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“Cristianisme i Justícia” (Fundación “Lluís Espinal”) es un Centro de

Estudios promovido por la Compañía de Jesús de Catalunya. Agrupa un


equipo de profesores universitarios y especialistas en teología y en diversas
ciencias sociales y humanas interesados por el cada vez más indispensable
cuadernos
diálogo cultural fe-justicia.

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La colección “Cristianisme i Justícia” presenta algunas de las reflexiones
de los seminarios del equipo del Centro o algunos de los trabajos de sus
miembros y colaboradores.

107. CRISTIANISME I JUSTÍCIA. Trabajo basura - 108. A.BUENO. Mirar a


África - 109. CRISTIANISME I JUSTÍCIA. Islam y Occidente - 110. L.
ZAMBRANA. Nuevas militancias - 111. J.VIVES. Carta a Mª Angeles -112.
M.ARIAS Y J.Mª.VERA. Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional -
113. J.I GONZÁLEZ FAUS. Abjurar la Modernidad - 114. Q. PONS I RIBAS. Mi
vecino Hassan - 115. D.OLLER I SALA. Un futuro para la democracia - 116. J.
IDENTIDADES
BALOT. La injusticia entre rejas - 117. L. SOLS, A.G. CHUECA, J.I. GONZÁLEZ
FAUS, J. VITORIA. Irak - 118. J.CARRERA I CARRERA. Mundo global, ética
global - 119. J.MENACHO. ¿El cielo puede esperar? - 120. J.SOLS. Cien años
de violencia - 121. J.I. GONZÁLEZ FAUS, ¿Para qué la Iglesia? - 122.
PARA EL SIGLO XXI
ALBOAN Y CRISTIANISME I JUSTÍCIA, La Reconciliación - 123. A.CORTINA-
I.CARRERAS, Consumo... Luego existo - 124. J.MELLONI, El Cine y la
metamorfosis de los grandes relatos - 125. J.VIVES, La democracia, mas
allá de los ídolos - 126. J.BOTEY VALLÈS, El Dios de Bush - 127. J.LAGUNA,
¿De la liberación a la inclusión? - 128. E.MARTÍNEZ DÍAZ, De la cárcel hizo
camino - 129. G.FANJUL SUÁREZ, Cartas marcadas - 130. ARRELS
FUNDACIÓ, La casa de la luna - 131. J.I.GONZÁLEZ FAUS, La difícil Laicidad -
132. A.BLANCH, Nostalgia de una justicia mayor - 133. J.CARRERA I
CARRERA, J.I.GONZÁLEZ FAUS, Horizonte Kyoto - 134. T.COMÍN I
OLIVERES, Autoridad Mundial - 135. L.DE SEBASTIAN, Problemas de la
globalización - 136. D.IZUZQUIZA, Revolución desde abajo, descenso
revolucionario - 137. O.MATEOS MARTÍN, África, el continente maltratado -
138. J.I.GONZÁLEZ FAUS, Símbolos de fraternidad - 139. A.MARHUENDA
FLUIXÁ, ¡Coge la lupa! - 140. Ll.MAGRIÑÀ sj., Refugiados en el siglo XXI -
141. T.FORCADES I VILA, Los crímenes de las grandes compañías
farmacéuticas - 142. X.ALEGRE, Jesús, Judas, da Vinci... - 143.
J.I.GONZÁLEZ FAUS, Estados Terrocráticos - 144. E.R.BARTLETT, El
derecho de acceso a la vivienda - 145. L.DE SEBASTIÁN. Breve antología de
términos económicos - 146. C-A. TREPAT. ¿Educar sin instruir? - 147.
J.CARRERA I CARRERA, Identidades para el siglo XXI

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N. 147, mayo 2007


147 Joan Carrera i Carrera
IDENTIDADES PARA EL SIGLO XXI

Joan Carrera i Carrera

1. ¿POR QUÉ UN MUNDO DIVIDIDO?


1.1. Un mundo marcado por múltiples fracturas ................................................... 3
1.2. La raíz de las fracturas: el atomismo ........................................................... 5
1.3. Una solución para las fracturas: recuperar las formas comunitarias ............. 6
2. MODELOS DE IDENTIDADES EN EL SIGLO XXI
2.1. Nuestra identidad ............................................................................................ 9
2.2. Una respuesta desde el mercado: la identidad por el consumo ..................... 10
2.3. Identidades que matan (la cara oscura de las identidades) ...................... 12
3. ¿CÓMO DEBERÁN DE SER EN EL SIGLO XXI LAS COMUNIDADES
QUE DEN IDENTIDAD A LOS INDIVIDUOS?
3.1. Manera diferente de entender los derechos del individuo ............................. 14
3.2. Diferente manera de entender la igualdad humana y la justicia ............. 15
3.3. Rasgos a tener en cuenta para construir una noción compleja de igualdad . 16
4. REVALORIZACIÓN DE LAS CULTURAS DIVERSAS. VALOR DE LO DIFERENTE
4.1. La diversidad admite un cierto grado de exclusión ........................................ 18
4.2. Categorías de la distinción entre ‘ellos’ y ‘nosotros’ ................................ 19
4.3. Formas que toman las identidades en los Estados Modernos ....................... 19
4.4. Dos formas de concebir la receción del ‘extranjero’ ...................................... 20
4.4. El respeto a la diversidad implica apoyo a las culturas
minoritarias o minorizadas ...................................................................... 21
4.5. Otras formas de recuperar el llamado comunitarismo ................................... 24
5. ¿QUÉ RASGOS HEMOS DE TENER PRESENTES PARA RECUPERAR
LAS FORMAS COMUNITARIAS?
5.1. Necesidad de una ética de mínimos o global .................................................. 25
5.2. Algunos rasgos a tener en cuenta para recuperar
las identidades en el siglo XXI ............................................................ 26
EPÍLOGO: ¿QUÉ PUEDE APORTAR EL CRISTIANISMO AL DEBATE
PARA CREAR UNA SOCIEDAD MÁS COMUNITARISTA? ..................................... 29
NOTAS ................................................................................................................................. 31
En estos comienzos de siglo nos movemos entre dos ten-
dencias que, aunque puedan parecer opuestas, se dan simul-
táneamente. Por una parte, la de quienes piensan que este
siglo será el del “cosmopolitismo” en el que los estados y cultu-
ras fuertes perderán poder cediendo su lugar a una cierta cul-
tura global. Ésta, según ellos, se manifestará cada vez más en
estructuras supraestatales con poder real sobre los estados
(uniones económicas y políticas, movimientos sociales globa-
les, organismos supranacionales especializados...). La otra ten-
dencia está representada por quienes presagian un retorno a
formas más “tribales”.

Dentro de esta segunda tendencia, hay dos visiones diver-


sas. La de quienes se inclinan por un cierto “choque de civili-
zaciones”1 de las grandes culturas, y la de aquellos que, con
una visión más positiva, presagian un cierto renacimiento, res-
peto y convivencia entre culturas diferentes. Esta convivencia
se manifestaría en formas políticas respetuosas del derecho de
dichas culturas a existir dentro de marcos globales de convi-
vencia, y en las que esta diversidad cultural sería apreciada
como un enriquecimiento por parte de todos los habitantes del
planeta. Sería considerada, por tanto, como un bien a proteger
especialmente en el caso de las culturas minoritarias que care-
ciesen de medios de expresión y que tuviesen dificultades para
autoperpetuarse.

Dicho de otro modo, estamos ante una disyuntiva: la pérdida


de las identidades fuertes en favor de una cierta identidad más
global, o, por el contrario, la recuperación de las identidades,
bien sea en forma de conflicto entre ellas, bien sea en forma de
convivencia pacífica.

Joan Carrera, s.j. es médico y doctor en Teología Moral. Profesor de la Facultad de Teología
de Catalunya y colaborador en ESADE. Miembro del consejo directivo del Centre d’Estudis
Cristianisme i Justícia.

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1. ¿POR QUÉ UN MUNDO DIVIDIDO?

Si atendemos a la herencia que nos ha dejado el siglo pasado, cons-


tatamos que el siglo XXI habrá de afrontar cuestiones que aquél ha
dejado planteadas sin saber encontrar vías de solución en la práctica.
A lo largo del siglo muchos pensadores, politólogos, científicos... han
postulado soluciones, pero éstas han chocado siempre con los intere-
ses de los privilegiados, de los grandes estados, de un Occidente rico,
de las potencias militares y económicas...

