vendría a morir aquí!
Camina sin prisa, porque da por sentado que no
opondré ninguna resistencia. Es simple: los dos
somos caballeros de nuestras causas y hacemos
El eco de los pasos abofetea las paredes yermas
de la vieja y solitaria mansión. Crece en intensi-
dad, se multiplica y, de pronto, se extingue.
Escucho un largo suspiro a mis espaldas, la clara
señal de quien sabe que ha concluido un largo
Los rayos de la Luna, lo dije, invaden el pasillo.
Él se adelanta unos pasos hasta ingresar en el
cono de luz, y se detiene con parquedad. En su
rostro y en sus ropas hay señales de la lucha
reciente. Su apariencia es la de un espectro des-
gastado, como una quimera vapuleada a punto de
retirarse.
Yo, como todo buen caballero, aun en estas cir-
cunstancias lo recibo con respeto, dispuesto para
el sacrificio.
Adelante doctor Van Helsing –lo animo, atra-
yéndolo mediante ademanes rotundos-. Culmine
su magnífica obra. Acabe conmigo, con el Conde
Drácula, y ponga fin a mi estirpe.
(1) Así pasa la gloria del mundo.

Mario Trecek, conduciendo Cronocopios.
Desde hace diecisiete años, la cultura de
Río Tercero tiene su espacio cada sábado en
LV 26 con “Cronopios”, programa conduci-
do por el escritor riotercerense Mario
Trecek, quien con un estilo particular, com-
pacto y vertiginoso, conjuga las diferentes
ramas del arte, la crítica literaria y la pro-
moción de actividades artísticas con músi-
ca selecta y entrevistas a personas del
ámbito cultural.
“Los cronopios son los que desestabilizan,
los que revolucionan”, comenta Mario
Trecek conductor del programa cultural
“Cronopios” que hace 17 años -todos los
sábados de 19.30 a 21.30 hs.- llega a los
hogares riotercerenses a través de la emi-
sora local LV26. Conjugando las diferentes
ramas del arte, con buena música y pro-
fundas entrevistas, este ciclo se ha conver-
tido en parte integrante de la historia y del
presente de la ciudad de Río Tercero.
Su conductor es tan polifacético como su
programa. Participante activo de la cultu-
ra local, provincial y nacional, Mario
Trecek alterna su faceta de escritor y poeta
con la de político y, por qué no, con la de
comunicador social.
Como escritor publicó varios libros, pla-
quetas y artículos en diferentes diarios y
revistas. Fue integrante desde su forma-
ción del grupo GECIL (Gente con inquietu-
des literarias) y del grupo cultural “Un
cauce común”. También ocupó el cargo de
Secretario de Cultura de la Municipalidad
de Río Tercero en el último período del
gobierno justicialista del Dr. Carlos H.
Rojo.
Actualmente es concejal de la ciudad por el
mismo partido y forma parte del grupo cul-
tural “Kortazar”, que nació por su iniciati-
va y la de otros amigos, después de haber
dejado su cargo de Secretario de Cultura
hace dos años, para seguir promocionando
actividades culturales.
Luego de terminado su programa -en el
estudio de la radio- entre papeles, libros y
recortes de diarios, Mario nos habló de la
difícil pero gratificante tarea, de mantener
por casi dos décadas, un programa pura-
mente cultural:
¿Por qué elegiste el nombre
Quienes deseen colaborar con esta publicación, pueden enviar sus trabajos, o consultar en las siguientes municipalidades:
Municipalidad de la Municipalidad de la
Ciudad de Río Cuarto. Ciudad de Villa María
Subsecretaría de Cultura.
Bv. Sarmiento y San Martín
Constitución 945 PA
tel.0358 - 4671206/207 tel. 0353 4527092
rubenruedi@hotmail.com
myrnamedeot@arnet.com.ar
El Corredor Mediterráneo / Página 8
CRONOPIOS
Una Cita Radial con La Cultura.
“Cronopios” para tu programa?
Yo soy una persona polémica: soy querible
y odiable en las mismas proporciones.
Justamente esta es una de las causas por
la que le puse “Cronopios” al programa,
por la ambigüedad de la palabra.
La palabra “Cronopios” la inventó
Cortázar. Él decía que estaban los crono-
pios, los famas y las esperanzas. Siempre
mi programa ha tenido una mirada ideoló-
gica: los famas son los burgueses que no
quieren que nada cambie; las esperanzas
son los pequeños burgueses que dicen que
quieren ser cronopios, socialistas, que
quieren cambiar el mundo, pero están
siempre del lado de los burgueses, siempre
aspirando a una tranquilidad económica.
En cambio, los cronopios en general, se
identifican con los artistas: viven siempre
en una precariedad económica, ideológica
y siempre van mutando.
También hice que identificaran cronopios
con los locos. Creo que todos estamos
medio agazapados detrás de un árbol
mirando al otro. A todos les gustaría ser
como ese loco del pueblo en algún momen-
to, animarse a más cosas que ahora no se
atreven a hacer.
¿Te gusta el horario de los sábados
por la noche?
El horario no es tan bueno en invierno por-
que, al oscurecer más temprano, compite
con la TV; pero en verano es magnífico por-
que la gente está regando el patio, plan-
chando, tomando mate o en el campo y nos
pueden escuchar.
