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Aportes al debate sobre

el Proyecto de ley que


autoriza el matrimonio
entre personas del mismo
sexo

Lic. Myriam Mitrece de Ialorenzi


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__________________________
Las personas homosexuales y la homosexualidad

El bien común: La discriminación y los derechos

La emotividad y los afectos

La adopción por parte de parejas homosexuales

Posibles consecuencias
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En el encuentro sexual hay Se debe recurrir a elementos artificiales
complementariedad física natural. u órganos no aptos para ello.
Está naturalmente abierta a la No puede procrear.
comunicación de la vida.
Dos personas, una masculina y otra Al no haber complementariedad
femenina conforman una unidad nueva. psicológica ni la espiritual, no conforman
una unidad.
Por su carácter de unidad constituyen el No está probado que la crianza por parte
principio educativo más adecuado para la de una pareja homosexual sea inocua.
formación de un niño.
Es una condición psicológica natural Frecuentemente surge como consecuencia
desde la adolescencia. de situaciones traumáticas.
Aunque se haya incrementado el número Hay un alto índice de promiscuidad, y sólo
de separaciones, las parejas tienden a excepcionalmente se alcanza la
ser más estables. estabilidad.
Dice el Catecismo de la Iglesia Católica: (2358)
"Un número apreciable de hombres y mujeres presentan
tendencias homosexuales profundamente radicadas. Esta
inclinación, objetivamente desordenada, constituye para la
mayoría de ellos una auténtica prueba. Deben ser acogidos
con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto
a ellos, todo signo de discriminación injusta. Estas
personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en
su vida, y, si son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz
del Señor, las dificultades que puedan encontrar a causa
de su condición"
Los fines del matrimonio son la ayuda mutua,
fruto del encuentro con el diferente y la
procreación. En una pareja homosexual no
hay complementariedad física, ni psicológica
ni espiritual y es imposible la procreación.
En un “matrimonio homosexual” no se puede
cumplir ninguno de sus fines.
En los pocos paises en los que se permite el
matrimonio entre personas del mismo sexo, son
muy pocos los homosexuales que lo hacen. Hay
homosexuales conformes con su situación que
viven en pareja y no les interesa ni casarse ni
adoptar niños, hay otros que sufren su condición
y una minoría activista que busca reformar las
leyes. Sancionando esta ley se haría un cambio
sustancial en el modelo social argentino para
satisfacer los deseos de una minoría de la
minoría.
Un varón y una mujer que se unen para ayudarse
mutuamente y procrear conforman una
comunidad de vida que no tiene que ver con las
creencias que profesen. El matrimonio, base de
la familia es una institución natural que, tal
como se ha visto a lo largo de la historia ha
demostrado ser la más eficaz para la
consecución del bien común y constituye un bien
para la sociedad, por lo tanto es legalmente
reconocido y debe ser protegido.
Cuando una persona decide casarse no se le
pregunta sobre su orientación sexual. Todas
las personas pueden casarse siempre que
cumplan determinados requisitos: que lo
hagan en pareja (sólo dos), tengan la edad
mínima, sean de diferente sexo, puedan dar
libre consentimiento y no tengan vínculo
sanguíneo directo.
La Constitución Nacional y los
tratados internacionales, en general,
hablan de “personas” o de “seres
humanos” pero al referirse al
matrimonio mencionan expresamente:
“varón y mujer” u “hombre y mujer”,
mostrando que la diferenciación sexual
es un hecho relevante e indispensable.
No discriminar significa dar iguales
derechos a los iguales y reconocer la
desigualdad que existe entre los
desiguales. Por eso no es discriminatorio
que un médico tenga autorización para
curar y uno que no es médico no la tenga.
