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Universidad Nacional del Litoral

Facultad de Humanidades y Ciencias

Carrera de Ciencia Política

Teoría Política III

Cuadernillo de Cátedra

Dr. Esteban Iglesias


Lic. Valeria Venticinque
Abog. Joaquín Gorrochategui
Alumna: Florencia Ríspolo
Introducción

El Cuadernillo elaborado por la cátedra Teoría Política III de la Carrera de Ciencia


Política de la Universidad Nacional del Litoral persigue dos propósitos. Por un lado,
introducir al estudiante de la Carrera en los temas de la asignatura y, por otro, ubicar los
principales nudos problemáticos de la teoría política desde fines del siglo XIX hasta
mediados de la década del setenta del siglo XX.
De acuerdo a estos dos propósitos el presente Cuadernillo se encuentra integrado
por los siguientes apartados:
I. Objetivos de la unidad: a partir de la Fundamentación y de los Objetivos generales que
se encuentran expresados en el programa de esta asignatura, se intenta explicitar con mayor
precisión al interior de cada unidad, el contenido y el horizonte de las principales
discusiones de la teoría política del siglo XX.
II. Introducción temática: este apartado tiene el propósito de ayudar al estudiante a
realizar un primer contacto con una temática determinada. Esta introducción a la temática
puede utilizarse de ejemplo para abordar las temáticas restantes de la unidad y de la
asignatura.
III. Actividad práctica: el objetivo general de las actividades prácticas reside en promover
la apropiación de la teoría a partir de la aplicación de herramientas conceptuales a
fenómenos específicos o casos concretos. El Plan de Trabajos Prácticos presentado se
elaboró pensando en la construcción de un aprendizaje significativo, estimulando la
participación del alumno, como así también facilitando el análisis de diferentes fenómenos
con las distintas perspectivas y tradiciones teóricas que se desarrollan a lo largo de la
asignatura.
IV. Guías de Lectura: se encuentran a disposición del alumno guías de lecturas de los
textos principales de la asignatura. Estas guías de lectura tienen el propósito de ayudar a los
alumnos a realizar un seguimiento detallado de los principales nudos problemáticos que
presenta el texto indicado.
V. Investigaciones empíricas: el breve listado bibliográfico que se indica puede resultar de
utilidad para observar de qué modo reflexiones y perspectivas teóricas y, en algunos casos,
determinados conceptos han sido utilizados para la investigación de fenómenos políticos.

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Unidad I

I. Objetivos de la unidad
- Nos proponemos reflexionar sobre:
1. Las transformaciones políticas que implicaron el ingreso de las masas a la política
2. El papel de las creencias y el liderazgo en la política democrática
3. La relación entre democracia, organización y burocracia

II. Introducción a la relación entre democracia y organización desde la perspectiva de


Michels

Michels teoriza sobre la democracia y desde este problema piensa la cuestión de la


organización, conceptualmente y en términos generales. A continuación, refiere
principalmente su estudio al análisis de un partido político, la socialdemocracia alemana,
que, a su parecer, constituyó un caso paradigmático y pionero en el modo de
funcionamiento y estructuración de los partidos políticos modernos, cuyos rasgos
principales son lo extraparlamentario y el carácter programático. En este sentido, tal como
plantea, “El estudio de las manifestaciones oligárquicas en la vida partidaria es muy valioso
y muy decisivo en sus resultados, si lo emprendemos en relación con los partidos
revolucionarios, pues estos partidos representan – en lo que a su origen y su programa se
refiere – la negación de tal tendencia, y además han nacido sin oposición. De este modo, la
aparición de los fenómenos oligárquicos en el propio seno de los partidos revolucionarios
es una prueba terminante de la existencia de tendencias oligárquicas inmanentes en todo
tipo de organización humana que persigue el logro de fines definidos” (Michels, 1983: 56)
Entonces, Michels pensaba que si descubría elementos y tendencias no democráticas en un
partido político que se jactaba de poder implementar una forma política “superadora de la
democracia burguesa formal” (Yannuzzi, 2001: 23) , podía arribar a conclusiones válidas
sobre la democracia en general.

Así, el problema de la organización en Michels se encuentra planteado en sintonía


con estas cuestiones generales. De modo que sería conveniente que la organización no fuera

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estudiada como una cuestión en si misma sino, más bien, en plena relación y en el marco
que plantea la problemática democrática.

En este sentido, cabe destacar que dicha problemática, asumió nuevas características
debido a cambios ocurridos en el contexto político, a fines de siglo XIX y comienzos del
XX, con la progresiva reglamentación del sufragio universal masculino. Esto trajo un
sinnúmero de cambios sustantivos en el orden político, de los que destacaríamos uno: la
participación de las masas en la política a través del mecanismo del sufragio universal.

Esta ampliación de los derechos políticos no puede interpretarse como un cambio de


carácter superestructural en la política. Precisamente, Yannuzzi (1991), cuando analiza los
autores que caracterizan a este período, destaca que tanto Le Bon, Mosca, Pareto como
Michels, pretenden dar cuenta que la democracia, en su sentido originario, constituyó a
fines del siglo XIX y XX, un mito, un tipo de creencia y un principio de legitimidad sobre
el cual se fundan los significados del orden político. Esto se observa claramente en Michels,
quien en sus escritos da cuenta que el término “democracia” se ha convertido en una forma
ideológica (Yannuzzi, 2004). Lo cierto es que dicho mito funciona con alta eficiencia, ya
que asegura, de algún modo, un tipo de participación de las masas en la política.

En este sentido, Michels considera que la democracia tiene que ir de la mano de la


organización, la que, en un sentido lato, remite al “… único medio para llevar adelante una
voluntad colectiva. Por estar basada sobre el principio del menor esfuerzo, es decir, sobre la
máxima economía posible de energía, la organización es el arma de los débiles en su lucha
contra los fuertes.” (Michels, 1983: 67) Sin embargo, Michels también destaca que el
requerimiento de organización tiene su costado negativo, planteando que “En realidad la
organización es el manantial desde donde parten las corrientes conservadoras que riegan la
llanura de la democracia. Circunstancialmente hay inundaciones desastrosas que hacen
irreconocible la pradera.” (Michels, 1983: 68)

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Así es como Michels le adjudica, a la emergencia de organizaciones en un contexto
de sociedad de masas, un sentido de “doble filo” (Zelaznik, 1998: 287). A este sentido, no
escaparía una organización en particular: la de los partidos políticos de masas.

Con todo, es preciso señalar que se ha estilizado una interpretación de Michels


basada en torno a la inevitabilidad de la constitución de “oligarquías” en las organizaciones
partidarias con características burocráticas. Sin embargo, esto no ha sido planteado así por
Michels, ya que éste considera que existen razones técnicas y administrativas que favorecen
la primacía de los liderazgos así como existen razones vinculadas al aprendizaje y
adquisición de prácticas políticas que se experimentan en el interior de las organizaciones.
Entre las primeras, Michels señala que el proceso de diferenciación social y la división del
trabajo favorecen la formación de una capa administrativa, burocracia, al interior de las
organizaciones si es que estas tienen pretensiones de perdurar en tiempo y tener un
funcionamiento continuado. También indica que, en las sociedades modernas, estos
factores constituyen una limitante para la participación efectiva por parte de la ciudadanía
facilitando el principio de delegación. Precisamente, en los congresos partidarios, que
asumen la forma de una práctica política asamblearia, resulta más sencillo convencer a una
multitud que a un grupo pequeño. Este punto se encuentra vinculado a la sugestión que los
líderes y oradores populares producen y a lo que se encuentra expuesto el “gran número”.
Por ello, a esta imposibilidad técnica y mecánica de soberanía por parte de las masas,
Michels le agrega factores relativos al aprendizaje de prácticas políticas al interior de la
organización. En este caso está haciendo referencia al conocimiento que adquieren los
líderes en el arte de orar, en el conocimiento de las cuestiones estatutarias de la
organización, en el uso de dichas reglas a su favor, y al aprendizaje en la labor
parlamentaria, etc.

Como se observa, hay espacio en la reflexión de Michels, para pensar que la


constitución de una “ley de hierro de la oligarquía” no se debe a algo inevitable y, por otra
parte, a que dicha constitución asume formas diferentes y particulares en cada organización.

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¿Qué relación se entabla entre democracia y organización en los partidos políticos
modernos? Evidentemente, el concepto de democracia, en su sentido originario, ya no es
factible en las sociedades modernas. Entonces, Michels considerará que el término
“cesarismo” o, las formas de bonapartismo, serán el modo en que más se aproxima a la
realidad democrática. Claro que en esta relación no hay intercambio ni representación entre
el líder y los seguidores, sino, más bien, una relación de identidad.

Teniendo en cuenta esto, Michels considera que el partido político moderno resulta
ser “… una organización de lucha en el sentido político del término, y como tal debe
adaptarse a las leyes de la táctica” (Michels, 1983: 86) cuyo primer artículo es la
movilización. Por ello, una organización ágil, en la lucha política cotidiana sólo puede
asegurarse con “cierto grado de cesarismo”. El símil con la organización militar y con la
forma burocrática que asumió el Estado durante el siglo XX se encuentra explícitamente en
la teorización de Michels. Así plantea que una organización partidaria es “la organización
metódica de masas electorales” (Michels, 1983: 155) Entonces, si el objetivo del partido
político reside en la adquisición de votos e incorporación de afiliados, la necesidad de
organización asume mayor importancia así como también la existencia de una burocracia
centralizada. Para Michels, ahora, la organización partidaria se estructuraría a partir de las
coordenadas que singulariza a la autoridad y la disciplina que se han plasmado en el Estado.
“El partido revolucionario es un Estado dentro del Estado, que persigue la finalidad
declarada de destruir el Estado existente para subordinarlo a un orden social de carácter
fundamentalmente diferente.” (Michels, 1983: 155) Sin embargo, la obtención del poder y
la superación del Estado activa mecanismos organizacionales, burocráticos y de
financiamiento que obstaculizan de forma decisiva los fines que la socialdemocracia
alemana proclamaba. Así, las tendencias conservadoras se manifiestan en este partido y la
organización, el liderazgo y la burocracia se vuelven más importantes que la revolución
(Yannuzzi, 2001).

En definitiva, la cuestión de la organización en Michels requiere de un análisis que,


en primer término, coloque el eje de análisis en la cuestión de la democracia, en segundo
término, la cuestión de la organización adquiere un carácter paradójico – no puede haber

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democracia sin organización pero la organización obstaculiza la democracia –, en tercer
término, la organización requiere de un liderazgo que asume la forma de cesarismo y, en
cuarto término, la constitución de una camarilla oligárquica así como la burocratización no
tienen un carácter inevitable sino, más bien, son el resultado de un aprendizaje político que
se da al interior de la organización.

III. Actividad Práctica.

Objetivo: Identificar temáticas; relacionar conceptos.


Temáticas:
• Des-mistificación del concepto de Democracia: La relación Democracia de Masas y
tendencias autocráticas.
• La cuestión del poder y las organizaciones.

Didáctica: discusión y debate teórico.

Modalidad de trabajo: grupal de hasta tres alumn@s.

Texto orientador seleccionado:

-Michels Robert (1984): Los partidos políticos. Un estudio sociológico de las tendencias
oligárquicas de la democracia moderna, Vol I (págs. 9 a 121); Vol. II ( págs. 125 a 196).

Consignas/ Ejes de discusión:


a- Establecer las caraterísticas principales de la Democracia de masas en Michels.
b- Alcances, importancia, funciones de las organizaciones.

IV. Guías de Lectura de los textos que integran la unidad


Gaetano Mosca, “La clase Política”. Caps. II y III y Segunda parte, cap. VI y IX.
Cap. II
1. ¿A qué denomina Mosca “clase política”?

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2. ¿En qué descasa la superioridad de la clase política sobre la mayoría gobernada?
3. ¿Qué cualidad o cualidades son las que priman en las sociedades primitivas, medievales
y religiosas? (Puntos 4, 5 y 6)
4. ¿Qué características asume lo hereditario en la clase política? (Punto 7)
5. ¿A partir de qué elementos se produce el cambio político y social? ¿De qué modo
concluye dicha transformación?

Cap. III
1. ¿Qué se entiende por fórmula política? ¿Cuál es su principal característica?
2. ¿Qué tipos de fórmulas políticas menciona Mosca?
3. ¿En qué se fundas las diferentes fórmulas políticas?
4. ¿Qué papel jugaron las religiones en la historia?
5. ¿Cómo caracteriza el autor al Estado Feudal?
6. ¿Cuáles son las características que Mosca le atribuye al Estado Burocrático?

Segunda parte, cap. VI (189 a 198)


1. ¿Cuáles son los antecedentes y orígenes de la doctrina basada en la clase política?
2. Mencione las causas por las que la doctrina basada en la clase política retardó su
difusión. (Punto 2 y 3)

Segunda parte, cap. IX (257 a 293)


1. ¿Cuáles son los principios y tendencias que caracterizan a toda clase política?
2. ¿Qué tipo de sociedades se organizaron políticamente bajo el principio autocrático y
liberal? Menciónelas.
3. ¿Qué características asume el principio liberal?
4. ¿En qué consiste la tendencia democrática?
5. ¿Cómo opera la tendencia aristocrática?
6. ¿Cómo considera Mosca tiene que ser la dinámica de las distintos principios y
tendencias?

Vilfredo Pareto, “Los Sistemas Socialistas”, Introducción.

