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I.

SAMUEL, ULTIMO JUEZ DE ISRAEL, 1:1-8:22


1. Su nacimiento y juventud, 1:1-2:36
(1) Su familia, 1:1, 2. La historia comienza cerca del año 1100 a. de J.C., cuando nace
Samuel. Era el período de los jueces. Los amonitas acosaban desde el oriente (Jue. 10:7,
8), y los filisteos desde el occidente (Jue. 13:1). Pero Dios levantó de manera
sobrenatural a dos hombres para vencer a estos fuertes enemigos. Nacieron cerca el uno
del otro, bajo circunstancias similares. Sansón fue el primero y Samuel fue el otro. Los
dos vivían bajo el voto de nazareo (Núm. 6) y forman juntamente con Juan el Bautista
un poderoso trío de hombres levantados milagrosamente cuando, humanamente
hablando, no existía ninguna posibilidad de que sus padres tuvieran hijos.
Elcana vivía en las aldeas de Ramataim-zofim. La tradición es muy antigua que esta
sería la misma Arimatea de donde vino José (Mat 27:57). Incluso la versión griega
Septuaginta tiene “Aramathaim” por Ramataim, así que es posible. La ubicación
geográfica de esta aldea no se puede fijar con seguridad.
En el extremo oeste del territorio designado a la tribu de Efraín hay un pueblo Ramleh
entre Lida y Ecrón. La otra posibilidad es el pueblo de Er-Ram, unos 10 km. al norte de
Jerusalén. Se piensa que este sería el hogar de Samuel en días de su ministerio (7:17).
Ramataim en heb. es “dos alturas”, mientras Ramat o Rama sería simplemente “altura”.
La primera ubicación mencionada es la única que pertenece a Efraín, pero la segunda
corresponde mejor a los eventos del cap. 9.

Elcana era levita y, como se sabe, los levitas no tenían territorio propio sino que vivían
entre las demás tribus. Su antepasado Zuf había venido a habitar este lugar unas cuatro
generaciones antes (1 Crón. 6:33–35). Ellos eran de Coat, división de Leví que en el
desierto llevaban el arca del pacto (Núm. 3:30, 31). Elcana tenía dos esposas. En
aquellos días era común que un hombre tomara una segunda esposa cuando la primera
resultaba ser estéril. Tanto fue el afán de tener hijos varones que este hombre
evidentemente tomó a otra mujer aunque por lo visto Ana fue su primer amor (ver el v.
8 y su nombre que [PAG 54] significa “favorecida” en hebreo). En todos los casos de
bigamia o poligamia registrados en la Biblia, nunca se presenta una situación favorable.
El hombre fue creado para una sola mujer (Mat.19:5).

(2) Subida a Silo, 1:3–7. El tabernáculo de reunión estaba ubicado en esos días en Silo,
unos 50 km. al noreste de Ramataim-zofim. O si aceptamos la ubicación para ésta en
Ramá de Benjamín, habrá sido a unos 18 km. directamente al norte. De cualquier
manera hubiera sido un viaje difícil para la familia, pero por devoción hacían el viaje
regularmente año tras año, en la época de las fiestas que requerían
su asistencia.
Josué y el pueblo de Israel habían establecido el tabernáculo allí (Jos. 18:1) cerca de 300
años antes. El tabernáculo fue trasladado a Nob en tiempo del rey Saúl (1 Sam. 21:1) y
Silo declinó. Jeremías lo señala como ejemplo del juicio de Dios (Jer. 7:12), y lo usa
para profetizar la destrucción del templo en Jerusalén (Jer. 26:6). La palabra Silo quiere
decir “lugar de descanso” en hebreo, quizás refiriéndose a la presencia de Dios en el
tabernáculo.
Elí, que ya era viejo (más de 70 años según la cronología dada en el libro), era
descendiente de Itamar. Este fue el hijo menor de Aarón (compare 1 Rey. 2:27 con 1
Crón. 24:3). En el v. 3 es la primera vez en la Biblia donde aparece el nombre para Dios
que es Jehovah de los Ejércitos. Se usa como 260 veces en el AT. La clave para su
comprensión se encuentra en Génesis 2:1 donde se usa el singular tsavá
6635,“ejército” en el contexto de la creación. Se refiere a todo ser viviente que Dios ha
creado. La misma palabra en Deuteronomio 4:19 confirma esto. El es el soberano Dios
y merece toda nuestra adoración. La palabra adorar en el mismo v. 3 viene de
“postrarse” en hebreo y se usa por primera vez en Génesis 18:2 donde Abraham se
postra para rendir homenaje al Señor. En Génesis 22:5 se traduce adoraremos.

