Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Una-epopeya-acerca-de-un-ebento-que-nunca-sucedioo
Para
mi
familia,
esperando
indulgencia
en
este,
mi
primer
intento.
1
Primera
introducción,
agradecimientos
y
explicaciones
En
un
principio
pensé
que
con
el
prólogo
bastaría,
pero
releyendo
lo
que
escrito
considero
necesario
hacer
algunas
aclaraciones
y
primeros
agradecimientos.
Mis
primeros
agradecimientos
van,
primero;
a
mi
madre,
mi
primera
editora
y
consejera
(sugirió
el
uso
abundante
de
pies
de
página,
el
glosario
y
el
ahorrar
paréntesis,
mi
herramienta
más
querida);
segundo
a
mi
abuela
Gabi,
segunda
gran
editora
y
mi
padre,
cuyo
apoyo
fue
más
entusiasta
de
lo
que
creía,
no
sólo
siendo
indulgente,
sino
comprendiendo
lo
que
quise
plasmar
con
el
texto,
esto
fue,
quizá,
el
reconocimiento
más
grato
que
tuve,
el
elogio
de
mi
padre.
Se
notará
que
en
esta
obra
hay
un
tono
despectivo
cuando
se
habla
de
los
germanos;
desprecio
que
no
comparto,
pero
que
mi
personaje,
un
hispano
romano,
seguramente
sentiría.
Ahora,
bien
es
cierto
que
me
son
mucho
más
afines
y
queridos
los
pueblos
que
ocuparon
antiguamente
los
territorios
que
éstos
invadieron.
Aún
así,
las
únicas
invasiones
germanas
que
me
parecen
realmente
nefandas,
son
la
vándala,
hérula,
alana
y,
en
menor
medida,
la
anglosajona.
Pero,
a
rasgos
generales,
las
invasiones
germánicas
fueron
un
proceso
obvio,
inevitable
y
ciertamente
necesario,
que
a
la
larga
(y
no
tan
a
la
larga)
trajo
grandes
beneficios,
a
una
Europa
que
se
asfixiaba
bajo
un
imperio
anquilosado
que
se
devoraba
a
si
mismo
en
un
esfuerzo
por
durar
a
toda
costa,
un
imperio
demasiado
grande
y
caro,
para
todos.
Mi
primer
propósito
es,
mediante
un
argumento
del
todo
fantástico,
presentar
un
cuadro
vívido
de
culturas
que
son
desconocidas
para
la
mayor
parte
de
la
gente,
culturas
que
duraron
más
que
Roma,
pero
al
final
se
vieron
casi
todas
desaparecidas,
es
un
intento
de
pintar
una
galería
de
cuadros,
que,
a
modo
de
instantáneas,
den
un
breve
reflejo
de
la
vívida
historia,
cultura,
época
y
espíritu
de
estos
pueblos
que
son
nuestros
ancestros,
pero
que
hemos
relegado
al
olvido,
despreciándolos
y
olvidándolos
por
ser
bárbaros
y
vencidos.
En
los
últimos
años,
ha
resurgido
el
interés
por
estos
pueblos;
en
especial
el
interés
por
la
cultura
celta
se
ha
reavivado,
pero,
otra
vez,
su
interpretación
ha
sido
el
querer
ver
en
ellos
los
ideales
actuales;
a
decir
verdad,
este
nuevo,
“celtic
revival”,
es
lo
peor
que
le
puede
suceder
a
los
restos
de
esta
cuasi
civilización,
el
esoterismo,
chabacanería,
comercialidad
y
falta
absoluta
de
seriedad
o
respeto
por
la
verdad
puede
que
acabe
con
lo
poco
que
logró
sobrevivir
al
dominio
inglés.
Este
es
el
segundo
punto
que
me
preocupa,
lo
que
hoy
pasa
por
novela
de
ficción
histórica,
(o
aún
novelas
infantil‐juveniles)
ha
ido
cambiando
a
rumbos
cada
vez
más
siniestros
y
perniciosos,
lo
que
antes
era
una
manera
de
acercar
la
historia
al
lector,
mediante
una
historia
humana,
con
telón
de
fondo
un
episodio
histórico;
ha
pasado
a
ser
el
manipular
el
telón
de
fondo
histórico
para
crear
una
visión
del
pasado,
y
de
los
protagonistas
de
la
historia,
que
justifique
nuestros
2
valores
actuales
(o
falta
de
valores).
Siendo
los
principales
la
libertad
sexual,
el
desprecio
o
abierto
odio
por
la
Iglesia
Católica
o
cristianismo
en
general,
y
la
destrucción
de
la
familia
y
valores
tradicionales,
instrumentos
de
obscurantismo,
represión,
intolerancia
y
control.
Como
católico
me
duele
que
un
desconocido
me
insulte
a
mí
y
a
mis
creencias,
y
como
lector
me
parece
de
franco
mal
gusto,
una
puñalada
a
la
calidad
literaria.
Ya
que
están
tan
de
moda
los
celtas,
ilustraré
mi
punto
con
ellos.
Se
ha
querido
ver
en
los
celtas
a
“el
hombre
ambientalista”
“el
místico
pagano”
un
collage
de
neo‐paganismo
y
ambientalismo
que
no
tiene
pies
ni
cabeza,
y
que
no
resiste
análisis
alguno.
Se
ha
creado
una
visión
del
britano
“conectado
con
la
naturaleza,
que
busca
preservar
su
sabiduría
mistérica
(léase:
los
druidas)
contra
el
opresor
cristianismo,
que
convierte
a
los
hombres
libres,
ligados
a
la
naturaleza,
y
de
grandes
conocimientos,
a
ignorantes
gusanos”.
En
una
palabra,
los
primeros
pueblos
de
Europa
vienen
a
ser
los
profetas
del
New
Age,
así
como
Roma
lo
fue
de
la
sociedad
tecnócrata.
Ninguno
de
esos
pueblos
siquiera
conocían
estos
conceptos,
y
mucho
menos
los
aceptarían.
Convertir
el
acontecer
humano
en
caricatura,
excusa
y
pretexto
ha
sido
la
causa
de
las
grandes
atrocidades
del
siglo
XX.
Quiero
entonces,
mediante
esta
obra,
encaminar
el
sano
y
natural
deseo
de
la
gente
de
saber
más,
de
saber
de
dónde
venimos,
cuáles
fueron
nuestros
ancestros,
que
ha
sido
del
acontecer
humano,
en
dirección
a
la
verdad,
despertar
la
curiosidad
y
el
deseo
de
buscar
honesta
y
seriamente
la
verdad,
el
pasado,
y
saber
valorarlo
y
no
encaminarlo
a
la
consecución
del
éxito
comercial,
combinando
es
curiosidad
por
saber
con
el
morbo
casi
animal
por
lo
oculto,
que
leer
vuelva
a
ser
un
placer
liberador,
no
un
oscuro
callejón
donde
se
arrastran
teorías
tortuosas
y
un
odio
enmascarado.
Ahora
vienen
las
disculpas;
en
esta
obra
me
he
tomado
varias
licencias
históricas,
primero,
no
quise
precisar
la
fecha,
(a
la
gente
del
medioevo
nunca
le
tuvo
mucho
cuidado
y
creo
que
dar
una
fecha
determinada
no
me
aporta
nada
y
mas
bien
me
restringe)
pero
el
tiempo
lo
podemos
situar
en
un
muy
extendido
reinado
de
Carlomagno,
a
mediados
del
siglo
IX
(época
de
su
hijo
Lotario)
He
colocado
eventos
y
personajes
anteriores
o
posteriores;
Juan
Escoto
es
del
siglo
X
al
XI,
lo
mismo
Briain
Boroimhe.
Lo
que
hago
pasar
aquí
por
irlandés
antiguo
no
es
más
que
una
brutal
simplificación
de
la
sintaxis
del
irlandés
moderno,
tratando
de
quitarle
todo
elemento
de
influencia
inglesa
y
hacerlo
un
poco
mas
tosco
y
arcaico
en
la
construcción
de
palabras.
Asimismo
me
he
tomado
libertades
con
la
labor
de
los
Missi
Dominici.
Espero
que
logren
perdonarme
algunas
imprecisiones,
y
que
la
obra
les
guste.
3
Pedro Vial Ulloa
4
Prólogo
En
la
presente
obra
me
he
propuesto
hacer
un
ejercicio
de
ficción
histórica,
salvando
de
su
destrucción
a
las
civilizaciones
de
la
primera
Europa,
que
tras
la
caída
del
Imperio
Romano
tuvieron
un
breve
período
de
florecimiento:
Celtas,
Vascones,
Iberos,
Baltos,
Tracios
y
Dacios.
Me
centraré
en
los
Celtas
Británicos
Gaélicos,
pues
son
la
única
civilización,
parafraseando
a
Toynbee,
que
fue
abortada
en
pleno
florecimiento,
nótese
que
ya
no
digo
cultura,
sino
civilización;
en
efecto,
tras
la
caída
del
Imperio
Romano,
Irlanda
y
Escocia
se
erigieron,
pese
a
ser
extrarromanas
(nunca
fueron
parte
del
imperio,
ni
se
vieron
sujetos
a
él)
en
capitales
de
la
cultura,
capital
de
las
artes
y
de
las
ciencias,
cuna
de
filósofos,
teólogos
y
literatos
de
extraordinaria
genialidad,
cuna
del
primer
monacato
occidental
bárbaro,
en
siglo
VI,
evangelizadores
del
Norte
de
Europa
y
sublimes
artistas.
Su
concepción
artística
y
teológica
moldeará
todo
el
pensamiento
medieval
y
barroco,
dándole
un
espléndido
colorido,
un
toque
un
tanto
exótico,
siendo
ellos,
en
Europa,
los
únicos
que
podían
denominarse
“indígenas”
de
Europa,
habitada
por
ellos
desde
el
milenio
IV
antes
de
Cristo.
Quise,
mediante
esta
obra,
difundir
un
interés
por
una
cultura
con
similitudes
tan
grandes
con
la
nuestra,
profeta,
en
cierto
modo,
de
nuestro
propio
futuro;
culturas
de
un
milenario
y
gigantesco
aporte,
que
producto
del
desprecio
de
la
historiografía
clásica
los
han
reducido
a
meras
notas
a
pié
de
página
en
la
historia
de
Europa,
que
ellos
crearon,
quedando
meros
datos
anecdóticos.
En
cierta
medida
persiste
ese
desprecio
por
estos
pueblos
“bárbaros”
que
ajenos
a
el
domino
grecorromano,
no
podían
producir
nada,
pues
no
habían
sido
“civilizados”
erigiendo
a
lo
grecolatino
como
única
fuente
de
cultura
y
saber.
El
alfabeto
tartesio
es
más
antiguos
que
el
griego,
entre
la
lista
de
sus
aportes
a
la
ciencia
están
la
domesticación
del
caballo,
la
cota
de
malla,
el
barco
velero
(que
no
usa
de
remos
más
que
para
emergencias),
el
arado
de
hierro
con
rueda,
el
equipo
de
las
legiones
romanas,
las
fortificaciones
en
altura
y
la
domesticación
del
muflón
europeo;
además
la
ingeniería
para
sanear
pantanos
y
crear
corredores
flotantes
para
transportar
ganado
se
la
debemos
a
ellos.
Por
otro
lado,
esto
pueblos
nunca
estuvieron
ajenos
al
mundo
grecolatino,
la
frontera,
más
que
aislar,
era
la
superficie
de
contacto
para
un
rico
intercambio
comercial
y
cultural
que
duró,
aproximadamente
hasta
el
siglo
V
de
nuestra
era.
Que
los
15000
años
de
historia
de
los
primeros
pobladores
de
Europa
no
se
vea
obscurecida
por
esa
imagen
del
hombre
mono,
muerto
de
frío,
mirando
el
fuego,
el
hombre
siempre
es
el
mismo,
con
sus
inquietudes,
su
incesante
curiosidad,
su
titánica
lucha
en
búsqueda
de
la
inmortalidad,
no
por
nada,
es
en
las
zonas
de
esos
pueblos
bárbaros,
y
son
ellos
mismos
quienes
erigen
los
primeros
monumentos
perdurables
de
la
Humanidad.
Dicen
que
la
civilización
sólo
se
da
en
la
Civitas,
pero
se
olvida
que
la
Civitas
no
es
el
lugar
físico,
ni
sus
construcciones
o
infraestructura;
sino
el
ambiente
de
interacción
humana
en
la
que
el
individuo
alcanza
su
potencial,
y
bajo
esa
definición,
muchos
de
estos
pueblos
“bárbaros”
poseían
ya
la
Civitas.
5
I
Voces
en
la
niebla.
En
la
fría
y
espesa
niebla
se
escuchaban
murmullos,
voces
humanas
que
profanaban
el
silencio
impuesto
por
una
naturaleza
inhóspita.
En
las
frías
rocas
de
una
isleta
perdida
en
el
Mar
del
Norte;
invisibles
bajo
el
velo
de
la
niebla,
dos
hombres
vigilaban
las
agonizantes
brasas.
Ambos
hombres
eran
de
contextura
similar;
morenos
y
delgados,
de
pelo
oscuro
y
barba
escasa;
sin
embargo,
sus
actitudes
no
podían
ser
mas
diferentes:
mientras
uno
se
hallaba
encorvado
sobre
las
brasas,
buscando
algo
de
abrigo,
el
otro
reposaba
plácidamente
sentado
sobre
la
fría
losa
de
basalto,
mirando
con
avidez
un
pescado
colocado
en
un
maltrecho
asador;
este
último
sé
estiró,
y
bostezando
le
dijo
a
su
compañero:
–¡Ahh,
que
bueno
es
volver
a
un
clima
más
razonable!
tras
dos
semanas
de
esa
maldita
calma
chicha,
con
su
sol
abrasador,
vuelvo
a
sentir
el
frescor
del
viento
y
el
manto
protector
de
la
niebla–
el
otro,
visiblemente
malhumorado
le
dijo:
–Estás
completamente
loco,
este
tiempo
es
horrible,
no
sé
como
se
puede
vivir
en
ésta
tierra
donde
no
sale
el
sol,
llueve
dos
de
cada
tres
días
y
el
resto
hiela
o
graniza–.
