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La colección “Cristianisme i Justícia” presenta algunas de las reflexiones
de los seminarios del equipo del Centro o algunos de los trabajos de sus
miembros y colaboradores.
Cristianisme i Justícia
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Joan Carrera, s.j. es médico y doctor en Teología Moral. Profesor de la Facultad de Teología
de Catalunya y colaborador en ESADE. Miembro del consejo directivo del Centre d’Estudis
Cristianisme i Justícia.
1.1. Un mundo marcado por maba que para elaborar una teoría de
múltiples fracturas justicia equilibrada era necesario cu-
brirse con un “velo de ignorancia”, es
Podemos apreciar que nuestro pla- decir, que el que elaborase los criterios
neta sufre algunas fracturas, cuya raíz de justicia para la distribución de la ri-
explicaremos a continuación. Enumera- queza en el mundo debía hacer el si-
remos algunas de ellas, que exigen ser guiente ejercicio de imaginación: ima-
reparadas si queremos sobrevivir como ginarse que está en una situación previa
humanidad de forma digna. Pueden ser al nacimiento sin saber en qué clase so-
presentadas de forma más o menos ca- cial le tocará nacer, y desde ahí elaborar
tastrofista y la valoración de su intensi- el sistema económico justo. Sólo así se-
dad depende mucho del punto desde el rá capaz de elaborar una teoría que fa-
que se miran. Es preciso una cierta neu- vorezca a quienes se encuentren en pe-
tralidad en el análisis. John Rawls afir- or situación social. No todos valoramos
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de la misma manera las fracturas del energéticos, minerales o hídricos; pen-
mundo, sino que lo hacemos en función semos en muchos de los actuales con-
del lugar desde el que las vemos y del flictos para asegurarse combustibles fó-
modo cómo miramos nuestro mundo. siles o recursos hídricos: las llamadas
Las primeras de estas fracturas ha- guerras del petróleo (unas en forma de
cen referencia a la solidaridad entre los guerra clara y otras en forma de peque-
humanos. El problema ecológico como ños conflictos armados) y los conflictos
problema de solidaridad con las genera- más escondidos para asegurarse el agua
ciones futuras, de dejar el planeta en de los ríos compartidos por varios esta-
buenas condiciones y no totalmente hi- dos o de los acuíferos subterráneos en
potecado, y el problema de la mala dis- zonas cada vez más áridas como conse-
tribución de recursos como problema de cuencia posible del cambio climático3.
solidaridad con la generación actual (los Otra fractura es la que se da en lo re-
países pobres y los excluidos en los pa- ferente a los problemas que tienen que
íses ricos). Basta ojear los índices que ver con el “sentido de la vida”, refleja-
publica el PNUD midiendo la desigual- da en las altas cifras de patologías liga-
dad económica entre países para com- das a la soledad, el estrés y la búsqueda
probar como algunos de ellos están que- de sectas en las que se encuentra acogi-
dando descolgados del carro de las da, aceptación, reglas de conducta cla-
nuevas tecnologías: este fenómeno, en ras...; es muy significativo el hecho de
lo que se refiere a las tecnologías de la que en los mismos países en que las
información, es denominado por algu- grandes religiones disminuyen en nú-
nos autores la “brecha digital”; datos mero de fieles se dé una multiplicación
significativos de enero de 2004 nos di- de sectas, grupos de terapia, de autoa-
cen que el tanto por cien de usuarios de yuda...
internet con respecto al total de la po- Otra fractura se da en el seno de las
blación es del 1,4% en África y del familias, en las que cada vez resulta más
34,4% en América del Norte2. difícil educar y dedicar tiempo a los hi-
jos dados los ritmos laborales vigentes,
especialmente en los países occidenta-
les y en muchos talleres externalizados
el verdadero problema de empresas multinacionales en los pa-
no es de recursos íses del Sur. Otro problema que afecta a
(o de ideas) la familia es el hecho de que la crecien-
sino de su buena distribución te conciencia de la igualdad de género
ha conllevado que algunos hombres no
y de voluntad política sepan asumir un rol más igualitario y
surjan formas violentas de machismo. Y
en muchos países la igualdad de géne-
La fractura de la solidaridad está ros está aún muy lejos de dar los pri-
conduciendo ya a formas de competen- meros pasos, pese a mejoras legales en
cia feroz para asegurarse los recursos algunos de ellos.
