Está en la página 1de 5

PROGRAMA DE FORMACIÓN GENERAL

ASIGNATURA DE FILOSOFÍA Y ÉTICA

SESIÓN 09

NATURALEZA Y OBJETO DE LA ÉTICA

1. DEFINICIÓN DE LA ÉTICA
Las ciencias humanas estudian al hombre y sus acciones desde diversos puntos de vista. La Lógica, por
ejemplo, se interesa por el orden a la verdad y la corrección formal de los actos cognoscitivos; la Psicología
considera los actos del hombre en cuanto acciones vitales que proceden del alma según un determinado
proceso; la Gramática y la Retórica atienden respectivamente a la corrección lingüística y a la eficacia
persuasiva del discurso.
La Ética se ocupa de la moralidad: una cualidad que corresponde a los actos humanos, exclusivamente por
el hecho de proceder de la libertad en orden a un fin último, y que detenida la consideración de un acto como
bueno o malo en un sentido muy concreto, no extensible a los actos o movimientos no libres.
La inteligencia advierte de modo natural la bondad o maldad de los actos libres: cualquiera tiene
experiencia de cierta satisfacción o remordimiento por las acciones realizadas. A partir de aquí surge la
pregunta acerca de la calificación de la conducta humana: ¿qué es el bien y el mal?, ¿por que esto es bueno o
malo? La contestación a estos interrogantes lleva al estudio científico de los actos humanos en cuanto buenos
o malos; que se denomina ética. Por tanto, la Ética es la parte de la filosofía que estudia la moralidad del obrar
humano, es decir, considera los actos humanos en cuanto son buenos o malos.

Objeto material de la Ética


El objeto de la Ética, tomado materialmente, son los actos humanos, que es necesario distinguir de los
actos del hombre. Aunque el lenguaje corriente no suele diferenciar estos dos conceptos, la Ética reserva el
nombre de actos humanos para las acciones libres, que el hombre es dueño de hacer u omitir, de hacerlas de
uno u otro modo. Estos actos proceden de la voluntad libre y deliberada, ya sea inmediatamente (amor, deseo,
etc.), o a través de otras potencias (hablar, trabajar, etc.). Se llaman actos del hombre, en cambio, a las
acciones que no son libres, por falta de conocimiento o voluntariedad (los actos de un demente, por ejemplo), o
bien porque provienen de una potencia no sometida al dominio directo de la voluntad (crecimiento, circulación
de la sangre, etc.).

Objeto formal de la Ética


El objeto formal de la Ética —o punto de vista bajo el que estudia los actos humanos— es el de su rectitud
moral, o moralidad. Aunque tenemos una idea espontánea de la existencia y naturaleza de la moralidad, no es
fácil definir su esencia de un modo exacto. Este es precisamente uno de los primeros problemas que debe
resolver la Ética; de él nos ocuparemos más adelante. De momento, basta considerar que la bondad o rectitud
moral del acto humano se distingue: a) de la bondad ontológica, que tiene todo acto en cuanto que es; b) de la
bondad técnica o útil, es decir, la utilidad para un fin restringido y particular, según las reglas de un arte o
técnica determinados; y c) del agrado o placer que pueda producirnos esa actuación. La rectitud moral debe
entenderse más bien a la luz de la relación que posee el acto libre con el fin último y definitivo del hombre

