Está en la página 1de 1

GOTAS EN EL DESIERTO

Sentado sobre la arena, en medio del desierto, sediento y cansado pude ver unas
pequeñas gotas, exactamente tres, que se mantenían sobre la arena; y la arena no se
humedecía, sentí una nostalgia tan grande en mi corazón, tanto que con lágrimas en mis
ojos, alcé mi rostro al cielo y exclamando a gran voz dije:

Quiero decirte que no me he estado sintiendo muy bien que digamos, últimamente, pero
¿sabes? TU ME HAS DICHO QUE ESTARAS CONMIGO SIEMPRE, y la verdad es
que lo que siento no me hace creer mucho en esto, pero te creo.

¿Sabes? - dije
Quiero darte gracias porque siempre estas conmigo, he podido verte en momentos
difíciles, pero también buenos en mi vida.
Como no recordar aquellos momentos en donde nos conocimos por primera vez, yo tan
necesitado de Ti, y Tu como siempre lo has sido, dispuesto a ayudarme.
Sé que muchas veces lo único que hago ante Ti es quejarme, pedirte cosas, pero en
este momento quiero dejar de hacer eso y mencionar tus maravillas.

Entonces Recordé que aún seguía con vida en medio del desierto- y seguí diciendo:

Comienzo agradeciéndote por la vida que tengo, porque aunque no la merezco, Tú me


la das, gracias por aquellas personas que has puesto como mi familia, gracias porque
harás una gran obra en ellos. Gracias por aquellos amigos, personas especiales que
has puesto en mi vida, para ayudarme; para muchas veces verte através de ellos.
Como no agradecerte por aquellas veces en donde desmayaba, pero en cada una de
esas veces Tú me levantaste, esas veces en las cuales me sentía tan derrotado, tan mal,
pero veía Tu Mano, acariciándome, consolándome, dándome ánimos, limpiándome; y
cargándome sobre tus hombros me levantabas. Esas veces donde por mis errores creía
que me habías abandonado, cuando me sentía solo y caído en el suelo me levantaste y
susurrándome suavemente al oído, con tu dulce voz me decías: Aquí Estoy, no te he
dejado, no temas.
Razón tenía el salmista cuando decía: “Me Esconderás en tu tabernáculo en el día del
mal, me ocultaras en lo reservado de tu morada, sobre una roca me pondrás en alto,
Luego levantarás cabeza sobre mis enemigos que me rodean.”

- Luego me sentí tan rendido, que baje la cabeza y arrodillado y lleno de lágrimas dije:

Dejando este largo camino a un lado, y las costumbres por otro, quería separar este
tiempo, para decirte: Gracias, Muchas Gracias. Simplemente gracias porque Eres Mi
Dios.

Entonces pude ver que esas tres gotas se convirtieron en una gran fuente de agua en
medio del desierto, y pude beber de esa fuente que renovó mis fuerzas y me impulsó a
ponerme de pie y seguir mi camino.

También podría gustarte