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Salvando Europa

Pedro Vial Ulloa

Una-epopeya-acerca-de-un-ebento-que-nunca-sucedioo


Radiografia de los primero anos de Europa

Idea original y escrito por Pedro Vial Ulloa













Para
mi
familia,
esperando
indulgencia
en
este,
mi
primer
intento.





















 1


Primera
introducción,
agradecimientos
y
explicaciones


En
 un
 principio
 pensé
 que
 con
 el
 prólogo
 bastaría,
 pero
 releyendo
 lo
 que

escrito
 considero
 necesario
 hacer
 algunas
 aclaraciones
 y
 primeros

agradecimientos.

Mis
primeros
agradecimientos
van,
primero;
a
mi
madre,
mi
primera
editora

y
consejera
(sugirió
el
uso
abundante
de
pies
de
página,
el
glosario
y
el
ahorrar

paréntesis,
 mi
 herramienta
 más
 querida);
 segundo
 a
 mi
 abuela
 Gabi,
 segunda

gran
editora
y
mi
padre,
cuyo
apoyo
fue
más
entusiasta
de
lo
que
creía,
no
sólo

siendo
 indulgente,
 sino
 comprendiendo
 lo
 que
 quise
 plasmar
 con
 el
 texto,
 esto

fue,
quizá,
el
reconocimiento
más
grato
que
tuve,
el
elogio
de
mi
padre.

Se
 notará
 que
 en
 esta
 obra
 hay
 un
 tono
 despectivo
 cuando
 se
 habla
 de
 los

germanos;
 desprecio
 que
 no
 comparto,
 pero
 que
 mi
 personaje,
 un
 hispano

romano,
 seguramente
 sentiría.
 Ahora,
 bien
 es
 cierto
 que
 me
 son
 mucho
 más

afines
 y
 queridos
 los
 pueblos
 que
 ocuparon
 antiguamente
 los
 territorios
 que

éstos
 invadieron.
 Aún
 así,
 las
 únicas
 invasiones
 germanas
 que
 me
 parecen

realmente
 nefandas,
 son
 la
 vándala,
 hérula,
 alana
 y,
 en
 menor
 medida,
 la

anglosajona.

Pero,
a
rasgos
generales,
las
invasiones
germánicas
fueron
un
proceso
obvio,

inevitable
 y
 ciertamente
 necesario,
 que
 a
 la
 larga
 (y
 no
 tan
 a
 la
 larga)
 trajo

grandes
 beneficios,
 a
 una
 Europa
 que
 se
 asfixiaba
 bajo
 un
 imperio
 anquilosado

que
 se
 devoraba
 a
 si
 mismo
 en
 un
 esfuerzo
 por
 durar
 a
 toda
 costa,
 un
 imperio

demasiado
grande
y
caro,
para
todos.

Mi
 primer
 propósito
 es,
 mediante
 un
 argumento
 del
 todo
 fantástico,

presentar
 un
 cuadro
 vívido
 de
 culturas
 que
 son
 desconocidas
 para
 la
 mayor

parte
de
la
gente,
culturas
que
duraron
más
que
Roma,
pero
al
final
se
vieron
casi

todas
desaparecidas,
es
un
intento
de
pintar
una
galería
de
cuadros,
que,
a
modo

de
 instantáneas,
 den
 un
 breve
 reflejo
 de
 la
 vívida
 historia,
 cultura,
 época
 y

espíritu
de
estos
pueblos
que
son
nuestros
ancestros,
pero
que
hemos
relegado

al
olvido,
despreciándolos
y
olvidándolos
por
ser
bárbaros
y
vencidos.


En
los
últimos
años,
ha
resurgido
el
interés
por
estos
pueblos;
en
especial
el

interés
por
la
cultura
celta
se
ha
reavivado,
pero,
otra
vez,
su
interpretación
ha

sido
el
querer
ver
en
ellos
los
ideales
actuales;
a
decir
verdad,
este
nuevo,
“celtic

revival”,
es
lo
peor
que
le
puede
suceder
a
los
restos
de
esta
cuasi
civilización,
el

esoterismo,
 chabacanería,
 comercialidad
 y
 falta
 absoluta
 de
 seriedad
 o
 respeto

por
 la
 verdad
 puede
 que
 acabe
 con
 lo
 poco
 que
 logró
 sobrevivir
 al
 dominio

inglés.


Este
 es
 el
 segundo
 punto
 que
 me
 preocupa,
 lo
 que
 hoy
 pasa
 por
 novela
 de

ficción
 histórica,
 (o
 aún
 novelas
 infantil‐juveniles)
 ha
 ido
 cambiando
 a
 rumbos

cada
vez
más
siniestros
y
perniciosos,
lo
que
antes
era
una
manera
de
acercar
la

historia
al
lector,
mediante
una
historia
humana,
con
telón
de
fondo
un
episodio

histórico;
ha
pasado
a
ser
el
manipular
el
telón
de
fondo
histórico
para
crear
una

visión
 del
 pasado,
 y
 de
 los
 protagonistas
 de
 la
 historia,
 que
 justifique
 nuestros




 2


valores
actuales
(o
falta
de
valores).
Siendo
los
principales
la
libertad
sexual,
el

desprecio
 o
 abierto
 odio
 por
 la
 Iglesia
 Católica
 o
 cristianismo
 en
 general,
 y
 la

destrucción
de
la
familia
y
valores
tradicionales,
instrumentos
de
obscurantismo,

represión,
intolerancia
y
control.
Como
católico
me
duele
que
un
desconocido
me

insulte
a
mí
y
a
mis
creencias,
y
como
lector
me
parece
de
franco
mal
gusto,
una

puñalada
a
la
calidad
literaria.

Ya
 que
 están
 tan
 de
 moda
 los
 celtas,
 ilustraré
 mi
 punto
 con
 ellos.
 Se
 ha

querido
 ver
 en
 los
 celtas
 a
 “el
 hombre
 ambientalista”
 “el
 místico
 pagano”
 un

collage
de
neo‐paganismo
y
ambientalismo
que
no
tiene
pies
ni
cabeza,
y
que
no

resiste
 análisis
 alguno.
 Se
 ha
 creado
 una
 visión
 del
 britano
 “conectado
 con
 la

naturaleza,
 que
 busca
 preservar
 su
 sabiduría
 mistérica
 (léase:
 los
 druidas)

contra
 el
 opresor
 cristianismo,
 que
 convierte
 a
 los
 hombres
 libres,
 ligados
 a
 la

naturaleza,
y
de
grandes
conocimientos,
a
ignorantes
gusanos”.
En
una
palabra,

los
primeros
pueblos
de
Europa
vienen
a
ser
los
profetas
del
New
Age,
así
como

Roma
 lo
 fue
 de
 la
 sociedad
 tecnócrata.
 
 Ninguno
 de
 esos
 pueblos
 siquiera

conocían
estos
conceptos,
y
mucho
menos
los
aceptarían.
Convertir
el
acontecer

humano
 en
 caricatura,
 excusa
 y
 pretexto
 ha
 sido
 la
 causa
 de
 las
 grandes

atrocidades
del
siglo
XX.

Quiero
entonces,
mediante
esta
obra,
encaminar
el
sano
y
natural
deseo
de
la

gente
 de
 saber
 más,
 de
 saber
 de
 dónde
 venimos,
 cuáles
 fueron
 nuestros

ancestros,
que
ha
sido
del
acontecer
humano,

en
dirección
a
la
verdad,
despertar

la
curiosidad
y
el
deseo
de
buscar
honesta
y
seriamente
la
verdad,
el
pasado,
y

saber
 valorarlo
 y
 no
 encaminarlo
 a
 la
 consecución
 del
 éxito
 comercial,

combinando
es
curiosidad
por
saber
con
el
morbo
casi
animal
por
lo
oculto,
que

leer
 vuelva
 a
 ser
 un
 placer
 liberador,
 no
 un
 oscuro
 callejón
 donde
 se
 arrastran

teorías
tortuosas
y

un
odio

enmascarado.

Ahora
 vienen
 las
 disculpas;
 en
 esta
 obra
 me
 he
 tomado
 varias
 licencias

históricas,
primero,
no
quise
precisar
la
fecha,
(a
la
gente
del
medioevo
nunca
le

tuvo
mucho
cuidado
y
creo
que
dar
una
fecha
determinada
no
me
aporta
nada
y

mas
bien
me
restringe)
pero
el
tiempo
lo
podemos
situar
en
un
muy
extendido

reinado
 de
 Carlomagno,
 a
 mediados
 del
 siglo
 IX
 (época
 de
 su
 hijo
 Lotario)
 He

colocado
eventos
y
personajes
anteriores
o
posteriores;
Juan
Escoto
es
del
siglo

X
al
XI,
lo
mismo
Briain
Boroimhe.
Lo
que
hago
pasar
aquí
por
irlandés
antiguo

no
 es
 más
 que
 una
 brutal
 simplificación
 de
 la
 sintaxis
 del
 irlandés
 moderno,

tratando
de
quitarle
todo
elemento
de
influencia
inglesa
y
hacerlo
un
poco
mas

tosco
 y
 arcaico
 en
 la
 construcción
 de
 palabras.
 Asimismo
 me
 he
 tomado

libertades
 con
 la
 labor
 de
 los
 Missi
 Dominici.
 Espero
 que
 logren
 perdonarme

algunas
imprecisiones,

y
que
la
obra
les
guste.




 3




















Pedro
Vial
Ulloa




 4


Prólogo

En
 la
 presente
 obra
 me
 he
 propuesto
 hacer
 un
 ejercicio
 de
 ficción

histórica,
 salvando
 de
 su
 destrucción
 a
 las
 civilizaciones
 de
 la
 primera
 Europa,

que
 tras
 la
 caída
 del
 Imperio
 Romano
 tuvieron
 un
 breve
 período
 de

florecimiento:
Celtas,
Vascones,
Iberos,
Baltos,
Tracios
y
Dacios.
Me
centraré
en

los
 Celtas
 Británicos
 Gaélicos,
 pues
 son
 la
 única
 civilización,
 parafraseando
 a

Toynbee,
que
fue
abortada
en
pleno
florecimiento,
nótese
que
ya
no
digo
cultura,

sino
civilización;
en
efecto,
tras
la
caída
del
Imperio
Romano,
Irlanda
y
Escocia
se

erigieron,
pese
a
ser
extrarromanas
(nunca
fueron
parte
del
imperio,
ni
se
vieron

sujetos
a
él)
en
capitales
de
la
cultura,
capital
de
las
artes
y
de
las
ciencias,
cuna

de
 filósofos,
 teólogos
 y
 literatos
 de
 extraordinaria
 genialidad,
 cuna
 del
 primer

monacato
occidental
bárbaro,
en
siglo
VI,

evangelizadores
del
Norte
de
Europa
y

sublimes
 artistas.
 Su
 concepción
 artística
 y
 teológica
 moldeará
 todo
 el

pensamiento
 medieval
 y
 barroco,
 dándole
 un
 espléndido
 colorido,
 un
 toque
 un

tanto
 exótico,
 siendo
 ellos,
 en
 Europa,
 los
 únicos
 que
 podían
 denominarse

“indígenas”
de
Europa,
habitada
por
ellos
desde
el
milenio
IV
antes
de
Cristo.


Quise,
 mediante
 esta
 obra,
 difundir
 un
 interés
 por
 una
 cultura
 con

similitudes
 tan
 grandes
 con
 la
 nuestra,
 profeta,
 en
 cierto
 modo,
 de
 nuestro

propio
 futuro;
 culturas
 de
 un
 milenario
 y
 gigantesco
 aporte,
 que
 producto
 del

desprecio
 de
 la
 historiografía
 clásica
 los
 han
 reducido
 a
 meras
 notas
 a
 pié
 de

página
 en
 la
 historia
 de
 Europa,
 que
 ellos
 crearon,
 quedando
 meros
 datos

anecdóticos.



En
cierta
medida
persiste
ese
desprecio
por
estos
pueblos
“bárbaros”
que

ajenos
a
el
domino
grecorromano,
no
podían
producir
nada,
pues
no
habían
sido

“civilizados”
erigiendo
a
lo
grecolatino
como
única
fuente
de
cultura
y
saber.
El

alfabeto
tartesio
es
más
antiguos
que
el
griego,
entre
la
lista
de
sus
aportes
a
la

ciencia
están
la
domesticación
del
caballo,
la
cota
de
malla,
el
barco
velero
(que

no
 usa
 de
 remos
 más
 que
 para
 emergencias),
 el
 arado
 de
 hierro
 con
 rueda,
 el

equipo
 de
 las
 legiones
 romanas,
 las
 fortificaciones
 en
 altura
 y
 la
 domesticación

del
 muflón
 europeo;
 además
 la
 ingeniería
 para
 sanear
 pantanos
 y
 crear

corredores
flotantes
para
transportar
ganado
se
la
debemos
a
ellos.


Por
otro
lado,
esto
pueblos
nunca
estuvieron
ajenos
al
mundo
grecolatino,

la
frontera,
más
que
aislar,
era
la
superficie
de
contacto
para
un
rico
intercambio

comercial
y
cultural
que
duró,
aproximadamente
hasta
el
siglo
V
de
nuestra
era.

Que
los
15000
años
de
historia
de
los
primeros
pobladores
de
Europa
no
se
vea

obscurecida
por
esa
imagen
del
hombre
mono,
muerto
de
frío,
mirando
el
fuego,

el
hombre
siempre
es
el
mismo,
con
sus
inquietudes,
su
incesante
curiosidad,
su

titánica
 lucha
 en
 búsqueda
 de
 la
 inmortalidad,
 no
 por
 nada,
 es
 en
 las
 zonas
 de

esos
 pueblos
 bárbaros,
 y
 son
 ellos
 mismos
 quienes
 erigen
 los
 primeros

monumentos
perdurables
de
la
Humanidad.


Dicen
 que
 la
 civilización
 sólo
 se
 da
 en
 la
 Civitas,
 pero
 se
 olvida
 que
 la

Civitas
 no
 es
 el
 lugar
 físico,
 ni
 sus
 construcciones
 o
 infraestructura;
 sino
 el

ambiente
 de
 interacción
 humana
 en
 la
 que
 el
 individuo
 alcanza
 su
 potencial,
 y

bajo
esa
definición,
muchos
de
estos
pueblos
“bárbaros”

poseían
ya
la
Civitas.




 5


I

Voces
en
la
niebla.



En
 la
 fría
 y
 espesa
 niebla
 se
 escuchaban
 murmullos,
 voces
 humanas
 que

profanaban
el
silencio
impuesto
por
una
naturaleza
inhóspita.
En
las
frías
rocas

de
una
isleta
perdida
en
el
Mar
del
Norte;
invisibles
bajo
el
velo
de
la
niebla,
dos

hombres
 vigilaban
 las
 agonizantes
 brasas.
 Ambos
 hombres
 eran
 de
 contextura

similar;
 morenos
 y
 delgados,
 de
 pelo
 oscuro
 y
 barba
 escasa;
 sin
 embargo,
 sus

actitudes
no
podían
ser
mas
diferentes:
mientras
uno
se
hallaba
encorvado
sobre

las
 brasas,
 buscando
 algo
 de
 abrigo,
 el
 otro
 reposaba
 plácidamente
 sentado

sobre
 la
 fría
 losa
 de
 basalto,
 mirando
 con
 avidez
 un
 pescado
 colocado
 en
 un

maltrecho
 asador;
 este
 último
 sé
 estiró,
 y
 bostezando
 le
 dijo
 a
 su
 compañero:









–¡Ahh,
que
bueno
es
volver
a
un
clima
más
razonable!
tras
dos
semanas
de
esa

maldita
calma
chicha,
con
su
sol
abrasador,
vuelvo
a
sentir
el
frescor
del
viento
y

el
 manto
 protector
 de
 la
 niebla–
 el
 otro,
 visiblemente
 malhumorado
 le
 dijo:












–Estás
completamente
loco,
este
tiempo
es
horrible,
no
sé
como
se
puede
vivir
en

ésta
 tierra
 donde
 no
 sale
 el
 sol,
 llueve
 dos
 de
 cada
 tres
 días
 y
 el
 resto
 hiela
 o

graniza–.
El
irlandés,
pues
de
allí
era
de
donde
venía,
replicó
divertido:


–Pues
de

dónde
 yo
 vengo
 llueve
 cuatro
 días
 de
 cada
 tres–
 
 
 –Es
 por
 eso
 que
 estáis
 todos

locos–
dijo
su
interlocutor,

–Nadie,
salvo
quienes
han
perdido
la
cabeza
vivirían

en
un
lugar
así,
acaso
gusanos
que
se
queman
de
sólo
ver
el
sol–


–A
ver,
a
ver

¿Tan
 pronto
 nos
 estamos
 arrepintiendo?–
 preguntó
 el
 irlandés
 
 –¡Ja!–
 
 bufó
 el

otro

–Cuando
veamos
algunos
vikingos
veremos
quién
salta
a
las
faldas
del
otro



–No
a
las
mías,
eso
te
lo
aseguro–

dijo
el
irlandés,

–Pero
puedes
saltar
a
las
de

Kinnon,
 es
 escocés,
 y
 todos
 los
 escoceses
 llevan
 puesta
 una–
 
 
 –Te
 oí–
 dijo

Kinnon,
que
se
hallaba
atendiendo
el
llamado
de
la
naturaleza,
unos
metros
más

adelante,


–¿Quieres
repetírmelo?–


–N‐no
gracias–

dijo
Finnan,
el
irlandés,
que


se
 hallaba
 francamente
 asustado;
 La
 espada
 de
 dos
 metros
 del
 escocés
 no
 era

cosa
 de
 broma,
 y
 Kinnon
 tenía
 un
 particular
 sentido
 del
 humor,
 que
 solía

manifestarse
en
su
broma
favorita,
que
era
atizarle
a
los
infortunados
bromistas

con
 el
 lado
 plano
 de
 la
 espada,
 aunque
 a
 veces
 se
 equivocaba
 (con
 resultados

previsiblemente
sanguinolentos);
era
la
única
broma
que
conocía,
y
le
hacía
una




 6


gracia
inmensa.
Kinnon
se
fue

a
sentar
con
los
otros
dos
y
le
preguntó
a
Finan,

que
 se
 hallaba
 ahora
 encorvado
 sobre
 el
 pescado
 con
 mirada
 atenta
 –¿Ya
 está

listo?–
 
 –Falta
 poco–
 contestó
 Finan
 –Maldición–
 lamentó
 el
 escocés,
 –¡Si
 aquí

hasta
 los
 peces
 se
 mueren
 de
 hambre!–
 –Si,
 basta
 ver
 la
 merluza
 que
 pescaste,

¿eh
 Finan?–
 respondió
 con
 sorna,
 Iñaki,
 el
 vasco
 que
 odiaba
 el
 frío,
 pero
 por

sobre
todo,
empezaba
a
odiar
esta
misión.