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Podríamos seguir enumerando frac- caso aquello de “la mano invisible” de
turas de nuestro mundo de hoy, como la Adam Smith: nadie parece querer estas
fractura laboral, que se da en muchos fracturas, ni generarlas explícitamente,
países, entre los sueldos altos de quie- pero realmente se generan en relación
nes tienen conocimientos y los sueldos con nuestros pequeños actos, nuestras
basura de quienes no han sido formados maneras de permitir determinadas co-
(no han tenido acceso a una educación sas, de apoyar determinadas políticas,
cualificada) o ya no se pueden reciclar, de convivir...
dada su edad y otros factores que les han
llevado a abandonar el mercado laboral
durante un período de tiempo (enferme-
dades, enfermedades psiquiátricas, pro- hemos construido
blemas familiares...). unas democracias
Si se mirasen las múltiples fracturas sin casi participación real,
de nuestro mundo desde otro planeta y reducidas
se pudiese observar toda la segunda mi-
tad del siglo XX se podría afirmar, sin
a un ir a votar
duda, que estas fracturas tienen solu- cada cierto tiempo
ción ya que el progreso de la Tierra en
el último siglo ha sido el mayor que ha
gozado nunca la humanidad... Ese hi- Avancemos la hipótesis de que la
potético habitante de otro planeta llega- causa principal de las múltiples fractu-
ría a la conclusión de que el verdadero ras que se van dando en un mundo ca-
problema no es de recursos (o de ideas) da vez más global es el llamado “ato-
sino de su buena distribución y de vo- mismo social”. Este atomismo viene
luntad política, es decir, de buscar el propiciado por el creciente individualis-
bien a escala planetaria, y no el bien par- mo y el poco sentido de comunidad que
ticular de un estado, de un colectivo, de cada vez más tenemos las personas.
una empresa... Síntomas de este atomismo pueden ser:
sentirnos islas en medio de mucha gen-
te, un tejido asociativo cada vez más po-
1.2. La raíz de las fracturas: el bre, nadie se preocupa de lo que le su-
atomismo cede al vecino, nos implicamos cada vez
¿Cuál es la raíz axiológica de las menos en lo que sucede a nuestro alre-
causas que originan estas múltiples frac- dedor... Hemos dejado de ser animales
turas? Dicho de otro modo, ¿qué valo- políticos preocupados por nuestra ciu-
res predominan en nuestra manera ha- dad (“polis”) y hemos profesionalizado
bitual de hacer las cosas, de a unos cuantos para que hagan de polí-
planificarlas, de estructurar nuestra ticos, olvidando que la política comien-
convivencia (desde los ámbitos más pe- za con la implicación de cada uno en
queños a los más grandes...) que hacen aquello que es común. Hemos construi-
posibles estas fracturas? Sucede en este do unas democracias sin casi participa-
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ción real, reducidas a un ir a votar cada cientes fuera de la polis, ya que sin la
cierto tiempo. Estos son algunos de los existencia de un determinado contexto
síntomas de este atomismo. social no pueden afirmar su autonomía.
La tesis de fondo del atomismo es
que el individuo se puede realizar, pue-
de ser feliz (tener cosas, gozar de la vi- 1.3. Una solución para las
da...) sin los otros. O quizá lo expresa- fracturas: recuperar las formas
ríamos aún mejor si dijéramos que los comunitarias
otros están siempre en función de mi re- Para reparar las fracturas propone-
alización personal. Esta tesis ignora que mos complementar la concepción libe-
el individuo nace situado y que no so- ral del hombre-mujer (un individuo con
mos autosuficientes. Este atomismo es derechos) con la recuperación del co-
la consecuencia de la consideración del munitarismo4, es decir, un cierto senti-
hombre y de la mujer hecha por el libe- do del hecho que se nace situado en una
ralismo al enfatizar la capacidad de pre- comunidad concreta en la que imperan
ferencia y de libertad por encima de los unos valores comunes compartidos en-
lazos de unión. Esta propuesta mejoró la tre todos. Esta forma comunitaria pue-
consideración medieval en la que el de adoptar múltiples formas: familia,
hombre y la mujer no tenían derechos país, comunidad religiosa, grupo de ac-
individuales, sino sus derechos estaban ción, movimiento social, pequeña
solamente en función de su pertenencia ONG... Es en este ámbito comunitario
a un determinado estamento, gremio... donde se toma conciencia del valor de
Por tanto, el descubrimiento de los de- los otros en la propia autorrealización.
rechos individuales fue un paso históri- Este sentido de comunidad acentúa que,
co que no podemos minusvalorar, pero además de derechos, se tienen deberes
este paso debía ser corregido dialéctica- con respecto a los otros (“obligaciones”,
mente con una consideración más social lazos con los otros). Con otras palabras,
del individuo, sin por ello negar sus de- que la comunidad es una construcción
rechos individuales inalienables. en la que todos somos necesarios.
