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T ítulo: El Origen de la Tentación 2 ªPte. Lugar: Iglesia Cristiana Netzahualc óyotl


Pasaje: Santiago 1:16-17 Fecha: 18 de Marzo de 2007
Prop ósito: Hacer entender que de Dios solo viene lo perfecto.
Idea Central: Todo lo que es bueno y perfecto, viene de Dios, por lo tanto, Dios no es
quien tienta al creyente.

Desde el día de pentecostés hasta hoy, y más aún, desde los días posteriores a
la creación, el hombre ha tenido la oportunidad de ver de cerca uno de los atributos
de Dios que son reconocidos con menos frecuencia. Me estoy refiriendo a su
Inmutabilidad.

Cada hombre que conoce a Dios ha experimentado en su vida este atributo.


En realidad, no es necesario que se explique a detalle puesto que cada uno de
nosotros, hemos visto y hemos percibido que Dios no cambia.

Sin embargo, a pesar de la claridad con que se percibe este atributos de Dios,
mucha gente se ha dado a la tarea de difamar la absoluta confianza en Él. En la
actualidad hay personas que niegan la fidelidad de Dios, niegan que Dios pueda
cumplir sus palabras. Esto sucede así debido a que la gente mira a Dios desde una
perspectiva humana.

En la antigüedad, las grandes civilizaciones tenían toda una gama de dioses


en los que depositaban su confianza. Por ejemplo los griegos tenían un gran número
de dioses en Atenas. Por ejemplo, en el libro de los Hechos 17:16-33 leemos lo que el
apóstol Pablo hizo cuando llegó a Atenas.
Recordando la educación que recibió Pablo, él había sido instruido bajo la
más estricta disciplina. Recordemos que también fue educado en Tarso, y esta era una
ciudad cosmopolita y es por eso que su abundante educación o preparó para poder
desenvolverse bien en cualquier cultura del vasto Imperio Romano, incluyendo
Atenas que, durante muchos siglos fue el corazón mismo del mundo intelectual y de
las artes. Por lo tanto, Pablo estaba muy familiarizado con a cultura, costumbres,
religión, arte y filosofía de los griegos. Era un erudito bien documentado. En la
antigüedad, con mucha frecuencia se hacía referencia a Atenas como la Universidad
del Mundo. Todas las grandes mentes del mundo se reunían allí.

Y es precisamente en Atenas en donde se encontraba el Panteón de los


dioses, algo propio de la mitología griega. Cada edificio cívico de Atenas era un
santuario dedicado a algún dios. Por ejemplo, el lugar donde se mantenían guardados
los registros públicos, estaba dedicado a la madre de los dioses. Un refrán popular de
la época dice: “Es más fácil encontrar en Atenas a un dios que a un hombre”. Un
comentarista dice lo siguiente: “La ciudad era pagana hasta la médula; aunque tenían
dioses para todo, no conocían al único Dios verdadero”.
2:
Es impresionante al continuar con el registro de Hechos, como Pablo
predicó el evangelio en medio de un sitio saturado de idolatría.
Y seguramente usted se preguntará: “¿Y cuál es la relación entre los dioses del panteón
griego y la Inmutabilidad de Dios?”. Bueno, la respuesta es la siguiente: cualquier dios
fuera de la Biblia, es una invención de Satanás, y si recordamos la naturaleza misma
de Satanás, encontramos que es mentiroso y padre de mentira, tal como lo describe
Juan 8:44, donde leemos:
Sois de vuestro padre el diablo y queréis hacer los deseos de vuestro
padre. El fue un homicida desde el principio, y no se ha mantenido en
la verdad porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, habla de
su propia naturaleza, porque es mentiroso y el padre de la mentira.

Por lo tanto, a partir de esto podemos entender que lo que Dios habla es
verdad, y es por eso que cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de creer lo que
la Biblia dice, ya que ella es la Palabra de Dios.

Es un grave pecado contradecir lo que la Biblia enseña. No debemos de


prestar oído a las personas que enseñan que Dios es voluble, que Dios es como los
hombres, que cambia dependiendo de la situación que perciba. Damas y caballeros, el
Dios de la Biblia no es un ser que se acomoda al estilo del consumidor, no es un dios
al que podemos manipular y hacer a nuestro antojo.

En la actualidad la enseñanza bíblica está decayendo debido a que el hombre


está invirtiendo los roles entre él y Dios. Muchas iglesias en la actualidad y muchos
“líderes” denominados bíblicos están torciendo por completo la verdad de la Palabra.
Están haciendo que la teología no se centre en Dios, sino en el hombre.

