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CAPiTULO XII

LA SOCIALIZACION DE LA CONDUCTA, LA MENTALIDAD


COLECTIVA. INDIVIDUO Y SOCIEDAD
SUMARro:-l. Los modos colectit'oS se originaron en indi,viduos.-2. La so-
cialización de un comportamiento indit!idual. El poder social.-3. Rasgos especí-
ficos de los modos colectivos de conducta o hechos sociales. Su magnitud pecu-
Uar.-4. El llamado priquismo colectivo.-'5. La formación de nuevas conductaJ
colectÍt'as.-6. Las conciencias o actitudes sociales del individuo suscitadas por
la colectividad.-7. Conciencia o alma colectiva.-8. Individuo y Sociedad. El
hombre situado a la 1)eZdentro y fuera de la sociedad.-9. El destino indif'i.
dual y la vida social.

l.-LOS MODOS COLECTIVOS SE ORIGINARON EN INDIVIDUOS


Percatémonos de que lo que hoyes modo colectivo de conducta, es decir, un
patrón objetivado y socializado, antes inicialmente, en el momento de brotar, tuvo
que ser creación o invención de un individuo, o producto de las creaciones o in·
venciones de varios individuos. (Repito que esa cabeza o esas cabezas individuales
no se dan actuando en el vacío, sino en la textura de una serie de influjos o incita-
ciones que provienen del medio social.) Los modos cole4ivos son reglas que cons-
tituyen objetivaciones de conductas humanas, son pensamientos cristalizados, cosifica·
dos, que se han convertido en senderos comunales. Ahora bien, en rigor, en el sentido
propio de la palabra, s610 el individuo es sujeto capaz de comportamiento humano,
de comportamiento con sentido intencional. Por lo tanto, los modos colectivos, como
formas de comportamiento, tienen que haberse engendrado en conciencias de indio
viduos. Pero además, los modos colectivos son pensamientos objetivados; por eso,
en tanto que pensamientos, tienen que haber brotado en los únicos sujetos capaces
de pensar, es decir, en los individuos. No existe una conciencia relativa, en el sen·
tido de una realidad substante que piense y actúe por su propia cuenta. Si hallamos
pensamientos cristalizados, esos pensamientos que están ahora objetivados tuvieron
que ser pensados en algún momento, es decir, cuando se forjaban, por seres capaces
de pensar, esto es, por individuos. La cosa no tiene discusión posible. Imaginar
una conciencia colectiva pensante, como unidad anímica, es suposición no sólo grao
tuita, sino notoriamente falsa; es barullo, confusión, embriaguez romántica, pala-
brería barata, no s610 carente de todo apoyo en la experiencia y de toda justificación,
sino además taxativamente contradicha por la experiencia.
Lo que hoyes costumbre --es decir, un pensamiento cristalizado y socializado
respecto de determinadas conductas- tuvo que ser antes, cuando surgía, pensa·
miento de un individuo o producto de los pensamientos de varios individuos.

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248 GEST ACION INDIVIDUAL DE LO COLECTIVO

Las llamadas profesiones son instituciones sociales, así la de médico, la de


filósofo, la de comerciante, la de militar, etc. Pero hubo una vez, antes de que esas
profesiones existieran -a modo de repertorios prefijados de comportamientos-, en
que un sujeto o varios sujetos las inventaron; es decir, tuvo que 'Haber alguien que
por primera vez pusiese en práctica tales comportamientos. Una vez realizados la
primera vez, ocurrió que coetáneamente o después, otros sujetos, considerando que
tales compor,tamientos satisfacían una serie de necesidades, siguieron la misma o
similar ruta trazada por los iniciadores de aquellos comportamientos; y de esa suerte,
lo que primero fué fruto de una creación individual o de varias creaciones in-
dividuales, se convirtió después en modo colectivo o instituCión soCial.
César inventó Una nueva forma de mando político; después, desaparecido él,
perduró esa forma como módulo genérico, como el modo político que se llamó ce·
sarismo, y que ha sido reproducido por otra serie de gobernantes, no con un sen-
tido de copiainterindividual, sino como reproducción .de .algo convertido ya en
patrimonio mostrenco.
Alguien inventa una nueva forma de traje; pero después ésta se convierte en
moda, es decir, se socializa dentróde un determinado círculo colectivo. Lo que
iniCialmente es obra de uno O de varios individuos se transforma después en mo-
do de conducta colectiva,cuando los demás hombres pertenecientes a un círculo
social lo adoptan como patrón genérico de conducta, no copiándolo del inventor,
sino tomándolo ya como património comunal.

2.-LA SOCIALIZACION DE UN COMPORTAMIENTO INDIVIDUAL.