(3) Súplica de su madre, 1:8–18. Aquí tenemos la oración de Ana. ¿Por qué oraba y
suplicaba con tanta emoción e intensidad? En primer lugar, para la mujer hebrea la falta
de hijos tenía en Israel el sentido de reproche y aun deshonra. Elisabet alababa a Dios
por haber quitado su afrenta (Luc. 1:25). Aunque no se expresara, existía la tendencia
de pensar en la esterilidad como un castigo de Dios por algún pecado cometido. Por el
otro lado, los hijos serían una bendición de Dios (Sal. 127:3). En segundo lugar,
su rival Penina le afligía, provocándola con sus acusaciones. En su envidia (v. 6) y con
celos la incitaba e insultaba. Esto seguía cada año (v. 7), amargando su espíritu. ¡Con
razón Ana fue a suplicar a Dios!
Su oración es un ejemplo de todo lo que debe ser la oración eficaz (Stg. 5:16 donde
eficazmente quiere decir, enérgica o activamente). Fue en ayunos (v. 7) y con lágrimas
(v. 10). Estaba bajo voto (v. 13) y demostraba humildad (llama señor a Elí y se refiere a
sí misma como tu sierva según v. 15 y 18).
Aunque Elí la juzgó equivocadamente como mujer impía (v. 16 donde impía quiere
decir “de belial” o sea [PAG 56] sin valor e inútil), ella pide gracia y la recibe (v. 18).
Cree en la palabra de Elí como emanando de Dios y se va contenta. Esta es la clase de fe
como la describió Jesús (Mar. 11:24).
(4) Su nacimiento, 1:19–23. Dios se acordó de Ana. Aquí tenemos la respuesta divina a
su petición del v. 11. La palabra se acordó quiere decir contemplar o grabar en la
memoria. Dios se acordó de Noé (Gén. 8:1) y de Abraham (19:29). Se acordó de Raquel
(30:22) y se acuerda de nosotros (Sal. 103:14).
¡Lo único que no recuerda es el pecado que ha perdonado (Isa. 43:25)! Samuel es un
recuerdo viviente de que Dios contesta la oración. Su nombre significa: “¡Oído por
Jehovah!” Cuando Ana oraba, su voz no se oía (v. 13). Pero Dios oyó su voz y ahora da
testimonio público de haberla oído.
Ana se quedó en su casa por algunos años criando a su hijo. En 2 Macabeos 7:27 se
menciona la costumbre de amamantar por tres años. Aparentemente 2 Crónicas 31:16
afirma la edad de tres años puesto que luego se incluyen en la distribución de comida (y
no sólo de leche).
(5) Su presentación, 1:24–28. Un becerro fue sacrificado para la dedicación de Samuel
(v. 25), probablemente en cumplimiento del voto que había hecho Ana (ver Lev. 22:18–
21 y Núm. 15:8, 9). Se presentó como una expresión de su dependencia en el Dios del
pacto y de ser consciente de que toda bendición viene de él. Y lo hizo estrictamente de
acuerdo con la ley de Moisés en obediencia a sus indicaciones.
Ana explicó a Elí el motivo de su viaje y le recuerda de su conversación unos años
antes. Es curiosa su expresión en los vv. 27 y 28 donde cuatro veces usa la misma
palabra que se traduce pedir. La palabra [PAG 57] también tiene el sentido de “prestar”
y podemos traducir: “Por este niño oraba, y Jehovah dio mi pedido que le pedí. Yo
ahora lo pido (presto) a Jehovah todos los días que viva, él habiendo sido
pedido (prestado) para Jehovah.” Dios le había dado a Ana su hijo Samuel. Ella se lo
devolvió a Jehovah. Y a base de esto adora. Toda verdadera adoración es un acto de
darse al Señor juntamente con todo lo que uno tenga. ¡Es decirle al Señor que él es
digno de todo!
Ana dedicaba su hijo a Jehovah. Y esta dedicación significa que él estaría bajo el voto
de nazareo5139.
Esta palabra en heb. quiere decir “dedicar” y los detalles del voto de esta consagración
se encuentran en Números 6:1–6. Aunque el voto generalmente sería para un cierto
tiempo determinado, Ana lo dedica todos los días de su vida totalmente a Jehovah. Es
evidente que tiene en mente este voto por la referencia en 1:11. La navaja no tocaría su
cabeza como símbolo de su dedicación a Dios. La navaja se usaba más para “raer” el
pelo puesto que el hombre hebreo llevaba barba y no se afeitaba. Solamente los
sacerdotes se recortaban el pelo (Eze. 44:20). Los demás raerían su pelo de vez en
cuando. Los símbolos de esta dedicación representaban la entrega de sus emociones
(abstenerse del vino), de su voluntad (no cortarse el pelo) y de su cuerpo (no tocar
ningún muerto). Ahora no vivimos bajo la ley, pero Jesús pide a cada discípulo que
vaya en pos de él, se niegue a sí mismo, y que le siga. Significa una dedicación
total y voluntaria.

