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David Loyzaga Palm

Determinismo, creencia en el azar y superstición: puntos de vista.

Freud escribe que una operación psíquica fallida debe de reunir las siguientes
características:

A) No puede rebasar cierta medida, que es establecida por nuestra estimación


y definida por la frase «dentro del campo de variación de lo normal».

B) Debe poseer el carácter de una perturbación momentánea y pasajera. Es


preciso que
hayamos ejecutado antes de manera más correcta la misma operación.

C) Si llegamos a percibir la operación fallida, no registraremos en nuestro


interior nada de una motivación de ella; más bien estaremos tentados de
explicarla como una «desatencíón» o una «casualidad».

Dadas las características anteriores Freud apunta que las siguientes operaciones
psíquicas fallidas son las que quedan implicadas:

1.- Casos de olvido {Vergessen}

2.-Los errores que uno comete: el desliz en el habla {Versprechen}, en la


lectura {Verlesen} y en la escritura {Verschreiben}, el trastrocar las cosas
confundido {Vergreifen} y las llamadas acciones casuales.

3.- Números o nombres escogidos al azar, o bien, nombres y números


predilectos.

Freud propone que dichas operaciones fallidas no responden a un libre albedrío


absurdo, y que más bien, obedecen a un estricto determinismo.

Es decir, se puede entonces decir que detrás de esos hechos, existe realmente todo un
proceso de ilación de pensamientos que culminan pues, con el supuesto error.

Freud propone que el contenido de la mayoría de los casos, atañe a cosas tan íntimas,
que impiden la comunicación. Lo que por tanto quiere decir, que cada uno de esos
fallos tienen un sentido o un significado -no conciente-, o bien, tienen un referente en
la propia vida de la persona.

Por ejemplo, Un hombre confiesa particular predilección por los números 17 y 19, tras
meditar un poco supo indicar que a los 17 aflos llegó a la universidad y así consiguió
la libertad académica ansiada por él desde mucho tiempo atrás, y a los 19 años hizo su
primer gran viaje y poco después su primer descubrimiento científico.
Pero la fijación de esa preferencia sólo se produjo dos lustros después, cuando esos
mismos números alcanzaron significatividad para su vida amorosa.
Del mismo modo, si dichos números hubiesen sido escogidos al azar por el hombre, la
explicación validamente podría ser la misma.
Quizás lo importante es rescatar que la explicación que atañe a los procesos fallidos se
le encuentre, no al primer lustro, sino que lustros después.

Y de ahí, será posible verificar que las más de las veces las génesis de dichas fallas
radica en el cumplimiento de un deseo.

De esta manera, en la falla, la omisión, la elección, olvido, de un número o un


nombre, es que se expresa el deseo.

Así, es que se puede decir también que el material de los números es procesado dentro
del pensar inconciente.

“la circunstancia de que los números de mi pensar inconciente


se ofrezcan tan prestos, no obstante ser yo un mil calculador y tener la mayor
dificultad para conservar concientemente años, números de direcciones y
cosas similares. Por otra parte, en estas operaciones inconcientes con números
descubro una inclinación a la superstición, cuyo origen siguió siendo durante
largo tiempo extraño para mí”.

No obstante, Freud no deja los nombres atrás y expresa que: “no nos sorprenderá
hallar que no sólo números, sino también ocurrencias de palabras de otro tenor, por
regla general prueban, tras la indagación analítica, estar bien determinadas”.

Cuando Freud habla de las palabras que se expresan en los actos fallidos, se refiere a
éstas como obsedentes.

Por tanto, los actos fallidos -palabras y números- dan noticia del inconciente y
desplazamiento.

Sobre los paranoicos Freud escribe que son personas que otorgan la máxima
significación a los pequeños detalles, en que ordinariamente no se repara, del
comportamiento de los demás; y de ellos extraen interpretaciones y las convierten en
base de unos extensos razonamientos.

Para Freud la explicación radica en que los paranoicos proyectan a la vida anímica de
los demás lo que inconcientemente está presente en la suya propia.
Además sostiene que en la paranoia, esfuerza su paso hasta la conciencia mucho de
aquello cuya presencia inconciente en normales y neuróticos sólo por medio del
psicoanálisis se puede demostrar.

Freud sostienen que la creencia del sujeto en cuanto a que sus errores le son inertes,
sigue pues -al igual que en el paranoico- una ilación errónea de pensamientos.

Freud escribe sobre los supersticiosos los siguiente:

“Con el supersticioso sucede a la inversa: no sabe nada sobre la motivación


de sus acciones casuales y sus operaciones fallidas, cree que existen
contingencias psíquicas; en cambio, se inclina a atribuir al azar exterior un
significado que se manifestará en el acontecer real, a ver en el azar un medio
por el cual se expresa algo que para él está oculto afuera”.
Freud contrastándose con un supersticioso propone:

1.- él proyecta hacia afuera una motivación que yo busco adentro.

2.- él interpreta mediante un acaecer real el azar que yo reconduzco a un


pensamiento.

3.- lo oculto de él corresponde a lo inconciente mío, y es común a ambos la


compulsión a no considerar el azar como azar, sino interpretarlo.

Para Freud la falta de noticia conciente y esta noticia inconciente de la motivación de


las casualidades psíquicas es una de las raíces psíquicas de la superstición.

“Porque el supersticioso nada sabe de la motivación de sus propias acciones


casuales, y porque esta motivación esfuerza por obtener un sitio en su
reconocimiento, él está constreflido a colocarla en el mundo exterior por
desplazamiento {descentramiento}”.

Se trata pues, como en el caso de paranoico, un psicología proyectada al mundo


exterior.

No obstante:

“La superstición es en buena parte una expectativa de infortunio, y quien ha


deseado a menudo el mal a otros, pero a consecuencia de haber sido educado
para el bien reprimíó {desalojó} a lo inconciente tales deseos, se inclinará
particularmente a esperar el castigo de esa maldad- inconciente como un
infortunio que lo amenaza del exterior”.

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