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INTRODUCCIÓN

Comenzamos la Edad Moderna, que inicia en 1453 con la caída del imperio de oriente a
manos de los turcos otomanos, y termina con la revolución francesa de 1789 que puso fin al
antiguo régimen.

En este período de la Edad Moderna se pueden distinguir fácilmente tres momentos: el


Renacimiento del siglo XVI, que coincide con la hegemonía española, con la renovación
cultural del humanismo y con la reforma protestante; el siglo XVII, siglo de las monarquías
absolutas y del mercantilismo 149 , siglo del barroco y de la reforma católica; y el siglo XVIII
que en Francia es el siglo de la luces, y que se caracteriza por la aparición y difusión del
liberalismo económico y político que acabaron con el antiguo régimen.

Las características generales de la Edad Moderna son la consolidación de las nacionalidades,


la formación de los grandes imperios coloniales –como consecuencia de los descubrimientos
geográficos y de la fuerza política del absolutismo-, la lucha contra toda potencia que quisiera
imponer su hegemonía –hasta llegar al equilibrio europeo del siglo XVIII-, la aparición y
desarrollo de las ideas liberales.

¿Y la Iglesia? A partir del siglo XVI la historia de la Iglesia reviste algunas características
nuevas. La Iglesia latina y la Iglesia de Oriente seguían ya caminos distintos desde hacía
siglos. Con la reforma protestante, la iglesia latina se divide a su vez en varias confesiones
rivales: luteranismo, calvinismo y anglicanismo. Al mismo tiempo, como consecuencia de los
grandes descubrimientos, el evangelio se anuncia en el mundo entero. En un período en que
los estados se afirman y triunfa el absolutismo, la historia de la Iglesia se convierte a menudo,
incluso en el catolicismo, en la historia de las iglesias nacionales.

Este siglo XVI es muy importante: es el siglo del Renacimiento literario y artístico, el siglo de
la reforma protestante, el siglo del concilio de Trento, de la Compañía de Jesús y la reforma
católica, de los descubrimientos, de la misión en Asia y América, de los avances científicos.
DESARROLLO

La crisis religiosa

Como probaban las herejías urbanas medievales reprimidas por la Inquisición y la Orden
Dominicana, la Iglesia Católica se encuentra en conflicto con la nueva vida urbana, y había
mirado sus transformaciones con reticencia, aunque también demostró una gran capacidad de
asimilación de los elementos disolventes (Orden Franciscana y devotio moderna de Tomás de
Kempis).

En el Siglo XIV había vivido la Cautividad de Aviñón y el Cisma de Occidente, y en el XV


vivió un proceso de acrecentamiento del poder temporal. Ejemplos de Papas mundanos fueron,
por ejemplo, Alejandro VI y Julio II, este último apodado, y no sin razón, el «Papa guerrero».
Para financiarse hacían venta de indulgencias, la simonía (compraventa de situaciones de
orden espiritual o religioso), el incumplimiento de los votos sacerdotales, los abusos de poder,
etcétera., lo que excitó las protestas de John Wycliff, Jan Hus y Martín Lutero. Este último,
cuando la Iglesia lo llamó a someterse, se rehusó, señalando que la única fuente de autoridad
eran las Sagradas Escrituras. Era esta una nueva visión de la relación entre el hombre y Dios,
personalista e intimista, más acorde con los valores de la modernidad y muy diferente a la idea
social y comunitaria de la religión que tenía el Catolicismo medieval. Entre los numerosos
seguidores de Lutero no fue posible la uniformidad (la interpretación libre de la Biblia y la
negación de autoridad intermedia entre Dios y el hombre lo hacían imposible), y así Ulrico
Zwinglio, Juan Calvino o John Knox, fundaron iglesias reformadas que se expandieron
geográficamente convirtiendo a Europa en un mosaico de creencias rivales. Se ha propuesto
que el calvinismo y la doctrina de la predestinación son posiblemente una contribución
esencial a la conformación del espíritu burgués capitalista, al exaltar el trabajo y el triunfo
personal. No obstante, no es imposible encontrar una versión católica del mismo espíritu,
como fue el jansenismo; lo que abundaría en la tesis materialista de que más que una
determinación ideológica fueron las diferentes condiciones de la estructura económica del
norte y el sur de Europa las que influyeron en su divergente historia a lo largo de la Edad
Moderna.
Los vientos de modernidad no sólo trajeron cambios a nivel político y económico. La crisis
que sufrió la Iglesia Católica en el siglo XVI fue uno de los acontecimientos relevantes del
período, que posteriormente se llamó Reforma.