¿Cómo se hace para mantener un pro-
grama cultural durante tanto tiempo?
Siempre hice este programa ad honorem y
la radio tampoco me cobra por este espacio.
Aunque pasó por dos administraciones
nunca fui censurado ideológicamente, pero
este programa a mí me sale caro. Yo traigo
la música, todos los CD son míos. Cuando
tengo que viajar por alguna actividad cul-
tural corre por mi cuenta. Y muchas veces
tengo que pagar entradas para ver algún
espectáculo, inclusive en Río Tercero. A
Dirección General de
Educación, Cultura y Deportes
de la Ciudad de San Francisco
Av. Hipólito Yrigoyen 21
Tel 03564-439157/8
pvaschalde@hotmail.com
veces la gente no entiende que yo pago por
hacer cultura. También invierto en los
libros que comento.
No tengo publicidades ni concursos, no
saco llamados al aire ni sorteo cosas.
Nunca lo hice. Sólo regalo libros pero no
por concurso, porque regalar un libro tiene
una cierta solemnidad.
¿Quiénes realizan el programa?
Trabajo solo, pero tengo en los controles a
Ricardo Milevsich que es mi co-equiper,
enriquece lo que yo traigo. Ya se transfor-
mó en mi cómplice. Y también está como
operadora Marisa Tobal.
¿Cómo se estructura este ciclo?
El programa es tan caótico como su con-
ductor, es muy vertiginoso; pero es uno de
los únicos programas en el que está todo
pautado. El operador tiene la misma guía
que yo tengo. La traicionamos siempre,
pero todo está pautado. Además, todo lo
que digo va ilustrado con un tema musical,
aunque no ponemos el tema musical com-
pleto. Esto le da vértigo a la emisión, es
por eso que cuando termino el programa
quedo en un estado de nirvana y necesito
un tiempo para bajar. Pasa más de media
hora y yo sigo enganchado con el progra-
ma.
¿Considerás que este Cronopios con-
tribuye a la cultura?
Yo creo que la palabra justa es “divulga-
ción” de la cultura. Tiene que ver con el
vulgo (pueblo), que la información vuelva a
la gente.
Hace un tiempo el programa era de divul-
gación y difusión, pero le estoy dando un
cambio. La gente me lo fue pidiendo. Al
principio era más de información y parecía
una propaladora. He tratado de acotar lo
de gacetillar e intento hacer un programa
más integral, de más contenido.
Cuando toco un tema, trato que involu-
cre a las artes visuales, la literatura, la
música, etc. Practico el intertexto desde lo
radial.
Con respecto a las producciones culturales
de Río Tercero y zona, promociono todo
LA VOZ
DE SAN JUSTO
Secretaría de Cultura de la
Municipalidad de Río Tercero
Casa de La Cultura Villa Elisa
Tel.:03571-422150
culturario3@itc.com.ar
ildapiedrabuena@itc.com.ar
R ÍO T ERCERO
Reportaje
Entrevista
V IRGINIA O TERO
pero me detengo en algunas cosas, tomo
posición. Entiendo que no todo es literatu-
ra aunque se publique, que no todo es
música aunque se emita. Generalmente no
hago críticas de los productos locales.
Promociono lo que a mí me parece bien y lo
demás lo evito. La gente ha descubierto
que cuando yo “critico” lo hago positiva-
mente. Lo que no me gusta, lo digo pero no
lo estimulo. Ésa es la estrategia de
Cronopios: hago crítica positiva.
¿Considerás que el estar en un cargo
político interfiere en la realización
del programa?
Desde que fui militante de la izquierda y
aunque ahora esté en el cargo que esté,
sigo siendo el Mario Trecek de siempre y
en el programa soy eso: el tipo que siempre
mete la ideología. Mi deseo es tener la
valentía suficiente para salir de la política,
porque a veces me quita libertad en el pro-
grama. En ocasiones siento que me ha qui-
tado autoridad moral para decir ciertas
cosas. Antes hablaba con desparpajo de
algunas cosas pero ahora tengo que tener
prudencia y no quiero. Esto es lo que un
artista debe defender: hay que ser ecuáni-
mes.
Es así como todos los sábados por la
tarde, el aire de Río Tercero se llena
de arte. Cronopios se ha transforma-
do en un valioso aporte para la cultu-
ra local, pero también en un estilo de
vida para su autor y conductor. Es un
espacio donde Mario enseña, transmi-
te, pero también recibe y aprende.
Según él lo expresa: “El programa me
hizo mejor persona porque me obligó
a ser más generoso. A nombrar gente
que no quería nombrar pero tenía que
respetar su aporte. Si en la vida diaria
puedo ser mezquino, en Cronopios no.
Me enseñó a combatir las críticas con
trabajo y generosidad. No es mérito
mío, sino del programa. Me hizo cre-
cer.”
Colaboraron
Alejandra G. Morano, Juana Atencio,
Víctor O. Maldonado, Mario Trecek.
Equipo Editorial
Myrna Medeot, Diego Formía, Ignacio Vaschalde,
Ilda Piedrabuena, Rubén Ruedi, Normand Argarate.
os: Susana Menossi
Diseño: Ana Lía Alonso Foto