2. CARACTERÍSTICAS DE LA ÉTICA

La Ética es una ciencia práctica de carácter filosófico. Veamos por separado el significado de estas
características.
Es ciencia
Toda ciencia es un conjunto ordenado de verdades ciertas y universales, que se demuestran y
fundamentan en base al conocimiento de sus causas. La elija, expone y fundamenta científicamente principios
universales sobre la moralidad de los actos humanos: todo asesinato es malo, los impulsos sensibles deben
moderarse según la recta razón, etc. Se trata de criterios válidos para cualquier tiempo, lugar y circunstancias.
La Ética, en cuanto es un saber ordenado y basado en el conocimiento de las causas se distingue del
conocimiento moral espontáneo que tiene cualquier hombre sin necesidad de razonamientos o pruebas
científicas. Esa diferencia subsiste a pesar de que ambos tienen por objeto la única verdad, porque la alcanzan
y explican de diversa manera. Algo similar ocurre en muchos otros terrenos: el campesino y el especialista en
meteorología conocen de muy distinta forma las lluvias y los demás factores climáticos. Pero, por ordenarse a
la verdad, la distinción entre estos tipos de saber sólo se convertirá en oposición cuando en uno de ellos —o
en los dos— se introduzca el error; y, en ese caso, uno podrá ser corregido en base al otro.
En cuanto conocimiento universal, la Ética se distingue del conocimiento moral particular: juicio de la
conciencia moral, dictámenes de la prudencia, etc. Estos juicios versan sobre la moralidad de una acción
concreta, realizada por una persona y en unas circunstancias bien determinadas. Tampoco aquí debe haber
contraposición, sino sólo la diferencia existente entre lo universal y lo particular. De hecho, el recto

ASIGNATURA DE FILOSOFÍA Y ÉTICA


PROGRAMA DE FORMACIÓN GENERAL
ASIGNATURA DE FILOSOFÍA Y ÉTICA

conocimiento particular no es más que la aplicación al caso concreto de conceptos universales y verdaderos,
ya sean obtenidos espontánea o científicamente.
Es práctica
«La Ética es una ciencia práctica, porque no se detiene aún la contemplación de la verdad, sino que
aplica ese saber a las acciones humanas»1. Mientras las ciencias especulativas se limitan a conocer realidades
que no dependen de la voluntad humana, la Ética se ocupa de la conducta libre del hombre, proporcionándole
las normas necesarias para obrar bien. Es por ello una ciencia normativa, que impera y prohíbe ciertos actos,
puesto que su fin es el recto actuar de la persona humana.
Aristóteles afirma que no estudiamos Ética «para saber qué es la virtud, sino para aprender a hacernos
virtuosos y buenos; de otra manera, sería un estudio completamente inútil»2. Por eso, la voluntad juega un
papel importante en la adquisición del saber moral: no es fácil considerar el recto orden de las acciones si la
voluntad no está dispuesta a aceptarlo. Quien no quiere vivir rectamente no puede llegar al fin de esta ciencia
y, por eso mismo, no conseguirá entenderla bien. La influencia de la voluntad es aún más decisiva en el
conocimiento moral particular (conciencia y prudencia).
Es de carácter filosófico
La Ética es una ciencia filosófica, por lo que recibe también el nombre de Filosofía Moral. Para estudiar
su objeto utiliza verdades ya encontradas por otras disciplinas filosóficas, especialmente la Metafísica y la
Teología Natural. La Ética no podría determinar el orden moral que el hombre debe cumplir con sus actos
libres, sin atender a lo que el resto de la filosofía enseña sobre Dios, la creación, el bien y el fin, la naturaleza
humana, etc. Además, la Ética sigue un método afín al de la Metafísica, que, partiendo de la experiencia
sensible, llega al conocimiento racional del ser de las cosas. Esta característica diferencia la Ética de la
Teología Moral —que se fundamenta en la Revelación sobrenatural— y de las ciencias positivas, que a
menudo no trascienden el plano de los hechos o fenómenos.
La Ética se fundamenta en la Metafísica como el deber ser se fundamenta en el ser. La Metafísica trata del
ser en cuanto tal, mientras que la Ética se ocupa principalmente de los deberes del hombre; por eso —al
contrario de lo que Hegel pensaba— no pueden identificarse. Pero los juicios sobre el deber ser se basan en el
conocimiento del ser: por ejemplo, los cónyuges no deben divorciarse porque el matrimonio es indisoluble; el
hombre debe cumplir las promesas porque mantener la palabra dada es lo natural para él, lo correspondiente a
su naturaleza social y al fin natural del lenguaje. Los juicios éticos presuponen el conocimiento del ser del
hombre, de su naturaleza y de sus exigencias.