(6) El canto de Ana, 2:1–10. En el v. 1 dice que Ana oró y se usa la misma palabra
hebrea que en 1:10. Evidentemente la oración incluye no solamente la plegaria sino
también la alabanza. Hay varios cantos en la Biblia: el de Moisés en Exodo 15, el de
Débora y Barac en Jueces 5 y el de los [PAG 59] 144.000 en Apocalipsis 14. Este canto
se asemeja más al de María en Lucas 1. Alaba a Dios por lo que ha hecho, ¡pero
también por lo que es! La palabra poder (2:1) es lit. “cuerno” y la frase quiere decir
levantar a una posición de poder y de dignidad. Alguien ha dicho que la alabanza es el
alquiler que debemos a Dios, y por más grande que sea nuestra herencia, más será lo
que se adeuda. La palabra “alabar” en hebreo, aunque no se usa aquí, quiere decir
“irradiar” luz. Hay algo parecido en el v. 1 que se traduce me he alegrado y quiere decir
lit. “brillar alegremente” (ver Prov. 13:9). El deseo de cada creyente y adorador de Dios
debe ser el de reflejar la luz divina.
El cántico hace resaltar el contraste entre los caps. 1 y 2. Antes, Ana fue irritada y
entristecida por su rival (1:6); ahora las palabras arrogantes han cesado (2:3). Antes, los
fuertes dominaban (1:7); ahora los débiles se han ceñido de poder (2:4). Antes, su rival
se saciaba con hijos (1:4); ahora su rival languidece (2:5). Antes, Ana fue humillada
hasta el polvo (1:10); ahora ella es elevada al trono de honor (2:8,
lit. la palabra es “gloria”). Y todo esto se realizó por la oración eficaz de esta mujer
justa. Ella tenía fe en el Dios que realiza cambios y obra a favor de los que se humillan
en su presencia.
La palabra juzgará en el v. 10 quiere decir “reinará” o “gobernará”. Aquí Ana
proféticamente anuncia que algún día toda justicia verdadera en la tierra será
administrada por el Rey y Ungido (lit. Mesías) de Dios. Este tema se va a desarrollar
por todo el AT. Solamente en el NT se identifica el Mesías y notamos
que fue revelada su identidad a una mujer samaritana. Jesucristo se reveló a ella como el
Prometido de Israel (Juan 4:25, 26).

(7) El pecado de Elí, 2:11–17. Nos acordamos que Elí equivocadamente había acusado
a Ana de ser una mujer impía (1:16). En realidad eran sus propios hijos que la Palabra
de Dios acusa de ser impíos.
Levítico 7 establecía la porción del sacrificio que el adorador le podría dar al sacerdote.
[PAG 60] Los hijos de Elí ni pedían permiso ni esperaban que se les diera del sacrificio.
Ellos se servían de la carne y su conducta fue muy grosera. Además no seguían las
instrucciones dadas por Dios en ese capítulo de Levítico referente a la manera correcta
de ofrecer el sacrificio (v. 16). Y sobre todo trataban con irreverencia (v. 17) las
ofrendas de Jehovah. La palabra hebrea aquí quiere decir no solamente despreciar sino
también rechazar. Este fue el mismo pecado de Coré, Datán y Abiram (Núm. 16:30).
Ellos “menospreciaron” (la misma palabra que aquí es traducida trataban con
irreverencia) a Jehovah y descendieron vivos al Seol condenados por el juicio divino.
Igualmente en el día de hoy dice Juan 3:36: ... el que desobedece (o rehusa creer) al
Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él.
(8) El crecimiento de Samuel, 2:18–21, 26. Samuel, aunque pequeño, ministraba.
Habría sido algo correspondiente a su edad; encender velas, tener la copa, cumplir
diligencias, cerrar una puerta. Pero todo lo hacía con cariño y con gusto. Lógicamente
su vida incluiría entrenamiento en la escuela del áreay ejercicios o juegos apropiados
para un niño. Su ministerio después manifestó una alta capacidad ministerial
y administrativa como vamos a [PAG 61] ver en el cap. 7. Llevaba un efod de lino
especialmente tejido y una túnica de hechura maternal. La palabra efod 646 es netamente
hebrea y no se traduce.