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1. ¿Cuál es la tarea de la ciencia y cómo se concibe al hombre? ¿Qué relación se establece
entre la ciencia y los sentimientos?
2. ¿Qué comentarios realiza Pareto sobre los principios de fisiología social y las jerarquías
sociales?
3. ¿Cómo describe (significado, composición, cualidades, decadencia, renovación, etc.) el
autor el movimiento de las elites?
4. ¿Qué tipo de motivos determinan la acción social y qué relaciones posibles se establecen
entre lo objetivo y lo subjetivo?
5. ¿En qué consiste la crítica al Materialismo Histórico?
6. ¿Cómo se desarrolla el movimiento de circulación de las elites? ¿Qué criticas realiza
Pareto a los historiadores?
7. ¿Cómo caracteriza al Derecho?
8. Sintetice los ejemplos de circulación de elites descriptos en la historia de Roma y la
iglesia en la edad media y del Socialismo en ese momento.

V. Investigaciones empíricas sobre temáticas y autores de la unidad


- LEIRAS, Marcelo (2004): “La organización partidaria y democracia: tres tesis de los
estudios comparativos y su aplicación a los partidos en Argentina”, Revista SAAP, Vol.1
Nro. 3, Buenos Aires, Argentina.
- LEVITSKY, Steven (2004): “Del sindicalismo al clientelismo: la transformación de los
vínculos partido-sindicatos en el peronismo, 1983-1999”, en Desarrollo Económico, Nro.
173, Vol. 44, Buenos Aires, Argentina.
------------------------- (2003): “Una desorganización organizada: estructura y dinámica
interna de la organización partidaria de base del peronismo contemporáneo”, en Política y
Gestión, Vol. 3 Nro. 3, Buenos Aires, Argentina.
- Panebianco, Angelo (1995): Modelos de partido, Ed. Alianza Universidad, Madrid,
España.

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Unidad II

I. Objetivos de la unidad
- Nos proponemos reflexionar sobre:
2. el problema de la guerra en la democracia de masas
2. el vínculo entre democracia y totalitarismo
3. el papel de la ideología y del terror en las sociedades del siglo XX.

II. Introducción a la temática del totalitarismo de Hannah Arendt

Una aproximación al concepto de totalitarismo

En la reflexión política de Hannah Arendt la experiencia totalitaria constituyó un


suceso central. Por otra parte, dicho fenómeno reconoce como contexto político la
emergencia y consolidación de las democracias en sociedades masificadas, siendo aquel un
fenómeno político inédito y específico que tuvo lugar durante el siglo XX. Efectivamente,
las experiencias políticas totalitarias constituyeron un punto de inflexión en la teoría
política del siglo XX, transformando así las formas de abordar y comprender la democracia
de forma definitiva.

El fenómeno totalitario

¿A qué nos referimos cuando se plantea el tema del totalitarismo? ¿Cuál es su


singularidad? ¿A qué tipo de situaciones alcanza dicho término? ¿Fue ilegal el orden
totalitario? ¿Tuvo lugar en condiciones de desconocimiento ciudadano, a sus espaldas?
Estos son, al menos parcialmente, los principales interrogantes que pretende dar respuesta
Arendt en el volumen “Los orígenes del totalitarismo”.

El fenómeno del totalitarismo difiere conceptualmente respecto de las anteriores


formas de opresión política como la tiranía y el despotismo. Estos términos fueron

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extensamente tratados por la filosofía política, prácticamente desde su nacimiento
disciplinar. Sin embargo, no sucedió lo mismo con el totalitarismo, ya que, como plantea
Arendt, es un término que tuvo su emergencia durante el siglo XX. ¿A qué razones se debió
esto? ¿Qué posibilitó la emergencia de un fenómeno nuevo, distintivo, y, por lo tanto, que
requirió ser conceptualizado?

Como plantea Yannuzzi (2004) la emergencia de la democracia de masas, a partir de


la ampliación del sufragio universal masculino, a finales de siglo XIX y comienzos del XX,
constituyó una transformación decisiva en el pensamiento político, así como en el escenario
político de los Estados Nación. En este sentido, las transformaciones que ocasionó el
sufragio universal masculino imprimió cambios en la forma de entender la política así
como también en las formas prácticas de la misma.

Con la extensión del sufragio masculino la política dejó de estar restringida al


“pequeño número”1 o a un ámbito integrado por “notables”2 y se amplió a la ciudadanía
masculina mayor de edad. Así, estos nuevos ciudadanos participaban, mediante el voto, de
la selección y formación de la clase gobernante. Estas transformaciones permitieron que las
masas comiencen a participar orgánicamente de la vida política y, dicha regularidad,
constituía toda una novedad en el escenario político ya que sus anteriores intervenciones
habían quedado limitadas a jornadas políticas de carácter revolucionario3.

Por otra parte, el término masa, no se refiere sólo al número sino básicamente al
sentido que asume la política en un período histórico determinado. Desde este momento, la
misma comienza a estar asociada a un tipo particular de creencia. En este sentido, Yannuzzi
(2004) señala que el término “masa” refiere a un tipo de comportamiento psicológico
motivado por lo afectivo, cuya característica principal reside en su espontaneidad y en su
desorganización.

1
Esta expresión fue acuñada por Gaetano Mosca, que refiere a la “clase política”.
2
Weber considera que este término refiere a personas reconocidas socialmente, que viven “para” la política y
no “de” la política. De acuerdo a esto, se plantea que se trata de individuos que tienen su supervivencia vital
asegurada, ya sea por herencia o por el arrendamiento de tierras o propiedades.
3
Nos estamos refiriendo a la revolución francesa de 1789.

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Si la política se encuentra motorizada por cuestiones afectivas y este tipo de
comportamiento se cristaliza en situaciones donde intervienen elementos autocráticas en la
política. En este sentido resulta pertinente formularse la siguiente pregunta: ¿la democracia
de masas puede coexistir con tendencias radicalmente opuestas a su lógica, es decir, con
rasgos autoritarios? Dicho interrogante fue analizado por los autores de comienzo de siglo
20, ya sea por Mosca, Pareto, Michels, Weber o Schmitt y cada uno le dio al mismo una
respuesta diferente. En este caso, lo que cabe señalar es que, a pesar de sus diferencias
teóricas, han planteado la existencia de elementos no-racionales y componentes autoritarios
en la democracia de masas. Estos rasgos pueden observarse de forma emblemática en la
relación líder-masa o en la conceptualización de Weber en torno al liderazgo carismático.

Este fue el contexto político en el que tuvo lugar y se produjo el fenómeno


totalitario: la naciente democracia de masas durante el siglo XX.

El totalitarismo como experiencia histórica

Como se señaló, para Arendt, existe una diferencia teórica sustantiva entre el
fenómeno totalitario y las tiranías o despotismos. En este sentido, considera que el gobierno
totalitario es la única forma en que no es posible la “coexistencia”, ni política ni humana.
Entonces, ¿qué tipo de situaciones conforman el fenómeno totalitario?

Existen dos experiencias que pueden ser calificadas de totalitarias en la historia de


la humanidad: Unión Soviética y Alemania presididas por Stalin y Hitler respectivamente.
En estas constituye un elemento importante “la pura fuerza del número”, es decir, que eran
países muy poblados. Este aspecto diferenciaba al totalitarismo de las dictaduras, que no
controlan suficiente material humano y, por ende, no podían permitirse perder población4.

De acuerdo a lo expresado, el fenómeno totalitario implica la organización política


de las masas, no así de las clases sociales ni de la ciudadanía. En este caso el término de
“masa” remite a personas que se caracterizan por la indiferencia a los mecanismos de

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participación política de la democracia liberal, no siendo susceptibles de ser integradas a
ninguna organización que tenga como finalidad el bien común. No participan ni de los
sindicatos, ni de los partidos, inclusive rara vez lo hacen del acto eleccionario.

En conclusión, el rasgo principal que comparten las experiencias políticas de la


Unión Soviética y Alemania no se vincula con la estructura organizativa de su sistema
político, ni con su orden legal; más bien con una forma de organización política cuyo
resultado es la atomización de la sociedad donde lo que prima es la soledad y el aislamiento
humano.

Los principales rasgos del totalitarismo

Los campos de concentración y de exterminio no fueron inventados por los


regímenes totalitarios. Sin embargo, le adjudicaron un nuevo sentido, convirtiéndolos en
ámbitos donde “todo es posible”. Su propósito no se limitaba a la eliminación física de los
individuos, más bien se trataba de transformar a la personalidad humana en una simple
cosa, bajo condiciones científicamente controladas (Arendt, LOT: 533)

De acuerdo a esto, los campos de concentración no pueden ubicarse en el terreno de


los ejes vida-muerte. Las víctimas eran tratadas como si no existieran, como si se
encontraran desaparecidas en el sentido literal de la palabra. Así, los internados estaban
totalmente aislados del mundo de los vivos. Para lograr esto, Arendt plantea que el primer
paso hacia la dominación total era matar en el hombre a la persona jurídica (LOT: 543).
Para ello, se colocaba a determinadas personas fuera de la protección de la ley situando al
campo de concentración fuera del sistema penal normal, al mismo tiempo que
seleccionaban a los internados fuera del procedimiento judicial normal. A diferencia del
internado en un campo de exterminio, que no posee ningún tipo de derecho, un delincuente
o un criminal se encontraba amparado en un marco jurídico (derecho a juicio, a estar
comunicado, etc).

4
Los países satélites de la Unión Soviética y la Italia de Mussolini no son considerados por Arendt como

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El segundo paso de la dominación totalitaria era el “asesinato de la persona moral
en el hombre”, lo que ocurría cuando el individuo se encontraba en un estado de “soledad”.
Este era un momento en que los lazos sociales se habían destruido y en el que ya no
quedaban testigos para dar testimonio.

Por último, en este proceso de destrucción humana, lo que diferencia a una persona
viva de un cadáver era su identidad. Así, el único refugio que les queda a las víctimas en los
campos de concentración era el aislamiento absoluto de su personalidad sin derecho o sin
conciencia.

Entonces, el fenómeno totalitario no se vincula con un tipo de “… dominación


despótica sino con un sistema en el que los hombres se vuelven superfluos” (LOT: 554). El
poder total se alcanzaba cuando se expropia a los seres humanos su espontaneidad,
convirtiendo su existencia en un mundo de reflejos condicionados. Así, el verdadero
propósito del totalitarismo pareció ser la transformación de la naturaleza humana.

¿Cuál es la dirección de los cambios en la naturaleza humana? ¿Qué queda de la


misma? Arendt señala que el terror no es ilegal, no comete arbitrariedades, más bien se
orienta a “reemplazar los canales de comunicación entre individuos por un anillo de hierro
que los mantiene unidos como si la pluralidad se hubiese fundido en un hombre de
dimensiones gigantescas”. El terror total destruye el espacio de comunicación que existía
entre los hombres y que estaba regulado por las leyes positivas. En este sentido, el
totalitarismo no se circunscribe a cercenar el libre albedrío sino que apunta a destruir la
posibilidad de movimiento, la fuente misma de toda libertad.

Para Arendt, la condición humana se caracteriza por la existencia plural de los


hombres, en cambio, el totalitarismo por la destrucción de dicha condición. Esto se logra,
en primer lugar, construyendo situaciones de “aislamiento” humano, término que se refiere
a la no participación del individuo en la vida pública. La reclusión de la persona a su
mundo privado, no le impedía mantener sus actividades en tanto productor, siendo así,

experiencias totalitarias, sí son dictaduras, cuyo objetivo político consistía en la perpetuación en el poder.

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todavía, artífice del mundo que lo rodea. En segundo lugar, convirtiendo al aislamiento en
“soledad”, término que remite el análisis en el terreno de la vida privada. En este caso, lo
singular del gobierno totalitario fue la destrucción de la esfera privada, instalando
condiciones de desarraigo humano, es decir, un lugar donde los individuos no pudieran ser
reconocidos. En este caso, resulta interesante señalar, que este es el terreno del apátrida y
de la superfluidad humana, de un ámbito que se define por la no pertenencia al mundo.

Finalmente, queda un interrogante pendiente de contestar: ¿el gobierno totalitario


pude sobrevivir a la caída de los regímenes que le dieron vida?

Bibliografía
- Arendt Hannah, “Los orígenes del totalitarismo”, Paidós, 1984, caps. 11,12 y13.

III. Actividad Práctica.

Objetivo pedagógico: identificar temáticas, relacionar conceptos


Temática: el vínculo entre democracia y totalitarismo.
Recurso Didáctico: proyección de la película “La vida de los otros”.
Modalidad de trabajo: individual, entrega de trabajo escrito a realizar fuera del horario
de clase.
Texto seleccionado: Arendt H, “Los orígenes del totalitarismo”, Paidós, 1984, caps.
11,12 y13.

Consignas:
Realizar un informe escrito con formato relacionando las temáticas con los textos
seleccionados y el recurso didáctico. Extensión máxima 1.500 caracteres.

IV. Guías de Lectura de los textos que integran la unidad (Falta Lefort)
- Carl Schmitt, “El Concepto de lo “político”, Folios ediciones, 1984, Págs. 15 a 66.

