Está en la página 1de 5

No se si sea paranoia mia.

Sin embargo quiero contárselo sin haberlo confirmado mas (vale la


pena?) Puerto boyaca me huele a muerte. Olia desde antes que viniera. Ahora huele mas,
reforzado aun por un rio moribundo y sucio y unas calles barriadas y charcosas. Claro, dira usted,
como en cualquier otro lugar. Y si puede ser. Solo que aquí los chulos se encargan de hacerla ver
mas cerca y mas penetrante: como que redefinen la muerte misma y la convierten en una historia
de interés general. Si usted viera, las vandadas de pajaros parecen en la tarde salir a cazar y llevar
por los aires niños y perros, manos y piernas. Y en las madrugadas reemplazan los celestiales
cantos de los copetones de otros lados. Es un bello espectáculo, son cientos, son los dueños de los
aires puerteños. Y como si fuera una grosera ironia, se comen las palomas, que ya han
exterminado.

La razón de este mensaje no son los chulos. Son los hechos que llaman la atención de un hombre
recian bajado a la realidad colombiana en su expresión. Pobreza, desempleo, violencia, drogas,
enfermedades, estatismo…Duitama era, y creo sigue siendo, un vividero de pensionados y
frustrados idealistas en el que Dario reescribe la literatura en una poesía tectónica y los pintores
hacen a su manera la historia de la pintura misma. Otra realidad. Puerto boyaca es en cambio, una
ciuidad que esta por ser definida. Y eso me anima. Puede que no sea bogota o Duitama, pero es
puerto y tiene mucho de interesante; por el momento se define en la negación de no ser tal o cual,
lo cual permite pensar en el proceso del conocer mismo. La primera impresión que tengo de ella
es casi teatral. El teatro del mundo, escribiría el divino niño de Praga en su altar; un lugar en el que
pareciera le pagaran a cada quien por caminar por algún lugar, o sentarse en algún sitio o comer
(aunque, claro, en el teatro no pagan por ninguna de estas cosas) Aquí no hay trabajo, y la gente
vive asi, lo importante es tener un televisor, una mesedora y un ventilador, versión tropical de una
ética socrática en la cual hay necesita tenerse una Jantipa y un catre donde pasar la noche con ella.

Pero si encontrar a la gente sentada todo el dia viendo televisión y frente al ventilador, o ver la
gente como sin a donde ir es poca impresión, hay que ver como niñas de 15 años de edad con
cigarrillo en mano se ofrecen sin posibilidad de vergüenza alguna. O ver como las camionetas con
hombre armados llegan a la zona rosa, o ver como un hombre intenta leer a Kant empapado en
sudor y a 35 grados. Aquí todo tiene un aire de increíble, de asqueroso, y a la vez de provocador,
de excitante, sensual y estimulante. La vida pasa aquí por los sentidos y la presencia del sudor; lo
que nos deja solo con que lo mas racional aquí tal vez sea una memoria a corto plazo.

Mientras escribo esto escucho la música que alguna vez escuchamos. Y recuerdo que
intentábamos proyectarnos en situaciones ideales, en las cuales la abundancia de talento teatral
era aburridora y la fama una suerte de cualidad natural…

También podría gustarte