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Platón interpreta el alma principalmente en dos sentidos: el alma como aquello que
permite a los seres vivos realizar actividades vitales, y, en el caso del alma humana, como
el principio divino e inmortal que nos faculta para el conocimiento y la vida buena.
Al igual que todos los griegos, Platón, consideró que el alma es el principio que anima los
cuerpos de los seres vivos, que les da vida y movimiento. Pero lo peculiar de su
concepción se muestra en su visión del alma como principio de racionalidad y dotada de
carácter divino. Para este autor el alma es la parte más excelente del hombre, gracias a
ella podemos alcanzar la ciencia y realizar acciones buenas; el alma ― al menos la parte
más excelente ― nos vincula con el mundo divino y está dotada de un destino inmortal.
Según Platón, el alma es eterna, de modo que existe antes de unirse a un cuerpo y
continúa existiendo cuando el cuerpo muere. El ser humano resulta de una unión
accidental entre cuerpo y alma. El cuerpo pertenece al mundo sensible, pero el alma
corresponde al mundo inteligible. Por eso el cuerpo es cambiante, está en continuo
movimiento; en tanto que el alma es eterna y permanente. El alma es, asimismo, la
responsable del conocimiento. Para él el alma es la esencia humana y el cuerpo un
instrumento a su servicio.
Alma Racional
Parte superior del alma humana, inmortal y divina. Gracias a ella alcanzamos el
conocimiento y la vida buena.
El "mito del carro alado" representa el alma racional con la metáfora del auriga. Es
la parte más excelente del alma, se identifica con la razón y nos faculta para el
conocimiento y la realización del bien y la justicia. Es un principio divino y dotado de
inmortalidad. La sitúa en la cabeza (el cerebro).
Alma Irascible
Parte del alma humana en donde se sitúan la voluntad y el valor.
El "mito del carro alado" representa el alma irascible con la metáfora del caballo
bueno y dócil a las instrucciones del auriga. Gracias a esta parte el auriga puede seguir a
los dioses hacia el mundo de las Ideas y la contemplación de la Idea de Bien. En el alma
irascible se encuentra la voluntad, el valor y la fortaleza. Platón no defiende con claridad
ni su mortalidad ni su inmortalidad. La sitúa en el pecho (el corazón).
Alma Concupiscible
Parte mortal del alma humana responsable de las pasiones, placeres y deseos sensibles.
En el "mito del carro alado", Platón representa el alma concupiscible con la
metáfora del caballo malo, poco dócil y que dirige al carro hacia el mundo sensible. Es la
parte del alma humana más relacionada con el cuerpo y en ella se encuentran los placeres
sensibles y los apetitos o deseos sensibles (deseos sexuales, apetitos por la comida, la
fama, la riqueza...). Por estar tan íntimamente ligada al cuerpo se destruye cuando éste
muere. La sitúa en el abdomen (hígado).
En resumen, el ser animado es un conjunto de cuerpo y alma en la que las dos partes del
ser se necesitan mutuamente. Mientras que el cuerpo es la materia y la potencia (es la
entidad que tienen vida en potencia –No en acto−), el alma es su esencia, es la forma
específica del cuerpo. De esta forma Aristóteles dice que el alma es entelequia y forma de
aquel sujeto que tienen la posibilidad de convertirse en un ser de tal tipo. El ser animado
se diferencia del ser inerte porque esta realiza una serie de funciones o actos propios del
vivir.
Para Aristóteles los seres humanos no son los únicos seres que poseen alma, sino que la
poseen todos los seres vivos, desde las margaritas y los moluscos hasta los seres más
complejos. El alma es el principio de la vida, la fuente de las actividades de cada ser vivo.
Aristóteles constituye al alma por 5 potencias o principios distintos accidentales o de
operación, que se diversifican en funciones de sus actos o sus objetivos: vegetativa,
sensitiva, intelectual, apetitiva y, loco motiva. Las dos últimas constituyen el fin de los
seres vivos, pues estas dos funciones que implican el apetito y la facultad de moverse
tienen como función intentar la finalidad del ser vivo: la consecución del objeto apetecido.
ANALISIS COMPARATIVO DE LA NOCION DEL ALMA ENTRE PLATON Y ARISTOTELES.
Platón defendió sobre todo el carácter divino e inmortal del alma humana. Este
consideraba el alma separable y separada del hombre de carne y hueso, y su teoría
seguía un camino que bien podríamos llamar religioso. Esto llevo al punto de
considerar el alma como un habitante originario del mundo inmaterial, tomando al
cuerpo como la cárcel del alma.
Platón elaboró su concepción del hombre en relación con la teoría de las ideas y
está compuesto por dos sustancias de origen y destino distintas: el cuerpo
(perteneciente al mundo sensible, material, mortal) y el alma (perteneciente al
mundo de las ideas, inmaterial, inmortal y racional).