Lo que hacen estos hombres es promover la idea de que, debido a que Dios
no es perfecto, tiene la tendencia al mal, y parte de esa tendencia al mal la transmite
al hombre en forma de tentaciones. Esta afirmación puede sonar lógica, pero la Biblia
nos enseña que Dios no puede ser tocado por el mal, no puede ser tentado, y por lo
tanto, Él tampoco tienta a nadie. Dios no promueve el mal ni el pecado.

Toda la Biblia, desde Génesis hasta Apocalipsis, habla de que es el hombre


quien se debe someter a Dios, pero ahora el rol es invertido, ahora es Dios quien se
debe someter al hombre. Según la nueva teología, quien decide quien se salva y quien
no se salva, es la soberanía el hombre y no la soberanía de Dios.

Por lo tanto, nuestra tarea consiste en regresar a la fuente de la vida, a la


Palabra de Dios. Permítanme decir lo siguiente: si lo que el mundo está enseñando
en la actualidad es verdad, no tenemos nada que hacer aquí, ¿saben porqué? Porque,
si Dios es mentiroso y Dios se adapta a lo que el hombre dice, entonces la Biblia
enseña mentira y es moldeable por el hombre.
3:
Pero la verdad es que Dios no miente. Números 23:19 dice:
Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre, para que se
arrepienta. ¿Lo ha dicho El, y no lo hará?, ¿ha hablado, y no lo
cumplirá?

Damas y caballeros, tengan la completa confianza de que lo que Dios ha


dicho, lo va a cumplir. Es simplemente tonto querer medir o comparar los atributos
de Dios, quien es perfecto y santo, con las características humanas, que son
depravadas y caídas.

Recordemos que nuestra mente es finita y propensa al error, Dios es infinito


y Santo, no existe el error o la equivocación en Él.

Y precisamente, el texto que estudiaremos el día de hoy, no enseña que Dios


no es el autor ni promotor del mal.

La última vez estudiamos 3 pruebas de que Dios no es el responsable de


nuestro pecado, y hoy veremos una 4 prueba de que Dios no es el responsable de
nuestro pecado.

El título de esta predicación es “El Origen de la Tentación 2ª Parte”. La


cuarta prueba de que Dios no es el responsable de nuestro pecado, es la Naturaleza de
Dios.

Anteriormente habíamos estudiado 3 pruebas:


1. La Naturaleza del Mal
2. La Naturaleza del Hombre
3. La Naturaleza de la Concupiscencia

En Santiago 1:16 leemos: “Amados hermanos míos, no erréis”


Esta frase hace una transición entre lo que Santiago acaba de decir y lo que
a continuación va a decir.

En esta sencilla frase podemos observar el corazón preocupado de un pastor,


quien busca que sus ovejas entiendan que echarle la culpa a Dios por la tentación que
vive no es correcto.

Recordemos brevemente la condición en la que se encontraban los


destinatarios de la epístola. El versículo 1 los describe como “dispersos”. Es decir,
estaban esparcidos por muchos lugares del mundo antiguo. Tuvieron que salir de sus
hogares debido a la persecución que hubo en Jerusalén, de acuerdo a Hechos 12-14.
Después de la muerte de Esteban hubo una gran persecución en contra de los
cristianos, por lo tanto, también atravesaron por “pruebas”. Del versículo 2 hasta el
4:
versículo 12, Santiago explica que la prueba viene de Dios, y está preocupado por que
las “doce tribus” entiendan que Dios si prueba, y a partir del versículo 13 hasta el 15,
explica que Dios no tienta, ya que la tentación es producida por el mal y lleva al
pecado.
Entonces, la prueba madura y hacer crecer, mientras que la tentación nos
conduce a la desobediencia y no crecemos, y esto es lo que Santiago quiere que su
audiencia entienda: de Dios no puede venir nada malo, nada pecaminoso.

Lo que Santiago pide a quienes les escuchan, es que no crean lo que el


mundo dice, sino que crean lo que Dios dice. Él quiere que su confianza dependa de
Dios y no de las suposiciones humanas. Santiago quiere certeza en la vida de sus
oyentes, no confusión.

Observen como les hace un llamado a través de una orden: “no erréis”. El
significado de esta palabra es: “extraviarse o descarriarse”. Generalmente se refiere a
andar errante o divagar. En otras palabras, está haciendo referencia a una persona que
no tiene una meta fija o un punto de llegada.

