Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Aparte de Sor Juana
Aparte de Sor Juana
Índice............................................................................................................................................1
Sor Juana ¿La única?...................................................................................................................1
Escritura hagiográfica femenina en la colonia.............................................................................1
Introducción ............................................................................................................1
Contexto histórico....................................................................................................1
Contexto sociocultural.............................................................................................2
Escritura hagiográfica..............................................................................................4
Hagiógrafas..............................................................................................................6
Ana de Zayas..........................................................................................................9
Conclusión.............................................................................................................13
Bibliografía................................................................................................................................14
1
Sor Juana ¿La única?
Introducción
Es más que evidente, que como se mostrará más adelante, la escritura era una
tarea obligada para las religiosas por sus confesores, hubo entonces cientos de
mujeres de mujeres que escribieron acerca de diversos temas, tal vez no con la
calidad de Sor Juana, pero es un hecho que ésta no fue la única.
Contexto histórico
1
ejemplares”.
Estos trabajos no sólo pretendían recrear la historia, también eran una invitación
indirecta y sutil dirigida a todas aquellas mujeres interesadas en ingresar a la vida
religiosa, aquella que quería ser monja podía tener antecedentes de la pureza y
disciplina requerida para entrar y permanecer en un convento.
Las crónicas realizadas por las monjas durante el siglo XVII son interpretación
de hechos importantes y extraordinarios ocurridos en su congregación o monasterio;
estos textos fueron revisados, interpretados y modificados por diversos historiadores
y cronistas. Estos escritos dan cuenta de importantes conflictos y desacuerdos con
otras comunidades religiosas, como lo es la relación de benefactores y sus obras, la
relación del monasterio con indigentes y el cómo afectaron a la vida conventual los
desastres naturales ocurridos en la época.
Contexto sociocultural
La religión católica fue el principal elemento de integración social del reino español y
sus territorios invadidos a través de la uniformidad de las creencias y posteriormente
con la defensa de la pureza de la fe, a través del tribunal inquisitorial, durante el reino
de los Reyes Católicos, Carlos V y Felipe II.
2
confesarse al menos una vez al año, posteriormente el Concilio de Trento regularizó
esta práctica y su consideración dogmática de manera definitiva. Al mismo tiempo se
preparaba la última etapa de Concilio de Trento, la Reforma Protestante cuestionó la
estructura jerárquica de la Iglesia católica y la teología sacramental, en respuesta el
Concilio trató de encauzar la vida religiosa de todos sus fieles a través de ritos
sacramentales, de afianzar la de por sí estricta jerarquización de la Iglesia y reformar
al clero.
En una cultura en la que el convento, era el único lugar posible para que las
mujeres accedieran a un saber, aunque rígidamente codificado y controlado por la
política eclesial colonial, todo el contenido referencial era recibido y controlado por
los confesores y guías espirituales.
3
Un mezclado registro de textos autobiográficos conventuales señalan la
reclusión de la voz de la mujer en lo místico o supersticioso: las autobiografías de
las religiosas se caracterizan principalmente por estados de melancolía y exaltación,
acercándose un poco a la hagiografía, se incluyen pocos datos familiares para
dedicarse de lleno al amor divino.
Escritura hagiográfica
4
“con una narración amena y mover la emotividad para producir la acción. (Alarcón
2009. p.10).
La narración tenía dos vertientes, una relacionada con lo narrativo, lo cual debía
despertar el interés del lector, y por otro lado, tener un contenido didáctico. Las
historias hagiográficas tenían como características principales catarsis penitencial,
lucha contra el demonio, visiones beatíficas, muerte ejemplar y educadora y señales
post mortem.
5
grado la "exterior", con alguna independencia para manejar sus propios asuntos.
Las dos mujeres (interior y exterior) tenían dos limitaciones, la legal y la civil:
Una mujer era en teoría dependiente, ya que sus decisiones las tomaba el padre en
caso de ser soltera, el marido si estaba casada o la iglesia si era monja calidad de
monja; pero una mujer también podía ser independiente por soltería si a los 25 años
de edad no había contraído matrimonio, si se separaba legalmente en los casos
comprobados de maltrato o vicio del cónyuge varón o si quedaba viuda. La
enfermedad del marido también limitaba la aplicación de su tutoría sobre la mujer.
Asimismo, existía el caso de mujeres casadas que gestionaban la autonomía en el
manejo de sus bienes, con el consentimiento del marido, inclusive esta situación
podía ser una condición prematrimonial, de manera que la dote funcionaba como un
"seguro" ante las posibles dificultades de la vida.
Hagiógrafas
También existieron aquellas cuyas visiones les causaban culpabilidad y por ello
se auto denunciaban, por ejemplo Margarita de San José de los Ríos, originaria de
Zacatecas, profesa en el convento de Jesús María escribió a su confesor Juan
Ignacio Castorena y Ursúa. La religiosa se quejaba de que el demonio la incitaba a
6
quitarse el rosario, arrojar las reliquias, azotar la imagen de un cristo bendito,
comulgar sin confesar y sacar la hostia de su lengua para apuñalarla y freírla en
aceite. Además nueve días después de escrita esa carta, redactó otra para
declararse esclava de Sor Satanás diciendo:
Quiero, como judía que soy cometer cuantos pecados hay en ofensa de Dios,
reniego de sus santos, y darme a cuantos pecados hay, es mi última voluntad
el condenarme para siempre supuesto a que no tengo remedio ni quiero
confesarme ni pedir a Dios perdón (Rubial, 2005).
7
en el convento de Agustinas recoletas de Santa Mónica al cual ingresó a la edad de
treinta y dos años, después salió como fundadora de la misma congregación al
convento de Oaxaca.
