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Las cenizas de los días entre sus dedos
son la prueba de que esa noche
decidieron no morirse por ahí
en alguna celda auto infligida,
en un vagón de tren descontinuado...
Las cenizas de los días entre sus dedos
son la prueba de que esa noche
decidieron no morirse por ahí
en alguna celda auto infligida,
en un vagón de tren descontinuado...
Las cenizas de los días entre sus dedos
son la prueba de que esa noche
decidieron no morirse por ahí
en alguna celda auto infligida,
en un vagón de tren descontinuado...
Compañeros poetas, tomando en cuenta los últimos sucesos en la poesía...
(Silvio Rodríguez)
Las cenizas de los días entre sus dedos
son la prueba de que esa noche decidieron no morirse por ahí en alguna celda auto infligida, en un vagón de tren descontinuado, de inanición de besos en la acera o en un vaso de agua etilizada.
Cruzan el umbral sabiendo
que su nombre cambió de prefijo que sus palabras dejaron la norma que el tiempo se mide en poemas que esposa, amante, amiga, ilusión son lo mismo y que el amor es como La Candelaria a las tres de la mañana, de esquinas traicioneras pero se puede ir por la mitad de la calle.
Cada palabra se toma como se toma una botella,
cada verso es un reclamo con pasión a lo intangible, cada uno es un baluarte de que ganarse la vida no es respirarla ni pagar a cuotas el progreso sino hacer lo que se quiere aunque solo sea en papel.