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1. ¿ Cómo define el autor al Estado? ¿Cómo conceptualiza al Estado Total?
2. ¿ Qué entiende el autor por la específica distinción política? Desarrolle el concepto.
3. ¿ Porqué el autor afirma que los términos políticos poseen un sentido polémico?
4. ¿Qué sucede cuando las contradicciones políticas se dan al interior del Estado?
5. ¿ Cómo distingue Schmitt el concepto de guerra de civil?
6. ¿ Qué entiende éste autor por lucha? Qué sucedería en el mundo si ésta fuese dejada de
lado?
7. ¿ Según éste autor en qué consiste lo “político”?
8. ¿ Cuándo se destruye la unidad política?
9. ¿ Cuál es la unidad decisiva por excelencia?
10. ¿ En qué consiste la Teoría Pluralista del Estado? Qué críticas le realiza el autor?
11.¿Cuáles son las tareas y atribuciones del Estado como unidad política?
12. ¿Cuándo cesa la existencia de un pueblo?
13. ¿Porque no es posible la existencia de un Estado Universal?

- Carl Schmitt: “Segundo Prefacio” (pág. 4 a 22), en Sobre el Parlamentarismo.

1. ¿Qué principios distinguen al parlamentarismo?. Describa sus características.


2. ¿Cuáles son las causas de la crisis del parlamentarismo?. Explíquelas.
3. ¿En qué consiste la “democracia real”? Desarrolle el concepto de igualdad.
4. ¿Cómo concibe el autor el derecho universal masculino y qué diferencia plantea con la
perspectiva liberal?
5. ¿Qué referencia crítica hace el autor respecto del término “igualdad absoluta” tal como
la entiende el liberalismo?
6. ¿Cómo entiende Schmitt: 1. la relación entre liberalismo, democracia y dictadura; 2. El
concepto de Pueblo?

Claude Lefort (1990): “La imagen del cuerpo y el Totalitarismo” en La invención


democrática, Argentina, Ed. Nueva Visión.

1. ¿Cómo define al Totalitarismo el autor?

2. ¿Qué importancia tiene dicho fenómeno político en el siglo XX?

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3. ¿Cómo funciona la negación de la división social en el socialismo? Esto es cómo
funciona la construcción del enemigo, la ideología, el partido y el líder. (pág. 71, 72 y 73)

4. ¿Cómo funciona la organización en los Estados totalitarios? (pág. 74)

5. ¿De qué mutación política surge la experiencia totalitaria?

6. Mencione las principales características de la democracia moderna. ¿Cómo se plantea la


cuestión del poder en democracia?

- Arendt, Hannah (1984): “El Totalitarismo en el poder”, Cap. XIII, en Los orígenes del
totalitarismo, Paidós.
1.- ¿Por qué el totalitarismo es una novedosa forma de gobierno distinta a las precedentes?
2.- ¿En qué consiste el concepto totalitario de ley y su identificación con el hombre? (pág.
562)
3.- ¿Qué son las leyes de movimiento?
4.- ¿Qué lugar ocupa el terror en el gobierno totalitario? ¿Bajo que condiciones se vuelve
total?
5.- ¿Cuál son los objetivos del terror totalitario? ¿Cuál es su efecto sobre la capacidad de
movimiento?
6.- ¿Qué importancia tienen las ideologías para la dominación totalitaria?
7.- ¿Según Arendt en que consiste la ideología? (Pág. 569)
8.- ¿Por qué la idea de la ideología es un instrumento de explicación?
9.- ¿Cuáles son los tres elementos totalitarios propios de toda ideología?
10.- ¿Qué es la tiranía de la lógica?
11.- ¿Qué importancia tienen las experiencias del aislamiento y la soledad para el
totalitarismo?
12.- ¿Cuales son los efectos del totalitarismo sobre la vida privada?

V. Investigaciones empíricas sobre temáticas y autores de la unidad .


- Quiroga, Hugo (1995): El tiempo del proceso, Ed. Homo Sapiens, Rosario.
- Yannuzzi, María de los Angeles (1996): Política y dictadura. Los partidos políticos y el
'Proceso de Reorganización Nacional'. 1976-1982, Editorial Fundación Ross, Rosario.

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Unidad III

I. Objetivos de la unidad
- Nos proponemos reflexionar sobre:
1. La articulación entre democracia y liberalismo
2. El sentido que asume la democracia en tanto régimen político
3. El papel del sistema institucional en el proceso político y las relaciones entre lo político y
lo social

II. Introducción a la relación entre democracia y liberalismo en la perspectiva de


Schumpeter

Liberalismo y democracia constituyen dos tradiciones teóricas diferentes. Mientras


la primera es moderna, la segunda es, más bien, antigua. Cierto es que durante el siglo XX ,
con el ingreso de las masas a la política de forma regular y sistemática, las relaciones entre
ambas tradiciones han variado sustancialmente.

Efectivamente, desde los comienzos del siglo XX la democracia o el valor de la


igualdad primaba sobre liberalismo. Luego, desde mediados de siglo, se produjo un primer
paso en la articulación entre liberalismo y democracia gracias a las teorizaciones de Joseph
Schumpeter. Por último, a finales del siglo pasado, con la crisis del Estado keynesiano o del
Estado de Bienestar, esta relación se ha puesto nuevamente en tela de juicio y se presta a la
controversia teórica.

En occidente el concepto de democracia representativa que se ha instalado fue el


elaborado por Schumpeter en la primera edición de su obra Capitalismo, Socialismo y
Democracia de 1942.

De esta conceptualización, cabe destacar, en primer término, que logra articular


teóricamente las tradiciones del liberalismo y de la democracia, que, anteriormente, se

Cuadernillo de Teoría Política III de la UNL- 18


encontraban en permanente conflicto. Efectivamente, desde la emergencia de la democracia
de masas las cuestiones referidas a la igualdad primaban sobre las de la libertad. Esto es
revertido por Schumpeter, precisamente debido a que logra colocar en un segundo plano y
de forma subordinada al liberalismo los elementos autocráticos – principalmente la relación
de identificación que se establecía por parte de la masa hacia los líderes o las minorías en el
gobierno - que suponía el desarrollo democrático, en un contexto de masas, a fines de siglo
XIX y comienzos del XX, a partir de la reglamentación del sufragio universal masculino.

Así, la conceptualización de Schumpeter sugiere que la democracia no puede


entenderse ni como un tipo de sociedad, ni como un tipo de legitimación. Más bien, tiene
que ser entendida como un régimen de gobierno. De acuerdo a esto, el autor señala que la
democracia consiste en un método político organizado en torno a un sistema institucional
en el que los individuos adquieren el poder de decidir por medio de una lucha de
competencia por el voto del pueblo. (Schumpeter, 1996)

Supuestamente esta definición proporcionaría un criterio eficiente para determinar


cuándo un gobierno o un entramado institucional es democrático o no. A juicio de
Schumpeter esto no era posible con la teoría clásica ya que los términos de “pueblo” y
“bien común” aparecían con un significado ambiguo. En este sentido, para Schumpeter
tiene que prevalecer el criterio de la competencia por el caudillaje, constituyéndose éste
en un elemento central de su perspectiva. En su opinión esta definición “… deja todo el
espacio que deseemos para un reconocimiento apropiado del hecho vital del caudillaje”
(Schumpeter, 1996: 344). Siguiendo esta reflexión, la competencia por el caudillaje es
concebida de forma análoga a la competencia que se da en la esfera económica, inclusive
esta libertad se encuentra expresada en términos de iniciativa privada5. En definitiva,
Schumpeter considera que “todo el mundo es libre de entrar en competencia por el
caudillaje político, presentándose al electorado …” (Schumpeter, 1996: 346).

En segundo término, la conceptualización elaborada por Schumpeter señala que la


función del electorado y, por lo tanto de la ciudadanía es la de crear y disolver un

Cuadernillo de Teoría Política III de la UNL- 19


gobierno, lo que significa aceptar o rechazar un líder o un grupo de líderes para el gobierno
de la sociedad. Este aspecto también ocupa un lugar relevante en la reflexión de
Schumpeter, ya que lo que decide la ciudadanía es el hombre que la acaudillaría a partir del
procedimiento electoral. En este sentido, no es menos cierto que la única instancia de
fiscalización que tiene la ciudadanía hacia la clase política o dirigente se encuentra
delimitada o reducida a su no-reelección en el momento eleccionario.

En tercer término, se observa que Schumpeter no ignora que ni un método político,


ni su institucionalidad, pueden funcionar por si mismos, por lo que este tiene que estar
dotado de sentido a partir de un principio o de ideas. Por ello señala que para que exista
competencia por el caudillaje es preciso que existan libertades civiles: libertad de
expresión, de tránsito, de reunión, etc.

En cuarto término, Schumpeter le asigna importancia al papel de las creencias en el


accionar político de un contexto democrático, caracterizado por la reglamentación del
sufragio universal masculino. En este sentido, indica que “… no hay que olvidar que los
fenómenos de psicología de las multitudes no están confinados en modo alguno a las turbas
que bullen en las calles estrechas de una ciudad latina. Todo parlamento, toda comisión,
todo consejo de guerra compuesto de una docena de generales sexagenarios, muestra,
aunque sea en una forma atenuada, alguno de los rasgos que aparecen tan claramente en el
caso de la chusma, especialmente un sentido de responsabilidad reducido, un nivel inferior
de energía intelectual y una sensibilidad mayor para las influencias extrapsicológicas.”
(Schumpeter: 329, 1996)

En relación a este punto, Yannuzzi (2004) entiende que Le Bon marcó,


teóricamente, un punto de inflexión planteando que el comportamiento de masa no tenía
que ser visto en términos de criminalización ni como una excepción en la vida política
moderna, sino, más bien, como una situación regular de la misma. Esto también fue

5
En la nota nro. 6 al pie de página (Schumpeter, 1996: 346) aclara que “libre” implica que todo el mundo
tiene la libertad para poner una fábrica de tejidos.

Cuadernillo de Teoría Política III de la UNL- 20


conceptualizado por Mosca, Pareto, Michels6 y Weber, y le permitió a Schumpeter plantear
la existencia de una “voluntad fabricada”, que es elaborada por los líderes y partidos
políticos e impuesta al electorado gracias a las técnicas de la propaganda comercial. El fin
de dicha propaganda reside en la construcción de una opinión pública.

Por último, el autor enfatiza que esta forma de entender a la democracia como un
método está dedicada a los países industrializados y en sociedades donde se dan requisitos
para que el mecanismo sea exitoso: burocracia con espíritu de cuerpo, presencia de
especialistas, etc.

Bibliografía:
- Shumpeter Joseph (1996): Capitalismo, Socialismo y Democracia, Vol. II, Folios,
Barcelona, cap. 20 al 23.

Introducción a la relación entre democracia y capitalismo en el enfoque de


Dahl

Dahl establece una relación positiva entre capitalismo y democracia, esto no implica
negar los conflictos sociales ni las desigualdades. Sin embargo, se observa que en la
reflexión de Dahl el elemento político tiene siempre mayor peso y autonomía respecto de
los elementos socioeconómicos.

En términos generales, Dahl considera que la democracia constituye uno de los


principales sistemas políticos que ha sobrevivido en contextos donde prima la economía de
mercado capitalista (Dahl, 1999). Cierto es que se piensa que las consecuencias sociales y
políticas de la economía de mercado favorecen el desarrollo de la democracia. En este
sentido, la libertad individual, la búsqueda de beneficio personal que singularizan a la
economía de mercado han mejorado las condiciones de vida, reduciendo la pobreza en el

6
Un análisis exhaustivo acerca de la presencia de los elementos no-racionales en la democracia de masas
puede encontrarse en Yannuzzi 2004 y 1993.

Cuadernillo de Teoría Política III de la UNL- 21


largo plazo, lo cual hace suponer que habrá una cantidad menor de conflictos sociales y
políticos.

¿Cómo funciona la economía de mercado capitalista? Existe una maximización del


beneficio individual. Esto ocurre en los agentes de la esfera económica, las empresas y los
trabajadores y administradores. Ambos son considerados bajo la lógica de los actores que
obran racionalmente. En el caso de las empresas de propiedad privada, su objetivo consiste
en obtener un beneficio económico particular, ya sea en la forma salario, bienestar,
intereses, renta, etc. Y, en el caso de los trabajadores y administradores se considera un
razonamiento similar. Estos maximizan sus beneficios personales mediante las decisiones
que toman. Es posible con este razonamiento que las decisiones que tomaron los
trabajadores fueron las mejores en ese momento dado, de acuerdo a la situación de
mercado. Porque en esta reflexión ambos actores – empresas y trabajadores y
administradores – se encuentran en un contexto en el que el mercado es el que se ha erigido
en el principal coordinador de la sociedad.

Por otra parte, cabe destacar que para Dahl la economía de mercado capitalista crea
una capa intermedia, o un amplio estrato intermedio de propietarios interesados en buscar
educación, bienestar, autonomía, libertad personal y, también, Estado de derecho y la
participación en el gobierno. Este estrato constituye el reaseguro que evita la constitución
de un gobierno autoritario, debido a que la constitución de este estrato social tiene efectos
descentralizadores y de diversificación social.

Es cierto que la economía de mercado genera desigualdad. Sin embargo, este


término alude a una desigualdad en la distribución de recursos políticos. Con esto Dahl
hace referencia a la información, organización, prestigio, riqueza, etc. Dicha desigualdad
atenta contra el concepto de democracia, cuyo núcleo funciona en torno a la igualdad
política en la medida en que una mala distribución social de estos recursos redunda en que
determinados ciudadanos obtengan una influencia significativa mayor que otros sobre
decisiones y acciones del gobierno.

