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En Medicina se emplea el concepto normal para describir los hallazgos que sé objetivizan de ordinario, en los
pacientes sanos. Por ello, es sorprendente y perturbador que de tal filosofía, incluso utilizando técnicas idénticas,
se obtengan en parte valores muy divergentes. Una porción de esas discrepancias se debe al distinto esmero con
el cual se llevan a cabo los procesos para realizar las determinaciones. Y nos encontramos que en la cadena de
elaboración de un determinado análisis, existen puntos críticos en los que debemos ser exigentes con nosotros
mismos. El primer eslabón del proceso es la toma y recogida de muestras.
Todo el intento para evitar errores preanalíticos dará como resultado fiabilidad, calidad y por supuesto análisis
interpretables.
La hematología es una especialidad médica que tiene una gran dependencia de los métodos de laboratorio en
general y de las técnicas citológicas en particular, recordemos que esta última resuelve la problemática
diagnóstica en un 80% de las hemopatías.
Para realizar un correcto análisis hematológico, la sangre tiene que seguir conservando sus características físico-
químicas para que no existan alteraciones o artefactos en la muestra extraída y que pudieran dar lugar a
resultados erróneos.
Las muestras de sangre deben recogerse en animales que han estado en ayunas. El período de ayuno debe ser al
menos de 8 horas y preferiblemente de 12 horas.
La primera premisa a respetar para realizar un análisis hemocitológico es que la sangre obtenida y transferida a
un tubo con anticoagulante no tenga coágulo.
La segunda premisa es conservar siempre la proporción entre sangre y anticoagulante.
EL EDTA
Es el anticoagulante de elección para hematología, se utiliza a una concentración 1 mg por 1
c.c. de sangre o 0.5 mls de solución al 1 % para 5 mls de sangre, o 0.1 mls de solución al 1% para 1 mls de
sangre.
Una excesiva prolongación con el anticoagulante hace que se altere las células sanguíneas. Se
recomienda realizar un frotis sanguíneo si el envío se prolonga más de 24 horas.
También es el anticoagulante de elección para Test de Coombs y para realizar tinciones
citoquímicas.
LA HEPARINA
No es el anticoagulante de elección en hematología.
Se utiliza a una concentración de 0.2 c.c. de heparina saturada por cada 1 c.c. de sangre.
Las alteraciones que se producen son: degeneración nuclear de los neutrófilos, deg
No es APTA par estudios de inmunohematología: Test de Coombs.
No se utiliza para las tinciones citoquímicas.
Se puede emplear plasma y/o suero para la bioquímica y suero para la electroforesis.
Se deja que la sangre -transferida a un tubo sin anticoagulante- coagule completamente en el tubo.
Cuanto más tiempo se deje el tubo a temperatura ambiente, alrededor de dos horas, mayor cantidad de suero se
obtendrá y más pruebas diagnósticas se podrán realizar.
A temperatura ambiente entre 20-25 C la sangre transferida al tubo se debe dejar un mínimo de media hora y
preferiblemente de 1-2 horas, la coagulación y la retracción se pueden producir mucho más rápidamente si se
incuba el tubo a 37º C. durante 30 minutos y en ambos casos el tubo con la sangre se pone después en
refrigeración durante 30-60 minutos.
Una vez obtenida la retracción del coágulo se centrifuga igual que si de plasma se tratase.
Normalmente por cada 1 cc de sangre entera se pueden obtener 0.3 cc de suero.
La separación del coágulo es perfecta si se emplean tubos de vidrio o de poliestireno tratados, los tubos de
plástico o de poliestireno sin tratar no son aconsejables porque la retracción del coágulo es menor, el coágulo se
adhiere a las paredes, e incluso se puede alojar en la parte superior del tubo, haciendo que la separación del
coágulo sea más difícil y a la hora de intentar separar el coágulo se produzca hemólisis, que es el enemigo de la
mayoría de las pruebas bioquímicas, hormonales y de electroforesis.
Lo que nunca se debe hacer es centrifugar la sangre antes de que se complete la coagulación, en estas situaciones
se formarán cadenas de fibrina que retendrán en su arquitectura, enzimas (ALT, AST, lipasa...), substratos
(calcio, fósforo, colesterol...), iones (sodio, potasio, cloro...), proteínas (anticuerpos, globulinas...), hormonas y
metabolitos y, los resultados obtenidos de estos sueros siempre serán menores -y por consiguiente inexactos- a
los obtenidos de sueros normalmente procesados. También es importante resaltar que no se deben poner los
tubos con sangre sin anticoagulantes inmediatamente a la temperatura de 4º C ya que tampoco se obtendrá la
retracción del coágulo.
Si la extracción de sangre se realiza a última hora de la tarde, es preferible dejarla en reposo a
20-25º C. durante toda la noche y a la mañana siguiente ponerla en refrigeración a 4º C durante 30 minutos y
separar el suero.
Si la muestra ha de ser enviada al Laboratorio ésta debería estar separada del coágulo ya que los
golpes sufridos por las células en el coágulo, durante el viaje, puede originar su rotura y que se produzca
hemólisis, que afectará negativamente a la mayoría de las pruebas.
En resumen para la correcta realización y envío de muestras para realizar pruebas bioquímicas
y electroforesis se debe emplear suero o plasma separado en tubos de poliestireno estériles y refrigerados a 4ºC
y si está congelado mucho mejor.
En la siguiente tabla se expone la interferencia de los diferentes anticoagulantes utilizados, influencia de factores
externos y estabilidad de las pruebas comúnmente utilizadas en Medicina Veterinaria.
HORMONAS
Excepto algunas hormonas que requieren unas condiciones de manejo especiales, se deben seguir exactamente
los pasos explicados en el apartado separación del suero.
Se aconseja siempre suero y en segundo lugar plasma de con heparina.
Para la determinación de hormonas tiroideas no se debe utilizar sangre+edta..
Para la determinación de ACTH se debe emplear sangre+edta.
ESTABILIDAD E INTERFERENCIAS DE LAS PRUEBAS BIOQUÍMICAS.
Hormonas y metabolitos que NO requieren EDTA como anticoagulante: Acido fólico, Cortisol,
Fenobarbital.,Testosterona, Todas las hormonas tiroideas, Troponina I, Vitamina B12.
Las muestras recogidas en tubos con separadores o activadores de coágulo, deben centrifugarse tras la
formación del mismo, NUNCA ANTES.