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Álbum de Fotos Infantiles
Álbum de Fotos Infantiles
Vemos ahora los ojos de cristal del niño, la mirada en ninguna parte, los
cabellos sucios se mueven con el viento caliente de la tarde. No es uno más, es
uno entre los demás, una criatura salvaje en la ciudad. Se mueven como los
peces, como si todos ellos fueran un solo organismo que deambula y gasta la
vida, la poca vida, en el vagabundeo interminable. Poco a poco, de a uno, de a
dos, van cayendo al mundo de la alcantarilla y ahí se unifican más, se acoplan
como un solo cuerpo y comparten el poco pan y la alegría ácida de su guarida.
Nadie los ve, ni siquiera cuando corretean por las calles y avenidas o se suben
a los árboles de un parque a inhalar una estopa empapada de solvente. No han
dejado de ser niños y eso se alcanza a percibir debajo de esos harapos y esos
gestos endurecidos por la vida perra que les ha tocado en suerte. La
indiferencia de la gente, aunque ellos ya no se den cuenta, los va forjando, los
va llenando con los licores del odio. Mañana o pasado, o en unos pocos años,
tendrán tiempo de hacerse ver por la fuerza, ejerciendo una violencia que si
bien no es aceptable es -si es que se tiene el corazón bien puesto hay que
admitirlo- mucho más que comprensible.
P.S. El juego es un derecho que los niños tienen y que los padres debemos
salvaguardar, fomentar y difundir. Desde que me convertí en papá me di
cuenta de esta verdad de a kilo pero que por mi inmadurez o ignorancia había
pasado siempre por alto. Los padres adquieren un gravísimo compromiso de
salvaguarda que no puede ni debe limitarse a la manutención, pues es de todos
conocido que la formación de una persona reclama más que los elementos
materiales: se requiere, pues, de la presencia y el amor cotidiano. Cuán poco se
escucha hoy en los medios de comunicación sobre estos delicados temas
esenciales, como si nada importara más que la delincuencia de los narcos o las
fechorías legales de la clase política, como si hablar de la formación humana
fuera un asunto menor o franca cursilería.
Tengo dos amigos que no saben aún que son mis amigos, pero que se han
echado a la ruta con tal de ver de primera mano los rostros infantiles y las
voces que noche a noche los arrullan. Se llaman Antón y María y puedes visitar
su sitio de Internet para que entiendas de qué se trata su estimulante proyecto,
un esfuerzo antropológico que va dando ya sus frutos y que va llamando la
atención de la gente sobre los derechos infantiles en materia de juego y
formación.