Este proceso dividió a la Iglesia entre católicos y protestantes. Las razones que explican la
división del catolicismo son numerosas.

En el ámbito económico, las extensas tierras que estaban en poder de la Iglesia y los impuestos
que cobraba en cada rincón de Europa, fueron motivos suficientes para que los Estados
nacientes buscaran desligarse de estas obligaciones tributarias, y pretendieran anexar al
territorio nacional los dominios eclesiásticos.

Quien inició el proceso de ruptura definitiva con la Iglesia Católica fue el monje alemán
Martín Lutero (1483-1546). Muy molesto por la venta de indulgencias en Wittemberg, pueblo
donde enseñaba en una Universidad. Lutero redactó 95 razones, las 95 tesis, con las que acusó
a la Iglesia de corrupta. El Papa León X lo excomulgó, pues Lutero se negó a arrepentirse de
sus acusaciones.

Los príncipes alemanes apoyaron al monje, puesto que en la lucha del sacerdote, vieron la
posibilidad de desligarse del dominio de la Iglesia. Rápidamente, los seguidores de Lutero
aumentaron, y surgió la nueva doctrina.

El luteranismo eliminó algunos sacramentos, negó la adoración a los santos, suprimió el latín
como idioma oficial de la Iglesia Católica y desconoció la autoridad del Papa como máximo
representante de Dios en la Tierra.

En otros países, las ideas protestantes se difundieron rápidamente; en Suiza, Juan Calvino dio
origen al Calvinismo; y en Inglaterra, el rey Enrique VIII se separó de la Iglesia Católica y
formuló una nueva religión, el Anglicanismo.

Después de este duro golpe, la Iglesia Católica determinó hacer una profunda revisión interna.
Para ello, convocó a un Concilio en la ciudad de Trento, el que se inició en 1545. Estrellas de
esta reforma fueron Ignacio de Loyola y la Compañía de Jesús. Sin embargo, no pudo hacer
regresar a la obediencia católica a numerosas naciones reformadas. La Alemania del norte,
Escandinavia y Gran Bretaña ya no volverían al catolicismo, mientras que Francia se debatiría
durante años de conflictos internos por causa religiosa, hasta que en 1685 Luis XIV revocó el
Edicto de Nantes, que garantizaba la tolerancia católica hacia los hugonotes, y los expulsó. El
triunfo de la Contrarreforma se centró en la Europa danubiana, la Alemania del sur y Polonia.
Irlanda, las penínsulas ibérica e itálica, además de los recién ganados dominios ultramarinos
españoles en América, permanecieron católicos.

Todo esto sucedió en medio de un terrible periodo de guerras de religión: en Alemania, los
príncipes católicos se apoyaron en Carlos V contra los príncipes protestantes, al tiempo que
surgían movimientos sociales como la guerra de los campesinos o los anabaptistas,
perseguidos sangrientamente por ambos bandos, con la bendición expresa tanto del Papa como
de Lutero; en Francia, la no menos violenta Matanza de San Bartolomé (1572) fue sólo un
episodio de su particular y prolongada serie de guerras de religión, en las que los distintos
grupos sociales se encuadran en bandos nobiliarios con opuestas pretensiones políticas,
dinásticas y alianzas exteriores; la Guerra de los Ochenta Años que supone la separación de
los Países Bajos en un norte protestante y un sur católico; en su última fase (tras una Tregua de
los doce años) simultánea a la Guerra de los Treinta Años (1614-1648) en el Sacro Imperio,
que terminó transformándose en un conflicto europeo generalizado.

