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¿Buena suerte? No; ¡Es pensamiento positivo! Porque el pensamiento positivo atrae lo que piensas y
cuando le añades el poder de la palabra y lo acompañas con el sentimiento, le das el ejecútese.

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Pensar es la función que la naturaleza nos ha entregado. La mente nos hace humanos, es el poder más
grande que tenemos. El estado de nuestros pensamientos determina nuestra vida y la vida cambia cuando
cambian nuestros pensamientos. No es necesario saber que la mente es un poder, de todas maneras
funciona, ya sea para bien o para mal. Si la vida que vives no te gusta, cambia tu forma de pensar. La
energía sigue al pensamiento. Revisa tus creencias, tus ideas. Si sales a bu scar trabajo pensando que no
lo vas a conseguir, y dices: No consigo trabajo, haces un decreto, la vida te complace y no lo consigues
porque la palabra tiene el poder de hacer que el pensamiento se manifieste. ¿Buena suerte? No; es
pensamiento positivo. Porque el pensamiento positivo atrae lo que piensas y cuando le añades el poder de
la palabra y lo acompañas con el sentimiento, le das el ejecútese.

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Con la palabra creas los ambientes en donde habitas y habitan los tuyos. Por no reconocer este poder
muchos arrojan palabras a diestra y siniestra como fósforos encendidos provocando incendios en el hogar,
en el trabajo, entre los amigos. ¡Cuántas tragedias, rupturas, crisis provocadas por palabras negativas
dichas en el momento inapropiado! Vigila tus pensamientos, escucha tu palabra. La palabra positiva te
retroalimenta y hace que te reconozcas. Un pensamiento en bien de los demás se convierte en una fuerza
de luz que te guía por la vida. Nunca maldigas porque la energía negativa que generas llena tu ambiente
de códigos energéticos negativos que atraen a tu vida y circunstancias desgracias, tragedias, y sí; mala
suerte. Bendice, porque la bendición une lo bendecido con las esferas superiores de la conciencia y atraes
a tu vida todo lo bello, lo bueno y lo verdadero.



Los pensamientos son como rayos que parten del pensador y van a otras zonas e influyen en otras
personas. Somos responsables por el bien o por el mal que ocasionan. Todos los días observa el estado de
tus pensamientos y tus sentimientos. No salgas a la calle sin antes revisarte. Aparta los pensamientos
negativos, atrae los pensamientos positivos, piensa en hacer el bien y da gracias por la vida. ¡Si quieres
cambiar el mundo que tienes, piensa el mundo que quieres!


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