EL PODER SOCIAL
Ahora bien, aunque es desde luego cierto. que lo que en un determinado mo-
mento aparece como modo colectivo tuvo que formarse antes como invención in-
dividual o como combinación de invenCiones individuales, también es cierto que
la creaCión individual 'o la suma de creaCiones individuales experimentan un pro·
ceso de transformación, al convertirse en modo coleotivo. . .
Por de pronto, para que una conducta iniCialmente individual 'se transforme
en modo colectivo, es' preciso que a esa conducta individual se adscriba un poder
social, en cuya virtud y por cuya funCión logre colectivizarse. El poder social por
obra del cual se 'colectiviza un comportamiento, que en un principio fué indivi·
dual, no es necesariamen.te una cualidad intrínseca de ese comportamiento; suele
consistir en el influjo que éste sea capaz de ejercer sobre los demás, lo cual, si
bien puede ser debido en parte a ciertas características del comportamiento, cabe
que dependa de factores extrínsecos que apoyen esa conducta.
El pensamiento O la deCisión de un gobernante que monopolice el máximum
de poder soCial, por ejemplo, de un omnímodo diétador,se socializa rápidamente,
casi, de un modo automático, convirtiéndose en norma jurídica dotada de impo-
sición inexorable, y por tanto deviene en seguida modo colectivo.
Otras veces, una conducta individual, un invento (de cualquier orden) se
colectiviza en virtud de la adhesión que los valores que contiene susCitan en los
componentes de un círculo social. Mas para ello es necesario que se dé una re-
I¡¡,Ción.de afinidad entre el invento y la comprensión, las necesidades, la sensi-
bilidad o los 'deseos de las gentes que integran el círculo colectivo. Ha habido
SOCIALIZACION DE LA CONDUCTA 249
genios incomprendidos en su época, cuya obra a pesar de ,su alto rango n~ operó
sobre la sociedad de su tiempo. Para que. un if,lvento se socialice, es menester que
haya \ina relación de congruencia ent~e éste y la circunstancia social ep que seda.
Cuando las gentes comprenden el valor de un invento, cuando se sienten sedu-
cidas por la bondad de una, ,nueva coqducta, por la utilidad de un nuevo trebejo,
por la justicia de un nuevo programa político, por libelleza de una nueva cap·
ción, por las ventaj~s ,de una nueva forma econóQlica,por la certeza de una nue·
va teoría, entonces adoptan, esa nueva, creación. como forma comunal de conduda.
y así, cuando esto ocurre, refiriéndonos a los ej~mplos citado~, co~vjerten ,en cos-
tumbre la nueva virtud, emplean usualmente el nuevo -'trebejo, ,se adhieren a¡l nue-
vo programa político opinan4o y actuando, de acuerdo. con él, 'cantan la nueva, can-
ción, adoptan la nueva forma econó~ica, hacen de la nueva teoría una conviéción
vigente, una creencia efectiva: Ma~puede suceder que un,a iQvención, por valio-
sa que sea, no halle reconocimiento común" y entonces permanezca. como objetiva-o
ción de una vida individual, pura y simpl~mente, sin lograr colectivizarse,. '
Hay veces, también, en que una ~onducta individual se' socializa rápidamente,
por virtud de fenómenos de contagio, es decir, d,e imitaciones alógicas, y llega por
medio de ese procedimiento a, te~.er efectos, sociales enoqnes. ,
Otro de los poderes en virtud de los cuales se socializa un cómportamiento
individual es elprcstigio de su autor, Las ge(ltes adoptan lo,que ha'<:eUna dete~-
minada persona,nopw-que ,nadie se 10 imponga, tampoco porqu~ comprendan es,?
como valioso, sipo sencillamente, porque esa. persona :tiene prestigio, :tiene fama
de inteligente, o de virtuosa, o de elegante, o de afortunada. <', ,

Otro de los tipos de poder social, que determina la colectjviz,ición de: una
conducta, es el caudillaje. C1aro es q\le, dentro de este concepto de caudillo o líder
habría que proceder a una' clasificación, de subtipos; verbigracia, el carisOlático, ~s:
decir, aquel al que se atribuye una cualidad extraordinaria, fuerzas sobrenaturales
o sobrehumanas o ,por lo rilenos.,excepcionalesy ejemplares (profeta,: enviado .de
DioS-, hechicero, jefe ejemplar, hérge) y es seguido por el grupo en virtud. de ra·'
zones. de confia~a, ,de f.e que se: tiene en él, establJciéndose entonces entre él y
su masa una colectivización de 'carácter emotivo;l el caudillo democrático que in"
terpreta el sentir del, grupo; etc.~·

3·.....,RASGOS ESPECIFICOS DE .LQSMODOS COLECTIVOS DE' CONDUCTA


O HECHOS SOCIALES. SU MAGNITUD
. . :
PECULIAR
,,-,- .'
'-.
,"~ .l .

En las páginas que preceden inmediatamente, se ha' mostrado' que lo que hoy
es modo colectivo, tuvo antes que ser' invención individu'al o serie de invenciones
individuales, convertidas' despuéS en módulo comunal,en~"¡rtud de un proceso
de socialización; eS decir, en virtud de un' proceso detransfórmacióri de' 16 personar
en colectivo. ' '", , ., .

1 Cfr. WEBER. (Mu), Economía] Sociedad, tomo lo trad. castellana de Medina Echava·
rría, Fondo de Cultura E~onómica, Méltico, '1~41,pp. ;!25,. ;!52 y,$S, ,. . '
2 <;:fr. YOUNG (KÜI¡balf), Socitl1 Ps]ch%g], 3" ed."New York, Crofts &Co., 1956,
pp. 226·256~lA PIERE (Richard T:)-, ., FARNswoRTH (Paul R.L Soditl'PsycholóU,' 2" ed.,
New York, McGraw.HilI, 1942, pp,. 296 Y ss. .
250 CARACTERISTICAS DE LOS MODOS COLECTIVOS

Ahora bien, llegado este momento y, recordando a tal respecto 10hsechestudiosl.~ ..


de Durkheim, creo necesario formular esta pregunta: ¿Constituyen los os so- .l!'

ciales o modos colectivos, cuando ya están constituídos, algo específicamente nuevo I.·..•. ~>',·· ••

y diferente de las invenciones individuales que los originaron? •


Claro es que, desde luego, los modos sociales tiene frente a los modos indi-
viduales la típica diferencia de constituir una forma colectiva, es decir, an6nima , .~
impersonal, común, típica, genérica, funcionaria, tal y como los he caracteriza do
detalladamente en páginas anteriores; a distinci6n de los modos individuales, que
son expresi6n auténtica de la persona, creación viva. Esto es notorio, y no creo
'"

