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Hipótesis libias

Sé que lo que me dicen que pasa es falso. Y me desasosiega

GABRIEL ALBIAC
Día 21/03/2011

EL Consejo de Seguridad de la ONU ha declarado la guerra a Libia. Hay pocos


precedentes. Ni siquiera contra el agresivo Sadam se logró eso. No queda más remedio
que preguntarse cuál es la diferencia específica del caso libio; la que hizo tan urgente
que la ONU (la mayor congregación de dictaduras del planeta) decidiera acabar con la
dictadura de Gadafi. Escasos como andamos de información precisa, envueltos en el
estruendo bélico, habremos de limitarnos a proponer sólo hipótesis. Y a buscar si hay en
ellas verosimilitud, o, al menos, coherencia lógica.

Primera hipótesis. La guerra vendría exigida por un objetivo humanitario: desembarazar


a la población libia de un dictador siempre en la raya de lo delirante y de su corrupta
familia. Todos los datos del enunciado son ciertos. Gadafi es un arquetipo de manual
psiquiátrico; cualquiera que haya asistido a los montajes escénicos de sus alocuciones,
percibe esto con desasosiego: ese que habla no está bien de la cabeza. Gadafi es también
un dictador militar, de tradición más nasseriana que islamista; lo cual explica sus
pésimas relaciones con el entorno árabe y su acercamiento a Occidente. Su familia se ha
enriquecido a costa del petróleo; también su clan, en un país que es más un
rompecabezas de tribus que una nación. El derrocamiento de un tirano así sería, no hay
duda, respetable. Como lo sería el de sus equivalentes en la zona: el rey de Marruecos,
monarca de derecho divino y genocida en el Sahara; todos y cada uno de los emires del
Golfo, tiranos medievales, inconmensurablemente más crueles y voraces que Gadafi; la
monarquía saudí, muy probablemente el régimen más corrupto y más antidemocrático
del mundo, que acaba de ocupar Bahréin; Irán, a punto de poner en marcha su
armamento nuclear en el nombre del Altísimo… ¿Por qué empezar por Gadafi?

Segunda hipótesis. Aquella que los de la zeja esgrimieron como moralmente


descalificadora de la guerra de Irak: el control del petróleo. Pero, si nos ponemos de
verdad cínicos, el petróleo del cual Francia, Gran Bretaña y los Estados Unidos puedan
apropiarse en Libia es cosa de broma, comparado con el que se obtendría ocupando la
Península Arábiga. Y puede que Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos (y su pequeño y
servicial Zapatero) sean tan malos como nuestros tercermundistas pretenden. Pero dudo
de que sean idiotas.

Tercera hipótesis. Que estemos asistiendo a los primeros movimientos de peones sobre
el tablero de la gran guerra entre suníes y chiíes cuya sombra parece desplegarse
inexorablemente, con Arabia Saudí e Irán como adalides. Y que la previa limpieza de
esa «irregularidad» que es la dictadura no islamista de Libia y su posterior
despedazamiento en zonas tribales, no deje ya otro horizonte verosímil que el de tal
choque. Que, bien los servicios de inteligencia saudíes, bien los iraníes, bien ambos,
hayan sido la palanca de las extrañas movilizaciones populistas del Mediterráneo Sur en
los últimos meses, es bastante más que probable. Jugar tan fuerte, sin embargo, sobre la
militarizada Libia supone aceptar riesgos de envergadura mayor.
Describo sólo. Mentiría si digo que entiendo lo que pasa. Sé que lo que me dicen que
pasa es falso. Y me desasosiega.

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