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BASES BÍBLICAS

DE LA FAMILIA

Dr. Willi Pérez


La familia tiene su origen en Dios mismo. Como tal,
ésta ocupa un lugar prioritario y central en la vida, la
formación y el testimonio del pueblo de Dios. Al crear
la familia, Dios ha establecido que ésta sea el círculo
fundamental para crear, sustentar y proteger la vida de
la humanidad. Por eso, volver la mirada a la sabiduría
bíblica es vital para renovar el valor, significado y papel
de la familia en todo tiempo, contexto y cultura.
Las Escrituras destacan la naturaleza de la familia como
creación e imagen de Dios.

Dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme


a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las
aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo
animal que se arrastra sobre la tierra”. Y creó Dios al
hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y
hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: “Fructificad y
multiplicaos; llenad la tierra y sojuzgadla, y señoread en los
peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias
que se mueven sobre la tierra”. (Gn. 1:26-28).
El día en que Dios creó al hombre, a semejanza de Dios
lo hizo. Varón y hembra los creó; y los bendijo, y llamó
el nombre de ellos Adán, el día en que fueron creados. Y
vivió Adán ciento treinta años, y engrendró un hijo a su
semejanza, conforme a su imagen, y los llamó Set.
(Gn. 5:1-3)

El hombre exclamó: “Esta sí es hueso de mis huesos y


carne de mi carne. Se llamará ‘mujer’ porque del
hombre fue sacada”. Por eso el hombre deja a su padre
y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se funden en
un solo ser. (Gn. 2: 23-24).
En estos pasajes se descubre, no la creación de un
individuo, sino de la familia: hombre-mujer / padre-madre-
hijos. Tal familia, entendida como comunidad y pluralidad,
será el núcleo básico de la humanidad entera.

Los textos destacan la imposibilidad de que el ser humano


exista como un individuo aislado. Con alegría y asombro,
el hombre reconoce a la mujer como parte de sí mismo en
el claro ambiente familiar – que está llamado a ser un
ambiente comunitario de unidad, amor, gozo, armonía,
interconexión, interdependencia, paz y relaciones justas.
Así se afirma la importancia de la comunidad, que tiene su
base misma en la familia.
La humanidad no parte de un individuo, sino de la
familia, como comunidad primigenia y esencial. Ella
es la base de la humanidad. A ella se le asigna la
misión y tarea de: promover la vida; humanizar y
educar a la humanidad; y cuidar, mejorar y hacer
florecer la creación de Dios.

La familia es hecha a imagen y semejanza de Dios,


parecida a Dios. Es representante de Dios en la tierra y
poseedora de rasgos y atributos divinos. Por eso, debe
reflejar la naturaleza y el carácter de Dios en su ser e
identidad.
La familia fue de central importancia en las sociedades
veterotestamentarias. Ella desempeñó un rol crucial en la
estructura y formación de la sociedad desde los tiempos
más remotos hasta el período post-exilio. Por ejemplo:

 Familias como la de Abraham tuvieron un rol protagónico en


el proyecto misionero de Dios. (Gn 12:1-3).

 La familia tuvo un papel central en la educación del pueblo y


formación de la fe. (Dt. 6:4-9).

 Todos los asuntos públicos fueron hasta cierto punto asuntos


familiares, regulados por los ancianos o cabezas de familia.
 En el tiempo de la peregrinación de Israel la estructura social
estaba definida en base a la familia – una tribu estaba
conformada por clanes que a su vez eran grupos de familias
(Jos. 7:14-18).

 Familia y religión estaban entretejidas; la comunidad de


adoración básica era la familia. (Job 1:5; Ex. 12:21-28; 1 S.
20:29).

 Con frecuencia se usa un lenguaje con términos de naturaleza


familiar para referirse a la relación de Dios con su pueblo. (Dt.
14:1; Is. 64:8; Pr. 3:12; Os. 11:1; Jer. 3:22; Is. 66:13; Is. 54:5-6).
En el largo proceso evolutivo que cubre el Antiguo
Testamento, se dieron muchos cambios que afectaron
la visión original de Dios para la familia. Por una
parte, la ruptura de la comunión entre el ser humano y
Dios afectó al núcleo familiar, su convivencia y sus
relaciones, degenerando en situaciones de violencia,
abuso e injusticia. Además, las influencias culturales,
las realidades socioeconómicas, las convulsiones
políticas, las invasiones de otros reinos fueron, sin
duda, factores que imprimieron huellas profundas e
introdujeron cambios significativos en la vida familiar
de la gente.
Como resultado, en la vida veterotestamentaria se
hallan patrones y prácticas tan distantes de los
propósitos divinos para la familia:

 Estructura patriarcal

 Poligamia

 Mujeres estériles podían dar una esclava al marido para


tener hijos (Gn. 30:1-13)
 Las mujeres ocupaban un lugar secundario en la
sociedad y la familia, y eran excluidas de la vida pública y
en cierta forma de la religiosa.