.~
I
Pero además
que sobre ello sea nos preguntamos,
necesario siguiendo la metáfora de Durkheim, si en
insistir más. ..:I'•':~.-.....
la elaboración de un modo colectivo, o de una instituci6n social, se produce una
especie de reacción de química mental, por la que desaparecen los ingredientes con
los cuales se forma, y entonces surge un cuerpo nuevo.
Adviértase, en primer lugar, que, desde luego, la conversi6n de un modo in-
dividual en colectivo, es decir, su socialización, aporta nuevos caracteres, los que
han sido ya explicados, es decir, los propios de los modos sociales. ,Pero pueden
suceder dos cosas: a) que el modo colectivo sea el mismo modo individual, s610
que privado de su acento individual y convertido en carril común; b) puede acae-
cer también que el modo colectivo se forme por la fusión y combinaci6n de múl·
tiples y variadas aportaciones indiyiduales, y entonces con todas ellas se constituya
una nueva forma de conducta, que no se parezca a ninguno de los componentes
individuales que contribuyeron a su elaboración.
Hay modos colectivos que se reducen al hecho de que una conducta indivi·
dual se socializó. Esos modos colectivos, por ejemplo, el uso de determinado tre-
bejo inventado por un individuo, tienen autor conocido, un individuo. Lo que
primero fué creación de éste, obtuvo después generalización entre todos los miem·
bros de un grupo. Se trata sencillamente de una conducta individual que se h¿
socializado. Claro es que al socializarse ha perdido los matices individuales y se
ha tornado vía comunal. Esta transformación no es ciertamente pequeña; porque
un comportamiento individual al convertirse en colectivo suele perder su genuina
autenticidad, suele perder finura, suele perder parte de su calidad, suele embas-
tecerse, suele tornarse más tosco y más simple. La cosa es dara: las rutas co-
munales, los procedimientos genéricos, no pueden albergar la riqueza' que es pro-
pia de un alma individual; por ser algo general y de todos, ya no expresan la
delicada complejidad de un espíritu individual; son más bien vías de pública uti-
lización en las que desaparecieron los finos matices que sólo puede tener lo in-
dividual, que es lo verdaderamente auténtico. Es lo que sirve para muchos; pero
precisamente por eso no sirve a ninguno con la intensidad con que servía a su
autor, puesto que éste lo hizo para su propia medida. Al dejar de ser algo a la
singular medida de un individuo, gana en amplitud, pero pierde en delicadeza,
pierde en intensidad, pierde en ajuste exacto. Pero fundamentalmente es lo mis-
0:0 que un individuo había creado para sí propio, sólo que adaptado a las nece-
sidades genéricas de todos. Cierto que además tiene de nuevo algo que no poseía
como conducta individual, a saber, la vigmcia colectiva, es decir, el hecho de que
es reco,?ocido Y observado generalmente como patrún de conduda por todos Jos
CARACTERISTICAS DE LOS MODOS COLECTIVOS 251
integrantes de un círculo social, y que, como tal, e! individuo lo halla preconstituído
y ejerciendo una presión sobre él.
Pero, de otro lado, hay también hechos colectivos, modos sociales, que aun-
que hayan tenido que formarse con aportaciones humanas, éstas no fueron ini-
cialmente las de un solo individuo, sino las contribuciones de muchos sujetos. Y
entonces ocurre que con todas las múltiples y a veces diversas aportaciones indir
,iduales fué gestándose un nuevo modo de comportamiento de índole colectiva.
En tal caso, e! modo colectivo no es igual, en ocasiones ni siquiera similar, ~
fllnguna de las conductas individuales con cuya combinación se formó. A tales
casos sería aplicable la expresión durkheiminiana de un proceso de química men-
tal, que da origen a la formación de algo nuevo, bien que empleando esta ex-
presión nada más que con el alcance de un símil imaginativo, y nunca al pie de
la letra. Tal es el caso del idioma. Claro es que éste no tiene un origen mágico,
ni misterioso; ha tenido que formarse --como cualquier otro hecho human(}-
con aportaciones de los hombres; pero han intervenido en su constitución y en
su desarrollo un sinnúmero de contribuciones y también un sinnúmero de factores
modificantes, hasta constituirse como modo comunal de expresión de los compo-
nentes de un grupo. Es lo que sucede con determinadas costumbres, en las cuales.
ha ido decantando como modo colectivo e! resultado de complejísimos procesos
de combinación y de recíproca adaptación de un sinnúmero de conductas indivi-
duales. Es también lo que sucede con la formación de ciertas corrientes de opi-
nión pública, que no representan tan sólo una opinión individual socializada, sino-
que constituyen el compromiso de varias opiniones individuales. Es lo que ocurre,
asimismo, con varias instituciones, que han ido gestándose en virtud de la con-
currencia de muchos y muy diversos factores.
Para aclarar y precisar todavía más los conceptos referiC1os, se puede acudir-
a otra comparación usada por Blande!, al exponer y comentar la teoría de Dur-
kheim. "Lo social tiene en lo psicológico su condición virtual. Mas esta virtua-
lidad, abandonada a ella misma, resultaría inerte e impotente. El individuo no·
puede por su solo esfuerzo mental producir ninguno de los efeotos que son pe-
culiares a lo social. Como e! pedernal, el individuo es rico en chispas. Mas para
sacar fuego de la piedra, es preciso golpearla con un eslabón. Y no es ella quien
produce e! fuego, sino el golpe que recibe. Para dar vida a las representaciones
colectivas, es preciso que los individuos, en los cuales se halla su condición vir-
tual, entren en cantacto y en choque, a fin de que, así puedan ellas brotar de
ese contacto y de ese choque. Y de la misma manera que la intensidad de la chis-
pa depende de la habilidad y la fuerza con que ha sido e! golpe sobre la piedra,
así, la índole de las representaciones colectivas depende de! modo como se haya
establecido e! contacto entre los miembros del grupo. Por consiguiente, para que
haya sociedades y representaciones colectivas, evidentemente es necesario que haya
hombres capaces de asociación y espíritus humanos capaces de pensamiento. Ma~
para que las sociedades, las representaciones colectivas sean tales o cuales, es de
todo punto necesario que entre los hombres y los espíritus se establezca el con-
tacto de una cierta manera y no de otra. La morfología de los grupos es el factor
que rige la índole de las instituciones y que especifica las representaciones colec-
tivas correspondientes. Jamás el análisis abstracto de la conciencia individual, ni
el conocimiento, por profundo que sea, de lo cual ésta es virtualmente capaz,
252 CONDUCTA EXPRESIVA DE UNA SITUAClON SOCIAL