La expansión europea significa la desaparición o sumisión de muchas religiones indígenas en


los territorios ocupados por los europeos. Excepcionalmente, surge en el norte de la India una
nueva religión: el sijismo.

Tras esta reunión, que duró varios años, la Iglesia definió su doctrina:

 Validez de la autoridad del Papa,


 El celibato eclesiástico,
 La devoción a los santos,
 Ratificó la validez de los sacramentos, etcétera.

A este movimiento católico se le llamó Contrarreforma.

Como consecuencia de la división de la fe, estallaron guerras en todo el continente. Las


llamadas Guerras de Religión se extendieron por más de cuarenta años, enfrentándose
católicos y protestantes con una violencia, que sólo se justificaba por el afán de poder político,
y por la defensa cerrada de la fe de cada uno de los bandos.

En América Latina el catolicismo fue impuesto como religión prácticamente exclusiva


siguiendo los lineamientos de la Contrarreforma, pero al mismo tiempo las antiguas religiones
y creencias precolombinas y africanas reprimidas, reaparecieron reformulando el cristianismo
mediante el sincretismo religioso. Un ejemplo de ello es la fusión de cultos como el de la
Pachamama y la Virgen María en la región andina y la presencia de los orishás de la religión
yoruba en la santería y el candomblé. El catolicismo latinoamericano, especialmente en sus
vertientes más ligadas a las culturas de los pueblos originarios y afroamericanos, abrió camino
a nuevos enfoques ante los derechos humanos, la naturaleza, la igualdad social y el
republicanismo, alcanzando expresiones destacadas en casos como el de Bartolomé de las
Casas y las Misiones Jesuíticas.

La otra gran religión expansiva, el Islam, no tiene una separación de autoridades civiles y
religiosas, lo que no significa necesariamente un mayor fundamentalismo, y la prueba habían
sido los periodos de tolerancia y fértil intercambio cultural de la Edad Media. Los Imperios
Turco, Safávida o Mogol no fueron menos, sino más tolerantes en lo religioso que la
Monarquía Católica o la Ginebra de Juan Calvino, y el Mediterráneo Oriental (Balcanes
incluidos) fue durante toda la Edad Moderna un mosaico étnico y religioso que acogió la
diáspora sefardí de forma equivalente a como lo hizo Ámsterdam. No obstante, en la Europa
cristiana el humanismo renacentista (en principio, la simple reivindicación de los studia
humanitatis frente a la teología) va acentuando la separación de los ámbitos religioso y laico.
El erasmismo o conceptos como la libertad de conciencia no sólo abren el paso a otras
religiones (protestantismo), sino a nuevas actitudes del hombre ante la naturaleza, como la
duda cartesiana, el racionalismo y el empirismo. Muy diferentes entre sí, la indiferencia
religiosa, los libertinos, la masonería, el panteísmo, el agnosticismo y el ateísmo empezarán a
ser consideradas como posturas imaginables -aunque de ninguna manera toleradas- y ganarán
terreno a medida que avancen los siglos de la Edad Moderna. La trayectoria personal e
intelectual de Voltaire significará un referente que quedará fijado en el espíritu enciclopedista.
La descristianización ligada a la Revolución francesa hará posible en un efímero episodio un
culto secular a la Diosa Razón, bajo un calendario revolucionario privado de toda huella
litúrgica.

Concilio de Trento (1545-64)

El tremendo revuelo que habían provocado las acciones de Lutero, Calvino, los Anglicanos y
los Presbiterianos, motivó una reacción de la Iglesia Católica, que tomó una serie de
iniciativas con el propósito de combatir la Reforma.

La principal de ellas consistió en la convocatoria de un concilio ecuménico que con muchos


altibajos se realizó en la ciudad italiana de Trento.

