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Con ese pensamiento me levanté esta mañana al pisar un paquete de

papas fritas que estaba tirado al costado de la cama, gran compañero


de mis noches de cine, ya que por culpa de la inseguridad, prefiero
quedarme en casa, ya ni vale la pena ir a la esquina a comprar un
pancho para que te afanen y te metan un balazo por el peso con
cincuenta que sale el pancho.
Transformado en un mágico jugador de fútbol/papa frita,
enganchándolo con el dedo gordo levanté y pateé el paquete casi
vacío hasta el baño porque estaba con tanta fiaca que ni siquiera
tenía fuerzas para levantarlo, y en el baño estaba el cesto mas
cercano...
Terrible escalofrío sentí cuando me di cuenta que el cesto del baño
estaba lleno!
Entonces hice lo que cualquier soltero haría; pensé: "hoy es
miércoles, no va a venir nadie a casa... ¡¡Ma' sí!! ¡Lo dejo tirado acá!",
(al costadito del atiborrado cesto).
Procedí con mis quehaceres higiénicos de todas las mañanas...me
lavé los dientes, la cara y me mojé el poco pelo que me quedaba. Me
pareció raro que el agua del baño estuviera saliendo medio oscura...
-¿ Y esto? - pensé mientras tenía la boca llena de dentifrico,
observando cómo ese espeso líquido se iba acumulando en mi
lavatorio, tapado por el tazo ganador que traía el paquete de papas
fritas (en realidad perdedor porque la promo estaba vencida, así que
en un ataque de frustación lo tiré y miren a dónde fué a parar!).
Al salir del baño, miré la cocina y me dio un poco de asquito. La noche
anterior habíamos cocinado lasagna con los muchachos del poker y
cuando hacíamos el relleno nos habiamos tomado 5 botellas de
malbec. Imaginen el resultado..., 25 botellas arriba de la mesa con las
que habiamos conseguido construir una piramide que daria envidia al
propio Keops!!!
-Tengo que ordenar todo este caos y tirar las botellas- me dije... En
ese momento me invadió un olor terrible que entraba por la ventana.

Me asomé al patio, no sin cierta dificultad, lleno de náuseas y el


espectáculo que ví me puso totalmente la piel avícola, mientras mis
cachetes inflados aguantando la respiración pugnaban por explotar y
un sudor frío recorría mi cuerpo aterrado.
No había un solo espacio limpio, todo estaba lleno de basura... de
todo..., lo que puedan imaginarse... Bolsas, papeles, cartones,
botellas de plástico, latas, pañales descartables, obviamente
"descartados" o sea... Insectos voladores de todo tipo, sustancias
orgánicas en plena descomposición, excremento de animales, piezas
sueltas de máquinas, pilas, tergopoles...
¡En fin! ¡Una asquerosidad inmunda! ¡Y yo llegaba tarde a
trabajar!!!!!
En ese momento, mientras buscaba las llaves, observé la ventana de
la casa contigua y a mi vecino ¡¡ el bueno de Marito!! asomarse
detras de su cortina, sigiloso y astutamente escondido, contemplando
el desastre maestro que había ocasionado en mi patio delantero...
¡¡La venganza sera terrible!!, pensé, pero mejor me voy a trabajar.
Asi que cerré los ojos e instintivamente la naríz, agarré la moto e
intenté avanzar pero era casi imposible! Las ruedas resbalaban en
sustancias cremosas y hediondas, o bolsas se metían entre los rayos
y aunque tenía el casco puesto miles de moscas verdes se pegaban
en el visor.

Concentrado en esquivar vidrios, tachuelas, gomas, latas, ratas y


viscosidades y luchando por respirar una pizca de aire limpio no había
notado que la gente sacaba la basura de sus perímetros y se las
amontonaba a los vecinos y apenas se descuidaban los vecinos
hacían lo mismo transformándose todo en un círculo vicioso
escalofriante.

