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Para practicar el respeto en la vida diaria. Sigue las reglas que se siguen en tu grupo o tu
comunidad, como guardar silencio en determinadas circunstancias o respetar las áreas y
servicios creados para las personas discapacitadas
No aceptes ninguna actitud ofensiva o humillante: nadie debe hablarte a gritos o con groserías.
Más aun: nadie debe quitarte tus planes y las buenas ideas que guían tu vida (la vocación por
una carrera o el interés por un deporte).
Las leyes están hechas para respetarse. Hazlo siempre y recomiéndalo a tu entorno.
Aprende a ser amable y afectuoso con tu entorno: no arrojes basura en la calle, ten
consideración de los mayores, de las plantas, de las mascotas. Construye poco a poco el
mundo donde quieres vivir.
Las dificultades hacen que muchas personas pasen por encima de las reglas —y hasta de las
demás personas— para conseguir sus fines. Aunque los obtengan, esta forma ha de evitarse:
están haciendo del mundo un lugar de violencia y sufrimiento.
Puede creerse que el respeto o la falta de respeto que se presentan en el hogar no tienen
mayor impacto. Sin embargo, todo comienza allí: si respetamos en la casa, estamos generando
respeto en el mundo. No aceptes ni un detalle de violencia en tu hogar.