“Me apretó mui mucho porque hiso gran escudriño de todas mis cosas, i siempre me
dijo que le paresía mui arriesgado el camino, que era necesario andar mui sobre aviso para
no ser engañada por el enemigo (Lavrin, 2000)”
Otra religiosa fue Francisca de la Natividad quien tomó el hábito como monja
profesa en el monasterio de Santa Teresa de la ciudad de Puebla, el 7 de septiembre
de 1609. Fue hija de Pedro Marqués de Montenegro y Catalina de Tapia, todos
naturales de Benalcázar en Castilla. Escribió un cuaderno sobre la vida de la Madre
Isabel de la Encarnación. El cuaderno original de la madre Francisca consta de 63
hojas escritas por ambas caras que llevaba por titulo Este es el texto original de la
madre Francisca de la Natividad escrito por ella misma sobre la Madre Isabel de la
Encarnación del cual se hizo traslado, e aquí un fragmento en donde la Madre
Francisca de la Natividad se autohumilla:
8
...yo escribo esto que puedo decir que el amor todo lo allana pues no
tengo vergüenza de que hayan de ir a manos de mi padre estos
borrones que yo misma no los quería volver a leer [...] Quiera Dios
que vengan a ser de algún provecho para su mayor gloria que con
esto yo lo daré por bien empleado mi trabajo que cierto que como lo
hago [...] tan mal y con tantas ocupaciones es de más trabajo por que
como empiezo tantas veces y lo dejo en la mano, y lo otro la mala
memoria, de ser milagro si yo acierto acabarlo comenzando bien...
Sor María de Jesús Felipa escribe cada mes acerca de su vida espiritual, pero a ella no
parece causarle tanto pesar: “Que al tiempo de escribir todo se serena y sólo tengo libertad de poder
manifestar mis aflicciones y conforme lo voy poniendo se descubre en mi alma la luz de lo que voy
manifestando…”(Lavrin, 2000, p.1) En un diario que consta de 114 páginas en los que todo el
tiempo se dirige a su confesor.
Ana de Zayas
La única escritora fuera de una agrupación religiosa que encontré fue Ana de Zayas,
nacida en 1650, algunas de las fuentes consultadas refieren que se trataba de una
9
mujer criolla (Zayas, en dialnet), mientras que para otros fue una mujer española, lo
que si es un hecho es que en su tiempo fue considerada “hereje” “iluminista o
alumbrada”1, por lo cual el Santo Oficio la sometió a proceso de 1694 a 1700,
encontramos que su trabajo como escritora los investigadores lo han pasado a un
segundo plano y se han preocupado más por investigar la relación personal que ella
tuvo con el obispo de Puebla Manuel Fernández de Santacruz, autor de la Carta
atanagórica, dirigida a Sor Juana Inés de la Cruz.
10
de acercase a la espiritualidad.
Dichos textos fueron el punto clave para que a Ana de Zayas se le denunciara
por alumbrada en noviembre de 1694, la acusación provino de su confesor, quien
halló en las palabras escritas por la mujer “hechos, dichos, escritos, cosas y
proposiciones escandalosas, mal sonantes y sospechosas”, ¿qué pensaba, por
ejemplo la escritora acerca lo que los miembros de la secta de la cual se dijo que
pertenecía?
Sus trabajos literarios fueron la única prueba del delito por el que se le juzgó:
ser una “alumbrada”, había en sus escritos una intención didáctica, ofrecía lecciones
éticas que debían complementarse con una vida virtuosa. Por ejemplo en Juego de
maroma o danza mortal escribe:
11
prosperó pues estaba basada en las cartas de Zayas, las cuales el Tribunal
desestimó, dijeron que ella estaba dañada de su imaginación y el Santo Oficio no
procesaba locos.
Alonso Cristo no se dio por vencido y un año después, en 1694 envió una carta
a los calificadores, ya no solamente basándose en la argumentación de la época y
los puntos teológicos que acompañaba con fragmentos de cartas de la propia Ana, y
la del obispo Fernández de Santacruz pidiéndole que deje de escribir por el bien de
su salud mental, esta vez agregó teorías de Galeno, Hipócrates y Luis Lobera de
Ávila para demostrar que la escritora no tenía problemas de salud mental y obraba
entonces bajo una posesión demoníaca.
Ana de Zayas fue sometida a revisión por los médicos de la época los cuales
encontraron si bien la acusada, aproximadamente tres años antes, había estado
enferma de “furioso delirio con audacia, es decir “locura” al momento del examen
estaba sana. El fraile que la acusaba se dedicó mientras tanto a buscar testigos que
contradijeran lo dicho por el obispo Fernández de Santa Cruz, que decía que Ana
padecía una locura que solamente él podía ver, protegiéndola con eso de cualquier
castigo que pudiera dictar el tribunal.
Finalmente fue la opinión del obispo la que más pesó o por lo menos hizo dudar
a los miembros del Santo Oficio quienes en 1700 deciden que Ana de Zayas debe
permanecer en observación para determinar si está loca o no, lo cual evita que ella
sea recluida en alguna de las cárceles secretas destinadas a los herejes, cabe decir
que ella no dejó de escribir ni de cambiar o suavizar la temática de sus textos
durante ni después del juicio.
12
Conclusión
Por lo anterior puedo concluir, con todo el respeto que me merecen los más
serios y letrados críticos, los que llevan años dedicados a la obra de Sor Juana Inés
de la Cruz, que no podemos decir que era la mejor, si no tenemos acceso a lo que
escribieron otras mujeres, pero por lo pronto espero haber contribuido con mi granito
de arena para demostrar que por lo menos, no fue la única.
13
Bibliografía
14