1.1. Un mundo marcado por maba que para elaborar una teoría de
múltiples fracturas justicia equilibrada era necesario cu-
brirse con un “velo de ignorancia”, es
Podemos apreciar que nuestro pla- decir, que el que elaborase los criterios
neta sufre algunas fracturas, cuya raíz de justicia para la distribución de la ri-
explicaremos a continuación. Enumera- queza en el mundo debía hacer el si-
remos algunas de ellas, que exigen ser guiente ejercicio de imaginación: ima-
reparadas si queremos sobrevivir como ginarse que está en una situación previa
humanidad de forma digna. Pueden ser al nacimiento sin saber en qué clase so-
presentadas de forma más o menos ca- cial le tocará nacer, y desde ahí elaborar
tastrofista y la valoración de su intensi- el sistema económico justo. Sólo así se-
dad depende mucho del punto desde el rá capaz de elaborar una teoría que fa-
que se miran. Es preciso una cierta neu- vorezca a quienes se encuentren en pe-
tralidad en el análisis. John Rawls afir- or situación social. No todos valoramos
3
de la misma manera las fracturas del energéticos, minerales o hídricos; pen-
mundo, sino que lo hacemos en función semos en muchos de los actuales con-
del lugar desde el que las vemos y del flictos para asegurarse combustibles fó-
modo cómo miramos nuestro mundo. siles o recursos hídricos: las llamadas
Las primeras de estas fracturas ha- guerras del petróleo (unas en forma de
cen referencia a la solidaridad entre los guerra clara y otras en forma de peque-
humanos. El problema ecológico como ños conflictos armados) y los conflictos
problema de solidaridad con las genera- más escondidos para asegurarse el agua
ciones futuras, de dejar el planeta en de los ríos compartidos por varios esta-
buenas condiciones y no totalmente hi- dos o de los acuíferos subterráneos en
potecado, y el problema de la mala dis- zonas cada vez más áridas como conse-
tribución de recursos como problema de cuencia posible del cambio climático3.
solidaridad con la generación actual (los Otra fractura es la que se da en lo re-
países pobres y los excluidos en los pa- ferente a los problemas que tienen que
íses ricos). Basta ojear los índices que ver con el “sentido de la vida”, refleja-
publica el PNUD midiendo la desigual- da en las altas cifras de patologías liga-
dad económica entre países para com- das a la soledad, el estrés y la búsqueda
probar como algunos de ellos están que- de sectas en las que se encuentra acogi-
dando descolgados del carro de las da, aceptación, reglas de conducta cla-
nuevas tecnologías: este fenómeno, en ras...; es muy significativo el hecho de
lo que se refiere a las tecnologías de la que en los mismos países en que las
información, es denominado por algu- grandes religiones disminuyen en nú-
nos autores la “brecha digital”; datos mero de fieles se dé una multiplicación
significativos de enero de 2004 nos di- de sectas, grupos de terapia, de autoa-
cen que el tanto por cien de usuarios de yuda...
internet con respecto al total de la po- Otra fractura se da en el seno de las
blación es del 1,4% en África y del familias, en las que cada vez resulta más
34,4% en América del Norte2. difícil educar y dedicar tiempo a los hi-
jos dados los ritmos laborales vigentes,
especialmente en los países occidenta-
les y en muchos talleres externalizados
el verdadero problema de empresas multinacionales en los pa-
no es de recursos íses del Sur. Otro problema que afecta a
(o de ideas) la familia es el hecho de que la crecien-
sino de su buena distribución te conciencia de la igualdad de género
ha conllevado que algunos hombres no
y de voluntad política sepan asumir un rol más igualitario y
surjan formas violentas de machismo. Y
en muchos países la igualdad de géne-
La fractura de la solidaridad está ros está aún muy lejos de dar los pri-
conduciendo ya a formas de competen- meros pasos, pese a mejoras legales en
cia feroz para asegurarse los recursos algunos de ellos.
4
Podríamos seguir enumerando frac- caso aquello de “la mano invisible” de
turas de nuestro mundo de hoy, como la Adam Smith: nadie parece querer estas
fractura laboral, que se da en muchos fracturas, ni generarlas explícitamente,
países, entre los sueldos altos de quie- pero realmente se generan en relación
nes tienen conocimientos y los sueldos con nuestros pequeños actos, nuestras
basura de quienes no han sido formados maneras de permitir determinadas co-
(no han tenido acceso a una educación sas, de apoyar determinadas políticas,
cualificada) o ya no se pueden reciclar, de convivir...
dada su edad y otros factores que les han
llevado a abandonar el mercado laboral
durante un período de tiempo (enferme-
dades, enfermedades psiquiátricas, pro- hemos construido
blemas familiares...). unas democracias
Si se mirasen las múltiples fracturas sin casi participación real,
de nuestro mundo desde otro planeta y reducidas
se pudiese observar toda la segunda mi-
tad del siglo XX se podría afirmar, sin
a un ir a votar
duda, que estas fracturas tienen solu- cada cierto tiempo
ción ya que el progreso de la Tierra en
el último siglo ha sido el mayor que ha
gozado nunca la humanidad... Ese hi- Avancemos la hipótesis de que la
potético habitante de otro planeta llega- causa principal de las múltiples fractu-
ría a la conclusión de que el verdadero ras que se van dando en un mundo ca-
problema no es de recursos (o de ideas) da vez más global es el llamado “ato-
sino de su buena distribución y de vo- mismo social”. Este atomismo viene
luntad política, es decir, de buscar el propiciado por el creciente individualis-
bien a escala planetaria, y no el bien par- mo y el poco sentido de comunidad que
ticular de un estado, de un colectivo, de cada vez más tenemos las personas.
una empresa... Síntomas de este atomismo pueden ser:
sentirnos islas en medio de mucha gen-
te, un tejido asociativo cada vez más po-
1.2. La raíz de las fracturas: el bre, nadie se preocupa de lo que le su-
atomismo cede al vecino, nos implicamos cada vez
¿Cuál es la raíz axiológica de las menos en lo que sucede a nuestro alre-
causas que originan estas múltiples frac- dedor... Hemos dejado de ser animales
turas? Dicho de otro modo, ¿qué valo- políticos preocupados por nuestra ciu-
res predominan en nuestra manera ha- dad (“polis”) y hemos profesionalizado
bitual de hacer las cosas, de a unos cuantos para que hagan de polí-
planificarlas, de estructurar nuestra ticos, olvidando que la política comien-
convivencia (desde los ámbitos más pe- za con la implicación de cada uno en
queños a los más grandes...) que hacen aquello que es común. Hemos construi-
posibles estas fracturas? Sucede en este do unas democracias sin casi participa-
5
ción real, reducidas a un ir a votar cada cientes fuera de la polis, ya que sin la
cierto tiempo. Estos son algunos de los existencia de un determinado contexto
síntomas de este atomismo. social no pueden afirmar su autonomía.
La tesis de fondo del atomismo es
que el individuo se puede realizar, pue-
de ser feliz (tener cosas, gozar de la vi- 1.3. Una solución para las
da...) sin los otros. O quizá lo expresa- fracturas: recuperar las formas
ríamos aún mejor si dijéramos que los comunitarias
otros están siempre en función de mi re- Para reparar las fracturas propone-
alización personal. Esta tesis ignora que mos complementar la concepción libe-
el individuo nace situado y que no so- ral del hombre-mujer (un individuo con
mos autosuficientes. Este atomismo es derechos) con la recuperación del co-
la consecuencia de la consideración del munitarismo4, es decir, un cierto senti-
hombre y de la mujer hecha por el libe- do del hecho que se nace situado en una
ralismo al enfatizar la capacidad de pre- comunidad concreta en la que imperan
ferencia y de libertad por encima de los unos valores comunes compartidos en-
lazos de unión. Esta propuesta mejoró la tre todos. Esta forma comunitaria pue-
consideración medieval en la que el de adoptar múltiples formas: familia,
hombre y la mujer no tenían derechos país, comunidad religiosa, grupo de ac-
individuales, sino sus derechos estaban ción, movimiento social, pequeña
solamente en función de su pertenencia ONG... Es en este ámbito comunitario
a un determinado estamento, gremio... donde se toma conciencia del valor de
Por tanto, el descubrimiento de los de- los otros en la propia autorrealización.
rechos individuales fue un paso históri- Este sentido de comunidad acentúa que,
co que no podemos minusvalorar, pero además de derechos, se tienen deberes
este paso debía ser corregido dialéctica- con respecto a los otros (“obligaciones”,
mente con una consideración más social lazos con los otros). Con otras palabras,
del individuo, sin por ello negar sus de- que la comunidad es una construcción
rechos individuales inalienables. en la que todos somos necesarios.
No postulamos olvidar los derechos
inalienables de los individuos, sino re-
cordar que, antes que individuos, somos
la comunidad seres sociales, que nos hemos ido ha-
es una construcción ciendo gracias a la interacción con los
en la que todos otros, y en primer lugar con la familia,
somos necesarios donde el lazo primario es la gratuidad y
no el interés... En el propio crecimiento
sólo se acepta la corrección del padre o
de la madre... cuando se ha experimen-
Este atomismo va contra las tesis tado primero su amor incondicional y
más sociales en las que se postula que gratuito y no el interés o el dar a cam-
el hombre y la mujer no son autosufi- bio de algo... Es en el ámbito comunita-
6
rio donde se captan los valores éticos, es dias). Sólo se sostiene la solidaridad si
decir, aquello que es bueno para la co- se asumen deberes hacia los contempo-
munidad y aquello que es bueno para ráneos (deberes de justicia) y hacia las
mí, sin que se dé una oposición radical generaciones futuras (deberes ecológi-
entre la esfera del yo y la de los otros cos). Estos últimos han sido olvidados
(de la comunidad). Mi bien tiene una re- con frecuencia en una cultura en la que
lación de dependencia del bien de los prevalece el corto plazo.
otros. Estos valores, apreciaciones del
bien, son captados en el seno de la co-
munidad por contagio, al verlos encar-
nados y vividos en personas concretas, la justicia actúa
a las que se aprecia. Las comunidades para asegurar
poseen un sistema ético compartido en- que el exceso de derechos
tre sus miembros, es decir que las valo-
raciones de las cosas son semejantes y
de algunos
la disidencia no extrema (los que pien- no pase por encima
san de forma diferente) es aceptada des- de los derechos
de la estima mutua. de los otros
Algunas teorías del desarrollo de los
pueblos, no centradas únicamente en el
crecimiento económico, postulan la im- En el contexto de las formas comu-
portancia del llamado “capital social”. nitarias, la noción de justicia no es un
El desarrollo resulta más favorecido en término abstracto, o una virtud paliativa
grupos humanos en los que las personas (para remediar las grandes injusticias
adoptan un sistema de valores compar- que genera el sistema económico), ya
tidos, en el que se sienten comunidad, que en los ámbitos comunitarios se da
ya que sólo así la preocupación social es una solidaridad entendida como frater-
más fuerte que los intereses individua- nidad de base que hace que la virtud de
les (entre líderes, técnicos y toda la po- la justicia sea espontánea. El ejemplo de
blación). El Estado de Bienestar euro- la familia, como comunidad fuerte, es
peo funcionó gracias, en primer lugar, al donde más claramente se aprecia que no
hecho de que después de la Segunda son necesarios principios de justicia pa-
Guerra Mundial fue más fácil suscitar ra resolver conflictos internos, pues no
un sentido comunitario, para así poder se requieren árbitros ni controles exter-
reconstruir la Europa destruida por la nos, como serían leyes o reglas, ya que
guerra. De este modo, se fue creando se da una fraternidad de base, un apre-
una sociedad más solidaria. Una solida- cio mutuo. No queremos decir que no
ridad intergeneracional, con más aten- sean necesarios principios de justicia en
ción a la gente mayor, y una solidaridad el seno de una comunidad, ya que cada
generacional (fuertes impuestos progre- vez los modelos comunitarios son más
sivos para ir disminuyendo la desigual- complejos y pueden incluir muchos in-
dad y crear una sociedad de clases me- dividuos con sensibilidades diferentes,
7
y no son tan homogéneos como de en- de este marco jurídico, está claro que las
trada podríamos pensar. Pero sí afirma- personas cumplen más con él cuando su
mos que estos principios de justicia se- convivencia tiene un sentido más co-
rán mejor aceptados en contextos munitario.
comunitarios, ya que existe un consen- En el atomismo social actual se da,
so básico de fondo sobre los valores y sin embargo, la persistencia de formas
un aprecio cooperativo entre sus miem- comunitarias en las que se dan lazos de
bros. solidaridad interna y de gratuidad. El
Recordemos que, en el sistema libe- problema es cómo se viven. Muchas
ral (donde los individuos son muy autó- personas viven la tensión que repre-
nomos y con pocos lazos entre ellos), la senta vivir ámbitos altamente comuni-
justicia actúa como remedio para regu- tarios y, simultáneamente, otros ámbi-
lar el individualismo y asegurar que el tos en los que predominan las formas
exceso de derechos de algunos no pase competitivas y muy individualistas.
por encima de los derechos de los otros Por ejemplo, alguien puede comportar-
creando excesivas desigualdades en la se en su empresa como un ejecutivo
distribución de los recursos. De esta ne- agresivo sometido a una alta presión
cesidad de principios de justicia nace un competitiva y al cabo de unas horas
marco jurídico mínimo que asegura que comportarse como un buen padre o
la distribución de bienes y recursos no madre en la familia, en la que las rela-
viola ninguno de los derechos de los in- ciones son de gratuidad y cooperación.
dividuos. El encargado de llevar a cabo Teniendo en cuenta que la psicología
esta distribución en las economías so- humana tiende a la unidad interior de
ciales de mercado es el libre mercado, la persona, puede darse con frecuencia
que actúa como mecanismo redistribui- una interferencia sumamente dañina
dor de la riqueza. Se incluyen, sin em- entre estos ámbitos. Como sucedería
bargo, mecanismos correctores para que en el caso de introducir elementos de
no se dé una distribución excesivamen- competitividad o de interés en las rela-
te desigual (impuestos progresivos, im- ciones de pareja o en las relaciones con
puestos sobre herencias, ayudas econó- los hijos. O si se introduce una relación
micas a los más pobres...). Cuando más de compasión en el trato con los clien-
liberal es la economía menos correccio- tes de una empresa.
nes incorporan. Sin negar la necesidad