1. El Fondo del Asunto


La segunda gran arma de la Iglesia Romana contra el movimiento protestante fue ideada en un
concilio general bien gobernado. Debe recordarse que cuando Lutero fue condenado por el
Papa León X, él apeló a un concilio general. Tal apelación irritó a los que apoyaban al Papa.
León X tenía la confianza de que el mejor método de suprimir a Lutero sería convocar tal
concilio y dejar bajo su control el reprimirlo. Su muerte en los primeros años de la reforma de
Lutero impidió esta acción, y a pesar del clamor por un concilio general de todas partes,
luteranos, príncipes católicos, y hasta del emperador Carlos, los papas y sus consejeros habían
pensado que no era un tiempo propicio para convocar un concilio general. Pablo III (1534-49)
todavía tenía esperanzas de conciliar a los protestantes en un concilio reunido en Trento
(Austria) en 1545. El emperador deseaba que este concilio uniera a Europa religiosa y
políticamente, no mediante la supresión del protestantismo, sino mediante la conciliación. El
Papa, por su parte, había decidido para 1545 no tener participación en la conciliación de los
protestantes, y esperaba que el concilio definiera y declarara la doctrina católica con el
propósito de refutar y condenar a los protestantes.
Los Resultados
Los resultados del concilio muestran que el partido papal tuvo el control la mayor parte del
tiempo. Ocasionalmente algunos disidentes sin trabas alzaban sus voces con relación a algunos
de los problemas más fundamentales, pero la mayor parte de las veces era una completa
victoria para el partido ultramontano. Las esperanzas del emperador de la unificación religiosa
y política de Europa se hicieron pedazos. Pronto se retiró de su oficio. Los únicos elementos
de reforma incluidos en las recomendaciones del concilio tenían el objetivo de enfrentar el
desafío del protestantismo. Los sacerdotes debían conocer sus biblias y ser capaces de
predicar; se ordenó un control episcopal más fuerte de las parroquias; se hicieron arreglos para
mejor educación de los clérigos y para más cuidado en los nombramientos; también se hizo
hincapié en la disciplina y en la moralidad. Todos estos asuntos eran un intento de obligar a la
Iglesia Romana a combatir al protestantismo.

Florecimiento de la vida cristiana:

Nuevas órdenes religiosas: Carmelitas (Santa Teresa de Jesús, 1562), Compañía de Jesús (San
Ignacio de Loyola, 1537), Capuchinos (1525), Hermanos de San Juan de Dios (1550),
Escolapios (San José de Calasanz, 1597). Desarrollo de las ciencias: filosofía y teología
(universidades de Salamanca y Alcalá), que coincide con la edad de oro de la Literatura
española. Evangelización de América (tan criticada hoy en día), de Filipinas, China y Japón
(San Francisco Javier).

La cuestión de la Inquisición

La Inquisición española es para algunos el punto más negro de la Iglesia por su intolerancia
religiosa. Hay que tener en cuenta:

 La inquisición fue una institución universal (Gregorio IX, 1231) para juzgar
sobre la herejías. La inquisición juzgaba, el poder civil imponía la pena. Se
entendía que las faltas contra la fe atentaban contra la convivencia.
 Sixto IV concedió a los Reyes Católicos (1478) el poder constituir estos
tribunales.
 Se cometieron abusos e irregularidades; pero los historiadores antiespañoles y
protestantes hicieron interpretaciones calumniosas.
 Los ajusticiados en España eran menos que en otros países. En la época de
mayor rigor (1575 – 1610, en Toledo) de 2.000 sentencias, sólo 15 fueron de
pena capital.
 Es una cuestión de su época, que no se puede juzgar desde nuestro tiempo;
aunque es evidente que no pueden aceptarse los errores y los abusos cometidos.

