insospechados rincones de la galaxia transportando todo tipo de mercaderías: desde sofisticados equipos de minería computarizados hasta peligrosos entes biológicos tipo “alien”, capaces de destruir su nave en un segundo. Ella es audaz, temeraria y soñadora, capaz de desafiar los protocolos de “La compañía” cuando van en contra de sus principios. Pero ella también es una mujer, que encontró en un incompleto filme del siglo XX llamado “Casablanca”, de Humphrey Bogart, el tesoro casi extinto del romanticismo, pues en su mundo el hombre se había transformado en un ser frío y deshumanizado. En cierta ocasión, cuando Gwendolyn regresa de una de sus misiones, en vez encontrarse con el habitual y merecido descanso recibe una extraña orden de sus superiores. Inmediatamente debe ponerse en marcha hacia el lugar más apartado del universo para trasladar algo secreto. A pesar de que entre sus obligaciones figura controlar lo que suben a su carguero, en esta ocasión le prohíben chequear el contenido. Ella intuye el miedo y el nerviosismo en las órdenes firmadas y parte. El final de su viaje no es ningún planeta, sino otro carguero que le aguarda con instrucciones similares a las suyas: llevar la carga a otro sitio más lejano. Es la mítica carga, “La carga”, una misión que todos los pilotos han oído en alguna ocasión, pero que consideran como una leyenda urbana. Son miles de toneladas de desechos tóxicos y radiactivos que vagan por siempre, de carguero en carguero, pues no pueden ser eliminados ni destruidos. Ni siquiera arrojados a las estrellas, pues su poder era tan letal que volvían a ser escupidos por las explosiones solares hacia el espacio.
Dicen que esta historia
futurista tuvo principio en un país de la Tierra.
El país se llamaba Pataguay.
Esa noche a orillas del lago, el joven Justo contemplaba las llamas de la fogata. Las ágiles danzarinas que cimbreaban el cuerpo sobre las brasas lo tenían hipnotizado. Su “socio” trató de animarlo: -¿Qué te pasa, viejo? Vení vamos a chupar, que hoy es viernes y comienza el finde. Tenemos birra y las locas están en onda … -No sé qué me pasa. Parece una maldición. Desde que entré a trabajar en la financiera mi estómago se fue al mazo. Pero no soy el único. Sólo en este mes, a una de las chicas que estaba embarazada le dio un accidente cerebral. Uno de los choferes murió de un paro cardíaco. Todos mis compañeros dicen que tienen gastritis y el dolor de cabeza es generalizado. Hoy se internó otro. -No vas a creer en esas estupideces religiosas, ¿verdad? Aquella diabla rubia de allá dice que te puede hacer conocer el infierno … si estás dispuesto. Mirale como mueve las lolas … jejeje.
-Lo que miro es la orilla de
este lago. Cuentan que antes era limpio y por eso le decían “azul”. Pero ahora ni me animo a meter un pie. ¿Te fijaste que no se pesca nada, ni aves hay más? Hasta las plantas parecen muertas.
-Dejate de joder, men. Estás depre nomás.
-Hoy me contaron que hacia 1987 los que estaban en el gobierno ligaron un tocazo de dinero procedente del extranjero para hacer desaparecer 200 mil barriles de sustancias tóxicas. Sólo llegaron 30 mil y fueron enterrados en diferentes partes de Pataguay. Debajo del predio de la financiera había unos barriles oxidados que desenterraron no hace mucho. Eso me contó uno de los más antiguos. Pero debe haber más, porque un olor extraño viene desde abajo. Por eso te dije sobre el diablo.
-Ves demasiadas películas de terror. ¿Creés que la puerta del
infierno está en el sótano de tu financiera? -No. Seguro que vos de tanto chupar no tuviste tiempo de ver “Erin Brockovich”. Es una historia de la vida real en la que muchas de las personas que viven cerca de las instalaciones de “Gas y Electricidad del Pacífico” extrañamente comienzan a enfermarse de diferentes tipos de cáncer. Ella investiga y pronto se da cuenta de que el agua utilizada para enfriar no sé qué turbina estaba contaminada y llegaba a los pozos y a los niños, y a los adultos que se enferman y mueren o gastan todo lo que tienen en hospitales sin sospechar que los culpables son sus poderosos vecinos. Vecinos que ganan fortunas con la vida de inocentes. Eso ocurrió y ocurre. -¿Y creés que eso está pasando acá? -Una cosa es sospechar y otra cosa probar. Entre nosotros hay gente demasiado poderosa con fortunas incalculables que no saben justificar. Y se los deja libres por falta de pruebas. Pero cuando ellos no estén nosotros vamos a sufrir las consecuencias. -Con la plata que tienen ellos se van a ir lejos de Pataguay y nuestros hijos y nietos van a enfermarse y a morir.
-Si llegamos a tener nietos, porque esos contaminantes de
los que hablan no sólo producen cáncer sino que también afectan los genes. Pueden nacer bebés deformados. Es más, ¿qué sabés vos de porqué hay tanta gente con cáncer ahora? -Sí. Hay demasiados responsables con manos rojas de sangre que se lavan con billetes. Imaginate si esos tóxicos llegan a las aguas subterráneas.
-¿Si llegan? Para mí que
hace rato ya llegaron. ¿O creés que es una coincidencia que tantos empleados se enfermen todos juntos debalde nomás?
-Puede ser otra cosa … pero lo que me preocupa es … si
salieron 200 mil barriles y sólo llegaron 30 mil, ¿dónde enterraron el resto? ¿En el Ch…? -Y debe ser un lugar casi deshabitado, donde no llame la atención.
-Y donde la tierra no sea salada porque
la sal corroe más rápidamente el metal.
-¡A la pucha! No me digas que estás
pensando lo mismo que yo.
-Sí. Si acá ya comienzan
a reventar esos barriles, allá sería mucho peor.
-Y ellos creían que iban a gobernar por siempre.
-Y que no se iba saber de sus negociados.
-Se creyeron eternos.
Las llamas danzan a orillas del lago como diminutas lenguas de fuego solares. Justo y su amigo ahora miran en silencio como hipnotizados. Las estrellas también danzan sobre sus cabezas en la bóveda celeste, hoy más negra que de costumbre, pero ellos no se dan cuenta de nada. Nadie se da cuenta de nada. ¿O si? Dicen que en el futuro, entre esas mismas estrellas navegará una mujer llamada Gwendolyn 3-19-4. Una mujer enamorada de un Humphrey Bogart imaginario, una mujer piloto que será nada más que un eslabón en el eterno viaje de “La carga”. Pero la carga que antes dormía, hoy comienza a despertar.