Cuadernillo de Teoría Política III de la UNL- 22


El Estado no puede estar ausente en esta reflexión. Al mismo se le asigna un papel
secundario donde el papel principal es cubierto por el mercado. En este sentido, la función
del Estado consiste en crear un entorno propicio para el accionar del mercado.

En definitiva, la lógica de la economía de mercado capitalista favorece el desarrollo


democrático, ya que mejora las condiciones de vida, reduce la pobreza, lo cual redunda en
un positivo desarrollo de la democracia. A mayor bienestar económico, mayor son los
recursos políticos para resolver los conflictos sociales.

Bibliografía:
- Dahl, Robert (1999): La democracia. Una guía para ciudadanos, Taurus, Buenos Aires,
Argentina.

III. Actividad Práctica.

Objetivo pedagógico: identificar temáticas, relacionar conceptos

Temática: La democracia como régimen político.

Recurso Didáctico: lectura y comprensión del Informe sobre desarrollo humano 2002,
PNUD 2002, Mundi-Prensa, Madrid.

Modalidad de trabajo: grupal, taller de discusión.

Texto seleccionado: Shumpeter Joseph (1996), Capitalismo, Socialismo y Democracia,


Vol. II, Folios, Barcelona, cap. 20 al 23.
Dahl Robert (1999), La democracia, Una guía para ciudadanos, Taurus, Buenos Aires,
cap. XVIII, XII y XIV.

Cuadernillo de Teoría Política III de la UNL- 23


Consignas
Relacionar los textos con el Informe, establezca las relaciones entre ambos marcos
teóricos. Exposición y discusión en el aula.

IV. Guías de Lectura de los textos que integran la unidad


Autor: Joseph Schumpeter
Bibliografía: “Capitalismo, socialismo y democracia”, Ed. Folio, Barcelona, España, 1996.
Capítulo 20
- De la relación entre socialismo y democracia: ¿qué plantea Schumpeter?
- ¿Cómo define el autor a la democracia?
- ¿Qué acepciones del concepto de “pueblo” menciona Schumpeter? ¿Cuál es la función
que le asigna a este en un gobierno democrático?

Capítulo 21
- ¿Qué problemas presenta la noción de “bien común” y de “voluntad general” en la teoría
clásica de la democracia para Schumpeter?
- ¿De qué forma entiende el autor la presencia de elementos extrarracionales o no-
racionales en el comportamiento político?
- ¿Qué se entiende por “voluntad fabricada”? ¿Qué vinculación tiene este concepto con la
presencia de elementos no-racionales en la política?
- Enumere las razones que menciona Schumpeter respecto de la supervivencia de la teoría
clásica de la democracia.

Capítulo 22
- ¿Qué definición brinda Schumpeter de democracia? Describa sus principales
características.
- ¿Cuál es la función del Parlamento y del gabinete en un gobierno democrático?
- ¿Qué función le asigna al electorado?
- ¿Qué es lo que distingue a los partidos políticos?

Cuadernillo de Teoría Política III de la UNL- 24


Capítulo 23
- Describa las condiciones para el éxito del método democrático.
- ¿Qué relación establece el autor entre capitalismo y democracia?
- ¿Cómo piensa Schumpeter la relación entre socialismo y democracia?

V. Investigaciones empíricas sobre temáticas y autores de la unidad


- NUN, José (2000): Democracia: gobierno del pueblo o gobierno de los políticos, Ed.
FCE, Buenos Aires.
---------------- (1997): "La ciudadanía política no está asegurada si no se dan determinadas
condiciones sociales", en Hacia un nuevo consenso democrático. Conversaciones con la
política, en Quiroga, Hugo y Iazzetta, Osvaldo (comp.), Ed. Homo Sapiens, Rosario,
Argentina.
- O´DONNELL, Guillermo (2003): “Democracia, Desarrollo y Derechos Humanos”, en
Democracia, desarrollo humano y ciudadanía, comp. O´Donnell, Guillermo; Iazzetta,
Osvaldo y Cullell Vargas, Jorge, Ed. Homo Sapiens, Santa Fe, Argentina.
--------------------------------- (2000): “Teoría democrática y política comparada”, Desarrollo
Económico. Revista de Ciencias Sociales, Nº 156, Buenos Aires, IDES; (1997): “Hoy ser
progresista es ser liberal y viceversa”, en Quiroga, Hugo y Iazzetta, Osvaldo (Comp.),
Hacia un consenso democrático. Conversaciones con la política. Ed. Homo Sapiens,
Rosario.
- ---------------------------- (1993): “Acerca del Estado, la democratización y algunos
problemas conceptuales. Una perspectiva latinoamericana con referencias a países
poscomunistas”, Desarrollo Económico, vol. 33, Nro. 130, Buenos Aires.

Cuadernillo de Teoría Política III de la UNL- 25


Unidad IV

I. Objetivos de la unidad
- Nos proponemos reflexionar sobre:
1. La cuestión de la hegemonía y la cultura
2. El lugar de la sociedad civil
3. La vía democrática al socialismo

II. Concepto de Estado en Gramsci.

Portantiero en “Los Usos de Gramsci”, planteó que la teorización de Gramsci se


inscribe en una “sociología de las transformaciones del Estado capitalista y de la política
burguesa”. En este sentido, los ejes de problematización de Gramsci son dos, las
características de la crisis, pensada como contradicción económica, que es por medio de un
solo movimiento orgánico contradicción política: conflicto y compromiso de clases,
equilibrio y desequilibrio de fuerzas. Y, por otro lado, el eje que prioriza el cambio en la
situación de las masas, las consecuencias de su activación, de su participación.

Gramsci concibe al Estado no como mero "instrumento" de la clase dominante sino


como el lugar donde esta se unifica y constituye para materializar su dominación gracias a la
complejidad de mecanismos que garantizan el consentimiento de las clases subalternas.
Efectivamente, el autor advierte que, dado que la clase burguesa se divide en una infinidad
de capas con intereses eventualmente contradictorios, signadas por la competencia que
impone el capitalismo, necesita de un Estado unificador que recomponga jurídica y
políticamente su propia unidad. El Estado, lejos de poder ser manipulado a voluntad por la
clase dominante, como una maquinaria exterior a ella, juega un papel central en su
unificación-constitución.7 ( Buci- Gluckman: 1975; 171).

7
Es interesante destacar como esta concepción anti-instrumental del
Estado es posteriormente desarrollada por Poulantzas en varios de sus
trabajos.

Cuadernillo de Teoría Política III de la UNL- 26


De ahí que la cuestión central no esté sólo en identificar la pertenencia de clase del
personal del Estado, ni puedan cifrarse esperanzas en su remoción para cambiar el carácter
capitalista del mismo. Para Gramsci se trata, entonces, de la destrucción del aparato de
Estado y de las relaciones sociales que le dan sustento.

La visión del Estado ampliado requiere también de una reformulación del concepto
de hegemonía, siendo ésta uno de los aportes más significativos a la teoría del Estado
capitalista contemporánea. Más allá de contradicciones y debilidades ya muy bien señaladas
por diversos autores, es preciso destacar como, al indagar sobre el aspecto consensual de la
dominación, Gramsci realiza un invalorable aporte para desentrañar la complejidad de la
dominación burguesa en las sociedades de capitalismo desarrollado, que a su vez provee
interesantes herramientas para analizar las sociedades periféricas como la nuestra. En este
sentido, analiza que la supremacía de la burguesía en el capitalismo desarrollado no se debe
únicamente a la existencia de un aparato de coerción (Estado en sentido restringido), sino a
que logra mantener su poder mediante una compleja red de instituciones y organismos que
en el seno de la sociedad civil que, además de organizar/expresar su propia unidad como
clase, organizan el consenso de las clases subalternas, para la reproducción del sistema de
dominación.

La existencia del sufragio universal, de partidos de masas, de sindicatos obreros, de


variadas instituciones intermedias, además de la escuela y la iglesia, formas todas en que se
expresa la complejidad de la sociedad civil capitalista de Occidente, hablan del denso
entramado de relaciones sociales que el desarrollo de las fuerzas productivas ha permitido
construir. La supremacía, entonces, es algo más que la mera disposición de los aparatos
represivos del Estado, y se expresa en formas que exceden los límites del Estado en sentido
restringido, para abarcar al conjunto de la sociedad civil.

En este autor debemos entender que el Estado constituye un todo complejo de


actividades prácticas y teóricas, con las que la clase dirigente no sólo justifica y mantiene
su dominio, sino también logra obtener el consenso activo de los gobernados. El Estado es

Cuadernillo de Teoría Política III de la UNL- 27


una totalidad orgánica de dos momentos a veces contradictorios: dictadura y hegemonía;
dominación y dirección. Ciertamente, esta distinción gramsciana no puede conducirnos a
creer en la existencia de fenómenos separados: el estado como dictadura de clase y el
estado como sociedad no son más que dos momentos reales y activos de un mismo
fenómeno general y expresa que la supremacía de una clase social se manifiesta en dos
planos diferentes: como dominio y como dirección moral e intelectual.

Cada Estado es ético, en cuanto una de sus funciones más importantes es la de


elevar a la gran masa de la población a un determinado nivel cultural y moral, que
corresponda a las necesidades de desarrollo de las fuerzas productivas y por consiguiente, a
los intereses de la clase dominante, la escuela: función educativa positiva; tribunales:
función educativa represiva, ambas son las actividades estatales más importantes en tal
sentido. De acuerdo a esto, el Estado se encuentra definido como sociedad política +
sociedad civil; es decir hegemonía revestida de coerción.

El concepto de Sociedad Civil

Gramsci introduce una innovación respecto a toda la tradición marxista: la sociedad


en este autor no pertenece al momento de la estructura, localizándose en el plano de la
superestructura: el que se puede llamar de la sociedad civil, es decir el conjunto de
organismos vulgarmente llamados privados y el de la sociedad política o estado y que
corresponden a la función de hegemonía que el grupo dominante ejerce en toda la sociedad
y a la de dominio directo o mando que se expresa en el estado o en el gobierno jurídico.

¿Por qué amplía la noción de Estado incluyendo a la sociedad civil? Más allá de las
contradicciones que aparecen a lo largo de todo el trabajo carcelario de Gramsci, como muy
bien advierte Perry Anderson (1977), en torno a los conceptos de Estado, sociedad civil y
hegemonía, es importante destacar que Gramsci, ahondando en esta problemática, pretende
advertir que el fenómeno de la dominación en las sociedades capitalistas modernas es un
proceso complejo en el que además de los aparatos de coerción, que representan una especie
de "límite último" que garantiza la pervivencia del orden burgués, interviene toda una serie

Cuadernillo de Teoría Política III de la UNL- 28


de mecanismos de transmisión ideológica tendientes a lograr un consenso que le otorga
bases más sólidas a la dominación.

Tanto en Gramsci como en Marx, la sociedad civil representa el momento positivo,


pero mientras que en Marx este momento es estructural, en Gramsci se encuentra en la
superestructura. Para el italiano la constitución jurídico-político influencia a lo económico,
la sociedad civil es hegemonía ético y cultural de un grupo social sobre toda la sociedad,
como contenido ético del estado.

¿Qué es la crisis?

Para Gramsci establecer las razones de a crisis implica desentrañar las relaciones
economía-política, entre estructura y superestructura, es decir, el problema central del
materialismo histórico. La crisis no es puramente económica, ni política, el autor utiliza el
concepto de crisis orgánica, haciendo referencia a un proceso largo y complejo.

La crisis orgánica es del estado en su conjunto, es una crisis del modo en como se
había establecido hasta entonces el compromiso entre dominantes y dominados, esta
implica la saturación de la clase burguesa, no sólo no asimila nuevos elementos sino que se
disgrega. En estas contradicciones lo que se ha producido es una separación de la sociedad
civil y sociedad política: se planteó un problema de hegemonía. En este proceso social los
orígenes se complican y superponen. La crisis significa la muerte de lo viejo y lo nuevo no
termina de nacer, siendo la gran preocupación gramsciana la de dilucidar las nuevas
tendencias que la crisis generaría.

Introducción a la perspectiva de Estado capitalista en Poulantzas

La obra de Poulantzas constituye un punto ineludible en el marco de la producción


del marxismo, ya que se dedica a teorizar sobre el concepto de Estado capitalista,
analizando sus transformaciones y la forma en que se requieren los mecanismos de la

Cuadernillo de Teoría Política III de la UNL- 29


democracia representativa y las libertades liberales para que la lucha política de las masas
populares se propongan la experiencia política del socialismo. Finalmente, este autor para
la vía democrática al socialismo rescata el tipo más antiguo de democracia: el que se
expresa en los diferentes mecanismos de la democracia directa a través de la participación
de las masas.

Para esto resulta de vital importancia la concepción de Estado capitalista, la forma


en que entiende la materialidad institucional del mismo y las relaciones que se establecen
entre democracia y socialismo.

El Estado como condensación de relaciones de fuerzas


Para Poulantzas es importante ya que se impone la tarea de construir una teoría del
Estado capitalista que reconozca las diversas transformaciones que este ha experimentado.
De nada sirve tener una visión exclusivamente economicista. Por ello, se plantea captar la
especificidad de la dominación política y de la lucha de clases a lo largo de las
transformaciones que va experimentando el Estado capitalista, incluso la forma distintiva
que adquiere este en cada país.

