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Erase una vez, un niño llamado el principito, que vivía en un planeta muy lejano
y pequeño. El estaba muy aburrido, pues en su pueblo no había mucho que ver
por su tamaño tan reducido, además, el ya conocía todo ahí; a sus
personas, a sus plantas, sus animales, sus frutas.
Entonces decidió realizar un viaje sin rumbo a un
planeta nuevo el cual conocer; encendió su nave y
emprendió el rumbo a lo desconocido.
“Esta es la tierra. “
La persona le respondió:
“¿Principito? Que nombre tan singular bueno cada loco con su tema, mi
nombre Roberto”
El Principito muy curioso empezó a buscar a estos seres tan raros por un día
completo, pero sin lograrlo.
Al día siguiente siguió buscando, por horas y horas, entonces cuando estaba
ya a punto de desfallecer en su búsqueda, vio a un ser muy pequeño llorando
bajo un árbol entonces se acerco y le pregunto:
“yo soy el duende Randi” y agrego “¿me puedes ayudar a buscar mi vasija
de oro?”
“¡por allí!, veo algo tan brillante como mi vasija de oro, sigamos la luz.”
“¡nooo! Esa vasija es mía no te la vas a robar” dijo muy bravo Randi.
Y en ese momento se desato una discusión sobre el dueño de la vasija;
entonces al principito se le ocurrió la idea de hacer un juego, para así darle la
vasija a quien ganara. Entonces hizo su propuesta.
“piedra, papel o tijera” ¡y qué suerte! esta ronda la gano Randi. La siguiente
seria la ronda de desempate.