8
2. MODELOS DE IDENTIDADES EN EL SIGLO XXI

Un tema muy relacionado con el sentido comunitario es el de la iden-


tidad. Nuestra identidad es definida en parte por su reconocimiento o
por la ausencia del mismo, es decir, por un mal reconocimiento por
parte de los otros. Este mal reconocimiento puede llevar a una imagen
desfavorable de uno mismo. La identidad puede estudiarse desde un
nivel puramente personal, como el ir siendo fiel a mi originalidad en diá-
logo con los otros, para así llegar a ser seres humanos completos. Pero
también desde un nivel más amplio, que tiene que ver con la identidad
que adquirimos por la necesidad de sentirnos formando parte de un
colectivo de iguales.

2.1. Nuestra identidad el que se crece como persona adulta


aprendiendo valores y aprendiendo
Esta identidad se da en las comuni-
también a afrontar las adversidades de
dades en las que prevalece un modelo
la vida, en un clima que es, básicamen-
de convivencia cimentado en unos de-
te, cooperativo. En él se forja la propia
terminados valores y un sentido de vida
identidad personal (el yo original) y se
tejido de relatos compartidos que nos
interiorizan los valores compartidos co-
identifican con algunos de los otros hu-
mo grupo (el yo entre iguales).
manos (los de mi comunidad). Este ám-
bito comunitario es el más adecuado pa- Podemos concluir diciendo que la
ra recibir reconocimiento, sentirse identidad es la fuente de sentido y de ex-
alguien para los demás y encontrar el periencia para la gente. La identidad
propio lugar social. Es en este ámbito en personal se va construyendo en el mar-
9
co comunitario en el que está inserta la minación. Para sobrevivir, construyen
persona y, al mismo tiempo, la identidad barreras de resistencia al poder. Un
comunitaria también se va construyen- ejemplo serían los grupos culturales, re-
do por la aportación de personas que se ligiosos, etc, que se encuentran en mi-
sienten identificadas con la comunidad. noría (por representar a un pequeño nú-
En palabras de Calhoun citadas por A. mero de individuos dentro de una
Castells: “No conocemos a gente sin sociedad o por no tener reconocimiento
nombre, ni lenguas o cultura, en los que jurídico o político).
no se establezca de alguna manera dis- Una tercera forma de identidad po-
tinción entre yo y el otro, nosotros y demos denominarla la identidad pro-
ellos... El conocimiento de uno mismo yecto: los actores sociales, basándose en
siempre es una construcción pese a que ciertos materiales culturales, construyen
se considere un descubrimiento, nunca una nueva identidad que redefine su po-
es completamente separable de las exi- sición en la sociedad. Buscan, al hacer-
gencias de ser conocido por los otros de lo, una transformación de la misma so-
modos específicos”5. ciedad. Un ejemplo se dio cuando el
feminismo salió de las trincheras y des-
afió al patriarcado imperante en la so-
ciedad. Una identidad colectiva puede
la identidad comenzar siendo de resistencia, pasar
es la fuente después a formular un proyecto y llegar
de sentido a convertirse, con el paso del tiempo, en
y de experiencia identidad legitimadora.
para la gente En las sociedades actuales la perte-
nencia a una comunidad no comporta
necesariamente exclusividad (si soy de
una no puedo ser de otras) ya que esta
Castells6 hace una distinción entre pertenencia puede ser múltiple, forman-
las identidades colectivas o comunita- do parte de ámbitos concéntricos. Así
rias como construcciones sociales de- pues, entendemos que la referencia co-
pendiendo de su origen. La identidad le- munitaria es, en nuestra opinión, decisi-
gitimadora es aquella que es fabricada va para tener identidad. Todos tendrían
por las instituciones dominantes de la una identidad primaria o de nacimiento,
sociedad para extender y racionalizar su pero ésta no excluye sentir otras identi-
dominio respecto a los otros actores so- dades como complementarias y no co-
ciales. Los “nacionalismos dominantes” mo contradictorias con la primera. Un
son un buen ejemplo de esta forma de ejemplo de identidad colectiva concén-
identidad. Un segundo tipo de identidad trica se daría cuando se siente la perte-
es la identidad de resistencia. Es gene- nencia a una familia, a un grupo de ami-
rada por aquellos actores sociales que se gos, a un grupo de acción, a una
encuentran en una situación devaluada comunidad cultural, a un pueblo/ciu-
o estigmatizada por la lógica de la do- dad, a una nación, a un estado y a una
10
Unión supraestatal (por ejemplo la ciente, donde el compañero de trabajo
Unión Europea)...7. no es sino un posible competidor... Esta
precariedad o inestabilidad nos hace vi-
vir emocionalmente como constante-
2.2. Una respuesta desde el mente amenazados...8.
mercado: la identidad por el La cultura del mercado tiene su for-
consumo
ma de satisfacer este deseo de comuni-
Nuestro mundo más atomizado tam- dad, tan arraigado en nuestro interior,
bién da su respuesta a la necesidad que evitando fomentar formas pacíficas que
tiene el hombre/mujer de identidad. cuestionen el propio fundamentalismo
Podemos afirmar que los hombres y del “dios mercado”, pero evitando al
mujeres de las sociedades actuales te- mismo tiempo formas de expresión vio-
nemos cada vez más la necesidad de una lenta como las identidades excluyentes
identidad, de no perdernos en este mer- que provienen de las actitudes funda-
cado competitivo en el que nos conver- mentalistas. El mercado, en respuesta a
timos en islas o piezas de un engranaje este deseo profundo de identidad, ofre-
complejo. Añoramos una identidad que ce no sólo productos para satisfacer las
nos haga soñar, que nos dé un proyecto necesidades materiales, sino que en los
más común para superar los retos que logotipos de los productos ofrece ima-
presenta nuestro mundo: una mayor jus- ginarios, mundos, ideales que nos pro-
ticia, un mundo más sostenible... Existe porcionan identidad, narraciones para
en nosotros deseo de alejarnos del indi- dar ideales, sentido...
vidualismo a menudo depredador para
buscar formas más cálidas de coopera-
ción, de comunidad...
la pertenencia
Vivimos una sociedad en la que, ca-
da vez más, hacemos frente a formas de a una comunidad
trabajo precario, temporal, en las que no comporta
faltan referentes afectivos en las fami- exclusividad:
lias por muy diversas circunstancias: puede ser múltiple,
parejas que se separan, padres y madres
que trabajan y pasan poco tiempo con
formar parte
los hijos, gente que vive sola... Nos en- de ámbitos concéntricos
contramos incluso con formas de movi-
lidad laboral (extremas en países como
Estados Unidos) en las que se cambia a De esta manera, la identidad la po-
menudo de ciudad, de vecinos, de ami- demos adquirir comprándola en el mer-
gos... Falta arraigo en un lugar. Nos en- cado como cualquier otro producto. No
contramos también con formas de tra- nos viene dada, como antes, por la fa-
bajo en las que para sobrevivir, no ser milia, por la clase social... Construimos
despedido o prejubilado se ha de entrar una identidad por aquello que consumi-
en una espiral de competitividad cre- mos, por aquello que vestimos... Se cre-
11
an así identidades colectivas que dan queda de identidad personal y por su
status social y que nos identifican como gasto de energía para ir aceptando sus
deportistas, como contestatarios, como cambios fisiológicos y psicológicos y
jóvenes “progres”, como jóvenes “fa- por ser todavía muy maleables.
chas”... Nuestra capacidad de consu- Necesitan más la aceptación y el con-
mir, el tipo de marcas que compramos, traste de un grupo de pertenencia. Eso
nos hace entrar en una determinada sub- se consigue sobre todo controlando las
cultura que nos da identidad y, por tan- formas externas, hábitos, formas de ves-
to, una cierta seguridad. tir, de música, e incluso intentando con-
Como ya hemos comentado, son trolar formas más internas como la apa-
identidades que pueden ser escogidas y riencia física a través de las dietas,
no nos vienen dadas. Este hecho hace gimnasia... Algunos afirman que el
que sean bien acogidas ya que ponen en mercado ofrece un “adolescente global”
juego nuestra libertad de elección. que, en cualquier lugar, independiente-
Aunque esta afirmación es matizable en mente de la cultura, prefiere la Coca-
el caso de los adolescentes, ya que en Cola al té o al café, las “nikes” a las san-
ese caso es el grupo más próximo quien dalias, y los Chicken McNuggets al
proporciona la identidad, bien por ad- pollo con pisto...9.
hesión, bien por rechazo. Esta identidad
nos permite escapar de la inseguridad,
del miedo al fracaso y satisfacer el de- 2.3. Identidades que matan (la
seo de reconocimiento, de llenar nues- cara oscura de las identidades)
tras carencias afectivas. Creemos que si este comunitarismo,
en sus múltiples formas, no se recupera
en su vertiente solidaria puede adoptar
sus formas cerradas o “fundamentalis-
las personas mos”. Giddens10 comenta que las per-
a la intemperie sonas a la intemperie dentro de una so-
dentro de una sociedad ciedad tan individualista como la
tan individualista nuestra se refugian en fundamentalis-
mos (culturales, religiosos, económi-
como la nuestra cos) para recuperar una identidad fuer-
se refugian te de grupo que les de una seguridad
en fundamentalismos psicológica ante las incertidumbres de
nuestro cambiante mundo. Así surge el
lado oscuro del comunitarismo: comu-
nidades cerradas con una gran solidari-
Los grupos más susceptibles a la
dad interna, pero a la defensiva ante los
atracción de las marcas son cualquier
que no son de la propia comunidad...
colectivo que escapa de las carencias
mencionadas. Un grupo que a menudo Se crean comunidades con una iden-
es citado como más susceptible de ser tidad muy fuerte, que no permiten a sus
atraído son los adolescentes por su bús- miembros lealtades múltiples. Si perte-
12
neces a una comunidad tu identificación tre sí para favorecerlas. Puede adoptar
con los valores, costumbres, tradiciones la forma llamada por algunos autores
de la comunidad ha de ser total, de tal “sociedad multicultural mosaico”11, so-
modo que se excluyen otras identidades. ciedades en que las culturas se agrupan
Son comunidades que se cierran al in- en mosaicos de comunidades muy ais-
flujo de las otras y, al mismo tiempo, ex- ladas y poco permeables entre sí, en las
cluyen la disidencia interna considerán- que se dan unas fronteras virtuales, pe-
dola como una traición a la propia ro muy claras para los habitantes de ca-
comunidad. Nada se puede cuestionar ni da zona. Estas sociedades mantienen
siquiera símbolos o costumbres sin es- una mínima cohesión gracias a la exis-
pecial trascendencia. Estas dos caracte- tencia de un mínimo estado (o marco ju-
rísticas aseguran que la comunidad sea rídico) que las une. Un ejemplo sería,
totalmente homogénea. para algunos, algunas zonas de los
En la actualidad estamos viendo las Estados Unidos en las que hay barrios
consecuencias de estas formas funda- en los que predomina una determinada
mentalistas, a menudo como respuesta cultura (china, latinoamericana, blanca
al menosprecio que han sufrido las cul- anglosajona...).
turas minoritarias de muchos países del Otra forma, propuesta por algunos
Sur por parte de las formas agresivas del de los países del Norte, es la defensa de
imperialismo económico y cultural, por un cierto grado de aislamiento de las
medio del cual los valores occidentales culturas del Sur. Bajo la excusa de fa-
han entrado en estas sociedades sin nin- vorecer su supervivencia, lo que quie-
gún tipo de respeto. ren, en el fondo, es evitar la emigración
El comunitarismo puede adoptar de las personas que pertenecen a estas
asimismo otra forma, creemos que tam- culturas hacia los países del Norte. Es
bién poco solidaria pero más sutil, ya una forma de xenofobia encubierta ya
que aunque se defiende el derecho a la que, pretendiendo defender a las cultu-
existencia de las diferentes culturas, se ras minoritarias, no las quiere acoger en
defiende que permanezcan aisladas en- su territorio.