Aquí
 cabe
 una
 nota
 explicatoria;
 éstos
 tres
 hombres,
 Finan,
 Iñaki
 y

Kinnon,
más
un
cuarto
hombre
que
roncaba
profundamente
en
vez
de
vigilar
el

bote;
 eran
 parte
 de
 una
 avanzadilla
 para
 buscar
 algún
 islote
 que
 sirviera
 de

abrigo
a
los
barcos;
los
mandaron
a
los
cuatro
en
una
cormagh1
a
inspeccionar

una
zona
que
parecía
algo
más
que
agua
y
que
no
constaba
en
los
rudimentarios

planos
 de
 navegación.
 Desde
 un
 principio
 los
 cuatro
 resultaron
 decepcionados,

pues,
de
haber
algún
islote,
seguramente
estaría
pelado
como
el
culo
de
un
galés,

y
 vaya
 que
 habían
 varios
 en
 la
 expedición.
 Concluyeron
 al
 poco
 rato
 que
 estos

islotes
 estarían
 seguramente
 desprovistos
 de
 cualquier
 clase
 de
 abrigo
 y

alimento,
puesto
que
no
se
escuchaba
ave
marina
alguna.



Pero,
 ¿Qué
 expedición
 era
 ésta?
 ¿Quiénes
 la
 formaban,
 qué
 buscaban
 y

cuántos
 eran?
 Retrocedamos
 al
 principio
 de
 ésta
 historia,
 que
 empieza
 en

Francia,
y
comenzó
con
la
ultima
confesión
de
un
hombre
al
que
iban
a
decapitar.


II


Confesiones
de
un
hombre
muerto.


Petroc
 se
 sabía
 condenado
 y
 aguardaba
 su
 muerte
 pacientemente,



resignado
a
su
suerte.
Por
eso
le
sorprendió
que,
al
abrirse
la
puerta,
no
entrara

su
verdugo,
sino
un
hombre
que
a
todas
luces
parecía
un
noble.
Era
de
mediana

edad,
 su
 pelo
 aún
 no
 encanecía
 y
 poseía
 una
 mirada
 firme
 y
 serena.
 
 Iba
 bien

vestido,
aunque
sus
ropas
tenían
un
aire
extranjero,
insular,
quizá.

Éste
hombre

ingresó,
cerró
la
puerta
y
sin
más
preámbulos
le
dijo
en
bretón2:
–Maese
Petroc,

por
 favor,
 no
 se
 levante,
 estoy
 aquí
 
 como
 un
 particular
 interesado
 en
 hacerle



























































1
Pequeño
bote
de
cuero
originario
de
Irlanda,
que
se
usaba
para
pescar.

2
Lengua
céltica
de
la
Bretaña
francesa.




 7


algunas
preguntas–

–No
voy
a
responderle
nada
a
un
siervo
de
palacio–
espetó

Petroc
 
 –Así
 que
 vaya
 y
 dígale
 al
 verdugo
 que
 ya
 estoy
 listo–
 El
 extraño
 sonrió






–Yo

no
soy
súbdito
del
emperador,
y
sus
intereses
no
son
los
míos–

–¿Y

cómo

pudo
 usted
 obtener
 esta
 visita?–
 Petroc
 sospechaba
 que
 podía
 tratarse
 de
 una

trampa
 –Oh,
 verá,
 los
 funcionarios
 de
 palacio
 están
 muy
 mal
 pagados,
 ya
 sabe,

por
la
falta
de
monedas,
y
sobre
todo,
de
oro–
el
extraño
hizo
relucir
un
par
de

brillantes
monedas
de
oro–


–Ajá,
ya
veo
¿Y
que
es
lo
que
quiere
de
mí?–

–Tengo

un
 interés
 personal
 acerca
 de
 ciertos
 asuntos
 de
 los
 que
 usted
 podría
 estar

informado
 mejor
 que
 yo,
 según
 me
 han
 contado–
 Petroc
 parpadeó
 y
 se
 quedó

mirando
 al
 desconocido,
 sin
 saber
 a
 que
 diablos
 se
 debía
 tanta
 circunspección;

una
descabellada
idea
le
bullía
en
la
mente,
pero
¿cómo
el
iba
a
saber…?
Por
otra

parte,
el
extraño
le
desconcertaba,
su
bretón
era
excelente,
pero
lo
hablaba
con

un
 deje
 extranjero,
 pero
 no
 franco,
 ¿dónde
 diablos
 lo
 habría
 aprendido?
 
 –¿Y

usted
es…?–

inquirió
Petroc.
El
extraño
se
enderezó



–Mis
disculpas,
Me
llamo

Albano,
 y
 soy
 natural
 de
 Asturias–
 
 
 –Hispano‐romano,
 entonces,
 pero
 que
 más

da,
aquí
todos
están
del
mismo
bando
y
ese
parece
saber
más
que
los
otros–


se

dijo
 para
 sí
 mismo
 Petroc,
 cuya
 mente
 trabajaba
 a
 toda
 prisa,
 movida
 por
 la

paranoia
 y
 el
 recelo
 
 –¿Por
 qué
 habría
 yo
 de
 contarle
 nada?–
 
 –Por
 que
 la

conversación
 que
 planeo
 mantener
 con
 usted
 me
 colocaría
 en
 el
 patíbulo
 más

rápido
que
a
usted–
Le
respondió
Albano
–Busco
lo
mismo
que
usted,
en
cierta

forma–


–¿Y
que
es..?–

pregunto
en
tono
de
burla
Petroc,
que
no
se
fiaba
en
lo

más
 mínimo
 del
 extraño
 
 
 –No
 se
 haga
 el
 cínico–
 
 
 repuso
 Albano
 
 
 
 
 
 –Usted

mismo
 esparció
 panfletos
 por
 todo
 Morbihan
 con
 el
 mismo
 asunto,
 nuestro

mundo
muere:
Ilirios,
Tracios,
Vascones,
Íberos
y
Celtas
se
hallan
arrinconados

en
 la
 vera
 de
 la
 desaparición,
 y
 los
 infieles
 nos
 tienen
 bloqueados,

estrangulándonos
 lentamente,
 el
 Mediterráneo
 que
 antes
 era
 la
 vía
 de

comunicación
 y
 cohesión
 entre
 los
 pueblos
 se
 ha
 hecho
 un
 lago
 musulmán,
 ha

caído
 en
 manos
 árabes,
 ya
 ningún
 cristiano
 puede
 hacerse
 a
 la
 mar
 y
 
 somos

progresivamente
 exterminados–
 
 –A
 tiempos
 nuevos,
 cosas
 nuevas,
 ¿Por
 qué

habríamos
 de
 durar
 eternamente?–
 se
 burló
 Petroc,
 Albano
 inspiró
 –Por
 que

seremos
 olvidados
 a
 tal
 punto
 que
 quienes
 habiten
 esta
 tierra
 después
 de




 8


nosotros
serán
del
todo
miserables;
estos
asiáticos3
tenían
cultura,
pero
siglos
de

nomadismo
 y
 raids
 se
 arrebataron,
 aquí
 va
 una
 tropa
 de
 hambrientos
 con
 los

jirones
míseros
de
una
cultura
apenas
agraria,
sin
historia
ni
memoria,
incapaces

de
hacer
algo
crecer,
se
alimentarán
de
nosotros
sólo
en
lo
físico,
y
Europa
será

un
vasto
erial
sin
identidad
alguna,
los
germanos
no
son
tontos,
aprenden
rápido

y
 saben
 que
 la
 mejor
 manera
 de
 ganar
 control
 es
 exterminar
 la
 cultura
 del

vencido,
y
al
no
tener
con
que
reemplazarlo
el
trabajo
recaerá
en
el
clero,
y
Dios

sabe
que
eso
llevará
a
una
confusión
de
roles
entre
lo
espiritual
y
temporal,
de

todos
 modos
 ¿Cuánto
 y
 qué
 lograrán
 rescatar?
 Nuestra
 experiencia
 no
 será

recordada,
y
nuestra
existencia
no
aprovechará
a
nadie,
habremos
existido,
para

la
 humanidad,
 en
 vano,
 nuestros
 dolores,
 nuestro
 sueños,
 las
 victorias
 y
 las

tragedias,
todos
esos
miles
de
años
de
lucha,
buscando
dejar
una
huella
en
este

mundo,
y
seremos
borrados
como
hojas
por
el
viento,
todos
esos
miles
que
nos

precedieron,
 habrán
 luchado
 en
 vano
 y
 el
 legado
 clásico,
 de
 desaparecer

nosotros
 irá
 a
 parar
 a
 manos
 germanas
 y,
 minoritariamente,
 eslavas–
 
 –¿Y
 qué

nos
hace
mejores
herederos
de
lo
clásico
que
los
germanos,
no
somos
acaso
tan

bárbaros
como
ellos?–

ironizó
Petroc

–Lo
somos,
pero
los
germanos
son,
como

dije,
 pueblos
 nuevos,
 no
 han
 pasado
 ni
 400
 años
 desde
 que
 dejaron
 de
 ser

nómades,
 se
 consideran
 inferiores
 a
 los
 latinos
 (no
 los
 culpo);
 y
 como
 gente

nueva
 en
 tierras
 viejas,
 manipularán
 el
 legado
 clásico
 para
 justificarse,
 lo

mutilarán,
 adaptarán
 y
 lo
 convertirán
 en
 un
 mamarracho
 irreconocible,
 para

justificar
 sus
 actos,
 sus
 pretensiones
 y
 lo
 que
 se
 les
 de
 la
 gana,
 no
 solo
 le

arrebatan
las
tierras
a
sus
legítimos
habitantes
y
borran
su
cultura;
pervierten,

nos
 duela
 o
 no,
 el
 legado
 más
 importante
 de
 nuestro
 mundo,
 la
 cristiandad

greco‐latina.
 ¡Si
 hasta
 manipulan
 la
 religión
 para
 su
 política!–
 
 –Sigues
 sin

responder
 mi
 pregunta–
 
 
 Albano
 inspiró
 y
 dijo:
 
 
 –Los
 celtas
 eran
 celtas
 antes

que
Roma,
los
tracios
eran
tracios,
ninguno
de
esos
pueblos
se
sentía
inferior
a

los
 romanos,
 los
 romanos
 eran
 superiores
 en
 técnica,
 quizás,
 y
 no
 del
 todo.

Ilirios,
 vascones,
 éstos
 son
 pueblos
 viejos
 y
 sus
 raíces
 están
 firmemente

asentadas
en
la
tierra,
sus
costumbres
llevan
miles
de
años
sobre
el
mismo
suelo,



























































3
El
lugar
de
origen
de
los
germanos,
es
la
zona
comprendida
entre
Abjasia
y


Kazajstán
(de
este
último
provienen
los
godos)




 9


no
 tienen
 nada
 que
 justificar,
 por
 eso
 sólo
 ellos
 pueden
 difundir
 de
 manera

íntegra
el
legado
clásico
y
el
legado
cristiano,
sin
pretensiones,
sumados
a
5000

años
 de
 historia
 propia,
 y
 éstos
 están
 extinguiéndose,
 reducidos
 a
 ínfimos

rincones
 de
 tierra,
 acosados
 y
 asediados,
 con
 divisiones
 internas
 insanables
 y

sumidos
 en
 un
 círculo
 de
 decadencia
 progresiva,
 la
 inapreciable
 experiencia
 de

miles
de
años
de
historia,
asimismo
se
verán
perdidos
para
la
humanidad
¡Mira

que

esos
5000
años
de
historia,
o
más,
no
son
un
legado
despreciable,
sino
vital!

–Te
oigo–
dijo
Petroc,
que
el
estaba
empezando
a
interesar
el
cariz
que
tomaban

las
cosas.
Albano
continuó:
–Deben
tener
un
nuevo
comienzo,
en
nuevas
tierras,

tierras
vírgenes
y
feraces,
dónde
reempezar
y
retomar
fuerzas,
un
núcleo
desde

donde
se
puedan
mantener
los
pocos
bastiones
que
quedan
y
progresar,
y
creo

que
por
casualidad
tu
encontraste
la
llave–

Petroc
frunció
el
ceño


–No
te
puedo

asegurar
 si
 lo
 que
 buscas
 todavía
 está
 allí,
 y
 no
 se
 cómo
 fui
 a
 parar,
 y
 de
 cómo

volví
tampoco;
sólo
sé
que
después
que
la
tempestad
me
arrastrara
varias
millas

al
norte,
fui
a
dar
con
un
islote
rocoso
en
forma
de
medialuna
en
los
límites
del

mar
del
Norte;
en
el,
encontré
grabada
en
piedra
unas
inscripciones
y
un
mapa

en
griego,
también
hallé
los
huesos
de
los
que
supuse
eran
los
autores
del
mismo,

entre
otras
cosas
que
hallé,
había
madera
podrida,
irreconocible
como
tablazón

pero
no
podía
ser
otra
cosa,
pues
en
la
isla
no
hay
vegetación
y
un
casco
de
forma

extravagante–
 –Descríbemelo–
 dijo
 Albano
 –Era
 de
 bronce,
 creo,
 sin

protecciones
 nasales,
 un
 penacho
 que
 debió
 haber
 sido
 de
 crin
 de
 caballo,

protección
para
las
mejillas
y
en
la
frente
la
imagen
de
una
mujer
con
cabellos
de

serpiente
grabada
en
oro–

Los
ojos
del
extranjero
se
iluminaron
–Aristocles
de

Platea–

repuso
Albano,
dando
un
suspiro
de
alivio
–Aristando
de
qué?–

–Platea–

contestó
 –Un
 marino
 ateniense,
 que
 resolvió
 corroborar
 las
 observaciones
 de

Tolomeo
 con
 respecto
 de
 las
 tierras
 más
 allá
 de
 las
 columnas
 de
 Hércules4,
 e

investigar
 la
 supuesta
 existencia
 de
 una
 tierra
 más
 allá
 del
 océano,
 nunca
 se

volvió
 a
 saber
 de
 él–
 
 –Muy
 alentador
 para
 tu
 expedición–
 
 repuso
 Petroc
 
 –
Bastante,
 a
 decir
 verdad–
 
 –Tienes
 algún
 otro
 dato
 que
 pueda
 ayudarme?–
 
 –
Hmm…–
Petroc
parecía
concentrarse
con
esfuerzo

–Ve
a
Tolosa
y
pregunta
por

Eudes,
el
boticario,
a
él
le
confié
un
papel–

–¿Un
mapa?–
–Algo
así;
al
llegar
de
mi



























































4
El
estrecho
de
Gibraltar.




 10


viaje,
 procuré
 dibujar
 el
 cielo
 nocturno
 tal
 como
 lo
 vi
 a
 medianoche
 mientras

estuve
en
la
isla,
en
la
medida
de
lo
que
pude
recordar;
es
más
que
inexacto,
pero

es
todo
lo
que
tengo–
Albano
se
puso
de
pié

–Gracias,
y,
aunque
me
temo
que
no

podré
librarte
de
tu
condena…


–Petroc
se
frotó
el
cuello–

…Si
puedo
lograr
tres

cosas:
 Que
 no
 exhiban
 tu
 cabeza
 en
 la
 picota,
 que
 te
 den
 cristiana
 sepultura,
 y

que
indulten
a
tu
familia–

–No
son
las
mejores
noticias,
pero
es
más
de
lo
que

podía
esperar…
gracias,
hispano,
te
lo
dice
un
moribundo–
repuso
Petroc,
en
el

que
brillaba
por
primera
vez
desde
su
encierro
una
mirada
de
desafío,
pues
sabía

que
no
iba
a
morir
en
vano.


III


Preparativos.


Albano
se
puso
en
camino

través
de
los
estrechos
pasillos
de
la
biblioteca

imperial
de
Aquisgrán5,
lamentando
la
suerte
del
condenado;
el
emperador
había

tenido
 demasiados
 dolores
 de
 cabeza
 con
 los
 bretones,
 que
 se
 rebelaban
 de

manera
 constante
 y
 cuya
 fuerte
 identidad
 autóctona
 impedía
 su
 absorción,


Petroc
 tuvo
 la
 pésima
 idea
 de
 unirse
 a
 los
 revoltosos
 de
 manera
 directa,
 y

pagaría
 un
 terrible
 precio
 por
 ello,
 buscó
 a
 Escoto
 Eriúgena6,
 con
 quien
 debía

reunirse
para
recabar
la
información
necesaria
para
la
travesía
que
empezaba
a

fraguar
 en
 su
 mente,
 y
 averiguar
 algo
 acerca
 de
 ese
 tal
 Eudes,
 de
 Tolosa.