El
irlandés,
pues
de
allí
era
de
donde
venía,
replicó
divertido:
–Pues
de
dónde
yo
vengo
llueve
cuatro
días
de
cada
tres–
–Es
por
eso
que
estáis
todos
locos–
dijo
su
interlocutor,
–Nadie,
salvo
quienes
han
perdido
la
cabeza
vivirían
en
un
lugar
así,
acaso
gusanos
que
se
queman
de
sólo
ver
el
sol–
–A
ver,
a
ver
¿Tan
pronto
nos
estamos
arrepintiendo?–
preguntó
el
irlandés
–¡Ja!–
bufó
el
otro
–Cuando
veamos
algunos
vikingos
veremos
quién
salta
a
las
faldas
del
otro
–No
a
las
mías,
eso
te
lo
aseguro–
dijo
el
irlandés,
–Pero
puedes
saltar
a
las
de
Kinnon,
es
escocés,
y
todos
los
escoceses
llevan
puesta
una–
–Te
oí–
dijo
Kinnon,
que
se
hallaba
atendiendo
el
llamado
de
la
naturaleza,
unos
metros
más
adelante,
–¿Quieres
repetírmelo?–
–N‐no
gracias–
dijo
Finnan,
el
irlandés,
que
se
hallaba
francamente
asustado;
La
espada
de
dos
metros
del
escocés
no
era
cosa
de
broma,
y
Kinnon
tenía
un
particular
sentido
del
humor,
que
solía
manifestarse
en
su
broma
favorita,
que
era
atizarle
a
los
infortunados
bromistas
con
el
lado
plano
de
la
espada,
aunque
a
veces
se
equivocaba
(con
resultados
previsiblemente
sanguinolentos);
era
la
única
broma
que
conocía,
y
le
hacía
una
6
gracia
inmensa.
Kinnon
se
fue
a
sentar
con
los
otros
dos
y
le
preguntó
a
Finan,
que
se
hallaba
ahora
encorvado
sobre
el
pescado
con
mirada
atenta
–¿Ya
está
listo?–
–Falta
poco–
contestó
Finan
–Maldición–
lamentó
el
escocés,
–¡Si
aquí
hasta
los
peces
se
mueren
de
hambre!–
–Si,
basta
ver
la
merluza
que
pescaste,
¿eh
Finan?–
respondió
con
sorna,
Iñaki,
el
vasco
que
odiaba
el
frío,
pero
por
sobre
todo,
empezaba
a
odiar
esta
misión.
Aquí
cabe
una
nota
explicatoria;
éstos
tres
hombres,
Finan,
Iñaki
y
Kinnon,
más
un
cuarto
hombre
que
roncaba
profundamente
en
vez
de
vigilar
el
bote;
eran
parte
de
una
avanzadilla
para
buscar
algún
islote
que
sirviera
de
abrigo
a
los
barcos;
los
mandaron
a
los
cuatro
en
una
cormagh1
a
inspeccionar
una
zona
que
parecía
algo
más
que
agua
y
que
no
constaba
en
los
rudimentarios
planos
de
navegación.
Desde
un
principio
los
cuatro
resultaron
decepcionados,
pues,
de
haber
algún
islote,
seguramente
estaría
pelado
como
el
culo
de
un
galés,
y
vaya
que
habían
varios
en
la
expedición.
Concluyeron
al
poco
rato
que
estos
islotes
estarían
seguramente
desprovistos
de
cualquier
clase
de
abrigo
y
alimento,
puesto
que
no
se
escuchaba
ave
marina
alguna.
Pero,
¿Qué
expedición
era
ésta?
¿Quiénes
la
formaban,
qué
buscaban
y
cuántos
eran?
Retrocedamos
al
principio
de
ésta
historia,
que
empieza
en
Francia,
y
comenzó
con
la
ultima
confesión
de
un
hombre
al
que
iban
a
decapitar.
II
Confesiones de un hombre muerto.
1
Pequeño
bote
de
cuero
originario
de
Irlanda,
que
se
usaba
para
pescar.
2
Lengua
céltica
de
la
Bretaña
francesa.
7
algunas
preguntas–
–No
voy
a
responderle
nada
a
un
siervo
de
palacio–
espetó
Petroc
–Así
que
vaya
y
dígale
al
verdugo
que
ya
estoy
listo–
El
extraño
sonrió
–Yo
no
soy
súbdito
del
emperador,
y
sus
intereses
no
son
los
míos–
–¿Y
cómo
pudo
usted
obtener
esta
visita?–
Petroc
sospechaba
que
podía
tratarse
de
una
trampa
–Oh,
verá,
los
funcionarios
de
palacio
están
muy
mal
pagados,
ya
sabe,
por
la
falta
de
monedas,
y
sobre
todo,
de
oro–
el
extraño
hizo
relucir
un
par
de
brillantes
monedas
de
oro–
–Ajá,
ya
veo
¿Y
que
es
lo
que
quiere
de
mí?–
–Tengo
un
interés
personal
acerca
de
ciertos
asuntos
de
los
que
usted
podría
estar
informado
mejor
que
yo,
según
me
han
contado–
Petroc
parpadeó
y
se
quedó
mirando
al
desconocido,
sin
saber
a
que
diablos
se
debía
tanta
circunspección;
una
descabellada
idea
le
bullía
en
la
mente,
pero
¿cómo
el
iba
a
saber…?
Por
otra
parte,
el
extraño
le
desconcertaba,
su
bretón
era
excelente,
pero
lo
hablaba
con
un
deje
extranjero,
pero
no
franco,
¿dónde
diablos
lo
habría
aprendido?
–¿Y
usted
es…?–
inquirió
Petroc.
El
extraño
se
enderezó
–Mis
disculpas,
Me
llamo
Albano,
y
soy
natural
de
Asturias–
–Hispano‐romano,
entonces,
pero
que
más
da,
aquí
todos
están
del
mismo
bando
y
ese
parece
saber
más
que
los
otros–
se
dijo
para
sí
mismo
Petroc,
cuya
mente
trabajaba
a
toda
prisa,
movida
por
la
paranoia
y
el
recelo
–¿Por
qué
habría
yo
de
contarle
nada?–
–Por
que
la
conversación
que
planeo
mantener
con
usted
me
colocaría
en
el
patíbulo
más
rápido
que
a
usted–
Le
respondió
Albano
–Busco
lo
mismo
que
usted,
en
cierta
forma–
–¿Y
que
es..?–
pregunto
en
tono
de
burla
Petroc,
que
no
se
fiaba
en
lo
más
mínimo
del
extraño
–No
se
haga
el
cínico–
repuso
Albano
–Usted
mismo
esparció
panfletos
por
todo
Morbihan
con
el
mismo
asunto,
nuestro
mundo
muere:
Ilirios,
Tracios,
Vascones,
Íberos
y
Celtas
se
hallan
arrinconados
en
la
vera
de
la
desaparición,
y
los
infieles
nos
tienen
bloqueados,
estrangulándonos
lentamente,
el
Mediterráneo
que
antes
era
la
vía
de
comunicación
y
cohesión
entre
los
pueblos
se
ha
hecho
un
lago
musulmán,
ha
caído
en
manos
árabes,
ya
ningún
cristiano
puede
hacerse
a
la
mar
y
somos
progresivamente
exterminados–
–A
tiempos
nuevos,
cosas
nuevas,
¿Por
qué
habríamos
de
durar
eternamente?–
se
burló
Petroc,
Albano
inspiró
–Por
que
seremos
olvidados
a
tal
punto
que
quienes
habiten
esta
tierra
después
de
8
nosotros
serán
del
todo
miserables;
estos
asiáticos3
tenían
cultura,
pero
siglos
de
nomadismo
y
raids
se
arrebataron,
aquí
va
una
tropa
de
hambrientos
con
los
jirones
míseros
de
una
cultura
apenas
agraria,
sin
historia
ni
memoria,
incapaces
de
hacer
algo
crecer,
se
alimentarán
de
nosotros
sólo
en
lo
físico,
y
Europa
será
un
vasto
erial
sin
identidad
alguna,
los
germanos
no
son
tontos,
aprenden
rápido
y
saben
que
la
mejor
manera
de
ganar
control
es
exterminar
la
cultura
del
vencido,
y
al
no
tener
con
que
reemplazarlo
el
trabajo
recaerá
en
el
clero,
y
Dios
sabe
que
eso
llevará
a
una
confusión
de
roles
entre
lo
espiritual
y
temporal,
de
todos
modos
¿Cuánto
y
qué
lograrán
rescatar?
Nuestra
experiencia
no
será
recordada,
y
nuestra
existencia
no
aprovechará
a
nadie,
habremos
existido,
para
la
humanidad,
en
vano,
nuestros
dolores,
nuestro
sueños,
las
victorias
y
las
tragedias,
todos
esos
miles
de
años
de
lucha,
buscando
dejar
una
huella
en
este
mundo,
y
seremos
borrados
como
hojas
por
el
viento,
todos
esos
miles
que
nos
precedieron,
habrán
luchado
en
vano
y
el
legado
clásico,
de
desaparecer
nosotros
irá
a
parar
a
manos
germanas
y,
minoritariamente,
eslavas–
–¿Y
qué
nos
hace
mejores
herederos
de
lo
clásico
que
los
germanos,
no
somos
acaso
tan
bárbaros
como
ellos?–
ironizó
Petroc
–Lo
somos,
pero
los
germanos
son,
como
dije,
pueblos
nuevos,
no
han
pasado
ni
400
años
desde
que
dejaron
de
ser
nómades,
se
consideran
inferiores
a
los
latinos
(no
los
culpo);
y
como
gente
nueva
en
tierras
viejas,
manipularán
el
legado
clásico
para
justificarse,
lo
mutilarán,
adaptarán
y
lo
convertirán
en
un
mamarracho
irreconocible,
para
justificar
sus
actos,
sus
pretensiones
y
lo
que
se
les
de
la
gana,
no
solo
le
arrebatan
las
tierras
a
sus
legítimos
habitantes
y
borran
su
cultura;
pervierten,
nos
duela
o
no,
el
legado
más
importante
de
nuestro
mundo,
la
cristiandad
greco‐latina.
¡Si
hasta
manipulan
la
religión
para
su
política!–
–Sigues
sin
responder
mi
pregunta–
Albano
inspiró
y
dijo:
–Los
celtas
eran
celtas
antes
que
Roma,
los
tracios
eran
tracios,
ninguno
de
esos
pueblos
se
sentía
inferior
a
los
romanos,
los
romanos
eran
superiores
en
técnica,
quizás,
y
no
del
todo.
Ilirios,
vascones,
éstos
son
pueblos
viejos
y
sus
raíces
están
firmemente
asentadas
en
la
tierra,
sus
costumbres
llevan
miles
de
años
sobre
el
mismo
suelo,
3
El
lugar
de
origen
de
los
germanos,
es
la
zona
comprendida
entre
Abjasia
y
Kazajstán (de este último provienen los godos)
9
no
tienen
nada
que
justificar,
por
eso
sólo
ellos
pueden
difundir
de
manera
íntegra
el
legado
clásico
y
el
legado
cristiano,
sin
pretensiones,
sumados
a
5000
años
de
historia
propia,
y
éstos
están
extinguiéndose,
reducidos
a
ínfimos
rincones
de
tierra,
acosados
y
asediados,
con
divisiones
internas
insanables
y
sumidos
en
un
círculo
de
decadencia
progresiva,
la
inapreciable
experiencia
de
miles
de
años
de
historia,
asimismo
se
verán
perdidos
para
la
humanidad
¡Mira
que
esos
5000
años
de
historia,
o
más,
no
son
un
legado
despreciable,
sino
vital!
–Te
oigo–
dijo
Petroc,
que
el
estaba
empezando
a
interesar
el
cariz
que
tomaban
las
cosas.
Albano
continuó:
–Deben
tener
un
nuevo
comienzo,
en
nuevas
tierras,
tierras
vírgenes
y
feraces,
dónde
reempezar
y
retomar
fuerzas,
un
núcleo
desde
donde
se
puedan
mantener
los
pocos
bastiones
que
quedan
y
progresar,
y
creo
que
por
casualidad
tu
encontraste
la
llave–
Petroc
frunció
el
ceño
–No
te
puedo
asegurar
si
lo
que
buscas
todavía
está
allí,
y
no
se
cómo
fui
a
parar,
y
de
cómo
volví
tampoco;
sólo
sé
que
después
que
la
tempestad
me
arrastrara
varias
millas
al
norte,
fui
a
dar
con
un
islote
rocoso
en
forma
de
medialuna
en
los
límites
del
mar
del
Norte;
en
el,
encontré
grabada
en
piedra
unas
inscripciones
y
un
mapa
en
griego,
también
hallé
los
huesos
de
los
que
supuse
eran
los
autores
del
mismo,
entre
otras
cosas
que
hallé,
había
madera
podrida,
irreconocible
como
tablazón
pero
no
podía
ser
otra
cosa,
pues
en
la
isla
no
hay
vegetación
y
un
casco
de
forma
extravagante–
–Descríbemelo–
dijo
Albano
–Era
de
bronce,
creo,
sin
protecciones
nasales,
un
penacho
que
debió
haber
sido
de
crin
de
caballo,
protección
para
las
mejillas
y
en
la
frente
la
imagen
de
una
mujer
con
cabellos
de
serpiente
grabada
en
oro–
Los
ojos
del
extranjero
se
iluminaron
–Aristocles
de
Platea–
repuso
Albano,
dando
un
suspiro
de
alivio
–Aristando
de
qué?–
–Platea–
contestó
–Un
marino
ateniense,
que
resolvió
corroborar
las
observaciones
de
Tolomeo
con
respecto
de
las
tierras
más
allá
de
las
columnas
de
Hércules4,
e
investigar
la
supuesta
existencia
de
una
tierra
más
allá
del
océano,
nunca
se
volvió
a
saber
de
él–
–Muy
alentador
para
tu
expedición–
repuso
Petroc
–
Bastante,
a
decir
verdad–
–Tienes
algún
otro
dato
que
pueda
ayudarme?–
–
Hmm…–
Petroc
parecía
concentrarse
con
esfuerzo
–Ve
a
Tolosa
y
pregunta
por
Eudes,
el
boticario,
a
él
le
confié
un
papel–
–¿Un
mapa?–
–Algo
así;
al
llegar
de
mi
4
El
estrecho
de
Gibraltar.
