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LA LECTOESCRITURA EN LOS NIÑOS

Tradicionalmente la familia ha descargado la enseñanza de la lectoescritura en la


escuela, pero para que los niños y las niñas disfruten y aprovechen al máximo
esta experiencia, la responsabilidad debe ser compartida entre la familia y los
educadores. Por eso, los padres y las madres pueden ayudar en gran medida a los
menores que están inmersos en el proceso de adquisición de la destreza
lectoescritora con trucos e ideas divertidas.

Tanto escribir como leer son dos de los retos fundamentales en la infancia. Hay
que explicar a los más pequeños que aprender a dominar estas prácticas es un
camino que irán recorriendo a lo largo de años, por ello, es conveniente
motivarles. Hay que transmitirles que llegará un momento en el que descubrirán
y dominarán el placer de comunicarse.

En el colegio, el profesorado les enseñará todos los mecanismos necesarios para


dominar la lectoescritura, pero en casa las familias deben animarles a poner en
práctica lo que van aprendiendo. La familia debe aprovechar cualquier momento
para desarrollar e incentivar el deseo de expresar ideas por escrito.

Sin duda, durante la etapa en la que se acercan a la lectoescritura, es importante


que vean a sus familiares escribir y leer a menudo. Ya sea a mano o en el
ordenador, las madres y los padres deben escribir delante de sus hijos e hijas la
lista de la compra, las citas en la agenda, los planes de reparto de las tareas del
hogar o cualquier tipo de notas, también deben dejarse ver mientras leen. Es
interesante que la familia comente delante de las y los más pequeños lo
interesante que son los libros que están leyendo y que comparta con ellos las
aventuras en las que se introducen gracias a las novelas, cuentos, etcétera.

Se puede estimular la lectoescritura mediante la exploración de conceptos


basados en la interpretación de fotos, dibujos, vídeos, ilustraciones de cuentos,
composiciones musicales y letras de canciones. Las actividades que se lleven a
cabo deberán proveer ejercicios en los cuales se ejercite: hablar, escuchar, leer y
escribir. Por ejemplo, Si los jóvenes escuchan la narración de un cuento se debe
considerar la opción de que escriban sobre éste, (bien sea desde el punto de vista
informativo o desde el punto de vista creativo o lúdico), lean su escrito y lo
comenten.

Los niños y las niñas escolarizadas suelen desarrollar este aprendizaje entre los
cuatro y los siete años de edad, así que no hay que presionarles antes de tiempo
y hay que saber respetar sus tiempos. Los padres, con frecuencia, se inquietan
mucho por saber si su hijo o hija es “normal” en cuanto al uso del lenguaje y el
aprendizaje de la lectoescritura, los progenitores sienten particular preocupación
cuando el compañero de juego parece estar más adelantado que su propio hijo o
hija. Los niños desarrollan la capacidad lingüística y de leer a diferentes ritmos,
así pues, algunos niños pueden desarrollar las capacidades más tarde que otros.

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