En su sentido original quería decir una vestimenta que consistía de dos piezas, atrás y
adelante, ceñidas con un cinto. El lino era un material especialmente designado para el
sacerdote que servía en el tabernáculo (Lev. 6:10). Era un material que no hacía sudar
(Eze. 44:18). La túnica, en cambio, llegaba a los pies o rodillas, con o sin mangas, y
tenía un agujero para meter la cabeza. Sería tejida desde arriba y sin costura, de algodón
o lino. Desde luego el efod fue algo asociado con el sacerdocio de Aarón. No hay
indicación alguna en el NT de que los pastores o ministros hubieran llevado una
vestidura especial. Incluso sería incompatible con el hecho de que todo creyente en
Cristo es sacerdote ante Dios (Apoc. 1:6).
Así crecía Samuel espiritualmente (v. 21), físicamente y socialmente (v. 26). Esto nos
recuerda de la fraseología referente a Jesús en Lucas 2:52.
Hay una pequeña posdata aquí que es muy linda. El v. 21 nos informa que Jehovah le
dio a Ana tres hijos y dos hijas. En Proverbios 10:22 dice: La bendición de Jehovah es
la que enriquece y no añade tristeza con ella. Nos recuerda otra vez que debemos
buscar primeramente el reino de Dios... y todas
estas cosas os serán añadidas (Mat. 6:33).

(9) El rechazo de Elí y sus hijos, 2:22–25, 27–36. Elí censura a sus hijos. La palabra
voz en el v. 25 se usa mucho como “tronar” o “hablar fuerte”. Este padre gritaba cuando
era tiempo de tomar medidas.
Los hijos adulteraban con las mujeres que atendían y servían en el tabernáculo (v. 22).
Su procedimiento, es decir su manera de hablar, fue malo. Pero lo peor es que hiciera
pecar el pueblo (v. 24). Bíblicamente Elí les tenía que haber condenado a la muerte (ver
Lev. 10). Pero no lo hizo. Sólo les advertía de que Dios les iba a juzgar (v. 25).
¿Cuántas veces dejamos para Dios lo que debemos hacer nosotros?
Evidentemente había fracasado en la crianza de sus hijos y ahora les dejaba sin castigo.
La ley demandaba apedrearlos (Deut. 21:21).
Por cuanto Elí no hizo nada más que gritarles, Dios envió a un profeta. Este hombre
anónimo aquí se llama un hombre de Dios sin más apelativos. Se llama al rey David
hombre de Dios en 2 Crónicas 8:14 y 1 Reyes 14:8 nos dice por qué se llama así. Es que
guardó los mandamientos de Dios y anduvo en pos de él. Nunca sabremos cómo se
llamaba este siervo de Dios o los otros cuatro hombres que se designan solamente así.
Pero es un alto privilegio ser nada más que un hombre de Dios (ver 1 Tim. 6:11).[PAG
62] El mensaje fue duro. Verdaderamente al que se le ha confiado más, también más se
le pedirá (Luc.12:48). Son los maestros los que recibirán mayor condenación (Stg. 3:1).
Así que anuncia que habrá debilidad en su familia (v. 31), la humillación del
tabernáculo (v. 32), la transferencia del sacerdocio (v. 33) y la muerte de Ofni y Fineas
en un solo día (v. 34). Su familia se debilitó según lo dice 22:18, 19.
La transferencia del sacerdocio tomó lugar en días del rey Salomón según 1 Reyes 2:27.
Con la muerte de los dos hijos de Elí, el arca nunca volvió a Silo y este lugar declinó.
Pero el v. 35 parece extenderse más allá de hombre alguno en cuanto a su
interpretación. Aunque algunos comentaristas suponen que esto se refiere a Samuel,
otros como los rabinos Rashi y Abarbanel, dicen que la referencia se dirige a Sadoc, el
descendiente de Eleazar. El reemplazó a Abiatar en días de Salomón. Abiatar había
descendido de Itamar, el hijo de Aarón (de quien era Elí). Estas dos posibilidades
pueden dar cumplimiento más o menos de inmediato a la profecía. Pero el cumplimiento
lejano y cabal tiene que encontrar su realización en la persona de nuestro gran Rey-
Sacerdote, Jesucristo. En él se unen los dos oficios (ver Heb. 3:1, 2) y él es fiel. Moisés
había hablado en su canto del Rey Mesías (Deut. 18:18). Ana había hablado en su canto
del Rey Mesías (2:10). Ahora se le llama también un sacerdote
fiel. El fue profeta en su vida terrenal, hablando a los hombres la palabra de Dios. En su
ministerio actual es sacerdote, representando a los hombres delante de Dios en el cielo.
