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Esta mañana me he levantado con fuerzas, con ánimo, con ganas,

dispuesto a afrontar la monotonía de mis días de universitario tímido y


estudioso, diciéndote todo lo que siento por ti, eso que te oculto y que tú, la
chica que presume de conocerme a la perfección, nunca ha sido capaz de
observar. Te conozco desde que éramos unos enanos y un día te viniste a
hablar conmigo, Ale te gustaba, mi amigo, querías que hablara con él, que le
dijera cosas buenas de ti, sin conocerte, aun así lo intenté. Si eso me lo dijeras
hoy probablemente Ale se hubiera enamorado de ti con mis palabras, te
conozco muy bien y sé cómo eres: la chica más dulce que puede existir, esa
chica responsable que con su sonrisa me animaba siempre que me veía triste.
Esa chica de metro setenta y cuerpo delgado podía competir con cualquier
chica que se le pusiera delante, claro que tú no te lo creías, yo te lo decía…
pero no me hacías caso, me tomabas por tonto. Pensabas que lo hacía porque
era tu amigo, y hoy ya quería confesarte que no solo te veo como una amiga,
que eres la mujer con la que quiero pasar el resto de mis días. Siempre he
tenido en cuenta que a ti te han gustado muchos niños a lo largo de tu vida y
que ninguno se parece en nada a mí, desvergonzados y con una última palabra
graciosa que decir, sin embargo, yo, tímido, no sé si tengo alguna posibilidad
contigo, pero al menos lo intentaré, puede que sea tarde, aun así no me queda
otro remedio, si hoy no te decía hacia donde apuntan mis sentimientos tú
nunca te darás cuenta.

He querido ser valiente y hoy, a pesar del frío que tenía en mis manos a
las siete de la mañana, he desayunado sin guantes, me he cambiado, he ido al
servicio y me he peinado, tal y como a ti te gusta... después de tantos años y
tantas opiniones creo que es el momento de sorprenderte con mi pelo peinado
justo como tú me decías que debía hacerlo. Me he montado en el coche y he
conducido hasta la uni, donde como siempre, nos hemos encontrado las
mismas personas a la misma hora, hemos entrado en la clase, y en el mismo
lugar donde siempre estás hablando con esos amigos tuyos a los que odio, te
he visto, te he dicho hola y como siempre hoy me has saludado con una
sonrisa que puede alegrar a un muerto, como siempre, me has cogido del
brazo y me has llevado a un lugar apartado para que nadie te escuchara
decirme lo que te había pasado la tarde anterior, esas cosas tan privadas
tuyas, esas cosas que no soportaría escuchar nadie normal, nadie que no te
quisiese demasiado, porque son siempre las mismas, solo cambian los
protagonistas. Con tu sonrisa cambiada por un rostro de preocupación me
pedías ayuda y yo, como siempre, te daba las mismas soluciones, pero ya
tenía en mente lo que de verdad te quería decir, pero… como siempre… tu

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alarma ha sonado y no me ha quedado opción, cada uno para su edificio. Toda
una mañana de clase en clase con un frío inmenso por los pasillos, esos
pasillos grises llenos de panfletos de ofertas de pisos, esos pasillos donde
pasaban las chicas más guapas de la ciudad, todas con unos cuerpazos, todas
maquilladas a la perfección; sin embargo, en mi memoria solo reside el tuyo, tu
pelo, tu mirada, tu sonrisa…

Llegaron las doce del mediodía, mi segunda oportunidad, en frente de la


facultad de criminología, donde estudiabas, en el sitio donde yo siempre te
recogía, en el mismo banco donde te esperaba muerto de frío, vi recreada mi
peor pesadilla: Rubén y tú, besándoos.

Sí, el niño del que tú asegurabas estar enamorada, no debería


sorprenderme veros, si no fuera porque hace más de tres años que ni tú ni yo
hablamos con él. Como siempre, intenté mantener mi rostro impasible, incluso
intenté parecer alegre, cogí aire y me levanté para ir a saludaros. Pero… ya era
demasiado, hoy era mi día, era el día en el que te iba a decir la verdad y él se
ha adelantado, ni se me hubiera pasado por la cabeza que fuera a aparecer por
aquí, parece que él también es Leo, el horóscopo nos aseguraba que nos iría
bien en el amor, que era nuestro día, que nos atreviéramos a confesaros,
parece que él es más Leo que yo y por eso me ha ganado, me ha… dejado…
atónito, la verdad, te dije que era por el frío, pero esas lágrimas… no podía
aguantarlo más, veros juntos ha sido el mayor golpe que he podido recibir
jamás.

He estado a punto de irme corriendo de ahí, pero eso sería dejarte de


lado, en un momento… muy feliz para ti, el chico del que desde pequeña
estabas enamorada ¡te ha besado! Tenía que darte la enhorabuena como
mejor amigo tuyo que soy, y así lo he hecho. Y.. si todavía te lo estás
preguntando, sí, al acabar esa frase y ver tu sonrisa frente a su mirada de chico
malo al que todo le da igual me hizo pensar que algo tramaba, pero eso era lo
de menos, tenía que abandonar esa situación.

Y ahora estoy aquí, en la residencia escribiendo esta carta en sucio para


enviártela dentro de unas horas, cuando me asegure de que Rubén se haya
ido, me has dejado claro, que luchar contra él es inútil y confesarme al mismo
tiempo que él te tiene cogida de la mano puede resultar fatal. Seguro me dirías
que eso lo hago solo para que Rubén se vaya y se enfade contigo, normal que
lo hagas, él nunca me ha caído bien y soy incapaz de ver eso que en lo que tú
te fijas que nadie más acierta a encontrar. Después de haber llenado la
papelera de pañuelos impregnados de mis lágrimas me veo en disposición de
decirte la verdad. Siento no poder decírtelo a la cara, pero soy demasiado
tímido… y hoy no ha sido mi día, si hubiera tenido valor no te habría dejado
marchar a clase en ese momento… tú me conoces mejor que nadie y sabes
que soy incapaz de decir esas cosas tan importantes mirándote a los ojos.

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Siempre me he preguntado el por qué he estado a tu lado desde tan
pequeños, aguantando tus enfados tontos, pidiendo perdón a todas horas,
siempre ayudándote a todo lo que podía y más, nunca he dejado marchar tu
amistad, porque has sido la más importante, y hoy me doy cuenta. Nuestra
relación como amigos puede ser muy fuerte, pero la amistad acaba donde
empieza el amor. Yo, el límite que los separa, lo superé hace mucho tiempo.
Por ver tu sonrisa he podido hacer lo que nadie hubiera conseguido, por ver tu
mirada me he podido inventar las excusas más tontas del mundo solo para
quedar, por tocar tu pelo te han podido caer miles de cosas ahí, claro que…
nunca nada ha tocado tu pelo, sólo mis bastos dedos acariciando tu pelo suave
y yo haciendo el ridículo diciendo que te había caído una hoja… imaginaria.

Tú y tu forma de ser, tu dulzura y tu maldad, todavía no me explico cómo


tanto me han podido interesar, que has podido hacer para que solo me
importes tú, que has podido hacer para que en mi corazón tu firma sea la más
profunda que jamás pueda tener…

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