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ANTOLOGÍA POESÍA CONTEMPORÁNEA

Sobre las doce y media


PERE GIMFERRER llamas para contarme tus llamadas,
cómo va tu trabajo,
En las cabinas telefónicas me explicas por encima los negocios
hay misteriosas inscripciones dibujadas con lápiz de que llevas en común con tu ex-marido,
labios. debes sin más remedio hacer la compra
Son las últimas palabras de las dulces muchachas y me echas de menos.
rubias El teléfono quiere espuma de cerveza,
que con el escote ensangrentado se refugian allí para aunque no, la mañana no es hermosa ni rubia.
morir.
Última noche bajo el pálido neón, último día bajo el
sol alucinante, Sobre las cuatro y media
calles recién regadas con magnolias, faros comunica tu siesta. Me llamas a las seis para decirme
amarillentos de que sales disparada,
los coches patrulla en el amanecer. que se queda tu hijo en casa de un amigo,
Te esperaré a la una y media, cuando salgas del cine que te aburre esta vida, pero a las siete debes
-y a estar en no sé dónde,
esta hora está muerta en el Depósito aquélla cuyo y a las ocho te esperan
cuerpo era un ramo de orquídeas. en la presentación de no sé quién
Herida en los tiroteos nocturnos, acorralada en las y luego sufres restaurante y copas
esquinas con algunos amigos.
por los reflectores, abofeteada en los night-clubs, Si no se te hace tarde
mi verdadero y dulce amor llora en mis brazos. me llamarás a casa cuando llegues.
Una última claridad, la más delgada y nítida,
parece deslizarse de los locales cerrados: Y no se te hace tarde.
esta luz que detiene a los transeúntes Sobre las dos y media te aseguro
y les habla suavemente de su infancia. que no me has despertado.
Músicas de otro tiempo, canción al compás de cuyas El teléfono busca ventanas encendidas
viejas en las calles desiertas
notas conocimos una noche a Ava Gardner, y me alegra escuchar noticias de la noche,
muchacha envuelta en un impermeable claro que cotilleos del mundo literario,
besamos que se te nota lo feliz que eres,
una vez en el ascensor, a oscuras entre dos pisos, que no haces otra cosa que hablar mucho de mí
y con todos los que hablas.
tenía los ojos muy azules, y hablaba siempre en
voz Nada sabe de amor quien no ha perdido
muy baja- se llamaba Nelly. por amor una casa, una hija tal vez
Cierra los ojos y escucha el canto de las sirenas en la y más de medio sueldo,
noche empeñado en el arte de ser feliz y justo,
plateada de anuncios luminosos. al otro lado de tu voz,
La noche tiene cálidas avenidas azules. al sur de las fronteras telefónicas.
Sombras abrazan sombras en piscinas y bares.
En el oscuro cielo combatían los astros
cuando murió de amor, …………………………………………..
y era como si oliera muy
despacio un perfume. Como el primer cigarro,
los primeros abrazos. Tú tenías
De "La muerte en Beverly Hills" una pequeña estrella de papel
brillando sobre el pómulo
POESÍA DE LA EXPERIENCIA y ocupabas la escena marginal
LUIS GARCÍA MONTERO donde las fiestas juntan la soledad, la música
o el deseo apacible de un regreso en común,
Merece la pena casi siempre más tarde.

(Un jueves telefónico) Y no la oscuridad, sino esas horas


que convierten las calles en decorados públicos
Trirt el qui mai no ha perdut para el privado amor,
per amor una casa atravesaron juntas
nuestras posibles sombras fugitivas
Joan Margarit con los cuellos alzados y fumando.
Siluetas con voz,
Sobre las diez te llamo sombras en las que fue tomando cuerpo
para decir que tengo diez llamadas, esa historia que hoy somos de verdad,
otra reunión, seis cartas, una vez apostada la paz del corazón.
una mañana espesa, varias citas
y nostalgia de ti. Aunque también los muebles
se hicieron a nosotros. vuelto a leer; pero también de adelfas
Frente a aquella ventana -que no cerraba bien-, desoladas y ardiendo.
en una habitación parecida a l a nuestra,
con libros y con cuerpos parecidas, Huele a vida quemada.
estuvimos amándonos
en el primer bostezo de la ciudad, su aviso, TALLER DE SEDERÍA
su arrogante protesta. Yo tenía
una pequeña estrella de papel
brillando sobre el labio. "Es un espléndido manantial de magnífica seda (...)
Salvo la seda, no hay otro comercio en esta ciudad,
Canción de brujería por lo cual los forasteros no permanecen en ella y
sólo la habitan sus propios vecinos."
Señor compañero, Señor de la noche, IBN AL- JATIB
haz que vuelva su rostro
quien no quiso mirarme.

Que sus ojos me busquen Seda del párpado, seda de la ingle,


sostenidos y azules seda roja del cielo de la boca,
por detrás de la barra. seda blanca, escondida, de la nuca,
la pieza con pequeños lunares de la espalda,
Que pregunte mi nombre crisálida de seda del ombligo,
y se acerque despacio el ovillo del pubis, la seda que se adentra,
a pedirme tabaco. el encaje de seda de la axila,
la organza de los labios,
Si prefiere quedarse, la piel como sedante,
haz que todos se vayan las palabras sedosas,
y este bar se despueble el sedal sin anzuelo de los brazos,
para dejarnos solos piel de fibra tensada -tarea de hilandera
con la canción más lenta. del gusano inquilino, el tejedor del gremio
de los sastres futuros que destejen
Si decide marcharse, la vieja seda rota y desvaída,
que la luna disponga del trapero que rasga y que descose
su luz en nuestro beso los últimos recortes, los retales,
y que las calles sepan la mortaja de seda apolillada.
también dejarnos solos.

Señor compañero, Señor de la noche, Carpe amorem


haz que no cante el gallo
sobre los edificios,
que se retrase el día LUISA CASTRO
Recuento
y que duren tus sombras
el tiempo necesario. Hoy tengo
veinticinco años.
El tiempo que ella tarde en decidirse. Mi juventud se va
con mis mejores deseos.
La quiero, la veo marchar
sin una rozadura,
AURORA LUQUE sin reproches espero a que esté lejos
para llorar su falta.
Eau de parfum Nunca sabrá nada de mí.
Cambiaré de amistades, de lugares,
De la infancia, el olor frecuentaré otros sitios
del musgo en las acequias, del barro, de las moras donde todo sea nuevo
y la extrema violencia de aprenderse. y ella no pueda decirme te quiero nunca más
y yo nunca más pueda dejar de obedecerla.
Del mar, la última nota Me esperan hombres que saben decir no,
de la última ola desplegada mujeres que saben programar sus vacaciones
antes de regresar y convencernos y soy feliz,
de que no habrá sirenas. el futuro se descubre ante mí
lleno de hombres que saben decir no,
De la noche, las leves veladuras mujeres que saben decir no
de un perfume italiano me esperan en sus increíbles fiestas
todavía de moda. con sus mejores deseos.

De tu cuerpo, el aroma De "De mí haré una estatua ecuestre" 1997


de libro de aventuras

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