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ARACNE por Rocío García

Yo hoy voy a contar el mito de Aracne. Era una joven muy


guapa. Era hija de Idmón, un tintorero, trabajaba en una
tintorería en Lidia, donde nació Aracne. Ella era muy
famosa por cómo tejía y bordaba. Iban muchas personas
a verla, hasta las ninfas del bosque, iban, de vez en
cuando. Y empezó a crecer su popularidad, pues todo el
mundo sabía de ella, y su prestigio, tanto que pensaban
que era discípula de Atenea, la diosa de la sabiduría y de
las hiladoras.
Aracne tenía un defecto: era demasiado orgullosa. Quería
que su arte de tejer y bordar fuera grande por sí mismo y
no porque otros la hubieran ayudado para que lo fuera.
Pues no quería agradecer nada a nadie.
Así pues, Aracne un día retó a la diosa y ésta aceptó. La
diosa se le apareció a Aracne en forma de anciana y le
aconsejó que se portara mejor con Atenea. Pero Aracne no
quiso escuchar los consejos de aquella mujer, pues a causa
de su orgullo no quería escuchar nada de nadie. Todo lo
que ella hacía estaba bien hecho.
Aracne empezó a gritar e insultar a la anciana, que siguió
intentado aconsejarla, pero seguía sin aceptarlo. Entonces,
cansada de que la insultase, se enfadó y Aracne se dio

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cuenta de que la anciana era Atenea. En ese momento
empezó la competición, consistía en hacer un tapiz y ver
cuál de los dos era más bonito. En el tapiz que Atenea
había tejido, se veían mágicamente bordados a los doce
dioses principales del Olimpo en toda su grandeza y
majestad propia de reyes. Y Atenea, para que Aracne
tuviera miedo, le enseñó cuatro episodios para mostrarle lo
que había pasado en ocasiones anteriores, en que mortales
habían retado a dioses o diosas.
Entonces Aracne representó amoríos deshonrosos de los
dioses, como el de Zeus y Europa, Zeus y Dánae, entre
muchos otros. Atenea, enfadada por las humillaciones e
insultos que suponía lo que había representado Aracne,
cogió su lanza, que tenía justo al lado, rompió en dos
pedazos el tapiz y le dio con ella en el brazo. Aracne se
sentó en el suelo humillada y deshonrada; poco después,
empieza a perder la cabeza, enloquece, y decide ahorcarse
ella sola.
Pero Atenea, no dejó que muriera sino que la convirtió en
una araña, para que pudiera tejer y bordar con su propia
tela, y pudiera seguir tejiendo para siempre. Y así acabo
Aracne. Era buena tejedora y eso fue lo hizo que durante el
resto de su vida, en forma de araña.
Ella sola, se hacía buenas trampas para cazar su comida,
y no le faltaba de nada. Atenea, estaba bastante contenta de
no haberla dejado morir, y no se arrepintió nunca.

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