Magnifico señor Dios, honorables instructoras, padres de familia,
compañeros y compañeras, amigos, les doy un caluroso saludo de
bienvenida, y agradezco vuestra presencia en este acto representativo que tanto significa para nosotros. Es para mi hoy un placer compartir con ustedes la historia que explica la razón por la cual estamos aquí y ahora, Será un pequeño recorrido, un breve paseo por nuestros recuerdos, nuestras vivencias, nuestro compartir, y revivir de nuevo muchas de las sensaciones y situaciones que hemos pasado durante los últimos 15 o 16 meses y que seguro no olvidaremos tan fácilmente, quedándose gravadas para siempre en la memoria y en las paginas del recuerdo, de cada uno de nosotros y de aquellas personas que de una u otra manera se comprometieron con este sueño que hoy hacemos realidad.
Alguien en algún momento dijo que las despedidas siempre duelen, y esa despedida esperada desde hace tiempo llega hoy, y que razón tenia,
Cuantos de nosotros hace ya meses nos preguntábamos cuando llegaría
este momento. Pero como el tiempo no se detiene, aquí estamos, y es hoy, ya. Ahora es el momento.
Compañeros el final ha llegado y ese momento es ahora y quiero darles
mis más sinceras felicitaciones porque lo hemos conseguido. Hoy pisamos la cumbre de la meta propuesta, El momento ha llegado aunque a todos nos tiemblan las piernas a mí quizás también la voz. Mil cien noches hemos soñado con este momento, aunque ahora tenemos el corazón ensanchado, palpitante, acelerado, arrítmico, “termino nuestro”, sobrecargado de las infinitas dudas que nunca preguntábamos en clase, dudando de nuestras capacidades, dudando incluso de nuestra existencia, pero, pero es cierto, hoy se hace realidad, me complace decirles que ya somos enfermeros y enfermeras y hoy vamos a dar el gran salto que tanto deseábamos. Nuestros seres comenzaran a deambular por el camino del servicio, nuestra capacidad de ayudar a mitigar un poco el dolor de nuestros semejantes se inicia, y el mundo espera de nuestra labor. Hagámoslo. Pongamos en práctica los conocimientos adquiridos en la escuela y dejemos su gran nombre en alto.
Hoy que terminamos nuestra tarea, y llegamos a la meta propuesta, es
oportuno dar gracias a todas aquellas personas que de una manera u otra, han estado ahí, presentes, acompañándonos, guiándonos, en el transcurso de estos meses brindándonos su ayuda y apoyo. Gracias a nuestros profesores e instructores, por no dejar de motivarnos en esta profesión de eternas guardias y varios turnos, algunos dormilantes y otros tantos fatigantes, gracias por enseñarnos el arte de abrir un paquete de guantes estériles, de escribir notas de enfermería y también por ayudarnos a descubrir que se pueden extraer extrañas cosas de agujeros insospechados, y que por el torrente sanguíneo no solo corre sangre con o sin oxigeno, si no que también hay amor y ternura y hormonas y ganas de vivir, por habernos enseñado a mirar a las personas de una manera diferente, por tenernos paciencia en las canalizaciones y en los chuzones que unos a otros nos dábamos. A ellas mil y mil gracias.
Gracias a los familiares y amigos por la paciencia que han tenido al
escucharnos hablar de temas desagradables en momentos de cenar, gracias por habernos dejado palpar todas las venas de sus cuerpos, por asumir que al principio nos encantaba tomar la tensión y hoy ya no nos gusta tanto.
Gracias a la institución que nos acogió durante estos largos meses, y en
sus salones, rincones, corredores, escaleras y pupitres, quedaran gravados grandes recuerdos, situaciones y unas cuantas recochas, que otros estudiantes escucharan cuando yo no estemos.
Hoy se va una generación de alumnos, impetuosa y trabajadora,
entregados, responsables, que pudieron realizar un derroche de energía e inteligencia y que el metabolismo de la vida los pondrá a prueba, donde no solo saldrán airosos, si no que serán los grandes triunfadores en este mudo necesitado de personas sensibles, humanas, éticas y de una voluntad inquebrantable, siempre con el servicio como bandera y la frente en alto, y sus manos siempre listas, ayudando a sus semejantes.
No olvidemos que somos el futuro que cuidara la generación de nuestros
padres, pero no olvidemos nunca que dentro de unos años habrá una generación que cuidara de nosotros. Sembremos para recoger.
Démosle esta mañana un masaje a nuestros sueños, dejemos volar
nuestra imaginación, lleguemos a la clínica del futuro, cambiemos todo eso que no sirve, y aun puede ser diferente, hagamos esa fiesta interior que hoy tenemos motivos de sobra, sintámonos bien, muy bien, por fin hemos terminado, hoy todo es prudente porque nos graduamos y ya nada ni nadie puede cambiar eso. Y mañana al despertar, el mundo estará esperando de nuestro servicio, hagámoslo de la mejor manera, empecemos a regar las semillas, para que el mañana traiga para nosotros las mejores cosechas.
A nuestros padres y familiares, a la institución, a todos y al Dios de la vida,
unas infinitas gracias.
Y que el mundo se tenga, porque vamos a dejar huellas, y porque vamos