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La perinola

La solidaridad
Álex Ramírez-Arballo

"Estoy hasta el copete del ABC" comentó una persona en una de las más populares redes
sociales, tan en boga y tan ciertamente necesarias. Qué es lo que dice el hombre: que no quiere
saber nada más de la masacre de tantas criaturas, mexicanos como él, pero que simple y
llanamente no le importan un comino Es claro que esta actitud no representa un hecho aislado;
todo lo contrario, es común y esperada: la ciudadanía mexicana es mayoritariamente frígida.

Hace falta en nuestro país un cambio radical en materia del ejercicio del derecho a la expresión y
la protesta. La actividad política ciudadana se condena, se autorregula y califica de "grilla"; es
decir, una forma nunca legítima o efectiva de la política. El "grillero" es un gesticulador, un
charlatán que aprovecha -según esto- las necesidades de la gente para su propio beneficio. La
mansedumbre, en cambio, es bien vista, es segura y dignificante. Las personas laboriosas y
ordenadas son meritorias de todo respeto, parece. Sin embargo, yo sigo sosteniendo que en los
jóvenes que salen a la calle para exponer alguna demanda, por más equivoca que fuera, encarnan
un acto bello en sí mismo, el de negar y enfrentar a quienes administran el poder y la violencia.

En un país como el nuestro, en donde sobreabundan las formas más sofisticadas de la injusticia,
demandar el advenimiento de la reconciliación, la justicia y la paz no es, o no debería ser, un
hecho que provocara ira sino todo lo contrario, debería forzarnos a la acción solidaria. Estar
hasta el copete implica que un hombre ha dejado de preocuparse por los demás y se ha centrado
de tal modo en sí mismo que lo que le ocurra a los otros, aún siendo tan espantoso e
impronunciable como el holocausto sonorense, es total y absolutamente intrascendente.

Me parece que éste es el gran tema de nuestro tiempo y no los politiqueos que tan adictivos le
resultan a tantos. La promoción de una cultura de la paz, de una cultura solidaria, es un proyecto
que debería interesarnos a todos los mexicanos en un tiempo de adversidad como el que vivimos.
Los ciudadanos poseemos poderes que ignoramos o preferimos ignorar en nombre de la abulia y
el desinterés más ominoso. Qué Dios nos perdone.
P.S. Siempre quedarán en mi mente unas imágenes difundidas por la televisión nacional y en las
que se observa a un hombre, probablemente un padre de familia, salir de un hospital dando de
gritos el día de la tragedia. Seguramente esa persona se acababa de enterar de la muerte de su
hijo, quizás hasta pudo verlo, calcinado e inmóvil. Algunas personas que permanecían por fuera,
al ver aquella escena tan desgarradora, corrieron a cobijar al desgraciado, abrazándolo y
cubriéndolo, todo en un acto que me habla claramente de nuestro natural instinto de protección.
Ante el horror los seres humanos nos cerramos hacia nosotros mismos, nos vinculamos y
formamos una unidad de todos, una carne común para compartir los dolores. Tengo esperanzas.

Álex Ramírez-Arballo es doctor en literaturas hispánicas por la University of Arizona y actualmente trabaja como
profesor en el departamento de Español, Italiano y Portugués de la Pennsylvania State University. Su correo
electrónico es alexrama@orbired.com y su página web www.orbired.com Además puede establecer contacto con
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