13
3. ¿CÓMO DEBERÁN DE SER EN EL SIGLO XXI LAS
COMUNIDADES QUE DEN IDENTIDAD A LOS
INDIVIDUOS?

Frente al modelo liberal que acentúa la ciudadanía y sus derechos,


el modelo comunitario debería acentuar las formas comunitarias, evi-
tando sus formas cerradas, y asumir al mismo tiempo los derechos
inalienables de las personas. El acento comunitario no debe significar
una pérdida del mundo de los derechos y de la necesaria individualidad
de las personas.

3.1. Manera diferente de entender plenamente como yo vivo. Dentro del


los derechos del individuo marco de las obligaciones hacia los otros
se postulan los derechos de hombres y
Como ya hemos comentado, habría mujeres. No consideramos a los hombres
que partir de la concepción del hombre- y mujeres individuos con derechos, sino
mujer como ser primariamente social, con derechos y obligaciones de construir
que necesita como bien primero una co- entre todos una tierra en la que todos y
munidad de nacimiento en la que crecer todas puedan vivir y desarrollarse plena-
y aprender valores. La persona se preo- mente. Esta concepción de derechos y
cupa y tiene presentes siempre a los otros obligaciones lleva a entender la justicia y
que le han posibilitado y le posibilitan la la igualdad humana de forma más com-
vida y su desarrollo; así surge en cada pleja, ya que hay que tener en cuenta ade-
persona una obligación hacia el otro, un más de al individuo, a la comunidad en
lazo que permite que el otro pueda vivir la que se desarrolla.
14
3.2. Diferente manera de entender Esto posibilitó que los derechos teóricos
la igualdad humana y la justicia. La liberales pudiesen alcanzar a la mayoría
igualdad desde la diversidad. de la población. De las dos tradiciones
Concepción liberal de los derechos nacieron, después de la II Guerra
Mundial, las formas del Estado de
El liberalismo recuperó al individuo Bienestar.
frente a formas más colectivistas ante-
riores y permitió la libertad y la autono-
mía rompiendo los vínculos que lo es- Dos modelos de entender la
democracia
clavizaban a un estamento social, a un
gremio laboral, a una creencia religiosa... Si, además, nos fijamos en la historia
Dotó al individuo de unos derechos fun- de la democracia en Occidente observa-
damentales para su desarrollo pleno co- mos la existencia de dos modelos muy
mo persona: libertad de pensamiento, de diferentes12 que implicaron dos maneras
religión, de conciencia, de asociación, diferentes de recibir al “extranjero” que
etc. También, poco a poco, se fueron re- llegaba al país. El modelo norteamerica-
conociendo los derechos de participación no acentúa una concepción más indivi-
en lo público: los llamados derechos po- dualista y competitiva. El individuo está
líticos. Así nacieron las democracias mo- legitimado para seguir sus intereses y su
dernas. moral mientras respete un mínimo mar-
Este movimiento liberal comportó co jurídico que protege los derechos de
una acentuación de la libertad. En su todas las personas del país. De este su-
vertiente económica (mercado libre, es- puesto se deriva una sociedad pluralista
tado mínimo...) condujo a un sistema en la que pueden coexistir comunidades
muy productivo y generador de gran ri- culturales diferentes mientras acepten un
queza. Al mismo tiempo, sin embargo, mínimo jurídico para todo el estado. El
produjo unas evidentes desigualdades modelo francés tiende a insistir en una vi-
económicas entre la población. sión más unitaria del ideal de ciudadano
Recordemos la crítica que hizo K. Marx y del bien colectivo. Quien llegue al pa-
al capitalismo de la época o los infor- ís ha de identificarse plenamente con es-
mes Ashley en Inglaterra o Villermé en te ideal de bien común, que comporta una
Francia. Todos ellos, a mitad del siglo cultura común, y unas leyes que tienden
XIX, denunciaron respectivamente las a homogeneizar la diversidad cultural. El
condiciones de trabajo de niños y muje- estado es homogéneo culturalmente ha-
res en las minas (jornadas de 12 a 16 ho- blando y por eso asimila y destruye las
ras con niños de seis años que se encar- formas culturales diversas si se encuen-
gaban de abrir y cerrar las puertas de las tran dentro de lo que considera su marco
galerías...) o las condiciones de trabajo estatal político, de tal manera que a estas
de la industria textil (jornadas de 17 ho- comunidades culturales sólo les queda la
ras y niños de 7 años trabajando en las solución, si quieren sobrevivir, de con-
fábricas...). La respuesta socialista al vertirse en un estado nuevo (y tener así
sistema creado por el liberalismo del si- la fuerza del poder legítimo para defen-
glo XIX fue la lucha por la igualdad. derse).
15
Construir la igualdad neutral en sí misma, que no se identifi-
Pero, ¿cómo construimos una igual- case con la forma de nadie (de ninguna
dad que respete las diferencias en los es- cultura o comunidad). Pero, a menudo,
tados actuales que han dejado de ser cul- esta pretendida forma neutral de princi-
turalmente homogéneos (si es que algún pios ciegos ante la diferencia, es un re-
día lo fueron)? Si en la época de la apa- flejo de la cultura mayoritaria. Esta ce-
rición del socialismo, el binomio difícil guera ante la diferencia también resulta
de conjugar era libertad-igualdad, en la una manera, más sutil e inconsciente, de
actualidad el binomio difícil de afrontar discriminación.
es la igualdad (que ya incluye la libertad) Nos podemos preguntar, pues, si la
y el respeto a la diferencia. igualdad pasa por igualar a los desigua-
Históricamente el socialismo real sacri- les (dando los mismos derechos o igua-
ficó aspectos de la libertad para acentuar lando económicamente) o si la noción de
la igualdad, pero también sacrificó la di- igualdad se ha hecho mucho más com-
ferencia cultural y las creencias religio- pleja y admite matices.
sas. Es curioso observar el hecho de que
después de años, cuando, por ejemplo en
la URSS, cayó su forma política unifor- 3.3. Rasgos a tener en cuenta para
mizadora, reaparecieron con fuerza las construir una noción compleja de
igualdad
formas culturales sometidas por una cul-
tura pretendidamente más universal, que 1) La libertad real se potencia dentro
no era ni más ni menos que la de la par- de la comunidad. Se es más libre cuando
te europea de la Unión Soviética. más lazos se van estableciendo libre-
Habría dos tipos de actuaciones ba- mente entre los miembros de una comu-
sadas en la noción de igualdad de respe- nidad.
to hacia las otros13. Según la primera, el 2) Desde el marco jurídico, es nece-
principio de igualdad de respeto exigiría sario diferenciar a los diferentes. Las di-
que tratáramos a la gente sin hacer nin- ferencias pueden dar lugar a derechos di-
guna diferencia. Su intuición fundamen- ferentes. Es necesario distinguir en qué
tal es que reclama un respeto para aque- cuestiones se ha de preservar una igual-
llo que es fundamental en todos. Según dad básica y en qué cuestiones se ha de
otra manera de entender la igualdad, de- tratar a los diferentes de forma diferente.
beríamos reconocer, e incluso promover, La política de la diferencia tiene también
la particularidad. El reproche que hacen una base universalista: todos han de ser
los primeros a los segundos es que vio- reconocidos por su identidad única. Es
lan el principio de la no discriminación, precisamente esta diferencia la que ha si-
ya que discriminan. El reproche que ha- do históricamente ignorada, encubierta o
cen los segundos a los primeros es que asimilada por la cultura mayoritaria.
niegan la identidad porque someten a to- 3) Hay que introducir ciertas teorías
dos a una forma homogénea que no re- de justicia en las que se considera la
sulta auténtica. Eso ya sería bastante ma- igualdad de modo peculiar. Un autor que
lo en el caso de que esta forma fuese propone una teoría de justicia que tiene
16
en cuenta una noción compleja de igual- se favorecen virtudes más espontáneas,
dad es B. Walzer14. Este autor nos dice más ligadas a valores, como la solidari-
que cada bien debe ser distribuido de dad. En las comunidades no son tan ne-
acuerdo con el propio significado, lo que cesarios los principios de justicia, ya que
se contrapone a una idea simple de igual- los conflictos y las formas distributivas
dad según la cual aquello que la justicia quedan aseguradas por lazos de solidari-
requiere es la mejor distribución de un dad, como si se tratase de una gran fa-
bien determinado. Para Walzer, cuando milia. Sin entrar a considerar esta visión
reconocemos el significado distinto que de justicia dentro de las comunidades,
tienen los diferentes bienes, es entonces podríamos afirmar que difícilmente se
cuando entendemos cómo los hemos de puede dar en nuestras sociedades, y que
distribuir, quién lo ha de hacer y por qué quizá sólo funcionaría en un mundo ide-
razones. El mismo autor pone un ejem- al sin egoísmo ni mal.
plo ilustrativo, quizá más comprensible Pero esta consideración nos recuerda
en el contexto norteamericano. En nues- una cuestión importante. Sin un ámbito
tras sociedades el propósito de la salud más comunitario, las teorías de justicia
está vinculado al bienestar físico y la co- pueden verse como algo que viene de
bertura de las necesidades médicas. fuera, como principios abstractos y uni-
Cuando reconocemos esto, entonces versales necesitados de ese ámbito co-
captamos como problema el hecho de munitario donde hay vínculos de solida-
que la mayor atención médica, por ejem- ridad, y en el que la justicia surge de
plo, no recaiga sobre los que tienen más forma más espontánea. De lo contrario,
necesidad, sino sobre los que tienen más siempre se convierte en algo muy de mí-
posibilidades económicas. La interpreta- nimos y sólo defendible cuando me fa-
ción de estos significados distintos ha de vorece. La justicia no se consigue en un
ser hecha con participación de toda la so- mundo excesivamente atomizado, ya
ciedad. Y estos significados de los bien- que éste no favorece nada una convic-
es no se pueden intercambiar: por ejem- ción previa para que funcione cualquier
plo, el bien dinero que encuentra su teoría de justicia: que se considere al otro
sentido dentro de la esfera económica no como igual en derechos. Una buena teo-
puede ocupar un rol significativo en la ría de justicia distributiva quizá tenga que
distribución de honores, ni puede dar a renunciar a aquello que, en teoría, me co-
quien lo posee un acceso privilegiado a rrespondería (aquello a lo que tendría de-
determinados bienes como la salud o la recho) para que el otro pueda también te-
educación. nerlo si le es más necesario. Pensemos en
4) Otra aportación de otro autor co- una distribución de recursos sanitarios en
munitarista es el hecho de considerar la la que mi derecho a adquirir un nuevo re-
justicia como una virtud “remedial”15 curso viene condicionado por el hecho de
dentro del sistema menos comunitarista que todavía haya otros que no tengan los
ya que aparece simplemente porque no mínimos necesarios en este ámbito.

