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OPINIONES DE CLIENTES BALNEARIO TERMAS PALLARÉS:


AGUA LIBROS Y GPS POR MIGUEL ÁNGEL HERNANDEZ 17/08/10

Agua, libros y GPS

Después de una semana de relax intenso en Alhama de Aragón, debería


llegar a casa como nuevo, con las pilas cargadas y con ganas de trabajar. Pero
por lo que se ve, el cuerpo no ha podido resistir tanto placer y se ha venido
abajo. Ya sabía yo que tanto baño termal y tanto masaje acaba pasando
factura. La biología se acostumbra enseguida a lo bueno y en cuanto se mete
entre pecho y espalda seis horas de coche, se queda para el arrastre. Pero eso
fue ayer. Hoy ya doy el habla (y la escritura). Y salvo ese proceso de
ajustamiento a la realidad, lo cierto es que la semanita que hemos pasado en
el Gran Hotel Cascada (que yo no cesé de llamar Hotel Gran Cascada, y alguna
razón tenía) ha sido lo más parecido a la incursión en el Paraíso terrenal que
he tenido en mucho tiempo. Agua y lectura. Libros y baños. Y comida de
diseño. Y mucho descanso. Y por supuesto, otras cosas que no se pueden
contar pero que suceden en los balnearios cuando uno van acompañado.

En mi inmersión acuático-lectora, junto al lago han ido cayendo libros


memorables de los que daré cuenta más detallada en siguientes entradas.
Patricio Pron (El comienzo de la primavera), Ricardo Menéndez Salmón
(Panóptico), Sergio Pitol (Los mejores cuentos) y Roberto Bolaño (Los
detectives salvajes; sí, lo confieso: aún no había tenido la oportunidad de
leerlo con tranquilidad, y me queda aún un poquito para acabarlo) han sido
mis compañeros entre baño y baño. Y luego, al final, para desengrasar un
poco la maquinaria, una revisitación de Pérez Reverte (El club Dumas), que
tampoco he logrado acabar allí.
Agua curativa, tranquilidad, fresquito, albornoz perpetuo... la verdad
es que ha sido el plan perfecto para una semana de relax. Una semana en la
que también han surgido argumentos para relatos y novelas varios. El
balneario decimonónico daba para mucho. La atmósfera entre el lujo y la
decadencia me llevaba por momentos a La muerte en Venecia y la novela
centroeuropea. Pero también había momentos Agatha Christie en los que uno
podía imaginar asesinatos en las termas y conspiraciones varias. Aunque sin
duda el momento-novela de la semana sucedió durante el regreso. Un thriller
protagonizado por el inefable Tom-Tom, el GPS Asesino que quiso perdernos
por los montes de Castellón.

En un momento del viaje, después de parar a tomar algo justo a la entrada a


la provincia de Castellón, por alguna razón que desconocemos, el GPS nos
llevó a un pueblo perdido de la mano de Dios. En lugar de regresarnos a la
autovía, el Tom-Tom nos condujo por una carretera sin nombre hacia la
ladera de una montaña, a un camino perdido por el que nos daba miedo
seguir. Conforme avanzábamos por aquel camino estrecho y lleno de baches,
comenzamos a elucubrar que probablemente por allí no había salida a autovía
alguna. Pero desde luego el GPS no parecía estar equivocado. Nos llevaba a un
lugar concreto. Fue entonces cuando el terror se apoderó de nosotros y
comenzamos a desconfiar de todo aquello. Quizá el GPS nos estaba
conduciendo allí deliberadamente, y en cuanto nos perdiéramos
definitivamente, varios empleados de Tom-Tom vendrían a apalearnos,
violarnos, robarnos y quitarnos el coche. Imaginamos esto, pero también se
nos vino a la cabeza que al final de aquel camino probablemente
encontraríamos un cementerio de coches perdidos, y que entonces el GPS en
lugar de darnos indicaciones comenzaría a amenazarnos y a reírse de
nosotros, diciéndonos que íbamos a morir en aquel paraje. Pensamos en ese
momento que el GPS se parecía demasiado HAL 9000 de 2001 y que para
salvar nuestras vidas lo mejor iba a ser apagar el aparato, hacer caso a
nuestra intuición y dar la vuelta. Y eso fue, creo, lo que nos salvó, quizá no de
la muerte ni de esas tonterías que habíamos imaginado, pero sí desde luego
de quedarnos sin gasolina en medio de la sierra, sin cobertura en el móvil y
con las ruedas del coche pinchadas. Vamos, una aventura. Sin duda aquí hay
un thriller. GPS Asesino: la ruta de la muerte.

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