Un vidrio malintencionado hizo que la goma delantera de la moto


reventara, volé espectacularmente por el aire observando en mi
recorrido humo, moscas sorprendidas y algún pájaro atónito y caí en
ese mugriento y pegajoso pavimento.
-¿¿¿¿Qué es esto????- pregunté asqueado, olvidándome del raspón
que tenía en la rodilla, mientras observaba el dantesco espectáculo
del que estaba siendo testigo. La hediondez del ambiente no me
dejaba respirar. Tomar una bocanada de aire en esas circunstancias
sería casi suicida.
Cuando logré restablecerme de mi caída, una bolsa llena de residuos
me golpeó la cabeza y me hizo tambalear.
- ¡Correte infeliz!, - me gritaron de la vereda de enfrente. Calladito
obedecí, máxime cuando este sujeto, que vestía una musculosa de
dudoso color blanco, arrojaba por el aire otra bolsa llena de basura.
Yo estaba atónito.
-¡Hay que aprovechar que los Caraballo no están!.
En mi más pura inocencia le pregunté por qué estaba haciendo eso, a
lo que me respondió:
- ¿Dónde vivís? ¿En Plutón? ¿No te enteraste que estamos tapados de
basura? ¡Ya no hay lugar para tirarla!".

Por suerte estaba enfrente de la gomeria, así que llevé a "la


morocha", (así le decía cariñosamente a mi moto), a que la arreglaran
y mientras lo hacían pude ver como de cada una de las casas volaban
bolsas y restos de comida por las ventanas, lo que hacía que todos los
perros del vecindario se dieran uno de los banquetes mas grandes de
su vida.
Con la moto lista salí con cuidado para no repetir el infortunio ni
resbalar en tanta cosa... pero no podía dejar de pensar en la pobre
familia Caraballo, en su horrendo vecino, y en cuando me dijo que no
había mas lugar para tirar la basura... También Marito, mi vecino,
escondido detrás de la cortina flasheó en mi mente...

¡No lo podía creer...!, Pero no pasó mucho tiempo antes de


convencerme de que era verdad... Al principio pensé que se trababa
de una huelga de basureros, pero no... De eso me percaté, cuando,
gracias a mi agudo sentido común y capacidad de observación, me
crucé con un grupo de basureros, que salían disparados a velocidad
crucero (unos 10 km por hora) por la avenida principal.
Iban con los camiones compactadores en convoy, tocando bocina
para abrirse camino, esquivando bultos, bolsas, perros y gatos,
desesperados y gritando:
- ¡¡¡NO SOMOS NOSOTROS!!!!, ¡¡¡NO SOMOS NOSOTROS!!! ¡¡¡NO HAY
MAS LUGAR!!! - y detras de ellos, un grupo de amas de casa furiosas
con los ruleros puestos, empuñando objetos contundentes en una
mano y bolsas negras de consorcio llenas de sus desperdicios en la
otra.
¡Tuve que frenar y ver ese triste espectáculo! Y de paso sacarme una
cáscara de banana y un pote de serenito que se me habían pegado al
casco...
Fue horrendo cuando uno de los señores trabajadores de la basura
que iba colgado de la parte trasera de uno de los camiones, se soltó,
cayó al piso y fue víctima de las amas de casa enfurecidas, que al
grito de:
_ ¡¡Cómanse su basura!!!, comenzaron a apalearlo con las bolsas, o
mejor dicho "a bolsearlo".
La ciudad era un total caos.

Seguí viaje hasta el trabajo. Llegué 20 minutos tarde y entré


corriendo. Reinaba una aparente "normalidad" a diferencia de lo que
ocurría afuera.
Me senté en mi escritorio y, antes de prender la pc, le robé el diario a
mi vecino de box y leí el titulo en letra catástrofe:

- CAOS EN EL MUNDO - NO HAY MAS LUGAR PARA LA BASURA!!! -

Entonces empecé a ver señales...