17
4. REVALORIZACIÓN DE LAS CULTURAS DIVERSAS. VALOR
DE LO DIFERENTE

De entrada, no olvidemos que toda generación de identidad supone


un cierto grado de exclusión que permite distinguir entre “ellos” y “nos-
otros”. Hecha esta afirmación, nos preguntamos qué grado de exclu-
sión puede ser humano y cuál puede llevar -y ha llevado históricamen-
te- a considerar a los otros como “no iguales a nosotros” explotándo-
los, dominándolos e incluso exterminándolos (colonialismos, explota-
ción laboral, genocidios...). La constatación histórica de que determi-
nadas afirmaciones de identidad han conducido a una distinción que ha
permitido la destrucción mutua nos podría llevar fácilmente a la afirma-
ción de que la solución de dichos abusos pasaría por conseguir una
única identidad mundial, pensada incluso políticamente como un único
estado mundial (sin entrar a considerar ahora su forma concreta).

4.1. La diversidad admite un decir, se hace pasar como universal lo


cierto grado de exclusión particular y occidental. La solución con-
siste en mantener los dos polos de la dia-
Sin embargo, sabemos que, históri- léctica afirmando variables universales
camente, las tendencias universalizado- y variables particulares, y entendiendo
ras tienen el peligro de afirmar una par- las identidades no como excluyentes y
ticularidad como universal para siempre abocadas al conflicto (como
imponerla a las demás. Esta particulari- juegos de suma cero en los que si uno
dad coincide a menudo con la cultura gana otro pierde), sino como no exclu-
mayoritaria (o la que tiene más recursos yentes y fuente de enriquecimiento mu-
económicos, o más poder militar...). Es tuo. Hablaremos de ello más adelante.
18
4.2. Categorías de la distinción 4.3. Formas que toman las identi-
entre “ellos” y “nosotros” dades en los estados modernos