10
viaje,
procuré
dibujar
el
cielo
nocturno
tal
como
lo
vi
a
medianoche
mientras
estuve
en
la
isla,
en
la
medida
de
lo
que
pude
recordar;
es
más
que
inexacto,
pero
es
todo
lo
que
tengo–
Albano
se
puso
de
pié
–Gracias,
y,
aunque
me
temo
que
no
podré
librarte
de
tu
condena…
–Petroc
se
frotó
el
cuello–
…Si
puedo
lograr
tres
cosas:
Que
no
exhiban
tu
cabeza
en
la
picota,
que
te
den
cristiana
sepultura,
y
que
indulten
a
tu
familia–
–No
son
las
mejores
noticias,
pero
es
más
de
lo
que
podía
esperar…
gracias,
hispano,
te
lo
dice
un
moribundo–
repuso
Petroc,
en
el
que
brillaba
por
primera
vez
desde
su
encierro
una
mirada
de
desafío,
pues
sabía
que
no
iba
a
morir
en
vano.
III
Preparativos.
Albano
se
puso
en
camino
través
de
los
estrechos
pasillos
de
la
biblioteca
imperial
de
Aquisgrán5,
lamentando
la
suerte
del
condenado;
el
emperador
había
tenido
demasiados
dolores
de
cabeza
con
los
bretones,
que
se
rebelaban
de
manera
constante
y
cuya
fuerte
identidad
autóctona
impedía
su
absorción,
Petroc
tuvo
la
pésima
idea
de
unirse
a
los
revoltosos
de
manera
directa,
y
pagaría
un
terrible
precio
por
ello,
buscó
a
Escoto
Eriúgena6,
con
quien
debía
reunirse
para
recabar
la
información
necesaria
para
la
travesía
que
empezaba
a
fraguar
en
su
mente,
y
averiguar
algo
acerca
de
ese
tal
Eudes,
de
Tolosa.
Eriúgena,
uno
de
los
mayores
sabios
de
su
época,
era
el
último
de
muchos
Escotos,
quienes
habían
sido
las
mayores
lumbreras
intelectuales
de
su
época
y
era
conocido
tanto
como
por
su
genialidad
como
por
su
hosquedad.
Era
un
hombre
anciano,
de
mirada
enérgica
y
un
humor
cambiante,
que
pasaba
de
una
maliciosa
alegría
a
un
humor
de
perros
sin
previo
aviso
y
rapidez
pasmosa;
su
pelo
era
completamente
blanco
y
empezaba
a
escasear,
y
su
barba
larga,
lo
que
le
daba
un
aire
entre
erudito
y
loco
cascarrabias;
una
dicotomía
no
muy
alejada
de
la
realidad,
como
afirmaban
socarronamente
algunos.
Sus
manos
estaban
constantemente
sucias
con
tinta,
y
se
encontraba
severamente
afectado
de
la
5
Capital
del
Imperio
Carolingio,
hoy
Aix‐la‐Chapelle
6
Sabio
irlandés,
último
de
los
grandes
sabios
celtas,
Su
nombre
real
permanece
desconocido
pues
Escoto,
es
la
denominación
franca
para
las
gentes
gaélicas
(irlandeses,
maneses
y
escoceses)
y
Eriúgena,
significa
“Padre
de
Irlanda”.
11
vista,
lo
que
lo
contrariaba
terriblemente.
–No
molestes,
no
tengo
tiempo
en
este
momento–
dijo
Eriúgena,
claramente
molesto
por
algo
que
sólo
él
podría
saber
–Oh,
creo
que
tienes
tiempo
de
sobra–
–¿Acaso
sabía
algo
nuestro
amigo
el
condenado?–
–Ya
lo
creo–
contestó
Albano
–Cuéntamelo
todo–
Escoto
no
podía
contener
su
emoción.
Albano
procedió
a
narrarle
la
conversación
sostenida
horas
atrás
con
el
condenado,
haciendo
énfasis
en
el
descubrimiento
del
marinero
ateniense
y
su
mapa
–Asombroso,
después
de
tantos
años,
pero
intuyo
que
no
sólo
viniste
para
contarme
estas
buenas
nuevas–
–En
efecto,
tengo
dos
preguntas,
la
primera
es:
¿Conoces
a
un
tal
Eudes
de
Tolosa?–
–Sí,
es
buen
amigo
mío–
–¿Cómo
un
sabio
de
tu
talla
conoce
a
un
simple
boticario?–
Escoto
sonrió
–Por
que
lo
de
boticario
es
sólo
una
fachada,
se
encarga
de
resguardar
documentos
sensibles,
en
especial
de
sujetos
indeseables,
desde
que
Carlomagno
se
propuso
homogenizar
la
antigua
Pars7
occidental
del
imperio
y
los
territorios
bárbaros
de
occidente
ciertos
documentos
han
empezado
a
ser
demasiado
incómodos
para
los
Missi
Dominici8
del
Emperador;
pues
verás,
los
territorios
de
la
Aquitania,
Vasconia
y
Britania
tienen
un
sustrato
cultural
demasiado
potente
como
para
ser
domeñado–
–Creí
que
eras
un
gran
defensor
de
la
obra
de
Gregorio
Magno9–
–Gregorio
quería
unificar
Occidente
a
través
cristianismo,
Carlomagno
busca
dominar,
aún
usando
a
la
religión–
–Carlomagno
busca
restablecer
el
Imperio
y
llevarlo
a
un
nuevo
nivel,
lo
encuentro
una
empresa
loable–
dijo
con
inocencia
Albano;
Escoto
enrojeció
–Oh,
y
a
mí
me
importa
el
maldito
Imperio,
Carlomagno
no
tiene
una
pizca
de
idealista,
son
sus
ministros
y
consejeros
quienes
ven
el
imperio
cristiano,
y
quizá
sus
sucesores,
cada
cual
más
inepto–
–Haya
paz,
Eriúgena–
dijo
riendo
Albano
–¿Me
podrías
recomendar
con
Eudes?–
–¿Es
por
ese
condenado
mapa
estelar?,
no
vale
un
piojo
de
perro
sarnoso,
podría
ser,
dada
su
precisión,
el
cielo
nocturno
de
la
India–
–Tomaré
mis
riesgos–
Eriúgena
se
dio
la
vuelta
repentinamente
y
empezó
a
escribir
a
7
En
latín,
parte.
8
Funcionarios
Carolingios
de
altísimas
atribuciones,
que
hacían
de
inspectores
y
viajaban
a
través
de
todo
el
imperio.
9
Masifica
el
monasterio
Benedictino
Romano
para
homogenizar
la
religión
católica
y
aplacar
regionalismos
religiosos,
en
un
intento
de
dar
una
unidad
a
la
Europa
fragmentada
y
hacerla
comprensible.
12
toda
risa
en
un
palimpsesto10
a
medio
limpiar
–Antes
que
vayas
a
buscar
una
isla
perdida
del
Mar
del
Norte
sin
ninguna
noción
de
su
geografía
prométeme
que
irás
a
Ardagh11
a
contactarte
con
Eoganach
de
Kells,
tiene
mapa
de
la
zona,
crónicas
de
la
colonización
de
Islandia
y
esas
cosas,
después
de
todo,
si
sales
a
cazar
vikingos
solo,
tienes
que
contactarte
con
los
expertos
en
esa
cacería–
sonrío
Escoto,
–¿Alguna
sugerencia
para
cómo
y
dónde
empezar
a
reclutar
algunos,
“cazadores”?–
–Locos
para
esa
empresa
los
encontrarás
a
lo
largo
y
ancho
de
toda
la
isla,
dispuestos
a
ir
corriendo
bajo
la
perspectiva
de
pelea,
botín,
venganza
y
gloria.
Eso
sí,
les
tendrás
que
comprar
de
todo,
por
que
son,
por
lo
general,
unos
muertos
de
hambre
harapientos
con
apenas
un
cuchillo
y
una
espada
que
vio
mejores
días–
rió
Eriúgena
–¿Y
de
los
otros?–
–Se
aplica
para
todas
las
islas
británicas
y
algunas
comunidades
pescadores
vascas
y
la
Bretaña
completa–
–¿Lituanos?–
preguntó
Albano,
Escoto
se
encogió
de
hombros
–Contrato
personal,
oro
y
alimento,
además
de
una
suerte
de
vasallaje–
Los
dos
se
quedaron
sonriendo
en
silencio
con
una
mirada
cómplice
en
los
ojos.
IV
De remate
–“Locos
de
remate”–
pensó
para
sí,
sonriendo
Albano;
su
tripulación
se
compondría
en
mayor
parte
por
kerns12
y
galloglaichs13
irlandeses,
emuladores
de
Chulainn14;
mas
el
raso
de
pillastres,
guerreros
y
mercenarios
de
la
isla.
Sería
una
tripulación
de
alegres
indisciplinados,
una
camada
de
patanes,
rufianes,
borrachines
y
bandoleros
de
la
peor
especie
(lo
cual
era
,
para
esos
efectos,
la
mejor
clase
de
bandoleros),
matachines
cuya
existencia
giraba
en
el
culto
ciego
al
10
Pedazo
de
cuero
tratado
sobre
el
que
se
escribe
que
se
reutiliza
varias
veces
borrando
el
texto
anterior.
11
Pueblo
en
el
centro‐este
de
Irlanda.
12
Hombres
de
los
bosques
y
pantanos,
famosos
por
cazar
jabalíes
con
nada
más
que
una
lanza
al
alcanzar
la
mayoría
de
edad
(a
los
14
años)
13
Guerreros
mercenarios
del
norte,
portaban
espadas
o
hachas
de
a
dos
manos.
14
Guerreros
salvajes
de
Irlanda,
conocidos
por
su
locura
de
combate,
su
salvajismo
era
extraordinario,
similares
a
los
berserkers,
se
sumían
en
trance
al
combatir.
Emulaban
al
héroe
mítico
irlandés
CuChullain
MacFinn,
que
sufría
terribles
destellos
de
cólera,
en
que
se
tornaba
rojo,
salía
humo
de
sus
orejas
y
crecía
al
doble
de
su
tamaño.
13
canto
de
la
espada,
que
manejaban
como
ningún
otro,
poseídos
por
un
frenesí
bélico
que
los
sumía
casi
en
trance;
hombres
salvajes
sedientos
de
sangre
y
botín,
gentes
irreverentes
y
sarcásticas,
de
un
humor
cambiante
y
agudo
ingenio,
bullangueros
y
camorreros,
pero
camaradas
de
por
vida;
pero,
si
llegabas
a
toparle
las
narices,
podían
llegar
a
ser
muy,
pero
muy
vengativos.
Eran,
en
otras
palabras,
la
horma
del
zapato
Vikingo,
la
tripulación
perfecta.
Reclutaría
a
los
únicos
que
les
disputaban
el
mar
a
los
hombres
del
norte,
los
únicos
que
se
metían
a
la
boca
del
lobo
para
sacarle
la
comida
en
un
intercambio
de
saqueos
y
razzias
que
se
sucedían,
aunque
en
lo
tocante
al
saqueo
los
irlandeses
llevaban
la
peor
parte;
lo
que
no
los
desanimaba
en
lo
absoluto,
saliendo
cada
día
nuevas
remesas
de
jóvenes
rebeldes
remando
para
labrarse
un
nombre
y
traerse
una
vikinga
de
concubina.
En
lo
tocante
a
los
otros…
no
eran
mejores,
pero
les
faltaba
ese
toque
de
alegre
chaladura
que
hacía
a
los
habitantes
de
la
isla
esmeralda
tan
idóneos
para
ser
el
espinazo
de
la
expedición,
chaladura
que
nunca
trataban
de
desmentir
ni
refutar;
los
botes
serían
de
manufactura
británica
(cuál
fue
el
espanto
de
Julio
César
al
ver
que
los
vénetos15
navegaban
en
barcos
que
superaban
en
factura
a
los
del
resto
del
mundo
conocido),
mejores
navíos
que
los
legendarios
drakkars16
vikingos,
más
rápidos,
con
mas
espacio,
mas
estables
y
mejor
protegidos,
eso
sí,
iban
a
salir
carísimos,
y
tardarían
una
eternidad
en
armarse
siquiera
una
docena
como
Dios
manda.
Por
lo
que
habría
que
reclutar
principalmente
navíos
ya
existentes.
Volvió
a
sonreír
ante
la
perspectiva
de
un
viaje
que
iba
a
ser
todo
menos
apacible,
civilizado
y
normal.
Albano
reservó
pasaje
para
un
barco
en
Saint‐Brieg17
que
saldría
hacia
Corcaigh18
en
algo
menos
de
un
mes,
mientras
resolvía
sus
asuntos
pendientes
15
Tribu
gala
que
habitaba
la
actual
Vendeé,
Francia.
16
El
barco
de
guerra
vikingo,
llamado
bote
dragón
(drakkar
significa
dragón)
17
Pueblo
en
la
Armorica,
en
el
actual
departamento
de
Cote
d’
Armor,
Bretaña,
Norte
de
Francia.
Produciría
los
mejores
jinetes
y
caballos
de
Francia
hasta
el
siglo
XX.
18
Ciudad
de
Cork,
Sur
de
Irlanda,
llamada
“La
Rebelde
Cork”,
en
cuyo
condado
se
encontraba
una
gran
parte
de
hablantes
vernáculos
del
Ghaeilge,
o
Gaélico
Irlandés.
14
en
Tolosa,
estando
allí
se
aseguró
de
comprarse
una
espada,
importada
desde
Drendynas19.
Aprovechó
de
comprar,
al
día
siguiente,
un
caballo
de
las
famosas
caballerizas
de
Morbihan20,
ya
que
el
jamelgo
que
le
dieron
en
Aquisgrán
no
valía
la
comida
que
gastaba,
y
también
se
aseguró
de
comprar
una
Hauberk21,
un
escudo
y
un
viejo
Cassis
Auxilia22;
el
viaje
entre
Valona23
y
Tolosa
no
era
un
paseo
de
campo,
los
merodeadores
y
bandas
de
renegados
abundaban,
así
como
la
oportunidad
de
quedar
atrapado
entre
una
incursión
de
cántabros
o
vascones
y
un
destacamento
o
banda
de
francos
en
el
Bearn24.