Mi compañero de box, concentrado en su trabajo, tenía en la oreja
algo que parecía ser una raba a la romana que conservaba a medias
su rebozado. Y en la espalda un salpicado en aceite de figuras
puntillistas.
La secretaria del gerente, siempre tan bien puesta, lucía en su
habitualmente impecable camisa blanca una gran mancha roja sobre
el seno izquierdo, probable aterrizaje de un tomate perita en su vuelo
final y su glamour para caminar se veía notablemente comprometido
a causa de un taco roto.
El gerente conservaba sus anteojos y su seriedad, no así su peluquín
y su dentadura postiza, arrebatada probablemente en el caos
callejero.
Me miré. Estaba lleno de manchas de diferentes aromas y coloridos...
Pero extrañamente yo también tendía a ignorarlas...
Aparentemente nadie quería hacerse cargo y ni remotamente asumir
su responsabilidad en lo que estaba pasando...

El día laboral transcurrió como uno más. Salvo por la hermosa ratita
marroncita que me acompañó en el box. Me divertía ver cómo mordía
simpáticamente ese pedazo de choclo desdentado. No sé si era por el
tufo que me embriagó pero les juraría que me habló un par de veces.
Pero todo el mundo actuaba con total normalidad... ¡La basura era
parte de nuestras vidas!.
¿Habríamos evolucionado hacia una nueva forma de vida mientras yo
hibernaba?
El regreso al hogar fue como la ida al trabajo: un verdadero y
hediondo caos. A pesar de que a esa hora la gente ya estaba en sus
casas, las alimañas merodeaban entre la pestilente basura que había
por doquier, y las moscas verdes insistían en meterse en todo agujero
disponible de mi anatomía.
Ingresar a mi domicilio fue todo un logro: tuve que derribar una
verdadera muralla de papeles humedecidos, botellas y restos de
comida... bah, si a eso se le podía llamar comida...

¡El susto que me llevé al verme reflejado en el espejo! De la oreja


izquierda me colgaba un pedazo de papel higiénico, bajo el mentón
tenía pegado un papelito de caramelo sugus. Del bolsillo del pantalón
colgaba, incólume, una muy amarilla cáscara de banana y mis
zapatos... ¿llevaba zapatos? Estaban reemplazados por una
plastimasa cuyo color no me animo a aventurar...
-¡Bueno, a bañarme!- dije con una extraña alegría.
Me saqué la ropa que pesaba una tonelada, entré al baño esquivando
el paquete de papas fritas que, como era de preveer, todavía estaba
en su lugar, ingresé a la bañera que estaba blanca a pesar de todo,
me puse bajo la ducha y abri la canilla...
-¡No me digan que cortaron el agua...!- rezongué entrando en pánico.
Al oír los ruidos de los caños cuando se van llenando me tranquilicé y
me preparé para recibir ese bálsamo puro y reconfortante...
Pero...
-¿¿¿¿¿¿QUÉ ES ÉSTOOOOO???????????-
No era agua, era un líquido tibio, de color indefinido, con un hedor
que te quemaba la piel!.
Inmediatamente me eyecté de la bañera y al apoyar el pié del otro
lado pisé la cáscara de banana que traía prendida en el bolsillo del
pantalón...
Caí mal.
Mi cabeza dio en el bidet... y me morí...

¡Gracias a Dios!
¿Quién quiere vivir en un mundo así...?
Tan lleno de basura... basura que nosotros mismos generamos y en la
que nosotros mismos nos transformamos?.
El agua se tornó inservible, la tierra está sucia, saturada de basura y
reseca.
El aire puro y limpio es un recuerdo de tiempos remotos
Las plantas no crecen, los bosques desaparecen.
Desapareció el olor a tierra mojada, a mar, a lluvia... no hay olor a
flores... porque ya no crecen... las frutas que quedan van perdiendo
su sabor, y la humanidad se está yendo por el inodoro...
¿Cómo no pensamos que despues de años de descuidar el mundo,
ibamos a terminar así...?
Qué triste todo...
¿En qué nos hemos convertido?!

Mientras tanto, acá estoy..., tirado en mi baño, escuchando como mi


vecino me llena de basura el patio, y sabiendo con certeza que nadie
se va a dar cuenta porque cuando mi cuerpo se descomponga, solo
sere un olor nauseabundo mas...
- fin -

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