Eriúgena,
 uno
 de
 los
 mayores
 sabios
 de
 su
 época,
 era
 el
 último
 de
 muchos

Escotos,
quienes
habían
sido
las
mayores
lumbreras
intelectuales
de
su
época
y

era
 conocido
 tanto
 como
 por
 su
 genialidad
 como
 por
 su
 hosquedad.
 Era
 un

hombre
anciano,
de
mirada
enérgica
y
un
humor
cambiante,
que
pasaba
de
una

maliciosa
 alegría
 a
 un
 humor
 de
 perros
 sin
 previo
 aviso
 y
 rapidez
 pasmosa;
 su

pelo
era
completamente
blanco
y
empezaba
a
escasear,
y
su
barba
larga,
lo
que
le

daba
un
aire
entre
erudito
y
loco
cascarrabias;
una
dicotomía
no
muy
alejada
de

la
 realidad,
 como
 afirmaban
 socarronamente
 algunos.
 Sus
 manos
 estaban

constantemente
 sucias
 con
 tinta,
 y
 se
 encontraba
 severamente
 afectado
 de
 la


























































5
Capital
del
Imperio
Carolingio,
hoy
Aix‐la‐Chapelle

6
Sabio
irlandés,
último
de
los
grandes
sabios
celtas,
Su
nombre
real
permanece


desconocido
pues
Escoto,
es
la
denominación
franca
para
las
gentes
gaélicas

(irlandeses,
maneses
y
escoceses)
y
Eriúgena,
significa
“Padre
de
Irlanda”.




 11


vista,
lo
que
lo
contrariaba
terriblemente.

–No
molestes,
no
tengo
tiempo
en
este

momento–
dijo
Eriúgena,
claramente
molesto
por
algo
que
sólo
él
podría
saber




–Oh,
 creo
 que
 tienes
 tiempo
 de
 sobra–
 
 –¿Acaso
 sabía
 algo
 nuestro
 amigo
 el

condenado?–
–Ya
lo
creo–
contestó
Albano
–Cuéntamelo
todo–
Escoto
no
podía

contener
 su
 emoción.
 Albano
 procedió
 a
 narrarle
 la
 conversación
 sostenida

horas
 atrás
 con
 el
 condenado,
 haciendo
 énfasis
 en
 el
 descubrimiento
 del

marinero
ateniense
y
su
mapa
–Asombroso,
después
de
tantos
años,
pero
intuyo

que
no
sólo
viniste
para
contarme
estas
buenas
nuevas–


–En
efecto,
tengo
dos

preguntas,
 la
 primera
 es:
 ¿Conoces
 a
 un
 tal
 Eudes
 de
 Tolosa?–
 
 
 –Sí,
 es
 buen

amigo
mío–


–¿Cómo
un
sabio
de
tu
talla
conoce
a
un
simple
boticario?–
Escoto

sonrió
 –Por
 que
 lo
 de
 boticario
 es
 sólo
 una
 fachada,
 se
 encarga
 de
 resguardar

documentos
sensibles,
en
especial
de
sujetos
indeseables,
desde
que
Carlomagno

se
propuso
homogenizar
la
antigua
Pars7
occidental
del
imperio
y
los
territorios

bárbaros
 de
 occidente
 ciertos
 documentos
 han
 empezado
 a
 ser
 demasiado

incómodos
para
los
Missi
Dominici8
del
Emperador;
pues
verás,
los
territorios
de

la
Aquitania,
Vasconia
y
Britania
tienen
un
sustrato
cultural
demasiado
potente

como
 para
 ser
 domeñado–
 
 –Creí
 que
 eras
 un
 gran
 defensor
 de
 la
 obra
 de

Gregorio
 Magno9–
 
 –Gregorio
 quería
 unificar
 Occidente
 a
 través
 cristianismo,

Carlomagno
 busca
 dominar,
 aún
 usando
 a
 la
 religión–
 
 –Carlomagno
 busca

restablecer
 el
 Imperio
 y
 llevarlo
 a
 un
 nuevo
 nivel,
 lo
 encuentro
 una
 empresa

loable–
 
 dijo
 con
 inocencia
 Albano;
 Escoto
 enrojeció
 –Oh,
 y
 a
 mí
 me
 importa
 el

maldito
Imperio,
Carlomagno
no
tiene
una
pizca
de
idealista,
son
sus
ministros
y

consejeros
quienes
ven
el
imperio
cristiano,
y
quizá
sus
sucesores,
cada
cual
más

inepto–
 
 
 –Haya
 paz,
 Eriúgena–
 
 dijo
 riendo
 Albano
 
 –¿Me
 podrías
 recomendar

con
Eudes?–


–¿Es
por
ese
condenado
mapa
estelar?,
no
vale
un
piojo
de
perro

sarnoso,
 podría
 ser,
 dada
 su
 precisión,
 el
 cielo
 nocturno
 de
 la
 India–
 
 –Tomaré

mis
 riesgos–
 
 Eriúgena
 se
 dio
 la
 vuelta
 repentinamente
 y
 empezó
 a
 escribir
 a



























































7
En
latín,
parte.

8
Funcionarios
Carolingios
de
altísimas
atribuciones,
que
hacían
de
inspectores

y


viajaban
a
través
de
todo
el
imperio.

9
Masifica
el
monasterio
Benedictino
Romano
para
homogenizar
la
religión


católica
y
aplacar
regionalismos
religiosos,
en
un
intento
de
dar
una
unidad
a
la

Europa
fragmentada
y
hacerla
comprensible.




 12


toda
risa
en
un
palimpsesto10
a
medio
limpiar
–Antes
que
vayas
a
buscar
una
isla

perdida
 del
 Mar
 del
 Norte
 sin
 ninguna
 noción
 de
 su
 geografía
 prométeme
 que

irás
 a
 Ardagh11
 a
 contactarte
 con
 Eoganach
 de
 Kells,
 tiene
 mapa
 de
 la
 zona,

crónicas
 de
 la
 colonización
 de
 Islandia
 y
 esas
 cosas,
 después
 de
 todo,
 si
 sales
 a

cazar
 vikingos
 solo,
 tienes
 que
 contactarte
 con
 los
 expertos
 en
 esa
 cacería–

sonrío
 Escoto,
 –¿Alguna
 sugerencia
 para
 cómo
 y
 dónde
 empezar
 a
 reclutar

algunos,
 “cazadores”?–
 
 –Locos
 para
 esa
 empresa
 los
 encontrarás
 a
 lo
 largo
 y

ancho
 de
 toda
 la
 isla,
 dispuestos
 a
 ir
 corriendo
 bajo
 la
 perspectiva
 de
 pelea,

botín,
 venganza
 y
 gloria.
 Eso
 sí,
 les
 tendrás
 que
 comprar
 de
 todo,
 por
 que
 son,

por
 lo
 general,
 unos
 muertos
 de
 hambre
 harapientos
 con
 apenas
 un
 cuchillo
 y

una
 espada
 que
 vio
 mejores
 días–
 rió
 Eriúgena
 
 –¿Y
 de
 los
 otros?–
 
 –Se
 aplica

para
 todas
 las
 islas
 británicas
 y
 algunas
 comunidades
 pescadores
 vascas
 y
 la

Bretaña
 completa–
 
 
 –¿Lituanos?–
 preguntó
 Albano,
 Escoto
 se
 encogió
 de

hombros

–Contrato
personal,
oro
y
alimento,
además
de
una
suerte
de
vasallaje–

Los
dos
se
quedaron
sonriendo
en
silencio
con
una
mirada
cómplice
en
los
ojos.


IV


De
remate


–“Locos
 de
 remate”–
 
 pensó
 para
 sí,
 sonriendo
 Albano;
 su
 tripulación
 se

compondría
en
mayor
parte
por

kerns12
y
galloglaichs13
irlandeses,
emuladores

de
Chulainn14;
mas
el
raso
de
pillastres,
guerreros
y
mercenarios
de
la
isla.
Sería

una
 tripulación
 de
 alegres
 indisciplinados,
 una
 camada
 de
 patanes,
 rufianes,

borrachines
 y
 bandoleros
 de
 la
 peor
 especie
 (lo
 cual
 era
 ,
 para
 esos
 efectos,
 la

mejor
clase
de
bandoleros),
matachines
cuya
existencia
giraba
en
el
culto
ciego
al



























































10
Pedazo
de
cuero
tratado
sobre
el
que
se
escribe
que
se
reutiliza
varias
veces


borrando
el
texto
anterior.

11
Pueblo
en
el
centro‐este
de
Irlanda.

12
Hombres
de
los
bosques
y
pantanos,
famosos
por
cazar
jabalíes
con
nada
más


que
una
lanza
al
alcanzar
la
mayoría
de
edad
(a
los
14
años)

13
Guerreros
mercenarios
del
norte,
portaban
espadas
o
hachas
de
a
dos
manos.

14
Guerreros
salvajes
de
Irlanda,
conocidos
por
su
locura
de
combate,
su


salvajismo
era
extraordinario,
similares
a
los
berserkers,
se
sumían
en
trance
al

combatir.
Emulaban
al
héroe
mítico
irlandés
CuChullain
MacFinn,
que
sufría

terribles
destellos
de
cólera,
en
que
se
tornaba
rojo,
salía
humo
de
sus
orejas
y

crecía
al
doble
de
su
tamaño.




 13


canto
 de
 la
 espada,
 que
 manejaban
 como
 ningún
 otro,
 poseídos
 por
 un
 frenesí

bélico
 que
 los
 sumía
 casi
 en
 trance;
 hombres
 salvajes
 sedientos
 de
 sangre
 y

botín,
gentes
irreverentes
y
sarcásticas,
de
un
humor
cambiante
y
agudo
ingenio,

bullangueros
 y
 camorreros,
 pero
 camaradas
 de
 por
 vida;
 pero,
 
 si
 llegabas
 a

toparle
las
narices,
podían
llegar
a
ser
muy,
pero
muy
vengativos.
Eran,
en
otras

palabras,
 la
 horma
 del
 zapato
 Vikingo,
 la
 tripulación
 perfecta.
 Reclutaría
 a
 los

únicos
 que
 les
 disputaban
 el
 mar
 a
 los
 hombres
 del
 norte,
 los
 únicos
 que
 se

metían
a
la
boca
del
lobo
para
sacarle
la
comida
en
un
intercambio
de
saqueos
y

razzias
que
se
sucedían,
aunque
en
lo
tocante
al
saqueo
los
irlandeses
llevaban
la

peor
 parte;
 lo
 que
 no
 los
 desanimaba
 en
 lo
 absoluto,
 saliendo
 cada
 día
 nuevas

remesas
 de
 jóvenes
 rebeldes
 remando
 para
 labrarse
 un
 nombre
 y
 traerse
 una

vikinga
de
concubina.



En
lo
tocante
a
los
otros…
no
eran
mejores,
pero
les
faltaba
ese
toque
de

alegre
chaladura
que
hacía
a
los
habitantes
de
la
isla
esmeralda
tan
idóneos
para

ser
el
espinazo
de
la
expedición,
chaladura
que
nunca
trataban
de
desmentir
ni

refutar;
 los
 botes
 serían
 de
 manufactura
 británica
 (cuál
 fue
 el
 espanto
 de
 Julio

César
al
ver
que
los
vénetos15
navegaban
en
barcos
que
superaban
en
factura
a

los
 del
 resto
 del
 mundo
 conocido),
 mejores
 navíos
 que
 los
 legendarios

drakkars16
 vikingos,
 más
 rápidos,
 con
 mas
 espacio,
 mas
 estables
 y
 mejor

protegidos,
 eso
 sí,
 iban
 a
 salir
 carísimos,
 y
 tardarían
 una
 eternidad
 en
 armarse

siquiera
 una
 docena
 como
 Dios
 manda.
 Por
 lo
 que
 habría
 que
 reclutar

principalmente
 navíos
 ya
 existentes.
 Volvió
 a
 sonreír
 ante
 la
 perspectiva
 de
 un

viaje
que
iba
a
ser
todo
menos
apacible,
civilizado
y
normal.


Albano
 reservó
 pasaje
 para
 un
 barco
 en
 Saint‐Brieg17
 que
 saldría
 
 hacia

Corcaigh18
 en
 algo
 menos
 de
 un
 mes,
 mientras
 resolvía
 sus
 asuntos
 pendientes



























































15
Tribu
gala
que
habitaba
la
actual
Vendeé,
Francia.

16
El
barco
de
guerra
vikingo,
llamado
bote
dragón
(drakkar
significa
dragón)

17
Pueblo
en
la
Armorica,
en
el
actual
departamento
de
Cote
d’
Armor,
Bretaña,


Norte
de
Francia.
Produciría
los
mejores
jinetes
y
caballos
de
Francia
hasta
el

siglo
XX.

18
Ciudad
de
Cork,
Sur
de
Irlanda,
llamada
“La
Rebelde
Cork”,
en
cuyo
condado
se


encontraba
una
gran
parte
de
hablantes
vernáculos
del
Ghaeilge,
o
Gaélico

Irlandés.




 14


en
 Tolosa,
 estando
 allí
 se
 aseguró
 de
 comprarse
 una
 espada,
 importada
 desde

Drendynas19.
Aprovechó
de
comprar,
al
día
siguiente,
un
caballo
de
las
famosas

caballerizas
de
Morbihan20,
ya
que
el
jamelgo
que
le
dieron
en
Aquisgrán
no
valía

la
 comida
 que
 gastaba,
 y
 también
 se
 aseguró
 de
 comprar
 una
 Hauberk21,
 un

escudo
 y
 un
 viejo
 Cassis
 Auxilia22;
 el
 viaje
 entre
 Valona23
 y
 Tolosa
 no
 era
 un

paseo
de
campo,
los
merodeadores
y
bandas
de
renegados
abundaban,
así
como

la
oportunidad
de
quedar
atrapado
entre
una
incursión
de
cántabros
o
vascones

y
un
destacamento
o
banda
de
francos
en
el
Bearn24.
Contrató
algunos
escoltas,

después
 de
 determinar
 el
 precio
 con
 el
 jefe
 del
 grupo,
 y
 salió
 hacia
 el
 sur,

siguiendo
la
costa
Atlántica
hasta
Gascunia25,
desde
donde
doblaba
hacia
el
este,

a
través
del
Bearn
hasta
Tolosa,
donde
se
encontraría
con
Eudes,
el
boticario
que

no
lo
era.


V


Entre
el
martillo
y
el
yunque.


Los
 hombres
 de
 la
 escolta
 se
 agrupaban
 taciturnos
 alrededor
 de
 la

hoguera,
mientras
afuera
de
la
improvisada
choza
la
lluvia
caía
con
fuerza,
y
los

relámpagos
rasgaban
el
cielo
nocturno;
cada
uno
sostenía
con
las
manos
ateridas

de
frío
un
cuenco
con
un
caldo
humeante,
mientras
uno
vigilaba
la
entrada,
que

carecía
 de
 puerta;
 Albano,
 sentado
 en
 un
 tronco
 a
 modo
 de
 asiento,
 iba

mostrando
 el
 mapa
 a
 la
 luz
 de
 la
 hoguera
 a
 su
 capitán
 de
 escolta,
 un
 bretón

fornido
y
lleno
de
cicatrices
cuya
edad
frisaría
los
treinta
y
tantos,
y
aparentaba

unos
cuarenta
y
tantos
sino
cincuenta.
El
capitán
malhumorado
le
dijo
a
Albano
–
Sería
más
rápido
y
seguro
irnos
por
barco
una
vez
alcanzado
el
Oile26,
en
vez
de


























































19
Poblado,
hoy
desaparecido,
en
Cornualles,
extremo
Sud‐Oeste
de
Inglaterra.

20
Pueblo
al
sur
de
Bretaña.

21
Cota
de
malla
corta,
de
origen
galo.

22
Casco
de
origen
galo,
ligero,
usado
por
las
legiones
auxiliares
del
Imperio


Romano

23
Ciudad
al
extremo
sur
de
Bretaña

24
Provincia
francesa
en
los
Pirineos,
limita
con
España
.

25
País
Vasco
francés.

26Hoy
río
Loira.




 15


ir
 por
 tierra,
 los
 cántabros
 y
 vascones
 deben
 estar
 bajando
 las
 montañas
 para

rapiñar
 comida
 para
 sobrevivir
 el
 invierno,
 y
 los
 francos
 deben
 estar

preparándose
para
hacerle
lo
mismo
a
ellos,
y
por
qué
no,
también
a
los
suyos.