El caso de Galileo:
A comienzos del siglo XVII, Galileo Galilei sostuvo como cierta la doctrina de Copérnico
(1530): La tierra se mueve alrededor del sol (Heliocentrismo). Galileo fue acusado de
contradecir algunos pasajes de la Sagrada Escritura (Libro de Josué 10, 12) que parecen
afirmar que el sol gira alrededor de la tierra. El papa Urbano VIII ridiculizó su teoría. La
Inquisición le detiene por publicar su teoría sin el “imprimatur” y por contradecir la Sagrada
Escritura. Galileo acató la sentencia del Santo Oficio y vivió prisionero en Florencia, donde
murió (1642). Los que le juzgaron se equivocaron; pero no se discutía un dogma de fe. En este
caso los teólogos se inmiscuyeron en el campo de la astronomía y los científicos en el terreno
Galileo Galilei de la teología. Este caso ha sido una bandera para expresar la “incompatibilidad” entre la fe la
ciencia.

La Ilustración y la Revolución Francesa:

La Revolución Francesa (1789) marca el inicio de la Edad Contemporánea. Su caldo de


cultivo fue la Ilustración. La Ilustración es un movimiento filosófico y cultural que se extendió
por Europa durante el siglo XVIII; valoraba por encima de todo el papel de la razón. Los
ilustrados presentaban a la Iglesia como el principal exponente del “oscurantismo medieval y
cerril”. Esto produjo una reacción contra la monarquía y la Iglesia, la revolución francesa, que
supuso una de las persecuciones más duras y sangrientas de la historia. En Francia se
suprimieron todas las órdenes religiosas y se persiguió al clero; en 1793 fue abolida la religión
católica y la “diosa razón” fue entronizada en la catedral de Notre Dame de París.

Las “herejías” de los tiempos modernos:

El Racionalismo exalta la razón en detrimento de la fe. “La razón humana es el árbitro del bien
y del mal”. “La fe cristiana daña la perfección del hombre”. “Jesucristo es una ficción mítica”.
Pío IX lo condena en 1864 con el “Syllabus”.

El Modernismo es un movimiento teológico que exalta la razón. “La religión es una simple
experiencia subjetiva”. “Jesucristo no es Dios, sólo un hombre
extraordinario”. “Cristo no instituyó la Iglesia”. Pío X lo condenó en
1909 con la encíclica “Pascendi”.

El Marxismo, fundado por Carlos Marx, es una concepción


materialista del mundo y del hombre. “Dios no existe y la religión es el
opio del pueblo”. La religión cristiana es un “producto” del sistema
capitalista, que tiene como finalidad consolar al proletariado con la
promesa del cielo; consuelo que leimpide comprometerse en la
Carl Marx
transformación de la historia.

La Contrarreforma
La Reforma Católica o Contrarreforma fue la respuesta a la reforma protestante de Martín
Lutero, que había debilitado a la Iglesia. Denota el período de resurgimiento católico desde el
pontificado del Papa Pío IV en 1560 hasta el fin de la Guerra de los Treinta Años, en 1648.
Sus objetivos fueron renovar la Iglesia y evitar el avance de las doctrinas protestantes.
El Papa III convocó a una reunión de todos los obispos de la Iglesia, el Concilio de Trento,
cuyo objetivo era realizar una

definición clara del dogma católico y restaurar la disciplina del clero. Se


estableció una jerarquía efectiva de supervisión para garantizar que el clero y
los laicos observaran las nuevas normas de disciplina y ortodoxia que se
esperaba de ellos. Estas medidas, junto con la Inquisición, y las guerras de
religión, pretendían detener el avance del Protestantismo, e infundir un
nuevo entusiasmo y confianza a los católicos. Hacia 1650, más de dos tercios
de Europa prestaba de nuevo obediencia a la Iglesia de Roma: la Reforma
protestante, en conjunto, sólo conservó su influencia en el norte.

