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En una pequeña habitación cerrada protegida por grandes barrotes al

fondo del mismo, en una esquina predispuesta e iluminada por un


tímido rayo de luz que se filtra de una entreteja, se deja ver como una
silueta balbucea y llora sin remedio alguno…
Era una mujer, pelo claro, apenas rebasando la cuarta década de
existencia…

Rostro de Ángel…
Mirada sin alma…

Se encuentra de rodillas con sus manos tocando el suelo mientras


copiosas lagrimas bañan el frió suelo de aquella prisión…
Su mirada refleja una desolación total, llora sin remedio, tal cual es su
llanto que le cuesta respirar y toce para poder adquirir un poco de
oxigeno, gira la cabeza de lado a lado…

No logra comprender la realidad

Es demasiada cruel y cruenta para aceptarse…

Es una pesadilla espeluznante que poco a poco tomo vida propia y


como esculpida por un cruel destino, con azaroso destinatario…

Para mala fortuna de ella…

Quien la había recibido…

Balbucean palabras entrecortadas sin conexión alguna…

La imagen es desoladora, sus lamentos inconsolables…

Y su dolor interminable…

Una vorágine de sentimientos la azota orillándole al borde de la


locura y la desolación…

Su razón fundamental para su existencia había desaparecido…


E irónicamente tuvo que ser ella la quien llevo a cabo esa
desaparición….

Logrando un instante de calma se incorpora, se seca las lágrimas


como puede, y se pone de pie, se acerca a la tenue luz que todavía se
lograba filtrar escuetamente…

El ocaso…

Levanta su vista a un pequeño orificio donde se cuela la luz, el


escenario externo no menos tétrico que el de la celda, una espesa
oscuridad sopesaba por todo el lugar, era apenas ligeramente mas
claro que dentro de las cuatro paredes, un helado viento se introduce,
causando escalofríos a la angustiada mujer, un denso ambiente
invade el lugar…

Se hace pesado respirar…

Y ahí se queda…
Parada….

Como esperando una respuesta…

Que jamás llegaría…

El tiempo avanza y el pequeño haz de luz poco a poco se desaparece,


llevando de la penumbra a la casi completa oscuridad…

La mujer parece por fin resignada, retira la vista del agujero, con los
ojos exageradamente rojos, y todavía con lágrimas…

Nunca dejo de llorar…

Se dibujan senderos en su rostro, caminos por en los cuales las


lagrimas y la tierra del suelo del cuarto se juntan, dándole un aspecto
demacrado, lejos de lo que realmente era…

Unos ojos sin vida…

Los ojos son los espejos del alma…

Y esos ojos claramente reflejaban claramente lo que había dentro de


ella…

No había nada…

Lentamente se sienta pegando su espalda hacia la pared, y


arrastrándola hasta desplomarse sentada, sus manos en la cabeza,
jugando con su cabello, se tapa el rostro y lo oculta entre sus
manos…

En esa espantosa quietud solo se escucha los lamentos que hacen


eco en la habitación…

Los sollozos se incrementan…

Y las lágrimas regresan…

En un instante abruptamente baja los brazos, literalmente golpeando


el frió suelo…
Al hacer esto, rápidamente siente un dolor intenso en su mano
derecha, la acerca a la tenue luz que aparece por atrás de ella y
puede ver un rojo vivo bañando su mano, es una herida profunda…

Todavía confundida acerca la mano a su rostro y puede sentir lo


caliente de la sangre fresca que emana de su mano, la gira de ambos
lados sin comprender aun la situación, la herida es profunda y
bastante dolorosa, pero ella no tiene el mas mínimo signo de dolor o
preocupación por la misma…

Luego de unos segundos, empieza a buscar en la oscuridad con que


se había hecho ese daño, lastimándose de nuevo la misma mano,
pero obteniendo un objeto…

Lo pone a la luz que aparece por detrás de ella y lo examina


lentamente…

Brilla, rebota la luz…

Se trata de un pedazo de vidrio, cubierto de tierra, incrustado en la


tierra, con terminación en punta, desquebrajado en las orillas y con
mucho filo, tenia una punta realmente filosa que destellaba cuando la
luz se focalizaba encima de ella.

La mujer hace unas muecas de desaprobación y desagrado al objeto


que tiene en sus manos, y poco a poco empieza a rabiar…

Su rabia empieza a encenderse a tal punto que aprieta fuertemente el


objeto cortante con su mano, haciéndola sangrar copiosamente,
dibujando siluetas de dolor en su rostro, cuando no puede mas, deja
de apretar, y se cambia el objeto de mano…

Se mira la mano, totalmente cubierta de un rojo encendido…

Luego de unos instantes, se le aclara la vista, se le agrandan los ojos,


y de golpe deja de ver su mano ensangrentada y se mira la otra
donde tenia el objeto, lo mira fijamente, perdiendo su mirada en el
brillante y filoso cristal…

Mientras en su interior una lastimera idea de una salida empieza a


formarse…

Mira fijamente el cristal buscando decidirse por la acción a realizar…

No tiene el valor…

Pero no tiene nada más en la vida porque luchar…


Lentamente y con el pulso temblándole, bañada en lágrimas empieza
a acercar el cristal a su rostro, su movimiento de mano tambaleante
en demasía se acerca peligrosamente.

No conforme, ni totalmente decidida, pega el cristal a sus labios y lo


desliza por sus labios descendiendo hasta llegar a su cuello,
dejándole un delgado sendero rojo.

El desenlace parece inevitable pero en el último instante la mujer


detiene el movimiento contra su cuello y toma el objeto con las dos
manos

Y se queda ahí…

Contemplándolo…

El resto de la noche…

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