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Docente rural

El docente rural podría ser cualquier educador que labora en una zona definida como
rural; una región con algunas de las características señaladas en el apartado anterior.
Sin embargo, además de esta simple definición, existe todo un perfil que identifica al
educador rural.
De acuerdo con Solano y otros (2003, p. 179), el docente rural, que permanece como
educador en esta zonas por un lapso considerable, presenta ciertos rasgos que lo
distinguen de los docentes que ejercen en otros entornos. Entre ellas, destacan que se
trata de profesionales que provienen de familias numerosas y con núcleo tradicional
estable (madre y padre), vinculado a actividades agrícolas, y con nivel bajo de
escolaridad.
Por otro lado, existe una tendencia en los medios rurales, y es la poca estabilidad de la
figura docente. Muchos educadores que inician van a estas zonas como “de paso”, y
en cuanto surge la oportunidad, se trasladan a una institución urbana.
La División de Educación Rural de la Universidad Nacional de Costa Rica, ofrece, para
el año 2000, un perfil del educador rural que detalla los objetivos que se pretende en la
formación del docente que labora en una zona adjetivada de esa manera. Un docente
rural debe, entonces:
 Dominar los contenidos curriculares de I y II ciclos, pero fundamentalmente, las
metodologías y técnicas que faciliten el desarrollo participativo y la apropiación y
construcción de esos contenidos.
 Entender las teorías pedagógicas que sustentan el quehacer educacional del
maestro; pero, para que pueda administrar el currículo como unidad pedagógica,
debe también conocer la legislación nacional.
 Conocer técnicas y manifestaciones artísticas, deportivas y de recreación, y cómo
desarrollar la sensibilidad individual y colectiva para promover la integralidad en el
desarrollo de los estudiantes.
 Aplicar técnicas para una buena comunicación, y ser asertivos en la relación y
percepción del medio.
 Conocer la situación familiar de sus estudiantes y atender las diferencias
individuales que se presenten el grupo.
 Promover condiciones de disciplina, respeto, equidad de género, reconocimiento de
las diferencias individuales y respeto por el medio ambiente entre las niñas y niños a
su cargo.
 Procurar la participación en la organización y el desarrollo de la comunidad.
 Conocer las instituciones sociales del país, con el fin de coadyuvar al desarrollo de
las personas y las comunidades.
 Enseñar a los niños a usar en el desarrollo de los procesos de aprendizaje, los
recursos tecnológicos.
 Actualizarse profesionalmente y difundir un espíritu de creatividad.
 Transmitir los principios de honestidad, respeto, puntualidad y espíritu de trabajo.
 Educar para la sostenibilidad del medio ambiente.
 Innovar el quehacer educativo mediante investigaciones.
Por lo tanto, el educador de zona rural debe ser un observador sensible que aprenda
de las características de la comunidad, del contexto y de las familias; sin irrumpir en los
espacios íntimos de otras personas. Al respecto, Monge indica, que el docente rural “...
es doblemente responsable, de que en su vida personal y por su función educadora,
crea, practique y promueva una ética que llamaríamos, humanista y que alude a
valores ...”. (2000; p. 26).
El educador rural requiere de una capacidad especial para identificar y conocer todas
esas características de la comunidad y de las familias para ejercer un liderazgo
equitativo y compartido, y siempre ser respetuoso de no irrumpir en los espacios
asignados a otros actores.
Deberá ser investigador de la realidad y ejercer la función de mediador entre la escuela
a su cargo y otras instituciones de la comunidad. Deberá saber que los educandos
tienen una historia propia, una manera de comprender el mundo, su propio cuestionario
y sus propias respuestas y, debe respetar esta sabiduría.

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