Por lo tanto una persona que está errando, es una persona que está
extraviada, está perdida, y por lo tanto no sabe a donde ir. Santiago explica que
cuando una persona se extravía, pierde su meta, entonces comienza a considerar
como verdadero la afirmación de que Dios es el autor del mal.

Esto sucede con toda persona que cree que Dios es voluble, que Dios no dice
por completo la verdad, está extraviado, está perdido. Cuando una persona se pierde
o se extravía no cree lo que Dios dice, comienza a justificar sus acciones alegando que,
si Dios no dice toda la verdad, entonces él tampoco debe decir toda la verdad o actuar
con verdad.

Lo que Santiago nos llama a hacer a nosotros, es que no nos extraviemos, y


la manera en que la que podemos permanecer firmes si perder nuestra meta, es
estudiando la palabra de Dios.

En el versículo 17 encontramos el argumento, el 4º argumento de que Dios


no es responsable de nuestra tentación. Leemos:
Toda buena dádiva y todo don perfecto vienen de lo alto, desciende del
Padre de las luces, con el cual no hay cambio ni sombra de variación

Observen como cada parte de este versículo nos muestra como es la persona
de Dios.

En la primera parte leemos: “Toda buena dádiva…” algo característico de


Santiago, es el uso que hace de los absolutos. Comenzando desde la primera palabra,
hasta el final del versículo.
5:
Primero vamos a entender que significa dádiva. Significa o denota,
propiamente, el acto de dar, la acción de proporcionar algo, y siempre se refiere a
dones u obsequios.

Además, observe el calificativo que Santiago le da a esta acción: es “buena”.


Evidentemente, este calificativo es una extensión de la fuente de donde proviene. El
significado es sencillo, expresa la idea de algo excelente.

Es impresionante esta explicación de Santiago del carácter de Dios. Debido a


que Dios mismo es excelente, Él solo puede dar algo que contenga su propia
naturaleza, la excelencia. Recordemos lo que dice Génesis 1:31, al finalizar la
creación, donde leemos:
Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran
manera. Y fue la tarde y fue la mañana: el sexto día.

Observe que hace exactamente la misma descripción: bueno en gran manera,


denota la idea de excelencia.

Este texto nos muestra que Dios no solamente da cosas que provienen de Él,
sino que da de Él.

Ahora observemos la primer palabra que aparece en el texto: “toda…” no


solamente algunas, o el 15% de las cosas buenas que recibimos, sino que todo lo
bueno, lo excelente que recibimos viene de Dios.

Relacionemos, si Dios solamente puede dar cosas buenas, ¿Cómo podemos


considerar que Él sea el autor o el promotor del mal y la tentación? No puede haber
relación.
Dios es tan santo y perfecto que no existe una mínima cantidad de pecado
en Él. Mantengamos esto en mente.

En segundo lugar, la segunda frase del versículo 17, hace eco de lo que
acabamos de ver. Ambas frases están en paralelo, solo existe una pequeña diferencia.

La estructura es la misma, solo que ahora en lugar de mencionar la palabra


“dádiva”, ocupa la palabra “don”. Mientras que la dádiva se refiere a la acción de
regalar u obsequiar algo, el don se refiere al objeto obsequiado.

Es aquí donde podemos entender mejor el carácter de Dios. Como lo


mencioné hace un momento, Dios no solo da cosas buenas, sino que nos da de sí
cosas excelentes. Dios dio cuando creo los cielos y la tierra, suplió las necesidades de
los hombres; Dios también dio la vida de su Hijo Jesucristo para que podamos ser
salvos; además dio cuando nos bautizó en el Espíritu, etc. En otras palabras, Dios es la
bondad personificada.
6:
Ahora, veamos el calificativo que Santiago le aplica a este “don”: es perfecto.
Se refiere a que el don es completo, sin defectos.

Esto significa que los regalos de Dios no son graduales, como algunos
proponen, sino que cuando Dios da, lo da todo, lo da completamente. Dios nunca
hizo un ofrecimiento a medias, en ninguna parte de la Biblia se habla de que Dios
haya regalado algo, primero en una parte y después en otra.

Si Dios actuara así, nuestra salvación sería a medias, ya que el sacrificio del
Señor Jesucristo nos hubiera pagado solo la mitad de nuestro rescate. Pero, debido a
que Dios da todo en perfección, a plenitud, completo, es que podemos gozar de la
salvación de Cristo.