Contrató
algunos
escoltas,
después
de
determinar
el
precio
con
el
jefe
del
grupo,
y
salió
hacia
el
sur,
siguiendo
la
costa
Atlántica
hasta
Gascunia25,
desde
donde
doblaba
hacia
el
este,
a
través
del
Bearn
hasta
Tolosa,
donde
se
encontraría
con
Eudes,
el
boticario
que
no
lo
era.
V
Entre el martillo y el yunque.
Los
hombres
de
la
escolta
se
agrupaban
taciturnos
alrededor
de
la
hoguera,
mientras
afuera
de
la
improvisada
choza
la
lluvia
caía
con
fuerza,
y
los
relámpagos
rasgaban
el
cielo
nocturno;
cada
uno
sostenía
con
las
manos
ateridas
de
frío
un
cuenco
con
un
caldo
humeante,
mientras
uno
vigilaba
la
entrada,
que
carecía
de
puerta;
Albano,
sentado
en
un
tronco
a
modo
de
asiento,
iba
mostrando
el
mapa
a
la
luz
de
la
hoguera
a
su
capitán
de
escolta,
un
bretón
fornido
y
lleno
de
cicatrices
cuya
edad
frisaría
los
treinta
y
tantos,
y
aparentaba
unos
cuarenta
y
tantos
sino
cincuenta.
El
capitán
malhumorado
le
dijo
a
Albano
–
Sería
más
rápido
y
seguro
irnos
por
barco
una
vez
alcanzado
el
Oile26,
en
vez
de
19
Poblado,
hoy
desaparecido,
en
Cornualles,
extremo
Sud‐Oeste
de
Inglaterra.
20
Pueblo
al
sur
de
Bretaña.
21
Cota
de
malla
corta,
de
origen
galo.
22
Casco
de
origen
galo,
ligero,
usado
por
las
legiones
auxiliares
del
Imperio
Romano
23
Ciudad
al
extremo
sur
de
Bretaña
24
Provincia
francesa
en
los
Pirineos,
limita
con
España
.
25
País
Vasco
francés.
26Hoy
río
Loira.
15
ir
por
tierra,
los
cántabros
y
vascones
deben
estar
bajando
las
montañas
para
rapiñar
comida
para
sobrevivir
el
invierno,
y
los
francos
deben
estar
preparándose
para
hacerle
lo
mismo
a
ellos,
y
por
qué
no,
también
a
los
suyos.
Nos
veremos
atrapados
entre
el
martillo
y
el
yunque–
–Me
preocupan
más
los
vikingos–
repuso
Albano
–¿En
el
Oile?–
Albano
asintió
–Lo
usan
en
esta
época
para
introducirse
en
el
interior,
aprovechan
el
poco
calado
de
sus
barcos–
–Faltaba
sólo
eso–
gruñó,
malhumorado
su
capitán.
Albano
no
dijo
nada,
se
quedó
mirando
un
momento
la
entrada
pensativo
–No
pensemos
en
esas
cosas,
quita
fuerzas;
aquí
todos
somos
hombres
de
recursos
y
luchadores
avezados,
iremos
viendo
cada
día
con
su
afán,
cada
obstáculo
lo
iremos
salvando
con
astucia
y
habilidad;
no
en
vano
son
ustedes
jinetes
y
soldados
expertos,
yo
mismo
no
soy
novato,
además,
me
hallo
muy
bien
conectado,
de
creer
que
este
viaje
es
un
suicidio
no
lo
hubiera
planeado,
y
ustedes
no
lo
habrían
aceptado,
¿o
me
equivoco?–
el
capitán
rezongó
–No
iría
mal
simplificar
un
poco
las
cosas,
y
dudo
que
tus
conexiones
vayan
a
ayudar
con
una
banda
de
cántabros
y
vascos
exaltados–
–En
especial
con
ellos–
rebatió
Albano
–Soy
astur,
y
Cantabria
está
al
lado
de
casa,
en
mi
juventud
conocí
a
muchos
líderes
de
bandas
y
jefes,
tanto
entre
los
cántabros
como
entre
los
vascones–
–Eso
simplifica
mucho
las
cosas,
si
señor–
resopló
con
satisfacción
Cador,
que
era
el
nombre
del
capitán,
palmeándose
el
muslo
–Eso
me
quita
un
gran
peso
de
encima–.
Mientras
tanto,
seguía
lloviendo
a
cántaros,
Albano
había
decidido
refugiarse
en
una
antigua
fortificación
costera
gala,
anterior
a
la
dominación
romana,
era
una
colina
con
un
terraplén
camuflado
como
ladera,
estacas
afiladas
y
una
empalizada
medio
derruida,
adentro
se
encontraban
algunas
chozas,
este
lugar
era
ocupado
como
refugio
por
los
viajeros
por
la
visibilidad,
seguridad
y
el
abrigo
que
otorgaba,
era
una
más
de
las
fortificaciones
de
este
tipo
que
abundaban
a
lo
largo
de
las
costas
del
golfo
de
Vizcaya
francés,
mantenidos
por
los
viajeros,
pastores
y
campesinos
que
lo
ocupaban.
Al
día
siguiente,
la
comitiva
de
veintisiete
personas
se
puso
en
marcha
hacia
el
sur,
siguiendo
la
costa,
y
se
detendrían
al
interceptar
al
Oile
donde
pernoctarían,
una
vez
descansado
seguirían
el
curso
del
río
hasta
el
Bearn,
desde
donde
doblarían
hacia
el
Noreste,
hacia
Tolosa,
un
viaje
agotador
y
peligroso,
16
como
tantos
otros
a
lo
largo
de
Europa.
El
camino
era
una
mezcla
de
antiguas
vías
romanas,
senderos
de
procedencia
variopinta,
galos,
romanos,
francos,
cántabros,
de
pastores
y
cabras
sumados
a
un
sentido
de
la
orientación
dado
por
la
experiencia
y
el
conocimiento.
Los
veintiséis
escoltas
eran
todos
bretones
de
Morbihan
y
sus
alrededores,
soldados
independistas
que
buscaban
un
medio
para
ganarse
la
vida
que
les
significara
moverse
mucho,
no
fueran
a
acordarse
las
autoridades
francas
su
papel
en
la
rebelión,
el
hacer
de
escolta
los
hacía
inubicables
la
mayor
parte
del
tiempo,
incrementando
sus
posibilidades
de
supervivencia.
Pero
tenía
su
precio,
hombres
así
no
podían
tener
familia,
ni
esposa,
ni
hijos,
y
tus
padres
te
daban
por
muerto,
gentes
así
solían
tener
una
conocida
en
cada
taberna,
una
amiga
en
cada
pueblo,
y,
quién
sabe,
un
hijo
bastardo
o
más.
Para
los
estándares
actuales
eran
todos
muy
jóvenes,
de
entre
diecisiete
y
veintiséis
años,
más
años
era
raro;
pero
eran
considerados
en
ese
entonces
como
hombres
hechos
y
derechos,
gentes
de
mundo
y
recursos,
habían
recorrido
aquellos
terreno
fuera
del
pueblo,
de
los
cuales
sólo
se
sabía
de
oídas,
pues
quien
nacía
en
un
pueblo,
moría
en
el
mismo,
sin
haber
conocido
jamás
alguna
otra
cosa.
No
significaba
que
en
ese
entonces
la
gente
fuera
poco
curiosa
o
aborreciese
viajar,
simplemente
no
había
tiempo,
ni
recursos,
ni
oportunidad
de
hacerlo,
amén
de
que
era
inseguro,
satisfacían
su
curiosidad
por
medio
de
cualquier
viajero
a
quién
interrogaban
con
ansiedad,
exprimiéndole
cada
dato
acerca
del
mundo
exterior,
muchos
eran
los
viajeros
que
se
ganaban
su
pan
contando
de
pueblo
en
pueblo
sus
experiencias
–exagerándolas,
tanto
por
conveniencia
como
a
pedido
del
público,
que
le
agradaban
los
embustes,
buscando
a
cada
cual
más
fantástico
(antepasados
de
nuestras
películas
de
ficción)
narraban
sus
historias
a
cambio
de
cobijo,
alimento
y
licor,
y
quizás
alguna
moneda,
tras
lo
cual
marchaban
en
busca
de
nuevos
mercados
e
historias,
estos
charlatanes
errantes
eran,
junto
con
bardos
y
juglares,
el
medio
de
información
y
entretenimiento
de
la
gente
de
ésa
época,
accesible
para
todo
el
mundo
y
repetidas
sus
historias
hasta
la
saciedad.
Soldados
y
escoltas
aprovechaban
esto
para
contar
también
sus
historias,
a
cambio
de
hospedaje
y
comida
gratis,
y
algunas
otras
cosas
para
las
que
la
paga
(rara
vez
dada)
no
alcanzaba,
los
escoltas
de
Albano
no
eran
la
excepción,
y
el
ser
extranjeros
a
los
ojos
de
las
gentes
de
Aquitania
los
hacía
mucho
más
interesantes
que
el
viajero
17
que
venía
del
pueblo
vecino
o
de
Tolosa,
eran
extranjeros,
gentes
que
habían
visto
mucho
más
mundo
que
el
resto
de
los
viajeros
y
juglares.
Se
comentaban
al
fuego
de
la
hoguera
las
noticias
con
satisfacción,
temor
preocupación
o
consternación,
siempre
bien
recibidas
y
recompensadas,
las
“ingenuas”
gentes
del
medioevo
no
eran
para
nada
crédulas,
sabían
que
para
noticias
e
historias
fantásticas,
embustes,
se
interrogaba
a
vagabundos
y
charlatanes
de
oficio,
para
los
chismes
y
espectáculos
se
interrogaban
a
los
bardos
y
juglares,
y
para
las
noticias
de
verdad,
a
los
mercaderes
y
soldados,
quiénes
sabían
que
guerras
habían,
como
venía
la
cosecha,
como
estaban
los
precios,
si
habían
visto
vikingos
o
bandoleros,
los
impuestos,
el
clima
y
la
política.
18
Entretanto,
Albano
se
dedicó
a
buscar
en
la
ciudad
alguna
donación
en
efectivo,
pues
iba
quedando
escaso
oro
en
sus
alforjas,
plata
sobraba,
pero
para
ella
le
reservaba
otro
propósito
(el
oro
era
escaso,
y
las
monedas
de
plata
no
valían
lo
mismo
en
todas
partes).
Buscó
algún
antro
donde
fuesen
a
reunirse
ricos
disipados
con
reputación
que
mantener,
dinero
fácil
para
un
hombre
despierto,
e
imposible
de
rastrear.
Se
acercó
a
una
taberna,
y
mirando
de
pies
a
cabeza
a
un
bearnés
de
dos
pies
que
parecía
un
oso,
le
preguntó
–Busco
jaleo,
¿cuanto
cobras
por
armar
uno?–
el
bearnés
dio
una
sonrisa
canina
y
dijo:
–Depende
del
tipo
de
jaleo
que
busques–
–Jaleo
y
extorsión
en
un
baño–
–Eso
no
lo
había
escuchado
antes–
–¿Miedo?–
–No,
es
lo
más
entretenido
que
me
han
ofrecido
en
20
años,
pero
peligroso,
esos
hombres
tienen
muchas
influencias–
–Y
yo
tengo
más,
descuida,
el
plan
está
trazado
con
sumo
cuidado
y
los
beneficios
son
más
que
generosos–
–Dame
los
detalles–
ordenó
el
bearnés
–Hazte
aparecer
con
esto–
Albano
le
entregó
un
papel
–¿Qué
es
esto?–
–Una
auténtica
orden
de
registro
de
los
Missi
Dominici,
pide
por
tu
silencio
un
pequeño
soborno–
–Estupendo,
¿Cuánto
me
toca?–
–la
décima
parte
en
monedas
de
plata,
pero
escucha,
quiero
que
les
limpies
el
oro,
monedas,
te
estoy
diciendo,
las
de
plata
te
las
quedas
tu,
y
nada
de
alhajas–
–¿Planeas
cambiarme
el
décimo
de
las
monedas
de
oro
por
su
equivalente
en
plata?–
–Plata
me
sobra–
el
bearnés
gruñó
con
asentimiento
–Negocios
en
el
extranjero–
–Cuento
con
tu
silencio–
advirtió
Albano
–En
ello
pongo
mi
vida–
replicó
el
Taroc,
el
bearnés.
La
costumbre
de
los
baños
públicos
no
había
desaparecido
de
la
Europa
antiguamente
romana,
pero
habían
pasado
a
ser
locales
de
reputación
dudosa,
donde
hombres
y
mujeres
desconocidos
se
bañaban
desnudos
en
la
misma
tina,
razón
por
la
que
eran
tan
mal
vistas
por
el
clero
seglar
de
entonces;
pronto
los
baños
adquirieron
fama
de
antros
de
lujuria
y
vida
disipada,
solaz
preferido
por
los
ricos.
Taroc
irrumpió
estrepitosamente
en
los
baños
y
con
su
ronca
voz
vociferó:
–¡Tengo
una
orden
de
cateo
de
parte
de
los
Missi
Dominici,
están
todos
momentáneamente
detenidos
y
serán
sometidos
a
registro
e
investigación!–
para
hacer
énfasis
a
sus
palabras
apoyó
su
pesada
gépida
de
a
dos
manos
desenfundada
sobre
el
piso
a
modo
de
bastón;
el
encargado
del
local
se
acercó
balbuceando,
presa
del
pánico
y
del
terror
más
absoluto
–¿S‐se
le
puede
s‐servir
19
m‐mi
señor…?–
–Si
quieren
conservar
su
reputación
y
ahorrarse
su
estadía
en
prisión,
me
temo
que
tendrán
que
abonar
a
mi
cuenta
una
fuerte
suma–
–E‐estaría
encantado
de
proporcionársela–
dijo
el
encargado
con
alivio
–Quiero
cada
moneda
de
oro
y
plata
que
tenga
este
local,
así
como
cada
moneda
de
oro
y
plata
que
tengan
sus
clientes,
y
créeme,
no
quieren
que
los
mande
a
registrar
a
ver
si
me
están
escatimando
alguna
moneda–
–¡Pero
eso
significaría
nuestra
quiebra!–
gimió
el
encargado
–Lo
contrario
te
significaría
el
cepo,
además
creo
que
te
las
arreglarás–.