Cuando él venga de nuevo, será Rey de reyes y reinará para siempre. Incluso nos ha
hecho a nosotros reyes y sacerdotes para Dios (Apoc. 1:6).
El último versículo del capítulo nos enseña el estado lastimero y paupérrimo a que
descenderían los miembros de la casa de [PAG 63] Elí. Y algunos comentaristas
observan que por espacio de 50 años después de la muerte de Elí, no se menciona el
ministerio de ningún sacerdote aarónico. En 14:3 vemos el nombre de Ajías como el
sacerdote y él es un bisnieto de Elí. ¡Cuán terrible es el pecado que reduce
una familia entera a un estado de inutilidad! Según el Salmo 109:7–11 lo mismo pasó
con Judas Iscariote. Su impiedad no sólo le afectó a él mismo, sino a toda su familia.
Dios visita la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación
de los que le aborrecen (Deut. 5:9). Pero hace misericordia a millares de los que le aman
y guardan sus mandamientos.
2. Su llamamiento, 3:1-21
(1) El medio empleado, 3:1–10. No sabemos exactamente cuántos años habrá tenido
Samuel cuando Dios le llamó. Josefo, el historiador judío (37–100 d. de J.C.), comenta
en su quinto libro de Antigüedades que Samuel tenía 12 años. Pero lo dice sin dar
explicación alguna. Posiblemente los judíos lo aceptaban como algo de conocimiento
común. La palabra traducida joven 5288 es lit. “creciendo”. Se usa de manera muy amplia
refiriéndose al muy joven como también al joven de 20 años. Se usa en 17:58
refiriéndose a David delante del rey Saúl. Se usa también en el Salmo 119:9. Nos da la
impresión de que Samuel ya no era un niño pequeño.
Samuel servía, atendía y cumplía quehaceres en el santuario. El verbo servía nos hace
entender que ya se acostumbraba a su acolitazgo. Pero a pesar de toda la liturgia que se
practicaba, Dios no hablaba. Escaseaba es una palabra que nos da la idea de algo
sumamente caro o de gran [PAG 64] precio. Algo muy apreciado generalmente escasea
porque todos lo buscan. La palabra visiones por lo general se refiere a la profecía
aunque el verbo quiere decir contemplar, mirar fijamente o clavar la vista. Ni los
profetas recibían revelaciones de Dios. Este no se revelaba y el motivo es obvio. Los
líderes de la vida espiritual de Israel no tomaban en serio la obediencia. Y cuando hay
desobediencia, Dios no se revela (ver 28:6). El hambre de las palabras de Dios (Amós
8:11) es una consecuencia de haberla despreciado obstinadamente. Dios vio en Samuel,
sin embargo, un instrumento limpio que podía usar. El muchacho dormía dentro
del santuario (lo que sería cosa desconocida hasta aquí). Evidentemente Elí tenía un
cuarto al lado del santuario. En la madrugada Dios le habló a Samuel. La lámpara de
Dios sería ese candelero de oro con sus siete brazos que iluminaban el santuario toda la
noche (Exo. 27:21). Siempre ha sido un símbolo común de Dios entre su pueblo y se
conoce hoy como menorah entre los israelitas. Típicamente nos habla de Jesucristo, la
luz del mundo (Juan 8:12).
Carlos Wilson, del Fondo para la Exploración de Palestina, ubicó el tabernáculo hace
más de cien años en el sitio de Seilun, una aldea árabe donde antiguamente estaba Silo.
Al norte del pueblo se encuentra un terreno nivelado sobre piedra pura, suficientemente
grande como para acomodar el tabernáculo y sus atrios. Asher Kaufman, un físico y
arqueólogo israelí en Jerusalén, está de acuerdo que esta sería la ubicación original. Para
llegar al sitio obligadamente tiene que pasar por el lugar donde estaba el
pueblo de Silo porque hay declives escarpados al norte, oeste y al este. El lugar se
hubiera podido defender fácilmente. Evidentemente el tabernáculo fue ubicado en
dirección este-oeste, ocupando un espacio rectangular aprox. de 43 m. de largo por 21
m. de ancho. En 1:24 se hace referencia al tabernáculo como la casa de Jehovah en Silo
sugiriendo que ya había tomado una forma más permanente. De hecho la Mishnah,
escrita 200 años d. de J.C., dice que el tabernáculo no tenía techo pero que era una casa
de material en su fundamento y techada de las cortinas arriba (Zevachim 14:6). Esto
sugiere entonces que fue una estructura semipermanente en la época de Samuel. Y si
Kaufman tiene razón, el tabernáculo ocupaba un sitio separado, pero cerca, del pueblo
de Silo. Dios llama tres veces a Samuel sin que el muchacho reconozca su voz. El v. 7
aclara que todavía Samuel no conocía (personalmente) a Jehovah, ni la palabra de
Jehovah le había sido aún revelada.
