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MARCO TEÓRICO

1. CAMPO EDITORIAL UNIVERSITARIO EN COLOMBIA

La noción de “campo editorial” universitario no es frecuente en la literatura académica;

pues a pesar de que la edición juega un papel fundamental en la divulgación de

conocimiento en la sociedad, los estudios están orientados al impacto comercial del libro, la

revista o el periódico; pero no hacia el intento de dilucidar las dinámicas propias de los

agentes que integran este campo. Así, siguiendo a Sousa, se podría afirmar que una

investigación centrada en este tema hace parte de lo que se han denominado Sociología de

las ausencias, ya que la edición universitaria (más aun la colombiana, que representa un

mínimo porcentaje en la producción latinoamericana) es una experiencia social silenciada,

que emerge dentro de los estudios de comunicación, –escasamente de los estudios sociales–

por los desafíos que propone la revolución tecnológica.

A pesar de dichas ausencias, a finales de los años 90, Pierre Bourdieu en un capítulo de su

obra Los intelectuales, la política y el poder, realiza un estudio social de las dinámicas

propias del “campo editorial”, al mostrar los resultados de una investigación realizada entre

enero de 1995 y julio de 1996, en diversas editoriales francesas que producen obras de corte

literario. Allí se encuentran varios elementos que permiten hacer un acercamiento teórico a

este concepto; no obstante, para comprender específicamente el modo en el que funciona el

“campo editorial”, se hace necesario hacer un acercamiento a la forma como Bourdieu

desarrolla la noción de “campo”.

1.1. Dinámicas de Campo


Para Bourdieu en el mundo social existen universos o campos que permiten reconocer

determinadas dinámicas de mundos de autonomía desigual que ejercen condicionamientos,

unos sobre otros, y que mantiene entre ellos relaciones complejas. Así, la sociedad es vista

como un sistema de relaciones asimétricas en donde emergen campos que se caracterizan

por la particularidad y especificidad de sus prácticas. En este sentido Bourdieu parte del

hecho de que la desigualdad de poder es un condicionamiento innato de la sociedad:

[…]Todas las sociedades se presentan como espacios sociales, es decir estructuras de diferencias
que sólo cabe comprender verdaderamente si se elabora el principio generador que fundamenta estas
diferencias en la objetividad. Principio que no es más que la estructura de la distribución de las
formas de poder o de las especies de capital eficientes en el universo social considerado — y que por
lo tanto varían según los lugares y los momentos.
Esta estructura no es inmutable, y la topología que describe un estado de las posiciones sociales
permite fundamentar un análisis dinámico de la conservación y de la transformación de la estructura
de distribución de las propiedades actuantes y, con ello, del espacio social. Es lo que pretendo
transmitir cuando describo el espacio social global como un campo, es decir, a la vez como un campo
de fuerzas, cuya necesidad se impone a los agentes que se han adentrado en él, y como un campo de
luchas dentro del cual los agentes se enfrentan, con medios y fines diferenciados según su posición
en la estructura del campo de fuerzas, contribuyendo de este modo a conservar o a transformar su
estructura.
(Bourdieu 1983) (Énfasis agregado)

Así, en los campos se desarrollan conflictos concretos que son propios y exclusivos entre

los agentes que interactúan en ese espacio social. De tal modo que el campo no es la

sumatoria de quienes realizan una actividad, sino el sistema de relaciones de poder de

aquellos que hacen parte de este escenario. Bourdieu define de la siguiente manera la

noción de campo:

Los campos se presentan a la aprehensión sincrónica como espacios estructurados de posiciones


cuyas propiedades dependen de su posición (la de los agentes) en estos espacios, y que pueden ser
analizadas independientemente de las características de sus ocupantes (o agentes) . (Bourdieu 2000,
p.112)

Por lo tanto, los campos se caracterizan por su autonomía, se rigen por las reglas y

condiciones que se legitiman a su interior; por ello, todo cambio o mutación que tenga el

campo, ha de surgir internamente por los enfrentamientos fuerzas del campo.


Dichos enfrentamientos son necesarios a fin de conseguir la autoridad y el poder, que se

logra al acumular capital cultural. En esta dinámica de competencia se estructuran las

posiciones de los diferentes agentes dentro del campo, tanto de aquellos que monopolizan

el capital como la de quienes aspiran a poseerlo. La posición de cada agente en el campo ya

sea su ubicación privilegiada o marginal dependerá de la cantidad de capital específico que

haya acumulado en relación con sus rivales de lucha, lo que implica que toda posición sólo

podrá establecerse comparando los privilegios de cada agente en relación con los de sus

rivales, es decir la ubicación en el campo siempre tendrá un carácter relacional.

2.

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