permitirán comprender las diversas formas adoptadas en el curso de las edades


por los grupos, ni las distintas orientaciones adoptadas por su pensamiento."3

4:-EL LLAMADO PSIQJJISMQ COLECTIVO


En la formaci6n de determinados modos colectivos interviene la combinación
de las aportaciones individuales bajo el influjo de ciertos factores sociales, los
cuales' son los agentes condicionantes, sugeridores, estimulantes e incluso confi-
gurantes de las contribuciones individuales con que' se forman esos hechos colec-
tivos, y son las causas de la homogeneidad de esas contribuciones y también el
horno' a cuyo calor se fragua el hecho sociaL Es decir, suéede aveces, que, bajo
el influjo de determinados factores y condiciones sociales, se producen conductas
humanas de individuos, las cuales son realizadas por éstos no en expresión de su
yo singular, sino como expresión de la situación social en que todos ellos se ha-
llan igualmente. Así, actúan de modo recíproco las conductas homogérieas o si-
milares de todos ellos, influyendo las unas' sobre las otras y éstas sobre aquéllas.
y así ocurre que, como efecto de este encontrarse sometidos a iguales influencias
y de este inlluirse mutuamente, s,e produce como' resultado una modalidad de vida
que es ya colectíva desde el primer momento. Cada una de las conciencias, indivi-
duales tiene la justa impresión de hallarse penetrada por las conciencias de los
demás miembros del grupo, de hallarse más o ménos fundida: con otras, de obrar
a la vez espontáneamente y bajo.el influjo de las conciencias del prójimo, como
moviéndose todas ellas en la misma dirección y formando un comportamiento con-
corde o mutuamente integrado, que ya es, desde el primer momento, un modo
colectivo. Fenómenos de este tipo, que constituyen conductas que son .innovadoras
yquea la vez se constituyen desde el pi'imermomento en ~omportamientos colecti-
vos, los podemos observar claramente en las sitJ,1aciones de gran efervescencia social:
en las' revóluciones, en las guerras, en las conmociones religiosas, en las etapas de
profundas reformas políticás, o sociales, mOVidas por entusiasmos comunes.
Este psiquismo colectivo no es exclusivo tan sólo de esas sitJ,1aciones de efer-
vescencia. social máxima, sino que se da también en otras fases más tranquilas, pero
Je modo menos voluminoso y menos intenso, como combinación de influencias
recíprocas de, las actitudes sociales de los individuos -bajo una misma circunstan-
Cla-, contribuyendo a formar directaml;nte nuevos modos comunales.
, , Ahora bien, debe quedar claro, sin lugar a dudas, que eso que podemos llamar
psiquismo colectivo na se halla constituído por fenómenos psíquicos que tengan
por sujeto a la colectividad como un ente substantivo, ni siquiera con vida propia
independiente de las vidas de los sujetos individuales. Ese psiquismo colectivo
carece de' subjetividad propia; es ,decir, no existe un sujeto colectivo con psiquismo
J:.ropio. No hay, en puridad más que las almas individuales. Lo que sucede es que
los fenómenos de esas almas individuales, bajo la aeción de factores y condiciones
de la circunstancia social, y bajo el recíproco influjo que se produce entre ellas,
constituyen combinaciones, urdimbres dinámicas,' haces articulados, cuya forma y
modo de ser contribuye a determinar las aportaciones .mismas producidas por los

3 Cfr, BLONDF.L, 1nlr9JHclioIJ á /1/ PSJCholo"i~ collutit,~, cap. JI. (Hay trad. casto de este
libro "Psicología colectiva", publicada por Editorial Américá,Mt'y.ieo, 1945.)
CONDUCTAS COLECTIVAS 253

individuos (no como tales, sino como miembros de un grupo) y engendra módulos
de comportamiento que son ya colectivos desde el momento en que nacen.
En esos casos, aunque quienes piensan son los individuos (no olvidemos que
son los únicos que pueden pensar) y aunque lo que piensan es algo nuevo -no
la conformidad a un modo preestablecido--, sin embargo, eso que piensan, lo
piensan no en· su carácter de individuos, sino en la actitud de desempeñar una
función social creadora, es decir, reflejándose en su conciencia (siempre individual)
las aspiraciones, las necesidades, los deseos concordes de una multitud de sujetos,
de los integrantes de un grupo. Tales aspiraciones y deseos no son sentidos por
cada uno de ellos en cuanto personas singulares, sino en tanto que participamos en
ti grupo, y, además, sintiendo cada uno en su conciencia el influjo 'de' las con·
ciencias ejenas y ejerciendo a la vez sobre éstas su propia acción concomitante.
Es decir, se forma una corriente colectiva con' una serie de aportaciones que pro-
Yienen de individuos, las cuales se producen en la misma dirección,' bajo la presión
de una común circunstancia, y brotan homogéneas por obra del recíproco influjo
que entre ellas se da. Es decir, los individuos que actúan no se adaptan a los modos
colectivos anteriormente establecidos, antes bien, tratan de innovarlos. Por lo tanto,
inventan algo nuevo; pero eso que inventan no constituye la· proyección de su vida
individual, de su yo singular, sino que ·les viene sugerido bajo la aCc1ónde una
determinada situación social -p. e., de una situación injusta, caducada-, e inspi-
rado por análogos pensamientos que se producen en, otros individuos en virtud de
las mismas influencias. Se forma esa corriente de psiquismo colectivo -:..entiéndase
bien, no un alma colectiva, sino fenómenos psíquicos de individuos, pero suscitados
por circunstancias sociales e influí dos por una recíproca interacción.
El psiquismo colectivo es una realidad, pero no una realidad substantiva, sino
la realidad de un proceso de recíprocos influjos entre las mentes de los individuos,
funcionando éstas no en manifestación de sus respectivas singularidades, sino en
función de algo común, y bajo el influjo de unos mismos problemas comunes y de
de un mismo contorno sociaL