Esa palabra se trata en este caso de juicio como en Romanos 1:17 donde se usa la
misma expresión que emplea aquí la versión griega LXX. Pero en Romanos se revela
algo más, y es el evangelio que nos libra de nuestros pecados. Samuel responde tres
veces: Heme aquí (lit. “aquí yo”). Solamente cuando Elí le enseña, él responde: Habla,
que tu siervo escucha (v. 10). Dios entonces le da el mensaje. Samuel
no había recibido este mensaje antes porque él estaba atento al hombre. Ahora está
atento a Dios. El versículo justo en [PAG 65] medio de la Biblia es el Salmo 118:8 que
dice: Mejor es refugiarse en Jehovah que confiar en el hombre. Este versículo debe
estar también en el centro de nuestra experiencia. Como Samuel fue inspirado por Dios
para recibir y relatar esta revelación divina, nosotros seremos iluminados para entender
las cosas divinas confiando y dependiendo del Espíritu de Dios (1 Cor. 2:12).

(2) El mensaje explicado, 3:11–14. El efecto del mensaje se explica primero. Todo
oído iba a retiñir.
La palabra hebrea es “temblar”, demostrando la profunda emoción que acompañaba la
recepción de esta palabra. Esta expresión tiene que ver con el árabe para “címbalo” y
nos da la idea de un sonido fuerte que impacta y llama la atención. Hasta ahora Elí y sus
hijos no habían escuchado atentamente. [PAG 66] Con esto tendrían que atenderlo.
Parece que la expresión fue común en Israel para impartir el temor y horrorizar (Jer.
19:3). El pecado que Dios juzgaría era la blasfemia (v. 13). La idea principal de la
palabra es “tomar livianamente” pero cuando se usa en su forma intensiva como aquí,
quiere decir “maldecir”. Y realmente vemos que aquí el verbo es reflexivo indicando
que los hijos de Elí habían traído sobre sí mismos la maldición de Dios. Ellos eran los
culpables y nadie más. Y Elí sabiendo esto no les reprochó. No sintió profundamente el
peso de su pecado. El verbo sugiere que no palideció de horror ni se sintió débil por
él. El v. 14 se refiere a la familia de Elí en su linaje sacerdotal. Sus hijos no tenían vida
espiritual. Pero aparte de ese hecho Dios dice que esta casa sacerdotal no podría
continuar en el ministerio. No habría sacrificio que pudiera expiar (cubrir) su pecado,
sencillamente porque pecaron voluntariamente a sabiendas (ver Heb. 10:26).
Efectivamente la casa de Elí fue reemplazada más adelante por la de Sadoc (ver
comentario sobre 2:35). El rey David la reemplazó por haberle traicionado (1 Rey.
2:27).
(3) El ministerio establecido, 3:15–21. Aunque Samuel no quiso revelarle a Elí el
contenido de un mensaje tan severo, Elí empleaba ternura primeramente, llamándole
hijo mío, término de cariño que le infundiría confianza. Y luego enuncia una especie de
juramento que le obligaría a revelarlo todo. Tales juramentos eran comunes entre los
hebreos. En este libro note 14:44, 20:12 y 25:22. David también lo emplea en 2 Samuel
3:35. Con semejante estímulo Samuel reveló todo el mensaje (lit. “la palabra” en
hebreo). Y Elí de manera noble y a la vez funesta, acepta la sentencia con algo de
presentimiento y resignación. Era de esperarse y no hubo más que decir.
En el v. 19 se dice: Samuel... no dejaba [PAG 67] sin cumplir. Es el sentido del hebreo,
que lit. dice: “No dejaba caer a tierra.” Ver Josué 21:45 donde se usa la misma palabra
en el sentido de faltar ofallar. Una de las evidencias de un verdadero profeta fue el
cumplimiento de su mensaje (ver también 1 Rey. 8:56). De esta manera todos los
israelitas sabían que Samuel era profeta (v. 20). Esta fue su acreditación,
su “amén”, lo que afirmaba que fue cierto. Puesto que Dan y Beerseba fueron
reconocidos como los bien establecidos límites de Israel en el norte y en el sur, la frase
quiere decir “todo Israel”. Es interesante que la LXX añade al v. 21 esta frase: “Y Elí
era muy viejo y sus hijos seguían avanzando más y más, y su camino fue malo ante los
ojos del Señor.” No se sabe de donde se saca esta frase, pero revela otra vez la gran
diferencia que existía entre el joven Samuel y los hombres sobre los cuales
descansaba el juicio y la condenación de Dios.
