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En el año 1980 Fernando Zóbel tuvo la maravillosa idea de construir un museo en las
casas colgadas de Cuenca con algunas obras suyas y de sus amigos y poco a poco
éste museo fue creciendo, y hasta el día de hoy se ha llevado muchos premios y el
reconocimiento de la gente a nivel internacional.
Si al pintar un cuadro tú lo pintas tal y como lo ves, es más bien como si fuese una
fotografía, alejándose más o menos de la imagen real, pero no tiene tanto
sentimiento como un autor de éste movimiento que simplemente con manchas,
puntos o texturas nos produce una sensación que muy pocos consiguen con una
pintura realista.
Muchas veces las personas se preguntan que si esta forma de Arte es honrada, y en
mi opinión a mi me parece igual o más honrada, aunque en la actualidad hay muchos
“pintores” que lo que hacen es copiar a otros y de lo que no se dan cuenta es de
que (por poner un ejemplo) si alguien algún día pintó un cuadrado negro sobre un
fondo blanco fue porque para él tenía un significado y le parecía algo interesante y
mucha gente dice: <<Si esto lo puede hacer hasta un niño pequeño>> y por
supuesto que es verdad, pero un niño pequeño lo hace porque se lo pides, no
porque para él signifique algo.
Algunos autores de Arte abstracto que vimos en Cuenca, son Zóbel, Tórner, Oteiza
Saura o Millares.
Me gustaron mucho las obras que había en la zona que estaba a oscuras y una en
especial que no recuerdo de quién era pero que hacía un uso espectacular del
claroscuro así como hacía ya Rembrandt en sus cuadros (yo personalmente le
considero uno de los maestros de ésta técnica además de ser mi pintor favorito).