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LEY DE LO SIMPLE Y LO COMPLEJO :: El laberinto de los espejos

Lo simple y lo complejo son reflejos lo uno de lo otro, dice la cuarta ley del caos. No
están presentes en los propios objetos, sino en la forma que interactúan entre sí. Una invitación
a aplicar el arte de la simplicidad y la paradoja de la complejidad para acercarnos a la fuente de
la vida.

¿La vida es simple o compleja? La teoría del caos dice que puede ser ambas cosas a la vez, y al
mismo tiempo.

¿Te sientes agobiado por la complejidad del día a día, imposibilitado de tomar decisiones en
tantos campos diferentes? No estás solo: todos vivimos atrapados en un laberinto de
posibilidades alternativas. La cuarta ley del caos, la Ley de lo Simple y lo Complejo según la
denominaron John Briggs & David Peat, invita a descubrir la salida aceptando la danza
dinámica del caos entre la simplicidad y la complejidad.

►La paradoja de los opuestos

Lo simple y lo complejo son reflejos lo uno de lo otro. Son como el antiguo dios Jano, que era
representado con dos caras inseparables mirando en direcciones opuestas.

La paradoja, una afirmación sencilla que despierta complejas resonancias en la mente, es un


buen ejemplo de la unidad de los contrarios que existe entre lo simple y lo complejo. Una
paradoja taoísta habla de un maestro que sueña que es mariposa, y luego piensa si acaso él no
será una mariposa que sueña que es hombre.

Los fractales son otro buen ejemplo de la paradoja simplicidad - complejidad. Los fractales se
encuentra originariamente en la naturaleza: son los dibujos infinitamente complejos que forman
las costas de los ríos, las nubes en el cielo o las ramas de los árboles. La imagen que ilustra
esta página es un fractal producido matemáticamente por un ordenador. Lo sorprendente es
que su detallada complejidad se produce a partir de una regla matemática simple: el resultado
del primer ciclo es el valor inicial del siguiente. Esta regla, repetida una y otra vez, genera esos
dibujos de indescriptible belleza y variaciones interminables que se parecen tanto a las formas
que vemos en la naturaleza.

Las observaciones de la materia en un laboratorio muestran más ejemplos de la paradoja


simplicidad – complejidad. Metales que tienen una apariencia externa sólida y uniforme,
observados a nivel microscópico, muestran a sus electrones colisionando unos con otros en
forma caótica. Según el nivel de observación, podemos ver orden o caos.

Millones de individuos, cada cual único y diferente, moviéndose caóticamente según sus
elecciones y necesidades, pueden producir una sociedad coherente. La sociedad humana es una
forma relativamente simple que emerge de las contribuciones complejas de sus miembros. Y
viceversa.

Cuando las interacciones, las repeticiones y la retroalimentación están en funcionamiento, la


simplicidad y la complejidad se transforman constantemente la una en la otra. Cuando
simplicidad y complejidad se alternan, aparece lo que los científicos llaman intermitencia. Son
estallidos de caos dentro del orden, o a la inversa. Una conducta regular se altera, o un ciclo
caótico se normaliza.

Muchas sociedades conceden un papel explícito a la intermitencia, bajo el nombre de


carnaval, de fiesta, de caos creativo. Es un tiempo para bailar, encender hogueras y romper las
reglas. Tales estallidos permiten que el buen orden de la sociedad continúe prevaleciendo el
resto del año.

Del mismo modo, a veces el caos irrumpe en nuestras vidas para promover una transformación.
Un acto irracional, un sueño impactante o una coincidencia desafortunada desafían el
orden normal de nuestras vidas, exigiéndonos más atención a los matices y a los modelos
sutiles. Una enfermedad inesperada o un hijo que se mete en problemas pueden tener el efecto
de unir a una familia. El estrés excesivo es causa de enfermedades, pero un poco de estrés es
necesario para que el sistema inmunológico funcione de manera eficiente.

►El laberinto de los espejos

La paradoja del caos nos dice que cuando la vida es más compleja, una solución simple parece
esperarnos a la vuelta de la esquina. Y cuando las cosas nos parecen simples, debemos estar
prevenidos de la complejidad que acecha. La complejidad y la simplicidad no están presentes
en los propios objetos, sino en la forma que interactúan entre sí y nosotros con ellos, y en el
nivel de observación donde nos ubicamos.

Un protozoo, para un ser humano, es inicialmente algo muy simple. Pero el biólogo Lewis
Thomas dice que si todos los laboratorios y superordenadores del mundo se concentraran en
tratar de comprender un único protozoo, pronto nos daríamos cuenta que no podemos llegar a
saber lo suficiente acerca de él. Lo simple se vuelve complejo cuando accedemos a más
detalles. Como todo está interconectado, comprender al protozoo requeriría comprender toda la
historia de la evolución y la dinámica de su entorno.

Lo que es verdad acerca de los protozoos es verdad para nosotros mismos. Conocerse a uno
mismo requeriría comprender el Universo. Cuanto más exploramos nuestro “yo”, más hallamos
sus interconexiones con el resto del mundo. Buda se pregunta si nuestro ego reside en nuestras
sensaciones, en la forma del cuerpo y del cerebro, o en una cadena de causas y efectos,
acciones y reacciones. Cuanto más buscamos ese yo, ese simple y esencial yo, se desvanece
como entidad independiente y se convierte en un reflejo, un espejo del mundo.

Lo que es verdad acerca de nosotros mismos es verdad para los demás. Tendemos a etiquetar
y estereotipar individuos y grupos con imprudente facilidad. Simplificar nos hace la vida más
fácil, pero también perder el contacto con la realidad. Construimos categorías mentales que nos
hacen perder el gusto por los detalles y las sutilezas que nos depara la aventura diaria de tratar
a otras personas. En realidad, quien simplifica a los demás se simplifica a sí mismo.

Otra fuente de angustia y confusión es parcelar el mundo en dualidades. Esperamos que las
cosas sean simples o complejas. Nos entrenamos para distinguir entre el bien y el mal, entre
cuerpo y mente, entre el creacionismo y el Big Bang, entre el orden y el caos. ¿Qué ocurre si
cada uno de estos polos contiene al otro?

El caos nos invita a superar las dualidades, los prejuicios y los estereotipos a través de la ironía,
la metáfora y el humor. El arte y la música son otras formas ricas y antiguas para escapar del
abrazo del dualismo. Aplicando el arte de la simplicidad y la paradoja de la complejidad
podemos acercarnos a la fuente de la vida que fluye más allá de nuestras abstracciones.

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