La distinción entre “ellos” y “nos- Estas identidades se dan de múlti-


otros” en el ámbito social ha sido ela- ples formas en los estados modernos. En
borada históricamente en función de éstos, se privilegia la ciudadanía y sus
cuatro categorías: 1) la raza, sostenida a derechos dentro de un marco político
partir de diferencias somáticas (es decir, constitucional. Sin embargo, no se res-
corporales); 2) la etnia, centrada en las petan las diferentes culturas que coexis-
diferencias culturales; 3) la nación, que ten dentro del estado. Estos estados
resalta la comunidad biológica-históri- acostumbran a tomar una de las cultu-
ca de origen; 4) el estado, que subraya ras, la mayoritaria, como la común a los
los límites políticos de pertenencia. ciudadanos. Encontramos a las demás o
Estas cuatro categorías no son exclu- bien minorizadas -sin marco jurídico y
yentes entre sí, y están formadas por político que les permitan medidas de au-
conceptos un tanto ambiguos. toprotección- o bien con marcos jurídi-
cos o políticos que sí les permiten me-
En cuanto a la primera, la diferencia didas de protección ante la cultura
de raza no tiene ningún fundamento mayoritaria (marcos jurídicos diferen-
científico. Se ha utilizado históricamen- ciados, medidas de discriminación posi-
te para discriminar. El racismo aparece tiva de la cultura minoritaria, etc).
a menudo hoy en día bajo formas más
No es nada fácil la mutua armonía
sutiles. Una de ellas es la absolutización
entre culturas ya que los estados, aun-
de la diferencia cultural, para defender
que privilegien el marco político (dere-
así el no contacto entre las culturas.
chos y deberes de ciudadanía), acos-
Desde esta última consideración se rea-
tumbran a apoyar a la cultura
lizan algunos discursos xenófobos de la
mayoritaria en mayor medida que a las
extrema derecha europea pidiendo que
culturas minoritarias. Además, algunos
no se admitan inmigrantes, no por ra-
estados modernos no se han constituido
cismo, sino porque cada cultura tiene
desde lo que Habermas postula como
derecho a un espacio propio sin interfe-
“patriotismo Constitucional”17, es de-
rencias; con afirmaciones como que los
cir, desde la aceptación consensuada de
magrebíes tienen derecho a tener su cul-
un mínimo marco común para todos los
tura en su zona de origen, pero no a emi-
ciudadanos que permita las diferencias
grar a Europa.
culturales. Por el contrario, han evolu-
En cuanto a la segunda categoría, la cionado más bien desde un pasado en el
etnia16 es difícil de definir. Existen di- que estos estados lucharon por suprimir
ferentes teorías: desde las más esencia- las diferencias nacionales: han unifor-
listas y objetivas (definiendo caracterís- mado culturalmente el estado eliminan-
ticas: lengua materna, religión, do algunas de las culturas existentes. El
parentesco...), hasta las más subjetivas caso más paradigmático ha sido el de
(sentido o conciencia de pertenencia Francia. Aunque la situación ya no sea
que se tiene). la misma, el recuerdo de ese pasado re-
19
ciente hace que persistan las dificulta- Habría que analizar los factores que
des de relación entre la cultura mayori- son responsables de dicho fenómeno en
taria y las otras. la zona receptora como podría ser su
identidad todavía en formación o no
Otra situación que se da dentro de consolidada, la posible competencia la-
los estados modernos es la de las perso- boral que esas personas suponen o la
nas que han llegado en busca de opor- competencia con respecto a los servi-
tunidades laborales, huyendo de perse- cios que ofrece el estado (educación, sa-
cuciones políticas, del hambre, de la nidad, asistencia social). Los inmigran-
sequía o del paro, y que llevan asocia- tes, al tener menos recursos, son
das identidades culturales diferentes a discriminados positivamente sin que el
las del estado receptor y que pueden ser estado aumente los recursos económi-
vistas como una amenaza por los ciuda- cos dedicados a dichos servicios, a pe-
danos del estado que les acoge. A me- sar del aumento de población. Esta dis-
nudo la amenaza es percibida no en ra- criminación positiva no proviene del
zón de lo cultural, sino en cuanto hecho de ser inmigrantes, sino de cum-
pueden afectar al bienestar de la pobla- plir más criterios para recibir ayudas so-
ción del país receptor. Son unos temo- ciales (más número de hijos...). Pero se-
res muy discutibles en el contexto euro- amos conscientes que esto puede ser
peo ya que es falso desde el punto de visto como discriminatorio por los nati-
vista económico: quienes llegan repre- vos, y convertirse en una potencial se-
sentan mano de obra joven, que no ha milla de xenofobia.
sido necesario formar y que, si son le-
gales, cotizan y ayudan a mantener el
envejecido estado de bienestar europeo. 4.4. Dos formas de concebir la
La prensa nos informa del superavit de recepción del “extranjero”
la Seguridad Social en España gracias a En Occidente hay dos formas de
la regularización de la inmigración ile- concebir la recepción del extranjero que
gal (datos de 2005). condicionan tanto lo que se refiere al
La amenaza puede también ser per- respeto de su cultura por parte de los ha-
cibida en su aspecto cultural, en razón bitantes del estado, como la recepción
de las costumbres o las lenguas diferen- de la cultura nativa por los que llegan.
tes de quienes llegan, especialmente en Estas formas de recepción no se dan en
estados poco acostumbrados a la diver- forma pura, pero son paradigmáticas.
sidad. Incluso podríamos afirmar que Una primera forma entiende la inte-
las zonas que han recibido un gran nú- gración casi como pura asimilación de
mero de inmigrantes provenientes de re- la cultura del país receptor, y sólo per-
giones del mismo país con culturas di- mite la expresión cultural de los que han
ferentes, son las que experimentan una llegado en ámbitos muy privados. Para
mayor dificultad para aceptar la nueva ser un buen ciudadano de X se ha de ha-
inmigración proveniente de países con blar bien la lengua, seguir las costum-
culturas más alejadas. bres de la cultura receptora del país, etc.
20
Si no se hace así, en la práctica (y aun- otra parte, a que las diversas culturas,
que teóricamente se tengan los mismos sobre todo las minoritarias, no se sintie-
derechos por haber adquirido la nacio- sen amenazadas y fuesen más permea-
nalidad del país receptor) costará en- bles a los influjos de las otras. Es tam-
contrar trabajo y el inmigrante siempre bién un modelo que permite el
será tenido por “extranjero” por parte de desarrollo de las culturas tal como ellas
los nativos. Incluso sucede así con la se- desean, así como el derecho a su expre-
gunda generación, que ya ha nacido en sión y a su continuidad histórica.
el país receptor.
Una segunda forma de integración
permite que las culturas diferentes re-
cién llegadas tengan derechos colecti- hay una forma de integración
vos, espacios en los que desarrollarse. que respeta
Sólo se pide a los nuevos ciudadanos la la multiculturalidad
aceptación del marco jurídico común y desde un modelo educativo,
una lealtad constitucional, ya que ésta es
de mínimos. A menudo este modelo más
que enseña
multicultural puede conducir, a pesar a respetar y apreciar
del marco jurídico, a una “guetización” las diferentes culturas
de las culturas minoritarias en espacios
concretos, que perpetúan una discrimi-
nación práctica de estos ciudadanos en Este modelo último es todavía algo
círculos viciosos de pobreza, exclusión ideal, puesto que los que se están dando
y falta de oportunidades educativas. Es de hecho son los dos primeros y apenas
decir, este respeto multicultural se con- se comienzan a dar formas de diálogo
vierte en una separación física y una fal- entre las culturas y de enriquecimiento
ta de oportunidades reales. El estado se mutuo. Para avanzar en él sería necesa-
convierte en un mosaico de culturas asi- rio un sistema educativo que le dé so-
métricas y poco comunicadas entre sí. porte, junto a medidas económicas y so-
Podría existir una tercera forma de ciales que eviten las fracturas sociales
integración en la que se respetara la que, a medio plazo, sólo pueden produ-
multiculturalidad de forma activa, favo- cir reacciones a la defensiva de las cul-
reciendo la intercomunicación intercul- turas minoritarias, que se sienten discri-
tural desde un modelo educativo que minadas en la práctica, hacia otras
enseñe a respetar y apreciar las diferen- formas culturales, más nativas o más
tes culturas. Este modelo promovería la mayoritarias, que controlan el poder
igualdad y la simetría de las diversas económico. Como comentaremos, para
culturas, con políticas activas de discri- la realización de este modelo es necesa-
minación positiva, favoreciendo las ria la aceptación de un mínimo marco
oportunidades educativas y promovien- jurídico común que ha de provenir de
do una igualdad económica entre las una cierta ética mínima consensuada,
culturas. Este modelo conduciría, por que evite extremismos culturales intole-
21
rables para una gran mayoría. Cuestión esencialistas, sino dinámicos, es decir,
nada fácil pero necesaria, ya que la de- que las personas de la cultura puedan
fensa del derecho de las culturas no pue- decidir cómo quieren que sobreviva y
de significar que todo lo cultural sea de- cómo quieren que se interrelacione con
fendible como bien para las personas. las otras culturas (que entre en el nece-
sario diálogo intercultural). Que no se
sientan atacadas, “minorizadas” o infe-
4.5. El respeto a la diversidad riores a las otras, sino que puedan evo-
implica apoyo a las culturas lucionar desde ellas mismas. Es necesa-
minoritarias o minorizadas rio tener muy presente que muchas de
Tal como hemos mencionado en el estas culturas han sido a menudo ataca-
apartado anterior, el hecho de dar valor das, sea por medio de prohibiciones le-
a la diversidad implica la defensa, den- gales explícitas (no dejando que se
tro de los marcos estatales y supraesta- transmitan ni se expresen), o sea por for-
tales, de las culturas minoritarias (com- mas sutiles de sumisión que han condu-
partidas por pocas personas) y cido a muchas personas a sentir ver-
minorizadas (que han sido sofocadas güenza de su propia cultura como
durante tiempo por una cultura mayori- cultura inferior, propia de incultos... En
taria en el ámbito político estatal). Esta determinadas zonas de España hablar la
defensa se ha de dar de múltiples formas lengua regional es considerado todavía
ya que la situación de partida no es si- como signo de incultura.
métrica respecto a la cultura mayorita- Hay que tener en cuenta también que
ria. La cultura minoritaria dispone, his- es posible que las comunidades cultura-
tórica o actualmente, de menos les pidan derechos hasta ahora no habi-
instrumentos legales y sociales para su tuales, para proteger su cultura. Por
supervivencia. Es posible que no posea ejemplo, el derecho de tener una repre-
medios de comunicación, que no sea di- sentación en las instituciones políticas
vulgada por el sistema educativo o no del estado para evitar que una minoría
sea respetada por la administración, o nacional o étnica fuese ignorada en las
tal vez que sea claramente perseguida. decisiones que afectan a toda la socie-
Pensamos, de inmediato, en medi- dad. Podrían pedir cuotas en un
das legales para ofrecer protección, pe- Parlamento para compensar el hecho de
ro lo que se necesita en primer lugar es que el sistema democrático sólo dé re-
la concienciación de todos, es decir, de presentación a las mayorías. Derechos
las otras comunidades, respecto a este políticos de autogobierno (gobiernos
valor de la diversidad. Las medidas le- autónomos, marcos jurídicos diferen-
gales serían un segundo paso para que ciados) para que la minoría no sea su-
la cultura minoritaria pueda sobrevivir, bestimada o sobreestimada en las deci-
es decir, vivir en su comunidad y per- siones, sobre todo en aquellas que
petuarse a si misma (transmisión a las afectan a su cultura (cuestiones educati-
nuevas generaciones). Esta superviven- vas, desarrollo de recursos, lengua...).
cia se ha de entender no en términos Podrían solicitar también derechos po-
22
líticos que protejan determinadas prác- publicación, al cine... Serían medidas de
ticas culturales y religiosas específicas discriminación positiva hasta que se
que no pueden estar adecuadamente consiguiera la simetría pretendida con la
apoyadas por el Mercado, o que están otra lengua. Recordemos que todos los
en desventaja en una legislación vigen- estados modernos han dado apoyo a las
te forjada a partir de la cultura mayori- lenguas que han adoptado como mayo-
taria (por ejemplo, la legislación del cie- ritarias y como propias. Por tanto, no de-
rre de los comercios en domingos). ben sorprendernos las medidas de dis-
No entramos a considerar estos di- criminación positiva que reclaman las
ferentes derechos que son reivindicados lenguas minoritarias. Otra cuestión se-
dependiendo de las comunidades cultu- ría que esta comunidad adoptase medi-
rales, de su situación ante el estado y de das legales coercitivas contra aquellas
su tradición histórica. personas que no se conformasen a esta
Podríamos pensar, tal como hace cultura en el ámbito privado, por ejem-
W. Kymlicka18, en dos tipos de reivin- plo prohibiendo las otras lenguas en el
dicaciones que podrían hacer las co- ámbito privado.
munidades culturales para protegerse.
Un primer grupo (restricciones exter-
nas) sería una reivindicación en contra
de la sociedad, es decir, del marco es-
en determinadas zonas
tatal. El objetivo de las mismas sería la de España
protección ante el impacto de decisio- hablar
nes externas de la sociedad mayor (el la lengua regional
marco estatal). Un segundo grupo (res- es considerado todavía
tricciones internas) serían reivindica-
ciones de un grupo contra sus propios como signo de incultura
miembros, cuyo objetivo sería la pro-
tección del grupo ante el disenso inter-
no (por ejemplo, la decisión individual Las restricciones externas implican
de miembros de no seguir las prácticas relaciones entre las diversas comunida-
tradicionales). des de un marco estatal. Las internas,
Quizá poniendo un ejemplo se pue- por su parte, pueden suponer una viola-
da entender mejor la diferencia entre las ción de las libertades individuales en
restricciones internas y externas. Una nombre de la solidaridad comunitaria;
comunidad dentro de un estado podría por eso son mal vistas por la sociedad.
tomar medidas legales para proteger su Las restricciones externas no han de su-
lengua del influjo agobiante de la ma- poner un dominio de una cultura sobre
yoritaria del resto del estado (a menudo otra y son necesarias para asegurar la di-
tomada como lengua común estatal), o versidad cultural. Estas protecciones só-
favorecer su enseñanza, la necesidad de lo se pueden dar en estados multinacio-
su uso por toda la administración en su nales o poliétnicos, ya que protegen a un
relación con los ciudadanos, ayudas a la grupo nacional o étnico ante el impacto
23
desestabilizador de las decisiones de la ñas que se comportan como verdaderas
sociedad de la que forman parte. “comunidades” socializadoras que ale-
En cambio, las internas suponen un jan a sus miembros del individualismo
peligro ya que aplican intracomunita- y les hacen participar de proyectos e ide-
riamente aquello que rechazan de la cul- ales comunes. Comparten, así, unos va-
tura mayoritaria: el hecho de no respe- lores y unas maneras de pensar diferen-
tar la diversidad. Sin embargo, no tes de otras presentes en su sociedad:
hemos de olvidar que el deseo de prote- son las subculturas de las asociaciones,
ger la propia cultura del disenso interno de los movimientos sociales, etc.
existe en cierta medida en todas las cul- Ejemplos de ello son las ONG's de ayu-
turas, e incluso en los estados-nación da al Tercer Mundo; ONGs de ayuda a
más homogéneos y uniformadores. La gente mayor, enfermos o excluidos;
realidad es que, dentro de los estados ONG's de denuncia; voluntariados di-
democráticos occidentales, estas restric- versos, grupos ecologistas, grupos de fe,
ciones internas han sido poco reivindi- asociaciones deportivas...
cadas por las minorías étnicas, sean na- Quizá estos miembros no se identifi-
cionales o fruto de la inmigración. Un carían como una comunidad o como una
ejemplo de esta restricción interna tole- cultura, pero dichos grupos actúan como
rada por un estado es el estatuto deter- lugares socializadores en los que se vi-
minado que tienen los Amish en EEUU. ven formas más solidarias entre sus
Esta secta cristiana de varios siglos de miembros al compartir unos valores.
antigüedad está exenta de algunas pres- Estas formas comunitarias dan fortaleza
cripciones educativas. a los estados ya que son fuente de parti-
cipación de los ciudadanos que se preo-
cupan por las cosas públicas desde las
4.6. Otras formas de recuperar el diversas iniciativas. No hemos de ser in-
llamado comunitarismo genuos, ya que algunas de estas formas
En los puntos anteriores nos hemos comunitarias tienen el peligro de las
centrado en las formas de recuperación formas patológicas del fenómeno comu-
del comunitarismo más ligadas a comu- nitario que veremos en otro apartado.
nidades establecidas, próximas a lo que También tienen el peligro de que ca-
hemos definido como “etnia” o como da una de estos grupos busque intereses
“nación” (con todos los problemas que difícilmente armonizables entre si y que
comportan estas definiciones). Cuando sea necesaria alguna instancia que vele
hemos hablado del comunitarismo tam- por el todo (tanto en el ámbito estatal co-
bién hemos incluido entidades peque- mo supraestatal o planetario...).