Y otra vez Santiago utiliza la palabra “todo”. Esto quiere decir que toda la
actividad que Dios hace, tanto el acto de dar, como el objeto dado es, en primer lugar
algo excelente, y en segundo lugar es completo, íntegro.

Veamos ahora, de manera propia el origen de todo lo bueno. Santiago dice:


“desciende de lo alto, del Padre de las luces”. Ambas frases hacen referencia a lo
mismo. Todo viene de parte de Dios.

La frase “Padre de las luces” es un antiguo título judío para Dios, aludiendo
a Él como creador, como el gran Dador de la luz, en la forma del sol, de la luna y de
las estrellas (Gen 1:14-19).

Sin embargo, a diferencia de estas fuentes de luz, a pesar de su hermosura y


su esplendidez, pueden cambiar, pueden variar con el tiempo. Los grandes telescopios
que hay en el mundo demuestran esto todos los días. Debido a que estas fuentes están
gastando de sí mismas para alumbrar, se están desgastando y están perdiendo fuerzas.

Todos los días podemos observar esa variación que existe entre la luz y la
obscuridad. De día hay luz, de noche hay obscuridad, podemos ver como cambia el
ciclo de la luna, las estaciones del año provocan cambios en la duración del día y la
noche. A veces podemos ver eclipses, etc.

El universo cambia, el mundo cambia, todo cambia menos Dios. A


diferencia de todas las luminarias que hay en el cielo, en Dios nunca hay obscuridad,
siempre está iluminado.

Finalmente, nos detalla un poco más este atributo hermoso de Dios. Debido
a que Dios es luz, el texto nos dice que no hay mudanza, no hay cambios en Él. Y
debido a que es luz, tampoco hay sombras que estén cerca de Él.
7:
¿Aún tenemos dudas sobre la inmutabilidad de Dios? Dios nunca va
cambiar. Él ha sido así desde antes de la fundación del mundo, y seguirá siendo así
hasta el estado eterno en que estemos con él adorándolo.

¿Saben con que otra palabra se le puede llamar? Fidelidad. Cada uno de
nosotros pecamos, desobedecemos voluntariamente a Dios y nos avergonzamos de
Cristo, y a pesar de ello, cuando pedimos que Dios nos perdone nuestro pecado, Él lo
hace. Dios no reprocha a quien se arrepiente.

Para finalizar, quiero leer lo que dice John MacArthur en la introducción del
libro Fundamentos de la Gracia, escrito por Steven Lawson:

La Biblia, en repetidas ocasiones subraya y defiende el hecho de que Dios


no cambia. A decir verdad, no puede cambiar porque no puede cambiar la
perfección total o disminuir su naturaleza eternamente fija. Su persona no
cambia: “Porque Yo Jehová no cambio” (Mal 3:6). Sus planes no cambian: “El
consejo de Jehová permanecerá para siempre; los pensamientos de su corazón
por todas las generaciones” (Salmo 33:11). Su propósito no cambia: “Por lo
cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente la inmutabilidad de su
consejo, interpuso juramento” (He 6:17). Dios no cambia su mente: “Además,
el que es la Gloria de Israel no mentirá, ni se arrepentirá, porque no es
hombre para que se arrepienta” (1 Sam 15:29); o Sus palabras: “El Santo de
Israel… no retractará sus Palabras” (Is 31:1-2); o Su llamado: “Porque
irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios” (Rom 11:29). Por lo
tanto, no hay ningún cambio en Dios, ni variaciones ni sorpresas.
Dios no aumente o disminuye. Dios no mejora o empeora. No cambia
debido a alguna alteración en las circunstancias –no hay una emergencia
imprevista que el Eterno no conozca. Sus propósitos eternos siguen en vigor
para siempre porque Él está para siempre. Dios no reacciona, únicamente
actúa- y lo que hace le satisface (Salmo 115:3).
Desde la perspectiva humana, desde luego, parece que Dios cambia sus
planes o sus acciones basados en lo que la gente quiere. Sin embargo, esta no
es la perspectiva de Dios. Debido a que Él conoce el futuro perfectamente, ha
planeado de acuerdo a su inalterable decreto, Él siempre actúa de la manera
que planeó hacerlo en la eternidad pasada. Mientras que los hombres no saben
como actuará Dios, y muchas veces queda asombrado cuando ve que Su
soberanía desarrolla sus planes, Dios nunca es sorprendido. Continúa
trabajando, de acuerdo con su propósito eterno y placer (Salmo 33:10-12).

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