j.-LA FORMACION DE NUEVAS CONDUCTAS COLECTIVAS


Hay comportamientos sociales que constituyen la observancia o puesta en prác-
tica de modos colectivos preconstituídos, verbigracia: el cumplimiento de un uso
o costumbre" el empleo de una frase hecha, la acomodación a una regla jurídica.
Pero refiriéndonos sobre todo a los casos . examinados en la rúbrica anterior,
hay que registrar también conductas creadoras de un grupo de sujetos, las cuales,
aunque de individuos, no son conductas individuales, sino que se constituyen como
colectivas. Es decir, lo que cada individuo hace no es lo suyo individual y peculiar,
sino que es el resultado de una serie de recíprocas interacciones entre los compo-
nentes del grupo, y precisamente en tanto que tales y respondiendo t<>dos a unos
parejos estímulos de.la circunstancia social. Bajo el influjo de ésta, cada individuo,
no en función de su singular individualidad, sino en función de su pertenencia al
grupo y de su inserción en la situación social determinada en que se encuentra, y
además recibiendo la influencia de la conducta de sus compañeros, obra de una
cierta manera, pero eso que hace influye a la vez sobre todos los demás; y así, el
comportamiento de cada uno influye sobre los comportamientos de todos los demás,
254 CONDUCTAS COLECTIVAS

.)' éstos obran sobre el comportamiento de aquél, en una serie de recíprocos influjos
de cada cual sobre todos y todos sobre cada cual. Y de esta guisa, se va formando
una corriente de conducta propiamente colectiva, la cual tiene los caracteres de 105
modos colectivos preconstituidos, sólo que con la diferencia de que, mientras que
éstos se hallan ya configurados de antemano, aquella conducta colectiva se está
produciendo dinámicamente, por virtud de ese proceso de las acciones de individuos
en reciproco influjo y en el desempeño de funciones sociales.
Téngase presente que la conciencia o la mente del individuo se halla influida
poderosamente por su pertenencia a los grupos sociales. Ocurre, pues, que muchas
veces, cuando actúa, su mente, sus emociones y sus conductas prácticas están im-
pregnadas de materiales colectivos.
Con esos materiales colectivos puede realizar una obra relativamente personal
verbigracia, cuando un poeta con los materiales del idioma -pensamiento comu-
nal- crea originalmente.
Otras veces, se deja llevar por la inercia de los modos colectivos y se limita a
reproducirlos fielmente en su comportamiento.
Otras veces, se acomoda fundamentalmente a los modos colectivos, pero in-
troduciendo en ellos nuevos matices o leves cambios, los cuales pueden quedarse
como meros acentos individuales, pero pueden también influir sobre los demás,
llegar a socializarse, y quedar incorporades al modo colectivo anterior.
Pero, a veces, ocurre también que, impregnado de los elementos de una deter-
minada situación colectiva, reacciona frente a ésta, no en función de su singular
individualid:ld, sino como inserto en ese marco social, y lo que hace, presionado
por el contorno e. influido por los demás que se hallan en igual estado, de manera
análoga a lo que hacen los demás a. la vez que él, viene a constituir ya elemento
integrante de una conducta colectiva.
A este respecto tiene una gran importancia la situación concreta colectiva.

6.-LAS CONCIENCIAS O ACTITUDES SOCIALES DEL INDIVIDUO


SUSCITADAS POR LA COLECTIVIDAD
Los individuos que componen un grupo desarrollan propiedades o modos de
reacción, que no desenvuelven cuando se hallan fuera del grupo, ni siquiera cuando
se producen reacciones entre ellos aparte del grupo. Por lo tanto, para descubrir
esas potencialidades de los individuos, es preciso estudiarlos como elementos en el
grupo. En el grupo se producen fenómenos mentales (claro es, entiéndase bien, en
los individuos que lo componen) que no se dan en los individuos fuera del grupo.
y por tanto esos fenómenos mentales no son la mera suma de las conciencias de
sus componentes individuales como unidades independientes.
Según MacDougall! hay que distinguir entre la mentalidad excesivamente emo-
cional, impulsiva, violenta, tosca y brutal de la multitud, y la mentalidad colectiva
de un grupo organizado. Hay cinco condiciones importantes que elevan b menta-
lidad colectiva a un nivel más alto, que la muLtitud desorganizada no puede akanzar.
La primera de estas condiciones, que es la base de todas las demás, consiste
en un cierto grado de COlllill'ltid,¡Jen la existencia del gmpo. La continuid:d puede

• efe. Ml\cDolJGUL (W.), 7"be Gro"/' Mind, 1\12ll, pp, 49-50; tamhi¿'n. BHO\li':-; (J. F.).
Psycb%gy alld ¡be Soá-tl Order, ) 936, pp. 65 Y ss.
MENT ALlDAD COLECTIVA 255

ser de dos tipos: predominantemente material, es decir, la persistencia del sistema