Una teoría del Estado capitalista tiene que explicar la metamorfosis de su objeto, se
debe partir de las relaciones de producción, de la estructura misma del Estado capitalista, y
cómo la misma se reproduce de modo diferente en las luchas de clases. En este caso se
insiste “… en captar la inscripción de la lucha de clases, y más particularmente de la lucha
y de la dominación política, en la armazón institucional (en este caso, la de la burguesía en
la armazón material del Estado capitalista) de manera que logre explicar las formas
diferenciales y las transformaciones históricas de este Estado. También aquí el Estado tiene
un papel orgánico en la lucha y la dominación política: el Estado capitalista constituye a la
burguesía en clase políticamente dominante. Es cierto que la lucha de clases tiene la
primacía sobre los aparatos, en este caso sobre el aparato del Estado: pero no se trata de una
burguesía instituida ya en la clase política dominante al margen o antes de un Estado creado
por ella a su conveniencia, que sólo funcionaría como simple apéndice de esa dominación.
El citado papel del Estado está inscripto igualmente en su materialidad institucional: se

Cuadernillo de Teoría Política III de la UNL- 30


trata de la naturaleza de clase del Estado. Para estudiarla seriamente hay que esclarecer este
papel del Estado, tanto con respecto a las clases dominantes como respecto de las clases
dominadas”. (Poulantzas, 1983: 151)

El Estado y las luchas de clases

Lo interesante a desarrollar en Poulantzas resulta ser las relaciones


diferenciales que establece el Estado con las clases dominantes y su institucionalidad, por
un lado, y, la relación del Estado con las clases dominadas y sus aparatos.

En términos generales, el Estado es una condensación material de relaciones de


fuerzas entre clases y fracciones de clase que se encuentran en disputa. Los intereses de una
clase designan el horizonte de la acción de cada clase con relación a las otras. De modo que
el poder de una clase remite a su lugar en las relaciones económicas, políticas e ideológicas,
lugar que abarca las prácticas de las clases en lucha, es decir, las relaciones no igualitarias
de dominación/subordinación de las clases ancladas en la división social del trabajo.

Con respecto a la clase dominante se destaca que la función del Estado es la de


organizar y representar el interés político a largo plazo del bloque en el poder,
compuesto por varias fracciones de clase burguesas, donde a veces participan clases
dominantes de otros modos de producción pero presente hoy en la formación social
capitalista.

La idea de que el Estado constituye y organiza a las clases dominantes, le abre la


puerta a Poulantzas para plantear la cuestión de la autonomía relativa del Estado. Así la
autonomía relativa remite a la materialidad del Estado y cómo a partir de esta materialidad
puede organizar el interés político a largo plazo de las clases dominantes gracias a la
separación relativa del Estado de las relaciones de producción y de los intereses particulares
de tal o cual fracción de clase.

Cuadernillo de Teoría Política III de la UNL- 31


Entonces, ¿cómo se establece esa política del Estado a favor del bloque burgués en
el poder? Como se observó el autor entiende que el Estado no es sujeto ni objeto, es decir,
ni totalmente autónomo ni un instrumento, más bien concibe una distancia entre la
materialidad institucional del Estado y las fracciones de clase dominante. En este sentido,
un cambio en el poder no repercute directamente en la materialidad del Estado y, tampoco,
un cambio en las relaciones de fuerzas entre las clases se expresa automáticamente en la
materialidad de los aparatos del Estado. Estas transformaciones se cristalizan en el Estado
de forma refractada y diferencial según sus aparatos. En este sentido, el Estado tendría
contradicciones internas que van variando a lo largo del tiempo.

De acuerdo a esto, para Poulantzas “… el establecimiento de la política del Estado a


favor del bloque en el poder, el funcionamiento concreto de su autonomía relativa y su
papel de organización, están orgánicamente ligados a esas fisuras, divisiones y
contradicciones internas del Estado, que no pueden representar simples accidentes
disfuncionales. El establecimiento de la política del Estado debe ser considerado como el
resultado de las contradicciones de clase inscriptas en la estructura misma del Estado
(Estado-relación). Captar el Estado como la condensación de una relación de fuerzas entre
clases y fracciones de clases tal como éstas se expresan, siempre de modo específico, en el
seno del Estado, significa que el Estado está constituido-dividido de parte a parte por las
contradicciones de clase.” (Poulantzas, 1983:159) Así, las fracciones de las clases
dominantes sólo existen en el bloque de poder en la medida en que participan en la
dominación política, lo cual implica su presencia en el seno del Estado.

En lo que concierne a la relación del Estado con las clases populares y sus luchas,
Poulantzas plantea que “Las divisiones internas del Estado, el funcionamiento concreto de
su autonomía y el establecimiento de su política a través de las fisuras que lo marcan, no se
reducen a las contradicciones entre las clases y las fracciones del bloque en el poder:
dependen, igualmente, e incluso sobre todo, del papel del Estado con respecto a las clases
dominadas. Los aparatos del Estado consagran y reproducen la hegemonía estableciendo un
juego (variable) de compromisos provisionales entre el bloque en el poder y algunas clases
dominadas. Los aparatos organizan-unifican el bloque en el poder desorganizando-

Cuadernillo de Teoría Política III de la UNL- 32


dividiendo permanentemente a las clases dominadas, polarizándolas hacia el bloque en el
poder y cortocircuitando sus organizaciones políticas propias.” (Poulantzas, 1983: 169) La
autonomía relativa del Estado es necesaria respecto de las clases y fracciones dominantes
como de las clases dominadas. Para ello impone a las fracciones de clases que integran el
bloque en el poder los compromisos materiales necesarios para el ejercicio de la
hegemonía.

Así, se observa que la armazón institucional del Estado en su conexión con las
relaciones de producción, su organización jerárquico-burocrática, reproducción en su seno
de la división social del trabajo, traducen la presencia específica, en su estructura, de las
clases dominadas y de su lucha. Esto implica comprender que no existe una relación de
exterioridad entre institucionalidad y clases dominadas. Más bien lo contrario. La
organización de los aparatos del Estado (administración, justicia, policía, poder ejecutivo,
escuela, iglesia, etc.) dependen no sólo de las relaciones de fuerza entre las fracciones de la
clase dominante que se encuentran en disputa, sino, de la relación de fuerza entre estas
clases y las masas populares. Esto explica la organización diferencial de los distintos
aparatos del Estado, así como su historia particular.

De acuerdo a esto, la relación entre las fracciones de las clases dominantes con las
clases dominadas es de dominación-subordinación. Esto sugiere que el Estado, al trabajar
en la organización de la hegemonía, por un lado, realiza una tarea de dividir y desorganizar
a las masas populares. Pero, por otro lado, busca el apoyo de las clases dominadas,
logrando establecer cortocircuitos al interior de la clase obrera. A su vez, estas alianzas y
compromisos se cristalizan en la materialidad de los aparatos del Estado. Y, esto fue
posible porque una fracción de las clases dominantes se impuso en su tarea política-
ideológica del Estado con respecto a las clases dominadas.

De todas maneras, la existencia de las clases populares en el seno del Estado no se


materializa a través de aparatos tal como lo hacen las fracciones de clase del bloque en el
poder. Las clases dominantes encuentran su poder expresado en el seno del Estado en la
materialidad de sus aparatos. Mientras que las clases dominadas no existen por intermedio

Cuadernillo de Teoría Política III de la UNL- 33


de estos aparatos, ya que “… el poder de las clases populares en el seno del Estado
capitalista no modificado es imposible, no sólo en virtud de la unidad del poder del Estado
de las clases dominantes, que desplazan el centro del poder real de un aparato a otro tan
pronto como la relación de fuerzas en el seno de uno de ellos parece inclinarse del lado de
las masas populares, sino en virtud también de la armazón material del Estado.”
(Poulantzas, 1983: 172) Con esto se observa que la materialidad de los aparatos del Estado
sólo admite la presencia de las clases populares en su seno sólo en términos de clases
dominadas.

Para Poulantzas es falsa la estrategia de la penetración, como si el Estado fuera una


fortaleza a la que hay que derribar desde una situación de exterioridad. Si es por ello, en
realidad, las clases dominadas siempre estuvieron presentes en los aparatos. Pero, bajo la
forma de la dominación, y donde el Estado siempre tendió a restablecer la hegemonía de la
burguesía.

De acuerdo a esto, la participación de las clases dominadas no puede darse en los


aparatos del Estado, por lo cual tiene que conformar focos de oposición a la clase
dominante, que en largo plazo tenga como fin una transformación radical del Estado y del
poder. “La acción de las masas populares en el seno del Estado es condición necesaria pero
no suficiente, de su transformación.” (Poulantzas, 1983: 173)

“En resumen, las luchas populares se inscriben en la materialidad institucional


del Estado, aunque no se agoten ahí, materialidad que lleva la marca de estas luchas
sordas y multiformes. Las luchas políticas que concierne al Estado, como, más
generalmente, cualquier lucha frente a los aparatos de poder, no están en posición de
exterioridad con respecto al Estado sino que forman parte de su configuración
estratégica: el Estado, como sucede con todo dispositivo de poder, es la condenzación
material de una relación.” (Poulantzas, 1983: 175)

Cuadernillo de Teoría Política III de la UNL- 34


La relación entre democracia y socialismo

La transformación del Estado capitalista sólo es posible, para Poulantzas, a través de


un socialismo democrático, lo cual implica una reconceptualización acerca de cómo se ha
entendido la democracia en el marco del marxismo.

En este sentido, la democracia, entendida en términos de libertades civiles y


derechos políticos, así como democracia representativa, no puede ser reducida a la mera
formalidad o degradada a democracia burguesa, más bien, constituye una instancia política
necesaria e imprescindible para la consecución del socialismo.

Para Poulantzas, en su momento, existían dos experiencias políticas que planteaban


el socialismo democrático, la socialdemocracia tradicional y los socialismos reales. Ambas,
por diferentes razones, presentan un rasgo en común: una profunda desconfianza en la
iniciativa y accionar político de las masas populares. En este sentido, para Poulantzas, la
posibilidad de un socialismo democrático implica avanzar en experiencias autogestionarias
y de democracia de base.

¿Qué concepción de la política expresaban Lenin y la tercera internacional, por un


lado, y la socialdemocracia, por el otro?

Por su parte, Lenin planteaba una vía de llegada al socialismo que consistía en la
instalación de un doble poder. Esto implicaba que el Estado debía ser destruido en bloque
mediante una lucha frontal en una situación de doble poder, donde el Estado capitalista
tenía que ser sustituido por un Estado integrado por los soviets, de carácter transitorio, ya
que sería un Estado en vías de extinción. En este contexto político se entiende que la
democracia representativa y las libertades políticas son reducidas a pura emanación de la
burguesía: la democracia representativa es reducida a democracia burguesa. Para
Poulantzas este es el motivo, utilizado por Lenin, para considerar que ese tipo de Estado
tiene que ser sustituido por otro y extirpado por la democracia directa, practicada por los
soviets en representación del proletariado.

Cuadernillo de Teoría Política III de la UNL- 35


Esta concepción tiene implicancias teóricas y prácticas. Para Poulantzas la
instalación de los soviets, mediante la destrucción del Estado burgués, termina
constituyendo un Estado paralelo y no una democracia directa que reemplaza a la
democracia representativa. Sería un Estado paralelo calcado del modelo de Estado
existente. En realidad, consistiría en un Estado proletario que sería ocupado y dirigido
desde arriba por los que conducen el partido revolucionario único y, dicho partido, funciona
bajo las mismas modalidades del Estado existente. En definitiva, el partido revolucionario
es una réplica del Estado jerárquico y burocrático que desconfía de las iniciativas
populares, cuya cima está ocupada por una elite integrada por expertos. Así, el Estado
estalinista fue un Estado técnico-burocrático.

De acuerdo a esto, la pregunta que se hace Poulantzas es la siguiente: ¿cómo


emprender una transformación radical del Estado articulando la ampliación y la
profundización de las instituciones de la democracia representativa y de las libertades – que
fueron una conquista de las masas populares – con el despliegue de las formas de
democracia directa de base y el enjambre de los focos autogestionarios?

Este interrogante implica revisar la estrategia hacia el socialismo y, con ello, los
conceptos de Estado, poder, democracia.

La vía al socialismo no puede considerar al Estado como una torre de marfil,


concebida de forma aislada de las masas populares. La vía democrática hacia el socialismo
constituye un largo proceso en el cual la lucha de las masas populares no apunta a la
creación de una situación de doble poder efectivo, paralelo y exterior al Estado, sino que se
aplica a las contradicciones internas del Estado. De este modo, la toma del poder sigue
suponiendo una crisis del Estado, pero, la misma acentúa sus contradicciones internas. En
este sentido, el poder no puede ser considerado como una sustancia detentado por el Estado,
al cual hay que arrebatárselo. Más bien, el poder constituye una serie de relaciones de
fuerzas entre diversas clases sociales, que se encuentra concentrado en el Estado. Así, el
Estado no es una cosa, ni un instrumento, sino, el centro del ejercicio del poder político.

Cuadernillo de Teoría Política III de la UNL- 36


Entonces, tomar el poder del Estado significa desarrollar una lucha de masas tal que
modifique la relación de fuerzas internas en los aparatos del Estado, que son el campo
estratégico de las luchas políticas.