24
5. ¿QUÉ RASGOS HEMOS DE TENER PRESENTES PARA
RECUPERAR LAS FORMAS COMUNITARIAS?

Tras las consideraciones anteriores, nos preguntamos cómo recupe-


rar las identidades en el siglo XXI, o dicho de otro modo, cómo pode-
mos recuperar las formas comunitarias. No vamos a entrar a conside-
rar la diversidad de formas políticas de autogobierno que pueden darse
para que las comunidades culturales puedan tener instrumentos lega-
les y políticos para asegurar su supervivencia. Estas políticas son múl-
tiples y variadas, tanto cultural como económicamente, y se están
dando maneras diferentes de articular las diversas comunidades cultu-
rales. Para dicha articulación, es necesario elaborar previamente una
ética de mínimos o global.

5.1. Necesidad de una ética de borarse a partir de una ética mínima o


mínimos o global global consensuada por todas las comu-
nidades, ya que las leyes siempre refle-
El otro polo de la dialéctica para po-
jan sistemas éticos de valores. Una éti-
der mantener un respeto a la diversidad
ca global ayudaría a formular leyes para
en los marcos estatales (y en un futuro,
todo el ámbito planetario sobre proble-
supraestatales) es la necesidad de afir-
mas comunes a fin de asegurar la su-
mar un marco jurídico común, supues-
pervivencia de todos. Dentro de los es-
to que las diversas comunidades convi-
tados, esta ética global debe establecer
ven en un marco territorial (sean
los marcos de convivencia y de solida-
estatales como ahora o supraestatales
ridad de las diversas comunidades cul-
como se espera que sean en el futuro).
turales existentes.
Estos marcos jurídicos tendrían que ela-
25
La necesidad de una ética común o Esta “ética mínima” ayudaría a
global se hace evidente cuando obser- constituir los marcos globales de convi-
vamos los nuevos problemas que van vencia a nivel mundial y a nivel estatal.
apareciendo en nuestra sociedad (ecoló- Garantizaría el respeto a la diversidad
gicos, de distribución de recursos, tec- cultural, asegurando sin embargo, unos
nologías que afectan a los períodos en mínimos comunes para todos. Estos mí-
los que la vida es más frágil...). Estos nimos podrían formularse como una es-
problemas nos hacen tomar conciencia pecie de Declaración de derechos y
de que pertenecemos a la misma espe- obligaciones de todo ser humano.
cie a pesar de todas las diferencias que Estamos proponiendo, pues, una am-
podemos constatar. También se pone de pliación y corrección de la Declaración
manifiesto que compartimos una misma de Derechos Humanos de 1948. Ésta se
biosfera. Muchas de las cuestiones men- limitó a evocar los derechos de libertad
cionadas nos afectan como humanidad. e igualdad. Hoy en día debemos com-
Por tanto, es necesario buscar solucio- pletarla con los derechos y obligaciones
nes globales y no limitadas a determi- ligados a la diversidad cultural y al res-
nadas comunidades o estados (es decir, peto medio-ambiental.
marcos territoriales limitados). Es nece-
sario, pues, ponernos de acuerdo en lo
básico, y al mismo tiempo dejar un am- 5.2. Algunos rasgos a tener en
plio margen de libertad para todas las cuenta para recuperar las
otras cuestiones más ligadas a las diver- identidades en el siglo XXI
sas tradiciones culturales. Es momento de formular una lista de
Esta ética de mínimos habría que criterios y consideraciones para recupe-
buscarla entre todos por medio del diá- rar las identidades en el presente siglo.
logo. El resultado del mismo será un De manera esquemática, podemos ase-
consenso básico en algunas cuestiones gurar lo siguiente:
que aseguren la igualdad básica de to-
das las personas. Otras cuestiones, co- 1. La noción de justicia a utilizar es
mo los valores y las maneras de enten- el de la equidad
der la felicidad, deben dejarse abiertas
para que todas las culturas puedan vi- Las sociedades deberían de entender
virlas según sus principios. Este diálo- la justicia como equidad. Este concepto
go sería, pues, un diálogo intercultural. articula la libertad, la igualdad y el res-
Esta “ética mundial” no pretende re- peto a la diferencia. Nos permite reco-
construir una nueva ética como aquellos nocer derechos diferentes a los diferen-
grandes relatos que daban sentido a to- tes.
dos los ámbitos de la vida. Se trata so-
lamente de una guía, en forma de irre- 2. Es preciso elaborar una ética míni-
nunciables éticos o principios mínimos, ma: un marco jurídico mínimo
para poder sobrevivir y humanizar este Este reconocimiento de derechos di-
mundo globalizado. ferentes también supone que las socie-
26
dades (tanto los estados constituidos co- el hecho de ser persona, independiente-
mo las formas supraestatales) no deben mente de su cultura y condición socioe-
permanecer indiferentes axiológica- conómica. Esta ciudadanía podría irse
mente. Deberán comprometerse con perfilando a través de un verdadero diá-
ciertos valores concretos elaborando logo intercultural.
una ética de mínimos deberán renunciar
a entrometerse en la manera de vivir de
los ciudadanos de las diversas comuni-
dades. Deben, pues, renunciar a una éti- las sociedades
ca de máximos garantizando el cumpli- deberían educar
miento de la ética de mínimos, por el a sus miembros
bien público y por los derechos de todas
las comunidades. Esta ética mínima o
de tal manera
global (vigilada por los marcos jurídi- que apreciasen
cos estatales y supraestatales) debería la diversidad
incluir como punto fundamental la como un valor
igualdad básica entre todas las personas
del planeta, independientemente de su
cultura, del régimen de gobierno de su
país y del grado de soberanía política de
que disponen. Aunque algunos conside- 3. Es necesario educar en el valor de
ran que la identidad decisiva es la que la diversidad
define la ciudadanía, que supone disfru-
Las sociedades deberían educar a
tar de los derechos constitucionales y
sus miembros de tal manera que apre-
exige la adhesión a los procedimientos
ciasen la diversidad como un valor. La
democráticos (ámbito de la ética míni-
existencia de diferentes comunidades
ma), creemos que no existe una identi-
culturales pueden ser vista como un en-
dad solamente ciudadana. La ética de
riquecimiento de la propia cultura. Es
mínimos no aporta un universo axioló-
preciso considerar como un bien prima-
gico completo a la persona para que
rio de la persona el derecho a pertene-
pueda desarrollarse plenamente.
cer a una comunidad. Debemos huir de
Recordemos que la pretendida ciudada-
los modelos uniformadores o de asimi-
nía universal que postulan algunos au-
lación de las culturas minoritarias, y de
tores puede convertirse fácilmente en la
las formas discriminatorias en razón de
elevación de algo particular a rango uni-
la cultura, la religión, etc. Para ello, sin
versal. A menudo se toma por universal
embargo, es preciso entender que pro-
lo mayoritario y esto se identifica con lo
mover los derechos de protección sobre
occidental. Una ciudadanía verdadera-
las culturas minoritarias (inmigrantes,
mente universal tendría que incluir los
minorías nacionales, los propios recep-
irrenunciables mínimos y básicos com-
tores...) no significa ir contra otras cul-
partidos (la ética mínima) que ha de te-
turas.
ner todo habitante del planeta Tierra por
27
4. Es irrenunciable la lealtad al ria. Esta identidad primaria no debe ex-
marco global que agrupa a todas las cluir que se complemente con otras
culturas identidades de forma concéntrica. Estas
Las diversas identidades que convi- identidades múltiples de los individuos
ven en los marcos estatales y supraesta- ayudan a sus comunidades a no ence-
tales deben ser igualmente leales al mar- rrarse y a los individuos a ver que las
co común que les une. Pero esto no identidades son dinámicas (evolucio-
resulta fácil, sin embargo, en los países nan). Las identidades no se excluyen ne-
europeos en los que el marco común se cesariamente unas a otras. Se puede ser
ha generado desde un consenso históri- un buen ciudadano de los Estados
co que ha ido incluyendo diversas cul- Unidos (lealtad a un estado) siendo de
turas, pero en el que todavía no han en- religión islámica (lealtad a una ética de
trado las nuevas culturas de la máximos religiosa). No por ser más eu-
inmigración reciente. Estos “nuevos ropeo (marco supraestatal) se es menos
ciudadanos” todavía no han hecho suyo español (marco estatal) o menos catalán
el marco en el que no han participado y (una comunidad cultural con marco po-
que, a menudo, responde a las culturas lítico no estatal).
occidentales. Por eso, difícilmente se
puede hablar de ética de mínimos o de 6. La identidad se construye
marco jurídico mínimo cuando ha sido La identidad de las comunidades se
elaborado principalmente desde una va construyendo a través del diálogo
cultura. Un ejemplo: desde un nuevo con la generación actual (individuos que
marco jurídico consensuado a través de pertenecen actualmente a la comuni-
una ética de mínimos en un estado eu- dad) buscando sus anhelos colectivos.
ropeo donde la presencia islámica sea Recordemos que las tradiciones cultu-
importante, cuando queremos llegar a rales son reinventadas constantemente.
un consenso sobre qué fiestas deberían No debemos idealizar formas culturales
respetarse, parece lógico pensar que la históricas para afirmar la identidad pre-
decisión debiera nacer de un equilibrio sente. La historia de un origen común
entre las fiestas de origen cristiano (de ayuda sin duda a generar identidad, pe-
gran tradición histórica en los estados ro ésta ha de responder a un constante
europeos) y las islámicas. replanteamiento por parte de las gene-
raciones actuales. No debe detenerse en
5. Es posible vivir identidades formas históricas, cuando la realidad ha
múltiples variado de forma evidente. En conclu-
Todo individuo pertenece a una co- sión, la identidad se va rehaciendo cons-
munidad que le da una identidad prima- tantemente.