La Reforma
A partir del siglo XI en adelante aparecieron voces dentro de la Iglesia Católica que criticaban
su intervención en
asuntos terrenales, actividad que la alejaban de su función espiritual.
En los siglos XV y XVI se dio una serie de fenómenos que mostraron, al mismo tiempo, los
problemas de la Iglesia y la inquietud espiritual de los fieles:
1.Los Papas abandonan la función espiritual en la Iglesia y se enredan en episodios
de política. Su modo de vida se alejo a como debería ser, no respetando los votos,
tales como castidad y pobreza.
2. El clero no estaba preparado para cumplir con sus funciones, ya que recibía una escasa
educación tanto en materias espirituales como intelectuales.
3. Surgieron corrientes que llamaban al ejercicio de una espiritualidad mas intima,
interesándose antes por la relación mística con Dios, que por la ceremonia y el boato
de la liturgia.
4. El humanismo exaltaba la capacidad del propio individuo para buscar la verdad y por ello,
impulsa un retorno a la Biblia y a los escritos de los Padres de la Iglesia, estimulando
la libre interpretación de la escrituras.
5. Brotaron herejías, formas rechazadas por la Iglesia para practicar la religión, practicas que
se oponían a la tradición católica y hacían de la Biblia la única fuente de la verdad.

Factores como la Peste Negra, las hambrunas y las guerras, las transformaciones económicas y
sociales, el fortalecimiento de las monarquías nacionales y la invención de la imprenta, que
permitía el acceso a la Biblia a un menor costo y la traducción de la misma a las lenguas
nacionales, colaboraron con el quiebre de la Iglesia.

6. Reforma Luterana o Protestante:


Este movimiento hundía sus raíces en elementos de la tradición católica medieval, como el
movimiento de la
Devoción moderna en Alemania y los Países Bajos, que era una piedad laica anti eclesiástica y
centrada en Cristo. Además, la segunda generación del humanismo la siguió en gran medida.
Comenzó con la predicación del sacerdote católico agustino Martín Lutero, que revisó las
doctrinas medievales según el criterio de su conformidad a las Sagradas Escrituras. En
particular, rechazó el complejo sistema sacramental de la Iglesia Católica medieval, que
permitía y justificaba exageraciones como la "venta de indulgencias", según Lutero, un
verdadero secuestro del Eva, el cual debía ser predicado libremente, y no vendido.
La Reforma Protestante dependió del apoyo de algunas autoridades civiles para poder
reformar iglesias cristianas de ámbito estatal (posteriormente iglesias nacionales). Los grandes
exponentes de la Reforma Protestante fueron Martín Lutero y Juan Calvino.
El Protestantismo ha llegado a constituir la tercera gran rama del cristianismo, con un grupo de
fieles que actualmente supera los quinientos millones y que se expande rápidamente en
América Latina, Asia y África.

7. Reforma Calvinista:
Los rasgos característicos de la reforma calvinista son:

 El lugar central que se da a la doctrina de la soberanía de Dios en


la creación, en el gobierno y en la redención del mundo
(predestinación). Durante más de cien años los historiadores han
afirmado que la predestinación es el tema central de la teología
de Calvino; pero es más aceptable afirmar que según la
opinión de Calvino, la creencia en la predestinación es más bien
el resultado final de nuestra fe en la gracia de Dios.
 La institución de la disciplina de la iglesia mediante el Consistorio, el conjunto de
pastores y ministros de Ginebra que regían en los casos de desórdenes morales y
reprimían las falsas enseñanzas.
 El gobierno eclesiástico mediante dirigentes elegidos por miembros de la iglesia. Ese
sistema sinodal presbiteriano dio gran importancia a la cooperación de los laicos en los
asuntos de la iglesia e influyó directamente en la forma de gobierno representativo en
los países democráticos.
 La enseñanza de que en la Santa Cena el participante sincero recibe con el pan y el
vino la virtud del cuerpo y de la sangre de Jesucristo, a saber, las gracias que están
representadas por los emblemas.
 El genio de Calvino como organizador y como propagador de la fe, que lo llevó a crear
un sistema que capacitó al protestantismo para difundirse rápidamente.

