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EL GESTO EN LA MATERIA

Tras la Segunda Guerra Mundial en el panorama artístico europeo surge una tendencia abstracta de
carácter expresionista conocida como inforrmalismo. En 1952 el crítico francés Michel Tapié utiliza el
término arte otro, por su carácter radicalmente distinto con respecto a cualquier tendencia artística anterior.
En la obra se concede la máxima importancia a lo que es esencial para su existencia, la materia y a los
procedimientos técnicos empleados en su manipulación. La utilización de materiales hasta ese momento no
artísticos, la ausencia de formas reconocibles, la improvisación en la ejecución y sus múltiples posibilidades
de interpretación caracterizan la obra de arte informal.

El Paso fue un grupo fundamental de la vanguardia artística madrileña de los cincuenta formado por
Manuel Millares, Antonio Saura, Rafael Canogar, Luis Feito, Juana Francés, Manuel Rivera, Pablo
Serrano, Antonio Suárez y los críticos Manuel Conde y José Ayllón. Sus integrantes comparten rasgos
de una cierta tradición española como el dramatismo, la sobriedad cromática o la fuerte expresividad, y
utilizan la estética informal para incorporarse al panorama vanguardista internacional en el que obtuvieron
un pronto reconocimiento. En ellos están presentes dos de las tendencias de lo informal, la matérica y la Manuel Millares
gestual. Cuadro 122, 1962

A partir de 1956, la arpillera deja de ser un elemento más añadido a la superficie, para
convertirse en protagonista de las obras de Millares. Mediante un proceso de
construcción y destrucción en la que desgarra, recose, dobla y anuda la tela, crea obras
cargadas de dramatismo, tensión y angustia, acentuada por el contraste cromático del
blanco y el negro al que en ocasiones incorpora el rojo. A partir de los sesenta
incorpora al cuadro materiales de deshecho que contribuyen al relieve cada vez más
acusado de la obra.

La obra informalista de Canogar se encuadra dentro de la tendencia gestual. La pintura,


fuertemente empastada, se aplica en trazos violentos utilizando los dedos o
herramientas como la espátula. Su gama cromática es sobria y los colores más
utilizados son el blanco y el negro. A partir de 1963 al gesto informalista se añaden
elementos figurativos que dan cierto carácter narrativo a la obra.
Rafael Canogar
El accidente, 1963
Martín Chirino se incorpora al colectivo El Paso en 1958. Su escultura recupera la tradición de la
forja y los golpes sobre el hierro se convierten en la expresión del gesto del artista. Las obras de la
sala son piezas lineales de gran simplicidad cuyo desarrollo espacial continúa la tradición del dibujo
en el espacio de Julio González.

El carro pertenece a la serie de herramientas poéticas e inútiles, en alusión a los útiles de trabajo del
hombre del campo. Raíz introduce el predominio de las formas curvilíneas, que se convierten a partir
de entonces en una constante en su obra con la forma de la espiral que recoge de la cultura primitiva
canaria. Las líneas curvas de la escultura se proyectan en varias direcciones con una fuerza
expresiva que sugiere el crecimiento orgánico desde el interior de la tierra.

Antoni Tàpies inicia su etapa informalista con las pinturas matéricas de 1953. Realizadas a partir de
la mezcla de pintura al óleo y polvo de mármol aportan una cualidad física al cuadro que permite
hablar de éste como muro o tapia, una imagen cargada de sugerencias: aislamiento, contemplación,
paso del tiempo, memoria colectiva, lugar para la protesta… En la materia realiza incisiones, provoca
desconchados e incorpora un repertorio de signos característico, con interpretaciones muy variadas
que también tienen una importante función plástica. Cifras y números, letras y el símbolo de la cruz
son los más frecuentes. Martín Chirino
Raíz, 1958

Desde finales de los sesenta los elementos de la realidad adquieren


protagonismo en sus obras. La definición de las formas sustituye a la
indefinición característica de lo informal. Encrostat i cifres hereda del periodo
informalista el interés por la expresividad de las texturas. La superficie, mezcla
de tela encolada, arena y pigmentos, se convierte de nuevo en un muro
desconchado, receptor de grafismos y signos como la serie numérica, la A, la
M, la huella de una pisada o la forma de cruz que compartimenta el espacio.

Antoni Tàpies
Encrostrat i cifres, 1974
Departamento de Investigación y Educación
Textos: Pablo Coca y Teresa Saravia

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