Debemos añadir que el v. 21 señala que en Silo Jehovah se manifestaba. Silo en hebreo
quiere decir “tranquilidad o descanso”. Quizá se le dio al lugar este nombre porque allí
el tabernáculo había hallado descanso después de todos sus años de vagar en el desierto.
Habrá tenido algo que ver también con el hecho de que toda la tierra descansaba de la
guerra (Jos. 18:1). Pero en Génesis 49:10 se refiere a Siloh como persona, referencia
que la antigua tradición de los judíos asigna al Mesías. No es posible encontrar
la paz en un lugar. Tiene que proporcionarla el Príncipe de Paz (Isa. 9:6) y el que es
nuestra paz (Ef. 2:14). El lugar de Silo duró más de 300 años, pero la paz que trae el
Mesías es para siempre (Isa. 9:7).
3. Su ministerio, 4:1-8:22
(1) El altercado con los filisteos, 4:1–9. Parece que la sección 4:2–7:2 forma un
paréntesis en la historia de Samuel. En 4:1 dice: Y la palabra de Samuel llegaba a todo
Israel. Casi la misma frase se repite en el 7:3, donde dice: Entonces Samuel habló a
toda la casa de Israel... Este paréntesis ocupa 20 años durante los cuales Israel
languidecía. No escuchó la voz de Samuel y pagó las duras consecuencias.
Algunos suponen por la secuencia del 4:1 y 2 que Samuel les habrá aconsejado salir a
combatir a los filisteos. No hay evidencia de ello. Al contrario, parece que no
consultaron a Dios. Se habían acostumbrado a hacer las cosas según su parecer. No hay
palabra profética que les instara a [PAG 68] pelear.
Aunque se maravillaban de la palabra de Samuel, no estaban listos todavía a atenderla.
Pero después de los 20 años se ve que la nación estaba lista y dispuesta a escuchar.
La batalla se armó en la zona de Afec, aprox. 40 km. al oeste de Silo. El área es vega o
llanura siendo parte de la Sefela (ver Jue. 1:9). Es una franja de terreno fértil entre la
costa y las montañas con abundante vegetación de sicómoros (1 Rey. 10:27). Hay unas
20 referencias a ella en el AT. Afec mucho más adelante es el lugar de Antípatris, donde
Pablo se detuvo con su custodia rumbo a la cárcel en Cesarea (Hech. 23:31).
Evidentemente era un lugar con un fortín o por lo menos buenas defensas porque
así quiere decir su nombre en hebreo. Según Rafael Klein, Eben-ezer ha sido
identificada con Izbet Sartah, unos cuatro km. distante de Afec.
Los filisteos eran formidables como enemigos de Israel. Según Amós 9:7 habían venido
originalmente de Caftior. Se cree que esto era la isla de Creta que pertenecía a Grecia.
No solamente eran marineros sino también guerreros. Habían invadido, según la
historia, la tierra de Egipto en el año 1190 a. de J.C., y fueron rechazados por Ramsés
III y su poderío militar. Pero encontraron hogar en la costa de Canaán y tanta influencia
tenían que toda esta tierra al fin llegó a tomar el hombre de Palestina, que se
relaciona con el nombre bíblico “filisteo”. Los palestinos del día de hoy no son
descendientes de los filisteos sino de los árabes. El nombre tomó auge por el mandato
dado a los ingleses después de la Primera Guerra Mundial cuando ellos administraban
oficialmente la región. El arca era un cajón cuyas dimensiones se describen en Exodo
25. El nombre arca 8392 en hebreo quiere decir caja y no es la misma palabra traducida
arca referente al barco de Noé o la arquilla en que escondieron a Moisés; esas son más
bien naves. El arca como mueble fue pequeña: 1, 20 m. de largo y 0, 70 m. de ancho y
de alto. Pero su importancia fue inmensa. De hecho, el arca estaba en el lugar santísimo,
donde Dios manifestaba su presencia en gloria. Es evidente que era un tipo o símbolo de
Jesucristo puesto que el Dios único que está en el seno del Padre, él le ha dado a
conocer (Juan 1:18). Hay siete nombres que se le dan al arca. Se le llama arca del
testimonio (Exo. 25:22), arca del pacto (Núm. 10:33), arca de Jehovah (Jos. 3:13),
arca de Dios (1 Sam. 3:3), arca del Señor Jehovah (1 Rey. 2:26), arca sagrada (2 Crón.