Nos
 veremos
 atrapados
 entre
 el
 martillo
 y
 el
 yunque–
 –Me
 preocupan
 más
 los

vikingos–

repuso
Albano

–¿En
el
Oile?–

Albano
asintió
–Lo
usan
en
esta
época

para
 introducirse
 en
 el
 interior,
 aprovechan
 el
 poco
 calado
 de
 sus
 barcos–














–Faltaba
 sólo
 eso–
 gruñó,
 malhumorado
 su
 capitán.
 Albano
 no
 dijo
 nada,
 se

quedó
mirando
un
momento
la
entrada
pensativo
–No
pensemos
en
esas
cosas,

quita
 fuerzas;
 aquí
 todos
 somos
 hombres
 de
 recursos
 y
 luchadores
 avezados,

iremos
 viendo
 cada
 día
 con
 su
 afán,
 cada
 obstáculo
 lo
 iremos
 salvando
 con

astucia
 y
 habilidad;
 no
 en
 vano
 son
 ustedes
 jinetes
 y
 soldados
 expertos,
 yo

mismo
no
soy
novato,
además,
me
hallo
muy
bien
conectado,
de
creer
que
este

viaje
es
un
suicidio
no
lo
hubiera
planeado,
y
ustedes
no
lo
habrían
aceptado,
¿o

me
 equivoco?–
 el
 capitán
 rezongó
 –No
 iría
 mal
 simplificar
 un
 poco
 las
 cosas,
 y

dudo
 que
 tus
 conexiones
 vayan
 a
 ayudar
 con
 una
 banda
 de
 cántabros
 y
 vascos

exaltados–
–En
especial
con
ellos–
rebatió
Albano

–Soy
astur,
y
Cantabria
está
al

lado
 de
 casa,
 en
 mi
 juventud
 conocí
 a
 muchos
 líderes
 de
 bandas
 y
 jefes,
 tanto

entre
los
cántabros
como
entre
los
vascones–

–Eso
simplifica
mucho
las
cosas,
si

señor–
 resopló
 con
 satisfacción
 Cador,
 que
 era
 el
 nombre
 del
 capitán,

palmeándose
el
muslo
–Eso
me
quita
un
gran
peso
de
encima–.

Mientras
tanto,

seguía
 lloviendo
 a
 cántaros,
 Albano
 había
 decidido
 refugiarse
 en
 una
 antigua

fortificación
costera
gala,
anterior
a
la
dominación
romana,
era
una
colina
con
un

terraplén
 camuflado
 como
 ladera,
 estacas
 afiladas
 y
 una
 empalizada
 medio

derruida,
 adentro
 se
 encontraban
 algunas
 chozas,
 este
 lugar
 era
 ocupado
 como

refugio
por
los
viajeros
por
la
visibilidad,
seguridad
y
el
abrigo
que
otorgaba,
era

una
más
de
las
fortificaciones
de
este
tipo
que
abundaban
a
lo
largo
de
las
costas

del
golfo
de
Vizcaya
francés,
mantenidos
por
los
viajeros,
pastores
y
campesinos

que
lo
ocupaban.


Al
 día
 siguiente,
 la
 comitiva
 de
 veintisiete
 personas
 se
 puso
 en
 marcha

hacia
 el
 sur,
 siguiendo
 la
 costa,
 y
 se
 detendrían
 al
 interceptar
 al
 Oile
 donde

pernoctarían,
una
vez
descansado
seguirían
el
curso
del
río
hasta
el
Bearn,
desde

donde
 doblarían
 hacia
 el
 Noreste,
 hacia
 Tolosa,
 un
 viaje
 agotador
 y
 peligroso,




 16


como
 tantos
 otros
 a
 lo
 largo
 de
 Europa.
 El
 camino
 era
 una
 mezcla
 de
 antiguas

vías
 romanas,
 senderos
 de
 procedencia
 variopinta,
 galos,
 romanos,
 francos,

cántabros,
de
pastores
y
cabras
sumados
a
un
sentido
de
la
orientación
dado
por

la
experiencia
y
el
conocimiento.
Los
veintiséis
escoltas
eran
todos
bretones
de

Morbihan
 y
 sus
 alrededores,
 soldados
 independistas
 que
 buscaban
 un
 medio

para
 ganarse
 la
 vida
 que
 les
 significara
 moverse
 mucho,
 no
 fueran
 a
 acordarse

las
 autoridades
 francas
 su
 papel
 en
 la
 rebelión,
 el
 hacer
 de
 escolta
 los
 hacía

inubicables
 la
 mayor
 parte
 del
 tiempo,
 incrementando
 sus
 posibilidades
 de

supervivencia.
 Pero
 tenía
 su
 precio,
 hombres
 así
 no
 podían
 tener
 familia,
 ni

esposa,
 ni
 hijos,
 y
 tus
 padres
 te
 daban
 por
 muerto,
 gentes
 así
 solían
 tener
 una

conocida
 en
 cada
 taberna,
 una
 amiga
 en
 cada
 pueblo,
 y,
 quién
 sabe,
 un
 hijo

bastardo
 o
 más.
 Para
 los
 estándares
 actuales
 eran
 todos
 muy
 jóvenes,
 de
 entre

diecisiete
 y
 veintiséis
 años,
 más
 años
 era
 raro;
 pero
 eran
 considerados
 en
 ese

entonces
como
hombres
hechos
y
derechos,
gentes
de
mundo
y
recursos,
habían

recorrido
aquellos
terreno
fuera
del
pueblo,
de
los
cuales
sólo
se
sabía
de
oídas,

pues
 quien
 nacía
 en
 un
 pueblo,
 moría
 en
 el
 mismo,
 sin
 haber
 conocido
 jamás

alguna
otra
cosa.
No
significaba
que
en
ese
entonces
la
gente
fuera
poco
curiosa
o

aborreciese
viajar,
simplemente
no
había
tiempo,
ni
recursos,
ni
oportunidad
de

hacerlo,
 amén
 de
 que
 era
 inseguro,
 satisfacían
 su
 curiosidad
 por
 medio
 de

cualquier
 viajero
 a
 quién
 interrogaban
 
 con
 ansiedad,
 exprimiéndole
 cada
 dato

acerca
 del
 mundo
 exterior,
 muchos
 eran
 los
 viajeros
 que
 se
 ganaban
 su
 pan

contando
 de
 pueblo
 en
 pueblo
 sus
 experiencias
 –exagerándolas,
 tanto
 por

conveniencia
 como
 a
 pedido
 del
 público,
 que
 le
 agradaban
 los
 embustes,

buscando
 a
 cada
 cual
 más
 fantástico
 (antepasados
 de
 nuestras
 películas
 de

ficción)
 narraban
 sus
 historias
 a
 cambio
 de
 cobijo,
 alimento
 y
 licor,
 y
 quizás

alguna
moneda,
tras
lo
cual
marchaban
en
busca
de
nuevos
mercados
e
historias,

estos
 charlatanes
 errantes
 eran,
 junto
 con
 bardos
 y
 juglares,
 el
 medio
 de

información
 y
 entretenimiento
 de
 la
 gente
 de
 ésa
 época,
 accesible
 para
 todo
 el

mundo
 y
 repetidas
 sus
 historias
 hasta
 la
 saciedad.
 Soldados
 y
 escoltas

aprovechaban
 esto
 para
 contar
 también
 sus
 historias,
 a
 cambio
 de
 hospedaje
 y

comida
 gratis,
 y
 algunas
 otras
 cosas
 para
 las
 que
 la
 paga
 (rara
 vez
 dada)
 no

alcanzaba,
los
escoltas
de
Albano
no
eran
la
excepción,
y
el
ser
extranjeros
a
los

ojos
de
las
gentes
de
Aquitania
los
hacía
mucho
más
interesantes
que
el
viajero




 17


que
 venía
 del
 pueblo
 vecino
 o
 de
 Tolosa,
 eran
 extranjeros,
 gentes
 que
 habían

visto
mucho
más
mundo
que
el
resto
de
los
viajeros
y
juglares.
Se
comentaban
al

fuego
 de
 la
 hoguera
 las
 noticias
 con
 satisfacción,
 temor
 preocupación
 o

consternación,
 siempre
 bien
 recibidas
 y
 recompensadas,
 las
 “ingenuas”
 gentes

del
 medioevo
 no
 eran
 para
 nada
 crédulas,
 sabían
 que
 para
 noticias
 e
 historias

fantásticas,
embustes,
se
interrogaba
a
vagabundos
y
charlatanes
de
oficio,
para

los
 chismes
 y
 espectáculos
 se
 interrogaban
 a
 los
 bardos
 y
 juglares,
 y
 para
 las

noticias
 de
 verdad,
 a
 los
 mercaderes
 y
 soldados,
 quiénes
 sabían
 que
 guerras

habían,
como
venía
la
cosecha,
como
estaban
los
precios,
si
habían
visto
vikingos

o
bandoleros,
los
impuestos,
el
clima
y
la
política.



Entre
 pueblo
 y
 pueblo,
 las
 historias
 y
 noticias
 financiaban
 a
 la
 comitiva,



pagando
 el
 albergue,
 el
 establo
 para
 los
 caballos,
 la
 comida,
 la
 herradura
 o
 el

cuchillo
perdido
aquí
y
allá,
ropa
de
repuesto,
y,
desafortunadamente,
el
licor
y

las
 mujeres
 de
 vida
 fácil,
 más
 unas
 monedas
 de
 buen
 oro
 para
 pagar
 las

incomodidades
 y
 mantener
 el
 pico
 cerrado.
 Albano
 ordenó
 severamente
 a
 sus

hombres
que
no
se
emborracharan
ni
se
metieran
en
asuntos
de
faldas,
sabía
que

sería
estúpido
de
su
parte
pedirle
a
sus
hombre
que
no
bebieran
y
coquetearan

con
 las
 mujeres,
 no
 le
 iba
 a
 pedir
 rosas
 a
 un
 zarzal,
 pero
 confiaba
 en
 que
 sus

hombres
se
mantuvieran
despejados
y
con
sus
pantalones
arriba
hasta
alcanzar

un
pueblo
de
envergadura
en
el
que
pudieran
descansar
más
de
un
día,
no
iba
a

pedir
 más,
 pero
 tampoco
 menos,
 puesto
 que
 tenía
 que
 avanzar
 rápido.
 En
 el

octavo
 día
 desde
 que
 alcanzaron
 la
 orilla
 del
 Oile
 llegaron
 al
 Bearn
 y

permanecieron
 unos
 tres
 días
 en
 un
 pueblo
 de
 nombre
 impronunciable
 donde

los
hombres
se
apresentaron
frente
Albano
y
pidieron
permiso
para,
como
ellos

expresaron,
“desahogarse”,
Albano
sabía
que
esto
no
era
una
petición
sino
más

bien
le
avisaban
que
iban
de
juerga,
él
dio
su
venia
con
resignación
pero
advirtió

que
al
tercer
día
los
quería
a
todos
sobrios
como
una
solterona,
y
sin
líos
por
los

que
 él
 tuviese
 más
 tarde
 que
 responder,
 o
 algunos
 se
 verían
 privados
 del

miembro
 que
 causó
 el
 problema,
 tras
 esta
 amonestación
 asintieron
 todos.

Albano
temía
que
alguno
se
involucrase
en
una
riña
y
quedase
con
alguna
herida,

lo
que
sería
un
maldito
contratiempo.




 18


Entretanto,
 Albano
 se
 dedicó
 a
 buscar
 en
 la
 ciudad
 alguna
 donación
 en

efectivo,
pues
iba
quedando
escaso
oro
en
sus
alforjas,
plata
sobraba,
pero
para

ella
 le
 reservaba
 otro
 propósito
 (el
 oro
 era
 escaso,
 y
 las
 monedas
 de
 plata
 no

valían
 lo
 mismo
 en
 todas
 partes).
 Buscó
 algún
 antro
 donde
 fuesen
 a
 reunirse

ricos
 disipados
 con
 reputación
 que
 mantener,
 dinero
 fácil
 para
 un
 hombre

despierto,
e
imposible
de
rastrear.
Se
acercó
a
una
taberna,
y
mirando
de
pies
a

cabeza
 a
 un
 bearnés
 de
 dos
 pies
 que
 parecía
 un
 oso,
 le
 preguntó
 –Busco
 jaleo,

¿cuanto
 cobras
 por
 armar
 uno?–
 el
 bearnés
 dio
 una
 sonrisa
 canina
 y
 dijo:
















–Depende
del
tipo
de
jaleo
que
busques–

–Jaleo
y
extorsión
en
un
baño–

–Eso

no
lo
había
escuchado
antes–

–¿Miedo?–

–No,
es
lo
más
entretenido
que
me
han

ofrecido
 en
 20
 años,
 pero
 peligroso,
 esos
 hombres
 tienen
 muchas
 influencias–






–Y
yo
tengo
más,
descuida,
el
plan
está
trazado
con
sumo
cuidado
y
los
beneficios

son
más
que
generosos–
–Dame
los
detalles–
ordenó
el
bearnés

–Hazte
aparecer

con
esto–
Albano
le
entregó
un
papel
–¿Qué
es
esto?–

–Una
auténtica
orden
de

registro
 de
 los
 Missi
 Dominici,
 pide
 por
 tu
 silencio
 un
 pequeño
 soborno–


















–Estupendo,
 ¿Cuánto
 me
 toca?–
 –la
 décima
 parte
 en
 monedas
 de
 plata,
 pero

escucha,
quiero
que
les
limpies
el
oro,
monedas,
te
estoy
diciendo,
las
de
plata
te

las
quedas
tu,
y
nada
de
alhajas–

–¿Planeas
cambiarme
el
décimo
de
las
monedas

de
 oro
 por
 su
 equivalente
 en
 plata?–
 –Plata
 me
 sobra–
 el
 bearnés
 gruñó
 con

asentimiento
 –Negocios
 en
 el
 extranjero–
 –Cuento
 con
 tu
 silencio–
 advirtió

Albano

–En
ello
pongo
mi
vida–
replicó
el
Taroc,
el
bearnés.
La
costumbre
de
los

baños
públicos
no
había
desaparecido
de
la
Europa
antiguamente
romana,
pero

habían
 pasado
 a
 ser
 locales
 de
 reputación
 dudosa,
 donde
 hombres
 y
 mujeres

desconocidos
se
bañaban
desnudos
en
la
misma
tina,
razón
por
la
que
eran
tan

mal
vistas
por
el
clero
seglar
de
entonces;
pronto
los
baños
adquirieron
fama
de

antros
de
lujuria
y
vida
disipada,
solaz
preferido
por
los
ricos.


Taroc
 irrumpió
 estrepitosamente
 en
 los
 baños
 y
 con
 su
 ronca
 voz

vociferó:
–¡Tengo
una
orden
de
cateo
de
parte
de
los
Missi
Dominici,
están
todos

momentáneamente
 detenidos
 y
 serán
 sometidos
 
 a
 registro
 e
 investigación!–

para
 hacer
 énfasis
 a
 sus
 palabras
 apoyó
 su
 pesada
 gépida
 de
 a
 dos
 manos

desenfundada
 sobre
 el
 piso
 a
 modo
 de
 bastón;
 el
 encargado
 del
 local
 se
 acercó

balbuceando,
presa
del
pánico
y
del
terror
más
absoluto
–¿S‐se
le
puede
s‐servir




 19


m‐mi
 señor…?–
 
 –Si
 quieren
 conservar
 su
 reputación
 y
 ahorrarse
 su
 estadía
 en

prisión,
 me
 temo
 que
 tendrán
 que
 abonar
 a
 mi
 cuenta
 una
 fuerte
 suma–


















–E‐estaría
encantado
de
proporcionársela–
dijo
el
encargado
con
alivio
–Quiero

cada
moneda
de
oro

y
plata
que
tenga
este
local,
así
como
cada
moneda
de
oro
y

plata
que
tengan
sus
clientes,
y
créeme,
no
quieren
que
los
mande
a
registrar
a

ver
 si
 me
 están
 escatimando
 alguna
 moneda–
 
 –¡Pero
 eso
 significaría
 nuestra

quiebra!–
 gimió
 el
 encargado
 –Lo
 contrario
 te
 significaría
 el
 cepo,
 además
 creo

que
 te
 las
 arreglarás–.
 Cogidos
 in
 fraganti,
 los
 clientes
 vaciaron
 sus
 alforjas
 y

depositaron
una
gran
cantidad
de
monedas,
Taroc
las
sopesó
y
asintió
satisfecho

–Recuerden
que
en
mantener
el
pico
cerrado
se
mantiene
vuestro
pescuezo–
los

bañistas
 asintieron
 taciturnos
 
 –Un
 gusto
 hacer
 negocios
 con
 ustedes–
 se

despidió
 Taroc,
 cerrando
 la
 puerta,
 cargando
 con
 el
 talego
 más
 pesado
 de

monedas
que
hubiese
tenido
en
su
vida.


VI


Por
los
pelos


Tras
 negociar
 satisfactoriamente
 con
 Taroc,
 Albano
 se
 reunió
 con
 sus

hombres
 para
 darles
 las
 noticias,
 entre
 los
 hombres
 se
 despertó
 una
 gran

risotada
por
el
hecho
de
que
su
respetable
jefe,
un
noble,
hubiese
empleado
un

estrategma
 tan
 artero
 y
 picaresco.
 Lo
 acogieron
 con
 vítores
 y
 lo
 aclamaron

formalmente
 como
 uno
 de
 los
 suyos,
 un
 renegado,
 la
 siguiente
 noticia,
 sin

embargo,
despertó
quejas,
–Nos
marchamos
ahora,
me
avisan
que
una
incursión

está
 fraguándose,
 y
 que
 si
 no
 nos
 movemos
 ahora,
 quedaremos
 atrapados
 en

medio
de
lo
más
movido–
–Y
yo
que
empezaba
a
divertirme–
rezongó
uno
de
sus

hombres
–Para
que
los
vascones
se
diviertan
mas
tarde
contigo–
le
espetó
Cador,

el
 capitán
 –¡Ya
 oyeron
 niñitas,
 nos
 ponemos
 en
 marcha
 ahora!–
 gritó
 su

lugarteniente
 Cawlwyd,
 y
 se
 pusieron
 en
 marcha,
 bajo
 el
 amparo
 de
 la
 noche

atravesaron
el
pórtico
de
la
ciudad,
rumbo
a
Tolosa.