Cogidos
in
fraganti,
los
clientes
vaciaron
sus
alforjas
y
depositaron
una
gran
cantidad
de
monedas,
Taroc
las
sopesó
y
asintió
satisfecho
–Recuerden
que
en
mantener
el
pico
cerrado
se
mantiene
vuestro
pescuezo–
los
bañistas
asintieron
taciturnos
–Un
gusto
hacer
negocios
con
ustedes–
se
despidió
Taroc,
cerrando
la
puerta,
cargando
con
el
talego
más
pesado
de
monedas
que
hubiese
tenido
en
su
vida.
VI
Por los pelos
Tras
negociar
satisfactoriamente
con
Taroc,
Albano
se
reunió
con
sus
hombres
para
darles
las
noticias,
entre
los
hombres
se
despertó
una
gran
risotada
por
el
hecho
de
que
su
respetable
jefe,
un
noble,
hubiese
empleado
un
estrategma
tan
artero
y
picaresco.
Lo
acogieron
con
vítores
y
lo
aclamaron
formalmente
como
uno
de
los
suyos,
un
renegado,
la
siguiente
noticia,
sin
embargo,
despertó
quejas,
–Nos
marchamos
ahora,
me
avisan
que
una
incursión
está
fraguándose,
y
que
si
no
nos
movemos
ahora,
quedaremos
atrapados
en
medio
de
lo
más
movido–
–Y
yo
que
empezaba
a
divertirme–
rezongó
uno
de
sus
hombres
–Para
que
los
vascones
se
diviertan
mas
tarde
contigo–
le
espetó
Cador,
el
capitán
–¡Ya
oyeron
niñitas,
nos
ponemos
en
marcha
ahora!–
gritó
su
lugarteniente
Cawlwyd,
y
se
pusieron
en
marcha,
bajo
el
amparo
de
la
noche
atravesaron
el
pórtico
de
la
ciudad,
rumbo
a
Tolosa.
Al
segundo
día
de
furtiva
marcha
avistaron
a
un
destacamento
de
francos
acompañados
por
auxiliares
aquitanos,
la
mayoría
iba
a
pié,
los
francos
marchaban
equipados
con
sus
toscos
capacetes
de
hierro
remachado,
escudos
20
redondos
de
madera,
lanzas
de
hoja
ancha,
una
brunia27
o
cota
de
malla
corta
,
espada
al
cinto,
hacha
de
guerra
y
un
par
de
franciscas28,
los
aquitanos
iban
equipados
al
modo
de
las
legiones
auxiliares
romanas,
con
una
lorica
hamata29,
spangehelm30,
escudo
ovalado,
lancea31
y
espada,
ambos
grupos
mantenían
una
considerable
distancia
entre
sí;
los
aquitanos
se
consideraban
romanos,
y
veían
con
desagrado
a
la
tropa
de
bárbaros
que
los
gobernaban.
Por
otro
lado,
los
francos
despreciaban
a
los
“mujeriles”
aquitanos,
gentes
insumisas
que
no
terminaban
del
todo
de
sujetarse
a
la
autoridad
de
su
emperador,
gozando
de
una
inaudita
autonomía.
Un
pequeño
pelotón
de
caballería
franca
destacó
y
al
avistar
a
la
comitiva
uno
de
los
hombres
gritó
–¡Los
tenemos,
son
los
delincuentes
que
se
escaparon
anteayer!–.
Albano
soltó
una
maldición
y
un
hombre
que
estaba
a
su
lado
gruñó:
–kaoc’h!32–
–y
que
lo
digas–
secundó
Cador
–¡Al
galope!–
bramó
Albano,
–¡Los
francos
montan
unas
jacas
inútiles,
los
dejaremos
atrás
s
nos
dirigimos
a
las
granjas
que
hay
al
oeste
de
aquí!–
–¡Pero
nos
encontraremos
con
los
brutos
del
Pirineo!–
gritó
Cador,
Albano
le
dijo
encolerizado
–¡Con
ellos
tenemos
una
oportunidad!,
elige,
¿muerte
probable
o
muerte
segura?–
–Como
de
costumbre,
metidos
hasta
el
cuello
en
la
mierda–
rezongó
Cador,
y
se
pusieron
al
galope.
Los
francos
emprendieron
de
inmediato
la
persecución,
mientras
los
aquitanos
resolvieron
acampar
en
la
zona,
no
iban
a
perseguir
una
banda
de
forajidos
cuyo
único
crimen
fue
aligerarle
las
bolsas
a
unos
hombres
que
lo
merecían,
este
era
problema
de
los
francos,
y
si
los
vascones
daban
cuenta
de
ellos,
tanto
mejor,
razonó
su
capitán
maliciosamente.
Cador
ordenó
a
sus
hombres
que
fueran
a
paso
ligero,
sin
galopar,
pero
listos
para
ello,
además
les
ordenó
que
guardasen
buena
distancia
entre
ellos,
para
así
cubrir
un
mayor
campo
de
visión;
Albano
aprobó
la
orden,
para
la
operación
que
planeaba
realizar,
se
necesitaba
una
meticulosa
precisión,
y
reaccionar
rápido,
por
eso
era
necesario
tener
la
mejor
visibilidad
y
audibilidad
27
Cota
de
malla
germana.
28
Hacha
arrojadiza
de
los
francos,
francisca
significa
francesa.
29
Cota
de
malla
corta
romana,
copia
del
Hauberk
galo.
30
Casco
cónico
propio
de
la
península
Ibérica
y
la
Aquitania
(actual
Provenza),
no
cuenta
con
protección
nasal
y
es
originario
de
oriente
medio.
31
Lanza
arrojadiza
romana
anterior
al
Pilum.
32
En
bretón:
mierda.
21
posible,
la
pérdida
de
un
solo
hombre
en
una
comitiva
tan
pequeña
constituía
de
por
sí
una
crisis.
Cada
vez
que
los
francos
se
acercaban,
tomaban
su
arcos
de
caza
y
les
disparaban
desde
los
caballos,
eso
los
mantenía
a
distancia
y
lo
suficientemente
coléricos
para
anular
su
prudencia
y
percepción,
éstos
se
habían
dispuesto
a
modo
de
cazadores,
avanzando
furtivamente
de
manera
individual
y
muy
espaciada,
para
evitar
que
se
escaparan;
el
riesgo
era
que,
si
se
topaban
con
una
banda
de
vascones,
estarían
condenados,
la
fortaleza
del
guerrero
germano
consiste
en
el
muro
de
escudos,
no
en
el
luchador
individual,
a
menudo
lento
y
pesado.
Albano
ya
había
visto
a
los
hombres
emboscados
entre
los
pastizales,
el
trigo
y
las
piedras;
por
lo
que
no
le
sorprendió
cuando
un
montón
de
hombres
salió
vociferando,
con
pequeños
escudos,
espadas
y
hachas,
(más
alguno
que
llevaba
una
lanza,
arco,
honda
o
casco)
Albano
le
gritó
algo
en
una
lengua
extraña
al
jefe
de
la
banda
que
iba
montado,
lo
cual
al
parecer
dio
resultado,
pues
este
hombre
vociferó
a
sus
hombres:
–¡geldi
bitez,
lagunak
dira!33
¡Son
amigos!–
Y
acto
seguido
los
vascones
la
emprendieron
contra
los
francos.
Fue
una
carnicería
espantosa,
las
falcatas34
y
hachas
silbaban
a
una
velocidad
pasmosa,
aniquilando
a
los
francos
antes
de
que
tuviesen
tiempo
de
entender
lo
que
estaba
pasando;
el
jefe
de
ellos,
que
había
desmontado,
pues
sus
caballos
no
habían
podido
seguir
el
ritmo,
se
enfrentó
con
el
jefe
vascón
que
había
desmontado,
y
en
un
abrir
y
cerrar
de
ojos,
la
falcata
redujo
su
escudo
a
un
puñado
de
astillas
y
después
de
abrirle
un
tajo
en
la
garganta
al
jefe
franco,
lo
atravesó,
muriendo
éste
con
un
gruñido.
Entretanto,
los
vascones
ultimaban
alegremente
a
los
supervivientes,
parecían
disfrutar
de
una
sanguinolenta
revancha;
al
terminar
el
triste
espectáculo,
el
jefe
se
acercó
a
Albano
y
le
dijo
–¡Vive
Dios
que
me
has
traído
un
magnífico
regalo!–
Albano
gruñó
enfurruñado
–dejémoslo
estar,
Garikoitz–
el
vasco
replicó
burlón
–En
nombre
de
la
banda
de
Garikoitz,
te
damos
33
En
vasco:
Deténganse,
son
amigos.
34
Espada
celtíbera
con
una
hoja
curva
invertida
a
manera
de
hoz,
los
celtas
se
la
dieron
a
conocer
a
los
tracios,
éstos
a
los
macedonios,
y
Alejandro
Magno
la
difundió
alrededor
del
globo
(ejemplos
son
el
yatagán
turco,
árabe
y
mongol,
el
Kukri
nepalí,
y
el
Sosun
pattah,
Khanda,
Ayudha
Katti,
Dao,
Bich’wa
y
Talwar
Indios
e
Indonesios).
22
las
mas
sinceras
gracias
por
ofrecernos
el
más
espléndido
almuerzo
que
hayamos
tenido
en
un
año–
–No
habéis
perdido
tu
sentido
del
humor–
–Siempre
es
bueno
ayudar
a
un
amigo
a
quitarse
los
piojos
de
encima–
–Siendo
los
dos
viejos
perros–
continuó
Albano
–Sarnosos,
pero
leales–
sonrió
Garikoitz
–Por
un
momento
pensé
que
me
ibas
a
rebanar
el
cogote,
viejo
sanguinario–
–Bueno,
no
te
esperaba,
pero
a
decir
verdad,
te
reconocí
de
inmediato,
no
era
necesario
gritarme,
aunque
planeaba
darte
un
susto–
–Mis
hombres
son
excelentes
tiradores
montados,
la
muerte
de
alguno
de
tus
hombres
podría
traerte
problemas–
–Entonces
no
fue
tan
mala
idea–
dijo
Garikoitz
–Te
ahorré
unas
50
deudas
de
sangre,
o
más–
–A
tus
hombres
los
hubiéramos
ensartado
más
rápido
que
a
esos
francos–
–Quisiera
verlo–
respondió
Cador,
que
no
entendió
lo
que
dijo
Garikoitz,
pero
entendió
el
sentido
de
la
última
frase–
–Hombres
con
agallas,
¿eh?
,
eliges
bien
a
tus
hombres,
Albano–
Albano
se
volvió
–Yo
que
tú
me
callaría
la
boca,
Cador,
este
viejo
charlatán
le
dio
muerte
a
Roldán
y
comandó
la
emboscada
de
Roncesvalles35–
dijo,
Garikoitz
continuo
–Si,
ese
piojoso
de
Carlomagno
vino
a
atacar
a
los
infieles,
lo
que
no
impidió
que
sus
hombres
saquearan
a
los
cristianos,
en
especial
ese
Roldán,
que
lo
hacía
por
placer,
matando,
violando
e
incendiando,
saqueando
iglesias–
Cador
musitó:
–Este
sujeto
fue
el
que
le
dio
su
merecido
al
conde
de
Bretaña,
martillo
de
la
península–.
35
Este
hecho
es
en
esencia
verídico,
Carlomagno
intenta
usar
los
Pirineos
para
atacar
a
los
árabes,
es
detenido
por
ellos
y
de
vuelta,
su
capitán
de
la
retaguardia,
Roldán
es
masacrado
con
sus
hombres
por
vascos
en
el
desfiladero
de
Roncesvalles,
el
saqueo
era
la
única
manera
de
avituallarse,
y
la
excentricidad
de
los
vascos
llevó
muchas
veces
a
confundirlos
con
paganos.
Recordemos
también
que
el
soldado
germano
disfruta
del
dolor
ajeno,
este
escenario
de
violaciones,
saqueo,
matanza,
e
incendios
será
moneda
común
hasta
nuestros
días.
23
puertas
Carlos
Martel
aplastó
a
los
árabes,
cuna
de
la
fortuna
carolingia36.
La
conversación
con
Eudes
fue
casi
inexistente,
era
un
hombre
reservado
y
ocupado,
y
tras
entregarle
el
papel
le
cerró
la
puerta
en
las
narices.
Albano
se
quedó
mirando
de
hito
en
hito
al
papel,
en
efecto,
aquellos
puntos
podían
ser
cualquier
cosa,
tendría
que
consultar
una
tabla
astronómica
para
sacar
algo
en
limpio,
en
Irlanda
seguramente
tendrían
las
mas
boreales,
dado
que
ellos
habían
colonizado
Islandia,
así
que
decidió
buscar
un
puerto
fluvial
y
partir
en
una
gabarra
hasta
Véneto,
dado
que
la
temporada
de
Vikingo37
ya
había
terminado.
Se
reunió
con
sus
hombres
en
una
taberna,
y
tras
pagarles
su
sueldo,
les
dijo,
que
tenía
una
empresa,
la
más
larga
y
temeraria
que
acaso
hombre
alguno
hubiese
intentado,
y
les
preguntó
si
estaban
interesados.
Los
veintisiete
hombres
quisieron
ver
la
propuesta.
Albano
les
dijo:
–Un
compatriota
vuestro
ha
dado
con
la
manera
de
llegar
a
tierras
inmensas
y
fértiles
en
ultramar,
mi
plan
es
crear
una
colonia
allí,
sólo
para
nuestra
gente,
esto
es
imperativo
si
queremos
seguir
siendo
libres,
somos
muy
pocos
y
nuestras
tierras
disminuyen
a
pasos
agigantados,
estamos
acorralados
en
tierras
pobres
y
sobrepobladas,
y
cuando
falta
tierra,
y
buena
tierra,
se
hace
imposible
mantenerla
contra
quién
posee
la
mayor
y
mejor
parte.
Tendremos
que
reclutar
a
gentes
a
lo
largo
y
ancho
de
toda
Europa,
pertenecientes
a
los
primeros
pueblos,
entonces
armaremos
una
flota
gigantesca
desde
Irlanda
y
le
disputaremos
el
mar
a
los
vikingos,
el
proyecto
a
largo
plazo
es
unir
a
nuestras
naciones
en
una
confederación
que,
con
nuevas
tierras,
darán
los
recursos
necesarios
para
prosperar
y
asegurar
nuestro
legado
al
mundo.