No postulamos olvidar los derechos
inalienables de los individuos, sino re-
cordar que, antes que individuos, somos
la comunidad seres sociales, que nos hemos ido ha-
es una construcción ciendo gracias a la interacción con los
en la que todos otros, y en primer lugar con la familia,
somos necesarios donde el lazo primario es la gratuidad y
no el interés... En el propio crecimiento
sólo se acepta la corrección del padre o
de la madre... cuando se ha experimen-
Este atomismo va contra las tesis tado primero su amor incondicional y
más sociales en las que se postula que gratuito y no el interés o el dar a cam-
el hombre y la mujer no son autosufi- bio de algo... Es en el ámbito comunita-
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rio donde se captan los valores éticos, es dias). Sólo se sostiene la solidaridad si
decir, aquello que es bueno para la co- se asumen deberes hacia los contempo-
munidad y aquello que es bueno para ráneos (deberes de justicia) y hacia las
mí, sin que se dé una oposición radical generaciones futuras (deberes ecológi-
entre la esfera del yo y la de los otros cos). Estos últimos han sido olvidados
(de la comunidad). Mi bien tiene una re- con frecuencia en una cultura en la que
lación de dependencia del bien de los prevalece el corto plazo.
otros. Estos valores, apreciaciones del
bien, son captados en el seno de la co-
munidad por contagio, al verlos encar-
nados y vividos en personas concretas, la justicia actúa
a las que se aprecia. Las comunidades para asegurar
poseen un sistema ético compartido en- que el exceso de derechos
tre sus miembros, es decir que las valo-
raciones de las cosas son semejantes y
de algunos
la disidencia no extrema (los que pien- no pase por encima
san de forma diferente) es aceptada des- de los derechos
de la estima mutua. de los otros
Algunas teorías del desarrollo de los
pueblos, no centradas únicamente en el
crecimiento económico, postulan la im- En el contexto de las formas comu-
portancia del llamado “capital social”. nitarias, la noción de justicia no es un
El desarrollo resulta más favorecido en término abstracto, o una virtud paliativa
grupos humanos en los que las personas (para remediar las grandes injusticias
adoptan un sistema de valores compar- que genera el sistema económico), ya
tidos, en el que se sienten comunidad, que en los ámbitos comunitarios se da
ya que sólo así la preocupación social es una solidaridad entendida como frater-
más fuerte que los intereses individua- nidad de base que hace que la virtud de
les (entre líderes, técnicos y toda la po- la justicia sea espontánea. El ejemplo de
blación). El Estado de Bienestar euro- la familia, como comunidad fuerte, es
peo funcionó gracias, en primer lugar, al donde más claramente se aprecia que no
hecho de que después de la Segunda son necesarios principios de justicia pa-
Guerra Mundial fue más fácil suscitar ra resolver conflictos internos, pues no
un sentido comunitario, para así poder se requieren árbitros ni controles exter-
reconstruir la Europa destruida por la nos, como serían leyes o reglas, ya que
guerra. De este modo, se fue creando se da una fraternidad de base, un apre-
una sociedad más solidaria. Una solida- cio mutuo. No queremos decir que no
ridad intergeneracional, con más aten- sean necesarios principios de justicia en
ción a la gente mayor, y una solidaridad el seno de una comunidad, ya que cada
generacional (fuertes impuestos progre- vez los modelos comunitarios son más
sivos para ir disminuyendo la desigual- complejos y pueden incluir muchos in-
dad y crear una sociedad de clases me- dividuos con sensibilidades diferentes,
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y no son tan homogéneos como de en- de este marco jurídico, está claro que las
trada podríamos pensar. Pero sí afirma- personas cumplen más con él cuando su
mos que estos principios de justicia se- convivencia tiene un sentido más co-
rán mejor aceptados en contextos munitario.
comunitarios, ya que existe un consen- En el atomismo social actual se da,
so básico de fondo sobre los valores y sin embargo, la persistencia de formas
un aprecio cooperativo entre sus miem- comunitarias en las que se dan lazos de
bros. solidaridad interna y de gratuidad. El
Recordemos que, en el sistema libe- problema es cómo se viven. Muchas
ral (donde los individuos son muy autó- personas viven la tensión que repre-
nomos y con pocos lazos entre ellos), la senta vivir ámbitos altamente comuni-
justicia actúa como remedio para regu- tarios y, simultáneamente, otros ámbi-
lar el individualismo y asegurar que el tos en los que predominan las formas
exceso de derechos de algunos no pase competitivas y muy individualistas.
por encima de los derechos de los otros Por ejemplo, alguien puede comportar-
creando excesivas desigualdades en la se en su empresa como un ejecutivo
distribución de los recursos. De esta ne- agresivo sometido a una alta presión
cesidad de principios de justicia nace un competitiva y al cabo de unas horas
marco jurídico mínimo que asegura que comportarse como un buen padre o
la distribución de bienes y recursos no madre en la familia, en la que las rela-
viola ninguno de los derechos de los in- ciones son de gratuidad y cooperación.
