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Jose Manuel de Goyeneche y Barreda
Jose Manuel de Goyeneche y Barreda
EL PERSONAJE
Ingresando al ejército español como cadete de la 3a. Compañía del 1er. Batallón
de Milicias de Infantería de Arequipa a los ocho años, luego de algunos meses fue
nombrado teniente de menor edad en la 4 a Compañía del Regimiento de Milicias
de Caballería de Cumaña.
En 1788 viajó a Sevilla, donde finalizó sus estudios de cadete de las milicias
disciplinadas y de filosofía, obteniendo el doctorado a sus 21 años. Continuando
luego su carrera militar, fue nombrado capitán del Regimiento de Granaderos del
Estado y destinado como agregado al Real Cuerpo de Artilleria de Cádiz, donde
se destacó en combate en 1797 y 1800, como consecuencia de los intentos de la
escuadra británica de tomar esa plaza, que fueron rechazados.
En 1802 recibió el Habito de Santiago, como merced del rey Carlos IV, previas
pruebas de legitimidad, cristiandad y nobleza de sus primeros cuatro apellidos,
siendo apadrinado por un destacado aristócrata potosino, el marqués de Casa
Palacio.
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Instrucción del Ejército Prusiano”. Este informe, en que se trataban temas de
organización, logística, reemplazos, sueldos y gratificaciones y preparación para
la guerra, presentado al “Principe de la Paz”, don Manuel Godoy, fue aprobado
por el Gobierno español en Junio de 1805 y declarado “adaptable a nuestro
adelantamiento militar” por el Inspector General de Infantería.
España estaba gobernada por Manuel Godoy, Primer Ministro del Rey Carlos IV y
posiblemente amante de la Reina María Luisa. Godoy ostentaba los títulos de
“Príncipe de la Paz”, Generalísimo de los Ejércitos y Almirante de la Marina. La
nobleza, el clero y la ciudadanía españoles resentían la forma voluntariosa y
despótica de este ministro, llegando a culparle por todo lo malo que ocurría en el
reino, aun del mal tiempo, los desastres y las epidemias.
No faltó en la corte del buen rey Carlos un anónimo vasallo fiel que se atreviera a
poner en conocimiento del débil monarca las noticias de lo que se tramaba en los
aposentos del príncipe heredero, acaso exagerando un tanto las intenciones de la
oposición, ya que se terminó acusando a ésta de tramar el derrocamiento del Rey
y el envenenamiento de la Reina. Carlos IV enfrentó a su hijo, mandó construir
una celda en el convento contiguo al palacio y encerró en ella a Fernando. A
continuación escribió a su aliado, Napoleón Bonaparte, poniéndole al tanto de lo
ocurrido y pidiéndole consejo, el 29 de octubre de 1807. No tardó Fernando en
arrepentirse, delatar a los caballeros que le dieran tan malos consejos y pedir
perdón a su padre, en el dia en que el rey cumplía años, el 5 de Noviembre de
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1807. Carlos IV, padre al fin y al cabo, de un retoño que fue esperado y cuidado
como ninguno para asegurar la continuidad de la dinastía, otorgó el perdón
mediante Real Decreto, aunque con algunas reservas, en el mismo dia.
Napoleón, entre tanto, invadía el reino de Portugal, atravesando sus tropas por el
reino de España. La Corte de los Braganza cambió su residencia a Rio de
Janeiro, en el Nuevo Mundo. Una de las viajeras era la Infanta Joaquina Carlota
de Borbón, feísima princesa española casada con el feo hijo de los reyes de
Portugal.
Tan mal tratamiento a sus gobernantes y a su patria, cayó mal a los españoles,
que no tardaron nada en sublevarse formando juntas de gobierno en las
provincias, mientras Madrid derramaba sangre a raudales en defensa de
Fernando VII. La superioridad militar de los franceses se impuso en la capital. En
Sevilla se constituyó la “Junta Suprema Gubernativa de España e Indias” y le
declaró la guerra a Francia el 6 de Junio de 1808.
LA COMISION EN AMERICA
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En su viaje a Buenos Aires, Goyeneche hace escalas en las Islas Canarias y en
Montevideo, proclamando rey a Fernando VII. Llega a Buenos aires el 23 de
Agosto, informando a las autoridades virreinales y a la población sobre la situación
en la península, la declaratoria de guerra a Francia y la firma de la paz con
Inglaterra.
Es posible que Goyeneche, al igual que muchas de las autoridades a las que llevó
la correspondencia, consideraran que las pretensiones de la Infanta pudieran ser
una opción válida a falta del rey Fernando, cuyo destino era imprevisible. Se acusa
a Goyeneche de considerar como otra posibilidad la consolidación de los
Bonaparte en el trono Español, hecho que dependería de la actitud de los
españoles tanto en Europa como en América.
LA GUERRA EN AMERICA
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EL PERSONAJE