Al
segundo
día
de
furtiva
marcha
avistaron
a
un
destacamento
de
francos

acompañados
 por
 auxiliares
 aquitanos,
 la
 mayoría
 iba
 a
 pié,
 los
 francos

marchaban
 equipados
 con
 sus
 toscos
 capacetes
 de
 hierro
 remachado,
 escudos




 20


redondos
de
madera,
lanzas
de
hoja
ancha,
una
brunia27
o
cota
de
malla
corta
,

espada
 al
 cinto,
 hacha
 de
 guerra
 y
 un
 par
 de
 franciscas28,
 los
 aquitanos
 iban

equipados
al
modo
de
las
legiones
auxiliares
romanas,
con
una
lorica
hamata29,

spangehelm30,
 escudo
 ovalado,
 lancea31
y
 espada,
 ambos
 grupos
mantenían
una

considerable
distancia
entre
sí;
los
aquitanos
se
consideraban
romanos,
y
veían

con
 desagrado
 a
 la
 tropa
 de
 bárbaros
 que
 los
 gobernaban.
 Por
 otro
 lado,
 los

francos
 despreciaban
 a
 los
 “mujeriles”
 aquitanos,
 gentes
 insumisas
 que
 no

terminaban
 del
 todo
 de
 sujetarse
 a
 la
 autoridad
 de
 su
 emperador,
 gozando
 de

una
 inaudita
 autonomía.
 Un
 pequeño
 pelotón
 de
 caballería
 franca
 destacó
 y
 al

avistar
 a
 la
 comitiva
 uno
 de
 los
 hombres
 gritó
 –¡Los
 tenemos,
 son
 los

delincuentes
 que
 se
 escaparon
 anteayer!–.
 Albano
 soltó
 una
 maldición
 y
 un

hombre
que
estaba
a
su
lado
gruñó:
–kaoc’h!32–

–y
que
lo
digas–
secundó
Cador





–¡Al
 galope!–
 bramó
 Albano,
 –¡Los
 francos
 montan
 unas
 jacas
 inútiles,
 los

dejaremos
atrás
s
nos
dirigimos
a
las
granjas
que
hay
al
oeste
de
aquí!–
–¡Pero

nos
 encontraremos
 con
 los
 brutos
 del
 Pirineo!–
 gritó
 Cador,
 Albano
 le
 dijo

encolerizado
 –¡Con
 ellos
 tenemos
 una
 oportunidad!,
 elige,
 ¿muerte
 probable
 o

muerte
 segura?–
 
 –Como
 de
 costumbre,
 metidos
 hasta
 el
 cuello
 en
 la
 mierda–

rezongó
Cador,
y
se
pusieron
al
galope.
Los
francos
emprendieron
de
inmediato

la
persecución,
mientras
los
aquitanos
resolvieron
acampar
en
la
zona,
no
iban
a

perseguir
 una
 banda
 de
 forajidos
 cuyo
 único
 crimen
 fue
 aligerarle
 las
 bolsas
 a

unos
 hombres
 que
 lo
 merecían,
 este
 era
 problema
 de
 los
 francos,
 y
 si
 los

vascones
daban
cuenta
de
ellos,
tanto
mejor,
razonó
su
capitán
maliciosamente.


Cador
 ordenó
 a
 sus
 hombres
 que
 fueran
 a
 paso
 ligero,
 sin
 galopar,
 pero

listos
 para
 ello,
 además
 les
 ordenó
 que
 guardasen
 buena
 distancia
 entre
 ellos,

para
 así
 cubrir
 un
 mayor
 campo
 de
 visión;
 Albano
 aprobó
 la
 orden,
 para
 la

operación
 que
 planeaba
 realizar,
 se
 necesitaba
 una
 meticulosa
 precisión,
 y

reaccionar
rápido,
por
eso
era
necesario
tener
la
mejor
visibilidad
y
audibilidad


























































27
Cota
de
malla
germana.

28
Hacha
arrojadiza
de
los
francos,
francisca
significa
francesa.

29
Cota
de
malla
corta
romana,
copia
del
Hauberk
galo.

30
Casco
cónico
propio
de
la
península
Ibérica
y
la
Aquitania
(actual
Provenza),


no
cuenta
con
protección
nasal
y
es
originario
de
oriente
medio.

31
Lanza
arrojadiza
romana
anterior
al
Pilum.

32
En
bretón:
mierda.




 21


posible,
la
pérdida
de
un
solo
hombre
en
una
comitiva
tan
pequeña
constituía
de

por
sí
una
crisis.
Cada
vez
que
los
francos
se
acercaban,
tomaban
su
arcos
de
caza

y
 les
 disparaban
 desde
 los
 caballos,
 eso
 los
 mantenía
 a
 distancia
 y
 lo

suficientemente
coléricos
para
anular
su
prudencia
y
percepción,
éstos
se
habían

dispuesto
a
modo
de
cazadores,
avanzando
furtivamente
de
manera
individual
y

muy
espaciada,
para
evitar
que
se
escaparan;
el
riesgo
era
que,
si
se
topaban
con

una
banda
de
vascones,
estarían
condenados,
la
fortaleza
del
guerrero
germano

consiste
en
el
muro
de
escudos,
no
en
el
luchador
individual,
a
menudo
lento
y

pesado.



Albano
 ya
 había
 visto
 a
 los
 hombres
 emboscados
 entre
 los
 pastizales,
 el

trigo
y
las
piedras;
por
lo
que
no
le
sorprendió
cuando
un
montón
de
hombres

salió
 vociferando,
 con
 pequeños
 escudos,
 espadas
 y
 hachas,
 (más
 alguno
 que

llevaba
 una
 lanza,
 arco,
 honda
 o
 casco)
 Albano
 le
 gritó
 algo
 en
 una
 lengua

extraña
al
jefe
de
la
banda
que
iba
montado,
lo
cual
al
parecer
dio
resultado,
pues

este
hombre
vociferó
a
sus
hombres:
–¡geldi
bitez,
lagunak
dira!33
¡Son
amigos!–

Y
 acto
 seguido
 los
 vascones
 la
 emprendieron
 contra
 los
 francos.
 Fue
 una

carnicería
 espantosa,
 las
 falcatas34
 y
 hachas
 silbaban
 a
 una
 velocidad
 pasmosa,

aniquilando
a
los
francos
antes
de
que
tuviesen
tiempo
de
entender
lo
que
estaba

pasando;
 el
 jefe
 de
 ellos,
 que
 había
 desmontado,
 pues
 sus
 caballos
 no
 habían

podido
seguir
el
ritmo,
se
enfrentó
con
el
jefe
vascón
que
había
desmontado,
y
en

un
 abrir
 y
 cerrar
 de
 ojos,
 la
 falcata
 redujo
 su
 escudo
 a
 un
 puñado
 de
 astillas
 y

después
 de
 abrirle
 un
 tajo
 en
 la
 garganta
 al
 jefe
 franco,
 lo
 atravesó,
 muriendo

éste
 con
 un
 gruñido.
 Entretanto,
 los
 vascones
 ultimaban
 alegremente
 a
 los

supervivientes,
parecían
disfrutar
de
una
sanguinolenta
revancha;
al
terminar
el

triste
 espectáculo,
 el
 jefe
 se
 acercó
 a
 Albano
 y
 le
 dijo
 –¡Vive
 Dios
 que
 me
 has

traído
 un
 magnífico
 regalo!–
 Albano
 gruñó
 enfurruñado
 
 –dejémoslo
 estar,

Garikoitz–
el
vasco
replicó
burlón
–En
nombre
de
la
banda
de
Garikoitz,
te
damos



























































33
En
vasco:
Deténganse,
son
amigos.

34
Espada
celtíbera
con
una
hoja
curva
invertida
a
manera
de
hoz,
los
celtas
se
la


dieron
a
conocer
a
los
tracios,
éstos
a
los
macedonios,
y
Alejandro
Magno
la

difundió
alrededor
del
globo
(ejemplos
son
el
yatagán
turco,
árabe
y
mongol,
el

Kukri
nepalí,
y
el
Sosun
pattah,
Khanda,
Ayudha
Katti,
Dao,
Bich’wa
y
Talwar

Indios
e
Indonesios).




 22


las
 mas
 sinceras
 gracias
 por
 ofrecernos
 el
 más
 espléndido
 almuerzo
 que

hayamos
tenido
en
un
año–

–No
habéis
perdido
tu
sentido
del
humor–

–Siempre

es
 bueno
 ayudar
 a
 un
 amigo
 a
 quitarse
 los
 piojos
 de
 encima–
 –Siendo
 los
 dos

viejos
perros–

continuó
Albano
–Sarnosos,
pero
leales–
sonrió
Garikoitz
–Por
un

momento
pensé
que
me
ibas
a
rebanar
el
cogote,
viejo
sanguinario–
–Bueno,
no

te
 esperaba,
 pero
 a
 decir
 verdad,
 te
 reconocí
 de
 inmediato,
 no
 era
 necesario

gritarme,
 aunque
 planeaba
 darte
 un
 susto–
 –Mis
 hombres
 son
 excelentes

tiradores
 montados,
 la
 muerte
 de
 alguno
 de
 tus
 hombres
 podría
 traerte

problemas–
–Entonces
no
fue
tan
mala
idea–
dijo
Garikoitz
–Te
ahorré
unas
50

deudas
de
sangre,
o
más–
–A
tus
hombres
los
hubiéramos
ensartado
más
rápido

que
 a
 esos
 francos–
 –Quisiera
 verlo–
 respondió
 Cador,
 que
 no
 entendió
 lo
 que

dijo
Garikoitz,
pero
entendió
el
sentido
de
la
última
frase–
–Hombres
con
agallas,

¿eh?
,
eliges
bien
a
tus
hombres,
Albano–
Albano
se
volvió
–Yo
que
tú
me
callaría

la
 boca,
 Cador,
 este
 viejo
 charlatán
 le
 dio
 muerte
 a
 Roldán
 y
 comandó
 la

emboscada
 de
 Roncesvalles35–
 dijo,
 Garikoitz
 continuo
 –Si,
 ese
 piojoso
 de

Carlomagno
 vino
 a
 atacar
 a
 los
 infieles,
 lo
 que
 no
 impidió
 que
 sus
 hombres

saquearan
 a
 los
 cristianos,
 en
 especial
 ese
 Roldán,
 que
 lo
 hacía
 por
 placer,

matando,
 violando
 e
 incendiando,
 saqueando
 iglesias–
 Cador
 musitó:
 –Este

sujeto
 fue
 el
 que
 le
 dio
 su
 merecido
 al
 conde
 de
 Bretaña,
 martillo
 de
 la

península–.


Tras
 despedirse
 de
 Garikoitz,
 emprendieron
 la
 marcha
 bordeando



territorio
de
incursión
vasca,
Garikoitz
les
entregó
a
cada
uno
una
ficha
de
hueso,

que
les
franquearía
el
paso
a
través
de
las
zonas
más
belicosas,
al
cuarto
día
de

marcha
avistaron
Tolosa,
antigua
capital
del
Reino
Visigodo,
vecina
a
la
sede
de

San
 Martín,
 patrón
 no
 oficial
 de
 la
 cristiandad
 occidental,
 el
 lugar
 en
 cuyas



























































35
Este
hecho
es
en
esencia
verídico,
Carlomagno
intenta
usar
los
Pirineos
para


atacar
a
los
árabes,
es
detenido
por
ellos
y
de
vuelta,
su
capitán
de
la
retaguardia,

Roldán
es
masacrado
con
sus
hombres
por
vascos
en
el
desfiladero
de

Roncesvalles,
el
saqueo
era
la
única
manera
de
avituallarse,
y
la
excentricidad
de

los
vascos
llevó
muchas
veces
a
confundirlos
con
paganos.
Recordemos
también

que
el
soldado
germano
disfruta
del
dolor
ajeno,
este
escenario
de
violaciones,

saqueo,
matanza,
e
incendios
será
moneda
común
hasta
nuestros
días.




 23


puertas
 Carlos
 Martel
 aplastó
 a
 los
 árabes,
 cuna
 de
 
 la
 fortuna
 carolingia36.
 La

conversación
 con
 Eudes
 fue
 casi
 inexistente,
 era
 un
 hombre
 reservado
 y

ocupado,
 y
 tras
 entregarle
 el
 papel
 le
 cerró
 la
 puerta
 en
 las
 narices.
 Albano
 se

quedó
 mirando
 de
 hito
 en
 hito
 al
 papel,
 en
 efecto,
 aquellos
 puntos
 podían
 ser

cualquier
 cosa,
 tendría
 que
 consultar
 una
 tabla
 astronómica
 para
 sacar
 algo
 en

limpio,
en
Irlanda
seguramente
tendrían
las
mas
boreales,
dado
que
ellos
habían

colonizado
 Islandia,
 así
 que
 decidió
 buscar
 un
 puerto
 fluvial
 y
 partir
 en
 una

gabarra
hasta
Véneto,
dado
que
la
temporada
de
Vikingo37
ya
había
terminado.

Se
reunió
con
sus
hombres
en
una
taberna,
y
tras
pagarles
su
sueldo,
les
dijo,
que

tenía
 una
 empresa,
 la
 más
 larga
 y
 temeraria
 que
 acaso
 hombre
 alguno
 hubiese

intentado,
 y
 les
 preguntó
 si
 estaban
 interesados.
 Los
 veintisiete
 hombres

quisieron
ver
la
propuesta.
Albano
les
dijo:
–Un
compatriota
vuestro
ha
dado
con

la
manera
de
llegar
a
tierras
inmensas
y
fértiles
en
ultramar,
mi
plan
es
crear
una

colonia
 allí,
 sólo
 para
 nuestra
 gente,
 esto
 es
 imperativo
 si
 queremos
 seguir

siendo
 libres,
 somos
 muy
 pocos
 y
 nuestras
 tierras
 disminuyen
 a
 pasos

agigantados,
 estamos
 acorralados
 en
 tierras
 pobres
 y
 sobrepobladas,
 y
 cuando

falta
 tierra,
 y
buena
 tierra,
se
hace
 imposible
mantenerla
 contra
quién
 posee
 la

mayor
y
mejor
parte.
Tendremos
que
reclutar
a
gentes
a
lo
largo
y
ancho
de
toda

Europa,
 pertenecientes
 a
 los
 primeros
 pueblos,
 entonces
 armaremos
 una
 flota

gigantesca
 desde
 Irlanda
 y
 le
 disputaremos
 el
 mar
 a
 los
 vikingos,
 el
 proyecto
 a

largo
 plazo
 es
 unir
 a
 nuestras
 naciones
 en
 una
 confederación
 que,
 con
 nuevas

tierras,
darán
los
recursos
necesarios
para
prosperar
y
asegurar
nuestro
legado

al
mundo.
Los
hombres
se
quedar
mirando
boquiabiertos
a
su
jefe,
era
una
tarea

gigantesca,
 que
 apenas
 les
 cabía
 en
 la
 mollera,
 cabe
 decir
 que
 apenas



























































36
Al
aplastar
Martel
a
los
Invencibles
Árabes,
se
convierte
en
la
figura
civil
mas


preeminente
de
Occidente,
su
victoria,
que
estratégicamente
fue
menor,

ideológicamente
fue
aplastante,
los
árabes
no
eran
un
invencible
castigo
de
Dios,

eran
el
enemigo,
enemigo
que
con
la
ayudad
de
Dios
Martel
aplastó,
Dios
no

quiso
que
cayera
Tours;
tal
fue
su
importancia,
que
su
familia
pasó
a
ser
dinastía,

tomando
el
nombre
de
Carolingios
por
Carlos,
y
su
fama
les
hizo
reyes
de
facto,

aunque
todavía
no
de
jure
(oficiales).

