Está en la página 1de 2

El Primer día de Elena en el Cielo

Después de las instrucciones formales con San Pedro y la sesión de besos y abrazos con su hermano
Arturo, un nuevo angelito se alistaba para cumplir su llamado en el cielo.

Elena siempre ha sido muy coqueta y se preparaba con gran ilusión para la cita con Dios ese día a las dos
de la tarde. En un espejo de agua cristalina se vio a si misma etérea y bellísima. Sonrió con satisfacción y
salió al encuentro del Señor caminando entre nubes y estrellas con la gracia de una bailarina.

Al acercarse al gran salón donde Diosito la esperaba, Elena oyó que hablaban de ella, y pudo ver de
reojo como Dios leía todos los detalles de su vida en un libro que había sacado de una gran biblioteca. El
libro con su nombre no era muy grande, ni con muchas hojas como otros de los libros que pudo ver,
pero Dios se lo leía a todos los Santos en voz alta. Los Santos escuchaban con mucha atención y sonreían
cuando Dios relataba con ternura algunas de las inocentes travesuras de Elena. Ella no podía creer que
el Señor estuviera diciendo todas esas cosas lindas…hasta la llamaba Ele como sus amigos! Y cómo se
notaba el amor que le tenía!

Una voz dulce como una canción de cuna se dirigió a ella:

-“Elena, se que estás ahí…acércate, no tengas miedo” le dijo Dios

Elena sintió que quería correr a abrazarlo y besarlo pero se contuvo y solamente se detuvo en frente de
Él y lo observaba con sus grandes ojos y una tímida sonrisa.

-“Bienvenida al cielo, Ele”

-“Gracias Dios, estoy feliz aquí, pero estoy pensando en Papi y Mami y Ana y toda la gente que me
quiere…sé que me están extrañando y deben estar muy tristes”

El Señor la veía conmovido, El entendía la angustia de su corazón

-“Si Elena, ellos están tristes, pero pronto comprenderán que nunca los vas a dejar y que siempre
estarás con ellos”

-“Y van a estar bien?” Sus grandes ojos no negaban la preocupación que sentía…

-“No te voy a mentir, Elena. Al principio van a estar muy tristes, incluso enojados conmigo. Pero una de
las misiones que tienes aquí en el cielo es ayudarlos a entender. Además de esa misión, te tengo otros
trabajitos por ahí”

-“Lo que tú quieras, Señor”

En ese momento los dos compartieron una sonrisa cómplice y Elena se sintió rodeada por una inmensa
paz.
Al día siguiente en la tierra, un niño enfermo se despertó en su cama de hospital. Su mamá estaba ahí
mismo, sentada en una silla a su lado y velando su sueño febril. El niño alcanzó su mano y la apretó
débilmente.

-“Mamita…tuve un sueño lindísimo”

-“Y que soñaste?” preguntó la mamá, disimulando el cansancio de muchas noches en vela

-“Un angelito me dijo que iba a estar bien…me dijo que me quería mucho mamita! Y me abrazó muy
fuerte”

-“Que lindo tu sueño hijito” “Y cómo era el angelito?”

-“Mamita, era muy linda! Tenía el pelo largo y unos ojos grandes, grandes que me miraban con mucho
cariño”

La mamá cerró los ojos y con una plegaria silenciosa le agradeció a Dios el que le hubiera mandado a
uno de sus ángeles para darle paz.

Desde el cielo Elena supo que esta misión estaba cumplida y practicando unos cuantos pasos de baile,
dio una grácil pirueta de satisfacción… Sabía que había anotado un punto más en su trato con Dios para
la bendición de su familia.

Con mucho cariño para mi amiga Patricia,

Vanessa Hernández
Septiembre 2010

También podría gustarte