8. Reforma Anglicana:
El rey de Inglaterra, Enrique VIII, convencido por el humanismo cristiano, se integro
por la crisis de la Iglesia. Encargo un trato defendiendo los
sacramentos, por el cual el Papa le otorgo el título de “defensor de
la fe”. Al no poder engendrar un sucesor al trono con su esposa,
Enrique VIII solicitó la anulación de su matrimonio para
posteriormente casarse con la cortesana Ana Bolena.
El Papa se negó a tal anulación por lo que Enrique VIII se separo de
la Iglesia Católica. En 1532 el parlamento ingles lo proclamo
"Protector de la Iglesia de Inglaterra".
En un principio la doctrina anglicana permaneció mas cercana al catolicismo humanista
que al luteranismo. Sin embargo, al morir Enrique VIII la luchas disputadas por el
poder entre sus sucesores, se profundizo la diferencia doctrinal con el catolicismo
romano y el anglicanismo se acerco al calvinismo y al puritanismo.
CONCLUSIÓN
La Iglesia a logrado, a pesar de sus duelos y quebrantos, siempre seguir adelante. Algunos
hombres de la Iglesia se mantuvieron fieles y otros se desviaron de su camino. Por esto el
Concilio Vaticano II ha reconocido:
“Aunque la Iglesia, por virtud de Espíritu Santo, se ha mantenido como fiel esposa de su
Señor y nunca ha cesado de ser signo de salvación en el mundo, sabe, sin embargo, muy bien
que no siempre, a lo largo de su prolongada historia, fueron todos sus miembros, clèrigos o
láicos, fieles al espíritu de Dios. Sabe también la Iglesia que aún hoy día es mucha la
distancia que se da entre el mensaje que ella anuncia y la fragilidad humana de los
mensaeros a quienes está confiado el Evangelio… De igual manera, comprende la Iglesia
cuánto le queda aún por madurar, por su experienca de siglos, en la relación que debe tener
con el mundo” (Gaudium et spes, nº 43).

En la Edad Moderna se fue creando un modelo distinto de sociedad, laicita, liberal y


naturalista, más o menos aleada de la Iglesia, y en ocasicones opuesta rotundamente a ella.
Esto fue a consecuencia del Ilumnisimo, de la Ilustración y de la Revolución francesa. Luego
llegó el mundo de la técnica, de la máquina y de la razón, y el hombre empieza a sentirse
dueño y señor de su propio destino, desvinculándose de la idea de un Dios inmanente y eterno,
sin que ya le importara tanto su priera y tradicional idea religiosa.

Fue un siglo, en el cual la Iglesia sufrió mucho. Se habla de la Revolución Francesa por sus
grandes logros, pero se ocultan las violaciones de los derechos fundamentaes de la persona,
hechas precisamente en nombre de la libertd, igualdad y fraternidad. Se quiso abrir la era de
la democracia, de la libertad y del progreso, pero a costa de muchos atropellos, intolerancias y
retrocesos morales.

No obstante, la Iglesia siguió adelante, pues “las puertas del infierno no podrán destruirla”,
porque su fundador es Jesucristo, el Hijo de Dios, y Él ha triunfado y triunfará, y con ella
triunfaremos todos los que estamos con ella.

BIBLIOGRAFÍA
 La Iglesia en la Edad Moderna; J. Carlos Vizuete Mendoza, 1 Edición, 2002, Editorial
Síntesis
 Historia de la Iglesia. III: Edad Moderna; José García Oro, Biblioteca de Autores
Cristianos; 1era edición, 2005
 Historia De La Iglesia : Edad Antigua, Media, Moderna y Contemporanea, y la Iglesia
en España; Juan Maria Laboa Gallego; Ediciones San Pablo; 2005
 www.catholic.net
 La Historia de La Iglesia, II La Iglesia en la Epoca Moderna; Francisco Martin;
Colección Pelicano; 3 edición; España

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