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La ludopatía es un impulso

irreprimible de jugar a pesar de


ser consciente de sus consecuencias
y del deseo de detenerse. Se
considera un trastorno del control
de los impulsos, y por ello la
American Psychological Asociación
no lo considera como una adicción.
[1]
El juego patológico se clasifica en
el DSM-IV-R en trastornos del
control de los impulsos, que
también incluyen la cleptomanía,
piromanía y tricotilomanía, en los
que estaría implicada la
impulsividad, pero no presenta
comorbilidad con dichos
trastornos. Si bien el sistema DSM
(III, III-R y IV1) y la CIE-102
incluye este trastorno entre las
alteraciones debidas a un bajo
control de los impulsos, lo cierto es
que los criterios diagnósticos
operativos DSM tienen
exactamente el mismo diseño que el
de las adicciones a sustancias, lo
que muestra la concepción
subyacente para la enfermedad en
ese sistema: se trata de un problema adictivo "sin sustancia" incluido
en un apartado que no es el suyo.[2][3]
BASE BIOLÓGICA
De acuerdo con el Illinois
Institute for Addiction
Recovery, las últimas
evidencias indican que el
juego patológico es una
adicción similar a las
químicas. Se ha visto que
algunos jugadores patológicos
tienen menores niveles de
norepinefrina que los
jugadores normales.

De acuerdo con un estudio dirigido por Alec Roy, M.D. , antiguo


miembro del National Institute on Alcohol Abuse and Alcoholism, la
norepinefrina se secreta en condiciones de estrés o amenaza, de modo
que los jugadores patológicos juegan para elevar sus niveles.

Abundando en esto, de acuerdo con un informe de la Harvard Medical


School Division on Addictions se generó un experimento en el que a los
sujetos se les presentaban situaciones en las que podían ganar o perder
en un entorno que simulaba un casino. Las reacciones de los sujetos se
medían utilizando RMNf, una técnica de neuro imagen muy similar a
la Resonancia magnética nuclear. Y de acuerdo con el doctor Hans
Breiter, codirector del Centro de neurociencia de la motivación y la
emoción del Hospital General de Massachusetts, las "recompensas en
metálico en un ambiente que reproduce un ambiente de juego produce
una activación cerebral muy similar a la que se observa en un adicto a
la cocaína recibiendo una dosis."

Las deficiencias de serotonina también pueden contribuir a una


conducta compulsiva, lo cual incluye una adicción al juego.

PREVALENCIA

Un estudio de la Comisión para el juego del Reino Unido, el "British


Gambling Prevalence Survey 2007", concluyó que aproximadamente el
0.6% de la población adulta tenia problemas con el juego, el mismo
porcentaje que en 1999. La mayor prevalencia de la ludopatía se
encontró entre los participantes en apuestas por diferencias (14.7%),
Terminales de apuestas fijas e intercambio de apuestas (11.2%)

En el meta-análisis de Shaffer y Hall en 1996 sobre la prevalencia del


juego patológico entre adolescentes (de 13 a 20 años) la media estimada
para el juego patológico o para graves problemas con el juego oscilaba
entre el 4.4% y el 7.4%.

El conocimiento científico disponible parece indicar que la ludopatía es


una tendencia interna y que los ludópatas tienden a arriesgar dinero en
cualquier juego disponible, más que en uno en particular, generando
ludopatía en otros individuos que, de otro modo, serían "normales".
No obstante, las investigaciones también indican que los ludópatas en
juegos de desarrollo rápido. Por ello es mucho más probable que
pierdan dinero en la ruleta o en una máquina tragaperras, en el que los
ciclos terminan rápido y existe una constante tentación de jugar una y
otra vez o aumentar las apuestas, en oposición a las loterías nacionales,
en las que el jugador debe esperar hasta el próximo sorteo para ver los
resultados.

Henry Lesieur, un psicólogo del programa de tramiento para


jugadores del Hospital de Rhode Island afirma que el 30 por ciento de
los beneficios de las máquinas de juego proceden de ludópatas. En un
estudio reciente en Cataluña, en 2007, se ha estimado que 76,35% de
usuarios de máquinas tragaperras de los bares y restaurantes tenían
una problable ludopatía o afectación en el control.

Se ha implicado a los agonistas de la


dopamina, en particular el pramipexol
(Mirapex) en el desarrollo del juego
compulsivo y de otros patrones de
conducta con excesos.

EVALUACIÓN
El instrumento más habitual para detectar una "probable conducta de
juego patológico" es el South Oaks Gambling Screen (SOGS)
desarrollado por Lesieur y Blume (1987) en el South Oaks Hospital de
New York City. Este test es sin duda el instrumento más citado en la
literatura científica psicológica. En estos últimos años el uso del SOGS
ha decaído debido a las crecientes criticas, entre las que se encuentran
las que afirman que sobreestima los falsos positivos.
Los criterios diagnósticosdsf del DSM-IV son una alternativa al SOGS,
y se centran en las motivaciones psicológicas subyacentes al problema
del juego, y fueron desarrolladas por la American Psychiatric
Association. Se compone de diez criterios diagnósticos. Una prueba
basada en los criterios del DSM-IV criteria es el National Opinion
Research Center DSM Screen for Gambling Problems (NODS). Esta
medición es utilizada con bastante frecuencia. El Canadian Problem
Gambling Severity Index (PGSI) es otro instrumento de evaluación
PGSI se centra en los daños y consecuencias asociadas con la
ludopatía.

TRATAMIENTO DEL JUEGO PATOLÓGICO


Existen una gran variedad de tratamientos para el juego patológico
que incluyen el consejo, los grupos de autoayuda y la medicación
psiquiátrica. Sin embargo, no se considera que ninguno de estos
tratamientos sea el más eficaz, y no se ha aprobado ninguna
medicación por parte de la FDA para el tratamiento del juego
patológico.

Jugadores anónimos es un tratamiento comúnmente utilizado para la


ludopatía. Modelado con base en el tratamiento de Alcohólicos
Anónimos, utiliza un modelo en 12 pasos que hace hincapié en un
enfoque de ayuda mutua.

Se ha visto que un enfoque, la terapia cognitivo-conductual reduce los


síntomas y las urgencias relacionadas con el juego. Este tipo de terapia
se centra en la identificación de los procesos mentales relacionados con
el juego, las distorsiones cognitivas y del ánimo que incrementan la
vulnerabilidad al juego incontrolado. Además, esta terapia utilizan
técnicas de adquisición de competencias orientadas a la prevención de
las recaídas, asertividad y rechazo del juego, resolución de problemas y
refuerzo de las actividades e intereses inconsistentes con el juego.
Algunas páginas web como www.ludopatia.org o www.ludopatia.cat dan
consejos a jugadores y familiares afectados por ludopatía.

Existen evidencias de que la paroxetina es eficiente en el tratamiento


del juego patológico.[12] Además, para pacientes que sufren la
comorbididad del trastorno bipolar y el juego patológico, la
administración continuada de litio se ha mostrado eficaz en ensayos
preliminares.[13] El fármaco antagonista de los opiáceos conocido como
malmefeno también ha resultado exitoso en los ensayos para el
tratamiento del juego compulsivo.

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