3. DIVISIÓN DE LA ÉTICA

La Ética es una sola ciencia, porque estudia todos los ámbitos donde interviene la libertad humana bajo
unos mismos principios fundamentales. Los criterios morales generales son válidos para los distintos aspectos
de la vida humana: personal, familiar, social, etc.
A efectos prácticos, la Ética suele dividirse en varias partes. Los antiguos, siguiendo a Aristóteles,
hablaban de ética monástica o personal, económica o familiar, y política o social. A partir de Grocio, Thomásius
y Kant, comenzó la costumbre de separar la Moral del Derecho, con la intención de señalar que la moralidad
interior y la justicia exterior se rigen por principios completamente heterogéneos. Esta división no parece
aceptable, porque lesiona la unidad de la Ética: aunque la Moral y el Derecho no se identifican, ni sus ámbitos
coinciden perfectamente, el Derecho y el orden de la justicia tienen una esencia moral.

4. RELACIÓN DE LA ÉTICA CON OTRAS CIENCIAS


Ética y Psicología
La Ética y la Psicología del hombre están relacionadas. Porque tienen como objeto material los actos
humanos. Los actos libres y otros fenómenos típicamente morales, como el remordimiento, la conversión, etc.,
tienen una entidad psicológica, y por ello son también objeto de la Psicología. Pero Ética y Psicología tienen
objetos formales diversos. La Psicología estudia la génesis y naturaleza de los actos libres en cuanto proceden
del alma; por ejemplo, los procesos de abstracción intelectual, el modo de realizarse el conocimiento sensible,
cómo se producen las acciones libres, etc. La Ética, en cambio, considera la moralidad de los actos libres, es
decir, la relación que tienen con la norma moral, tomando en cuenta los conocimientos que proporciona la
Psicología. El intento de reducir la rectitud moral a la puramente psicológica o natural, se llama psicologisno
(Wundt, Von Ehrenfels).

1
STO.TOMÁS DE AQUINO, De virtutibus in communi, q. un., a.6, ad 1. Utilizamos la edición Marietti, «Quaestiones disputatae», 11, 10.ª
ed., Turín-Roma, 1965.
2
ARISTÓTELES, Etica a Nicómaco, lib. II, cap 2, 1103b 27-29. Manejamos la edición griega de Burnet, ed. Methuen, Londres, 1900. Para
la traducción castellana tenemos en cuenta la realizada por Patricio de Azcárate, Anaconda, Buenos Aires, 1947; y la de Julián Marías y
María Araujo, Institutos de Estudios Políticos, Madrid 1970.

ASIGNATURA DE FILOSOFÍA Y ÉTICA


PROGRAMA DE FORMACIÓN GENERAL
ASIGNATURA DE FILOSOFÍA Y ÉTICA

Ética y Sociología positiva


La Ética y la Sociología positiva coinciden en parte de su objeto material, pero difieren en su objeto
formal. La Sociología positiva describe, clasifica y mide los hechos sociales por métodos experimentales:
estadística, encuestas, etc., y así estudia también los aspectos sociales del comportamiento moral. Considera
y ayuda a conocer lo que la gente hace, los acontecimientos concretos, pero no puede determinar lo que los
hombres deben hacer. La tendencia a reducir la obligación moral a presión o imperativos sociales, se llama
sociologismo (Comte, Durkheim, Lévy-Brühl).