Poulantzas, para ello sugiere “ … desarrollar, reforzar, coordinar y dirigir los


centros de resistencia difusos que las masas siempre disponen en el seno de las redes
estatales, creando y desarrollando otros nuevos, de tal forma que estos centros se
conviertan, en el terreno estratégico que es el Estado, en los centros efectivos del poder
real”. (Poulantzas, 1983: 316) La democracia, en este caso, no puede ser entendida como el
ejercicio exclusivo del derecho a votar, o ser reducida a parlamentarismo. Porque la
transformación del Estado tiene que incluir al conjunto de los aparatos y a modificar las
relaciones de fuerzas existente entre las clases y sus contradicciones internas en seno del
Estado. También se tiene que evitar el socialismo autoritario, para ello, es imprescindible
no considerar los derechos políticos y las libertades civiles de la democracia
representativa como mera formalidad, sino, más bien, una condición necesaria para la
estrategia hacia un socialismo democrático.

Entonces, para Poulantzas los derechos y las libertades que implica la democracia
representativa son imprescindibles para el despliegue de movimientos, y el conjunto de
focos y redes autogestionarios a partir de los cuales sería posible una transformación radical
del Estado capitalista. De modo que no puede tratarse de una transformación estatista del
aparato del Estado, esto tiene que estar motorizado por las clases populares.

Poulantzas plantea una perspectiva global de extinción del Estado, así se pregunta
¿cómo establecer una relación orgánica entre las comisiones de ciudadanos y las asambleas
elegidas por sufragio universal?

III. Actividad Práctica .

Objetivo pedagógico: identificar temáticas, relacionar conceptos

Cuadernillo de Teoría Política III de la UNL- 37


Temática: la vía democrática al socialismo.

Recurso Didáctico: elección de un caso nacional o internacional por parte de los


alumnos.

Modalidad de trabajo: individual, entrega de informe final escrito.


Texto seleccionado: Portantiero J.C., “Los usos de Gramsci”, Grijalbo, Buenos Aires.

Consignas:
Relacionar el caso elegido con el texto seleccionado y realizar un escrito (máximo 2
carillas), siguiendo las siguientes preguntas-ejes:
1. Desarrolle el concepto de hegemonía.
2. Cómo se produce la crisis orgánica?
3. Desarrolle el concepto de sociedad política y sociedad civil.
3. Diferencias entre Oriente y Occidente o lucha militar y lucha política.

IV. Guías de Lectura de los textos que integran la unidad


- Poulantzas, Nicos (1983): Estado, poder y socialismo, ED. Siglo XXI, Introducción y
“Hacia un socialismo democrático”.

Introducción (4-49)
1. ¿Cual es la relación que existe entre Estado, poder y clases sociales?
2. ¿Cómo caracteriza el autor la relación entre Estado y economía?
3. ¿Por qué Poulantzas afirma que no es posible una teoría general del Estado, pero si
una teoría del Estado Capitalista?
4. ¿Que papel desempeña el Estado respecto de las relaciones de producción y las
clases sociales?
5. ¿Cuál es el papel positivo que el autor le atribuye al Estado? ¿Cual es la critica que
le realiza a Gramsci y Althusser?

Cuadernillo de Teoría Política III de la UNL- 38


6. ¿Por qué la noción de Estado no puede reducirse al binomio represión-ideología?
7. Por que afirma Poulantzas que “el poder no se identifica y no se reduce al Estado”?
¿Por que no hay lucha y poderes de clase sin Estado?
8. ¿Cuál es la crítica que realiza el autor a la concepción de poder en Foucault?
9. ¿Cómo se organizan el conjunto de las operaciones del Estado en Poulantzas?

- “Hacia un socialismo democrático” (308-326)


1. Para abordar la relación Socialismo- Democracia: ¿qué características presentan las dos
experiencias políticas?
2. ¿ Cuál es el dilema que hay que evitar?
3. ¿Qué particularidades presenta Europa para la vía democrática al socialismo?
4. ¿Cómo plantea Poulantzas la vía democrática al socialismo?

- Laclau Ernesto y Mouffe Chantal (2004), Hegemonía y estrategia socialista, FCE, Buenos
Aires, cap. IV.

1. ¿Cuál es el aporte que realizan los autores al concepto de hegemonía ?


2. ¿Cómo entienden Laclau y Mouffe a la política?
3. ¿Cómo interpretan los autores las relaciones de subordinación, de opresión y
aquellas de dominación ?
4. ¿Cómo se concibe la revolución democrática?
5. ¿Cuáles son los efectos derivados de la intervención estatal?
6. ¿Cómo se explica la relación entre nuevos antagonismos y la revolución
democrática?
7. Desarrolle la noción de democracia radicalizada y plural.

V. Investigaciones empíricas sobre temáticas y autores de la unidad

- ABOY CARLÉS, Gerardo (2005): “Identidad y Diferencia política”, en Tomar la


palabra. Estudios sobre protesta social y acción colectiva en la argentina contemporánea,

Cuadernillo de Teoría Política III de la UNL- 39


comp. SCHUSTER, Federico, NAISHTAT, Francisco, NADARCCHIONE, Gabriel,
PEREYRA, Sebastián, Argentina, Prometeo.
--------------------- (2001): Las dos fronteras de la democracia argentina. La reformulación
de las identidades políticas de Alfonsín a Menem, Argentina, Homo Sapiens.
- BONNET, Alberto (2007): La hegemonía menemista: el neoconsevadurismo en
Argentina, 1989- 2001, Ed. Prometeo, Buenos Aires, Argentina.
- BORON, Atilio (2000): Tras el búho de minerva. Mercado contra democracia en el
capitalismo de fin de siglo, Ed. FCE, Buenos Aires, Argentina.
---------------------- (2003): Estado, Capitalismo y Democracia en América Latina, Ed.
Clacso, Buenos Aires, Argentina.
- THAITES REY, Mabel: "La Nocion Gramsciana de Hegemonia en el convulcionado
fin de siglo", en
http://www.geocities.com/catedragramsci/textos/S_La_nocion_gramsciana_de_hegemonia.

Cuadernillo de Teoría Política III de la UNL- 40


Unidad V

I. Objetivos de la unidad
- Nos proponemos reflexionar sobre:
3. La tensión entre libertad e igualdad desde el punto de vista liberal
2. El problema de la justicia desde el punto de vista liberal en el marco de una las
sociedades democráticas

II. Introducción a la Teoría de la Justicia de Rawls

¿Qué elementos distintivos posee el liberalismo de Rawls? ¿Qué conjunto de


problemas teóricos ha dejado la teoría política sin resolver y, Rawls, considera solucionar?

Al parecer en los últimos dos siglos se observa la continuación de un problema


teórico sin solución: al interior de la tradición democrática han permanecido dos posiciones
en conflicto permanente, por un lado, la representada por Locke que asigna mayor
importancia a lo que Constant denominó “libertad de los modernos”, y, por el otro, la
expresada por Rousseau que asigna importancia a la “libertad de los antiguos”. Para Rawls
“La justicia como equidad procura resolver el conflicto entre estas dos tradiciones opuestas;
primero, proponiendo dos principios de justicia que guíen la realización de los valores de la
libertad y la igualdad a través de las instituciones básicas de la sociedad; y segundo,
especificando un punto de vista desde el cual se pueda apreciar que estos principios se
adecuan mejor que otros principios de justicia conocidos a la idea de ciudadanos
democráticos, considerados libres e iguales.” (Rawls: 30, 1996)

Este desafío teórico es asumido desde una posición “neo-contractualista”, ya que los
autores enrolados en el contractualismo han tenido el mérito de transmitir “… la idea de
que se pueden concebir los principios de justicia como principios que serían escogidos por
personas racionales, y de que las concepciones de la justicia se pueden explicar y justificar
de esa manera.” (Rawls: 29, 1997) Sin embargo, el conjunto de procedimientos –

Cuadernillo de Teoría Política III de la UNL- 41


básicamente el artificio del contrato – por el que se constituiría la sociedad se plantean
como ficciones o recursos teóricos. Debido a esto, la reflexión de Rawls se ubica, tal como
el autor se encarga de justificar, en la tradición teórica contractual desde un lugar
supuestamente novedoso ya que su perspectiva teórica tendría como pregunta orientadora
“¿cómo puede la filosofía política encontrar una base compartida para resolver una cuestión
tan fundamental como la de definir el conjunto de instituciones que aseguren la libertad y la
igualdad democráticas? Quizá lo máximo que se pueda hacer es reducir el espectro de
desacuerdos.” (Rawls: 31, 1996)

Entonces, y de acuerdo a esto, se pueden reconocer elementos que distinguen a este


autor. En primer término, la revisión del contractualismo y su actualización a un contexto
de sociedades democráticas cuyo rasgo principal es el pluralismo de cosmovisiones del
mundo. En segundo término, ofrece un conjunto de procedimientos “no ficticios” para
ordenar la sociedad. En tercer término, el énfasis puesto en el concepto de autonomía
parece sustituir al de propiedad privada que tanto añoran los liberales. Y, por último, la
apelación a elementos conceptuales relativos a la cultura – como ser el término “uso
público de la razón” – que, obviamente, es una temática asociada a la tradición republicana.

De la teoría de la justicia al liberalismo político

Antes de comenzar con la revisión conviene aclarar la pomposidad que expresa el


término ‘teoría de la justicia’ de Rawls. ¿Es una teoría de la justicia? Sencillamente, no. Sí
es, en cambio, una perspectiva teórica que coloca como principal problema del
funcionamiento social la cuestión de la justicia en un contexto histórico específico: el
contexto democrático. En este sentido, esta perspectiva teórica puede ser interpretada como
una forma de reflexionar sobre la cuestión democrática en un contexto de sociedades
diferenciadas y plurales.

Hecha esta aclaración es posible observar cuáles son las principales categorías que
utiliza Rawls para su reflexión sobre la cuestión democrática.

Cuadernillo de Teoría Política III de la UNL- 42


1. La cuestión de la justicia, su prioridad, su objeto.

¿Por qué la justicia se constituiría para la sociedad en una prioridad y no así la


distribución de los bienes de producción? También valdría preguntarse ¿por qué estaría
dispuesta la sociedad a establecer los principios públicos de justicia?

En su principal obra “Teoría de la justicia” (1997), publicada originalmente en


1971, plantea que la justicia constituye la primera virtud de las instituciones sociales así
como la verdad lo es para los sistemas de pensamiento. En este sentido, se le otorga a la
justicia una prioridad que es llevado al plano de la sociedad por lo que “ … los derechos
asegurados por la justicia no están sujetos a regateos políticos ni al cálculo de intereses
sociales.” (Rawls: 17, 1997)

La pretensión de la reflexión de Rawls consiste en observar la forma en que la


sociedad puede establecer “principios públicos de la justicia” en un marco de multiplicidad
de concepciones de bien, y donde dichas concepciones se encuentran en conflicto. En este
caso, estos principios públicos asignarían derechos y deberes básicos y determinarían la
forma correcta de distribución de las cargas y beneficios de la cooperación social. (Rawls,
1997)

Así, el objeto básico de la justicia es la “estructura básica de la sociedad”, y dicha


estructura refiere a instituciones sociales que determinan derechos y deberes así como la
división de los beneficios provenientes de la cooperación social. En este sentido, Rawls
indica que estas instituciones son la constitución política y las principales disposiciones
económicas y sociales. “Así, la protección jurídica de la libertad de pensamiento y de
conciencia, la competencia mercantil, la propiedad privada de los medios de producción y
la familia monógama son ejemplos de las grandes instituciones sociales.” (Rawls: 20, 1997)

2. La imparcialidad de la justicia, su procedimiento y la necesidad de un velo


La elección de los principios públicos de justicia debe hacerse de forma imparcial.
Esto resulta de vital importancia ya que los dos principios de justicia regirían las

Cuadernillo de Teoría Política III de la UNL- 43


instituciones sociales así como todos los acuerdos posteriores así como las formas de
gobierno de puedan establecerse.

Así, la cualidad de la imparcialidad está garantizada por lo que Rawls denomina


“posición original”. Dicha situación de inicia reemplazaría a lo que los autores
contractualistas caracterizaron como “contrato social”, por ello, “… la posición original es
el statu quo inicial apropiado que asegura que los acuerdos fundamentales alcanzados en él
sean imparciales. Este hecho da lugar a la denominación de “justicia como imparcialidad”.
Es claro, entonces, que quiero decir que una concepción de la justicia es más razonable o
más justificable que otra, si personas razonables puestas en la situación inicial escogieran
sus principios en lugar de los de la segunda, para desempeñar el papel de la justicia.”
(Rawls: 29/30, 1997)

¿Qué condiciones caracterizan a la posición original? En este caso, se supone que


resulta ser un acuerdo entre personas libres e iguales (Rawls: 128, 1997). Libres en la
medida en que se conciben a sí mismos como poseedoras de capacidad moral para tener
una concepción del bien. E iguales ya que dichas personas se encuentran en una situación
de simetría y en condiciones de equidad. (Rawls: 51, 1995)

También Rawls entiende que se trata de un recurso de representación en el cual


ninguna persona sabría cuál sería su lugar en la sociedad, su posición, clase o status social,
así como tampoco su suerte en la distribución de ventajas y capacidades naturales.

En la situación de posición original los ciudadanos escogen los principios públicos


de justicia bajo un “velo de ignorancia”. Este término se utiliza con el objeto de desactivar
las contingencias específicas o particulares que terminan colocando a los hombres en
situaciones de desigualdad o sacando provecho de la situación. Así, el “velo de ignorancia”
coloca en una situación en la que los hombres se ven obligados a evaluar los principios de
justicia “ … únicamente sobre la base de consideraciones generales.” (Rawls: 135, 1997)

Cuadernillo de Teoría Política III de la UNL- 44


De este modo, bajo este velo nadie conoce su lugar en la sociedad ni cuál será su
suerte futura en la distribución de talentos o capacidades. Tampoco se da a conocer su
propia concepción del bien, ni su situación política o económica. En este caso las
contingencias del mundo social se encuentran desactivadas.