Los
hombres
se
quedar
mirando
boquiabiertos
a
su
jefe,
era
una
tarea
gigantesca,
que
apenas
les
cabía
en
la
mollera,
cabe
decir
que
apenas
36
Al
aplastar
Martel
a
los
Invencibles
Árabes,
se
convierte
en
la
figura
civil
mas
preeminente
de
Occidente,
su
victoria,
que
estratégicamente
fue
menor,
ideológicamente
fue
aplastante,
los
árabes
no
eran
un
invencible
castigo
de
Dios,
eran
el
enemigo,
enemigo
que
con
la
ayudad
de
Dios
Martel
aplastó,
Dios
no
quiso
que
cayera
Tours;
tal
fue
su
importancia,
que
su
familia
pasó
a
ser
dinastía,
tomando
el
nombre
de
Carolingios
por
Carlos,
y
su
fama
les
hizo
reyes
de
facto,
aunque
todavía
no
de
jure
(oficiales).
37
Los
“vikingos”
no
eran
un
pueblo,
sino
que
era
la
denominación
que
se
le
daba
a
los
normandos
cuando
iban
de
saqueo
(vikingo
es
un
término
despectivo
que
significa
“ratas
de
bahía,”
en
alusión
a
que
no
tenían
el
“coraje”
de
aventurarse
más
allá
de
la
costa)
24
entendieron
algo,
aparte
de
que
era
una
osadía
digna
de
los
tiempos
míticos;
Albano
continuó
–Les
estoy
dando
la
oportunidad
de
vivir
tranquilos
en
una
tierra
fértil,
no
tener
que
huir,
poder
asentarse,
tener
familia
y
mantenerla
a
salvo–
Ahora,
eso
sí
que
lo
entendieron,
la
idea
de
una
unión
de
los
primeros
pueblos
era
algo
que
les
era
muy
abstracto
(¿Quiénes
eran
los
primeros
pueblos?),
pero
la
oportunidad
de
tener
una
familia
y
poder
decirle
a
las
suyas
que
estaban
vivos,
la
oportunidad
de
volver
a
comenzar
en
paz,
era
un
sueño
por
el
cual
se
podía
morir.
Circulaban
muchas
historias
de
tierras
riquísimas
allende
el
océano,
fantasías
de
quienes
veían
en
su
presente
nada
más
que
miseria,
pero
si
su
jefe,
un
hombre
de
recursos
e
intelecto,
decía
haber
dado
con
un
mapa,
y
le
daba
fe
a
ello,
la
idea
de
una
colonia
en
tierras
fértiles
dónde
vivir
era
una
oportunidad
que
no
iban
a
dejar
pasar,
la
perspectiva
de
ser
un
terrateniente
gordo
con
cien
nietos
y
una
vida
acomodada
y
feliz
era
el
séptimo
cielo
para
estos
hombres,
de
sólo
pensar
en
campos
fértiles
sin
habitar
se
les
hacía
la
boca
agua,
y
la
idea
de
volver
a
sentirse
hombres,
de
volver
a
tener
un
nombre
un
hogar,
una
familia
y
raíces,
les
empujaba
con
fuerza.
¿Qué
importaba
que
en
el
mundo
no
hubiera
paz
sino
guerra
y
miseria?
Pues
si
bien
nunca
la
pobreza
se
irá,
y
la
paz
no
se
verá
en
este
mundo,
peor
sería
no
intentarlo,
rendirse
era
dejar
que
la
esperanza
abandonase
el
corazón
de
un
hombre,
en
un
mundo
así
era
mejor
morir
joven.
Cador
se
levantó
y
en
nombre
de
sus
hombres
le
dijo
a
Albano
con
ojos
brillantes
por
la
emoción
–Hasta
el
fin
del
mundo,
mi
señor,
hasta
el
fin
del
mundo.–
SEGUNDA PARTE: IRLANDA
VII
Tierra de brumas y silencios.
Albano
se
arrebujó
en
su
capa,
tratando
de
conservar
el
calor,
agotado
tras
horas
de
escrutar
febrilmente
entre
la
niebla
tratando
de
ver
algo;
mientras
tanto,
los
remeros
bogaban
pausadamente
perdidos
en
sus
pensamientos,
con
miradas
taciturnas.
Los
bretones
se
balanceaban
perezosamente
buscando
conservar
el
calor,
sumidos
en
la
somnolencia
que
la
aceptación
de
la
monotonía
conlleva,
aparentemente
sumisos
después
del
impaciente
aburrimiento.
El
25
rugido
del
viento
había
cambiado
de
tono,
señal
inequívoca
de
que
se
encontraban
frente
a
una
mole
rocosa
inmensa:
el
monumental
murallón
de
los
acantilados
de
Irlanda
se
hacía
notar,
aunque
no
se
lo
viese.
En
este
ambiente
de
bruma
y
silencio,
el
oído
recreaba
el
lejano
sonido
de
un
ronco
cuerno,
desesperado
por
oír
algo
mas
allá
del
arcano
ulular
del
viento
y
el
misterioso
chasquido
de
las
aguas
y
velas:
los
sentidos,
sobrecogidos
frente
a
una
naturaleza
que
anula
al
hombre,
se
agudizaban
hasta
el
paroxismo.
Hogar
de
gigantes
y
de
los
Tuatha
de
Dánan38,
sólo
los
hombres
más
heroicos
podían
hacer
de
éste
su
hogar,
reclamar
esta
tierra
como
suya,
basar
sus
huesos
en
esta
tierra
con
olor
a
caliza.
En
la
lontananza,
el
lejano
ulular
de
un
Carnyx39
hendió
con
melancolía
el
silencio
mientras
una
ronca
gaita
acompañaba
su
lamento;
Irlanda
había
notado
su
presencia.
Mientras
el
ronco
lamento
del
Carnyx
reverberaba
entre
los
acantilados
sumidos
en
la
penumbra,
el
eco
magnificaba
el
sonido
haciéndolo
sonar
como
la
llamada
de
un
ejército
espectral,
y
mientras
un
escalofrío
recorría
el
espinazo
de
los
presentes,
entonces,
sintieron
un
breve
atisbo
de
una
realidad
cuya
dimensión
no
terminaban
de
abarcar,
leves
destellos
entre
la
niebla
del
misterio;
profundas
contradicciones
y
una
monumentalidad
exacerbada,
una
realidad
en
la
que
creer
en
la
existencia
de
antiguos
espíritus
inhumanos,
creadores
y
moradores,
se
presentaba
como
una
idea
muy
lejos
de
estar
desencaminada,
era
mas
bien
una
descripción
exacta
de
la
realidad.
Un
pasado
sumido
en
la
dorada
neblina
de
la
arcana
gloria,
un
presente
atribulado
que
añoraba
los
días
de
antaño,
y
un
futuro
incierto,
pero
en
que
cabía
la
esperanza
de
alcanzar
una
nueva
edad
de
oro.
38
Los
hijos
de
la
diosa
Dánu,
madre
tierra,
que
es
tres
y
una,
que
es
vida,
amor
y
compasión,
pero
asimismo
puede
ser
implacable
señora
de
lo
vivo,
propicia
la
fertilidad
y
la
magnanimidad.
Sus
hijos
son
los
poderes
y
guardianes
de
la
naturaleza,
patrones
de
las
emociones
del
hombre,
la
batalla,
el
druidismo
y
el
arte.
Son
los
míticos
primeros
habitantes
de
irlanda,
y
al
ser
desplazados
por
los
mortales
humanos,
se
refugian
el
lagunas,
bosques
y
túmulos,
y
sus
hijos
menores
bajo
la
tierra;
Tuatha
de
Dánan
significa
literalmente
el
“Clan
de
los
hijos
de
Dána”.
39
Cuerno
de
guerra
de
madera
o
bronce,
con
forma
de
S,
su
extremo
superior
tiene la forma de un jabalí, y es del alto de un hombre.
26
Los
remeros
del
barco
dirigieron
con
pericia
al
navío
por
las
accidentadas
costas,
y
encallaron
en
una
pequeña
cueva
por
debajo
de
los
acantilados,
la
erosión
de
un
pequeño
riachuelo
había
horadado
al
acantilado
hasta
convertirse
en
una
cueva
que
llevaba
hacia
arriba,
los
esperaba
un
hosco
hombre
,
moreno
y
con
un
kilt40
que
parecía
recrear
las
pardas
colinas
de
las
islas
circundantes
(era
la
suciedad)
sin
mediar
palabra
los
llevo
a
través
del
pasadizo
natural,
dónde
los
esperaban
algunos
hombres.
Destacaba
el
que
debía
ser
su
líder,
en
su
carro
gálico41,
llevaba
una
torca
de
oro
de
complicado
diseño
y
su
capa
era
sujetada
por
una
fíbula
de
una
manufactura
pasmosa,
complacido
el
hombre
dijo
–Era
de
mi
abuelo,
la
mandó
a
hacer
en
Tara42.–
Junto
con
él
iban
algunos
monjes
errantes,
del
tipo
que
sólo
se
daba
en
el
mundo
celta,
de
una
ascesis
errante
y
evangélica,
en
el
continente,
en
especial
Francia,
sufrían
mucho
por
ser
confundidos
con
los
jorobaítas43,
por
lo
que
su
misión
se
abocó
a
evangelizar
a
escandinavos
y
germanos,
y
crear
monasterios
en
islas
vírgenes.
El
resto
de
la
comitiva
lo
componía
la
Fiana44
del
señor
de
la
región,
junto
con
algunos
Kerns45
y
Ridires46.
–Veo
que
están
en
pié
de
guerra–
comentó
Albano
al
jefe,
que
se
llamaba
Niall
MacFir
–Briain
Boróimhe
se
ha
erigido
como
rey
supremo
de
Irlanda
y
se
apresta
para
expulsar
a
los
invasores
vikingos–
respondió
éste,
–Nos
reuniremos
en
Clontarf
para
expulsarlos
de
manera
definitiva47–
Albano
suspiró
–Al
menos
Kells,
Tara
y
Ardagh
estarán
libres
las
hostilidades
principales–
–Si,
pero
sólo
las
principales,
no
garantizo
falta
de
escaramuzas–
–Eso
lo
daba
yo
por
descontado–
Niall
asintió
–Os
escoltaré
hasta
Monaghan,
de
ahí
os
dejaré
algunos
hombres,
además
de
Finan,
mi
lugarteniente–
un
delgado
hombre
con
mirada
40
Se
le
conoce
como
falda
escocesa,
pero
es
común
al
mundo
celta.
41
Carro
de
combate
y
transporte
celta,
contaba
con
un
ingenioso
mecanismo
para
amortiguar
la
rudeza
del
camino
que
consistía
en
suspender
de
unos
arcos
al
piso
del
carro
mediante
tiras
de
cuero
y
tendón
a
modo
de
resorte.
42
Este
sería
el
famoso
“Broche
de
Tara”
Fíbula
para
capa
del
siglo
VIII,
Tara
es
la
ciudad
más
antigua
de
Irlanda
y
ha
estado
habitada
desde
la
época
de
los
constructores
de
megalitos.
43
Monjes
errantes
que
se
aprovechaban
del
voto
de
hospitalidad
de
los
monasterios.
44
En
gaélico
“banda
de
guerra”
45
En
esta
acepción,
hombres
rasos
que
tiran
jabalinas,
son
eximios
cazadores.
46
En
gaélico
“jinetes”
caballería
ligera
provista
de
lanzas.
47
Esto
es
un
anacronismo,
Brian
Boru
pelea
en
Clontarf
el
año
1014.
27
pícara
se
adelantó,
–Es
listo,
pero
tiende
a
traer
problemas–
se
excusó
Niall
–Es
el
hijo
de
mi
hermana–
Albano
le
dijo
a
Finan
–Con
la
venia
de
tu
señor,
si
me
das
un
problema,
te
privaré
de
tu
descendencia–
Finan
se
apresuró
a
decir
–No
os
daré
ninguno
señor–
tras
lo
cual
añadió
–Al
menos,
ninguno
que
yo
no
pueda
arreglar
a
satifacción–
sonriendo
aventó
una
moneda
de
oro
al
aire
y
la
atrapó
al
vuelo
–En
todo
caso,
nada
de
ello
redundará
en
perjuicio
vuestro–.
Niall
agregó:
–
Os
dejaré
además
algunos
de
mis
hombres
y
al
hermano
Phéadar
para
que
os
haga
de
introductor,
las
gentes
de
aquí
respetan
mucho
a
las
gentes
de
Dios–
el
aludido
sonrió
–Será
un
placer
ayudaros
en
lo
que
pueda–
–Me
siento
honrado–
respondió
Albano,
tras
introducirse
cada
uno
de
los
hombres
de
la
comitiva
de
Albano,
se
aprestaron
para
partir.
Numerosos
Clíathari49
patrullaban
las
calles
de
la
ciudad,
mientras
un
puñado
de
ociosos
Muire
y
Galloglaichs50
se
tomaban
un
descanso,
durmiendo
bajo
las
puertas
de
la
ciudad.
Entretanto
un
granjero
local
fue
a
visitarlos
esa
mañana,
trayendo
consigo
sus
lebreles,
unos
gigantescos
Cú
faolchú51,
cazadores
de
lobos
–y
hombres–
los
mismos
perros
que
cautivaron
al
emperador
romano
48
La
ciudad
y
el
valle
de
Dublín,
respectivamente,
la
ciudad
fue
creada
por
los
vikingos
y
su
nombre
viene
del
gaélico
(Anh
Dubh
Linn
significa
“Un
pantano
Negro”)
49
Milicia
local
de
lanceros.
50
Mercenarios
de
élite,
portaban
equipo
pesado.
51
Wolfhounds
irlandeses,
el
perro
más
grande
del
mundo.
28
Claudio52
y
a
Julio
César53,
aquellos
que
por
su
valor
provocaban
incursiones
vikingas
para
raptarlos,
estos
formidables
canes
eran
casi
tan
altos
como
un
caballo,
de
pelo
lanudo,
largos
pies,
ojos
melancólicos
y
de
pelaje
tanto
gris,
dorado
como
la
miel
o
blanco
como
la
bruma;
era
un
regalo;
según
expresó
el
granjero;
“que
los
mantendrá
fuera
de
problemas
y
les
salvará
el
pescuezo”;
se
llamaban
Cú
Chullain54;
Dána55
y
Wyvern56,
y
eran
en
verdad
magníficos;
Albano
no
sabía
como
responder
ante
tanta
generosidad.
