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ETICA NICOMAQUEA

LIBRO 1

Capitulo 1

El capitulo 1 constituye la introducción del libro 1. Comienza con la premisa de que las
artes, la investigación científica, la acción y la elección tienden a un bien, a lo cual todas las
cosas aspiran. Continua estableciendo el tema planteando que los fines de las artes y las
ciencias a veces son solo acciones y a veces incluyen un producto el cual es más valioso
que la acción. Al haber muchas ciencias y artes también hay muchos fines, esto se
demuestra por medio del ejemplo de la medicina y la construcción naval. También por
medio de varios ejemplos se muestran los conceptos de ciencias gobernadas y ciencias
gobernadoras y como las primeras trabajan en función de las segundas, siendo estas
preferibles.

Capitulo 2

Comienza con la premisa condicional o hipótesis que plantea que si existe un fin el cual no
este en función de ningún otro se podría catalogar como el bien soberano que posee gran
importancia en la vida. Luego de este punto el autor introduce el tema que va a tratar en los
siguientes capítulos, aclarando que este bien soberano es competencia de la ciencia política
la cual determina las ciencias necesarias en las ciudades y cuales debe aprender el
ciudadano. Esta introducción continúa con la explicación de algunas cuestiones básicas
antes de abordar el problema principal, el de la ciencia política y que su fin contiene el fin
de las otras ciencias al punto de ser el bien humano, el cual se ocupa principalmente del
bien de la ciudad.

Capitulo 3

Este capitulo ya plantea dos problemas, el primero es que se piensa que lo bueno y lo justo,
de lo cual se ocupa la ciencia política, existe por convención y no por naturaleza. El
segundo es que los bienes particulares puedan convertirse en males. Pero dado que en
ciencia política no hay cabida para la lógica ya que esta parte de hechos y no de
suposiciones no es posible llegar a una conclusión clara. Ahora se explica lo que se necesita
para estudiar ciencia política. Cada cual juzga de lo que conoce, pero para juzgar en
conjunto es necesario ver mas allá de las apariencias, es por eso que el joven no es buen
estudiante ya que no tiene experiencia en las acciones de la vida de donde la ciencia política
toma y donde aplica sus proposiciones. El estudiante debe estar dispuesto ya que lo que se
aprende en ciencia política se debe aplicar. Finalmente se explica que la falta de
experiencia no se da por la corta edad sino por el control de las pasiones.
Capitulo 4

Al inicio del capitulo el autor busca determinar el bien al que tiende la ciencia política y
cual es el bien mayor en la acción humana. Se dice que este bien es la felicidad y se da una
definición superficial: es lo mismo que vivir bien y obrar bien. En este punto se presenta un
problema acerca de la esencia de la felicidad y la concepción que se tiene de esta. Puede ser
algo visible como el placer, la riqueza o el honor. Su concepción varia dependiendo del
estado del individuo así para el pobre será la riqueza y para el enfermo la salud.
El autor deja este problema por el momento y aborda otro punto: además de los muchos
bienes particulares existe un bien que es causa de la bondad de los demás. Pero los
racionamientos difieren dependiendo de si se parte de los principios o se concluye en ellos,
pero esta cuestión es mínima ya que se debe partir de lo conocido o lo más conocible
relativamente. Todo lo anterior conlleva a que quien quiera aprender ciencia política debió
ser educado en sus hábitos morales. El autor finaliza diciendo que el principio es el hecho y
que aquel que este dispuesto en sus hábitos posee ya los principios o los adquirirá
fácilmente.

Capitulo 5

Volviendo al tema de la concepción de la felicidad el autor dice que esta depende del tipo
de vida que se lleve. El autor contempla tres tipos sobresalientes de vida. Así para los más
vulgares la felicidad es el placer y por eso aman la vida voluptuosa. Para los hombres de
acción la felicidad es el honor, el cual seria el fin de la vida política. Pero aquí surge un
problema y es que el honor esta más en el que da la honra que en quien la recibe y el
verdadero bien debe ser propio y difícil de arrancar del sujeto. Una posible solución es que
quienes persiguen los honores lo hacen para convencerse de su propia virtud, así el honor se
discierne por su virtud por lo cual la virtud es un bien superior a la honra. Acá se plantea
otra hipótesis: la virtud como el fin de la vida política, lo cual es imposible dado que un
hombre virtuoso podría padecer los mayores males y no es probable que quien viva así sea
feliz. En cuanto a la vida de lucro, es antinatural y la riqueza no es el bien que se busca ya
que se desea respecto de otro bien. Finalmente se concluye que todos estos fines se pueden
considerar como los fines finales del hombre si son queridos por si mismos.

Capitulo 7

Este capitulo retoma la búsqueda del bien pero desde diferentes artes como la medicina y la
estrategia. Se determina que el bien es aquello por cuya causa se pone en obra todo lo
demás, este será el Bien practicable. Se deduce que el Bien supremo debe ser un fin final y
no en función de otro. Basándose en lo anterior se determina que la felicidad es deseada por
si misma y que el honor, el placer y la intelección se persiguen en vista de la felicidad. Una
característica de la felicidad es la autosuficiencia porque se basta a si misma, y dado que la
felicidad es final y autosuficiente se concluye que es el fin de cuanto hacemos. Ahora la
pregunta que surge es si el hombre en general tiene algún acto que le sea propio. El vivir no
es propio del hombre ni tampoco la vida sensitiva. Pero la actividad del alma según la razón
si le es propia. Finalmente se deduce que esta actividad debe desarrollarse de la forma más
bella y perfecta, por lo tanto el acto del hombre debe ser una actividad del alma según su
perfección en una vida completa.