Una pareja heterosexual es
evidentemente diferente de una pareja
homosexual. Diferenciar lo que es distinto
no es discriminación.
No todos los deseos generan un
derecho ni deben tener protección
legal. El número de deseos es
ilimitado y pueden ser incompatibles
con los deseos de los demás y con
el bien común. El Estado debe velar
por el bien de todos y no por los
deseos particulares.
Es cierto que el amor es un factor muy
importante pero las cuestiones subjetivas no
pueden ser el punto de apoyo para la ley
jurídica. El derecho no trata cuestiones tales
como el afecto o el amor en el matrimonio civil.
Por otra parte el amor no es objeto de
protección jurídica. Si así, fuera otras
relaciones, que incluyan el amor (por ejemplo la
amistad) deberían ser tuteladas por el Estado.
Evidentemente un niño necesita básicamente
amor, pero ciertas condiciones hacen que pueda
desarrollarse mejor y más plenamente. El mejor
ambiente para el desarrollo de un niño es,
probadamente, una familia basada en el
matrimonio estable y duradero de un varón y
una mujer unidos para amarse, ayudarse,
procrear y educar a sus hijos. La realidad
humana es muy compleja y aunque esto no
garantice absolutamente la felicidad de los
hijos, el Estado debe proteger y promover este
modelo de familia.
Existen varias investigaciones con diferentes
resultados pero tienen diversos errores
metodológicos que hacen que sus resultados no
sean científicamente válidos, por ejemplo:
muestras muy pequeñas, comparaciones
inadecuadas, generalizaciones que no se
desprenden de lo observado y falsificaciones de
los datos.
Científicamente no está probado que la adopción
por parte de parejas homosexuales no conlleve
riesgos para el niño y por lo tanto no es ético
llevar adelante experimentos con ellos.
La adopción es una institución
creada para que los niños puedan
crecer en una familia, no para
satisfacer los deseos de los
adultos. Los niños no son objeto de
satisfacción al deseo de ser padres.
No existe el “derecho al hijo”. Esto
vale tanto para parejas
homosexuales como heterosexuales.
La posibilidad de adopción es uno de los factores
más discutidos incluso entre quienes están a
favor de estas uniones. Es imposible aceptar una
sin la otra: Si se reconoce el derecho a una
unión que se llama “matrimonio”, no se ve en
base a qué se podría negar la adopción a parejas
homosexuales que así la pidieran. Y si se niega la
adopción se estaría reconociendo implícitamente
que esta unión no puede cumplir con los fines del
matrimonio.
Tras un largo tiempo de debate, los pocos países que
legalizaron el “matrimonio” homosexual antes modificaron
otras leyes (fecundación artificial, adopción…) sin esas
modificaciones se genera un “caos”. Por ejemplo: en la
fecundación artificial de homosexuales, a sabiendas, se
estaría produciendo un huérfano; para adoptar hay que
demostrar la incapacidad para procrear, en el caso de los
heterosexuales eso lleva mucho tiempo mientras que en las
parejas homosexuales es evidente, lo que les agilizaría la
adopción y se pondría en ventaja a las parejas de
homosexuales.
Una ley que confunde no pone orden .
Si se legaliza la unión homosexual debe ser
enseñada como normal, aceptable y moral en
cada escuela pública. Desde el jardín de
infantes se incluirá el modelo de familia
homosexual como una opción posible tan
valorada como cualquier otra. Quién así no lo
hiciera podría ser condenado por el delito de
homofobia.
Las personas homosexuales, en tanto personas
libres pueden hacer de su vida privada lo que
quieran. Pero no pueden requerir del Estado un
“derecho al matrimonio” en tanto su unión, en sí,
no realiza ningún aporte a la sociedad; ni
tampoco necesita de la ayuda del estado para
realizarse o sostenerse, dado que se basa en la
voluntad privada y revocable de dos personas.
Esta situación no es real, hoy en día, en
nuestro país. Hay más matrimonios que quiere
adoptar, que niños en situación de
adoptabilidad. Esto se debe en gran parte por
falencias en el régimen de adopción vigente.