Ética y Teología Moral


La Ética estudia con las luces de la razón las exigencias morales que se derivan de la naturaleza
humana. Esta moral natural es asumida y elevada por la moral sobrenatural, que la Teología Moral considera a
partir de la Fe. Entre Ética y Teología Moral se da la misma distinción y colaboración mutua que existe entre
Filosofía y Teología, razón y Fe, naturaleza y gracia.
La elevación al orden sobrenatural hace necesario que el hombre acomode su conducta a las
enseñanzas de la Teología Moral: el cristiano no puede conocer todas sus obligaciones mediante la sola Ética
filosófica. Pero este hecho no implica la subalternación de la Ética a la Teología Moral, es decir, que la Ética
tenga que adoptar como principios propios lo que son verdades intrínsecamente sobrenaturales.
Cuando la Ética parte de postulados inaccesibles a la razón, deja de ser ciencia filosófica para
convertirse en ciencia teológica, de lo que podrían desprenderse algunos malentendidos:
a) pensar que verdades puramente naturales —como la inmoralidad del adulterio o el derecho de los
padres a la educación de los hijos— sólo son válidas para quienes tienen Fe, para quienes aceptan una Ética
subalternada a la Teología;
b) confundir el plano natural y el sobrenatural, creyendo que la Revelación es un complemento necesario
para poder otorgar a una ciencia humana el carácter práctico e imperativo que realmente le corresponde por
naturaleza.
La necesidad de que la Ética esté subalternada a la Teología ha sido defendida por autores como
Maritain y Jolivet; y ha sido criticada, a nuestro parecer justamente, por Ramírez y Deñan.

5. IMPORTANCIA DEL ESTUDIO DE LA ÉTICA


La Ética es la más importante de las ciencias prácticas, porque trata acerca del fin último, en el que el
hombre encuentra la felicidad. Todo hombre sabe de algún modo qué ha de hacer para ser feliz, y tiene cierta
idea del bien, del mal, de la virtud, etcétera. Sin embargo, el estudio científico de estas cuestiones añade
profundidad y solidez a los principios morales, y es de gran utilidad a la hora de dirigir la conducta humana. Sin
este saber científico, es más fácil dejarse llevar por los obstáculos que el hombre encuentra en el ambiente, en
sus pasiones, en las doctrinas erróneas, etc.
Estamos lejos de la época en que se pensaba dicotómicamente que la ciencia era neutra y que sólo la
política, la economía, o la ética tenían que ver con los asuntos relacionados con los valores. En este momento
vivimos una etapa de pensamiento "postmoderno", es decir de un pensamiento (¿y también una sensibilidad?)
que ha hecho una severa crítica a la ciencia y sus pretensiones ingenuas de objetividad. Estamos en una
época en que de nuevo se vuelve a caer en la cuenta de que la ética está por encima y es la que tiene que
guiar a la ciencia en su capacidad de servir a la humanización del hombre.
Es posible que la ciencia brinde los medios y el conocimiento para construir una estación aeroespacial,
pero es la ética la que juzgará si es lícito o no el usarla o el desarticularla. La ciencia, -si quiere ser tal- es ciega
pero no neutra. No es neutra ni en los usos que se le pueda dar, ni en los medios que utiliza para alcanzar su
fin, que es el conocimiento. Desde la física o la biología -en las que los mismos métodos de observación que
se usan "construyen" una realidad diferente según los que sean,- hasta las ciencias de la comunicación social
-en las que la forma de presentar la noticia muchas veces deforma una "realidad" de acuerdo a lo que le
interesa al periodista-, es evidente que el riesgo de manipular la realidad para los intereses valorativos del ser
humano, es un hecho que acecha permanentemente cualquier area del saber y de la acción humana.
Estamos pues, en un mundo en el que cada vez se hace más necesaria la clarificación de los dilemas
éticos que presenta la acción humana. El siglo XXI será probablemente el siglo de la ética. Y eso, por múltiples
factores.

ASIGNATURA DE FILOSOFÍA Y ÉTICA


PROGRAMA DE FORMACIÓN GENERAL
ASIGNATURA DE FILOSOFÍA Y ÉTICA

TEORÍAS ÉTICAS

1. LA TRADICIÓN ARISTOTÉLICA

Según Aristóteles, los seres humanos realizamos nuestras acciones por un fin: ser felices. Así pues, la
felicidad es el fin último que todo ser humano tiende a alcanzar. Por otro lado, como seres dotados de
capacidad racional, no hemos de tomar decisiones precipitadas, teniendo en cuenta sólo el momento presente,
sino que hemos de deliberar serenamente y elegir los medios que más nos convienen para alcanzar la
felicidad. Quien así actúa, dice Aristóteles, ejercita la virtud de la prudencia. Quien elige pensando sólo en el
presente y no en el futuro es imprudente. Por otra parte, el prudente se propone siempre fines buenos, a
diferencia de quién sólo es hábil. Alguien puede ser habilidoso en suministrar venenos y emplear su habilidad
para matar. El prudente emplea sus "habilidades" para fines buenos; en este caso para sanar.