37
Los
“vikingos”
no
eran
un
pueblo,
sino
que
era
la
denominación
que
se
le
daba


a
los
normandos
cuando
iban
de
saqueo
(vikingo
es
un
término
despectivo
que

significa
“ratas
de
bahía,”
en
alusión
a
que
no
tenían
el
“coraje”
de
aventurarse

más
allá
de
la
costa)




 24


entendieron
 algo,
 aparte
 de
 que
 era
 una
 osadía
 digna
 de
 los
 tiempos
 míticos;

Albano
 continuó
 –Les
 estoy
 dando
 la
 oportunidad
 de
 vivir
 tranquilos
 en
 una

tierra
 fértil,
 no
 tener
 que
 huir,
 poder
 asentarse,
 tener
 familia
 y
 mantenerla
 a

salvo–
 Ahora,
 eso
 sí
 que
 lo
 entendieron,
 la
 idea
 de
 una
 unión
 de
 los
 primeros

pueblos
 era
 algo
 que
 les
 era
 muy
 abstracto
 (¿Quiénes
 eran
 los
 primeros

pueblos?),
 pero
 la
 oportunidad
 de
 tener
 una
 familia
 y
 poder
 decirle
 a
 las
 suyas

que
estaban
vivos,
la
oportunidad
de
volver
a
comenzar
en
paz,
era
un
sueño
por

el
cual
se
podía
morir.
Circulaban
muchas
historias
de
tierras
riquísimas
allende

el
océano,
fantasías
de
quienes
veían
en
su
presente
nada
más
que
miseria,
pero

si
su
jefe,
un
hombre
de
recursos
e
intelecto,
decía
haber
dado
con
un
mapa,
y
le

daba
 fe
 a
 ello,
 la
 idea
 de
 una
 colonia
 en
 tierras
 fértiles
 dónde
 vivir
 era
 una

oportunidad
 que
 no
 iban
 a
 dejar
 pasar,
 la
 perspectiva
 de
 ser
 un
 terrateniente

gordo
 con
 cien
 nietos
 y
 una
 vida
 acomodada
 y
 feliz
 era
 el
 séptimo
 cielo
 para

estos
hombres,
de
sólo
pensar
en
campos
fértiles
sin
habitar
se
les
hacía
la
boca

agua,
 y
 la
 idea
 de
 volver
 a
 sentirse
 hombres,
 de
 volver
 a
 tener
 un
 nombre
 un

hogar,
 una
 familia
 y
 raíces,
 les
 empujaba
 con
 fuerza.
 ¿Qué
 importaba
 que
 en
 el

mundo
 no
 hubiera
 paz
 sino
 guerra
 y
 miseria?
 Pues
 si
 bien
 nunca
 la
 pobreza
 se

irá,
y
la
paz
no
se
verá
en
este
mundo,
peor
sería
no
intentarlo,
rendirse
era
dejar

que
 la
 esperanza
 abandonase
 el
 corazón
 de
 un
 hombre,
 en
 un
 mundo
 así
 era

mejor
morir
joven.
Cador
se
levantó
y
en
nombre
de
sus
hombres
le
dijo
a
Albano

con
ojos
brillantes
por
la
emoción

–Hasta
el
fin
del
mundo,
mi
señor,
hasta
el
fin

del
mundo.–


SEGUNDA
PARTE:
IRLANDA


VII


Tierra
de
brumas
y
silencios.


Albano
 se
 arrebujó
 en
 su
 capa,
 tratando
 de
 conservar
 el
 calor,
 agotado

tras
horas
de
escrutar
febrilmente
entre
la
niebla
tratando
de
ver
algo;
mientras

tanto,
 los
 remeros
 bogaban
 pausadamente
 perdidos
 en
 sus
 pensamientos,
 con

miradas
 taciturnas.
 Los
 bretones
 se
 balanceaban
 perezosamente
 buscando

conservar
el
calor,
sumidos
en
la
somnolencia
que
la
aceptación
de
la
monotonía

conlleva,
 aparentemente
 sumisos
 después
 del
 impaciente
 aburrimiento.
 El




 25


rugido
 del
 viento
 había
 cambiado
 de
 tono,
 señal
 inequívoca
 de
 que
 se

encontraban
frente
a
una
mole
rocosa
inmensa:
el
monumental
murallón
de
los

acantilados
de
Irlanda
se
hacía
notar,
aunque
no
se
lo
viese.
En
este
ambiente
de

bruma
 y
 silencio,
 el
 oído
 recreaba
 el
 lejano
 sonido
 de
 un
 ronco
 cuerno,

desesperado
 por
 oír
 algo
 mas
 allá
 del
 arcano
 ulular
 del
 viento
 y
 el
 misterioso

chasquido
de
las
aguas
y
velas:
los
sentidos,
sobrecogidos
frente
a
una
naturaleza

que
anula
al
hombre,
se
agudizaban
hasta
el
paroxismo.



Hogar
 de
 gigantes
 y
 de
 los
 Tuatha
 de
 Dánan38,
 sólo
 los
 hombres
 más

heroicos
 podían
 hacer
 de
 éste
 su
 hogar,
 reclamar
 esta
 tierra
 como
 suya,
 basar

sus
huesos
en
esta
tierra
con
olor
a
caliza.
En
la
lontananza,
el
lejano
ulular
de
un

Carnyx39
hendió
con
melancolía
el
silencio
mientras
una
ronca
gaita
acompañaba

su
lamento;
Irlanda
había
notado
su
presencia.



Mientras
 el
 ronco
 lamento
 del
 Carnyx
 reverberaba
 entre
 los
 acantilados

sumidos
en
la
penumbra,
el
eco
magnificaba
el
sonido
haciéndolo
sonar
como
la

llamada
de
un
ejército
espectral,
y
mientras
un
escalofrío
recorría
el
espinazo
de

los
 presentes,
 entonces,
 sintieron
 un
 breve
 atisbo
 de
 una
 realidad
 cuya

dimensión
no
terminaban
de
abarcar,
leves
destellos
entre
la
niebla
del
misterio;

profundas
 contradicciones
 y
 una
 monumentalidad
 exacerbada,
 una
 realidad
 en

la
 que
 creer
 en
 la
 existencia
 de
 antiguos
 espíritus
 inhumanos,
 creadores
 y

moradores,
se
presentaba
como
una
idea
muy
lejos
de
estar
desencaminada,
era

mas
bien
una
descripción
exacta
de
la
realidad.
Un
pasado
sumido
en
la
dorada

neblina
 de
 la
 arcana
 gloria,
 un
 presente
 atribulado
 que
 añoraba
 los
 días
 de

antaño,
 y
 un
 futuro
 incierto,
 pero
 en
 que
 cabía
 la
 esperanza
 de
 alcanzar
 una

nueva
edad
de
oro.



























































38
Los
hijos
de
la
diosa
Dánu,
madre
tierra,
que
es
tres
y
una,
que
es
vida,
amor
y


compasión,
pero
asimismo
puede
ser
implacable
señora
de
lo
vivo,
propicia
la

fertilidad
y
la
magnanimidad.
Sus
hijos
son
los
poderes
y
guardianes
de
la

naturaleza,
patrones
de
las
emociones
del
hombre,
la
batalla,
el
druidismo
y
el

arte.
Son
los
míticos
primeros
habitantes
de
irlanda,
y
al
ser
desplazados
por
los

mortales
humanos,
se
refugian
el
lagunas,
bosques
y
túmulos,
y
sus
hijos

menores
bajo
la
tierra;
Tuatha
de
Dánan
significa
literalmente
el
“Clan
de
los

hijos
de
Dána”.


39
Cuerno
de
guerra
de
madera
o
bronce,
con
forma
de
S,
su
extremo
superior


tiene
la
forma
de
un
jabalí,
y
es
del
alto
de
un
hombre.




 26


Los
remeros
del
barco
dirigieron
con
pericia
al
navío
por
las
accidentadas

costas,
 y
 encallaron
 en
 una
 pequeña
 cueva
 por
 debajo
 de
 los
 acantilados,
 la

erosión
de
un
pequeño
riachuelo
había
horadado
al
acantilado
hasta
convertirse

en
una
cueva
que
llevaba
hacia
arriba,
los
esperaba
un
hosco
hombre
,
moreno
y

con
un
kilt40
que
parecía
recrear
las
pardas
colinas
de
las
islas
circundantes
(era

la
suciedad)
sin
mediar
palabra
los
llevo
a
través
del
pasadizo
natural,
dónde
los

esperaban
 algunos
 hombres.
 Destacaba
 el
 que
 debía
 ser
 su
 líder,
 en
 su
 carro

gálico41,
 llevaba
 una
 torca
 de
 oro
 de
 complicado
 diseño
 y
 su
 capa
 era
 sujetada

por
una
fíbula
de
una
manufactura
pasmosa,
complacido
el
hombre
dijo
–Era
de

mi
 abuelo,
 la
 mandó
 a
 hacer
 en
 Tara42.–
 Junto
 con
 él
 iban
 algunos
 monjes

errantes,
 del
 tipo
 que
 sólo
 se
 daba
 en
 el
 mundo
 celta,
 de
 una
 ascesis
 errante
 y

evangélica,
 en
 el
 continente,
 en
 especial
 Francia,
 sufrían
 mucho
 por
 ser

confundidos
con
los
jorobaítas43,
por
lo
que
su
misión
se
abocó
a
evangelizar
a

escandinavos
 y
 germanos,
 y
 crear
 monasterios
 en
 islas
 vírgenes.
 El
 resto
 de
 la

comitiva
lo
componía
la
Fiana44
del
señor
de
la
región,
junto
con
algunos
Kerns45

y
 Ridires46.
 
 –Veo
 que
 están
 en
 pié
 de
 guerra–
 comentó
 Albano
 al
 jefe,
 
 que
 se

llamaba
 Niall
 MacFir
 –Briain
 Boróimhe
 se
 ha
 erigido
 como
 rey
 supremo
 de

Irlanda
y
se
apresta
para
expulsar
a
los
invasores
vikingos–
respondió
éste,
–Nos

reuniremos
en
Clontarf
para
expulsarlos
de
manera
definitiva47–
Albano
suspiró

–Al
 menos
 Kells,
 Tara
 y
 Ardagh
 estarán
 libres
 las
 hostilidades
 principales–
 –Si,

pero
sólo
las
principales,
no
garantizo
falta
de
escaramuzas–

–Eso
lo
daba
yo
por

descontado–
Niall
asintió
–Os
escoltaré
hasta
Monaghan,
de
ahí
os
dejaré
algunos

hombres,
 además
 de
 Finan,
 mi
 lugarteniente–
 un
 delgado
 hombre
 con
 mirada



























































40
Se
le
conoce
como
falda
escocesa,
pero
es
común
al
mundo
celta.

41
Carro
de
combate
y
transporte
celta,
contaba
con
un
ingenioso
mecanismo


para
amortiguar
la
rudeza
del
camino
que
consistía
en
suspender
de
unos
arcos

al
piso
del
carro
mediante
tiras
de
cuero
y
tendón
a
modo
de
resorte.

42
Este
sería
el
famoso
“Broche
de
Tara”
Fíbula
para
capa
del
siglo
VIII,
Tara
es
la


ciudad
más
antigua
de
Irlanda
y
ha
estado
habitada
desde
la
época
de
los

constructores
de
megalitos.

43
Monjes
errantes
que
se
aprovechaban
del
voto
de
hospitalidad
de
los


monasterios.

44
En
gaélico
“banda
de
guerra”

45
En
esta
acepción,
hombres
rasos
que
tiran
jabalinas,
son
eximios
cazadores.

46
En
gaélico
“jinetes”
caballería
ligera
provista
de
lanzas.

47
Esto
es
un
anacronismo,
Brian
Boru
pelea
en
Clontarf
el
año
1014.




 27


pícara
se
adelantó,
–Es
listo,
pero
tiende
a
traer
problemas–
se
excusó
Niall
–Es

el
hijo
de
mi
hermana–
Albano
le
dijo
a
Finan
–Con
la
venia
de
tu
señor,
si
me
das

un
 problema,
 te
 privaré
 de
 tu
 descendencia–
 Finan
 se
 apresuró
 a
 decir
 –No
 os

daré
 ninguno
 señor–
 tras
 lo
 cual
 añadió
 –Al
 menos,
 ninguno
 que
 yo
 no
 pueda

arreglar
a
satifacción–
sonriendo
aventó
una
moneda
de
oro
al
aire
y
la
atrapó
al

vuelo
–En
todo
caso,
nada
de
ello
redundará
en
perjuicio
vuestro–.
Niall
agregó:
–
Os
 dejaré
 además
 algunos
 de
 mis
 hombres
 y
 al
 hermano
 Phéadar
 para
 que
 os

haga
de
introductor,
las
gentes
de
aquí
respetan
mucho
a
las
gentes
de
Dios–
el

aludido
sonrió
–Será
un
placer
ayudaros
en
lo
que
pueda–
–Me
siento
honrado–

respondió
 Albano,
 tras
 introducirse
 cada
 uno
 de
 los
 hombres
 de
 la
 comitiva
 de

Albano,
se
aprestaron
para
partir.


Mientras
 tomaban
 un
 descanso
 en
 Corcaigh;
 preparando
 a
 los
 caballos



para
el
largo
viaje;
Albano
le
echó
un
vistazo
al
camino:
éste
era
un
intento
local

por
 emular
 las
 vías
 romanas;
 los
 vikingos
 empezaron
 haciendo
 caminos
 para

facilitar
 la
 comunicación
 entre
 Bhaile
 atha
 Clíath,
 en
 Anh
 Dubh
 Linn48
 y
 las

regiones
 circundantes;
 esto
 fue
 copiado
 por
 los
 irlandeses,
 pero
 sólo
 en
 las

ciudades
 del
 interior,
 pues
 ahorrarle
 pantanos,
 ríos,
 bosques
 y
 colinas
 a
 los

invasores
del
norte
no
iba
con
sus
planes,
ni
con
su
manera
de
ser
(por
alguna

misteriosa
 razón
 los
 irlandeses
 hallaban
 un
 encanto
 especial
 en
 lo
 húmedo
 y

brumoso)
 estos
 caminos
 recibieron
 algunos
 retoques
 conforme
 al
 gusto
 local;

como
el
agregar
piedras
para
pavimentar
el
piso,
o
corredores
de
madera
en
los

humedales.



Numerosos
 Clíathari49
 patrullaban
 las
 calles
 de
 la
 ciudad,
 mientras
 un

puñado
 de
 ociosos
 Muire
 y
 Galloglaichs50
 se
 tomaban
 un
 descanso,
 durmiendo

bajo
 las
 puertas
 de
 la
 ciudad.
 Entretanto
 un
 granjero
 local
 fue
 a
 visitarlos
 esa

mañana,
trayendo
consigo
sus
lebreles,
unos
gigantescos
Cú
faolchú51,
cazadores

de
lobos
–y
hombres–
los
mismos
perros
que
cautivaron
al
emperador
romano


























































48
La
ciudad
y
el
valle
de
Dublín,
respectivamente,
la
ciudad
fue
creada
por
los


vikingos
y
su
nombre
viene
del
gaélico
(Anh
Dubh
Linn
significa
“Un
pantano

Negro”)

49
Milicia
local
de
lanceros.

50
Mercenarios
de
élite,
portaban
equipo
pesado.

51
Wolfhounds
irlandeses,
el
perro
más
grande
del
mundo.




 28


Claudio52
 y
 a
 Julio
 César53,
 aquellos
 que
 por
 su
 valor
 provocaban
 incursiones

vikingas
 para
 raptarlos,
 estos
 formidables
 canes
 eran
 casi
 tan
 altos
 como
 un

caballo,
 de
 pelo
 lanudo,
 largos
 pies,
 ojos
 melancólicos
 y
 de
 pelaje
 tanto
 gris,

dorado
 como
 la
 miel
 o
 blanco
 como
 la
 bruma;
 era
 un
 regalo;
 según
 expresó
 el

granjero;
 “que
 los
 mantendrá
 fuera
 de
 problemas
 y
 les
 salvará
 el
 pescuezo”;
 se

llamaban
Cú
Chullain54;
Dána55
y
Wyvern56,
y
eran
en
verdad
magníficos;
Albano

no
 sabía
 como
 responder
 ante
 tanta
 generosidad.
 
 –Cualquiera
 que
 tenga
 las

agallas
para
toparles
en
la
nariz
a
las
sangujuelas
del
norte
necesita
toda
la
ayuda

que
un
hombre
pueda
dar,
iría
yo
mismo,
pero
mi
edad
ya
me
recuerda
que
no

estoy
 para
 esos
 menesteres–
 le
 respondió
 el
 granjero,
 y
 continuó
 –Aliméntalos

bien,
preferentemente
con
vikingos–
y
tras
un
apretón
de
manos,
se
despidió.


VIII


Sídh


La
 niebla
 no
 se
 separaba
 de
 la
 comitiva
 de
 Albano;
 el
 pavimento
 daba

paso
al
barro
y
la
resbalosa
hierba,

se
dirigían
por
un
camino
que
serpenteaba

entre
 las
 colinas,
 ríos
 y
 bosques;
 que
 los
 llevaría
 al
 pueblo
 de
 Trím,
 donde

pedirían
permiso
para
franquear
sus
tierras,
protegidas
por
la
geasa57
que
daban

ya
 no
 tanto
 Dánu,
 la
 madre
 tierra,
 sino
 la
 costumbre
 y
 la
 precaución
 de
 los

locales.
A
media
tarde,
mientras
la
dorada
neblina
empezaba
a
clarear
y
el
aire
se

tornaba
más
nítido;
revelando
los
sauzales
bañados
en
oro
y
la
brisa
vestida
de

plata,
vieron
que
el
camino
por
el
que
ahora
avanzaban
era
la
pedregosa
orilla
de

un
 estero;
 entonces,
 se
 escuchó
 el
 débil
 tocar
 de
 unas
 cuerdas,
 los
 caballos
 se

detuvieron
 expectantes
 y
 pasados
 unos
 momentos,
 mientras
 el
 músico
 se
 iba

acercando,
 la
 melodía
 reveló
 su
 tono
 melancólico,
 de
 grandeza
 perdida,
 pero
 al

mismo
 tiempo
 enérgica
 y
 agresiva,
 que
 incitaba
 al
 heroísmo
 y
 al
 sacrifico,
 a
 la


























































52
Tácito,
Anales.

53
De
Bella
Gallico,
Julio
César
(Comentario
a
la
Guerra
de
las
Galias)

54
Héroe
mítico
de
Irlanda.

55
“Audaz”
en
gaélico.