 Desigualdad entre el hombre y la mujer.

 Los niños eran considerados insignificantes, no


contados como gente.

 Divorcio sujeto a la arbitrariedad y capricho del hombre


(marido).
En medio de esas realidades es posible descubrir corrientes
bíblicas que buscan reorientar el papel de la familia y su rol
de contracultura en el mundo.

 Llama la atención el cuidado con que se regula, especialmente


en el Pentateuco y los libros sapienciales, la vida familiar en
Israel. Muchos principios, leyes, tradiciones y fiestas
religiosas buscaban resguardar y mantener a la familia como
base de la vida del pueblo de Dios.

 Muchos textos bíblicos mencionan al hombre y la mujer


juntos y en igual plano (Ex. 20:12; Jue. 5:7; Pr. 1:8; 6:20; Dt:
21:18; Ex: 21:15).
 En los escritos de los profetas se descubre un llamado a
que la familia rescate su lugar de ser el altar de la fe y de
la instrucción espiritual (Mi. 7-67; Jer. 9:13-14; Am. 2:4).
Varios profetas levantaron voces para hacer volver al
pueblo a una relación familiar más justa y comprometida
con el amor, la fidelidad conyugal, la monogamia, y el
respeto por los progenitores (Oseas, Miqueas, Isaías,
Ezequiel, etc.)

 En la época post-exílica, según los relatos de los libros


sapienciales, la familia se nos muestra más
evolucionada: el amor marital y la educación de los hijos
son preocupaciones constantes y la monogamia viene a
ser la forma corriente de relación conyugal.
 Dt. 6:4-9 (10-25), señala el rol de la familia como primera
responsable de obedecer, mantener siempre actuales, y
transmitir las ordenanzas del Señor. La familia está
llamada a ser guardiana de la alianza, receptora de las
ordenanzas divinas, educadora de la fe, transmisora de
las enseñanzas, continuadora de la vida, contracultura
en el mundo.
Jesús viene al mundo en un contexto permeado por la
estructura patriarcal predominante, tradiciones
alienantes e influencias socio-culturales que afectaban
significativamente la vida, la estrucutra y las relaciones
familiares.

Ante tal trasfondo socio-cultural, es posible apreciar


en Jesús enseñanzas, actitudes y acciones que validan
la institución familiar y reorientan el papel de la
familia. Gran parte de su ministerio estuvo dirigido a
la familia.
 Jesús vino al mundo a través de una familia (Lc. 2). Ella
contribuyó a su crecimiento integral (físico, intelectual,
psico-emocional, social y espiritual, Lc. 2:52).

 Supo disfrutar de la hospitalidad hogareña (Mt. 8:14; Lc.


10:38-42). Su primer milagro lo realizó en una boda (Jn.
2:1-12). Otros milagros demostraron su amor por la
familia (Mt. 8:14-15; Lc. 7:12-16; Jn. 11)

 Nos enseñó a amar a Dios Padre Nuestro (Mt. 6:9) y lo


presentó como el padre que espera alerta el retorno del
hijo pródigo (Lc. 15:11-32).
 En la cruz se preocupó por la seguridad de su madre
encargándola al discípulo que amaba (Jn. 19:26).

 Enseño enfáticamente que el cuarto mandamiento,


honrar padre y madre, permanecía válido aún por
encima de las obligaciones cúlticas (Mt. 15:3-6;
Mr. 7:10-13).

 Restableció la igualdad de derechos entre hombre y


mujer en el matrimonio al negar al marido el derecho
al repudio y la poligamia (Mt. 19:3-9; Mr. 10:2-9),
derechos patriarcales reconocidos en el mundo
antiguo.
 Jesús reconoció y dignificó el lugar de las mujeres y los
niños en la familia y la sociedad y, muy especialmente,
como miembros de su reino (Mr. 10:13-16). Su actitud
hacia las mujeres y los niños fue tan sorprendente que
aún sus mismos discípulos se quedaron desconcertados
(Mr 10:13-16; Jn. 4:1-42).
La institución familiar fue reconocida, validada y
fortalecida por los apóstoles en las comunidades de
creyentes del Nuevo Testamento.