Obra racionalmente -hace uso de su recta razón o actúa con prudencia- quien elige el término medio
entre el exceso y el defecto, porque en eso consiste la virtud. Según Aristóteles, el valor es un término
medio entre la temeridad (exceso) y la cobardía (defecto); la generosidad, un término medio entre el despilfarro
y la tacañería, y así en las restantes virtudes. Ahora bien, este término medio no es el medio aritmético, sino el
que es oportuno para cada uno de nosotros. Una persona habituada a comer mucho puede desfallecer de
hambre con lo que le basta a otra que come poco. Un principiante en un deporte puede quedar agotado con un
tiempo de entrenamiento insuficiente para un campeón.

2. LA TRADICIÓN HEDONISTA

Epicuro de Samos, al responder a la pregunta "¿cómo podemos ser felices?", inició otra tradición ética: la
hedonista (de hedoné, placer). Esta tradición se asienta sobre tres puntos que ya Epicuro señaló: - Todos los
seres vivos buscan el placer y huyen del dolor. Por tanto, el móvil del comportamiento animal y humano es el
placer. - La felicidad consiste en organizar de tal modo nuestra vida que logremos el máximo de placer y el
mínimo de dolor. - Precisamente porque se trata de alcanzar un máximo, la razón moral será una razón
calculadora.

• El hedonismo epicúreo es individualista (se trata de lograr el mayor placer individual). Sin embargo, en la
Modernidad, el hedonismo se convertirá en social y recibirá el nombre de utilitarismo.
• El utilitarismo considera que los seres humanos estamos dotados de unos sentimientos sociales, cuya
satisfacción es fuente de placer. Entre ellos está el de simpatía (capacidad de ponerse en el lugar de
cualquier otro, sufriendo con su sufrimiento, disfrutando con su alegría), que nos lleva a extender a los
demás nuestro deseo de obtener la felicidad. El principio de la moralidad es entonces "la mayor felicidad
(el mayor placer) para el mayor número posible de seres vivos" y funciona a la vez como criterio para
tomar decisiones racionales. John Stuart Mill, fue uno de los grandes defensores del utilitarismo.

3. LA TRADICIÓN KANTIANA

A fines del siglo XVIII, Immanuel Kant propone un criterio moral distinto a los que hemos expuesto.
Considera que, ciertamente, los seres humanos desean ser felices y que para lograrlo han de hacer uso de
una razón prudencial y calculadora. Sin embargo, como las personas imaginamos nuestra felicidad de
formas distintas, una razón de este tipo no puede formular sino consejos.

- No obstante, hay determinados mandatos que pensamos que debemos seguir, nos haga o no felices
obedecerlos. Cuando digo que "no se debe matar" o que "no hay que ser hipócrita", no estoy pensando en si
seguir esos mandatos hace feliz, sino en que es inhumano actuar de otro modo.

- Así pues, la razón nos impone unas leyes que obligan sin condiciones, es decir, no prometen la felicidad a
cambio: solo prometen realizar la propia humanidad. De ahí que se expresen como mandatos (imperativos)
categóricos, no condicionados a que alguien quiera ser feliz de un modo u otro. Ser persona es por sí
mismo valioso, y la meta de la moral consiste en querer serlo por encima de cualquier otra meta: en querer
tener una buena voluntad. La razón que da esas leyes morales no es la prudencial ni la calculadora, sino la
razón práctica, que orienta la acción humana de forma incondicionada.

- Para saber que una norma es una ley moral, dada por la razón práctica, Kant propone someter cada norma al
test del imperativo categórico. A continuación tienes dos de las formulaciones del mismo.

ASIGNATURA DE FILOSOFÍA Y ÉTICA


PROGRAMA DE FORMACIÓN GENERAL
ASIGNATURA DE FILOSOFÍA Y ÉTICA

Formulaciones del imperativo categórico:

1- Obra sólo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne ley universal.
2- Obra de tal modo que trates la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como
un fin al mismo tiempo y nunca como un medio.