28
EPÍLOGO: ¿QUÉ PÙEDE APORTAR EL CRISTIANISMO AL
DEBATE PARA CREAR UNA SOCIEDAD MÁS
COMUNITARISTA?

En nuestro mundo pluralista está ponder a los problemas que padecemos


bien que aparezcan las llamadas éticas como humanidad global. Y es impor-
de mínimos que intentan buscar aque- tante que en las éticas de mínimos im-
llos valores mínimos compartidos como pere, como principio compartido, la jus-
sociedad, expresados a menudo como ta distribución de los recursos entre las
derechos (Declaraciones de Derechos comunidades, para que no haya dife-
Humanos...) y con intención de irlos rencias significativas entre ellas. Pero,
ampliando. Pero, a nuestro entender, no podemos olvidar- que, para que im-
son necesarias las comunidades en las pere un principio de justicia, es necesa-
que se vivan las llamadas éticas de má- ria la interiorización de un principio pre-
ximos, en las que la persona se siente vio: la obligación con el otro.
comunidad. Este proyecto de mínimos, La ética cristiana podría aportar lo
expresados en derechos, es una tarea y que podemos llamar “ética agápica”19
un reto. Debe irse haciendo desde las di- (que no está lejos de intuiciones éticas
versas sensibilidades éticas para res- de otras tradiciones religiosas, como la
29
“compasión” budista...). Esta ética pue- hermanas” y esta afirmación se traduce,
de colaborar eficazmente al debate para en el ámbito social, en la construcción
crear una ética común o mínima. Los de una sociedad más solidaria. Los de-
valores de la ética agápica, como la fra- beres con el otro son puestos en primer
ternidad, suelen ser situados en todas las término, la justicia ya no es minimalis-
éticas como cima y no como base en la ta y la igualdad se armoniza con el res-
construcción del nuevo sistema ético de peto a la diferencia. Se van creando co-
mínimos. Las éticas de mínimos reco- munidades solidarias con las otras
nocen la bondad ética de la solidaridad porque saben que, más allá de las dife-
o de la gratuidad, pero estos valores son rencias culturales, se da una igualdad ra-
reservados a las éticas de máximos. En dical: ser hijos/as del mismo
cambio, nuestra propuesta es que la so- Padre/Madre. Así, una ética basada en
lidaridad y los deberes para con el des- el deber hacia el otro se expresa en de-
arrollo de los otros deberían colocarse beres antes que en derechos o, al menos,
en la base de la ética de mínimos, en el en una correlación clara entre derechos
fundamento de una verdadera ética que y deberes.
compartiesen las diversas comunidades Así se entiende que esta ética pueda
culturales. pedir, como deber, la renuncia a un de-
recho propio, cuando el uso de este de-
recho comporte un perjuicio claramen-
te mayor para el otro que el que causaría
son necesarias al primero la renuncia de su derecho.
las comunidades Esta consideración de la renuncia a un
en las que se vivan derecho propio ha de tener en cuenta la
las llamadas consideración de si esta renuncia puede
conducir a que otros pierdan de forma
éticas de máximos, no voluntaria ese derecho. Si así fuera,
en las que la persona se pondrían en peligro, en el ámbito de
se siente comunidad los derechos colectivos, los derechos de
las minorías ante los derechos de las
mayorías y, en el ámbito de los derechos
más individuales, los derechos de los
La ética cristiana, basada en la fe en más débiles o de los menos favorecidos.
Dios Padre (y Madre) de todos, con- Estos deberes mencionados serían con
vierte a todos los otros en “hermanos- los “otros” y con los “futuros otros”.

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NOTAS

1. Huntington, S. “El conflicto de civilizacio- Citado en Castells, M., La era de la


nes”, en Foreign Affairs, verano 1993. Información, vol. 2, Alianza Editorial,
2. Datos (enero 2004) de la consultoría Madrid, 1997, p. 28.
Nielsen/NetRating recogidos en el portal 6. Castells, M., La era de la Información, vol. 2,
www.exitoexportador.com. Son muy signifi- Alianza Editorial, Madrid, 1997, p. 30.
cativos los datos de la clasificación mundial 7. Castiñeira, A., “Ciudadanía e identidad en el
de acceso a las tecnologías de información y contexto de la globalización”, en Frontera 17,
las comunicaciones, que ha elaborado un Índi- enero-marzo 2001, 35-49.
ce de Acceso Digital de los diferentes países. 8. Texto interesante de un sociólogo americano,
3. Klaire, M.T., “La nueva geografía de los con- que analiza las consecuencias del tipo de tra-
flictos internacionales”, en Foreign Affairs (en bajo sobre el carácter de las personas: “Una de
español) verano 2001. Artículo interesante las consecuencias no deliberadas del capitalis-
sobre los conflictos por los recursos energéti- mo moderno es que ha reforzado el valor del
cos e hídricos y su relación con la geopolítica. lugar y ha despertado el deseo de comunidad.
4. Utilizamos la palabra “comunitarismo” en un Todas estas condiciones emocionales que
sentido general. Tenemos presente que esta hemos explorado en el lugar de trabajo ani-
palabra recoge una diversidad de estudios que man este deseo: las incertidumbres de la flexi-
en los años ochenta se centraron en una crítica bilidad; la ausencia de confianza y compromi-
al liberalismo. Dentro de este movimiento, se so con raíces profundas; la superficialidad del
juntaron autores más cercanos al liberalismo trabajo en equipo; y más que nada, el fantas-
(C. Taylor), otros más próximos a posturas ma de no conseguir hacer nada de uno mismo
socialistas o republicanas (M. Sandel), y otros en el mundo, de hacerse una vida, mediante el
de posturas más conservadoras (A. trabajo. Todas estas situaciones impulsan a la
MacIntyre). Y otros más difíciles de encuadrar gente a buscar otra escena de cariño y profun-
como M. Walzer. Más adelante trataron tam- didad”. Sennet, R., La corrosión del carácter,
bién temas relacionados con el derecho a la Anagrama, 2000, p. 145.
diversidad de las culturas (W. Kymlicka). 9. Klein, N., No Logo, el poder de las marcas,
5. Calhoum, G. (eds), Social Theory and Politics Paidos, Barcelona, 2001, p. 155. La agencia
of Identity, Oxford, Blackwell, 1994, pp 9-10. publicitaria Brain Wawer, una división de

31
DMB&B, hizo una entrevista a 27.600 jóve- 13. Taylor, C., “Multiculturalismo y la política del
nes entre 15 y 18 años de clase media de 45 reconocimiento”, en Comunitat i nació (dir A.
países y llegó a algunas conclusiones: “A Castiñeira), Proa-Enciclopedia catalana,
pesar de las diferencias culturales viven en un Barcelona, 1993, p. 209.
universo paralelo. Se levantan por la mañana y 14. Walzer, M., Spheres of Justice, Oxford
se ponen sus Levi's y sus Nikes, toman sus Blackwell, 1983.
abrigos y el cd Sony y van a la escuela...” 15. Sandel, M., Liberalism and the Limits of
Chip Walker, “Can TV Save the Planet”, Justice, Cambridge, Hardward University
American Demographics, Mayo 1966, p. 46. Press, 1982.
10. Giddens, A., Un mundo desbocado. Efectos de 16. “En sentido estricto, la palabra etnia puede
la globalización en nuestras vidas, Taurus, designar a un grupo de individuos pertene-
Madrid, 2000, cap.3. cientes a la misma lengua materna. En sentido
11. Algunos autores mencionan el “multicultura- amplio, la etnia se define como un grupo de
lismo” como agregados de comunidades cul- individuos unidos por un complejo de caracte-
turales diversas dentro de un estado que acep- res comunes, antropológicos, lingüísticos,
ta su diversidad cultural y no pretende la asi- político-históricos, etc, cuya asociación cons-
milación. Estas comunidades se mantienen tituye un sistema propio, una estructura esen-
muy aisladas y conviven dentro del mismo cialmente cultural...”: Breton, L., Las etnias,
estado por la aceptación de un marco jurídico Oikos-Tau, Barcelona, 1983, pp 11-12.
mínimo, que, con frecuencia, refleja especial- 17. Habermas, J., “Ciudadanía e identidad nacio-
mente la cultura mayoritaria. En cambio lla- nal. Consideraciones sobre el futuro europeo”,
man “interculturalismo” a una situación algo en Debats 39 (1992), 11-18.
diferente, en la que se parte del reconocimien- 18. Kymlicka, W., Ciutadanía multicultural,
to del pluralismo de culturas y el derecho de Paidos, Barcelona, 1996, pp. 57-66.
cada una a afirmar su identidad, pero también 19. Concepto introducido por E. Pellegrino
se afirma la necesaria apertura y diálogo entre (Pellegrino, E; Thomasma, D., The Christian
ellas. Se tiene un concepto de cultura más Virtues and the Medical Practice, Georgetown
dinámico (pueden progresar e interactúan University Press, Washington D.C, 1996, p.
entre ellas). El marco común ha de ser realiza- 29) aplicado a la ética médica e identificado
do en común y de forma simétrica. con la ética cristiana, en su vertiente de gra-
12. Requejo, F., “Diferencias nacionales y federa- tuidad. Interesante el estudio de F. Torralba
lismo asimétrico”, en Claves de la Razón (Filosofía de la medicina, Institut Borja de
Práctica, 59 (1996) 24-37. Bioètica-Mapfre, Madrid, 2001, Cap.13)
sobre la obra de E. Pellegrino.

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