De conjunto, tanto la posición original como el velo de ignorancia, constituyen para


Rawls, el “punto de vista” a partir del cual se escogen los principios de justicia.

3. Los principios de la justicia

Determinadas las condiciones bajo las cuales la sociedad establecerá una


concepción pública de justicia, es preciso explicitar cuáles son los dos principios de la
justicia para Rawls. Su importancia radica en que el funcionamiento social y sus
instituciones están impregnados por estos.

a. “Cada persona ha de tener un derecho igual al esquema más extenso de libertades


básicas que sea compatible con un esquema semejante de libertades para los
demás.” Y,
b. “Las desigualdades sociales y económicas habrán de ser conformadas de modo tal
que a la vez que: a) se espere razonablemente que sean ventajosas para todos, b) se
vinculen a empleos y cargos asequibles para todos.” (Rawls: 67/68, 1997)

Cabe destacar que cuando se habla de libertades básicas se está haciendo referencia
a la libertad política (derecho de votar y ser elegido) y la libertad de reunión y expresión; la
libertad de conciencia y de pensamiento; la libertad de la persona que incluye la libertad
frente a la opresión psicológica; y el derecho a la propiedad personal y la libertad respecto
al arresto y detención arbitrarios.

Con respecto al segundo principio, se indica que la distribución del ingreso y la


riqueza, no requiere de una distribución igualitaria. Sin embargo, dicha distribución tiene
que ser beneficiosa para el conjunto de la sociedad. En este aspecto, Rawls marca

Cuadernillo de Teoría Política III de la UNL- 45


diferencias, ya de carácter definitivo y no precisamente de carácter filosófico, respecto del
utilitarismo. Así, considera que es necesario achicar la brecha entre los que más
beneficiados y los menos beneficiados – en otro vocabulario los que más tienen y los que
menos tienen8.

De todas formas, el aspecto liberal de este planteamiento salta a la vista ya que se le


da prioridad al primer principio respecto del segundo. “Esta ordenación significa que las
violaciones a las libertades básicas iguales protegidas por el primer principio no pueden ser
justificadas ni compensadas mediante mayores ventajas sociales y económicas. Estas
libertades tienen un ámbito central de aplicación dentro del cual pueden ser objeto de
límites y compromisos solamente cuando entren en conflicto con otras libertades básicas.”
(Rawls: 68/69, 1997)

También cabe destacar que la prioridad de las libertades básicas se encuentra


observada en la Constitución. Así, el primer principio se aplica a la etapa de la convención
constitucional, y, gracias a esto, las libertades políticas, así como de pensamiento y de
conciencia descansan bajo el manto del procedimiento justo. (Rawls: 309, 1995) En
cambio, el segundo principio, que atiende a la igualdad de oportunidades, no puede
incorporarse a la Constitución ya que para Rawls éste tiene que estar sujeto a la tradición y
cultura política de cada país. En este caso, el segundo principio tiene que estar pendiente de
la etapa legislativa.

Sin dudas el segundo principio de justicia es el que más dolores de cabeza y críticas
le ha traído a Rawls. En la Conferencia VIII de Liberalismo Político analiza ejemplos sobre
el papel que cumple la igualdad de oportunidades en una sociedad democrática. Así, en el
caso de las oportunidades laborales que tendría la ciudadanía destaca que los menos
aventajados no tendrían que ser discriminados por cuestiones de sexo o de ética. En otro
caso, el de la venta de productos de consumo masivo entiende que la política económica
tiene que garantizar mercados competitivos.

8
A diferencia del utilitarismo, Rawls no se muestra partidario de sacar un promedio de la producción social

Cuadernillo de Teoría Política III de la UNL- 46


Como se observa la prioridad del primer principio tiene una justificación filosófica
y esta diferencia se extiende a las disposiciones constitucionales. El segundo principio no
pude ser mezclado con el de libertades básicas. Esto se debe a que la diferencia entre ambos
es de naturaleza. El primero garantiza un conjunto de libertades mientras que el segundo la
justa igualdad de oportunidades. (Rawls, 1995)

4. Liberalismo político

Según Rawls el liberalismo es la única doctrina razonable que puede brindar a la


sociedad tanto los valores políticos como los procedimientos necesarios para establecer las
bases para los principios públicos de justicia.

El calificativo “político” es utilizado en diversas acepciones, cuyo conjunto no


presenta contradicciones. Un primer sentido se organizaría en torno a la forma en que se
estructuraría la sociedad. En este caso, Rawls expone que la teoría de la justicia, que
abrazaría al liberalismo, no puede entenderse como filosofía pura o en términos metafísicos
sino, más bien, que la misma tiene un sentido práctico. Así, esta concepción política tendría
como objetivo la “estructura básica de la sociedad”, la que, a su vez, estaría impregnada y
tendría que desarrollar los principios de justicia. Estas instituciones serían de carácter
político, económico y social, cuyo conjunto constituiría un sistema unificado de
cooperación social.

Una segunda acepción tiene como eje la aceptación libre y de forma razonada de
esta concepción política. Y, por último, esta acepción tiene una explicación histórica. En
este sentido, Rawls considera que las ideas fundamentales del liberalismo se entroncan
perfectamente y están implícitas en la cultura política de la sociedad democrática.

De acuerdo a esto, el liberalismo político intenta resolver el siguiente interrogante:


“¿cómo es posible que pueda existir a través del tiempo una sociedad estable y justa de
ciudadanos libres e iguales profundamente dividida por doctrinas religiosas, filosóficas y

de bienes.

Cuadernillo de Teoría Política III de la UNL- 47


morales, razonables, aunque incompatibles entres sí? En otras palabras: ¿cómo es posible
que unas doctrinas comprensivas profundamente opuestas entre sí, aunque razonables,
puedan convivir y afirmen todas la concepción política de un régimen constitucional?
¿Cuáles son la estructura y el contenido que permiten a una concepción política tal obtener
el apoyo de consenso traslapado? Estas son algunas de las preguntas que trata de responder
el liberalismo político.” (Rawls: 13, 1995)

La respuesta a esta verdadera batería de preguntas puede sintetizarse de la siguiente


manera. El liberalismo político sería la única concepción política y, por lo tanto, la única
doctrina razonable en una sociedad democrática, capaz de brindar una base pública de
justificación razonable sobre cuestiones políticas fundamentales. Aquí aparece la distinción
entre la razón pública y la razón privada.

Bibliografía
- RAWLS, John (1997): Teoría de la Justicia, Ed. FCE, Méjico.
-------------------- (1995): Liberalismo Político, Ed. FCE, Méjico.
------------------- (1996): “La justicia como equidad: Política, no Metafísica”, en Revista
Agora Nro. 4, Buenos Aires, Argentina.

III. Actividad Práctica

Objetivo pedagógico: identificar temáticas, relacionar conceptos

Temática: Conceptos de libertad e igualdad. Derechos y neutralidad del Estado.

Recurso Didáctico: distribución de artículos periodísticos. Lectura y análisis

Modalidad de trabajo: grupal, debate y exposición.


Texto seleccionado: Rawls J.,(1995),“Liberalismo Político”, FCE, México, conferencia
1.

Cuadernillo de Teoría Política III de la UNL- 48


,(1995),“Teoría de la Justicia”, FCE, México, págs. 9 a
61.

Consignas
Realizar un informe escrito con formato de ensayo relacionando las temáticas con los
textos seleccionados y el recurso didáctico.

IV. Guías de Lectura de los textos que integran la unidad

Rawls J.,(1995),“Liberalismo Político”, FCE, México, conferencia I.

1. ¿Cuál es la principal pregunta que se realiza el autor?


2. La justicia como imparcialidad: a. ¿qué tradiciones teóricas intenta
reconciliar? y b. ¿cuáles son los principios de justicia?
3. ¿Qué argumentos utiliza Rawls para fundamentar el contenido de una
concepción política liberal de la justicia?
4. ¿A qué alude el equilibrio reflexivo?
5. ¿Por qué la teoría de la justicia es una concepción política?
6. ¿Cómo entiende la sociedad Rawls?
7. ¿A qué aluden la posición original y el velo de ignorancia?
8. ¿Qué se entiende por concepción política de la persona?
9. ¿Qué se entiende por “sociedad bien ordenada”?
10. ¿Cuáles son las tres condiciones que hacen que el liberalismo político no sea
una concepción y si una concepción política de la justicia? Pág. 63.

Cuadernillo de Teoría Política III de la UNL- 49


Unidad VI

I. Objetivos de la unidad
- Nos proponemos reflexionar sobre:
4. El papel de la deliberación en las sociedades democráticas
5. La resolución de la tensión entre libertad e igualdad a favor de la soberanía popular
6. El concepto de “democracia deliberativa”

II. Introducción al término de Democracia Deliberativa de Habermas

Habermas para su conceptualización de la democracia ha revisado críticamente los


clásicos de la teoría política y ha criticado la mayoría de los autores de la teoría social. Lo
positivo de todo esto es que ha conseguido elaborar su propia perspectiva teórica.

1. Visitando a Weber y a Parsons, con el propósito de reformular a Marx

En el segundo tomo de Teoría de la Acción Comunicativa Habermas re-interpreta a


Parsons, Weber y a Marx. En el caso de Parsons plantea que la distinción conceptual entre
“mundo de la vida” y “sistema” se encuentra de forma nítida en Parsons. Sin embargo, en la
perspectiva parsonsiana sobre el proceso de modernización estos conceptos aparecen
fundidos y confundidos. Para Habermas esta cuestión aparece mejor resuelta en Weber
sobre todo cuando caracteriza el proceso de racionalización. En este sentido, Habermas
recupera el diagnóstico realizado por Weber, que enfatiza que en las sociedades modernas
existe una “pérdida de sentido” ya que la religión y la metafísica se desvanecen en tanto
creencias unificadoras de la sociedad. Así, resurge, en un contexto histórico novedoso, la
cuestión del “politeísmo de poderes impersonales”, que revela el problema de competencia
de creencias irreconciliables.

En cambio, Habermas no comparte el diagnóstico final ni la solución teórica que


ofrece Weber. En este sentido, señala no compartir el pesimismo basado en la “pérdida de

Cuadernillo de Teoría Política III de la UNL- 50


libertad” debido al avance resuelto de la burocratización en el orden social. Para Habermas
esto nos orientaría hacia un modelo de la teoría política que hay que evitar y al cual no hay
que resignarse ya que acentúa la tecnificación del mundo de la vida.

Finalmente, la lectura que hace Habermas de Marx es interesante. En realidad, la re-


elaboración del problema marxista, organizado en torno a la alienación, es puesto sobre el
tapete de forma re-considerada y planteada en términos de la “colonización del mundo de la
vida”. ¿Qué quiere decir esto? En resumen, que al interior de la sociedad existen nuevas
líneas de conflicto, que la desintegran y dividen y, que, por ello, resulta imperioso encontrar
un recurso que opere como unificador.

De acuerdo a esto, Habermas presenta como principal problema de indagación lo


siguiente: el mundo post-tradicional ya no cuenta ni con la religión ni con la moral para
cumplir el papel de la integración social. Entonces, qué recurso puede realizar este objetivo.
En término generales, Habermas entiende que existen tres reguladores sociales, el dinero, el
poder administrativo y la solidaridad, y cada uno posee lógicas de acción y sentidos
diferentes (Habermas, 1998).

2. Los conflictos sociales en el Estado Social

Estas cuestiones teóricas generales adquieren particular importancia en el contexto


histórico de la democracia de masas cuyo contenido político es el Estado social. En este
caso, Habermas se pregunta: ¿se han secado las antiguas fuentes de desigualdad?
(Habermas: 493, 1989) En realidad, para el autor han surgido desigualdades novedosas que
no se originan en el plano de la distribución del ingreso. Asimismo, también señala que este
nuevo contexto social ha generado nuevos potenciales de protesta.

Así, “En las sociedades avanzadas de Occidente se han desarrollado durante los dos
últimos decenios conflictos que en muchos aspectos se desvían de los patrones que
caracterizan al conflicto en torno a la distribución, institucionalizado por el Estado social.
Ya no se desencadenan en los ámbitos de la reproducción material, ya no quedan

Cuadernillo de Teoría Política III de la UNL- 51


canalizados a través de partidos y asociaciones y tampoco pueden apaciguarse en forma de
recompensas conformes al sistema. Los nuevos conflictos surgen más bien en los ámbitos
de la reproducción cultural, la integración social y la socialización; se dirimen en forma de
protestas subinstitucionales y, en todo caso, extraparlamentarias; y en los déficits
subyacentes a esos conflictos se refleja una cosificación de los ámbitos de acción
estructurados comunicativamente a la que ya no se puede hacer frente a través de los
medios dinero y poder. No se trata primariamente de compensaciones que pueda ofrecer el
Estado social, sino de la defensa y restauración de las formas de vida amenazadas o de la
implantación de nuevas formas de vida. En una palabra, los nuevos conflictos se
desencadenan no en trono a problemas de distribución, sino en torno a cuestiones relativas
a la gramática de las formas de vida.” (Habermas: 555/556, 1989)

La novedad de los conflictos sociales concuerda para Habermas con su diagnóstico


relativo a la colonización interna del mundo de vida y los nuevos conflictos surgen en los
puntos de sutura entre sistema y mundo de vida (Habermas: 560, 1989). En este sentido, los
problemas sociales se referirían a la calidad de vida, a la igualdad de derechos, a la
autorrealización individual, a la participación y a los derechos humanos.

