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llegar a ti.
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La Fotografía Como Arte
La fotografía no fue siempre
considerada un arte. Su
integración al arte fue un
proceso muy discutido que
comenzó con los fotógrafos
retratistas. El retrato
fotográfico tuvo gran
acogida como reemplazo del
retrato pintado ya que aquel
era mucho más barato.
Como el retrato fotográfico
remplazaba al retrato
pintado, gran cantidad de
pintores decidieron
convertirse en fotógrafos
retratistas para sobrevivir. Este fue el caso de Félix
Tournachon, Gustave Le
Gray y el segundo de los
hermanos Bisson. Éste fue el
primer ingreso de la
fotografía al medio artístico.
Además estos pintores
fueron algunos de los que
lucharon por que la
fotografía sea considerada
un arte.
A mediados del siglo XIX apareció una
nueva tendencia artística, el naturalismo.
La aparición de esta nueva tendencia,
centrada en la objetividad, buscaba imitar
la realidad y la naturaleza con un alto
grado de perfección y despreciaba la
subjetividad. Así, el naturalismo fue la
puerta que se abrió para dar a la fotografía
una verdadera importancia en el arte ya
que al imitar de una forma casi perfecta la
realidad, superaba ampliamente a la
pintura en este aspecto. Por otra parte, el
constante desarrollo de la fotografía en
esa época, básicamente con las nuevas
técnicas sobre la utilización de la luz del
sol, dio origen a fotos con un mayor
significado estético, lo que llevó a un
nuevo acercamiento de la fotografía hacia
el arte.
Se ha caracterizado, a lo largo
de los casi 30 años que lleva
trabajando en las calles, por
un admirable manejo del
esténcil, en especial para
crear retratos. Después de
arrancar en 1982 a imprimir
su arte en las calles de
Francia, y posteriormente de
ciudades alrededor del
mundo, Jef adoptó siete años
después su ya famosa firma
que consiste en una flecha
roja
A través de su arte es fácil percibir
su fascinación por los autorretratos
y retratos en general, de personajes
políticos, literatos, ídolos pop y
cineastas.
El balance general es positivo, pero cada uno puede tener
su lectura, pues lo que para uno puedes ser una historia de
dramática impactante, para otros puede ser una de las
películas de terror del año.
Es difícil decidir si Darren Aronofsky es un buen director o
un enfermo que traslada sus horrores a imágenes, pero lo
que queda claro es que sabe como sobrecoger el
espectador. Planos con espejos que muestra una dualidad
presente en la realidad, planos de uñas y padrastros que
dan mas grima que todo la saga “Saw” al completo y un
ritmo repetitivo pero, que curiosamente, no aburre.