() estructura de posiciones que son ocupadas por una sucesión de individuos. Claro
es que hay muchos grupos organizados en los cuales se dan combinadas ambas foro
mas de persistencia.
La segunda condición, que es muy importante y que resulta esencial para toda
forma de existencia colectiva altamente desarrollada, consiste en que los miembros
Jel grupo tengan una idea adecwada de élte, de su índole, de su composición, de
sus funciones y de sus posibilidades, así como de las relaciones de los individuos con
d grupo. Esta conciencia, que los individuos tengan del grupo, suscita especiales
emociones relacionadas con la vida del grupo.
Una tercera condición, que puede ser muy favorable para el desarrollo de la
mentalidad colectiva del grupo, es el hecho de la interacción de éste con otros gru-
pos similares, especialmente en forma de conflicto o rivalidad, porque ello constituye
a fomentar el conocimiento y el amor del propio grupo.
En cuarto lugar, la existencia de tradiciones, costumbres y usos, que determinan
las relaciones entre los componentes del grupo, las de éste con aquéllos, y las de
~ste con los demás grupos.
Un quinto factor es la organiUKión, consistente en la diferenciación y espe-
cialización de los componentes del grupo --tanto de los individuos como de los
subgrupos( clases, estaJ:{lentos, ~c.), que lo' int~gran.
Acontece que los modos colectivos preestablecidos contribuyen muchísimo a
formar la conciencia o yo social de los individuos, creando en éstos determinadas
~ctitudes. No son tanto los hábitos de los individuos los que contribuyen a formar
los modos colectivos, por ejemplo, las costumbres; sino más bien, en la mayor parte
de las veces, suele suceder lo contrario, es decir, que las costumbres establecidas
moldean las actitudes y los hábitos de los individuos.5 De esta suerte, se crea en
éstos una serie de peculiares disposiciones, de modos de reaccionar ante los acon-
tecimientos, de sentir, de pensar, que no son la expresión del fondo individual y
singular de cada uno, sino efecto de la influencia configurante de las interacciones
dentro del grupo. Ahora bien, cuando cambian las circunstancias -necesidades,
instituciones, etc.- del grupo, los componentes de éste se ponen a actuar innova-
doramente, pero no como individuos, antes bien, reaccionando como miembros del
grupo. En esas reacciones intervienen múltiples tipos de factores.
Por una parte, intervienen las previas configuraciones ~ yos sociales- crea-
dos por los modos colectivos preestablecidos, que determinan unas especiales formas
de reaccionar ante los nuevos acontecimientos. Es así, por virtud de que tales mo-
dos crearon una peculiar mentalidad, la cual 1110consiste tan s610 en repetir los usos
constituídos, sino que además implica ciertas poSoturas peculiares de enfrentarse con
nuevos problemas.
Por otra parte, inn~ervienen también las características de los nuevos problemas
con los cuales tienen que tratar los miembros del grupo, precisamente en tanto que
pertenecientes a éste; pues sucede que muchas uniformidades de comportamien~o
responden al hecho de que todas o la mayor parte de las personas, que participan

5 Sobre este punto, véase DEWEY (lohn), Hllmall Nalllre 4nd Candll'l, An Inlrodu'lioJl
lo Sot:iAi PJy.h%gy, The Modero Library, New York, pp. 60 Y ss. Véase también: BOUTHOUL
(Gaslon), Tra;lé de Sori%gie, 2' ed., Paris, 1949, pp. 157 Y ss.
256 UNIDAD DE ESTILO Y CONCIENCIA DEL "NOSOTROS"

en éstas, al tener que enfrentarse con las mismas situaciones, reaccionan de ¡Dodo
semejante. Claro es que ante una misma situación varias personas pueden reaccionar
de modo diferente. Pero cuando se trata de un grupo de personas, las cuales, en
tanto que miembros de ese grupo, tienen ciertas características comunes, entonces
es más probable que la mayor parte de esos sujetos reaccionen creadoramente ante
la. nueva situación de un modo similar, en virtud de dos factores: en virtud de
poseer previamente una mentalidad' pareja, y también por causa de la identidad
de la situación objetiva.

7.-CONCIENCIA O ALMA COLECTIVA


Ya se ha mostrado y razonado hasta la saciedad y de modo enteramente jus-
tificado que no existe una conciencia colectiva, en el sentido propio y auténtico de
la palabra conciencia. El grupo carece' de psiquismo propio. Nadie ,ha visto jamás
ni podrá nunca tener e~periencia de que . haya un alma colectiva pensante, con
émociones propias y con la voluntad propia, los únicos que piensan, sienten, quieren,
tienen necesidades, son los individuos; claro está que los individuos rel/-les, es decir,
lo~jndividuos en sociedad, con una gran parte de su ser colectivizado. Todo (!Janto
se ha dicho sobre una supuesta conciencia colectiva, como .conciencia propia de
la colectividad, es pura fantasía, palabrería barata, infundio gratuito.
PerO, en cambio, nluchas otras veces se ha. empleado la expresión conciencia
colectiva pira denotar otra cosa; y entonces tal expresión resulta legítima y designa
una realidad, en la que es necesario que el sociólogo pare mientes., Se trata de ex-
presar fenómenos que tienen su sede, en las conciencias de los individuos, pero que
no tienen su origen ni explicación en ¡as almas individuales, sino que representan
el reflejo o el efecto en éstas. de modos colectivos de la vida. Se trata de· una
unidad de estilo, de .una conCOrdancia en convicciones" en pensamiento, en emo-
ciones, en tendencias, 'en afanes, ete., de los integrantes de un grupo, precisamente
por el hecho de' su p~rteneil.cia a éste. .
En ese sentido metafórico se puede llamar alma nacional al peculiar estilo de conducta
que manifiestan todos los. integrantes de U\lll na~i6n, incluso en sus asuntos puramente .perso-
nales. Ese' peculiar estiló no es expú'sión de 'las cu,alidades individuales de. cada uno de los
nacionales. 'sino una serie de modos concordes de 'comportamient~,: de modos colectivOft. La
generalidad de este estilo de conduetá Se explica porque todos 'sus portadores han' sido 'iafluidos
por los mismos 'modos colectivos de conducta, por los mismos factores 'sociales.6:
También puede hablarse metafóricamente de conciencia colectiva cuando de hecho,' en un
determinado momento, o también de, un modo permanente, una multiplicidad de individuos
concuerdan en una convicción, .en un estado' de' ánimo, en un ~fecto, en una tendencia, o en
un obrar'. Entonces en erilma de'cada uno de los 'individuos participantes activamente' en esos
modos concordes de comportamiento, brota Iaconciencia dé un flojo/ros. Por ejen1plo~cuand{'
un grupo, una nación, un equipo deportivo, han conseguido un señalado triunfo, y los perte-
necientes a él experimentan un estado de ánimo .que expresan diciendo "nosotros hemos ga·
nado". En este cas~ no se trata solamente de una mer.a SUma de estados de ánimo homogéneos.
Se trata 'de eso; pero tambié!l de algo más, a saber: del hecho de una concordancia interáctiva
entre los estados de ánimo de' todos los componentes de la colectividad; Ia oíd forriú una

