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By juan re-crivello
This book is a work of fiction. Names, characters, places and incidents are either a
product of the author´s imagination or are used fictitiously. Any resemblance to actual
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No. Pero el uso del veneno a diferencia de las armas esta precedido por un
mayor sigilo y cálculo del despiadado asesino. Por ello nos enfrentamos a un
paciente y duro alegato de quien trabaja escondido en su fe, en su recelo o en
su venganza.
Una línea va separando estos dos aspectos: la impaciencia vital del asesino y
sus métodos históricos para hacer desaparecer a su objetivo y el segundo, es
el terremoto moral que la muerte de un gran filósofo ha llegado como
legado hasta nuestros días, en forma de entender el interior humano o
imaginar la ciencia. Cada vez más, nos interrogamos respecto a la propia
conciencia en relación a otro que opera como reactivo.
Veneno y Líder
El gato estaba mojado, era verde el líquido que manchaba su pata derecha. El
grifo de la pica goteaba sin remedio. En la pecera, un pez carnívoro se había
devorado a los demás y esperaba expectante el error humano de una mano
que entrara para acariciarle. Su mordisco de tiniebla se quedaría un dedo del
vecino. ¡Si hasta daba rabia ver tamaña dejadez!. E l dueño del piso dormía
agitado en un retrete de madera –en el lavabo. ¿La última noche?. Una, o dos
más. La radio estaba zumbando un discurso. Era Perón. Su maratón de
masticar chicle y hablar de la alegría de la clase trabajadora, o de los
descamisados sin roña y paquetes de sabrosos briose en los domingos,
sonaba a cruel. ¿Era aquel, el paraíso?. O el final de 1955.
Un grito -le volvió hacia la nevera. El dedo astillado del visitante -por su pez
hambriento, le tuvo que recoger en hielo. En la pecera se batía un orgulloso
Dios, en un agua bañada de sangre. Agitada. Llena de efímera venganza. Solo
pudo ayudar a llevar a la asistenta social al dispensario. De cuentas de aquello
esa mañana no pudo ir al trabajo. El régimen le dispenso por un accidente
familiar –así ponía el papel que le escribieron. La radio preparaba otro discurso
del líder, de visita en una fábrica de salchichones.
El toxico social fábrica asesinos o maquinas que fagocitan los triunfos. Pero al
llegar a la soledad del hotel, se quitan sus nalgas o sus solapas de cartón y les
invade una cruel soledad.