56
Tipo
de
dragón
menor,
es
el
origen
de
la
palabra
castellana
“víbora”

57
Prohibición
sagrada.




 29


rememoración
 de
 glorias
 pasadas,
 al
 lamento
 de
 las
 cosas
 perdidas,
 a
 la

determinación
de
luchar
por
un
futuro
brillante.
La
guitarra
zumbaba
en
el
aire,

al
tiempo
que
su
dueño
cantaba:


“Éiríonn
 tú!,
 éiríonn
 tú!,
 éiríonn
 sibh,
 ar
 cogadh,
 ar
 glóir,
 sinn
 máirseáil,
 máirseáil
 ar

scrios,
ar
bás,
ar
éag
do
ár
talamh,
ár
teaglach,
ár
muintir,
ár
sinsear.
Glórmhar
bas
an
t'aon
fear

cé
 dísli
 do
 an
 talam
 seo
 aige
 sinsear,
 máirseal
 sibh!,
 máirseal
 sibh!,
 máirseal
 sibh,
 poblacht
 na

hEireann!”


Lo
 que
 significaba
 “¡Levántense!
 ¡levántense!,
 levantémonos
 para
 la



guerra,
para
la
gloria;
nosotros
marchamos,
marchamos
a
la
ruina,
a
la
muerte,
a

morir
 por
 nuestra
 tierra,
 nuestra
 familia,
 nuestra
 gente,
 nuestros
 ancestros.

Gloriosa
muerte
la
del
hombre
que
muere
por
la
tierra
que
sus
ancestros
regaron

con
 sangre,
 ¡marchemos!,
 ¡marchemos!,
 ¡marchemos
 pueblo
 de
 Irlanda!”58
 El

hipnótico
 ritmo
 al
 compás
 de
 “Éiríonn
 tú,
 máirseal
 sibh!”
 (¡Levántense,

marchamos!)
el
solitario
Bardo
tocaba
instrumento
por
los
caminos
de
Irlanda59,

para
 desaparecer
 entre
 la
 niebla,
 y
 así
 como
 el
 se
 iba,
 como
 si
 hubiesen
 sido

hipnotizados,
 la
 gente
 abandonaba
 sus
 quehaceres,
 pescaban
 lo
 que
 tuviesen
 a

mano,
 una
 espada,
 una
 hoz,
 y
 marchaban,
 siguiendo
 los
 pasos
 del
 bardo,
 la

guerra
 había
 llegado,
 extranjeros
 profanaban
 el
 descanso
 de
 sus
 ancestros,

hollando
con
sus
pies
una
tierra
pagada
con
sangre.


Albano
 miraba
 con
 preocupación
 la
 escena,
 la
 guerra
 se
 acercaba

rápidamente,
 y
 no
 era
 improbable
 quedar
 atrapados
 en
 medio.
 Finan
 lamentó





–El
 viejo
 ciertamente
 me
 ha
 castigado
 duro
 esta
 vez,
 me
 perderé
 de
 toda
 la

diversión–

–Asno–
masculló
Cador
–No
me
extraña
que
el
viejo
buscara
librarse

de
 él–
 Cador
 no
 era
 cobarde,
 como
 capitán,
 era
 arrojado
 y
 valiente,
 casi

temerario,
pero
sus
años
de
experiencia
le
habían
otorgado
un
sexto
sentido,
el

de
 evitarse
 problemas
 (como
 emboscadas,
 mutilaciones,
 masacres,
 batallas



























































58
En
inglés
la
transcripción
es
más
cercana
“Rise
up!,
rise
up!,
we
rise
for
war,


for
glory,
we
march,
march
to
ruin,
to
death,
to
die
for
our
land,
our
family,
our

folks,
our
ancestors.
Glorious
death
of
the
man
who
dies
for
the
land
whose

ancestors
gave
their
blood,
let’s
march!,
let’s
march!,
let’s
march
people
from

Ireland”

59
Lo
del
bardo
es
verídico,
erraban
solitarios
entonando
una
marcha
de
guerra


(la
más
conocida
Brian
Boru’s
March).




 30


imposibles,
 malas
 posiciones
 tácticas,
 heridas
 serias,
 etc.)
 no
 se
 vive
 mucho

tiempo
si
no
se
aprende
a
no
sólo
ganar
una
batalla,
sino
a
sobrevivir
una
guerra,

ese
sexto
sentido
le
decía
que
de
haber
una
batalla
en
las
cercanías
significaría
o

que
 los
 masacrasen,
 o
 un
 número
de
bajas
 inaceptables
para
cualquier
capitán.

Su
 número
 no
 era
 lo
 bastante
 grande
 como
 para
 defenderse,
 ni
 lo
 bastante

pequeño
para
pasar
desapercibidos,
amén
de
que
los
hombre
a
pie
impedían
una

huida
en
esta
tierra
de
llanos
y
colinas
onduladas,
después
de
todo,
Trím
no
se

hallaba
lejos
del
valle
de
Anh
Dubh
Linn,
y
Kells
no
se
hallaba
lo
suficientemente

cerca.


Al
 mediodía
 llegaron
 a
 Tara,
 las
 legendarias
 colinas
 atraían



hipnóticamente
 la
 mirada,
 el
 verde
 esmeralda
 brillaba
 con
 intensidad
 contra
 el

cielo
 azul,
 dándole
 a
 la
 modesta
 altura
 de
 las
 colinas
 un
 tamaño
 titánico.
 Aquí

supuestamente,
latía
el
corazón
de
la
isla,
aquí
los
Tuatha
De
Dánan
vencieron
a

los
Femorianos60,
a
su
vez
aquí
los
milesios
derrotaron
a
los
Tuatha
De
Dánan61,

y
 
 dieron
 origen
 a
 los
 irlandeses.
 La
 leyenda
 era
 notable
 y
 Albano
 procedió
 a

relatarla
 conforme
 al
 Lébor
 Gabala,
 el
 Libro
 de
 las
 Invasiones.62
 Los
 Gael

descendían
de
Goidel
Glás,
un
escita
que
había
presenciado
la
caída
de
la
Torre

de
Babel
y
de
Scota,
una
hija
de
un
faraón
de
Egipto,
quienes
se
instalan
en
las

islas
mediterráneas
de
Asia
menor
y
el
Egeo
en
la
mísma
época
que
Moisés
salió

de
 Egipto63.
 Fundaron
 Mileto,
 Massilia
 y
 Messina,
 en
 Sicilia.
 Invadieron
 la

península
 ibérica
 y
 se
 establecieron
 tras
 cruentas
 batallas.
 Uno
 de
 los

descendientes,
 Bréogan,
 construyó
 una
 torre
 en
 un
 lugar
 que
 llamó
 Brigantia,

desde
 esa
 torre,
 Íth,
 su
 nieto
 divisó
 por
 primera
 vez
 Irlanda.
 Este
 se
 embarcó

para
 explorar
 y
 fue
 asesinado
 por
 los
 tres
 reyes
 de
 los
 Tuatha
 Dé
 Dánnan,
 en

represalia,
 sus
 ocho
 hermanos,
 hijos
 de
 Míl
 Éspaine
 (Soldado
 de
 Hispania,
 de


























































60
Primeros
habitantes
de
Irlanda,
eran
gigantes
Inmortales,
construyen
la


famosa
“Calzada
de
los
Gigantes”
en
el
norte
de
Irlanda.

61
Los
que
no
se
refugiaron
en
los
Túmulos,
se
fueron
con
los
Femorianos
a
las


Islas
bienaventuradas
o
de
las
manzanas
(símbolo
de
vida)
Abhallehanu
(Avalón,

mito
celta
común)

62
Escrito
en
el
Siglo
IX,
su
más
antigua
copia
es
del
Siglo
XI,
es
muy
probable
que


su
escritor
alterase
la
leyenda
original
para
complementarla
con
el
libro
del

Gallaecio
Paulo
Orosio
“Siete
libros
contra
los
Paganos”.

63
Esto,
sumado
a
la
tez
morena
de
los
Irlandeses
llevaron
a
historiadores


Anglosajones
a
afirmar
el
origen
semita
de
los
Irlandeses.




 31


verdadero
nombre
Golam)
invaden
Irlanda,
derrotando
a
Tuatha
Dé
Dánnan
en

Tara,
y
nombrando
la
Isla
 Ériu,
por
petición
de
una
de
las
esposas
de
los
reyes

Tuatha
Dé
Dánnan,
que
se
llamaba
así,
o
lanzaría
un
hechizo
contra
ellos.64


Este
 era
 hogar
 de
 los
 Sídh,
 los
 Inmortales
 Bienaventurados,
 que
 en
 Tara

vivían
 en
 gloriosos
 castillos
 indetectables
 para
 el
 hombre
 y
 bebían
 el
 dorado

mead65
 de
 la
 inmortalidad,
 aquí
 Manannan
 Mac
 Lír66
 planeaba
 sus
 aventuras
 y

Dánu
socorría
a
los
mortales,
cuando
clamaban
por
ayuda,
tal
como
lo
hizo
con

Cú
Chullain
Mac
Finn,
de
triste
destino.67


IX


En
las
colinas
de
Tara


Habiendo
 finalizado
 su
 relato,
 Albano
 escrutó
 el
 horizonte,
 grandes



bandadas
de
pájaros
cruzaban
el
cielo
y
eso
no
podía
significar
nada
bueno;
en

efecto,
pasado
un
rato,
sonó
un
Carnyx
de
batalla,
el
ronco
mugir
del
cuerno
de

madera
 fue
 correspondido
 por
 un
 clamor
 que
 estremeció
 la
 bóveda
 celeste,
 el


























































64
Esta
Leyenda,
aunque
fantástica,
tiene
muchos
visos
de
verdad:
Hércules,


representado
como
un
bárbaro,
es
el
fundador
de
Mileto,
Massilia
fue
fundada

por
los
Celtas,
y
en
Sicilia
(concretamente
Mesina)
y
el
extremo
Sur
de
Italia,

vivió
un
pueblo
que
se
llamaba
Milesio
(no
confundir
con
los
Mesapios),

supuestos
descendientes
de
Troyanos.

La
invasión
también
tiene
visos
de

verdad,
pues
se
ha
comprobado
que
los
Irlandeses
llegaron
a
la
Isla
a
través
de
la

Península
Ibérica,
a
través
de
las
actuales
Galicia,
Cantabria
y
Asturias
(Galicia

viene
de
Gallaecia,
tierra
de
los
Gael,
Galos;
y
tanto
asturcones
como
cántabros

son
tribus
celtíberas.)
La
Torre
de
Bréogan
no
es
otra
que
las
Columnas
de

Hércules
(Estrecho
de
Gibraltar)
y
Brigantia
es
la
actual
Coruña
donde
desde

antiguo
vivió
la
tribu
celta
de
los
Brigantes.
Todo
esto
es
corroborado
por
Tácito,

Julio
César,
Claudio
Ptolomeo,
Heródoto
(con
respecto
al
parentesco
entre

Escitas
y
Keltoi,
Celtas)
y
Polibio,
así
como
por
las
más
recientes
investigaciones.

Los
griegos
creían
a
los
Celtas
descendientes
de
Hércules.

65
En
Irlanda
el
mead
es
una
variedad
muy
fuerte
de
cerveza
endulzada
con
miel


y
esencias
de
árboles
(enebro,
roble,
sauce).
En
Inglaterra
se
le
conoce
como

Hidromiel.

66
Dios
del
mar,
aventurero
por
naturaleza,
jovial
y
dado
a
ayudar
al
prójimo,


patrón
de
los
navegantes,
a
quienes
socorría
en
caso
de
que
naufragasen,

llevándolos
en
su
barca
a
tierra,
sanos
y
salvos.

67
Triste
en
efecto,
muere
joven
y
traicionado,
teniendo
el
futuro
más
promisorio


dado
jamás
a
mortal
alguno,
según
Dánu.




 32


retumbar
de
los
tambores
sacudía
las
colinas,
así
como
el
tronar
de
las
espadas
y

lanzas
 contra
 los
 escudos
 de
 duras
 tablas,
 las
 cornetas
 resonaban
 llamando
 a

cada
unidad
y
el
galopar
piafar
y
relinchar
de
los
caballos
se
escuchaba
sonoro;

Albano
 se
 encaminó
 con
 sus
 hombres
 a
 toda
 marcha,
 ganase
 quien
 ganase,

estaban
 en
 la
 ruta
 de
 huida;
 Cador
 miró
 inquisitivamente
 a
 su
 jefe,
 que
 asintió,





–Esta
 también
 es
 nuestra
 pelea–
 
 –Si,
 mejor
 ahora,
 que
 hay
 tropas
 que
 nos

puedan
ayudar,
aunque
se
aleja
de
nuestro
plan
de
evitar
bajas–

–No
tanto,
si
los

Noruegos
 ganan
 esta
 batalla,
 estaremos
 de
 verdad
 fritos,
 debemos
 ayudar
 al

señor
 de
 Tara–
 –¡Al
 galope,
 los
 de
 a
 pié,
 agrúpense
 en
 un
 muro
 de
 escudos
 y

refuercen
 el
 centro,
 necesitarán
 respaldo
 si
 sobrepasan
 los
 flancos!
 ¡Tú,
 Finan,

vienes
conmigo,
no
te
voy
a
quitar
el
ojo
de
encima,
si
te
haces
matar
como
un

idiota,
mearé
en
tu
podrido
cadáver!–
–¡A
la
orden
señor!–
respondió
con
sorna

Finan
–¿Listos?
¡En
marcha!–
vociferó
Albano
y
se
pusieron
al
galope.



Abajo,
el
espectáculo
era
terrible;
más
de
dieciocho
mil
hombres
estaban

dispuestos
en
modo
de
batalla,
los
noruegos
hacían
restallar
sus
lanzas
de
fresno

contra
 los
 redondos
 escudos
 vociferando
 rítmicamente;
 por
 el
 otro
 lado,
 una

masa
 de
 guerreros
 gaélicos
 vociferaban
 enardecidos
 sosteniendo

amenazadoramente
 sus
 espadas
 y
 lanzas,
 levantando
 los
 escudos
 ovalados,

mostrando
 las
 relucientes
 cotas
 de
 malla
 y
 haciendo
 violentos
 ademanes.
 Los

noruegos
 se
 dispusieron
 en
 Fyrd,68
 como
 una
 falange;
 
 agachándose
 un
 poco
 y

mostrando
 solo
 las
 lanzas
 a
 través
 de
 los
 escudos,
 los
 irlandeses
 colocaros
 sus

lanzas
 en
 posición
 horizontal
 y
 ladearon
 sus
 escudos,
 algunos
 sostuvieron
 sus

espadas,
 y
 sin
 previo
 aviso
 se
 lanzaron
 como
 una
 furiosa
 tromba
 contra
 los

vikingos,
 
 que
 aguardaban
 estáticos,
 pero
 no
 menos
 feroces.
 Tras
 una
 primera

resistencia
el
muro
de
lanzas
y
escudos
cedió
frente
a
la
marea
enardecida
y
roja

por
 su
 sed
 de
 victoria,
 el
 plan
 era
 dislocar
 la
 compacta
 formación
 enemiga
 y

obligarlos
a
un
combate
individual,
donde
tendrían
ventaja;
el
pasto
se
convirtió

en
barro
y
los
irlandeses
hacían
valer
su
leve
ventaja
numérica,
los
vikingos
eran

exterminados
 lenta,
 pero
 inexorablemente,
 tras
 el
 desconcierto
 inicial
 lograron

reagruparse,
haciendo
pagar
caro
cada
palmo
de
terreno;
la
zona
más
sangrienta


























































68
Banda
de
guerra;
también
un
tipo
de
formación
más
conocida
como
“Muro
de


escudos”
que
recuerda
mucho
a
la
falange
griega.




