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Una Dichosa Navidad
Una Dichosa Navidad
Había una vez un niño que se llamaba Juan, que vivía con su papa, su mama y
dos hermanas, todos ellos vivían en una granja muy grande en las afueras de
la ciudad.
-Deseo un pony.
Después de un tiempo trascurrido, vio a un hombre que bajaba por la calle con
un pony, el animalito traía una silla de montar muy bonita, el niño se quedo
observando al pony.
El hombre avanzaba despacio leyendo los números de la casa.
Miro el número de su casa cuando el señor paso por enfrente del niño, le
pregunto:
-¿De casualidad no conoces a un niño llamado Juan Gómez?
Levantando la cabeza rápidamente dijo:
-Soy yo, soy yo
-Si tú eres Juan Gómez entonces:
-Aquí tienes este caballo, vengo en busca de ti y de tu casa desde muy lejos.
El niño lloro de alegría, no lo podía creer, decía:
-¿De verdad que es para mi señor?
El señor respondió:
-Claro que sí llévalo a tu casa.
Obedeció y luego se coloco sobre la silla. No podía esperar un minuto más. Se
ajusto los estribos y finalmente cabalgo.
Cuando llego a su casa, donde se encontraba toda su familia reunida, les
enseño con mucha alegría el pony.
Estaba tan contento que no encontró palabras para decirles lo feliz que estaba.
Después llevaron al pony al corral y entre todos desensillaron, lo ataron y le
dieron de comer. Empezó a llover; de modo que dedicaron el resto de aquel día
memorable a rizar y peinar al caballito.
Lo encerraron y se fueron a comer, ya que su mama les había preparado un
pavo relleno, pasteles, frutas, y galletas.
Cuando terminaron, Juan vio los juguetes de sus hermanas, con los que se
distrajo hasta que tuvo que salir del comedor para atender al pony, que era en
verdad la promesa que había hecho al recibir al pony.
Al llegar la noche se acostaron a dormir.
Así fue como termino la dichosa navidad en la casa de la familia Gómez.