dividuos. El encargado de llevar a cabo Teniendo en cuenta que la psicología
esta distribución en las economías so- humana tiende a la unidad interior de
ciales de mercado es el libre mercado, la persona, puede darse con frecuencia
que actúa como mecanismo redistribui- una interferencia sumamente dañina
dor de la riqueza. Se incluyen, sin em- entre estos ámbitos. Como sucedería
bargo, mecanismos correctores para que en el caso de introducir elementos de
no se dé una distribución excesivamen- competitividad o de interés en las rela-
te desigual (impuestos progresivos, im- ciones de pareja o en las relaciones con
puestos sobre herencias, ayudas econó- los hijos. O si se introduce una relación
micas a los más pobres...). Cuando más de compasión en el trato con los clien-
liberal es la economía menos correccio- tes de una empresa.
nes incorporan. Sin negar la necesidad
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2. MODELOS DE IDENTIDADES EN EL SIGLO XXI
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3. ¿CÓMO DEBERÁN DE SER EN EL SIGLO XXI LAS
COMUNIDADES QUE DEN IDENTIDAD A LOS
INDIVIDUOS?
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4. REVALORIZACIÓN DE LAS CULTURAS DIVERSAS. VALOR
DE LO DIFERENTE
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5. ¿QUÉ RASGOS HEMOS DE TENER PRESENTES PARA
RECUPERAR LAS FORMAS COMUNITARIAS?
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EPÍLOGO: ¿QUÉ PÙEDE APORTAR EL CRISTIANISMO AL
DEBATE PARA CREAR UNA SOCIEDAD MÁS
COMUNITARISTA?
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NOTAS
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DMB&B, hizo una entrevista a 27.600 jóve- 13. Taylor, C., “Multiculturalismo y la política del
nes entre 15 y 18 años de clase media de 45 reconocimiento”, en Comunitat i nació (dir A.
países y llegó a algunas conclusiones: “A Castiñeira), Proa-Enciclopedia catalana,
pesar de las diferencias culturales viven en un Barcelona, 1993, p. 209.
universo paralelo. Se levantan por la mañana y 14. Walzer, M., Spheres of Justice, Oxford
se ponen sus Levi's y sus Nikes, toman sus Blackwell, 1983.
abrigos y el cd Sony y van a la escuela...” 15. Sandel, M., Liberalism and the Limits of
Chip Walker, “Can TV Save the Planet”, Justice, Cambridge, Hardward University
American Demographics, Mayo 1966, p. 46. Press, 1982.
10. Giddens, A., Un mundo desbocado. Efectos de 16. “En sentido estricto, la palabra etnia puede
la globalización en nuestras vidas, Taurus, designar a un grupo de individuos pertene-
Madrid, 2000, cap.3. cientes a la misma lengua materna. En sentido
11. Algunos autores mencionan el “multicultura- amplio, la etnia se define como un grupo de
lismo” como agregados de comunidades cul- individuos unidos por un complejo de caracte-
turales diversas dentro de un estado que acep- res comunes, antropológicos, lingüísticos,
ta su diversidad cultural y no pretende la asi- político-históricos, etc, cuya asociación cons-
milación. Estas comunidades se mantienen tituye un sistema propio, una estructura esen-
muy aisladas y conviven dentro del mismo cialmente cultural...”: Breton, L., Las etnias,
estado por la aceptación de un marco jurídico Oikos-Tau, Barcelona, 1983, pp 11-12.
mínimo, que, con frecuencia, refleja especial- 17. Habermas, J., “Ciudadanía e identidad nacio-
mente la cultura mayoritaria. En cambio lla- nal. Consideraciones sobre el futuro europeo”,
man “interculturalismo” a una situación algo en Debats 39 (1992), 11-18.
diferente, en la que se parte del reconocimien- 18. Kymlicka, W., Ciutadanía multicultural,
to del pluralismo de culturas y el derecho de Paidos, Barcelona, 1996, pp. 57-66.
cada una a afirmar su identidad, pero también 19. Concepto introducido por E. Pellegrino
se afirma la necesaria apertura y diálogo entre (Pellegrino, E; Thomasma, D., The Christian
ellas. Se tiene un concepto de cultura más Virtues and the Medical Practice, Georgetown
dinámico (pueden progresar e interactúan University Press, Washington D.C, 1996, p.
entre ellas). El marco común ha de ser realiza- 29) aplicado a la ética médica e identificado
do en común y de forma simétrica. con la ética cristiana, en su vertiente de gra-
12. Requejo, F., “Diferencias nacionales y federa- tuidad. Interesante el estudio de F. Torralba
lismo asimétrico”, en Claves de la Razón (Filosofía de la medicina, Institut Borja de
Práctica, 59 (1996) 24-37. Bioètica-Mapfre, Madrid, 2001, Cap.13)
sobre la obra de E. Pellegrino.
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