De acuerdo a esto, la línea novedosa de conflictos sociales no se da en torno a la


explotación social, en términos económicos, ni puede leerse en términos distribucionistas.
Más bien existe un problema relativo a la validez del orden social así como del orden
político. Es decir, un problema de legitimidad.

Entonces, la pregunta que instala provocadoramente Habermas es la siguiente: qué


estrategia teórica se escoge para re-definir las relaciones entre ética y política en un
contexto de democracia de masas. Una respuesta satisfactoria a este interrogante implica re-
significar el liberalismo.

3. El camino de la juridificación
En Facticidad y Validez Habermas interpreta particularmente el proceso de
juridización ocurrido en occidente, en clara alusión al problema weberiano. En este sentido,

Cuadernillo de Teoría Política III de la UNL- 52


la universalización del derecho moderno en instituciones lleva inscripta la posibilidad de
una racionalidad que puede ser entendida en términos de comunicación intersubjetiva.
Claro que esto requiere de una estrategia teórica nueva.

Así, Habermas plantea que la conciencia individual ya no ofrece fundamento


suficiente para la justificación de los derechos naturales que anteriormente estaban
fundamentados por la religión. A su parecer “… la única fuente metafísica de legitimidad la
constituye el procedimiento democrática de producción del derecho.” (Habermas: 646,
1998)

A esta cuestión responden erróneamente, por un lado, la teoría del discurso y, por el
otro, la teoría del derecho, básicamente, el contractualismo. A opinión de Habermas, en
estas estrategias teóricas la ruptura con la forma de entender el derecho natural permanece
incompleta y con ellas no se termina de entender la complejidad que se plantea en la
relación entre moral y derecho. Así, en Facticidad y Validez no sólo se plantea que la
relación entre Estado de derecho y democracia se da una relación históricamente
contingente sino, que, a su parecer, existe una “conexión interna” y “conceptual” entre
ambos términos.

De acuerdo a esto, el proceso democrático vendría a cumplir la función de soportar


toda la carga de la legitimación, asegurando una vinculación entre la autonomía privada y
la autonomía pública de los sujetos jurídicos. Para ello, resulta preciso que los derechos
subjetivos y de carácter privado, para que sean formulados e instalados políticamente,
previamente tienen que ser aclarados en discursos públicos los aspectos que en cada caso
resultan relevantes para el tratamiento igual o desigual de casos típicos así como para
movilizar toda la energía que confiere el poder comunicativo (Habermas: 648, 1998)

Esta nos orienta hacia el modo en que Habermas plantea la relación entre ética,
derecho en su perspectiva sobre la democracia.

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4. La democracia deliberativa como estrategia teórica

La política deliberativa resulta ser la propuesta teórica que Habermas presenta en


tanto forma de regular y dirimir los conflictos sociales en democracias que se desarrollan en
contextos sociales complejos y plurales. Dicha elaboración, es presentada como una
superación respecto de las tradiciones liberal y republicana. Al parecer de Habermas,
estamos ante una innovación teórica de envergadura que resignifica lo viejo, extrayéndole
sus potencialidades analíticas y, a partir de lo cual, se propone algo nuevo.

El liberalismo, por su parte, en el proceso democrático, entiende que la sociedad


funciona como un mercado de bienes y el Estado es reducido a la administración pública.
La ciudadanía se encuentra definida por los derechos subjetivos que los individuos tienen
frente al Estado y a los demás ciudadanos. En el caso de los derechos políticos – elegir
gobernante o presentarse a elecciones, etc. – se considera que poseen una característica
similar: le dan a los ciudadanos la posibilidad de hacer valer sus intereses privados, y
mediante la agregación de otros intereses también privados, se llegaría a la formación de
una voluntad política que influya sobre la administración pública. En lo que respecta a la
forma de concebir el proceso político se entiende que existe una lucha por posiciones, en la
que participan actores colectivos – partidos políticos – y donde priman acciones políticas
estratégicas cuyo fin es el de disponer de la capacidad del Estado. Dicho éxito se encuentra
medido, obviamente, por la obtención de votos.

El republicanismo, por otra parte, y a diferencia del liberalismo, supone que la


política, cuyo ámbito es lo público, representa un factor que constituye a la sociedad. En
este sentido, los miembros de la sociedad logran reconocerse y asumen su recíproca
dependencia reflexionando sobre sus problemas comunes. Habermas destaca que, en esta
tradición, además del Estado y del mercado, aparece otra fuente de regulación social: la
solidaridad. La ciudadanía es entendida en el sentido de las libertades positivas, tanto los
derechos cívicos como los políticos adquieren sentido a partir de su ejercicio en el espacio
público. Esto supuestamente permitiría que la ciudadanía controle la actividad estatal. En lo
que respecta a la naturaleza del proceso político, se asume como importante que la

Cuadernillo de Teoría Política III de la UNL- 54


formación de la opinión y la voluntad política en el espacio público y el parlamento no
obedece a la lógica del mercado sino a las de la comunicación política orientada al
entendimiento. Entonces, la política asume la forma del diálogo, las relaciones sociales
tienen un carácter simétrico y horizontal, y el fin de la política reside en la
autodeterminación ciudadana.

Tanto el liberalismo como el republicanismo adolecen de algo en común: el Estado


aparece como la principal referencia del accionar político. Para Habermas esto es
inconcebible en las sociedades complejas y plurales. A su parecer la política deliberativa
concibe una imagen descentrada de la sociedad, por lo que no puede entenderse que el
desarrollo de la sociedad se oriente hacia un punto cúlmine sea éste el Estado o el mercado.
Con el sistema político sucede algo similar, ya que es considerado un sistema de acción
entre otros (sistema económico, sistema social, etc.), no pudiendo constituirse en la
cúspide, ni el centro del orden social. En la formulación del concepto de “política
deliberativa” se produce un corrimiento del centro de gravedad de las relaciones entre los
reguladores de la integración social y del conflicto como lo son el dinero, el poder
administrativo y la solidaridad.

La política deliberativa reconoce del liberalismo la existencia de prácticas políticas


con un sentido estratégico, es decir, la práctica política entendida en su aspecto por la lucha
por el acceso al gobierno y/o cargos del mismo. Del republicanismo toma la idea de
formación de un espacio público y una esfera de comunicación pública que se caracterizaría
por el diálogo. Claro que, para Habermas, estas soluciones por sí mismas resultan poco
satisfactorias, la primera porque reduce la política a disputa de intereses privados y, la
segunda, porque le asigna de forma exclusiva un aspecto ético a la política confiando en las
virtudes del ciudadano. De acuerdo a esto, la factibilidad de la política deliberativa en
sociedades pluralistas se observa cuando, a partir de las diferentes formas de comunicación
pública, se constituye una voluntad política fruto de acuerdos entre intereses y
compromisos y de las fundamentaciones morales y de la comprobación de lo coherente
jurídicamente (Habermas, 1999).

Cuadernillo de Teoría Política III de la UNL- 55


Claro que esta situación supone una relación interna y conceptual entre Estado de
Derecho y Democracia, que aseguraría un conjunto de condiciones comunicativas
establecidas en procedimientos que se han institucionalizado jurídicamente. Esto le permite
plantear a Habermas una línea de comunicación entre autonomía privada y autonomía
pública. En este sentido, las personas jurídicas sólo pueden ser autónomas en la medida en
que, a partir del ejercicio de sus derechos, la ciudadanía se constituya en la autora de los
derechos que posteriormente deberá prestar obediencia. Ocurre que los sistemas de la
economía y de la administración poseen la tendencia a cerrarse frente a sus entornos y a
obedecer a sus propios requerimientos. Así, los medios de integración social del dinero y
del poder administrativo, destruyen cualquier posibilidad de práctica política común por
parte de la ciudadanía.

En cambio, el medio del derecho es el que permite la realización de la autonomía


ciudadana. Esto es así debido a que en el Estado moderno los procedimientos jurídicos se
institucionalizaron, al mismo tiempo que los procesos informales de la formación de la
opinión y voluntad política. Se entiende que la formación de una red de distintas formas de
comunicación podría estar organizada de tal forma que influya sobre la administración, con
el objeto de dotar sus decisiones públicas de racionalidad. Finalmente, y bajo estas
circunstancias, la administración pública podrá disciplinar al sistema económico frente a
temas socialmente relevantes sin alterar su lógica interna.

Para ello, es preciso que la fuerza integradora de la democracia se extraiga de los


espacios públicos autónomos y de procedimientos de formación democrática de la opinión
y la voluntad política que están institucionalizados en el Estado de Derecho. Estos espacios
públicos autónomos tienen su sede en lo que Habermas llama “mundo de vida”, de donde la
ciudadanía saca los recursos para la deliberación. Así, el diálogo sin coerción y el
entendimiento intersubjetivo que se suceden en el conjunto de comunicaciones públicas
constituyen la piedra de toque de la propuesta habermasiana.

En síntesis, se entiende que con la debida institucionalización de las condiciones de


comunicación en el Estado de Derecho es posible entrelazar la política dialógica y la

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instrumental a través del medio que constituye la deliberación. Las condiciones
comunicativas de la democracia producirían resultados racionales porque en toda su
extensión se llevó a cabo la deliberación. Bajo estas condiciones el término “soberanía
popular” adquiere otro sentido: “… surge de las interacciones entre la formación de la
voluntad común, institucionalizada con técnicas propias del Estado de derecho, y los
espacios públicos movilizados culturalmente, que por su parte hallan una base en las
asociaciones de una sociedad civil alejada por igual del Estado como de la economía.”
(Habermas: 245, 1999).

Bibliografía
- HABERMAS, Jürgen (1989): Teoría de la acción comunicativa, Ed. Taurus, Buenos
Aires, Argentina.
----------------------------- (1998): Facticidad y validez. Sobre el derecho y el Estado
democrático de derecho en términos de teoría del discurso, Ed. Trotta, Madrid, España.
----------------------------- (1999): “Democracia deliberativa”, en La inclusión del otro.
Estudios de teoría política, Ed. Paidós, Barcelona, España.
---------------------------- (1973): Problemas de legitimación en el capitalismo tardío, Ed.
Amorrortu, Buenos Aires, Argentina.

III. Actividad Práctica

Objetivo pedagógico: identificar temáticas, relacionar conceptos del autor.


Temática: democracia deliberativa
Recurso Didáctico: dossier de noticias semanales seleccionado por los docentes.
Modalidad de trabajo: grupal, taller-debate.
Texto seleccionado: Habermas J., (1989). Problemas de legitimación en el capitalismo
tardío, Amorrortu, Buenos Aires, cap. 1.

Consignas:
Relacionar el caso elegido con el texto seleccionado y realizar un escrito (máximo 2
carillas).

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IV. Guías de Lectura

Habermas, Jurgen: (1999): “Tres modelos normativos de democracia”, Primera parte, en Estudios
de Teoría política. La inclusión del otro.Ed. Paidos, Barcelona.

1. ¿Cuál es la diferencia entre la concepción republicana y la liberal de la política, el Estado y


la sociedad civil?
2. ¿Qué importancia tiene el entendimiento entre los ciudadanos para la concepción
republicana?
3. ¿Cual es el concepto de ciudadano para cada tradición teórica? ¿Cuál la diferencia sobre la
libertad?
4. Explique el concepto de derecho para ambas tradiciones.
5. ¿En que se diferencian los liberales y los republicanos sobre la naturaleza del proceso
político? ¿Qué rol ejerce el dialogo para los republicanos?
6. ¿Cuáles son las ventajas y los inconvenientes que presenta el modelo republicano?
7. ¿Qué características tiene la formación democrática de una voluntad común en el modelo
de política deliberativa?
8. ¿Cómo resignifica el autor el papel del Estado para la política deliberativa?
9. ¿A que se refiere el autor cuando habla del desplazamiento del centro de gravedad hacia la
solidaridad?
10. ¿Cómo caracteriza el autor al sistema político?
11. ¿Cuál es la relación entre la opinión pública y el poder administrativo?
12. ¿Como re-interpreta Habermas el concepto de soberanía popular?
13. ¿Qué lugar ocupa el sistema político en la sociedad?

- Habermas, Jurgen (1999): “Problemas de Legitimación en el capitalismo tardío”,


Cátedra, Páginas 19 a 26.

1. ¿Qué es lo que se propone Habermas?


2. ¿Cómo se define la crisis según la teoría de los sistemas?
3. ¿Cómo define Habermas el concepto “crisis sistémica”? ¿A qué aluden los
elementos “integración sistémica” e “integración social”?

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V. Investigaciones empíricas sobre temáticas y autores de la unidad

- Cunill Grau, Nuria (2001): “Nudos críticos de la accountability social. Extrayendo de su


institucionalización en América Latina”, en Controlando la política. Ciudadanos y medios
en la nuevas democracias latinoamericanas, comp. Peruzzotti, Enrique y Smulovintz,
Catalina, Ed. Temas, Buenos Aires, Argentina
- Lo Vuolo, Rubén y Barbeito, Alberto (1993): La nueva oscuridad de la política social.
Del Estado populista al neoconservador, Ed. Miño y Dávila, Buenos Aires, Argentina.

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