En opinión de Kant, una persona es autónoma cuando no se rige por lo que le dicen, pero tampoco
sólo por sus apetencias o por sus instintos, que al fin y al cabo, no elige tener, sino por un tipo de normas
que cree que debería cumplir cualquier persona, le apetezca a él cumplirlas o no. Esas normas serán las
propias de cualquier ser humano. Un ser capaz de actuar de este modo y que es valioso en sí mismo no
puede, según Kant, venderse en el mercado por un precio, porque para eso habría que fijarle un equivalente.
Pero, ¿por qué podemos intercambiar a un ser humano?, ¿cuál es su equivalente?, ¿cuál es su precio? La
respuesta de Kant es clara: los seres humanos no tienen precio, no pueden intercambiarse por un
equivalente, sino que tienen dignidad. Son dignos de todo respeto.

4. LA TRADICIÓN DIALÓGICA

La tradición dialógica comienza con Sócrates, filósofo griego del siglo V a.C., y resurge con fuerza en
la ética discursiva creada por Karl Otto Apel y Jürgen Habermas. Ambos autores creen que la aportación
kantiana es óptima, pero adolece de un defecto: considerar la racionalidad moral "monológica", cuando en
realidad es dialógica. Las personas no llegamos a la conclusión de que una norma es ley moral o es correcta
individualmente, sino a través del diálogo con los demás.

Supongamos que queremos averiguar si una norma es moralmente correcta o no. La ética del discurso
propone someterla a un diálogo en el que participen todos los afectados por la norma, diálogo que recibirá
el nombre de discurso. Ahora bien, una vez finalizado el discurso, la norma sólo se declarará correcta si
todos los afectados por ella están de acuerdo en darle su consentimiento, porque satisface, no los intereses
de la mayoría o de un individuo, sino intereses universalizables. El acuerdo al que lleguemos no será un
pacto estratégico, en el que los interlocutores se instrumentalizan recíprocamente para alcanzar cada uno sus
metas individuales, sino el resultado de un diálogo en el que se aprecian como interlocutores igualmente
facultados, y tratan de llegar a un acuerdo que satisfaga intereses universalizables. Así pues, la racionalidad de
los pactos es una racionalidad instrumental, mientras que la racionalidad de los diálogos es comunicativa y
tiene en cuenta los intereses de todos.

Al igual que Kant, los partidarios de la ética del discurso centran su preocupación en la dignidad
humana. Ahora bien, ¿de qué somos dignos los seres humanos? La ética del discurso afirma que cada
persona ha de reconocerse como interlocutor válido en cuantas normas le afecten. Por lo tanto, cuando se
delibere sobre la corrección de esas normas, somos dignos de ser tenidos en cuenta en las decisiones:
tenemos que poder participar en los diálogos en las condiciones más próximas posible a la simetría: -
Cualquier sujeto capaz de lenguaje y acción puede participar en el discurso - Cualquiera puede problematizar
cualquier afirmación - Cualquiera puede introducir en el discurso cualquier afirmación - Cualquiera puede
expresar sus posiciones, deseos y necesidades - No puede impedirse a ningún hablante hacer valer sus
derechos, establecidos en las reglas anteriores, mediante coacción interna o externa al discurso.

Cuestionario:

1. ¿Cuál es la diferencia entre ética y moral?


2. ¿Cuáles son las características de la Ética?
3. ¿Cuál es la relación de la ética con las otras ciencias?
4. ¿En que consiste la tradición ética aristotélica?
5. ¿En que consiste la tradición hedonista de la ética?
6. ¿En que consiste la tradición kantiana ética?
7. ¿En que consiste la tradición dialógica de la ética?

Bibliografía.
RODRIGUEZ LUYO, Ángel. Naturaleza y sentido de la ética: EUNSA. Navarra. 2000.

ASIGNATURA DE FILOSOFÍA Y ÉTICA

También podría gustarte