GCfr. VIERKANDT (A.), Filosofía' de /a Socied~ y de /a Historia, prólogo de Ricardo


Leveoe, Buenos Aires, 19,34, pp. 9 }J 40-41., ·Muy ·atinados son sus conceptos en las .páginas
citadas; Per~ no así los cont~nidos en ot!Qspasaies, en los que parece recaer en algunas con-
fusiones romanticoides.·
LO COLECTIVO 'DESHUMANIZADO 257
especie de intima unidad. Cada uno de los individuos experimenta entonces que lo que él
" siente no es algo suyo peculiar, sino el reflejo' <le esa unidad.

';; Según Bouglé -uno de los más destacados discípulos y continuadores de la


". obra de Durkheim-, la conciencia colectiva no es una realidad, literalmente en-
tendida como conciencia; no tiene una sede diferente de las conciencias de los indi-
viduos, sino que se da en éstas en tanto que unidas entre sí por ciertas relaciones,
las cuales aétúan como causas. Precisamente por el hecho de que tales relaciones son
causas, no basta con analizar lo que pasa en uno de los elementos tomado aparte,
en una conciencia individual, para adivinar el comportamiento del conjunto. Estos
estados de conciencia, comunes a los miembros de un grupo, no son tan sólo un
capital inerte, sino que actúan y reaccionan los unos sobre los otros; constituyen,
coordinados entre sí, un sistema, y, ciertamente un sistema actuante, cuyas tendencias
se defienden por medio de instituciones. Para comprender las condiciones de esta
vida propia, no basta con que nos examinemos a nosotros mismos. Es preciso que cada
cual salga de sí mismo y observe en una zona externa a él, en los hechos su-
ministrados por la historia, la etnografía, la estadística y especialmente en el mo-
vimiento de las instituciones, las' tendencias reales de las sociedades. Allí encono
traremos lo que nos evoca la idea de la conciencia colectiva. Es una idea directriz,
una especie de hipótesis de trabajo que nos salvaguarda contra las explicaciones
prematuramente individualistas. Pero, en todo caso, sé debe evitar concebir la con-
ciencia colectiva como una realidad hecha y actuante por sí misma; más bien es un
producto histórico, cuya génesis nos será explicada mediante una serie de análisis
convergentes de toda clase. T '

No olvidemos que, como lo ha expresado agudamente Ortega y Gasset, en una


i obra póstuma, la colectividad es algo humano; pero es lo humano sin el nombre,
lo humano sin el espíritu, lo humano sin alma, lo humano deshumanizado. En
efecto, lo que yo he llamado modos cole<tivos de conducta son, al decir de Ortega
~. y Gasset "acciones humanas nuestras a las q'ue 'les faltan los caracteres primordiales
de lo humano, que no tienen un sujeto determinado, creador y responsable de ellas,
para el cual ellas tengan sentido". Se trata de ,una acción humana; "pero irracional,
sin espíritu, sin alma, en la cual, actúo como el gramófono a quien se impone un
disco que él no entiende, ccimo el astro rueda ciego por su órbita ... como el ave
nidifica. He aquí un hacer humano irracional y desalmado". Y es que lo colectivo
parece como si fuera algo humano, pero deshumanizado, mecanizado, materializado.8
y Simone Weil dice que lo vegetativo y colectivo son dominios en'los cuales ei
bien absoluto -relacionado con Dios- no penetra: Lo social es irreductiblemente
el dominio del príncipe de este mlindo. Las realidades sociales como la familia; las
tradiciones, la cultura, etc., son instrumentos relativos, son intermediaríós para va-
lores más altos. El gran peligro -observa Simone Weil- es que puede convertirsl:
en un ídolo;, y entonces lo relativo es tomado como absoluto y venerado como un
bien. Entonces' lo
colectivo ahoga a la persona rodeáñdoláde muros que le ¡m-

7 Cfr. BOUGLE (C.), Bilan de la Soci%gie Francaise Conle1l1poraine, Paris. 195~. 'pp,
10-12.
8 Cfr. ORTEGA YGASSET (José), El Hombre y la Gente, Revista de: Occidente. Ma<!ri.l.
19H, pp. 208-209.
~o(·loJOl'ia.-ll .
258 HOMBRE Y SOCIEDAD

piden llegar a lo real: lo cólectivo se convierte en una pantalla entre el hombre, la


natur;Jleza y Dios.'