–Cualquiera
que
tenga
las
agallas
para
toparles
en
la
nariz
a
las
sangujuelas
del
norte
necesita
toda
la
ayuda
que
un
hombre
pueda
dar,
iría
yo
mismo,
pero
mi
edad
ya
me
recuerda
que
no
estoy
para
esos
menesteres–
le
respondió
el
granjero,
y
continuó
–Aliméntalos
bien,
preferentemente
con
vikingos–
y
tras
un
apretón
de
manos,
se
despidió.
VIII
Sídh
La
niebla
no
se
separaba
de
la
comitiva
de
Albano;
el
pavimento
daba
paso
al
barro
y
la
resbalosa
hierba,
se
dirigían
por
un
camino
que
serpenteaba
entre
las
colinas,
ríos
y
bosques;
que
los
llevaría
al
pueblo
de
Trím,
donde
pedirían
permiso
para
franquear
sus
tierras,
protegidas
por
la
geasa57
que
daban
ya
no
tanto
Dánu,
la
madre
tierra,
sino
la
costumbre
y
la
precaución
de
los
locales.
A
media
tarde,
mientras
la
dorada
neblina
empezaba
a
clarear
y
el
aire
se
tornaba
más
nítido;
revelando
los
sauzales
bañados
en
oro
y
la
brisa
vestida
de
plata,
vieron
que
el
camino
por
el
que
ahora
avanzaban
era
la
pedregosa
orilla
de
un
estero;
entonces,
se
escuchó
el
débil
tocar
de
unas
cuerdas,
los
caballos
se
detuvieron
expectantes
y
pasados
unos
momentos,
mientras
el
músico
se
iba
acercando,
la
melodía
reveló
su
tono
melancólico,
de
grandeza
perdida,
pero
al
mismo
tiempo
enérgica
y
agresiva,
que
incitaba
al
heroísmo
y
al
sacrifico,
a
la
52
Tácito,
Anales.
53
De
Bella
Gallico,
Julio
César
(Comentario
a
la
Guerra
de
las
Galias)
54
Héroe
mítico
de
Irlanda.
55
“Audaz”
en
gaélico.
56
Tipo
de
dragón
menor,
es
el
origen
de
la
palabra
castellana
“víbora”
57
Prohibición
sagrada.
29
rememoración
de
glorias
pasadas,
al
lamento
de
las
cosas
perdidas,
a
la
determinación
de
luchar
por
un
futuro
brillante.
La
guitarra
zumbaba
en
el
aire,
al
tiempo
que
su
dueño
cantaba:
“Éiríonn
tú!,
éiríonn
tú!,
éiríonn
sibh,
ar
cogadh,
ar
glóir,
sinn
máirseáil,
máirseáil
ar
scrios,
ar
bás,
ar
éag
do
ár
talamh,
ár
teaglach,
ár
muintir,
ár
sinsear.
Glórmhar
bas
an
t'aon
fear
cé
dísli
do
an
talam
seo
aige
sinsear,
máirseal
sibh!,
máirseal
sibh!,
máirseal
sibh,
poblacht
na
hEireann!”
Albano
miraba
con
preocupación
la
escena,
la
guerra
se
acercaba
rápidamente,
y
no
era
improbable
quedar
atrapados
en
medio.
Finan
lamentó
–El
viejo
ciertamente
me
ha
castigado
duro
esta
vez,
me
perderé
de
toda
la
diversión–
–Asno–
masculló
Cador
–No
me
extraña
que
el
viejo
buscara
librarse
de
él–
Cador
no
era
cobarde,
como
capitán,
era
arrojado
y
valiente,
casi
temerario,
pero
sus
años
de
experiencia
le
habían
otorgado
un
sexto
sentido,
el
de
evitarse
problemas
(como
emboscadas,
mutilaciones,
masacres,
batallas
58
En
inglés
la
transcripción
es
más
cercana
“Rise
up!,
rise
up!,
we
rise
for
war,
for
glory,
we
march,
march
to
ruin,
to
death,
to
die
for
our
land,
our
family,
our
folks,
our
ancestors.
Glorious
death
of
the
man
who
dies
for
the
land
whose
ancestors
gave
their
blood,
let’s
march!,
let’s
march!,
let’s
march
people
from
Ireland”
59
Lo
del
bardo
es
verídico,
erraban
solitarios
entonando
una
marcha
de
guerra
(la más conocida Brian Boru’s March).
30
imposibles,
malas
posiciones
tácticas,
heridas
serias,
etc.)
no
se
vive
mucho
tiempo
si
no
se
aprende
a
no
sólo
ganar
una
batalla,
sino
a
sobrevivir
una
guerra,
ese
sexto
sentido
le
decía
que
de
haber
una
batalla
en
las
cercanías
significaría
o
que
los
masacrasen,
o
un
número
de
bajas
inaceptables
para
cualquier
capitán.
Su
número
no
era
lo
bastante
grande
como
para
defenderse,
ni
lo
bastante
pequeño
para
pasar
desapercibidos,
amén
de
que
los
hombre
a
pie
impedían
una
huida
en
esta
tierra
de
llanos
y
colinas
onduladas,
después
de
todo,
Trím
no
se
hallaba
lejos
del
valle
de
Anh
Dubh
Linn,
y
Kells
no
se
hallaba
lo
suficientemente
cerca.
famosa
“Calzada
de
los
Gigantes”
en
el
norte
de
Irlanda.
61
Los
que
no
se
refugiaron
en
los
Túmulos,
se
fueron
con
los
Femorianos
a
las
Islas
bienaventuradas
o
de
las
manzanas
(símbolo
de
vida)
Abhallehanu
(Avalón,
mito
celta
común)
62
Escrito
en
el
Siglo
IX,
su
más
antigua
copia
es
del
Siglo
XI,
es
muy
probable
que
su
escritor
alterase
la
leyenda
original
para
complementarla
con
el
libro
del
Gallaecio
Paulo
Orosio
“Siete
libros
contra
los
Paganos”.
63
Esto,
sumado
a
la
tez
morena
de
los
Irlandeses
llevaron
a
historiadores
Anglosajones a afirmar el origen semita de los Irlandeses.
31
verdadero
nombre
Golam)
invaden
Irlanda,
derrotando
a
Tuatha
Dé
Dánnan
en
Tara,
y
nombrando
la
Isla
Ériu,
por
petición
de
una
de
las
esposas
de
los
reyes
Tuatha
Dé
Dánnan,
que
se
llamaba
así,
o
lanzaría
un
hechizo
contra
ellos.64
Este
era
hogar
de
los
Sídh,
los
Inmortales
Bienaventurados,
que
en
Tara
vivían
en
gloriosos
castillos
indetectables
para
el
hombre
y
bebían
el
dorado
mead65
de
la
inmortalidad,
aquí
Manannan
Mac
Lír66
planeaba
sus
aventuras
y
Dánu
socorría
a
los
mortales,
cuando
clamaban
por
ayuda,
tal
como
lo
hizo
con
Cú
Chullain
Mac
Finn,
de
triste
destino.67
IX
En las colinas de Tara
representado
como
un
bárbaro,
es
el
fundador
de
Mileto,
Massilia
fue
fundada
por
los
Celtas,
y
en
Sicilia
(concretamente
Mesina)
y
el
extremo
Sur
de
Italia,
vivió
un
pueblo
que
se
llamaba
Milesio
(no
confundir
con
los
Mesapios),
supuestos
descendientes
de
Troyanos.
La
invasión
también
tiene
visos
de
verdad,
pues
se
ha
comprobado
que
los
Irlandeses
llegaron
a
la
Isla
a
través
de
la
Península
Ibérica,
a
través
de
las
actuales
Galicia,
Cantabria
y
Asturias
(Galicia
viene
de
Gallaecia,
tierra
de
los
Gael,
Galos;
y
tanto
asturcones
como
cántabros
son
tribus
celtíberas.)
La
Torre
de
Bréogan
no
es
otra
que
las
Columnas
de
Hércules
(Estrecho
de
Gibraltar)
y
Brigantia
es
la
actual
Coruña
donde
desde
antiguo
vivió
la
tribu
celta
de
los
Brigantes.
Todo
esto
es
corroborado
por
Tácito,
Julio
César,
Claudio
Ptolomeo,
Heródoto
(con
respecto
al
parentesco
entre
Escitas
y
Keltoi,
Celtas)
y
Polibio,
así
como
por
las
más
recientes
investigaciones.
Los
griegos
creían
a
los
Celtas
descendientes
de
Hércules.
65
En
Irlanda
el
mead
es
una
variedad
muy
fuerte
de
cerveza
endulzada
con
miel
y
esencias
de
árboles
(enebro,
roble,
sauce).
En
Inglaterra
se
le
conoce
como
Hidromiel.
66
Dios
del
mar,
aventurero
por
naturaleza,
jovial
y
dado
a
ayudar
al
prójimo,
patrón
de
los
navegantes,
a
quienes
socorría
en
caso
de
que
naufragasen,
llevándolos
en
su
barca
a
tierra,
sanos
y
salvos.
67
Triste
en
efecto,
muere
joven
y
traicionado,
teniendo
el
futuro
más
promisorio
dado jamás a mortal alguno, según Dánu.
32
retumbar
de
los
tambores
sacudía
las
colinas,
así
como
el
tronar
de
las
espadas
y
lanzas
contra
los
escudos
de
duras
tablas,
las
cornetas
resonaban
llamando
a
cada
unidad
y
el
galopar
piafar
y
relinchar
de
los
caballos
se
escuchaba
sonoro;
Albano
se
encaminó
con
sus
hombres
a
toda
marcha,
ganase
quien
ganase,
estaban
en
la
ruta
de
huida;
Cador
miró
inquisitivamente
a
su
jefe,
que
asintió,
–Esta
también
es
nuestra
pelea–
–Si,
mejor
ahora,
que
hay
tropas
que
nos
puedan
ayudar,
aunque
se
aleja
de
nuestro
plan
de
evitar
bajas–
–No
tanto,
si
los
Noruegos
ganan
esta
batalla,
estaremos
de
verdad
fritos,
debemos
ayudar
al
señor
de
Tara–
–¡Al
galope,
los
de
a
pié,
agrúpense
en
un
muro
de
escudos
y
refuercen
el
centro,
necesitarán
respaldo
si
sobrepasan
los
flancos!
¡Tú,
Finan,
vienes
conmigo,
no
te
voy
a
quitar
el
ojo
de
encima,
si
te
haces
matar
como
un
idiota,
mearé
en
tu
podrido
cadáver!–
–¡A
la
orden
señor!–
respondió
con
sorna
Finan
–¿Listos?
¡En
marcha!–
vociferó
Albano
y
se
pusieron
al
galope.
Abajo,
el
espectáculo
era
terrible;
más
de
dieciocho
mil
hombres
estaban
dispuestos
en
modo
de
batalla,
los
noruegos
hacían
restallar
sus
lanzas
de
fresno
contra
los
redondos
escudos
vociferando
rítmicamente;
por
el
otro
lado,
una
masa
de
guerreros
gaélicos
vociferaban
enardecidos
sosteniendo
amenazadoramente
sus
espadas
y
lanzas,
levantando
los
escudos
ovalados,
mostrando
las
relucientes
cotas
de
malla
y
haciendo
violentos
ademanes.
Los
noruegos
se
dispusieron
en
Fyrd,68
como
una
falange;
agachándose
un
poco
y
mostrando
solo
las
lanzas
a
través
de
los
escudos,
los
irlandeses
colocaros
sus
lanzas
en
posición
horizontal
y
ladearon
sus
escudos,
algunos
sostuvieron
sus
espadas,
y
sin
previo
aviso
se
lanzaron
como
una
furiosa
tromba
contra
los
vikingos,
que
aguardaban
estáticos,
pero
no
menos
feroces.
Tras
una
primera
resistencia
el
muro
de
lanzas
y
escudos
cedió
frente
a
la
marea
enardecida
y
roja
por
su
sed
de
victoria,
el
plan
era
dislocar
la
compacta
formación
enemiga
y
obligarlos
a
un
combate
individual,
donde
tendrían
ventaja;
el
pasto
se
convirtió
en
barro
y
los
irlandeses
hacían
valer
su
leve
ventaja
numérica,
los
vikingos
eran
exterminados
lenta,
pero
inexorablemente,
tras
el
desconcierto
inicial
lograron
reagruparse,
haciendo
pagar
caro
cada
palmo
de
terreno;
la
zona
más
sangrienta
68
Banda
de
guerra;
también
un
tipo
de
formación
más
conocida
como
“Muro
de
escudos” que recuerda mucho a la falange griega.
33
era
en
una
pequeña
colina
donde
la
guardia
del
jarl69
noruego
resistía
ferozmente,
mientras
los
gruñidos
de
los
hombre
muriendo
inundaban
el
ambiente.
En
esa
colina,
donde
había
pasto,
ahora
había
barro,
allí
donde
había
barro,
se
convertía
en
lodo,
y
en
ese
lodo,
quedaban
atrapados
los
cuerpos
de
los
caídos
empapándolo
en
sangre.
Allí
trepaban
los
grandes
guerreros,
el
hijo
del
señor
de
Tara,
Eoganach,
se
colocó
en
la
primera
línea,
al
frente
de
todos,
y
dando
un
grito
de
júbilo
trepó
a
pié
por
la
colina,
comandando
el
ataque,
mientras
su
padre
se
debatía
contra
tres
vikingos
que
buscaban
botarlo
de
su
caballo;
Eoganach
llevaba
una
espada
bastarda,
de
mano
y
media
y
repartía
tajos
como
un
aluvión
de
acero,
reía
extasiado,
poseído
de
ese
frenesí
y
locura
que
se
apodera
de
los
hombres
de
los
pueblos
antiguos
al
sumergirse
en
la
inhumana
crueldad
de
un
combate
cuerpo
a
cuerpo,
en
lo
personal
de
cada
muerte,
en
la
brutalidad
del
hecho
de
que
debías
matar
a
un
hombre
con
un
trozo
de
metal
afilado,
verlo
y
sentirlo
morir
por
tu
propia
mano,
mientras
ves
como
la
vida
se
le
escapa,
por
más
que
intente
inútilmente
aferrarse
a
ella,
matar
así
para
poder
vivir,
o
te
poseía
esa
malsana
alegría,
o
te
derrumbabas.