 Algunos apóstoles eran hombres de familia (Mt. 8:14; 1


Co. 9:5).

 Pablo y Pedro honraron el matrimonio (1 Co. 7:1-9; 1 Ti.


4:1-4) y promovieron la unidad familiar (1 Co. 7:10-16; 1
Pedro 3:1-7).
 El buen testimonio familiar fue una de las maneras de
reconocer los ministerios de pastores, obispos y
diáconos (1 Ti. 3:1-13; Tit. 1:5-7).

 Las relaciones cristianas en los círculos familiares de los


creyentes era un poderoso testimonio frente al mundo
(1 P. 3:1-7). En la familia, las virtudes del amor, perdón,
gozo, paz, benignidad, dominio propio (Ga. 5:22) tienen
la oportunidad de hacerse realidades concretas.
 Por medio de sus enseñanzas y acciones hicieron
evidente su convicción respecto al valor de las mujeres y
los niños. Hablaron con mujeres, les instruyeron del
reino, ministraron a sus necesidades, les encomendaron
un lugar en la obra del reino (Hch. 1:14; 16:13-40; 18:26;
Ro. 16:1-5; 1 Co. 16:19-20; 2 Jn.; etc.). Se reconoció su
lugar y participación en la evangelización y trabajo
pastoral (Ro. 16:1-4; Fil. 4:1-3).

 El vocabulario que el Nuevo Testamento usa para


referirse a la relación de los redimidos proviene a las
relaciones familiares (Jn. 1:11-13; Ro. 8:29; Ef. 2:19; Ga.
6:10; 1 Jn. 3:14-16).
1. El testimonio bíblico nos recuerda que la familia está
llamada a ser:

 creación de Dios (a imagen y semejanza divina),

 comunidad nuclear de la humanidad,

 centro vital para la enseñanza y el desarrollo de la fe,

 testiga y anunciadora del poder y amor de Dios,

 partícipe en la misión salvífica y transformadora del mundo.


2. A través de la historia bíblica y humana, la familia ha
sido influenciada por las situaciones culturales,
momentos históricos, costumbres y limitaciones
sociales de su contexto. Muchas veces eso ha
perturbado su identidad con Dios, su naturaleza
original, su vida comunitaria, su misión y testimonio
en el mundo, degenerando en patrones de injusticia,
desigualdad, abuso, violencia, ruptura y
desintegración.
3. Por eso, en todo tiempo y contexto se debe volver a la
fuente de las Escrituras para redescubrir los
principios y valores que ayuden a renovar y potenciar
el rol de la familia como núcleo fundamental de la
sociedad. Y hay que comenzar la interpretación con
Jesús, quien desafió los patrones culturales y
religiosos imperantes que degeneraban el lugar de la
familia y restringían el desarrollo pleno de sus
miembros (especialmente las mujeres y los niños).
4. Las familias cristianas contemporáneas enfrentan un
mundo de peligros, cambios y desafíos. Pero ellas
tienen el potencial para superar estas realidades,
participar en la misión de Dios en el mundo y
contribuir a la restauración y transformación de la
sociedad. Y el mejor y principal aporte lo pueden dar
desde su testimonio de ser familias redimidas y
transformadas por el poder, la gracia y el amor de
Dios.
5. Por todo lo anterior, la tarea evangelizadora,
educativa y pastoral de la Iglesia debe incrementar su
energías y esfuerzos para ministrar a la familia. Esto
con la visión de ayudar a construir familias que, en
íntima comunión con el Señor de la vida, con
Jesucristo como centro, y guiadas por el poder del
Espíritu, sean luz y testimonio de paz, reconciliación,
justicia, bienestar, unidad y amor. Así asumirán en
un sentido más rico y pleno su lugar transformador
en el mundo. Porque una familia transformada
puede ser una primicia de lo que Dios quiere hacer
con otras personas y familias.
 Para profundizar en el tema se recomienda:

 Maldonado, Jorge (Editor), Fundamentos bíblico-


teológicos del matrimonio y la familia, Libros
Desafío, Michigan, 2006.

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