S.-INDIVIDUO Y SOCIEDAD. EL HOMBRE SITUADO A LA VEZ DENTRO


Y FUERA DE LA SOCIEDAD
El hombre está a la vez dentro y fuera de la sociedad. Por una parte, el
hombre constituye'un ingrediente de la sociedad; y además lleva lo colectivo den-
tro de su misma estructura humana. Pero, de otro lado, puede oponerse a la so-
ciedad como contemplador de ella, como crítico y como reformador de ella.
Somos a la vez, por una parte, materiales o componentes de la sociedad, y,
por otra parte, sujetos individuales que podemos enfrentarnos con ella para con-
templarla, para tratar de dominarla, o de reformarla, o de combatirla. Pero in-
cluso cuando nos oponemos a la sociedad, mental o prácticamente -verbigracia,
como políticos que quieren dirigirla, o como revolucionarios que desean destruir-
la y sustituirla por otra-, no dejamos de pertenecer a esa colectividad. Somos
pues, en la sociedad a la vez objetos y sujetos, dirigidos y direotores, materia
intervenida y agentes de intervenci6n. La sociedad, que podemos contemplar como
si estuviéramos fuera de ella y sobre la cual podemos actuar, constituye además
la forma de nuestros destinos vitales, el marco en el cual nos desarrollamos.
Los hombres, respecto de la sociedad, no somos como sillares de piedra co-
locados unos junto a otros. No somos meros componentes, sino que somos además
los motores vivientes y activos de la sociedad. Los modos electivos, en tanto que
tales, como formas objetivadas de vida, como cristalizaciones, son en si mismo
e5tériles. Pero esos modos colectivos, en tanto que revividos por los hombres, los
cuales los modifican y les van imprimiendo nuevos matices y cambios, reciben el
c¡Jor de las existencias humanas vivientes.

) 9.-EL DESTINO INDIVIDUAL Y LA VIDA SOCIAL


Este \hallarse a la vez dentro y fuera de la sociedad tiene otro sentido o
•• acepci6n. La vida del hombre está incluida dentro de un destino social. La so-
ciedad es uno de los modos del destino humano, una de las formas en que el
hombre tiene que realizarse. Y lo que en la sociedad ocurre moldea gran parte
de la existencia del hombre. Pero, de otro lado, la individualidad entrañable, el
destino singular de la persona, queda fuera de la sociedad.
En efecto, el hombre para ser humano, necesita la sociedad. Pero la socie-
dad no absorbe todo su ser, pues éste en su raíz esencial es la individualidad
íntima e insustituible. Nada podría hacer el hombre si·n la sociedad; pues si el
hombre viviera en aislamiento no podría realizar su esencia humana, estaría ab-
sorbido por la circunstancia exterior, pendiente de los peligros de ésta para de-
fenderse de ellos, pendiente de sus necesidades orgánicas para hallar el modo de
satisfacerlas -y aun esto de muy mala manera, si es que le resultaba posible y
no perecía víctima de los factores del contorno. Mas, de otro lado, si el indi-
viduo fuese absorbido totalmente por la sociedad, eS decir, por lo colectivo, que-

, Cfr. VALENTIE(María Eugenia), Lo Sorial y lo Absoluto ell el Pensalllielllo áe Simolle


.
W' eil, en "Ideas y Valores", N· 7·8, Bogotá, 1953.
, DESTINO INDIVIDUAL Y SOCIEDAD 259

daría deshumanizado, pues habría dejado de ser individuo, y por tanto quedaría
,convertido en autómata o en bestia. Un hombre enteramente socializado, colec-
tivizado, que no conservase la raíz íntima de su singular individualidad, sin nada
de pensamiento propio, antes bien recibiéndolo del medio social para todas las
situaciones de su vida,. teniendo mecanizados sus sentimientos, uniformada su con-
'ducta en todos los aspectos, habría perdido su raíz propiamente humana, pues
ésta consiste en la individualidad autónoma con un destino propio, insustituíble,
incanjeable. En ese estado de colectivización integral, succdería además que que-
darían totalmente ahogadas las fuentes creadoras que son siempre las individuales.
Así, pues, el hombre si estuviera solo no podría constituir realmente un ser
humano. Para desenvolverse como tal precisa indispensablemente de la sociedad.
Fuera de ella no cabe la existencia humana. El hombre, para realizar efectiva-
mente su esencia humana, tiene que hallarse socializado en no pequeña parte.
Pero, de otro lado, para ser efectivamente un ente humano, tiene también que
conservar fuera de lo social la raíz de su propia individualidad y tiene que cul-
tivar las fuentes creadoras propias de ésta. Podemos decir, metafóricamente, que
debemos estar a medias dentro de la sociedad y a medias fuera de ella -sin que
con esta expresión se quiera indicar que sea precisamente tal proporción ma.te·
mática la debida o la constitutiva del equilib~io conveniente ...Se trata tan sólo de
expresar que también en este punto la estruCtura de la vida humana se muestra
.como bipolar, es decir, <¡ue tiene <¡ue desarrollarsc con e<¡uilibrio entre dos polos,
el individual y el social, participar en ambos en forma de tensión balanceada.
"El hombre está solo y al mismo tiempo está relacionado -dice Erich Fromm
. Está solo, en tanto en cuanto que es una entidad única, no idéntico a ningún otro,
y que tiene conciencia de su propio yo como una entidad separada. Tiene quc
estar solo cuando ha de juzgar o tomar decisiones meramente por medio del ppder
de su razón, Y, sin embargo, no puede soportar una soledad total, un no estar
en relación con sus prójimos. Su dicha depende de la solidaridad <¡ue'cxperimente
con sus prójimos, y con las generaciones pasadas y futuras",'"

10 Cfr. FRO"'M (Erich), M"" lor HilllJelf: AIl IJlfllliry inlo Ihe PIycholop,y nf El/in,
Rinehart & Co., New York, 1947, p, 43.

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