Eoganach
estaba
exultante,
parecía
bailar
feliz,
feliz
porque
estaba
vivo,
por
que
sus
enemigos
estaba
muertos,
porque
estaban
ganando,
porque
era
joven
y
era
invencible,
por
que
le
aguardaba
un
futuro
dichoso,
porque
nadie,
salvo
Dios,
le
iba
a
impedir
a
masacrar
a
todos
sus
enemigos
sin
recibir
un
rasguño;
ágil
como
un
gato
montés
saltaba
de
enemigo
en
enemigo;
la
espada
oculta
en
el
barro,
el
pedazo
de
lanza
expuesto,
todo
lo
veía
con
sus
sentidos
agudizados;
tras
un
momento
la
heroica
resistencia
del
Jarl
Olof
probó
ser
inútil
y
los
hombres
victoriosos
levantaros
sus
espadas
al
cielo
gritando
exultantes,
gritando
de
alivio,
de
alegría,
de
dolor,
de
pena,
de
miedo,
de
agradecimiento,
de
emoción,
gritaban.
Un
hombretón
robusto
levantó
en
brazos
a
su
hijo
de
doce
que
portaba
una
lanza
y
lo
subió
a
sus
hombros
mientras
el
chiquillo
levantaba
su
espada
corta
al
cielo,
gritando
de
emoción
y
placer
–La
muerte
violenta
no
impresionaba
a
quienes
convivían
con
ella–
en
la
colina,
un
joven
lanzó
su
espada
al
cielo
gritando
y
la
recogió
al
vuelo,
mientras
otro
hombre,
bajo
y
ancho,
un
veterano
moreno
y
curtido,
de
nariz
chata;
le
alborotaba
el
pelo
y
lo
sacudía
con
fuerza;
el
novato
había
sobrevivido
–
69
Título
honorífico
escandinavo,
“gran
señor”.
34
y
ganado–
su
primera
batalla.
Pero
no
todo
era
celebración,
de
los
hombres
a
pié,
con
suerte
quedaban
mil
quinientos,
la
caballería
quedó
reducida
a
la
mitad,
y
los
heridos
que
gemían
y
se
retorcían
como
gusanos
en
el
fango
eran
miles,
ninguno
de
los
cuales
tenía
una
esperanza
de
sobrevivir.
Los
monjes
se
paseaban
entre
el
macabro
espectáculo
junto
con
los
sacerdotes,
dando
la
extremaunción
y
cerrando
los
ojos
a
los
caídos.
Se
necesitaría
todo
un
día
para
recoger
a
los
muertos,
los
propios,
para
inmolarlos
en
una
pira,
se
necesitarían
a
todos
los
hombres
sanos
para
la
tarea.
Los
vikingos
serían
pasto
de
las
aves,
así
sirviese
de
escarmiento.
Era
de
noche
y
el
crepitar
de
las
llamas
sonaba
lastimero;
el
lúgubre
silencio
fue
interrumpido
por
el
triste
lamentar
de
una
gaita;
las
llamas
mostraban
las
caras
distorsionadas
de
los
hombres,
antes
eufóricos,
a
la
vera
del
llanto.
El
entusiasmado
aullar
de
los
lobos
resonaba
a
lo
lejos;
la
cena
estaba
servida
y
era
abundante.
En
las
tristes
caras
se
asomó
una
nueva
emoción:
rabia,
rabia
contra
quienes
invadieron
su
tierra
para
saquear
y
robar,
rabia
para
quienes
habían
colocado,
a
padres,
hijos,
hermanos,
amigos,
compañeros,
en
una
tumba
a
destiempo
e
improvisada,
rabia
para
con
quienes
les
habían
arrebatado
a
sus
seres
queridos
antes
de
tiempo,
el
sollozo
contenido
y
las
maldiciones
masculladas
crepitaron
como
las
llamas
de
la
gigantesca
pira
funeraria,
último
reposo
de
casi
diez
mil
hombres,
condenados
a
una
tumba
sin
nombre.
Los
monumentos
y
las
canciones
se
encargarían
de
honrarlos.
X
35
Kells
Los
hombres
se
hallaban
malhumorados
y
entumecidos
cuanto
divisaron
la
fortaleza
de
Kells,
construida
sobre
un
viejo
Curragh70,
siguiendo
un
patrón
de
arquitectura
toledano,
es
decir,
mampostería
románica
con
toques
locales;
el
toque
local
más
apreciable
es
la
torre,
toda
fortaleza
o
puesto
militar
celta
siempre
posee
en
su
centro
una
altísima
y
fortísima
torre
que
era
tanto
el
centro
de
mando
como
de
observación.
Un
labriego
de
mirada
triste
fue
informar
a
su
señor
de
los
visitantes;
tras
lo
cual
el
señor
de
la
fortaleza
vino
a
recibirlos;
–Tengo
entendido
que
buscáis
hablar
con
Eoganach
O’Fhir–
Albano
levantó
una
ceja
al
escuchar
el
apellido
–¿del
clan
de
“un
hombre”?–
–Deuda
de
sangre
pendiente–
dijo
el
señor
de
Kells
–No
tan
grave
como
para
ocultar
un
origen
noble,
veo–
comentó
Albano
–Es
más
una
formalidad,
nadie
puede
reclamar
por
un
hombre
bajo
mi
protección
si
su
nombre
no
es
el
del
deudor,
ni
incluirme
a
mí
en
la
deuda
de
no
tener
pruebas
concretas–
Albano
asintió
–Un
duelo
entre
nobles,
a
juzgar
por
la
tenacidad
de
los
persecutores–
–Pero
él
no
fue
el
duelista,
fue
el
que
le
dio
refugio
y
asistencia
al
duelista
en
cuestión–
–¿Puedo
saber
quién
era
el
duelista?–
–Eoganach
nunca
me
dijo
su
nombre,
pero
sé
que
en
el
continente
se
le
conoce
como
Juan
Escoto
Eriúgena–.
Albano
soltó
una
carcajada
–Ahora
lo
veo
claro–
se
le
vino
rápidamente
a
la
cabeza
el
desprecio
que
sentía
Eriúgena
por
la
corte
del
rey
franco,
y
lo
no‐
irlandés
en
general,
lo
mucho
que
suspiraba
por
su
isla
y
el
por
qué
se
hacía
llamar
por
el
mote
que
le
pusieron
los
francos
en
vez
del
propio;
huyendo
de
la
deuda
de
sangre,
se
exilió
y
cambió
el
nombre,
a
un
lugar
donde
el
asesinato
de
un
erudito,
era
pena
gravísima,
y
la
deuda
de
sangre
se
solucionaba
de
manera
más
civil.
Después
de
todo,
como
maestro
de
la
escuela
palatina,
estaba
bajo
la
70
Fortalezas
celtas
conocidas
como
“Hill
Forts”
En
la
que
una
colina;
natural
o
artificial,
constituye
el
principal
medio
de
defensa;,
al
que
s
le
agregan
varios
anillos
de
terraplenes,
fosos,
trapas
y
empalizadas.
El
uso
de
la
altura
geográfica
como
recurso
defensivo,
será,
en
Europa
occidental,
exclusivo
de
los
pueblos
celtas;
Eran
difíciles
de
detectar,
puesto
que
se
mimetizaban
con
el
entorno.
El
ejemplo
más
monumental,
hoy
perdido,
fue
la
ciudadela
de
Alesia;
un
complejo
de
más
de
60
Km.
cuadrados
completamente
mimetizado
de
unos
30
a
20
metros
de
altura
y
5
anillos
de
empalizadas,
fosos
y
terraplenes
sucesivos,
sumados
a
un
bosque
artificial
y
pantanos
artificiales.
36
protección
del
emperador,
y
podía
pedir
ser
juzgado
bajo
el
derecho
romano,
o
bajo
el
derecho
franco,
que
el
permitía
usar
del
tesoro
real
para
pagar
la
deuda,
que
habrían
de
aceptar
los
ofendidos
de
manera
obligatoria.
Albano
se
secó
las
lágrimas
y
le
preguntó
al
señor:
–Disculpad,
no
nos
hemos
introducido;
Albano
de
Asturias,
para
servirle–
–Padraig
O’Conchobar,
al
suyo–
–Creo
que
como
patrocinador
de
Eoganach
MacFhir
nos
podría
dar
una
prenda
que
certifique
nuestra
fiabilidad,
después
de
todo,
nunca
se
es
demasiado
precavido–
–Ciertamente–
comentó
Padraig
–Mientras
tanto
si
queréis,
podéis
hospedaros
en
mi
Oppidus–.
Al
entrar,
Albano
notó
que
la
guardia
iba
ataviada
al
modo
romano,
con
la
singularidad
de
que
el
equipo
era
de
una
época
antiquísima;
Cassis
Coolus,
Montefortino,
e
Imperial
Gallico71,
Scutum
íberos72,
Gladius
Hispánico,
Falcata,
Sica
y
espadas
Celtíberas
al
cinto;
Gaesum
Gallico73
como
venablos,
y
cota
de
malla
Hamata74,
parecían
réplicas
de
las
legiones
republicanas
tardías,
excepto
por
lo
barbados
y
la
ropa
bajo
el
equipo,
y
las
capas
con
broches
dorados;
Albano
recordó
que
Padraig
había
llamado
al
lugar
un
Oppidus,
en
vez
de
Curragh;
ciertamente
era
Filo‐Latino,
y
erudito
por
afición;
pero
el
equipo
de
su
guardia
parecía
autentico,
y
esas
cosas
no
se
conseguían
en
la
nunca
dominada
Irlanda
Padraig
debió
adivinar
sus
pensamientos
pues
comentó:
–Hace
ya
muchísimos
años,
mi
antepasado
Brennar
recibió
a
unos
emisarios
de
una
tal
República
de
Roma;
en
ese
entonces
él
era
un
gran
señor;
y
los
romanos
parecían
interesados
en
hacer
contacto,
Brennar
los
despidió
tras
agasajarlos,
quedando
los
emisarios
vivamente
impresionados
por
sus
lebreles;
años
mas
tarde,
sus
bisnieto
Conchobar
recibió
una
segunda
embajada,
esta
vez
de
un
Imperio
Romano,
el
parecido
entre
ambas
embajadas
era
tal,
que
Conchobar
concluyó
que
eran
la
misma
cosa,
además
sabía
que
su
emperador
había
conquistado
los
reinos
del
sur
de
la
Isla
Grande,
montado
en
una
71
Cascos
de
las
legiones
romanas,
copiados
de
los
galos
ligures,
los
Coolus
y
Montefortinos
son
de
bronce,
y
el
Imperial
Gallico
es
el
archiconocido
casco
de
hierro
de
las
legiones
imperiales.
72
El
gigantesco
escudo
oval
que
ocupaban
las
tribus
de
la
península
ibérica
luego
usado
por
los
legionarios
republicanos
y
tropas
auxiliares.
73
Venablo
ligur
hecho
casi
completamente
de
hierro,
antepasado
de
la
plumba,
dardo
empleado
por
las
legiones
tardías.
Se
dejó
de
ocupar
por
las
legiones
después
de
Cannae.
74
Copia
romana
del
Hauberk,
cota
de
malla
ligera
37
formidable
bestia
de
piedra
del
tamaño
de
una
montaña;
queriendo
congraciarse
con
tal
poderoso
señor,
regaló
sus
mejores
lebreles
y
caballos
a
su
Imperator
Claudio;
el
cual
al
ver
los
lebreles
quedó
tan
agradecido
e
impresionado
que
ordenó
una
tercera
embajada,
con
esplendidos
regalos,
entre
los
cuales
se
contaban
estas
armas.–
–Realmente
interesante,
¿Es
antiguo
este
emplazamiento?–
–El
sitio
lo
es;
las
construcciones
se
van
sucediendo,
Kells,
por
su
posición,
se
ve
muy
expuesta
a
los
vaivenes
de
la
guerra,
está
a
mitad
de
todo;
entre
los
reinos
del
norte,
los
pantanos
del
noroeste,
la
costa
de
Dublín
y
los
reinos
del
Sur,
exceptuando
Corcaigh.
Kells
controla
a
ruta
que
una
a
las
grandes
ciudades
del
interior;
y
esta
bien
conectada
con
los
puertos
del
este;
es
un
botín
codiciado
y
el
lugar
ha
sufrido
numerosos
embates.
Tras
dejar
pacer
a
los
caballos
en
los
establos;
Padraig
condujo
a
Albano
al
subterráneo
de
la
fortaleza;
en
ese
lugar
habían
sido
guardados,
y
lo
eran
muchos
todavía,
los
grandes
tesoros
y
reliquias
de
Irlanda:
broches,
fíbulas,
cálices,
libros,
códices
miniados,
joyas,
armas,
arte
sacro,
instrumentos,
torcas
y
esculturas;
los
escritos
más
antiguos
del
país
se
hallaban
ahí;
era
un
lugar
mucho
mejor
dotado
que
Ardagh,
pero
también
un
lugar
mucho
más
obvio
para
buscar
documentos
sensibles;
además
Ardagh,
en
su
posición
de
avanzada,
se
hallaba
bajo
un
control
férreo
tanto
militar
como
administrativo,
y
los
documentos
de
valor
estratégico
se
hallaban
allí,
aunque
eso
sólo
lo
supiesen
las
altas
esferas
de
la
isla.
Cador
se
adelantó
a
Albano
y
le
preguntó:
–¿MacFhir?
Pensé
que
era
noble75–
–Lo
es,
pero
no
quería
que
se
desprendiese
que
hablaba
del
mismo
hombre–
–Eso
no
engaña
a
nadie–
–No
pero
no
da
pruebas
concluyentes
de
que
sea
la
misma
persona,
no
lo
suficiente
como
para
incluirnos
en
la
deuda
de
sangre–
–Estos
tipos
están
locos–
dijo
Cador
–Un
poco,
y
perdonable,
excepto
la
obstinación
y
fanatismo
con
el
que
llevan
sus
deudas
de
sangre,
por
lo
demás,
no
vinimos
a
buscar
a
sujetos
que
estén
en
sus
cabales,
¿o
sí?–
Cador
se
rascó
la
cabeza
dudando
–Servirán
para
soldados,
pero,
¿no
será
una
mala
ralea
para
75
O’Fhir
es
“del
clan
de
un
hombre”
y
MacFhir
es
“hijo
de
un
hombre”;
el
primer
título indica nobleza.
38