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El documento presenta el poema encontrado en el bolsillo de un soldado estadounidense muerto en el campo de batalla. El poema, titulado "Poema del Soldado Desconocido", expresa la conversación del soldado con Dios desde el cráter de una granada, donde reconoce haber sido engañado sobre la no existencia de Dios y encuentra consuelo en Él antes de ir a la ofensiva.
El documento presenta el poema encontrado en el bolsillo de un soldado estadounidense muerto en el campo de batalla. El poema, titulado "Poema del Soldado Desconocido", expresa la conversación del soldado con Dios desde el cráter de una granada, donde reconoce haber sido engañado sobre la no existencia de Dios y encuentra consuelo en Él antes de ir a la ofensiva.
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El documento presenta el poema encontrado en el bolsillo de un soldado estadounidense muerto en el campo de batalla. El poema, titulado "Poema del Soldado Desconocido", expresa la conversación del soldado con Dios desde el cráter de una granada, donde reconoce haber sido engañado sobre la no existencia de Dios y encuentra consuelo en Él antes de ir a la ofensiva.
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Fue Jimmy Walker, Ex-Alcalde de Nueva York, ahora comentarista de la
radio, quien leyó ante el micrófono por primera vez el poema más hermoso y conmovedor que jamás haya escrito un poeta desconocido, porque el poema en cuestión fue encontrado en el campo de batalla, en el bolsillo de la chaqueta de un soldado norteamericano destrozado completamente por una granada. El cuerpo no pudo ser reconocido y le faltaba, además, la chapa de identificación. Sin embargo, las líneas halladas en su bolsillo lo identifican como uno de los poetas más grandes de nuestra época. El Poema del Soldado Desconocido alcanzará la inmortalidad. Sus versos no podrán ser más sencillos en su magnitud, ni más humanos en su sinceridad, como podemos apreciarlos en su traducción literal Escucha Dios... Yo nunca hablé contigo. Hoy quiero saludarte, ¿cómo estás? Tú sabes... me decían que no existes y yo, tonto de mí, creí que era verdad. Yo nunca había mirado tu gran obra y anoche, desde el cráter que cavó una granada, ví tu cielo estrellado y comprendí que había sido engañado. Yo no sé si tú, Dios, estrecharás mi mano. Pero voy a explicarte, y me comprenderás... Es muy curioso: en este terrible infierno he encontrado la luz para mirar tu faz. Después de esto, mucho que decirte no tengo, tan sólo que... me alegro de haberte conocido. Pasada medianoche habrá ofensiva, pero no terno. Sé que tú vigilas. ¡La señal! Bueno, Dios, ya debo irme. Me encariñé contigo... Aún quería decirte que, Como sabes tú, habrá lucha cruenta y quizá esta noche aún llamaré a tu puerta. Aunque no fuimos amigos, ¿me dejarás entrar si hasta ti llego? Pero, si estoy llorando... ¿Ves Dios mío? Se me ocurre que ya no soy impío. Bueno, Dios, debo irme. Buena suerte. Es raro, pero ahora, ya no temo a la muerte.