Capitulo 8

Este capitulo comienza estableciendo alguna cuestiones con el fin de ahondar en el


problema de la felicidad como bien soberano, para ello clasifica los bienes en tres clases:
exteriores, los del alma y los del cuerpo. Dado que el fin consiste en ciertos actos y
operaciones, queda incluido en los bienes del alma. En este punto se vuelven a tomar
diferentes concepciones de la felicidad como la virtud, la prudencia, la sabiduría e incluso
todo incluido el placer. El bien supremo se encuentra en la actividad, explica, y luego lo
confirma con el ejemplo y agrega que los que obran conquistan las cosas bellas y buenas de
la vida. En cuanto al placer se dice que es un estado del alma y para cada cual es placentero
a lo que se es aficionado. Se concluye que la felicidad es lo mejor y lo más bello y
deleitoso. Finalmente se dice que la felicidad también necesita bienes exteriores.

Capitulo 9

Acá surge un nuevo problema y es que si la felicidad es cosa de aprendizaje o de costumbre


o resultado de algún otro ejercicio o quizás viene de algún hado divino o por la fortuna. Se
establece que puede adquirirse por la virtud o por cierto estudio o ejercicio. Desde otro
enfoque se establece que a la felicidad se puede acceder mediante cierto estudio y
diligencia y que no llega por cuestiones de azar. Finalmente el autor se apoya en la
definición de felicidad para acercarse a la respuesta del problema. La felicidad es cierta
especie de actividad del alma conforme a la virtud. Para la felicidad es necesaria una virtud
perfecta y una vida completa. Como ejemplo final se dice que un a hombre que durante su
vida haya sido prospero pero en su vejez sea presa de infortunios no se le puede considerar
dichoso.

Capitulo 10

Retomando el final del capitulo pasado el autor plantea interrogantes como: ¿no podemos
declarar feliz a ningún hombre mientras viva, sino que será preciso mirar su fin? El autor
profundiza en este tipo de problemas mencionando los posibles males y prosperidad de los
hijos del difunto el cual supuestamente se encuentra libre de males. Esto presenta un nuevo
problema, que quien ha vivido dichoso hasta la vejez y fallezca le sobrevengan mudanzas
en sus descendientes, que unos serán buenos y otros no. El muerto compartiría estas
mudanzas. Pasado esto se retorna al problema inicial: si es preciso ver el fin y declarar a
cada uno feliz no como si fuese aun feliz sino porque lo fue. Así se concluye que según la
suerte se puede decir de un solo hombre que unas veces es feliz y otras no. A pesar de la
suerte, son los actos virtuosos los árbitros de la felicidad. Los actos virtuosos poseen una
firmeza incomparable y los más valiosos son los más duraderos. Se concluye que la
estabilidad se encontrara en el hombre feliz durante toda su vida. Así es que los pequeños
males y prosperidades que trae la fortuna no afectaran en la vida a diferencia de las grandes
cosas que resultan bien. Pero el hombre feliz no se volverá miserable, el hombre bueno y
sensato llevara con buen semblante los accidentes de la fortuna y les sacara el mejor
partido. Únicamente los grandes infortunios le removerán su felicidad y una vez que salga
de ellos no volverá a ser feliz en corto tiempo solo hasta que vuelva a conquistar cosas
grandes.

Capitulo 11

El autor dice que existe una diferencia entre las desgracias que afectan a los vivos y las que
afectan a los muertos. También es posible preguntarse si los muertos pueden participar de
algún bien o mal, pero sea lo que sea que les llegue, el resultado debe ser algo débil. De
esto se concluye que tanto las prosperidades como las desgracias de los vivos afectan de
algún modo a los muertos pero no lo hacen ni felices ni infelices. Ahora el problema a tratar
es si la felicidad esta entre las cosas que se alaban o entre las que se veneran. Se dice que
todo objeto de alabanza es admirable y esta en relación a otra cosa. Si se alaba al hombre
bueno ya la virtud es por motivo de sus actos que están relacionados con algo bueno. De
esto se concluye que la felicidad no se alaba sino se bendice, por esto la felicidad pertenece
a las cosas venerables y perfectas. Ahora el autor se propone explicar la naturaleza de la
felicidad por medio de la virtud. El hombre de Estado se ocupa de la virtud, ya que busca
que los ciudadanos sean buenos y obedientes a la ley lo cual es propio de la ciencia política.
Pero la virtud humana que consideramos no es la del cuerpo sino la del alma y la felicidad
es una actividad del alma. Ahora bien el alma posee una parte irracional y otra racional, en
la parte irracional hay una parte común en todos los seres vivos: el principio de nutrición y
crecimiento, el cual actúa sobre todo en el sueño. Pero en el sueño no es posible distinguir
al hombre bueno del malo.

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