35:3) y arca de tu poder (Sal. 132:8).
Por cuanto el arca representaba la presencia de Dios, el pueblo de Israel pensaba que su
presencia material entre ellos sería garantía de victoria, sea cual fuere su estado
espiritual. Ya habían perdido 4.000 hombres en la primera refriega (v. 2). Su conflicto
con los filisteos ya había durado muchos años.
Más de 100 años habían pasado desde que Samgar mató a 600 filisteos con una aguijada
de buey (Jue. 3:31). [PAG 69] En su desesperación, el pueblo hizo traer el arca
confiando en su poder sobrenatural para darle victoria. Aun los filisteos creían que Dios
mismo había llegado al campamento (v. 7). Pronto descubren que el arca no es un
talismán cualquiera.

(2) El arca capturada por los filisteos, 4:10–22. Le toca a un benjamita, huyendo a su
casa, llevar las tristes noticias a Silo (v. 12). Llegó con los vestidos rasgados y tierra
sobre su cabeza, señal de su gran angustia (ver Gén. 37:29, 34). Los judíos manifestaban
su congoja de distintas maneras. Se vestían de cilicio para afligir su cuerpo. A veces se
golpeaban el pecho (Luc. 23:48). Siempre lloraban copiosamente
y los hombres solían arrancarse pelo de su cabeza y barba (Esd. 9:3). El benjamita llegó
a Silo a contar las noticias a todo el pueblo. Como comentamos en la sección de 3:1–10,
el lugar del tabernáculo en Silo tenía acceso solamente por el lado de la ciudad. El
hombre hubiera llegado primeramente a la ciudad y Elí, sentado cerca del tabernáculo,
hubiese escuchado el estruendo del griterío sin saber de qué se trataba (v. 14).
Al fin llegó a contar las nuevas a Elí. Habían muerto 30.000 hombres en la guerra. Elí
soportó esa desgracia. Ofni y Fineas murieron. Elí recibió esas noticias con resignación.
Pero cuando se enteró del arca no pudo resistir más. En su pesadumbre, cayó para atrás
y murió (v. 18). Elí es un nombre hebreo que quiere decir “elevado”. Aquí vemos
escrita la triste historia de su humillación. Se estaban cumpliendo
las palabras proféticas de 2:31. Pero no sólo eso. El arca fue entregada en manos de los
gentiles. Y siendo tipo de Jesucristo, nos hace pensar en la humillación del Hijo de Dios
al ser entregado en manos de los gentiles (Mat. 20:19). Y siendo entregado, murió como
nuestro sumo sacerdote (Heb. 7:26, 27). No murió por su propio pecado sino por
nuestros pecados (1 Ped. 2:22–24). A pesar de la gran derrota de Israel y la captura del
arca, al fin vendría victoria. Y nosotros tenemos la victoria en Cristo Jesús
(1 Cor. 15:57). Para completar la desgracia experimentada [PAG 70] por la familia de
Elí, se murió la nuera al dar a luz (v. 19). Su último suspiro dio expresión perfecta a su
irremediable desesperación. Nombró a su hijo Icabod 350, que quiere decir “sin gloria”.
Eso es lo que pasa cuando la gente depende más de los símbolos de su fe que de la
realidad de ella. No hay victoria sobre sus enemigos y hay miedo en vez de confianza.
Su error, desde luego, residía en tratar el arca como si fuera Dios. La miraban como un
talismán o amuleto, poseída de poderes sobrenaturales. Y en su pecado, desobediencia y
obstinación obligaron a Dios a que se apartara de ellos. Lo mismo vemos en Ezequiel
10:18, 19 cuando el templo es contaminado, motivando que se ausentara del mismo la
gloria de Dios. De igual manera nosotros estamos destituidos de la gloria de Dios. Sólo
en Cristo podemos tener su gloria (Juan 17:22) por cuanto el Espíritu de gloria reside en
el creyente (1 Ped. 4:14).
Al ser capturada el arca, no podemos decir que Dios fue vencido. El símbolo material de
su presencia fue difamado. Dios no murió en la cruz sino que el cuerpo humano de
Jesús fue difamado. Y como veremos, fue necesario para que Dios se glorificara. En
Cristo no tenemos que experimentar Icabod (sin gloria). Nuestra herencia más bien es
vivir con gloria, es decir Imcabod. Y en esa gloria vamos progresando “de gloria en
gloria”.

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