 33


era
 en
 una
 pequeña
 colina
 donde
 la
 guardia
 del
 jarl69
 noruego
 resistía

ferozmente,
 mientras
 los
 gruñidos
 de
 los
 hombre
 muriendo
 inundaban
 el

ambiente.
En
esa
colina,
donde
había
pasto,
ahora
había
barro,
allí
donde
había

barro,
se
convertía
en
lodo,
y
en
ese
lodo,
quedaban
atrapados
los
cuerpos
de
los

caídos
 empapándolo
 en
 sangre.
 Allí
 trepaban
 los
 grandes
 guerreros,
 el
 hijo
 del

señor
 de
 Tara,
 Eoganach,
 se
 colocó
 en
 la
 primera
 línea,
 al
 frente
 de
 todos,
 y

dando
 un
 grito
 de
 júbilo
 trepó
 a
 pié
 por
 la
 colina,
 comandando
 el
 ataque,

mientras
 su
 padre
 se
 debatía
 contra
 tres
 vikingos
 que
 buscaban
 botarlo
 de
 su

caballo;
Eoganach
llevaba
una
espada
bastarda,
de
mano
y
media
y
repartía
tajos

como
un
aluvión
de
acero,
reía
extasiado,
poseído
de
ese
frenesí
y
locura
que
se

apodera
 de
 los
 hombres
 de
 los
 pueblos
 antiguos
 al
 sumergirse
 en
 la
 inhumana

crueldad
 de
 un
 combate
 cuerpo
 a
 cuerpo,
 en
 lo
 personal
 de
 cada
 muerte,
 en
 la

brutalidad
 del
 hecho
 de
 que
 debías
 matar
 a
 un
 hombre
 con
 un
 trozo
 de
 metal

afilado,
verlo
y
sentirlo
morir
por
tu
propia
mano,
mientras
ves
como
la
vida
se
le

escapa,
 por
 más
 que
 intente
 inútilmente
 aferrarse
 a
 ella,
 matar
 así
 para
 poder

vivir,
 o
 te
 poseía
 esa
 malsana
 alegría,
 o
 te
 derrumbabas.
 Eoganach
 estaba

exultante,
 parecía
 bailar
 feliz,
 feliz
 porque
 estaba
 vivo,
 por
 que
 sus
 enemigos

estaba
muertos,
porque
estaban
ganando,
porque
era
joven
y
era
invencible,
por

que
le
aguardaba
un
futuro
dichoso,
porque
nadie,
salvo
Dios,
le
iba
a
impedir
a

masacrar
a
todos
sus
enemigos
sin
recibir
un
rasguño;
ágil
como
un
gato
montés

saltaba
de
enemigo
en
enemigo;
la
espada
oculta
en
el
barro,
el
pedazo
de
lanza

expuesto,
todo
lo
veía
con
sus
sentidos
agudizados;
tras
un
momento
la
heroica

resistencia
del
Jarl
Olof
probó
ser
inútil
y
los
hombres
victoriosos
levantaros
sus

espadas
 al
 cielo
 gritando
 exultantes,
 gritando
 de
 alivio,
 de
 alegría,
 de
 dolor,
 de

pena,
de
miedo,
de
agradecimiento,
de
emoción,
gritaban.
Un
hombretón
robusto

levantó
 en
 brazos
 a
 su
 hijo
 de
 doce
 que
 portaba
 una
 lanza
 y
 lo
 subió
 a
 sus

hombros
 mientras
 el
 chiquillo
 levantaba
 su
 espada
 corta
 al
 cielo,
 gritando
 de

emoción
y
placer
–La
muerte
violenta
no
impresionaba
a
quienes
convivían
con

ella–
en
la
colina,
un
joven
lanzó
su
espada
al
cielo
gritando
y
la
recogió
al
vuelo,

mientras
 otro
 hombre,
 bajo
 y
 ancho,
 un
 veterano
 moreno
 y
 curtido,
 de
 nariz

chata;
le
alborotaba
el
pelo
y
lo
sacudía
con
fuerza;
el
novato
había
sobrevivido
–


























































69
Título
honorífico
escandinavo,
“gran
señor”.




 34


y
ganado–
su
primera
batalla.
Pero
no
todo
era
celebración,
de
los
hombres
a
pié,

con
suerte
quedaban
mil
quinientos,
la
caballería
quedó
reducida
a
la
mitad,
y
los

heridos
que
gemían
y
se
retorcían
como
gusanos
en
el
fango
eran
miles,
ninguno

de
los
cuales
tenía
una
esperanza
de
sobrevivir.
Los
monjes
se
paseaban
entre
el

macabro
 espectáculo
 junto
 con
 los
 sacerdotes,
 dando
 la
 extremaunción
 
 y

cerrando
 los
 ojos
 a
 los
 caídos.
 Se
 necesitaría
 todo
 un
 día
 para
 recoger
 a
 los

muertos,
 los
 propios,
 para
 inmolarlos
 en
 una
 pira,
 se
 necesitarían
 a
 todos
 los

hombres
sanos
para
la
tarea.
Los
vikingos
serían
pasto
de
las
aves,
así
sirviese
de

escarmiento.


Albano
 llamó
 a
 Cadoc
 con
 expresión
 preocupada
 –¿Cuántas
 bajas?–





Cadoc
respondió:

–Milagro,
de
los
nuestros
(por
nuestros
se
refería
a
los
jinetes)

ninguno,
 aunque
 Bergild
 fue
 herido
 seriamente
 aunque
 no
 peligra
 su
 vida,
 se

necesita
 más
 que
 un
 puñado
 de
 roñosos
 rateros
 del
 norte
 para
 llevar
 a
 estos

hombres
al
infierno–

Bergild
sonreía
pese
al
dolor
con
su
brazo
derecho
en
un

improvisado
 cabestrillo
 –¿Y
 los
 hombres
 de
 a
 pie?–
 –Trece
 muertos,
 varios

heridos,
 pero
 ninguno
 de
 gravedad,
 alguien
 te
 cuida
 las
 espaldas
 allá
 arriba,

Albano,
de
esto
estoy
seguro–.



Era
 de
 noche
 y
 el
 crepitar
 de
 las
 llamas
 sonaba
 lastimero;
 el
 lúgubre

silencio
 fue
 interrumpido
 por
 el
 triste
 lamentar
 de
 una
 gaita;
 
 las
 llamas

mostraban
las
caras
distorsionadas
de
los
hombres,
antes
eufóricos,
a
la
vera
del

llanto.
 El
 entusiasmado
 aullar
 de
 los
 lobos
 resonaba
 a
 lo
 lejos;
 la
 cena
 estaba

servida
y
era
abundante.
En
las
tristes
caras
se
asomó
una
nueva
emoción:
rabia,

rabia
 contra
 quienes
 invadieron
 su
 tierra
 para
 saquear
 y
 robar,
 rabia
 para

quienes
habían
colocado,
a
padres,
hijos,
hermanos,
amigos,
compañeros,
en
una

tumba
a
destiempo
e
improvisada,
rabia
para
con
quienes
les
habían
arrebatado

a
 sus
 seres
 queridos
 antes
 de
 tiempo,
 el
 sollozo
 contenido
 y
 las
 maldiciones

masculladas
 crepitaron
 como
 las
 llamas
 de
 la
 gigantesca
 pira
 funeraria,
 último

reposo
 de
 casi
 diez
 mil
 hombres,
 condenados
 a
 una
 tumba
 sin
 nombre.
 Los

monumentos
y
las
canciones
se
encargarían
de
honrarlos.


X




 35


Kells


Los
hombres
se
hallaban
malhumorados
y
entumecidos
cuanto
divisaron

la
fortaleza
de
Kells,
construida
sobre
un
viejo
Curragh70,
siguiendo
un
patrón
de

arquitectura
 toledano,
 es
 decir,
 mampostería
 románica
 con
 toques
 locales;
 el

toque
 local
 más
 apreciable
 es
 la
 torre,
 toda
 fortaleza
 o
 puesto
 militar
 celta

siempre
posee
en
su
centro
una
altísima
y
fortísima
torre
que
era
tanto
el
centro

de
mando
como
de
observación.

Un
labriego
de
mirada
triste
fue
informar
a
su

señor
 de
 los
 visitantes;
 tras
 lo
 cual
 el
 señor
 de
 la
 fortaleza
 vino
 a
 recibirlos;
 











–Tengo
entendido
que
buscáis
hablar
con
Eoganach
O’Fhir–
Albano
levantó
una

ceja
 al
 escuchar
 el
 apellido
 
 –¿del
 clan
 de
 “un
 hombre”?–
 
 –Deuda
 de
 sangre

pendiente–
 dijo
 el
 señor
 de
 Kells
 
 –No
 tan
 grave
 como
 para
 ocultar
 un
 origen

noble,
veo–

comentó
Albano

–Es
más
una
formalidad,
nadie
puede
reclamar
por

un
hombre
bajo
mi
protección
si
su
nombre
no
es
el
del
deudor,
ni
incluirme
a
mí

en
 la
 deuda
 de
 no
 tener
 pruebas
 concretas–
 Albano
 asintió
 –Un
 duelo
 entre

nobles,
a
juzgar
por
la
tenacidad
de
los
persecutores–


–Pero
él
no
fue
el
duelista,

fue
 el
 que
 le
 dio
 refugio
 y
 asistencia
 al
 duelista
 en
 cuestión–
 
 –¿Puedo
 saber

quién
era
el
duelista?–

–Eoganach
nunca
me
dijo
su
nombre,
pero
sé
que
en
el

continente
se
le
conoce
como
Juan
Escoto
Eriúgena–.


Albano
soltó
una
carcajada
–Ahora
lo
veo
claro–

se
le
vino
rápidamente
a

la
 cabeza
 el
 desprecio
 que
 sentía
 Eriúgena
 por
 la
 corte
 del
 rey
 franco,
 y
 lo
 no‐
irlandés
 en
 general,
 lo
 mucho
 que
 suspiraba
 por
 su
 isla
 y
 el
 por
 qué
 se
 hacía

llamar
por
el
mote
que
le
pusieron
los
francos
en
vez
del
propio;
huyendo
de
la

deuda
de
sangre,
se
exilió
y
cambió
el
nombre,
a
un
lugar
donde
el
asesinato
de

un
erudito,
era
pena
gravísima,
y
la
deuda
de
sangre
se
solucionaba
de
manera

más
 civil.
 Después
 de
 todo,
 como
 maestro
 de
 la
 escuela
 palatina,
 estaba
 bajo
 la


























































70
Fortalezas
celtas
conocidas
como
“Hill
Forts”

En
la
que
una
colina;
natural
o


artificial,
constituye
el
principal
medio
de
defensa;,
al
que
s
le
agregan
varios

anillos
de
terraplenes,
fosos,

trapas
y
empalizadas.
El
uso
de
la
altura
geográfica

como
recurso
defensivo,
será,
en
Europa
occidental,
exclusivo
de
los
pueblos

celtas;
Eran
difíciles
de
detectar,
puesto
que
se
mimetizaban
con
el
entorno.
El

ejemplo
más
monumental,
hoy
perdido,
fue
la
ciudadela
de
Alesia;
un
complejo

de
más
de
60
Km.
cuadrados
completamente
mimetizado
de
unos
30
a
20
metros

de
altura
y
5
anillos
de
empalizadas,
fosos
y
terraplenes
sucesivos,
sumados
a
un

bosque
artificial
y
pantanos
artificiales.




 36


protección
del
emperador,
y
podía
pedir
ser
juzgado
bajo
el
derecho
romano,
o

bajo
el
derecho
franco,
que
el
permitía
usar
del
tesoro
real
para
pagar
la
deuda,

que
habrían
de
aceptar
los
ofendidos
de
manera
obligatoria.
Albano
se
secó
las

lágrimas
 y
 le
 preguntó
 al
 señor:
 –Disculpad,
 no
 nos
 hemos
 introducido;
 Albano

de
 Asturias,
 para
 servirle–
 
 –Padraig
 O’Conchobar,
 al
 suyo–
 
 –Creo
 que
 como

patrocinador
 de
 Eoganach
 MacFhir
 
 nos
 podría
 dar
 una
 prenda
 que
 certifique

nuestra
 fiabilidad,
 después
 de
 todo,
 nunca
 se
 es
 demasiado
 precavido–




















–Ciertamente–
 comentó
 Padraig
 –Mientras
 tanto
 si
 queréis,
 podéis
 hospedaros

en
 mi
 Oppidus–.
 Al
 entrar,
 Albano
 notó
 que
 la
 guardia
 iba
 ataviada
 al
 modo

romano,
 con
 la
 singularidad
 de
 que
 el
 equipo
 era
 de
 una
 época
 antiquísima;

Cassis
 Coolus,
 Montefortino,
 e
 Imperial
 Gallico71,
 Scutum
 íberos72,
 Gladius

Hispánico,
 Falcata,
 Sica
 y
 espadas
 Celtíberas
 al
 cinto;
 Gaesum
 Gallico73
 como

venablos,
 
 y
 cota
 de
 malla
 Hamata74,
 parecían
 réplicas
 de
 las
 legiones

republicanas
tardías,
excepto
por
lo
barbados
y
la
ropa
bajo
el
equipo,
y
las
capas

con
 broches
 dorados;
 Albano
 recordó
 que
 Padraig
 había
 llamado
 al
 lugar
 un

Oppidus,
 en
 vez
 de
 Curragh;
 ciertamente
 era
 Filo‐Latino,
 y
 erudito
 por
 afición;

pero
el
equipo
de
su
guardia
parecía
autentico,
y
esas
cosas
no
se
conseguían
en

la
 nunca
 dominada
 Irlanda
 Padraig
 debió
 adivinar
 sus
 pensamientos
 pues

comentó:
 –Hace
 ya
 muchísimos
 años,
 mi
 antepasado
 Brennar
 recibió
 a
 unos

emisarios
de
una
tal
República

de
Roma;
en
ese
entonces
él
era
un
gran
señor;
y

los
 romanos
 parecían
 interesados
 en
 hacer
 contacto,
 Brennar
 los
 despidió
 tras

agasajarlos,
quedando
los
emisarios
vivamente
impresionados
por
sus
lebreles;

años
mas
tarde,
sus
bisnieto
Conchobar
recibió
una
segunda
embajada,
esta
vez

de
 un
 Imperio
 Romano,
 el
 parecido
 entre
 ambas
 embajadas
 era
 tal,
 
 que

Conchobar
 concluyó
 que
 eran
 la
 misma
 cosa,
 además
 sabía
 que
 su
 emperador

había
 conquistado
 los
 reinos
 del
 sur
 de
 la
 Isla
 Grande,
 montado
 en
 una


























































71
Cascos
de
las
legiones
romanas,
copiados
de
los
galos
ligures,
los
Coolus
y


Montefortinos
son
de
bronce,
y
el
Imperial
Gallico
es
el
archiconocido
casco
de

hierro
de
las
legiones
imperiales.

72
El
gigantesco
escudo
oval
que
ocupaban
las
tribus
de
la
península
ibérica
luego


usado
por
los
legionarios
republicanos
y
tropas
auxiliares.

73
Venablo
ligur
hecho
casi
completamente
de
hierro,
antepasado
de
la
plumba,


dardo
empleado
por
las
legiones
tardías.
Se
dejó
de
ocupar
por
las
legiones

después
de
Cannae.

74
Copia
romana
del
Hauberk,
cota
de
malla
ligera




 37


formidable
bestia
de
piedra
del
tamaño
de
una
montaña;
queriendo
congraciarse

con
 tal
 poderoso
 señor,
 regaló
 sus
 mejores
 lebreles
 y
 caballos
 a
 su
 
 Imperator

Claudio;
 el
 cual
 al
 ver
 los
 lebreles
 quedó
 tan
 agradecido
 e
 impresionado
 que

ordenó
 una
 tercera
 embajada,
 con
 esplendidos
 regalos,
 entre
 los
 cuales
 se

contaban
 estas
 armas.–
 –Realmente
 interesante,
 ¿Es
 antiguo
 este

emplazamiento?–
 
 
 
 –El
 sitio
 lo
 es;
 las
 construcciones
 se
 van
 sucediendo,
 Kells,

por
su
posición,
se
ve
muy
expuesta
a
los
vaivenes
de
la
guerra,
está
a
mitad
de

todo;
entre
los
reinos
del
norte,
los
pantanos
del
noroeste,
la
costa
de
Dublín
y

los
 reinos
 del
 Sur,
 exceptuando
 Corcaigh.
 Kells
 controla
 a
 ruta
 que
 una
 a
 las

grandes
ciudades
del
interior;
y
esta
bien
conectada
con
los
puertos
del
este;
es

un
botín
codiciado
y
el
lugar
ha
sufrido
numerosos
embates.


Tras
dejar
pacer
a
los
caballos
en
los
establos;
Padraig
condujo
a
Albano
al

subterráneo
 de
 la
 fortaleza;
 en
 ese
 lugar
 habían
 sido
 guardados,
 y
 lo
 eran

muchos
 todavía,
 los
 grandes
 tesoros
 y
 reliquias
 de
 Irlanda:
 broches,
 fíbulas,

cálices,
libros,
códices
miniados,
joyas,
armas,
arte
sacro,
instrumentos,
torcas
y

esculturas;
los
escritos
más
antiguos
del
país
se
hallaban
ahí;
era
un
lugar
mucho

mejor
dotado
que
Ardagh,
pero
también
un
lugar
mucho
más
obvio
para
buscar

documentos
 sensibles;
 además
 Ardagh,
 en
 su
 posición
 de
 avanzada,
 se
 hallaba

bajo
 un
 control
 férreo
 tanto
 militar
 como
 administrativo,
 y
 los
 documentos
 de

valor
estratégico
se
hallaban
allí,
aunque
eso
sólo
lo
supiesen
las
altas
esferas
de

la
isla.


Cador
 se
 adelantó
 a
 Albano
 y
 le
 preguntó:
 –¿MacFhir?
 Pensé
 que
 era

noble75–
 
 –Lo
 es,
 pero
 no
 quería
 que
 se
 desprendiese
 que
 hablaba
 del
 mismo

hombre–
–Eso
no
engaña
a
nadie–
–No
pero
no
da
pruebas
concluyentes
de
que

sea
 la
 misma
 persona,
 no
 lo
 suficiente
 como
 para
 incluirnos
 en
 la
 deuda
 de

sangre–
–Estos
tipos
están
locos–
dijo
Cador
–Un
poco,
y
perdonable,
excepto
la

obstinación
y
fanatismo
con
el
que
llevan
sus
deudas
de
sangre,
por
lo
demás,
no

vinimos
 a
 buscar
 a
 sujetos
 que
 estén
 en
 sus
 cabales,
 ¿o
 sí?–
 
 Cador
 se
 rascó
 la

cabeza
 dudando
 –Servirán
 para
 soldados,
 pero,
 ¿no
 será
 una
 mala
 ralea
 para



























































75
O’Fhir
es
“del
clan
de
un
hombre”
y
MacFhir
es
“hijo
de
un
hombre”;
el
primer


título
indica
nobleza.




 38


hacer
 una
 fundación?–
 
 Albano
 contestó
 enigmáticamente
 –La
 primera



herramienta
que
inventó
el
hombre
fue
un
bastón,
y
no
fue
por
que
le
gustase–

Antes
 de
 que
 Cador
 lo
 mirara
 como
 se
 mira
 a
 un
 hombre
 con
 tres
 ojos,
 Albano

aclaró:
–El
primer
inventor,
el
cojo,
fue
un
desadaptado
y
un
enfermo,
y
gracias
a

gente
como
él
es
que
la
civilización
existe,
toda
necesidad,
apetito
o
anhelo
viene

de
una
carencia
¿Quién
mejor
para
recomenzar
todo,
que
quien
necesita
todo?–.


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