Los niños que viven en la calle o que están
institucionalizados no suelen estar en
condiciones de ser adoptados.
Para una buena identificación sexual es
importante que la figura femenina sea
valorada por la del otro sexo y viceversa.
Aunque el padre o la madre estén ausentes
fisicamente pueden estar presentes en la
educación de los hijos a través del progenitor
presente.
En la pareja homosexual no hay valoración de
lo que el otro sexo pueda ofrecer.
Aunque la ley permita que un niño sea
adoptado por una persona soltera, no se le
otorga por su condición homosexual
(frecuentemente omitida).
Por lo tanto, quien permitió darle esta
posibilidad no lo hizo con la finalidad de que
sea adoptado por una pareja homosexual.
Es una cuestión pública. El Estado no
puede entrar en las elecciones
sexuales de las personas, pero
pretender que el Estado redefina la
institución del matrimonio es una
invasión a la esfera pública de quienes
niegan la riqueza de la diversidad
sexual y su complementariedad.
De acuerdo al Proyecto de ley la inscripción
del nacimiento deberá contener: El nombre
y apellido del padre y de la madre o, en el
caso de hijos de matrimonios entre
personas del mismo sexo, el nombre y
apellido de la madre y su cónyuge. Un niño
nacido de una mujer unida a otra será
inscripto en el Registro Civil como “hijo”
matrimonial de ambas. Su partida de
nacimiento presentará “dos madres” y
ningún padre.
El proyecto redefine la paternidad y la
maternidad y las convierte en mera
“voluntad subjetiva” sin ningún parámetro
objetivo.
No se han encontrado evidencias de que la
conducta homosexual tenga bases biológicas.
No es una condición genética porque de ser así
no podría modificarse (en muchos casos se
puede revertir) y los gemelos idénticos lo
serían también en su orientación sexual.
El desarrollo hacia una orientación homosexual
tiene que ver con la educación, el medio
ambiente y situaciones personales
frecuentemente traumáticas.
La homosexualidad implica una atracción sexual, más o
menos exclusiva, hacia personas del mismo sexo (los
“bisexuales” se incluyen en esta categoría). Es una
tendencia sexual que se constituye durante el desarrollo
afectivo de la persona y se fija en base a un conflicto
psíquico no resuelto.
Después de agresiones y presiones recibidas en la
Asociación Psiquiátrica Americana, por parte de activistas
homosexuales, por un 58 % de votos (no por pruebas
científicas) se determinó que la homosexualidad no es una
dolencia psíquica.
La homofobia es un término acuñado por las
organizaciones homosexuales militantes para
indicar a todos aquellos que cuestionan que la
homosexualidad sea una orientación sexual
equiparable a la heterosexualidad.
La calificación de “homófobo” es el argumento
más utilizado por estas organizaciones cuando
se topan con argumentaciones que no pueden
contradecir ni discutir.
La orientación sexual es una tendencia y por lo
tanto no es susceptible de ser elegida. En
cambio las personas pueden optar sobre sus
conductas. Una persona con tendencia
homosexual puede elegir tener o no actividad
homosexual.
El amor también está presente en parejas que
no son sexuales, (hermanos, padres e hijos, un
adulto y un niño) o incluso entre grupos de
personas. El matrimonio implica la expresión
del amor sexual pero si toda orientación sexual
debiera validarse en un matrimonio habría que
aceptar el matrimonio de tres para los
bisexuales.
Formas de amor hay muchas pero no son
elemento necesario para contraer matrimonio.
Una pareja heterosexual estéril puede, a
pesar de su impedimento, por medio de la
adopción brindar completamente la figura de
padre y madre funcional. Dos homosexuales no
pueden hacerlo.
Uno puede legar a otro a través de un
testamento, pueden formar una sociedad civil,
comprar bienes en forma conjunta, etc.
Si lo charlan pueden llegar a un acuerdo de
manera que cuando falte uno el otro no quede
desamparado. No es necesario imponerlo por
una ley.

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